Hacia finales de Marzo del año pasado llegaron a la casa que queda justo frente a la mía, una pareja como 30 años con una niña de más o menos cinco, la bebe es muy agradable y si les soy franco a mí me encantan los críos pequeños, no lo sé, pero pienso que sacan mi lado paternal.
Ella se llama María, tiene 27 años, más o menos 1.70 mts, piel morenita clara, un cabello negro que llega debajo de los hombros, ojitos marrones, agraciada de cara y con una vocecilla delicada, en cuanto a su cuerpo, tetas de medianos poco grande, un culito grande no muy prominente pero en su lugar; su esposo, un remedo de hípster mantenido y holgazán (afortunadamente no es golpeador ni vicioso) que jura trabajar de chef en un restaurante pero que nunca sale de casa más que cuando tantea la hora en que regresa su mujer.
María es estilista profesional, tiene un salón y sale todas las mañanas a trabajar por allí de las 8 de la mañana, misma hora en la que yo me levantaba, a finales de junio entró a unos cursos de actualización por lo que estaba llegando cerca de las 10 de la noche o en ocasiones más tarde; a la bebe la dejaba en casa de su mamá, abuela de la nena, porque su esposo jura que sale a trabajar todo el día, (cosa que no es cierta, yo siempre lo veo salir por allí de las 5 de la tarde y regresar alrededor de las 9 pm), pero en fin no me gusta meterme en donde no me llaman.
Uno de los primeros días en los que María comenzó con los cursos, llegó su mama con la nena buscando a Enrique (el esposo de María) pero no lo encontró al parecer la señora tenía prisa pues no soltaba el móvil marcando y remarcando a quien supongo era María, tanta era su insistencia y se le veía tan consternada que me acerqué a ella, pues ya la conocía, bueno un poco de cuando iba de visita.
- ¿todo bien señora? – le pregunté
- hay! hola Ale, si todo bien, ¿sabes si Enrique salió?
- pues salió hace un rato, a trabajar supongo, ¿necesita algo?
- vas a decir que soy encajosa, pero ¿podrías quedarte con la niña en lo que regresa cualquiera de los dos?, es que tengo bastante prisa
- pues si tiene la confianza para dejármela yo encantado
Me dejó a la niña, y mil un indicaciones y se fue aún con el móvil pegado al oído, yo entre a mi casa con la nena que estaba feliz estaba mi madre, la deje hacer cuanto destrozo se le ocurrió en mi casa hasta que se cansó y se quedó dormida mi madre lo llevo a la cama; María llego especialmente tarde ese día y bastante furiosa con su marido, pues cuando llego después de saludarme y agradecerme por cuidar de su hija rompió en llanto.
La invité a pasar y le ofrecí un vaso con agua para que se calmara pero ella me dijo que si no era molestia le ofreciera un trago de vino, trate de ocultar mi sonrisa y le serví un caballito de tequila lo bebió de golpe y sin hacer gesto, cuando se tranquilizó se disculpó conmigo muy apenada, le dije que no se preocupara que los amigos estábamos para cuando se necesitara y que yo allí estaría siempre, además de que me ofrecí para cuidar a la nena por las tardes cuando su mama no pudiera.
Al parecer tomó mi palabra pues por lo menos tres veces a la semana me quedaba con la niña por las tardes cuando la llevaba su abuela, y cuando María regresaba, se quedaba un buen rato platicando conmigo, tomo tanta confianza que parecía más bien que se desahogaba y buscaba consuelo, por todo lo que me dijo entendí que se casó por el compromiso al quedar embarazada, que no soportaba las holgazanerías de su marido, ni a su marido y que se sentía sola, en más de una ocasión entre las pláticas se nos subieron un poco los tragos, no pasábamos de un par de caricias en las manos o en la cara, besos en la mejilla y abrazos, ella se sentía muy a gusto conmigo y yo trataba de aconsejarla lo mejor que podía o por lo menos ofrecerle consuelo y amistad.
