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Esclava de su patrón

Pedro y laura formaban un matrimonio joven, el tenia 25 años 
de edad y toda la energía y vitalidad que le daba su juventud, y ella tenia 22 
años, era de estatura mediana, piel morena clara, cara bonita y un cuerpo que no 
despertaba los suspiros y chiflidos en la calle solamente porque ella no sabia 
lucirlo, sus vestidos eran flojos y sin gracia, pero tenia todo bien repartido, 
firme y de buen tamaño.


Tenían tres años de haberse casado sin tener hijos hasta la 
fecha, pues consideraban que primero tenían que hacerse de un futuro antes de 
traer niños al mundo. Eran dos jóvenes de clase media baja pero con deseos de 
progresar, aunque claro que sabían que para progresar no era suficiente con los 
deseos, también había que prepararse y trabajar muy duro. Al casarse, laura 
prácticamente no sabia hacer nada y pedro era estudiante de técnico en radio y 
televisión y trabajaba en un pequeño taller casi como aprendiz, y por lo tanto 
lo que ganaba era muy poco, de manera que al principio se tuvieron que ir a 
vivir a un cuarto de vecindad en las orillas de la ciudad.


Seis meses después el termino la escuela, recibió su diploma 
y encontró trabajo en un taller mayo y con un mejor sueldo, con esto y después 
de dos años de trabajo pudieron cambiarse a vivir a un departamentito mas 
decente, en una mejor colonia y en un edificio mas nuevo y mas limpio, claro que 
gran parte del sueldo de pedro se iba en pagar la renta del departamento, pero 
esto no les importaba ya que esto les hacia sentir que verdaderamente estaban 
progresando. Por ese entonces laura entro a estudiar enfermería en una escuela 
oficial y consideraban que cuando ella terminara sus estudios y pudiera 
trabajar, progresarían un poco mas, pues ya serian dos sueldos aunque fueran 
pequeños.


Su gran sueño era poner un taller se compostura de 
televisiones y para eso ahorraban lo que podían dentro de la medida de lo 
posible, se privaban de muchas cosas pensando siempre en lograr su sueño de 
progresar, pero como todo el mundo sabe, el hombre propone, dios dispone y luego 
llega el diablo y todo lo descompone.


Un desgraciado día pedro tuvo un accidente, al cruzar una 
calle fue atropellado por un automóvil y el chofer se dio a la fuga dejando al 
muchacho tirado y herido a su suerte, unos testigos llamaron a la cruz roja y 
pedro fue llevado al hospital. En el nosocomio lograron salvarle la vida pero 
pedro quedo casi totalmente paralítico, solo podía mover un poco su mano y su 
pie derecho.


A partir de entonces la vida cambio para el joven matrimonio, 
se vieron agobiados por los gastos y sin tener ningún tipo de ingreso ya que 
naturalmente pedro perdió su trabajo y laura aunque había buscado empleo, no lo 
consiguió simplemente porque no sabia hacer nada, en su desesperación busco 
trabajo hasta de sirvienta pero ni eso logro conseguir. En dos meses se habían 
terminado los pocos ahorros que tenían ya que tuvieron que comprar una silla de 
ruedas para pedro, y otros des meses después ya se encontraban a un paso de la 
desesperación, no habían pagado la renta y habían vendido dos o tres cosas de su 
casa para poder comer y sobrevivir.


El dueño del departamento donde vivían era el señor don 
Javier, era un tipo como de 55 años, gordo y feo, un indio ignorante que por 
cosas de la vida había logrado hacer dinero pues aparte del edificio de 
departamentos tenia también varias casas que alquilaba y una bodega de telas y 
de ropa en donde ganaba bastante dinero.


Después de cuatro meses de no pagar la renta don Javier les 
mando decir con el cobrador que tenían que desocupar la vivienda porque de lo 
contrario los lanzaría a la calle, pedro no decía nada porque no podía hablar 
aunque se notaba que sufría bastante, y laura ya no sabia que hacer en su 
desesperación.


voy a ir a ver a don Javier –dijo laura llorando a su 
marido- le voy a suplicar que no nos lance a la calle, le voy a pedir que 
nos de mas tiempo para pagarle, y además se me esta ocurriendo que también 
le voy a pedir trabajo en su bodega, pues no se que vamos a hacer si nos 
echan de aquí, no tenemos a donde irnos, me horrorizo de solo pensar que 
tengamos que mendigar dinero en la calle.


