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#8 Festejando San Valentín

Se acercaba el 14 de febrero, y si bien nunca fue una fecha que me "deprimiera" por no tener un enamorado, se nos ocurrió con Christian no pasarlo solos. Por supuesto, lo nuestro era un poco distinto: estábamos enamorados pero de garcharnos y jugar. "Vos trae vino, yo cocino", le propuse. En esos días previos, me encargué de prepararle una pequeña sorpresa.

Cuando llegó el día, él apareció en mi departamento con la botella de vino. Subimos, lo hice sentar en el comedor y le pedí que me esperara. Rápido fui a mi dormitorio y me cambié. Había conseguido un disfraz de mucama.

Tenía una tanguita, con el delantal solamente (es decir, el culo al aire), medias negras y zapatos con tacos altos. Arriba me puse un top negro bien ajustado que me agrandaban mucho las tetas. Por supuesto, el sombrerito típico de mucamita en la cabeza no podía faltar.

Me aparecí en el comedor y me apoyé en el marco de la puerta para que me viera bien. "Se le ofrece algo señor?" le dije para llamar su atención. "Hija de putaaa!" gritó mientras pegaba un salto de la silla para abalanzarse sobre mi. Me arrinconó contra la pared y empezó a besarme y tocarme. "Señor, que le pasa, que hace!", me hacía un poco la difícil. Me hizo girar para apreciar bien todo el disfraz.

Después de franelear un poco, me fui a cocinar. Por supuesto, el atrás mío tocándome el culo cada vez que me movía. Cuando terminé de preparar todo, me agarró y me apretó contra la pared. Ahí nomás, me dio vuelta y corriendo mi tanguita se bajó un poco los pantalones y me empezó a coger.

Yo seguía en el personaje, y le pedía que parara, aunque por dentro tenía unas ganas terribles de cogerlo. "Señor, por favor! Esto no está bien!", le decía aunque por supuesto, no me hizo caso. Yo estaba con las manos apoyadas en la pared, con la cola parada y él atrás penetrándome con fuerza.

Cuando nos dimos cuenta, se había quemado la comida. Por más que tratamos de arreglarlo, fue imposible. Igual, nos sentamos a comer lo que se pudo. Destapé el vino, y se lo hice probar, tal como hacen en los restaurantes, el sentado y yo paradita a su lado.

Me senté en la mesa con él. "Te voy a tener que castigar por haber quemado la comida", me dijo mirándome seriamente. Me sonreí y le guiñé el ojo. Ansiosa esperaba ese castigo.

Se levantó y del bolsillo sacó su arsenal: había traído las sogas y un potecito de lubricante. Me mordí los labios y automáticamente abrí las piernas. Él se percató de esto, y no tardó ni un segundo en acercarse y tocarme. Me estiré sobre la silla, mientras sus dedos recorrían mis piernas rozando hasta mi panza.

Con maestría, corrió la tanga con un dedo mientras con los otros empezaba a jugar en mi conchita. Ordenó que me parara. Me pegó un chirlo en la cola y después me sacó la tanga. Otra vez, me hizo sentar, para ahora ya tocarme descaradamente con dos o tres dedos franeleando mi clítoris y rozando la entrada de mi vagina.

Mientras me tocaba, él se iba desvistiendo. Dejó caer sus pantalones y se sacó la remera. Con mis manos empecé a tocar su pecho y abdomen marcados. Me puso la pija en la boca y dejé todo para dedicarme a chupársela. Mis tetas ya estaban al aire y siendo manoseadas por él, mientras yo seguía peteando.

Le dejé la pija toda baboseada, desde las bolas hasta la punta. Agarrándome de los pelos, apartó mi cabeza de su verga. Se arrodilló delante mío y me hizo acabar chupándome la concha y cogiéndome con dos dedos. Luego de mi orgasmo, me hizo parar. Me besó, me acarició suavemente, para luego darme vuelta y tumbar mi cuerpo sobre la mesa.

Me sujetaba las manos por la espalda, sin dejar moverme. Agarró las sogas, y me ató. Pero esta vez, más fuerte que las anteriores. Empezó a castigar mi cola dándome chirlos que iban aumentando en intensidad.

Separó un poco mis piernas, y me empezó a coger. Mientras me penetraba, no paraba de pegarme en la cola. Cada embestida, un chirlo. La mesa parecía que iba a romperse de como se movía.