Un viernes por la tarde, María regreso bastante temprano, por lo que vio cuando su esposo apenas se iba a “trabajar” y se puso furiosa, los oí gritarse en un pleito marital, vi como Enrique arrancó su auto y salió derrapando de la privada, al poco tiempo María llamó a mi puerta llevaba a la nena con el pretexto de que se la cuidara un rato, pero inmediatamente me di cuenta que lo que quería era que la escuchara, pues llevaba los ojos rojos por estar llorando, la invité a pasar y accedió, le dije que mi madre no estaba salió regresaba mañana, la nena se dio gusto haciendo desorden, yo le dije a María que no se preocupara que la dejara jugar y me senté a su lado en la sala, no pudo más volvió a romper en llanto la abracé y le dije que se calmara que todo estaría bien.
Me pidió un trago, saque la botella y comenzamos a tomar mientras se desahogaba, en verdad estaba sola, dolida y desesperada esa mujer, estuvimos hablando y bebiendo por alrededor de una hora, hasta que como siempre la nena se cansó de hacer desastres y se quedó profundamente dormida, le improvisé como siempre una cuna con los sillones, María se ofreció a ayudarme a recoger, comenzamos a reordenar y ella siguió hablando valla que necesitaba desahogo y consuelo, nunca había sentido tanta soledad en una persona ni tanta necesidad de compañía que no la juzgara.
Terminamos de reordenar todo, y volvimos a la sala, la niña profundamente dormida, y en la botella lo sufiente para dos shots, los servimos y nos los bebimos de golpe, ambos estábamos muy mareados.
- Ale de verdad que eres un buen amigo – me dijo
Me dio un abrazo tan fuerte y se lo correspondí de igual manera, tal vez por el tequila, o tal vez por el hecho de sentirse entendida, la llevaron a buscar mis labios con los suyos, no tardó en encontrarlos pues yo le facilité la tarea, nos besamos de una manera tan dulce y por un tiempo tan prolongado que nos separamos solo para tomar aire, reaccioné un poco sobre lo que acababa de hacer, pensé en disculparme pero al ver la expresión de María la verdad es que me dieron ganas de seguir, incluso de probar ir más allá de un simple beso.
La volví a besar, pero estaba vez le puse un poco de pasión y lujuria mezclados con un beso que terminó en una batalla de lenguas, la tomé por la cintura y la pegué con fuerza a mí, su respiración se agitó, y sus piernas flaquearon, la cargué y la coloque sobre el único sillón libre, no paré de besarla, comencé a recorrer su anatomía, sin tocar partes privadas, solo un poco por sus piernas, por su cintura, sus brazos, cuello espalda, ella estaba entregada, con sus manos hacia suaves cirulos en mi espalda por debajo de mi playera.
- No puedo aguatar más, quiero hacerte el amor – le dije.
- Ven y hazme tuya – me respondió mordiéndose el labio
La tome de la mano y la levanté del sillón, la hice que me siguiera hasta mi habitación, al llegar la tiré sobre mi cama con suavidad, y luego me lance sobre ella, comencé a besarla y a quitar los botones de su blusa, sin parar de besarla la incorporé un poco y le quite la prenda junto con el sostén, deje al aire sus tetas que ya tenían los pezones duros, comencé a acariciarlos, María empezó a gemir me incitaba a no detenerme, con habilidad le desabotoné su jeans, y al sentirlo libre ella sola se lo quitó, aproveche entonces para comenzar a chupar sus tetas, y con mi mano a acariciar su concha, estaba muy mojada y se inundaba más con cada caricia, traté de deslizar mi mano por debajo de sus bragas para tocar su concha directamente, pero no me dejó, pensé que reaccionaría y me detendría, pero no lo hizo al contrario con fuerza y habilidad me giró para ponerse sobre mí, como montándome.
