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San Valentín con mi hermano (hermanos l)

La segunda parte lo tienen en: https://m.poringa.net/posts/relatos/5371888/Mi-madre-y-mi-hermano-lo-hacen-hermano-ll.html

¿Alguna vez han soñado con alguna fantasía incestuosa? ¿Tener relaciones (más que como familia) con algún miembro de consanguineidad? Si has respondido con NO a esas preguntas mejor deja de leer este relato, porque trata justamente de eso mismo.
El quince de febrero suele ser un día gris para muchas personas, en especial las que se sienten solas y piensan que por eso son las personas más desdichadas que habitan el planeta. En este caso me apena decir que me incluyo en ese grupo, al menos durante los hechos relatados. EL catorce de febrero, también la pase mal. Había terminado con mi novio hace dos días, el día de San Valentín me sabía a mierda. No quería saber nada.
Al parecer, mi hermano mayor, que llamaré Hugo, también estaba en las mismas. Por razones académicas, ambos coincidíamos en receso de la universidad, así ya llevábamos algunas semanas soportándonos en la casa de nuestros padres, que cuando entonces aún estaban juntos y luchaban por su relación.
No es que nos llevábamos mal con Hugo, solo que los dos ya estábamos crecidos y no nos entendíamos tan bien, en otra onda, por otro camino o como quieran decirlo.
El día mencionado, era un poco peor que de costumbre. No quiero que se engañen, quiero mucho a mi hermano y estoy seguro que el daría mucho por mí, solo que realmente a veces es insoportable. Nuestros padres habían salido a cenar por el día de los enamorados y nosotros habíamos quedados de caseros. Los dos solos. En realidad no planeamos nada juntos, yo haría la cena como la mayoría de las veces luego me encerraba en mi habitación a ver Netflix. Esa horrible adaptación del Brujo no se iba a ver sola.
Recortando, solos en casa. El siendo un pesado desde temprano, peleados a medias, le grité unas cuantas cosas, entre ellas "no sé como Alison te aguanta", Alison era su novia, era, porque el me respondió "no lo hace, ya me dejó hoy" y luego vino un incómodo silencio.
Decidí no decir más nada y fui a bañarme temprano, por si el agua no llevaba un poco la culpa. Al salir todo comenzó.
Fuera me esperaba Hugo, al parecer había ensayado la respuesta porque empezamos a discutir. A discutir mal. Yo estaba solo con la toalla de vestido y ambos gritábamos, justo fuera del baño. La cosa subió de tono y él, en un arranca me tomó de las manos. Yo forcejeé dramáticamente y como no podía ir mejor la toalla cayó al suelo. Quedé como Dios me trajo al mundo frente a mi hermano, tomados de las manos.
El silencio incómodo regresó. Solo un momento hasta que él, contra toda posibilidad, me asaltó.
Yo no hice nada mientras él me manoseaba mis tetas, mis nalgas y me presionaba contra él. No dije nada cuando me chupó los pezones y colocaba mi mano en su pantalón.
¿Qué estaba pasando? mil cosas pasaban por mí cabeza y por fin reaccioné, dije débilmente:
-¡No Hugo! - que obviamente solo sirvió para lo contrario, me colocó contra la pared y sus dedos invadieron mi entrepierna. Sus dedos entraron en mí y el calor subió hasta mi cabeza.
Así es, mi hermano me estaba masturbando, pero eso era lo mínimo que pasaría, solo que yo aún no lo sabía. Estaba, a esas alturas, tan mojada que no quería que se detuviese, pero agarré la parte que se moría de vergüenza y me zafé, corrí y telenovelezcamente tropecé con mi toalla. Como siguiendo el guion de una mala novela erótica caí al suelo, giré sobre mi espalda y miré a mi hermano, que ya se había abierto el pantalón. No pude dejar mirar su miembro, que tenía agarrado con su mano, grande, venoso, de cabeza roja y con el prepucio grueso. Quedé congelada. Él no.
