Introducción: Mi nombre es Ricardo, a mis 35 años tengo éxito en los negocios, y estoy casado con una maravillosa esposa Paulina de 29 años. Los dos estamos muy enamorados y siempre hemos estado muy unidos, aunque en mi interior de alguna manera siempre faltaba algo. Como muchos hombres, siempre había tenido la fantasía de ver a mi esposa haciendo el amor con otro hombre. Se que la mayoría de la gente podría pensar en mí como alguien débil o fracasado, sin embargo, me considero masculino y fuerte, un hábil para los negocios y la idea podría ser todo menos un capricho. Siempre me ha excitado mucho la idea de que mi esposa sea una chica sexy y decidida.
Paolina siempre ha disfrutado de ser una mujer muy sexy, pero como en la mayoría de los casos, nunca se consideraría parte de mis ideas, dejándome con mis fantasías y mi imaginación solo en aumento.
Algunos artículos en internet dicen que la fantasía número uno de los hombres actualmente, por encima de todas las demás, es la de ver a otro hombre hacer el amor con su esposa, y que esta cifra para el 2023 irá en aumento. Fue agradable descubrir que no estaba solo, pero dentro de mí realmente quería que se hiciera realidad en mi vida.
Me tomé el valor de revelarle mis fantasías a mi esposa por la confianza que a lo largo de estos 8 años juntos se había ido construyendo. Las razones de mi esposa para no seguirme el juego eran las clásicas, ella sintió que en realidad yo nunca sería capaz de manejarlo, especialmente si ella lo disfrutaba y que nuestro matrimonio, nuestras vidas se arruinarían si lo hacía. Esto solo me hizo explicarle más sobre cuánto me excitaría y cómo "cuanto más lo disfrutará ella, más me encantaría a mí".
Sabía que los hombres con cuerpos estéticos y miembros grandes le excitaban, así que compartí en detalle mis fantasías sobre ello y como me gustaría que ella los disfrutara. Tenía la esperanza de que despertaría tarde o temprano algo en ella que la haría querer jugar mi juego erótico.
Le confesé que me encantaría ver una gran polla deslizándose dentro y fuera de ella y como me encantaría mirarla a los ojos mientras le ofrecía un masaje con sus labios carnosos a la polla de otro hombre.
Cuando le hablaba así durante la intimidad, siempre se mojaba mucho, me chupaba y me follaba salvajemente. Admitió que la idea era excitante durante nuestras relaciones pero que nunca lo consideraría hacer en realidad.
En alguna sesión de fabuloso sexo lo considero y dijo "Si lo hago, sería con alguien que yo eligiera y con quien estuviera muy excitada" pero después se convertía en un punto de silencio aceptando que nunca sucedería y que solo había sido como parte del juego.
Mi esposa tiene un buen talle, siempre se ha mantenido en forma a sus 29 años era una diosa en su figura, frecuentaba el gimnasio todos los días, cuidando su alimentación y su elegante forma de vestir, 1.65 cm de estatura la hacían 7 cm más baja que yo. Aunque su mayor atractivo se encontraba en su cola, una que no pasaba desapercibida en cualquier lugar que visitaba acompañada de su estrecha cintura que había ganado con mucha dedicación y unos pechos que si bien no eran los más grandes completaban la escultural figura dándole un toque digno de cualquier modelo de revista.
Paulina siempre ha mantenido su intimidad solo recortada, nunca había querido afeitarse por completo "Demasiado problema" decía cada que la cuestionaba, sabiendo cuánto me excitaban los coños afeitados.
Durante los últimos años, el sexo se iba tornando raro y aburrido, yo era el tipo que necesitaba desesperadamente una vida sexual excitante y creativa. Lo anhelaba, pero eventualmente comencé a perder interés en ella sexualmente, debido a lo que yo llamo "nuestra masturbación estilo misionero mutuo", todo, hasta nuestros juegos de fantasía se volvieron obsoletos.
Ambos disfrutábamos experimentar en el dormitorio, pero eso se estaba perdiendo, ser sumisa era lo que más le excitaba, pero en ocasiones para ser creativos le encantaba molestarme y tomar el control, aunque eso también se había acabado. Lo que estaba por suceder en nuestras vidas iba a reavivar la llama y darle lo mejor de ambos mundos.
El primer cambio que noté en ella fue poco después de que ella y su nueva amiga del trabajo "Kentya", fueran a una despedida de soltera. La había visto a ella y a su esposo haciendo ejercicio recientemente en el mismo gimnasio donde Pau y yo vamos, eran una pareja simpática.