Siguió besándome con lujuria, con deseo, rápidamente se deshizo de mi playera, besó y mordió mi pecho y siguió bajando, pude sentir el calor de sus exhalaciones en mí ya erecto pene, aún por encima del pantalón, bajó el cierre del mismo y buscó con su mano mi miembro, lo sacó y lo admiro, lo recorrió con sus manos suaves en toda su longitud, me masturbo con delicadeza lo hacía de una manera tan deliciosa que no paré de disfrutar, se detuvo pero solo para sacarme el pantalón y el boxee y después subió mordiendo y arañando mis piernas, acarició mis huevos con su lengua y subió hasta la cabeza de mi falo, yo estaba que reventaba, María comenzó a chupar mi verga con gran deseo, lo hacía con maestría con dedicación al punto que logró meterla por completo en su boca, yo me estaba volviendo loco, movía mis caderas al compás de su mamada, cerraba sus labios a la perfección rodeando el perímetro de mi falo, y con su lengua jugueteaba con la cabeza, cuando creí que no aguantaría mucho más y que terminaría en su boca ella se levantó y se quitó las bragas, me monto nuevamente dispuesta a clavarse sola.
Fue mi turno ahora de no permitirle seguir, me incorporé y la besé, la rodee con mis brazos y luego la giré para recostarla en la cama, la tremenda mamada que me acababa de dar me había puesto a más de mil, y de clavarla terminaría eyaculando muy rápido cosa que no me podía permitir, me dispuse a devolverle el favor, así que baje de sus labios a sus pechos, por su vientre y hasta su concha, estaba exageradamente mojada, y se empapó más al sentir mi lengua recorrerla, la abrí un poco con mis manos y luego introduje mi lengua lo más profundo que pude en esa cueva, ella gemía de placer, lo hacía con tanta fuerza, se sentía verdaderamente entregada, deje su cueva para subir a su clítoris, lo cupé, mordí, lamí y le hice de todo cuanto se me ocurrió para darle placer, María estaba loca de placer y deseo, con sus manos me impedía levantarme de su choncha, yo seguí jugueteando con esa vagina deliciosa, hasta que tuvo un orgasmo que de verdad casi me ahogo allí abajo.
Supe entonces que era hora de consumar el acto, de clavar mi verga en lo más profundo de esa concha deseosa de ser penetrada, me levante y abrí el cajón del buró al lado de mi cama donde compre un par de condones saqué uno y cuando estaba por abrir el empaque María me detuvo.
- No uses condón, quiero sentirte pleno, no hay ningún problema…
Francamente nunca me ha gustado usar condón, pero si lo hago es para cuidarme y cuidarlas, sin embargo cuando se tiene un coñazo con el de María, su petición de no usar protección y la poca conciencia que hay cuando uno está caliente, forman la combinación explosiva de buscar placer al natural.
Me volví sobre ella, le abrí con suavidad sus piernas, su concha pedía a gritos ser penetrada, me puse de rodillas y me incliné un poco para acomodar mi verga en la entrada de esa cueva, apunté la cabeza y luego comencé a taladrarla; mi duro falo entró sin resistencia alguna en su concha, estaba lubricadisima por la gran excitación y el orgasmo que le había dado segundos antes, cuando la clavé a fondo, soltó un gemido y me clavó las uñas en la espalda, inicié un bombeo suave que fue en aumento, conforme al ritmo los gritos y gemidos de placer de ambos también iban en aumento, mi verga entraba y salía casi en su totalidad, así en la posición de misionero, María me regaló otro orgasmo y me pidió no detenerme, nos giramos sin separarnos, ella me montó, lo hacía con destreza, subía y bajaba clavándose mi verga a fondo a la par de hacer círculos con su cadera, iba de adelanta hacia atrás, yo me senté sin parar de clavarla, estuvimos así otro rato, luego la tome por sus piernas casi por sus nalgas y me levante, comencé a clavarla de pie, ella no es muy pesada por lo que no me esforzaba mucho para cargarla, además que claro sabía perfectamente como acomodarse para darse y darme más placer.