Si pedro hubiese podido contestar seguramente que le habría 
dicho que hiciera lo que quisiera, que no se preocupara por el y que lo llevara 
a algún centro de asistencia del gobierno.


Al día siguiente laura fue a ver a don Javier a su oficina y 
después de hacerla esperar dos horas, ella pudo pasar a su despacho. Aunque don 
Javier ya la había visto en alguna otra ocasión, no había reparado en lo buenota 
que estaba su inquilina y se le quedo viendo con ojos lujuriosos como si 
quisiera desvestirla con la mirada, laura se dio cuenta de eso pero no le dio 
importancia.


vengo a suplicarle que no nos lance a la calle don 
Javier, en este momento no tenemos para pagarle pero pronto lo conseguiremos 
y le pagaremos.


Pero de donde me van a pagar mujer si ni tu ni tu marido 
trabajan, no, lo mejor será que me desocupen el departamento, tienen tres 
días para hacerlo.


Por favor don Javier dénos mas tiempo, si usted quisiera 
darme un empleo yo podría pagarle poco a poco.


Y que es lo que sabes hacer para creer que yo puedo darte 
trabajo.


No se hacer nada –contesto laura bajando la cabeza- pero 
estoy dispuesta a hacer lo que usted me diga, haré la limpieza, haré los 
mandados y todo lo que a usted se le ofrezca.


Aunque pudiéramos hacerle así, con lo que yo te pagara 
por ese trabajo no podrías liquidar tus deudas y aparte darle de comer a tu 
marido y pagar sus medicinas. Pero se me ocurre una forma de ayudarte, te 
daré un empleo y te pagare un sueldo para que sobrevivas, no te cobrare las 
rentas que corren pero si me seguirás debiendo las anteriores.


A laura se le ilumino la cara al saber que don Javier si le 
daría el empleo y que no le cobraría la renta.


se lo agradezco mucho don Javier no la defraudare y 
trabajare muy duro para…


esperate no me interrumpas –dijo don Javier- aun no he 
terminado, te daré el empleo y todo lo demás, pero tu dijiste que harás todo 
lo que a mi se me ofrezca, ¿es cierto eso?


Claro que si don Javier haré todo lo que a usted se le 
ofrezca.


Y si se me ofrece que me mames la verga, ¿también lo 
harás?



Laura se quedo asombrada con lo que escucho, no estaba 
preparada para responder a semejante pregunta y solo pudo decir:



perdón don Javier no le comprendí bien lo que dijo.


Escuchaste bien y comprendiste bien, lo que dije fue que 
parte de tu trabajo será chuparme la verga y empinarte mostrándome tus 
nalgas cada vez que a mi se me ofrezca. Escúchame, yo soy un hombre solo y 
tengo necesidades sexuales y casualmente en este momento no tengo quien me 
ayude a satisfacerlas, y si tu quieres hacerme ese servicio yo te pagare tu 
sueldo, no te cobrare la renta y además te daré una gratificación extra 
mensual para que puedas afrontar tus gastos, ¿Qué respondes?



Laura escucho la lujuriosa proposición y sintió miedo, nunca 
había pasado por su cabeza el prostituirse, además de que nunca había estado con 
otro hombre aparte de su marido y sus relaciones con el habían sido mas bien 
tranquilas y normales, aunque a veces ella había sentido la necesidad de que el 
la tratara como a una ramera y la hiciera vivir el sexo en las muy variadas 
situaciones que ella sabia de oídas que existían, un ligero temblor recorrió su 
cuerpo y contesto:



yo no podría hacer eso que usted quiere don Javier, pero 
si me pide que le ayude en otra cosa, lo haré, estoy realmente muy 
necesitada.


No hay otra cosa en la que me puedas ayudar, de manera 
que o aceptas lo que te propongo o te vas de aquí y me desocupan el 
departamento.


No sea tan duro don Javier no puedo contestarle ahorita, 
necesitare tiempo para pensarlo –contesto laura pensando mas bien en la 
forma de ganar tiempo que en aceptar la proposición.


De acuerdo, tienes todo este día y esta noche para 
pensarlo, si aceptas te espero el día de mañana a las diez para que 
comiences con tus obligaciones, y si no aceptas tienes tres días para 
desocupar mi vivienda y ya ni te molestes en venir a verme pues ya no me 
interesa tratar mas este asunto.


Esta bien don Javier, lo pensare.


Y otra cosa mas, quiero que tu marido este de acuerdo con 
esto, quiero que se lo digas y que el lo apruebe, pues no quiero tener 
ningún tipo de problemas mas tarde, ¿de acuerdo?


