Estoy inmersa en un sueño extraño, demasiado fantástico.
Me encuentro en la punta de la cima formada por ositos de peluche.
Son todos muy peludos: mi piel desnuda disfruta esa suavidad.
De repente, toda la montaña empieza a balancearse.
Yo trato de mantener el equilibrio, para no caer desde allá arriba.
Algo me llama la atención: algunos de los osos parecen crecer.
Es raro, pero algunos ya no parecen ser de juguete, tampoco suaves.
Mi tanga desaparece, solo conservo el soutien y las medias.
Entonces, siento un dolor punzante, como si algo me penetrara.
Intento mirar qué es, pero solo veo paños de color marrón a mi alrededor.
Un par de suaves garras me sostienen y me hacen cabalgar.
Algo muy grueso invade mi sonrisa vertical, sin que yo pueda evitarlo.
Ahora puedo sentir un vaivén cadencioso, entrando y saliendo…
Estoy a punto de acabar; mi boca se abre para gritar y aullar…
Entonces me despierto, completamente desnuda, en mi propia cama.
Mi osito de peluche favorito está a mi lado, como mirándome.
Me parece ver que sonríe de manera libidinosa.
No, no puede ser, pienso, mientras lo acomodo en la cabecera.
Entonces, siento ese ardor en mi vientre
Me encuentro en la punta de la cima formada por ositos de peluche.
Son todos muy peludos: mi piel desnuda disfruta esa suavidad.
De repente, toda la montaña empieza a balancearse.
Yo trato de mantener el equilibrio, para no caer desde allá arriba.
Algo me llama la atención: algunos de los osos parecen crecer.
Es raro, pero algunos ya no parecen ser de juguete, tampoco suaves.
Mi tanga desaparece, solo conservo el soutien y las medias.
Entonces, siento un dolor punzante, como si algo me penetrara.
Intento mirar qué es, pero solo veo paños de color marrón a mi alrededor.
Un par de suaves garras me sostienen y me hacen cabalgar.
Algo muy grueso invade mi sonrisa vertical, sin que yo pueda evitarlo.
Ahora puedo sentir un vaivén cadencioso, entrando y saliendo…
Estoy a punto de acabar; mi boca se abre para gritar y aullar…
Entonces me despierto, completamente desnuda, en mi propia cama.
Mi osito de peluche favorito está a mi lado, como mirándome.
Me parece ver que sonríe de manera libidinosa.
No, no puede ser, pienso, mientras lo acomodo en la cabecera.
Entonces, siento ese ardor en mi vientre
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