Estuvimos cogiendo y caminando por la habitación hasta que llegamos a un sillón del tipo Kamasutra, de esos en los que uno queda semi acostado, y me tiré dejándola montarme otra vez, le dije que yo estaba a punto de terminar, me dijo que ella también y me pidió no sacar mi verga, quería sentir mi leche, llenarse de mí, así que yo me estiré en toda la longitud del sillón y ella alcanzó a apoyar sus pies sobre el piso, lo cual le daba más impulso para clavarse en mi verga, un par de sentones así y yo comencé a sentir el cosquilleo en el vientre, mis huevos se contrajeron y se llenaron de leche, María se apoyó sobre mi pecho, se estremeció con fuerza, y luego una lluvia de espasmos comenzaron a apretar mi verga con fuerza dentro de su concha, no aguanté más y también solté chorros y más chorros de semen dentro de ella, a cada disparo gritaba de placer, cuando el orgasmo pasó se tiro sobre mi para recuperar el aliento, nos besamos, la acaricié, después se levantó y retiro mi verga de su interior, y empujo mi leche a salir y caer sobre mi vientre.
Nos paramos y nos tiramos en la cama, un par de minutos, para terminar de recuperar el aliento, luego María puso una sábana y se fue a ver a su hija, que seguía profundamente dormida, luego regreso me dijo que ya era las una de la noche, le pregunte que pasa si te llama tu marido porque es tarde me respondió que no te preocupes el no volverá un par de días se sacó la sabana se acercó nos besábamos y hasta que nos dormimos juntos como pajeras. Al siguiente día llego mi madre abrió la puerta se encontró con la hija de María se saludaron y mi hijo, no se no vi mi madre abrió la puerta despacio y se encontró con la madre de la niña y su hijo desnudos durmiendo, mi madre fue con la niña le pregunto quería ir a mi habitación mirar la tv respondió "siii" nos fuimos prendí la tv le di galletas y me fui a la habitación de mi hijo abrí la puerta y cerré despacio le admiraba el cuerpo de María toco su pierna para despertarlos, se despertó asustada se tabo rápido la sabana dijo perdón muchas veces y mi madre respondió no pasa nada María no le diré a nadie ni a tu esposo se pusieron sus ropas charlaron y después comimos.
LA HISTORIA CONTINUARA......
LE PASO ALGUNAS FOTOS COMO ERA LA VECINA
Ella se llama María, tiene 27 años, más o menos 1.70 mts, piel morenita clara, un cabello negro que llega debajo de los hombros, ojitos marrones, agraciada de cara y con una vocecilla delicada, en cuanto a su cuerpo, tetas de medianos poco grande, un culito grande no muy prominente pero en su lugar; su esposo, un remedo de hípster mantenido y holgazán (afortunadamente no es golpeador ni vicioso) que jura trabajar de chef en un restaurante pero que nunca sale de casa más que cuando tantea la hora en que regresa su mujer.
María es estilista profesional, tiene un salón y sale todas las mañanas a trabajar por allí de las 8 de la mañana, misma hora en la que yo me levantaba, a finales de junio entró a unos cursos de actualización por lo que estaba llegando cerca de las 10 de la noche o en ocasiones más tarde; a la bebe la dejaba en casa de su mamá, abuela de la nena, porque su esposo jura que sale a trabajar todo el día, (cosa que no es cierta, yo siempre lo veo salir por allí de las 5 de la tarde y regresar alrededor de las 9 pm), pero en fin no me gusta meterme en donde no me llaman.
Uno de los primeros días en los que María comenzó con los cursos, llegó su mama con la nena buscando a Enrique (el esposo de María) pero no lo encontró al parecer la señora tenía prisa pues no soltaba el móvil marcando y remarcando a quien supongo era María, tanta era su insistencia y se le veía tan consternada que me acerqué a ella, pues ya la conocía, bueno un poco de cuando iba de visita.
- ¿todo bien señora? – le pregunté
- hay! hola Ale, si todo bien, ¿sabes si Enrique salió?
- pues salió hace un rato, a trabajar supongo, ¿necesita algo?
