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loca de placer

Soy una mujer muy orgullosa de su cuerpo y me esfuerzo a diario para cuidarlo realizando deportes y yendo al gimnasio. Mi cabello naturalmente es castaño, pero me realizo tratamientos que me hacen variar entre el rubio y el morocho.
Mido 1,68 mts, tengo unas grandes tetas, una afinada cintura y la parte más elogiada por los hombres es mi cola.


Un día me estaba chupando la concha,  y ante el inminente orgasmo me acomodé para practicar un 69. Me puse debajo de él y le tragué entera su pija, hasta que me dieron arcadas y mi baba, desde lo más profundo de mi garganta, bañó su pija y sin poder contenerme acabé dejando mis fluidos en su boca. Estaba desatada como nunca lo había estado y gozando de una manera única. Puse a mi marido boca arriba, le elevé las piernas y comencé a lamer su ano, lo sentía delicioso; luego pasé por sus bolas que lamía e introducía en mi boca desesperadamente y continué con su pija, lamiendo su tronco, succionando su cabeza y tragándola entera. Mi marido estaba sorprendido y aprovechaba la situación como si estuviese con una puta desconocida, agarraba mi cabeza y me empujaba hasta que mi nariz y barbilla chocaran contra su pubis y huevos. Cuando creí que estaba por acabar, me agarró, me acostó boca arriba y me penetró con fuerza, entrelacé mis piernas a su cintura y con las manos empujaba de su cola y pocos movimientos después, no pude contener un nuevo orgasmo que empapó toda su pija.
Ante esto me pidió que me ponga en cuatro y lo hice abriendo bien mis piernas y volvió a penetrar mi concha dilatada, deseosa y jugosa. Metía y sacaba mientras con una mano tiraba de mis cabellos y la otra la alternaba entre manoseando mis tetas y frotando mi clítoris. De vez en cuando sacaba por completo su pija y la frotaba sobre mi culo, lubricándolo con mis propios fluidos. Una vez que estuvo bien mojado, sus dedos que hasta hace un rato retorcían mis pezones, empezaron a juguetear en mi ano, penetrándolo de a poco hasta que finalmente entraron por completo. En ese momento sentí que un nuevo orgasmo me invadía y que era el momento perfecto para decirle lo que él tanto esperaba y finalmente le dije: “Cogeme por el culo”
Sacó sus dedos, escupió con certeza en mi agujero, apoyó la cabeza de su pija y empezó a empujar. Cuando su cabeza finalmente entró no pude evitar un pequeño y ahogado grito de dolor y arañar con fuerza las sábanas, la sacó y la volvió a meter suavemente, mi ano se iba acostumbrando y que cada vez que repetía el proceso me iba entrando más, cuando sentí que ya me había metido la mitad le dije: “Dale  metémela toda!!” Sin dudarlo empujó hasta el fondo y sentí como sus huevos se apretaban en mi cuerpo.
Hubo unos segundos donde se me cortó la respiración, pero poco a poco ese dolor inicial se fue transformando en placer… en un inmenso placer.
Al principio sus movimientos comenzaron siendo suaves, pero se iban incrementando hasta dármela con fuerza. Cada tanto la sacaba toda, escupía mi agujero abierto y la volvía a meter hasta el fondo. El placer me abordaba y por primera vez tuve mi primer orgasmo anal. Ante esto empezó a bombear más fuerte y duro mi culo hasta que sentí que su pija se hinchaba dentro de mí y al menos tres chorros de leche inundaron mi cola 

loca de placer

Sin sacármela nos acostamos en la cama, me agarró de ambas manos y no dijimos ni una palabra de lo sucedido. Cuando la sacó, mi culo estaba adolorido, ardido, lo sentía muy abierto y la leche rebalsaba y se escurría recorriendo toda la raja de mi concha.
Nos quedamos dormidos. Pero no todo terminaba ahí, recién comenzaba.

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