Si don Javier, se lo diré.



Laura salio de la oficina y cuando llego a la calle se echo a 
llorar, la vida le daba la posibilidad de sobrevivir con su esposo, pero a un 
precio muy alto, el cual quizás no podría pagar.



Estuvo caminando por la calle más de dos horas pensando el 
asunto y finalmente llego a una decisión, lo haría, se sacrificaría por su 
esposo con el fin de salvar su matrimonio. Esto pensaba laura como para 
justificar lo que iba a hacer, pero muy en el fondo sentía el deseo y la 
curiosidad de enfrentarse con un sexo desconocido, de sentir y experimentar 
cosas nuevas que su cuerpo y su juventud le exigían, sobre todo ahora que su 
marido estaba imposibilitado para satisfacerla de manera total. Ideo la forma de 
decírselo a su marido y se encamino a su casa.



Desde el accidente de su esposo ella no había tenido 
relaciones sexuales normales, de manera que se había conformado con masturbarse 
de vez en cuando y también con chuparle la verga a su esposo de vez en cuando, 
ya que aunque no se le paraba como antes, si lograba que se viniera 
chaqueteandosela y metiéndosela en la boca, y esto la hacia sentir bien con el 
pues sentía que ella cumplía con sus obligaciones de esposa aunque ella se 
quedara siempre a medias y con las ganas de tener un orgasmo.



Llego a su casa y aparentando alegría le dijo a su esposo que 
si había conseguido el trabajo y que don Javier se había mostrado muy bueno y 
comprensivo y que podrían seguir viviendo en el departamento sin problemas, pero 
no le explico en lo que iba a consistir su trabajo, prefirió callárselo por 
ahora y buscar después el momento propicio para decírselo. y para demostrarle su 
alegría se hinco ante el y le saco la verga sobandosela de arriba abajo. A el se 
le salieron algunas lagrimas de gusto y moviendo la mano le dio a entender que 
estaba muy contento y muy orgulloso de ella.



ya veras que de aquí en adelante nuestra vida cambiara.



Al otro día se levanto, se baño y se arreglo lo mejor que 
pudo y se fue a trabajar.



Llego a la oficina y de inmediato se presento ante don 
Javier, el ordeno que pasara y ella entro al despacho en silencio y con la 
cabeza baja.



Supongo que habrás aceptado mis condiciones, porque de 
otra manera no quiero verte ni escuchar nada de lo que tengas que decir 
–dijo don Javier levantándose de su lugar y sentando en un sofá grande que 
tenía en su oficina.


Si don Javier.


¿se lo dijiste a tu esposo?


Si don Javier.


Muy bien, entonces acércate y siéntate aquí –dijo don 
Javier señalando sus propias piernas.



Ella dudo un momento pero casi de inmediato camino hacia el y 
se sentó donde le ordenaban. El le paso la mano izquierda por la cintura y con 
la derecha le toco los pechos por encima de la ropa, luego le desabrocho la 
blusa y metió la mano para tocar sus chiches sobre el sujetador a la vez que le 
decía.



hay varias reglas que ya te iré diciendo con el tiempo, 
pero la primera de ellas es que siempre deberás venir a la oficina sin ropa 
interior, con blusas o playeras fáciles de sacar y con falda, nunca con 
pantalones a menos que yo te lo ordene previamente ¿entendiste?


Si don Javier, ¿tampoco podré traer pantaletas?


Nada, ni calzones, ni sujetador, ni medias, nada debajo 
de la ropa.


Esta bien don Javier así lo haré.


De acuerdo, levántate y quitate toda la ropa.


¿y si entra alguien en la oficina don Javier?



Don Javier le dio una fuerte nalgada en el momento que ella 
se levantaba haciéndole pegar un pequeño gritito.



mis órdenes no se discuten pendeja, solamente se 
obedecen, esa es otra regla que debes seguir, todo lo que yo te ordene lo 
tienes que hacer sin replicar absolutamente nada, y si tengo que repetir una 
de mis órdenes te castigare, ¿entendiste?


Si don Javier, perdóneme –contesto ella humildemente 
comenzando a quitarse la ropa- ¿me quito todo don Javier?


Todo.



Y ella se quito todo quedando totalmente encuerada ante el.



que bárbara –dijo don Javier cuando vio su cuerpo 
desnudo- pensé que estarías buena pero no me imagine que tanto, da unas 
vueltas aquí frente de mi y luego vuelve a sentarte donde estabas.