- vas a decir que soy encajosa, pero ¿podrías quedarte con la niña en lo que regresa cualquiera de los dos?, es que tengo bastante prisa
- pues si tiene la confianza para dejármela yo encantado
Me dejó a la niña, y mil un indicaciones y se fue aún con el móvil pegado al oído, yo entre a mi casa con la nena que estaba feliz estaba mi madre, la deje hacer cuanto destrozo se le ocurrió en mi casa hasta que se cansó y se quedó dormida mi madre lo llevo a la cama; María llego especialmente tarde ese día y bastante furiosa con su marido, pues cuando llego después de saludarme y agradecerme por cuidar de su hija rompió en llanto.
La invité a pasar y le ofrecí un vaso con agua para que se calmara pero ella me dijo que si no era molestia le ofreciera un trago de vino, trate de ocultar mi sonrisa y le serví un caballito de tequila lo bebió de golpe y sin hacer gesto, cuando se tranquilizó se disculpó conmigo muy apenada, le dije que no se preocupara que los amigos estábamos para cuando se necesitara y que yo allí estaría siempre, además de que me ofrecí para cuidar a la nena por las tardes cuando su mama no pudiera.
Al parecer tomó mi palabra pues por lo menos tres veces a la semana me quedaba con la niña por las tardes cuando la llevaba su abuela, y cuando María regresaba, se quedaba un buen rato platicando conmigo, tomo tanta confianza que parecía más bien que se desahogaba y buscaba consuelo, por todo lo que me dijo entendí que se casó por el compromiso al quedar embarazada, que no soportaba las holgazanerías de su marido, ni a su marido y que se sentía sola, en más de una ocasión entre las pláticas se nos subieron un poco los tragos, no pasábamos de un par de caricias en las manos o en la cara, besos en la mejilla y abrazos, ella se sentía muy a gusto conmigo y yo trataba de aconsejarla lo mejor que podía o por lo menos ofrecerle consuelo y amistad.
Un viernes por la tarde, María regreso bastante temprano, por lo que vio cuando su esposo apenas se iba a “trabajar” y se puso furiosa, los oí gritarse en un pleito marital, vi como Enrique arrancó su auto y salió derrapando de la privada, al poco tiempo María llamó a mi puerta llevaba a la nena con el pretexto de que se la cuidara un rato, pero inmediatamente me di cuenta que lo que quería era que la escuchara, pues llevaba los ojos rojos por estar llorando, la invité a pasar y accedió, le dije que mi madre no estaba salió regresaba mañana, la nena se dio gusto haciendo desorden, yo le dije a María que no se preocupara que la dejara jugar y me senté a su lado en la sala, no pudo más volvió a romper en llanto la abracé y le dije que se calmara que todo estaría bien.
Me pidió un trago, saque la botella y comenzamos a tomar mientras se desahogaba, en verdad estaba sola, dolida y desesperada esa mujer, estuvimos hablando y bebiendo por alrededor de una hora, hasta que como siempre la nena se cansó de hacer desastres y se quedó profundamente dormida, le improvisé como siempre una cuna con los sillones, María se ofreció a ayudarme a recoger, comenzamos a reordenar y ella siguió hablando valla que necesitaba desahogo y consuelo, nunca había sentido tanta soledad en una persona ni tanta necesidad de compañía que no la juzgara.
Terminamos de reordenar todo, y volvimos a la sala, la niña profundamente dormida, y en la botella lo sufiente para dos shots, los servimos y nos los bebimos de golpe, ambos estábamos muy mareados.
- Ale de verdad que eres un buen amigo – me dijo
Me dio un abrazo tan fuerte y se lo correspondí de igual manera, tal vez por el tequila, o tal vez por el hecho de sentirse entendida, la llevaron a buscar mis labios con los suyos, no tardó en encontrarlos pues yo le facilité la tarea, nos besamos de una manera tan dulce y por un tiempo tan prolongado que nos separamos solo para tomar aire, reaccioné un poco sobre lo que acababa de hacer, pensé en disculparme pero al ver la expresión de María la verdad es que me dieron ganas de seguir, incluso de probar ir más allá de un simple beso.
