Era domingo por la mañana, yo estaba realizando mis rutinas en el gimnasio, como es habitual, cuando de pronto, escuché el sonido de mi móvil. Ese sonido que tenía asignado para Carla. Rápidamente paré y fui a consultar la pantalla de mi móvil, obviamente era Carla. “Quiero follarte ahora. Qué haces putita?” Y yo le dije que estaba en el gimnasio, que me quedaba un poquito y darme una duchita, que en una hora estaría allí. A lo que no tardó en enviarme una foto de su polla bien dura con un mensaje, “Ven ahora puta”. Así que dejé mis ejercicios y me fui a casa a Carla. De camino, ya en el metro iba pensando en la polla dura de Carla y no me paré en pensar que llevaba ropa ajustada y que se estaba marcando el bulto de mi polla excitada. Había una mujer sentada frente a mi, no se si su mirada era de curiosidad o de desaprobación, pero me incomodó y puse rápidamente mi bolsa de deporte delante, con la excusa de buscar algo…saqué mi bidón de agua y le di un trago. De vuelta a mis pensamientos calenturientos con Carla, sintiéndome más cómodo con la bolsa de deporte delante de mi, no me di cuenta que estaba jugando con el bidón de agua… menos mal que sonó mi parada… que vergüenza jajaja. En fin, ya en la calle, me apresuré a llegar al portal de Carla, toqué el timbre y me abrió, esta vez subi rápido por las escaleras. La puerta estaba entreabierta… entré y cerré tras de mi, deje mi bolsa de deporte en el recibidor y fui al encuentro de Carla.
Cuando entré en el salón, Carla no estaba allí. Normalmente me espera ahi, pero escuché un silbido, estaba en su habitación. Fui a su cuarto y ahí estaba, sobre la cama, pajeándose. Entré en la habitación y fui directo a su cama, me abalancé sobre su polla, que estaba dura y húmeda. “Bien putita, así me gusta, te estaba esperando. Quiero presentarte a alguien.” Con mis prisas y obsesionado con mamarle la polla, no me había dado cuenta que había otra chico en la habitación, también desnudo. “Te presento a Ángel”. Lo miré sorprendido y no lo pude evitar, le miré la polla, que estaba semi flácida, pero era bastante gorda, un glande rosado y gordo. “Estábamos jugando y he pensado que sería mejor si te unías, no?” Yo me quedé un poco sorprendido, la verdad es que no esperaba a nadie, ni estaba preparado… pero bueno, ahí estaba yo, arrodillado en la cama junto a Carla, con una mano agarrando su polla y con su sabor en mi boca. Ángel, me sonrió y se acercó, se puso arrodillado junto a Carla y comenzó a chupa la polla de Carla, se la metió en la boca y empezó a mamarla. Carla me miró y dijo “Venga putita, chupala tu también, quiero que me comáis la polla las dos… venga putasss” Y yo obediente como siempre, sin soltar la polla de Carla, comencé a pasar mis labios por ella, no tardamos en sincronizarnos y subiamos y bajabamos rítmicamente nuestros labios por aquella polla, nos turnábamos para meternos el glande en la boca. Mi lengua encontraba la lengua de Ángel, las dos lamían a la vez la polla de Carla, en algunos momentos intercambiamos besos con la polla de Carla entre nuestras bocas, era la primera vez que besaba a un chico. Carla nos animaba, “Muy bien putitas, seguid así, chupad putitas, chupad” y nosotros no dejamos de chupar aquella polla dura. De pronto Carla, agarró la cabeza de Ángel y le dijo, “Aprendre” y me miró a mi y me dijo, “Trágala toda” a lo cual eso hice, metí su polla hasta el fondo y la aguanté ahí, sintiendo la mano de Carla sobre mi y sintiendo como empujaba su polla dentro, follando mi garganta. Lentamente, saqué su polla y miré a Ángel y él agarró la polla y comenzó a meterla, intentaba tragarla toda pero sentía arcadas y Carla le forzaba, agarraba su cabeza y la empujaba. Recuerdo la excitación de aquel momento, de sentirme partícipe de aquello.
Así estuvimos un poco más, hasta que Carla dijo que quería follar. Así que nos pusimos los dos en 4 sobre la cama, ofreciendo nuestros culos y Carla comenzó a follarnos, la metía en uno y después en otro, a placer, pero se cansó de cambiar de sitió, así que nos hizo ponernos uno sobre otro. Yo ya la conocía de mucho más tiempo y sabía lo que quería, así que obedecí y me tumbé boca abajo sobre el colchón, Ángel tardó un poco en entendernos y se tumbó sobre mi espalda, dejando mi culo a la vista. Carla continuó follándonos, azotando nuestros culos… yo podía sentir la polla de Ángel sobre mi espalda, al principio flácida y húmeda como iba mojando mi espalda, después, fruto de la excitación y de las embestidas que le propiciaba Carla cuando lo follaba, la comencé a sentir dura, sentía como se frotaba contra mi espalda. Me estaba excitando sentir la polla de Ángel dura y empapada sobre mi espalda, no podía evitar tener en mi mente la imagen de su polla gorda y dura, mi polla también estaba igual contra el colchón. De pronto Carla dejó de follar a Ángel, pensé que ya se habría corrido y le habría dado la leche a él, pero no. “Venga putas, quiero ver cómo os coméis la polla” y dicho eso cambiamos la postura y Ángel y yo hicimos un 69 para complacer a Carla, que nos miraba atentamente, a los pies de la cama con su polla en la mano. Comenzamos a chuparnos nuestras pollas, me estaba gustando sentir la polla de Ángel en mi boca, y la estaba disfrutando pero Ángel no tardó en correrse y sentí su leche por mi cara. De pronto, Carla se sube a la cama y comenzó a correrse, también en mi cara y luego en la de Ángel. “Tomad putitas” y acabé en mi cara con leche de ambos. Después de esa descarga Carla le ordenó a Ángel que me chupase la polla hasta sacar mi leche.