Ella se aproximo hasta el y dio un par de vueltas, y luego se 
sentó nuevamente en sus piernas. Don Javier procedió a sobarle las chiches, y 
las nalgas, y los muslos, y la beso en el cuello, en la oreja, en las chiches y 
en la boca metiéndole la lengua hasta donde podía. Ella luchaba contra su 
naturaleza pero le era imposible rechazar las caricias del tipo, el hecho de que 
estuviera manoseando y besando su cuerpo desnudo un hombre como aquel, gordo, 
feo, y con tanta edad que bien podría ser su padre o quizás hasta su abuelo, y 
que estuviera sometida totalmente a su voluntad, hacia sentir a su cuerpo una 
sensación de lujuria y de deseo que nunca había sentido, y quiso que el siguiera 
e hiciera con su cuerpo lo que quisiera.



que buenas chiches tienes putita, suavecitas y firmes 
–dijo don Javier- y que nalgotas, redondas y paraditas, ahora veo que no me 
equivoque al elegirte y que podré gozar mucho tiempo contigo, pero lo 
haremos poco a poco pues hay mas tiempo que vida, en este momento tengo un 
poco de prisa así que por ahora solo quiero que me saques la leche con tu 
boca, arrodillate frente a mi, quitame los pantalones ya que no uso 
calzones, agarrame la verga y ponla entre tus chiches por un rato y después 
me la mamas hasta que me venga, y quiero que te tragues todos mis mocos, no 
debes dejar caer ni una sola gota.



Nunca nadie había alabado sus chiches y sus nalgas, ni 
siquiera su marido, y fuera de los grosero piropos callejeros, nadie le había 
dicho lo buena que estaba con las palabras que le dijo don Javier.



Ella se arrodillo como se lo ordenaron, le bajo los 
pantalones y saco la verga y al momento de verla se sorprendió, era enorme, era 
casi el doble de tamaño que la de su marido que era la única que ella conocía, y 
además mucho mas gorda, y sus huevos también eran enormes y peludos. Se acomodo 
la verga en su pecho y comenzó a masturbarlo lentamente con sus chiches. Las 
desconocidas sensaciones que sintió laura le inundaron el cuerpo 
placenteramente, y pensó que ella habría hecho eso de manera voluntaria y sin 
paga si hubiera sabido lo que iba a sentir. Le agradaba sentirse humillada, le 
agradaba sentirse una puta, y deseaba que el la degradara todo lo que quisiera. 
Estaba sorprendida de sus pensamientos pero no le importo nada, ni su dignidad, 
ni su marido, ni nada, ella solo quería seguir gozando con aquella vergota que 
tenia entre sus chiches.



Se metió la verga en la boca y aunque no le cabía ni la mitad 
hizo un esfuerzo por chuparla lo mejor posible para que don Javier gozara y no 
tuviera queja de ella, le lamió también los huevos y se los metió en la boca uno 
por uno ya que no le cabían los dos juntos. Y así estuvo por espacio de madia 
hora hasta que don Javier sintió que se venia, le agarro la cabeza con las dos 
manos para que no la fuera a retirar y se vino en su boca, laura al sentir la 
venida de don Javier abrió mas la boca y recibió los mocos tragándolos como pudo 
ya que la enorme verga le impedía accionar bien la garganta, y cuando el viejo 
termino se recostó sobre el respaldo del sofá y dijo:



que bien chupas la verga putita.


¿le gusto don Javier? -pregunto laura.


Estuvo bien, aunque creo que con el tiempo y la practica 
lo harás aun mejor, ahora límpiamela bien con la lengua apretándola hasta 
que salga la ultima gota.



Laura limpio la vergota de arriba abajo incluyendo los huevos 
hasta dejarla reluciente de limpia, y pensó que don Javier tendría con eso para 
varios días pues ya no era un jovencito, y era una lastima pues ella se había 
quedado caliente y con las ganas de que le metieran la verga en la panocha. Pero 
se equivocaba totalmente pues no sabia que don Javier era aun mucho más potente 
que muchos jóvenes de la mitad de su edad.



Ven y siéntate de nuevo en mis piernas pues voy a darte 
otras instrucciones.



Laura se levanto y se sentó en las piernas de don Javier 
pasándole su brazo derecho alrededor del cuello para que el tuviera mayor 
libertad de manosearle lo que quisiera, el le acaricio las nalgas y las chiches 
a la vez que le preguntaba:



¿tu marido te coge?


No don Javier pues no puede, solamente le mamo la verga 
de vez en cuando y apenas logro que se le pare un poco y se viene en mi 
boca.