Me sujetó fuerte del pelo, tirando mi cabeza para atrás. Yo sentía como su pija deslizaba dentro mio, y me mojaba cada vez más. La sacaba despacio, y la metía con fuerza. La punta de su verga se incrustaba cada vez más profundo, con más fuerza. Yo trataba de agarrarme de algún lado, porque parecía que iba a salir volando por la fuerza de sus movimientos.

Sacó la pija, sentí como mi concha se ahogaba en tanto flujo. Me agarró de los pelos y me hizo parar. Así, atada, me arrastró hasta la habitación. Si hasta ese momento yo estaba excitada, el sentirme sometida e indefensa a sus deseos me encendió el doble. Una mano, me sujetaba de los pelos. La otra me agarraba fuerte un cachete de la cola.

Cuando llegó a la cama, me tiró así, boca abajo, como a un paquete. Abrió mis nalgas y con desesperación empezó a chuparme la cola. Solita, levanté las caderas para que su lengua accediera más fácil. Me dio vuelta, y siguió chupándome la concha. De vez en cuando, bajaba y rozaba con la lengua mi concha. Mis gemidos aumentaban cuando lo hacía.

"Qué putita resultó esta mucama..." me repetía cuando sacaba por un rato su cabeza de mi entrepierna. "Te voy a castigar hoy... te voy a dejar el culo a la miseria" me decía rozando con su lengua alrededor de mi ano que se dilataba con la sola idea de imaginar como me iba a culear. "Ay no, señor por favor... no puedo perder el trabajo, pero no me haga mal", le repetía para provocarlo y volverlo más loco.

No frenó de chuparmela hasta que me hizo acabar de nuevo. Se levantó y sin dejar que mi cuerpo se recuperara del orgasmo, volvió a penetrarme. Me desató solo para acomodar mis manos (las tenía atrás, en mi espalda, y estaba incómoda) sobre mi cabeza. Volvió a amarrarme y siguió cogiéndome, con un ritmo fuerte, firme, incansable. Mientras, me movía para donde quería. Estaba totalmente entregada.

Me juntaba las piernas, las movía para un costado, para el otro, me ponía de costado, se tiraba encima mío. "Aaayy Dioooosss!!" exclamé cuando otra vez, volvió a chuparme la concha. Mi cuerpo se estremeció de tal manera que me movía para todos lados.

Siguió congiéndome salvajemente. El roce de su cuerpo contra el mío hizo que acabara nuevamente. 3 orgasmos había tenido, y él seguía dándome bien duro. Estaba que volaba.

De pronto se frenó, se levantó y se paró a mi lado. Puso su pija en mi boca. Se la chupé un rato hasta que me hizo levantar y me tiró al piso. Quedé arrodillada delante de él. Me agarró del pelo y apoyó su pija en mi cara. La rozó un par de veces contra mi mejilla, dejándolas todas sucias de mi propia saliva, antes de largar leche para todos lados.

Me bañó la cara, el pelo, me caía por la boca y las mejillas. Me separé un poco, abrí la boca y me la metí para limpiarla. Se la dejé limpita. Yo seguía arrodillada, indefensa, atada, sometida a lo que él quisiera hacer conmigo. Esa sensación, me tenía re caliente.

Cuando su pija empezó a ponerse más blandita, me levantó y volvió a pararme contra la pared. "Dejame que me limpie", le pedí. Como respuesta recibí otra nalgada. "Vos te quedás así, sucia. No terminé con vos... te voy a hacer sentir bien puta hoy".

No puedo negar, que la forma que me trataba me volvía loca. Quería que me siguiera cogiendo ya. Otra vez, me castigó duro la cola con sus chirlos. "Ayyyy!!" gritaba yo, "Señor por favor pare..." le pedía a modo de súplica, 100% actuada por supuesto.

Y como era de esperar, él no se detuvo. Sentí que me apoyó la pija en la cola, otra vez durísima. "Ya estás al palo de nuevo, hijo de puta??", le pregunté sorprendida. "Hija de puta vos... con esta cola que tenés, se me para con solo imaginarme como te la voy a romper toda".

"Siii, rompemela como la otra vez... así de una, sin nada, sin forro llename de lecheee" le gritaba mientras él seguía pegándome. Me dejó toda la mano marcada. Me tiró en la cama, y me puso en 4. Sentí como escupía y lubricaba mi cola. Su lengua pasaba desde mi concha hasta mi ano, otra vez escupía y otra vez la repasaba.