Pau y Kentya asistieron a la despedida de soltera con un grupo de amigas. Me había dicho que una de las chicas iba a contratar un par de strippers masculinos para que vinieran a la fiesta. Sentí que ella había dejado escapar esa información, sólo para estimular mi imaginación, lo cual por supuesto sucedió. Toda la noche imaginé los escenarios más decadentes, que seguramente no sucederían, pero de todos modos fue divertido jugar con mi loca mente.
Cuando llegó a casa, inmediatamente se metió en la cama, retiró la sábana y envolvió una mano alrededor de mi polla y con la otra amaso mis bolas. Ella comenzó a lamer arriba y abajo de mi eje y a mordisquear la parte inferior de la cabeza, lo que provocó que inmediatamente se pusiera hinchada para ella.
Lamía arriba y abajo riéndose sensualmente mientras me veía, luego envolvió la cabeza con su cálida boca. Mis caderas comenzaron a subir para encontrarse con ella mientras dejaba que le follara la boca.
Se abofeteó las mejillas con ella unas cuantas veces y se la frotó por todos los labios mientras volvía a su boca una y otra vez.
—Lamento despertarte querido...mmm, pero necesito un poco de ella— susurró.
Luego se subió encima de mí, tomando mi polla y frotando la cabeza contra su clítoris resbaladizo, masturbándose con él y trabajándolo dentro de su coño extremadamente liso y resbaladizo. Su calor me envolvió mientras me esforzaba por contenerme de llenarla con mi semen en el acto.
Puso sus manos en mi pecho y levantó sus caderas hacia arriba y hacia abajo mientras me follaba y besaba como no lo había hecho en años. ¡Fue maravilloso! ¿Dónde había estado esta mujer?
—Tienes que empezar a darle más polla a tu esposa —dijo. Mientras me seducía. En poco tiempo se corrió, curvando su cuerpo sobre mí y clavando sus uñas en mis hombros, luego la seguí rápidamente llenándola con mi semen tibio. Fue rápido para los dos, pero ambos lo necesitábamos tanto.
A la mañana siguiente le dije que quería que empezara a ir a más fiestas como esa. Me contó un poco sobre la noche, pero dudaba en contarme detalles. Todos se habían reunido para tomar unos tragos alrededor de las 6 p.m. Posteriormente la fiesta se trasladó a la casa de una de las chicas. Ella dijo que todos habían jurado guardar el secreto sobre los strippers, pero admitió que era muy sexy tener a dos hombres desnudos parados allí, con sus miembros balanceándose frente a ellas.
Pregunté cómo se veían.
—¿Los hombres o sus pollas? —decía con una risita —Se veían fabulosos, los hombres se veían como cualquiera esperaría guapos, magníficos y sus penes se veían... mejor de lo que esperaba.
Le pregunté si le excitaba tenerlos allí desnudos frente a ella y si alguna de las chicas llegó a tocarlos.
Tomó un sorbo de su café y pensó —No pude evitar emocionarme, nunca antes había visto a dos hombres desnudos al mismo tiempo, especialmente con ese físico y ese rostro, y con sus pollas a solo centímetros de mi cara.
—No estás molesto ¿verdad? —dijo —fue solo una noche de chicas inocentes.
Me miró sonriendo mientras me lo decía.
Le aseguré que no lo estaba y le pregunté si había pasado algo más.
—Mmm...bueno te diré esto... me dirigía al baño y escuche algo de una habitación por la que pase, la puerta estaba abierta así que me asome...
—¿Qué viste? —pregunté.
Dudo de nuevo, eligiendo si debía decírmelo o no.
—Vi a una de las chicas montarse a horcajadas sobre uno de los chicos mientras él estaba acostado allí. Ella lo estaba follando allí mismo en el suelo, mientras su trasero subía y bajaba, podía ver la polla brillante deslizándose dentro y fuera de ella.
—¿Pasó algo más? —presioné.
—Bueno más tarde, después de que había regresado a la sala principal, me di cuenta que el otro chico tampoco estaba entre las chicas, así que me fui a buscar por la casa, mi curiosidad estaba al tope, finalmente llegué a una puerta donde escuché risitas, lentamente la abrí y a través del espejo interior, pude ver a dos de las chicas compartiendo la polla del chico, dándosela a comer entre sí.