Eso esta bien pues no quiero que nadie mas te coja, por 
un tiempo solamente yo quiero meterte la verga por todos tus agujeros, te la 
voy a meter por la boca, por la panocha y por el culo cuando yo quiera.


Por el culo no don Javier por favor pues nunca nadie me 
la ha metido por el ahí.


Eso a mi me vale madres, pues yo te la voy a meter en el 
culo cuando a mi se me de mi puta gana, ¿de acuerdo?


Si don Javier –contesto laura humildemente y bajando los 
ojos.


¿Si que? –pregunto don Javier.


Si me podrá meter su verga por el culo cuando a usted se 
le de su puta gana.



Laura no podía creer lo que acababa de decir, pero ya lo 
había dicho y sin querer su cuerpo se estremeció al pensar en el momento en que 
don Javier le metiera su enorme verga por su virgen hoyito trasero, temía el 
momento pero también lo deseaba.



Así me gusta, que seas dócil y obediente –dijo don 
Javier.


Si don Javier seré su amante siempre que usted quiera.


No no no muchachita, no te engañes, no vas a ser mi 
amante, vas a ser mi puta para satisfacerme siempre que se me apetezca y 
solo cojeras conmigo o con quien yo te diga.


Si don Javier, pero no entendí bien eso de coger con 
quien usted quiera, pensé que solo me iba a coger usted.


No tiene importancia, ya te lo explicare mas adelante, 
por ahora quiero decirte que todos los días por la mañana cuando llegues lo 
primero que harás será saludar a mi verga, la besaras y la limpiaras con tu 
lengua, yo no me la voy a lavar para que tu tengas oportunidad de lavármela 
con la lengua, y también cada que yo vaya a orinar tu vendrás conmigo para 
que me la limpies con la boca y le saques las ultimas gotitas de miados, 
¿esta bien?.


Si don Javier.


Perfecto empezaremos ahora mismo.



Se levantaron y se dirigieron al baño privado de don Javier, 
este orino y cuando termino, laura se hinco junto a el y se metió la verga en la 
boca legueteandole el glande y sintió como salieron unas gotas mas de miados y 
se los bebió. Cuando terminaron regresaron al despacho, don javier se vistió 
mientras le decía a laura:



Ya vistote puta, vas a ir con la señora Ernestina y le 
vas a ayudar a coser algunas telas, ella ya tiene instrucciones y cuando yo 
te necesite te mandare llamar.



En eso don Javier vio que ella estaba poniéndose el calzón, 
avanzo hacia ella con la cara enfurecida la jalo fuertemente del cabello 
obligándola a hincarse y le dio dos fuertes bofetadas que resonaron por toda la 
habitación.



Eres estupida o que diablos es lo que te pasa, ¿no te 
dije claramente que no debes usar calzones?


Perdóneme don Javier, -dijo laura espantada por esa 
reacción y a la vez que se sobaba la mejilla- estaba distraída, no volverá a 
suceder.


Pues mas te vale que así sea, todas mis instrucciones 
deben de ser obedecidas, y para la próxima vez que falles te castigare más 
fuerte.


No volveré a fallar don Javier.


Esta bien –dijo dan Javier ya un poco mas tranquilo- 
confió en ti, y por cierto ¿no necesitaras que te adelante algún dinero para 
tus gastos antes de que llegue el día de pago?


Pues la verdad si don Javier, pero me daba pena 
pedírselo.



El viejo saco algunos billetes de su bolsillo y se los dio a 
laura diciéndole que se fuera porque tenía mucho trabajo.



Laura se presento con la señora Ernestina y comenzó a 
trabajar, era algo muy sencillo lo que tenía que hacer, y se puso a pensar. El 
dinero que le dio don Javier era casi lo de un mes de sueldo, lo suficiente para 
las medicinas de su esposo y para que comieran desahogadamente durante bastantes 
días, pero esto la hacia sentirse un poco mal, la hacia sentirse prostituta, la 
realidad objetiva era que se había prostituido, se había entregado a don Javier, 
un tipo viejo y feo, y había recibido dinero por eso, tendría que acallar su 
conciencia pensando que la vida no le había dejado otra opción, y que además lo 
hacia también por el bien de su esposo, o sea que se podía pensar que se estaba 
sacrificando por el bien del hombre que amaba, este pensamiento la hacia sentir 
un poco mejor y decidió tomarlo de ese modo, era la mejor forma de no sentirse 
mal consigo misma, era un sacrificio y ella se sacrificaría

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