Después, empezó a meterme los dedos. Primero uno, después dos. Después uno en la concha, después dos en la concha. "Aaaaaahhhh por Diosss siiiii" gritaba yo mientras él movía los 4 dedos coordinadamente dentro mío. Siguió atendiendo mi colita, sin sacar los dedos, agregó otro más. Ya estaba super dilatada. Despacio, los sacó y volvió a pasar la lengua por el agujerito.

Dio la vuelta y me puso la pija en la boca. "Lubricala bien si no querés que te duela" me dijo agarrándome la cabeza y clavándome la pija hasta la garganta. Cuando me la sacó, luego de aguantarme varias arcadas por las embestidas que me pegaba, le escupí (esto si, medio con bronca) toda la saliva que tenía en la pija.

Volvió a ponerse atrás. Sentí como apoyaba la punta de la pija toda salivada en mi cola. Empezó a empujar. Me relajé y dejé que me la fuera metiendo despacio hasta llegar a la mitad. La volvió a sacar, escupió de nuevo en mi cola y la volvió a meter. Agarró el potecito de lubricante y soltó un chorro sobre la mitad de la pija que tenía afuera.

Despacito, sin desesperarse, fue metiéndomela toda. Cuando sentí su cuerpo chocar contra el mío, señal que había entrado hasta el fondo, largué un suspiro y le pedí que se moviera más. Fue acelerando el ritmo de a poco. Su pija penetraba mi ano cada vez más rápido. Sentía como se desbordaba de lubricante y saliva, desbordados por la pija dura de Christian que se abría paso dentro mío.

"Más", le pedía. Christian iba un poco más rápido. "Más!" le insistí. "Esto es un castigo?? no me ibas a romper toda?? deja de acariciarme" le dije enérgicamente. Christian se acomodó encima mío, sin sacar su pija de adentro; y (tocado en su orgullo), me agarró de los pelos y empezó a amentar el ritmo.

"Así?!" me decía mientras golpeaba fuerte contra mi cola. "Siiii asiii", le gritaba. "Sos una hija de puta como me calentás, te voy a romper toda" me decía mientras me culeaba de manera desenfrenada. "Toda te voy a romper!"

"Siii dale dale ahhh rompeme la colita dale" le gritaba yo. Mis gemidos y mis acotaciones lo ponían aun más salvaje. Siguió castigándome duro, sacando la mitad de la pija de mi cola y haciendo estrellar nuestros cuerpos. Solo se detenía un poco para tirarse lubricante en la verga, y volver a castigarme duro el orto. Pero duro duro.

Me estaba culeando con fuerza, bronca, no se... pero me encantaba. Encima, yo seguía atada. Esa sensación de sometimiento total, sin poder defenderme, la forma en la que me estaba taladrando me re calentaba.

"Eso es lo más fuerte que podés?" le decía desafiante. Me pegó un chirlo que resonó en toda la habitación. Se agarró de mis pelos y me destrozó. Sentí que literalmente me partió en dos. Se movía con una locura que pocas veces se la había visto antes. "Dale dale dale" le gritaba yo, mientras mi cama se movía para todos lados.

Cuando ya no daba más y estaba por rendirme, sentí como un chorro caliente rebalsaba dentro mío. Me había aguantado todo el castigo y mi cola se había aguantado una culeada como pocas veces. Con la respiración agitada, Christian sacó la pija de adentro, ya media flácida. Yo seguía en 4, sintiendo como de mi cola no paraba de salir la lechita de mi macho.

Me desató y me dejé caer en la cama. "Me partiste en dos... literal", le dije con las pocas fuerzas que me quedaban. Christian se quedó sentado al lado mío, recuperando el aliento. También estaba exhausto. Cuando nos repusimos nos fuimos a terminar la botella de vino que había quedado en la mesa.

Nos empezamos a mirar, con esa mirada que delata lujuria. Sin decir nada, nos paramos y fuimos otra vez a la habitación. Esta vez, se acostó él en la cama, desnudo, y se acomodó dejándome lugar para que se la chupara. Me tiré a sus pies, y se la empecé a chupar hasta que se le paró de nuevo.

Me paré y me di vuelta, mostrándole la cola. "Mirá como me dejaste", le dije mostrándole las marcas rojas de sus dedos en mis nalgas. De a poco me fui acercando, hasta apoyar mi cola en su pija. Me moví un poco, luego me paré y agarrándola de la base me senté arriba, siempre dándole la espalda.

