Samira y Hernán entraron a la ducha y ahí ya no pude verlos por el espejo así que ahora me encontraba muy excitada y preguntándome qué hacer ya que quería seguir observándolos.
Me debatía entre golpear la puerta fingiendo que me había levantado de la cama a orinar y mostrar "sorpresa" ante la escena y luego unirme o directamente abrir la puerta y unirme. Mientras meditaba estas opciones podía oírlos y eso me ponía mucho más caliente de lo que ya estaba, fue entonces que dejándome llevar por la calentura que tenía me quité la remera y la tanga que llevaba puesta y abrí la puerta.
Los dos dejaron lo que estaban haciendo y me miraron, pasamos los tres unos segundos en silencio y Hernán me miró con algo de miedo por mi reacción, pero inmediatamente entendió que lo que yo estaba sintiendo no era enojo, sino excitación plena y fue ahí que se relajó y sin decir una sola palabra besó a Samira con intensidad, yo cerré la puerta y me senté en el inodoro, abrí mis piernas y me recosté contra la pared para poder observarlos con comodidad y masturbarme.
La bañera estaba llena de agua, ellos sentados frente a frente besándose, lamiéndose el cuerpo y yo masajeaba mi clítoris que a esta altura estaba empapado de mis fluidos.
El pelo negro de Samira todo mojado era hermoso de ver, los mechones caían sobre su espalda y algunos sobre sus grandes tetas. Su piel blanca estaba rosada por la calentura y el vapor que emanaba el agua caliente de la bañera. Samira era una verdadera muñeca.
Después de saborear a mi novio por largo rato Samira me ordenó que le trajera algo frío para tomar. Salí del baño, me dirigí hacia la cocina y cargue unas botellas de cerveza fría, entre al baño nuevamente y Samira me dijo que le abriera una botella a ella y a Hernán, obedecí, me acerque a la bañera me puse de rodillas y les di sus botellas. Ella tomaba y yo no podía quitarle los ojos de encima. Terminó de dar el trago y me miró a los ojos, en ese momento pude sentir que se me inundaba la concha de fluidos y empezaba a latirme, Samira tenía un poder sobre mi que yo no lograba dimensionar. Quería que me besara, que me ordenara lo que quisiera, quería ser suya.
Pude notar que ella sabía bien lo que generaba y haciendo uso de su poder quitó una pierna del agua, apoyo su pie sobre el borde de la bañera y giró su cabeza hacia Hernán.
Su pie estaba a tono con todo lo que ella era, era bellísimo y sin pensar demasiado me largué a besarlo. Besé sus dedos, su empeine y a su vez acariciaba su pierna.
Ella se recostó, abrió más su otra pierna y Hernán comenzó a masturbarla.
Yo no podía creer lo que estaba viviendo, una mujer que conocíamos se acababa de coger a mi novio y yo me encontraba ahora sirviéndole bebidas y besando sus pies. Todo parecía una gran locura, pero para mi concha todo parecía tener un sentido espectacular ya que no paraba de mojarme y tocarme mientras continuaba mi tarea de besar y acariciar sus pies.
Samira estaba cual reina observando como mi novio la masturbaba y como yo besaba su pie estando de rodillas.
Después de un rato volvió a meter su pierna a la bañera, se acercó a mí y me besó profundamente. La tomé de la cara y la presione contra mi aún más. Sin perder el tiempo comencé a masajear sus tetas y luego de unos minutos ella ordenó que salgamos del baño y vayamos al living para estar más cómodos y a mi particularmente me pidió que saliera del baño y la dejara unos minutos con Hernan a solas. Luego me enteraría que mientras yo esperaba afuera Samira le pidió a Hernán que le chupara la concha hasta que ella acabara.
Nos reunimos los tres en el living y a esta altura Hernán y yo solo esperábamos indicaciones de Samira.