La volví a besar, pero estaba vez le puse un poco de pasión y lujuria mezclados con un beso que terminó en una batalla de lenguas, la tomé por la cintura y la pegué con fuerza a mí, su respiración se agitó, y sus piernas flaquearon, la cargué y la coloque sobre el único sillón libre, no paré de besarla, comencé a recorrer su anatomía, sin tocar partes privadas, solo un poco por sus piernas, por su cintura, sus brazos, cuello espalda, ella estaba entregada, con sus manos hacia suaves cirulos en mi espalda por debajo de mi playera.
- No puedo aguatar más, quiero hacerte el amor – le dije.
- Ven y hazme tuya – me respondió mordiéndose el labio
La tome de la mano y la levanté del sillón, la hice que me siguiera hasta mi habitación, al llegar la tiré sobre mi cama con suavidad, y luego me lance sobre ella, comencé a besarla y a quitar los botones de su blusa, sin parar de besarla la incorporé un poco y le quite la prenda junto con el sostén, deje al aire sus tetas que ya tenían los pezones duros, comencé a acariciarlos, María empezó a gemir me incitaba a no detenerme, con habilidad le desabotoné su jeans, y al sentirlo libre ella sola se lo quitó, aproveche entonces para comenzar a chupar sus tetas, y con mi mano a acariciar su concha, estaba muy mojada y se inundaba más con cada caricia, traté de deslizar mi mano por debajo de sus bragas para tocar su concha directamente, pero no me dejó, pensé que reaccionaría y me detendría, pero no lo hizo al contrario con fuerza y habilidad me giró para ponerse sobre mí, como montándome.
Siguió besándome con lujuria, con deseo, rápidamente se deshizo de mi playera, besó y mordió mi pecho y siguió bajando, pude sentir el calor de sus exhalaciones en mí ya erecto pene, aún por encima del pantalón, bajó el cierre del mismo y buscó con su mano mi miembro, lo sacó y lo admiro, lo recorrió con sus manos suaves en toda su longitud, me masturbo con delicadeza lo hacía de una manera tan deliciosa que no paré de disfrutar, se detuvo pero solo para sacarme el pantalón y el boxee y después subió mordiendo y arañando mis piernas, acarició mis huevos con su lengua y subió hasta la cabeza de mi falo, yo estaba que reventaba, María comenzó a chupar mi verga con gran deseo, lo hacía con maestría con dedicación al punto que logró meterla por completo en su boca, yo me estaba volviendo loco, movía mis caderas al compás de su mamada, cerraba sus labios a la perfección rodeando el perímetro de mi falo, y con su lengua jugueteaba con la cabeza, cuando creí que no aguantaría mucho más y que terminaría en su boca ella se levantó y se quitó las bragas, me monto nuevamente dispuesta a clavarse sola.
Fue mi turno ahora de no permitirle seguir, me incorporé y la besé, la rodee con mis brazos y luego la giré para recostarla en la cama, la tremenda mamada que me acababa de dar me había puesto a más de mil, y de clavarla terminaría eyaculando muy rápido cosa que no me podía permitir, me dispuse a devolverle el favor, así que baje de sus labios a sus pechos, por su vientre y hasta su concha, estaba exageradamente mojada, y se empapó más al sentir mi lengua recorrerla, la abrí un poco con mis manos y luego introduje mi lengua lo más profundo que pude en esa cueva, ella gemía de placer, lo hacía con tanta fuerza, se sentía verdaderamente entregada, deje su cueva para subir a su clítoris, lo cupé, mordí, lamí y le hice de todo cuanto se me ocurrió para darle placer, María estaba loca de placer y deseo, con sus manos me impedía levantarme de su choncha, yo seguí jugueteando con esa vagina deliciosa, hasta que tuvo un orgasmo que de verdad casi me ahogo allí abajo.
Supe entonces que era hora de consumar el acto, de clavar mi verga en lo más profundo de esa concha deseosa de ser penetrada, me levante y abrí el cajón del buró al lado de mi cama donde compre un par de condones saqué uno y cuando estaba por abrir el empaque María me detuvo.