Me moví con su pija enterrada, para luego empezar a meterla y sacarla. Christian me agarraba de mis caderas y acompañaba los movimientos.

No tardó en volver a castigarme, pegándome con fuerza. "Dale... movete" me ordenaba mientras yo aceleraba el ritmo. Otra vez, un "Plaf!" retumbó en la habitación. Me excitaba más ese ruido que el dolor que provocaba en si.

No aguanté más la posición, así que me tiré al piso y me puse en 4. Christian se levantó y me cogió tan duro que me tumbó al piso, quedando yo acostada. Eso no hizo detenerlo. Al contrario, me siguió dando con más fuerza.

Luego me levantó y me puso en la cama. Abrió mis piernas y me chupó la concha, tan bien que acabé casi de inmediato. El solo roce de su lengua me encendía y estremecía hasta el límite.

Yo gemía cada vez más fuerte, ahora con su pija nuevamente cogiéndome. Christian sostenía mis piernas abiertas mientras él erguido movía sus caderas para adelante y atrás. Cada vez que su cuerpo golpeaba contra el mío, penetrándome su pija hasta el fondo, hacía que largara un alarido de placer.

"No parés!" le grité cuando empezó a bajar el ritmo. Me acomodó de costado, él se puso atrás y siguió cogiéndome, ahora haciendo cucharita, lo que le permitía manosearme con más facilidad. Sus manos no paraban de tocarme las tetas, la panza, las piernas, la cola. Como me calienta cuando su mano pasa por mi cola! Siguió el camino hasta que se detuvo en mi concha.

Ahora me cogía con movimientos cortos. Tenía la pija incrustada hasta el fondo, y él se movía fuerte, pero sacándola apenas y entrando con fuerza. Puso dos de sus dedos en mi boca, para que los mojara. Se los chupé, como si fuesen su pija y luego, los llevó derecho a mi concha.

Mi espalda se arqueó, quise gritar pero no salía sonido de mi boca. Él con velocidad movía sus dedos en mi clítoris hasta llevarme al punto de estallar. Con su otra mano, me tocaba las tetas, que ya tenía los pezones durísimos de la excitación.

Estiré un brazo hacia atrás, hasta encontrar la cabeza de Christian. Le agarré de los pelos y lo apreté contra mi cuello. Eso lo incitó a moverse aún más veloz. Mis piernas empezaron a temblar. Me doblé toda, por un momento sentí que no podía controlar mi cuerpo.

Al fin, un grito de éxtasis salió de mi boca, poniéndole sonido al terrible orgasmo que había tenido. Quedé rendida, sin poder moverme. Christian sacó su pija de adentro, se pajeó apoyándola en mi cola y acabó. Me llenó de leche la cadera, para luego tumbarse al lado mío.

Yo me di vuelta quedando boca abajo, desmayada. Sentí un chorro de leche caer por mi pierna. Como pude, moví mi mano para limpiarla desparramando la acabada por mi cuerpo. Después de eso, perdí la noción del tiempo.

Me despertó Christian, diciéndome que ya era tarde (al otro día había que trabajar). Me fijé la hora, eran las 3am. "No me puedo ni mover", le dije media dormida. Me ardía la cola terriblemente. Con la última fuerza, me levanté y le abrí. No se como hice para ir a trabajar al otro día, pero cuando volví, me tiré en la cama hasta la mañana siguiente.
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La historia completa:
#0 Mis 50 sombras
#1 Sometida y entregada
#2 Pagando deudas
#3 Atame y haceme tuya
#4 Suplicando que me hagan la cola
#5 Sacandome las ganas acumuladas
#6 La mucamita
#7 Recibiendo regalos navideños
#9 Polvazo inesperado con algo de morbo
#10 Nena con juguete nuevo
#11 Hasta el extremo
#12 Porno Star
#13 Esclava y sumisa
#14 Disfrutando el mundial
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Indice

4 comentarios - #8 Festejando San Valentín

ColifaD
Tremendamente exitante!! +10
garcheskikpo
la saga de Cristian estuvo buena, vale la pena recordarla nuevamente ja.

por supuesto ountos
JohnLuka +1
Ufff que buen relato!!! Salvaje salvaje!! Por qué no te relleno además de la cola, la conchita de leche ???
juuli88 +2
en gral cogiamos con forro; y cuando lo haciamos sin no acababa adentro. no era mi pareja estable
JohnLuka
@juuli88 ah se entiende sí... Osea solo lucas fue el único que te acabo adentro ? Tan privilegiado