Se acostó sobre mí y me penetró.
Yo alcancé las nubes. Mi vagina recibió amablemente su verga. Me hizo el amor ahí mismo, en el suelo, yo desnuda él solo con su pene fuera. Era como si no hubiera tiempo y no podía esperar para poseerme. Pero si había tiempo y se lo hice notar entre gemidos cuando le pedí que me llevará al sofá.
Me levantó y entre sus fuertes brazos llegamos a la sala. Follamos como conejos. Una y otra vez. Me acostó en el sofá y abrí mis piernas solícitamente. Me cogió como quiso. Atajando mis tobillos, con mis pies en sus hombros, con mis piernas cerradas, con mis piernas bien abiertas y de todas las formas posibles. De seguro se habrá visto tantos videos porno que se sabía de memoria todas las posiciones en la que se podía penetrar a una hermana. Como mínimo yo llegué al clímax como dos veces, di todo de mi parte, me abrí, apreté y fantaseé. Mi hermano me estaba cogiendo, bastante duro y no aguantaba todas esas sensaciones. Mi vulva explotaba y cuando el se subió al sofá para montarme sentí que su pene rozaba y me estiraba por dentro. Cuando empezó a saltar sobre mí pude ver colores que no sabía que existían. Grité y lloré de tanto placer. Nunca un pene me hizo sentir así, de seguro mi mamá me había dado a luz solo para poder recibir ese hermoso miembro.
Cuando por fin se cansó, retiró su pene de mi interior y cayó rendido a mi lado. Yo tome aire y energías. Me había dado vuelta. Pero no tardé en desear más y lo monté, de frente. Mis tetas frente a él, para que las acariciara y las comiera, lo que prefiera, no me importaba, tenía su falo bien dentro, hasta detrás el ombligo y movía la cintura lo justo para sentirlo.
De pronto, me sentí muy mal por las cosas que había dicho. Si, como esos desconocidos que se dicen te amo después de follar, totalmente innecesario. Igual insistí, desnuda y penetrada le pedí perdón, él me dijo que no importaba. Y menos mal porque no sabría muy bien como agarrar dignidad para levantarme de una verga que me hacía sentir tan bien.
Comenzó a contarme como le había dejado Alison y yo dejé de mover la cintura, como para darle seriedad a a la conversación. En ese momento era como si lo tuviera que hacer. El no dejaba de tocarme los pechos durante su relato.
Luego, perdí el control. Para entonces era una masa de emociones incontrolables, quizá por lo triste de sus palabras, por sentir a mi hermano solo el catorce de febrero, por verme reflejada en su historia. O porque estaba teniendo sexo con mi hermano de sangre. La razón no importó por agarré sus manos y me acerqué a su pecho diciéndole que sentía mucho su situación y que él se merecía una buena persona.
En ese instante nos miramos. Y nos besamos.
Seguro pensaran que era normal, ya que habíamos hecho el amor incontrolablemente. Están equivocados. Sus labios sobre los míos se sintió, como mínimo, raro. Ambos nos detuvimos y alejamos nuestros rostros, rojos como picantes maduros. Lo sé, en retrospectiva yo estaba totalmente desnuda frente a él. Hugo me había metido tanto pene que si lo midiéramos hubiésemos podido dar la vuelta a cuatro veces a la casa. mi vagina estaba tan mojada deseándolo y de hecho, el beso ocurrió cuando tenía su verga bien clavada dentro. Pero eso no importó ni lo pensé. El beso fue raro. Yo solo quería sexo, ¿no?
Desbaraté todas mis ideas levantándome, Hugo trato de detenerme pero le di la espalda. Y me senté sobré él. Comencé a darle sentones, lentamente. Mientras ocultaba mi cara y huía de su mirada. Por los siguientes minutos ninguno habló ni gimió, solo se escuchaba un leve aplauso cuando me sentaba, incluso sentí como mi hermano perdía dureza.