Ella le dijo a Hernán que se sentara en el sillón y comenzó a chuparle la verga como una profesional. Yo me senté en una silla a un costado y observaba con atención cada movimiento, volaba de excitación, me metía los dedos en la concha y una vez mojados los pasaba por mi clítoris que parecía que iba a reventar. Samira mojó bien con su saliva la verga de mi novio y comenzó a realizarle una turca divina. Metió la verga de mi novio entre sus tetas y las agitaba de arriba a abajo sin parar, luego se paró, se puso de espaldas a él y haciendo una semi sentadilla colocó la verga de mi novio entre los cachetes de su cola y se frotaba, iba de adelante hacia atrás y lo mojaba con los fluidos que salían de su concha. Mi novio estaba enloquecido y yo sentía que iba a acabar en cualquier momento. Samira se acercó hasta mi, se puso de rodillas y comenzó a chuparme la concha a la vez que ordenó a mi novio que la cogiera por la cola. No pude aguantar más y tuve un orgasmo increíble, de los mejores que tuve en la vida. Enseguida mi novio explotó dentro de la cola de Samira y ahora quedaba ella, entonces acá aproveche mi oportunidad para hacer acabar a esta diosa.
Mientras mi novio se sentaba en el sillón para reponerse yo me levanté de la silla y me senté en el piso frente a Samira, cruzamos nuestras piernas y nos trenzamos en una tijera riquísima.
Nuestras conchas calientes, llenas de nuestros fluidos se frotaban con intensidad, nos pegábamos cada vez más. Yo ya estaba excitadísima de nuevo. Samira gemía como una verdadera puta y sus gemidos eran increíblemente excitantes. Por momentos yo le comía las tetas, el cuello, la boca y volvíamos a frotarnos, estábamos enloquecidas hasta que ella me avisó que iba a acabar. Ahí me salí de la posición y me coloque entre sus piernas para chuparle su hermosa conchita. Le metí los dedos para sentir cómo iba a latirle la concha cuando acabara y así fue. Samira acabó y fue un momento glorioso e inolvidable para mi. Su concha latía intensamente, caían por mis dedos sus fluidos los cuales saboreaba sin perderme nada.
Después de unos minutos Samira se recostó en el piso, yo me coloque a un costado y Hernán al otro costado.
Terminamos la noche besándonos y acariciándonos hasta quedarnos dormidos.
Este fue el primero de varios encuentros que les voy a ir contando en otros relatos.
Me debatía entre golpear la puerta fingiendo que me había levantado de la cama a orinar y mostrar "sorpresa" ante la escena y luego unirme o directamente abrir la puerta y unirme. Mientras meditaba estas opciones podía oírlos y eso me ponía mucho más caliente de lo que ya estaba, fue entonces que dejándome llevar por la calentura que tenía me quité la remera y la tanga que llevaba puesta y abrí la puerta.
Los dos dejaron lo que estaban haciendo y me miraron, pasamos los tres unos segundos en silencio y Hernán me miró con algo de miedo por mi reacción, pero inmediatamente entendió que lo que yo estaba sintiendo no era enojo, sino excitación plena y fue ahí que se relajó y sin decir una sola palabra besó a Samira con intensidad, yo cerré la puerta y me senté en el inodoro, abrí mis piernas y me recosté contra la pared para poder observarlos con comodidad y masturbarme.
La bañera estaba llena de agua, ellos sentados frente a frente besándose, lamiéndose el cuerpo y yo masajeaba mi clítoris que a esta altura estaba empapado de mis fluidos.
El pelo negro de Samira todo mojado era hermoso de ver, los mechones caían sobre su espalda y algunos sobre sus grandes tetas. Su piel blanca estaba rosada por la calentura y el vapor que emanaba el agua caliente de la bañera. Samira era una verdadera muñeca.
Después de saborear a mi novio por largo rato Samira me ordenó que le trajera algo frío para tomar. Salí del baño, me dirigí hacia la cocina y cargue unas botellas de cerveza fría, entre al baño nuevamente y Samira me dijo que le abriera una botella a ella y a Hernán, obedecí, me acerque a la bañera me puse de rodillas y les di sus botellas. Ella tomaba y yo no podía quitarle los ojos de encima. Terminó de dar el trago y me miró a los ojos, en ese momento pude sentir que se me inundaba la concha de fluidos y empezaba a latirme, Samira tenía un poder sobre mi que yo no lograba dimensionar. Quería que me besara, que me ordenara lo que quisiera, quería ser suya.