Aquella fue la vez que conocí a Ángel, no me había imaginado que además de mi, Carla le estuviera dando su leche a otra putita. Lejos de sentirme celoso, me excitó.
Ese domingo el entrenamiento fue muy completo y nutritivo
Cuando entré en el salón, Carla no estaba allí. Normalmente me espera ahi, pero escuché un silbido, estaba en su habitación. Fui a su cuarto y ahí estaba, sobre la cama, pajeándose. Entré en la habitación y fui directo a su cama, me abalancé sobre su polla, que estaba dura y húmeda. “Bien putita, así me gusta, te estaba esperando. Quiero presentarte a alguien.” Con mis prisas y obsesionado con mamarle la polla, no me había dado cuenta que había otra chico en la habitación, también desnudo. “Te presento a Ángel”. Lo miré sorprendido y no lo pude evitar, le miré la polla, que estaba semi flácida, pero era bastante gorda, un glande rosado y gordo. “Estábamos jugando y he pensado que sería mejor si te unías, no?” Yo me quedé un poco sorprendido, la verdad es que no esperaba a nadie, ni estaba preparado… pero bueno, ahí estaba yo, arrodillado en la cama junto a Carla, con una mano agarrando su polla y con su sabor en mi boca. Ángel, me sonrió y se acercó, se puso arrodillado junto a Carla y comenzó a chupa la polla de Carla, se la metió en la boca y empezó a mamarla. Carla me miró y dijo “Venga putita, chupala tu también, quiero que me comáis la polla las dos… venga putasss” Y yo obediente como siempre, sin soltar la polla de Carla, comencé a pasar mis labios por ella, no tardamos en sincronizarnos y subiamos y bajabamos rítmicamente nuestros labios por aquella polla, nos turnábamos para meternos el glande en la boca. Mi lengua encontraba la lengua de Ángel, las dos lamían a la vez la polla de Carla, en algunos momentos intercambiamos besos con la polla de Carla entre nuestras bocas, era la primera vez que besaba a un chico. Carla nos animaba, “Muy bien putitas, seguid así, chupad putitas, chupad” y nosotros no dejamos de chupar aquella polla dura. De pronto Carla, agarró la cabeza de Ángel y le dijo, “Aprendre” y me miró a mi y me dijo, “Trágala toda” a lo cual eso hice, metí su polla hasta el fondo y la aguanté ahí, sintiendo la mano de Carla sobre mi y sintiendo como empujaba su polla dentro, follando mi garganta. Lentamente, saqué su polla y miré a Ángel y él agarró la polla y comenzó a meterla, intentaba tragarla toda pero sentía arcadas y Carla le forzaba, agarraba su cabeza y la empujaba. Recuerdo la excitación de aquel momento, de sentirme partícipe de aquello.
Así estuvimos un poco más, hasta que Carla dijo que quería follar. Así que nos pusimos los dos en 4 sobre la cama, ofreciendo nuestros culos y Carla comenzó a follarnos, la metía en uno y después en otro, a placer, pero se cansó de cambiar de sitió, así que nos hizo ponernos uno sobre otro. Yo ya la conocía de mucho más tiempo y sabía lo que quería, así que obedecí y me tumbé boca abajo sobre el colchón, Ángel tardó un poco en entendernos y se tumbó sobre mi espalda, dejando mi culo a la vista. Carla continuó follándonos, azotando nuestros culos… yo podía sentir la polla de Ángel sobre mi espalda, al principio flácida y húmeda como iba mojando mi espalda, después, fruto de la excitación y de las embestidas que le propiciaba Carla cuando lo follaba, la comencé a sentir dura, sentía como se frotaba contra mi espalda. Me estaba excitando sentir la polla de Ángel dura y empapada sobre mi espalda, no podía evitar tener en mi mente la imagen de su polla gorda y dura, mi polla también estaba igual contra el colchón. De pronto Carla dejó de follar a Ángel, pensé que ya se habría corrido y le habría dado la leche a él, pero no. “Venga putas, quiero ver cómo os coméis la polla” y dicho eso cambiamos la postura y Ángel y yo hicimos un 69 para complacer a Carla, que nos miraba atentamente, a los pies de la cama con su polla en la mano. Comenzamos a chuparnos nuestras pollas, me estaba gustando sentir la polla de Ángel en mi boca, y la estaba disfrutando pero Ángel no tardó en correrse y sentí su leche por mi cara. De pronto, Carla se sube a la cama y comenzó a correrse, también en mi cara y luego en la de Ángel. “Tomad putitas” y acabé en mi cara con leche de ambos. Después de esa descarga Carla le ordenó a Ángel que me chupase la polla hasta sacar mi leche.
Aquella fue la vez que conocí a Ángel, no me había imaginado que además de mi, Carla le estuviera dando su leche a otra putita. Lejos de sentirme celoso, me excitó.
Ese domingo el entrenamiento fue muy completo y nutritivo
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