¿Qué pasaba? lo había arruinado. Me levanté otra vez y me arrodillé frente a él. Hugo intentó hablar. Pero le dije que se callara. Tomé su pene y empecé a masturbarlo, muy cerca de mi rostro.
Dejé de pensar y me enfoqué en darle una paja. Al parecer el también dejó de pensarlo tanto porque su verga recuperó la erección. 
- ¿Con que así te pajeas también? - bromeé retomando mi actitud de hermana pesada. Todo estaba bien, esto terminaría y no se repetiría nunca más. Esa sensación no la sentiría de nuevo. Al menos eso era lo que yo creía.
Ahora fue su turno de callarme la boca, retórica y literalmente hablando, porque me lo dijo al tiempo que tomaba mi cabello llevaba mi boca a su verga. Abrí mis labios, esta vez orales, para recibir esa hermosa verga sobre mi lengua. Chupe y lamí como mejor sabía. Devoré su prepucio delicadamente, lo metí así, tapado hasta el fondo de mi garganta, lo descubrí con mi lengua y luego lo volví a meter, hasta que mi campanilla se pegara con su glande. Y eso era solo meterlo pasando un poco la mitad.
Para llegar hasta sus bolas tuve que tragarlo de más. El me sujetaba cada vez que lo metía completo. 
Su pene estaba tan duro y a juzgar por los ruidos que Hugo producía estaba cerca de correrse. Seguí chupándolo, pensando en donde lo haría correrse. Tal vez en mis pechos, le dedicó mucho tiempo, quizá les gustaban. Lo quité de la boca y lo masturbé totalmente concentrada. Cada vena, cada pliegue, su dureza y su color. Todo era hermosa, quería comérmelo por completo. Su olor, fuerte a hombre mezclado con mis propios fluidos, ese sabor salado del liquido trasparente que producen todos los penes. Enviciada simplemente dije "Al carajo" y justo cuando Hugo explotaba me lo metí en la boca.
Uno, dos, tres chorros con respectivos espasmos me llenaron la boca. El olor a semen inundó mis fosas nasales y ese sabor tan particular, sin llegar a ser dulce, algo salado y algo ácido, que tiene el semen me llenó por completa. El cuarto y el quinto espasmo no lo esperé. Hugo no se había masturbado o era un increíble productor de esperma. Era tanto semen que se me escapó unas gotas por las comisuras. Tuve que tragarlo apresuradamente para no ahogarme. Yo no solía tragar semen, pero en esa ocasión lo hice como si fuera agua para un sediento. Tragué dos veces y aún tenía un poco en la boca. No me importó. Metí de vuelta el pene de mi hermano y terminé de tragar y limpiarlo.
- Pedí pizza hace un rato - Fue la respuesta de Hugo después de cinco minutos de limpieza, su pene volvía a ponerse duro, pero yo ya estaba totalmente usada. - Si sigues así tendré que repetir, hermanita - Bromeó, al menos yo pensé que bromeó, dejé de darle sexo oral por si las dudas.
Me levanté, fui a darme un baño nuevamente y me vestí. Cuando regresé a la sala mis padres habían regresado y por las largas caras que traían la cena no había sido tan romántica como esperaban.
He de aclarar que decidí no cepillarme. Y como detalle me comí la pizza con el sabor de mi hermano aún en la boca. No hablamos mucho. Cenamos rápido y el se fue a dormir. Yo quedé un rato más en la sala y luego su fui a mi habitación, todavía mareada por el revolcón, intentando no pensar demasiado en las consecuencias. No se tenía que repetir claro está, es decir, el amor de hermanos no era como lo habíamos hecho nosotros en la sala.
Había un chocolate sobre mi cama.
Cerré la puerta, pero no le eché llave.
Quizá el amor de hermanos si puede ser así


San Valentín con mi hermano (hermanos l)



hermano


oral

8 comentarios - San Valentín con mi hermano (hermanos l)

efprole
valla que la pasaron bien los hermanitos, buen relato
loncha31
Me encantó y que dura me dejaste la pija
juando_02
tremendooooooooo....calentisimooo te felicito..espero contin...besos
Perkooooo
Dev os mejore que e leido, van 10