Pude notar que ella sabía bien lo que generaba y haciendo uso de su poder quitó una pierna del agua, apoyo su pie sobre el borde de la bañera y giró su cabeza hacia Hernán.
Su pie estaba a tono con todo lo que ella era, era bellísimo y sin pensar demasiado me largué a besarlo. Besé sus dedos, su empeine y a su vez acariciaba su pierna.
Ella se recostó, abrió más su otra pierna y Hernán comenzó a masturbarla.
Yo no podía creer lo que estaba viviendo, una mujer que conocíamos se acababa de coger a mi novio y yo me encontraba ahora sirviéndole bebidas y besando sus pies. Todo parecía una gran locura, pero para mi concha todo parecía tener un sentido espectacular ya que no paraba de mojarme y tocarme mientras continuaba mi tarea de besar y acariciar sus pies.
Samira estaba cual reina observando como mi novio la masturbaba y como yo besaba su pie estando de rodillas.
Después de un rato volvió a meter su pierna a la bañera, se acercó a mí y me besó profundamente. La tomé de la cara y la presione contra mi aún más. Sin perder el tiempo comencé a masajear sus tetas y luego de unos minutos ella ordenó que salgamos del baño y vayamos al living para estar más cómodos y a mi particularmente me pidió que saliera del baño y la dejara unos minutos con Hernan a solas. Luego me enteraría que mientras yo esperaba afuera Samira le pidió a Hernán que le chupara la concha hasta que ella acabara.
Nos reunimos los tres en el living y a esta altura Hernán y yo solo esperábamos indicaciones de Samira.
Ella le dijo a Hernán que se sentara en el sillón y comenzó a chuparle la verga como una profesional. Yo me senté en una silla a un costado y observaba con atención cada movimiento, volaba de excitación, me metía los dedos en la concha y una vez mojados los pasaba por mi clítoris que parecía que iba a reventar. Samira mojó bien con su saliva la verga de mi novio y comenzó a realizarle una turca divina. Metió la verga de mi novio entre sus tetas y las agitaba de arriba a abajo sin parar, luego se paró, se puso de espaldas a él y haciendo una semi sentadilla colocó la verga de mi novio entre los cachetes de su cola y se frotaba, iba de adelante hacia atrás y lo mojaba con los fluidos que salían de su concha. Mi novio estaba enloquecido y yo sentía que iba a acabar en cualquier momento. Samira se acercó hasta mi, se puso de rodillas y comenzó a chuparme la concha a la vez que ordenó a mi novio que la cogiera por la cola. No pude aguantar más y tuve un orgasmo increíble, de los mejores que tuve en la vida. Enseguida mi novio explotó dentro de la cola de Samira y ahora quedaba ella, entonces acá aproveche mi oportunidad para hacer acabar a esta diosa.
Mientras mi novio se sentaba en el sillón para reponerse yo me levanté de la silla y me senté en el piso frente a Samira, cruzamos nuestras piernas y nos trenzamos en una tijera riquísima.
Nuestras conchas calientes, llenas de nuestros fluidos se frotaban con intensidad, nos pegábamos cada vez más. Yo ya estaba excitadísima de nuevo. Samira gemía como una verdadera puta y sus gemidos eran increíblemente excitantes. Por momentos yo le comía las tetas, el cuello, la boca y volvíamos a frotarnos, estábamos enloquecidas hasta que ella me avisó que iba a acabar. Ahí me salí de la posición y me coloque entre sus piernas para chuparle su hermosa conchita. Le metí los dedos para sentir cómo iba a latirle la concha cuando acabara y así fue. Samira acabó y fue un momento glorioso e inolvidable para mi. Su concha latía intensamente, caían por mis dedos sus fluidos los cuales saboreaba sin perderme nada.
Después de unos minutos Samira se recostó en el piso, yo me coloque a un costado y Hernán al otro costado.
Terminamos la noche besándonos y acariciándonos hasta quedarnos dormidos.
Este fue el primero de varios encuentros que les voy a ir contando en otros relatos.
1 comentarios - mirando a mi novio termine en trio