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Cuando Volvió del Boliche

Siempre fue espectacular verla arreglarse, entrar desnuda ala aviación, la toalla en el pelo, las gotas de agua que todavía rodaban por sucuerpo. Verla elegir su ropa, maquillarse, mirarse al espejo y descubrir en surostro la mueca de satisfacción al verse tan bella, definitivamente una mujerhermosa que se reconoce como tal. Pero ese día era una excepción, al menos paramí.
Todo transcurrió tal cual sucedía siempre, su desnudez, sudedicación para estar bella, pero esta vez había algo más, no se trataba desensualidad, más bien se trataba de erotismo.
Hacía tiempo que en nuestra pareja habíamos incluido juegosexóticos y con ellos las fantasía y los juegos de rol, entre otras cosas. Ambosnos calentábamos mucho con la idea de que ella salga a seducir a alguien de suelección y luego regresara a casa para contar como es que le había ido. Estaidea me ponía al palo, imaginarla en esa situación me excitaba sobremanerapero, a la vez me inundaba de inseguridad y celos.
Claro que ella, esto, lo notaba y lo explotaba siempre quepodía. Cuando salía con sus amigas o cuando sucedía algún viaje por trabajo ocualquier otra situación parecida volvía a casa y me "contaba cómo mehabía puesto los cuernos" con alguien más.
Pero esta vez era distinto. No puedo precisarlo, algo me encendíalas alarmas y desataban mis celos. Claro que su atuendo resultó ser más sensualde lo normal. Aquel vestido cortísimo y entallado no dejaba nada a la vistapero marcaba a la perfección todas sus curvas, el escote, la curva que formabala tela al recorrer su cintura, sus muslos y muriendo apenas debajo de aquel género.Hasta su diminuta tanga de finas tiras era insinuada por la funda tela de aquelatuendo.
Y en mi inseguridad le dije: -¿Vas a ir sin corpiño?
-¡Mi amor! ¿Desde cuándo me vas a decir cómo vestirme?- Dijomirándome a los ojos esbozando una leve sonrisa escondida bajo un gesto de seguridad.
Yo me quedé allí, con cara de tarado, mirándola sin saberque contestar.
Se paró, caminó hacia mí y, agarrando mi rostro, me plantóun beso diciendo: -Da gracias que llevo tanga.
Y dándose media vuelta, agarro la cartera y dale de casa noantes de decir: - No me esperes despierto.
Nunca me había dicho a donde iba, aunque di por sentadosaldría con amigas.
Cené algo, me puse a mirar una película y a fumar un porrocuando, siendo aproximadamente la una de la mañana me llega un mensaje de ellapreguntando si estaba despertó, a lo cual contestó que sí y que si le pasabaalgo.
No, me dice,  soloquiero saber si quería jugar a algo.
No entendía muy bien que era lo que me estaba diciendo
Ante mi duda me dice: - ¿Querés que te cuente cuando lleguea casa como me fue con alguien más?
Yo, ni lento ni perezoso, le dije: - Sí, claro. Si no teanimas, siempre decís lo mismo y es puro cuento.
No volvió a escribirme hasta las 4 de la mañana que me mandóun mensaje para decirme que estaba volviendo a casa.
Claro que yo me había quedado un poco preocupado por laausencia de mensajes después de ese corte drástico de contacto. Pero tambiénsabía que era parte del juego y que,  alllegar ella a casa, íbamos a pegarnos flor de revolcada mientras me contabacomo la habían mirado, como se la habían querido levantar y como había cogidocon un tipo que le había comido la oreja. Yo sabía que esto siempre era mentirapero se trataba de seguirle el juego, después de todo se trataba de eso y yoagradecida al cielo tener una mujer que no dejara que la rutina invada,  también, nuestra intimidad.
Entonces desperté de mi vigilia y esperé a que entre a casa.Por fin la llevé se sintió en la puerta, me incorporé y prendí el velador. Ahíla vi, entrando a la pieza hermosa como se había ido. Ella me miró y dijo:-Hola mi amor.- Y se dirigió hacia mi parándose junto a la cama a la altura demi torso. - Mirá, cornudito, no tengo bombacha.- Me dijo de una y tomando mímano la dirigió a su entrepierna. Efectivamente no tenía la tanga y su conchaestaba muy húmeda.
Entrando en el juego le dije: - !Mmmm... putita! !Estas todamojada! ¿Te dejaron caliente?
-Uffff... si vos supieras? ! Te vas a querer cortar laspelotas cuando te cuente como te gorrié hoy.
- ! Dale amor! Venís caliente pero sé que esto es un juego. ¿Tenésla tenga en la cartera?
Ella me miró sería un instante, se dio la vuelta y me trajola cartera. - Mira si está adentro-. Me soltó altanera.
No la pude encontrar y me dirigí al comedor porqueseguramente la había dejado arriba de la mesa pero no estaba allí.
Volviendo a la aviación y estando frente a ella le preguntédonde la había dejado.
Entonces me dice mientras se acerca a mí y quedando frente afrente: - En el auto del flaco que me trajo.
Y cuando termino de decir esto me encajo un profundo beso alcual respondí algo descolocado. No era para menos, su aliento era similar aaquel que tiene cuando me hace esos orales magnífico, los cuales siempre vienenacompañados de  alguna fantasía.
Pero cuando me beso, el gusto de esa boca deliciosa que mevuelve loco,  sabía cómo cuando, en esaschupadas de pija llenas de palabrotas, me besaba luego de rasgarse toda laleche.
Cuando nuestras bocas se separaron la miré desconcertado.Ella sostenía esa mirada burlona. -¿Y, es un cuento nada más?- Me dijomirándome fijo a los ojos.
Baje mi vista a sus hermosas telas y pode ver como brillabaalgo entre ellas y una fuerte erección se apoderó de mi pija y, al instante,ella me empezó a acariciar el miembro sacándolo rápidamente de mi ropainterior.
-! Hija de puta, estuviste chupando una pija?!
Una risita acompañada de un gemido salió de su boca.
La empujé en la cama y me abalancé sobre ella volviéndola abesar mientras le acariciaba las piernas.
-¿Viste, cornudo, que no es cuento? Me dijo.
No aguante más y, mientras bajaba para chuparle toda laconcha, le pregunté: -¿Dónde dejaste dejaste tu bombacha?
-En el auto de un flaco te dije. Aparte de cornudo sos medioboludo?!
! Que yegua! Le empecé a practicar un cunnilingus mientrasme contaba como ella había levantado a un flaco en un pub, como chaparon, comose metieron mano, el orgasmo que le arrancó en una mesa alejada en aquel antro.Y como se la había cogido  en elestacionamiento donde dejó su auto. Se ve que esto sumado a mi tarea le calentótanto que explotó en un orgasmo.
-! Metémela ya!- Exigió mientras me tomaba de los pelos parallevarme sobre ella.
Yo, sacando mi cabeza de entre sus piernas y metiendo mipija, la volví a besar y, me contó cómo le había chapado la pija en la puertade casa a ese tipo en agradecimiento por haberla traído.
No aguantaba más, quería acabar y ella se ve que también,así que acabamos los dos al mismo tiempo.
Nos dormimos abrazados y felices, ella siendo tan puta y yotan cornudo.

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