- No uses condón, quiero sentirte pleno, no hay ningún problema…
Francamente nunca me ha gustado usar condón, pero si lo hago es para cuidarme y cuidarlas, sin embargo cuando se tiene un coñazo con el de María, su petición de no usar protección y la poca conciencia que hay cuando uno está caliente, forman la combinación explosiva de buscar placer al natural.
Me volví sobre ella, le abrí con suavidad sus piernas, su concha pedía a gritos ser penetrada, me puse de rodillas y me incliné un poco para acomodar mi verga en la entrada de esa cueva, apunté la cabeza y luego comencé a taladrarla; mi duro falo entró sin resistencia alguna en su concha, estaba lubricadisima por la gran excitación y el orgasmo que le había dado segundos antes, cuando la clavé a fondo, soltó un gemido y me clavó las uñas en la espalda, inicié un bombeo suave que fue en aumento, conforme al ritmo los gritos y gemidos de placer de ambos también iban en aumento, mi verga entraba y salía casi en su totalidad, así en la posición de misionero, María me regaló otro orgasmo y me pidió no detenerme, nos giramos sin separarnos, ella me montó, lo hacía con destreza, subía y bajaba clavándose mi verga a fondo a la par de hacer círculos con su cadera, iba de adelanta hacia atrás, yo me senté sin parar de clavarla, estuvimos así otro rato, luego la tome por sus piernas casi por sus nalgas y me levante, comencé a clavarla de pie, ella no es muy pesada por lo que no me esforzaba mucho para cargarla, además que claro sabía perfectamente como acomodarse para darse y darme más placer.
Estuvimos cogiendo y caminando por la habitación hasta que llegamos a un sillón del tipo Kamasutra, de esos en los que uno queda semi acostado, y me tiré dejándola montarme otra vez, le dije que yo estaba a punto de terminar, me dijo que ella también y me pidió no sacar mi verga, quería sentir mi leche, llenarse de mí, así que yo me estiré en toda la longitud del sillón y ella alcanzó a apoyar sus pies sobre el piso, lo cual le daba más impulso para clavarse en mi verga, un par de sentones así y yo comencé a sentir el cosquilleo en el vientre, mis huevos se contrajeron y se llenaron de leche, María se apoyó sobre mi pecho, se estremeció con fuerza, y luego una lluvia de espasmos comenzaron a apretar mi verga con fuerza dentro de su concha, no aguanté más y también solté chorros y más chorros de semen dentro de ella, a cada disparo gritaba de placer, cuando el orgasmo pasó se tiro sobre mi para recuperar el aliento, nos besamos, la acaricié, después se levantó y retiro mi verga de su interior, y empujo mi leche a salir y caer sobre mi vientre.
Nos paramos y nos tiramos en la cama, un par de minutos, para terminar de recuperar el aliento, luego María puso una sábana y se fue a ver a su hija, que seguía profundamente dormida, luego regreso me dijo que ya era las una de la noche, le pregunte que pasa si te llama tu marido porque es tarde me respondió que no te preocupes el no volverá un par de días se sacó la sabana se acercó nos besábamos y hasta que nos dormimos juntos como pajeras. Al siguiente día llego mi madre abrió la puerta se encontró con la hija de María se saludaron y mi hijo, no se no vi mi madre abrió la puerta despacio y se encontró con la madre de la niña y su hijo desnudos durmiendo, mi madre fue con la niña le pregunto quería ir a mi habitación mirar la tv respondió "siii" nos fuimos prendí la tv le di galletas y me fui a la habitación de mi hijo abrí la puerta y cerré despacio le admiraba el cuerpo de María toco su pierna para despertarlos, se despertó asustada se tabo rápido la sabana dijo perdón muchas veces y mi madre respondió no pasa nada María no le diré a nadie ni a tu esposo se pusieron sus ropas charlaron y después comimos.
LA HISTORIA CONTINUARA......
LE PASO ALGUNAS FOTOS COMO ERA LA VECINA
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