La estaba lamiendo y chupando como un poste, me quede pegada, continuaron lamiéndole mientras se corría, besándose y lamiendo su pene, nunca había visto nada tan lujurioso en mi vida —dijo apenada.
—¡Pensé que conocía a estas chicas! Nunca hubiera sospechado que harían algo así a puerta cerrada.
—¿Quién fue? —pregunte invadido por la curiosidad de conocer la identidad de sus amigas.
—¡Estás loco! Es información privada y privilegiada no puedo decirte eso. Aunque... no fui una de las afortunadas fue muy estimulante de ver no podía quitarles los ojos de encima me sentía tan ingenua.
Paulina comenzó a ser un poco más juguetona en la cama después de aquel día, a usar ropa más sexy como la de años atrás, sentí que tenía que ver la actitud liberar de sus amigas esa noche.
Ella nunca fue la misma después de esa noche. Las cosas eran diferentes conmigo también. Mis fantasías habían recibido una nueva energía. Me encantó que ella hubiera estado allí y visto todo eso, sobre todo que le hubiera excitado. Comenzamos a hablarnos más desagradablemente durante el sexo y a disfrutarlo más.
Una noche me hizo bailar para ella en el dormitorio y mientras lo hacía gateó hacia mí a cuatro patas y comenzó a lamer y chupar mi polla. Ella tiró de mi miembro como un cachorro amamantando una teta. No pude evitar pensar que ella me estaba haciendo a mí lo que había querido hacerles a los strippers esa noche en la fiesta.
Ella y Kentya se hicieron muy buenas amigas y comenzaron a salir en plan "noche de chicas" cada dos miércoles de noche. Unas semanas más tarde, una mañana después de haber salido con Kentya la noche anterior, me preguntó si podíamos vernos después del trabajo para tomarnos unas copas en un bar del centro.
Hacía años que no salíamos a tomar algo en ese plan por lo que acepté con todo gusto. Había estado allí una vez con un cliente extranjero, es un lugar elegante en el centro de la ciudad, con paredes de caoba, de un lado un restaurante y del otro un bar separado únicamente por un desnivel en el suelo.
Yo llegué antes que ella, tomaba un whisky en una cabina apartada, privada y aislada del bar. Paulina entro luciendo genial, atípicamente vestida con un sexy vestido negro y lentes de sol en el cabello. Me puse de pie, nos besamos y abrazamos, la felicité por lucir tan extraordinaria.
Tomamos unas copas y pasamos un rato agradable, relajado y romántico. Ella estaba nerviosa tomando sus bebidas apresuradamente, aunque ninguno de nosotros bebía tanto en estos días.
Luego, después de encontrar su coraje, de la nada me miró a los ojos y dijo —Richi, tengo una propuesta para ti.
Deje mi bebida mientras deslizaba sus manos sobre las mías. No tenía idea de lo que estaba en su mente. Se armó de valor y fue directo al grano.
—Quiero darte algo —mire sus ojos sexys mientras hablaba tratando de ver qué estaba pasando.
—¿Qué? —pregunté.
—¿Cuál es tu fantasía favorita? —continuó —¿ya sabes... lo qué has intentado que haga durante tantos años?
Sabía de lo que hablaba, pero por alguna razón no quería decirlo, me había defraudado demasiadas veces.
—Ven mírame —dijo mientras se inclinaba hacia mí sobre la mesa levantando una ceja —Ambos sabemos lo que siempre has querido que haga, ahora dime ¿Cuál es tu mayor fantasía?
Guarde silencio unos segundos —¿Qué tengas sexo con otros hombres? — lo saque de lo más profundo de mi garganta?
Ella se inclinó adelante, sonriendo. Las bebidas le habían dado un agradable subidón —¿Todavía quieres que chupe otra polla para ti, tal vez dejarte mirar?.
En un latido gigante, mi corazón sintió que abandonaba mi pecho, latía tan fuerte; sentí que ella podía oírlo, sus palabras me tomaron completamente por sorpresa.
Ella nunca habló así, nunca se burló de mí de esta manera y especialmente sobre ese tema, al menos no en un ambiente normal lejos de la cama, incluso allí la iniciativa siempre era mía, estaba tan emocionado y excitado al escuchar todo eso que no podía hablar. En el mismo instante, completamente aterrorizado por este cambio drástico en mi esposa, ¿había encontrado un amante? ¿Estaba acaso a punto de perderla?
Pasé de ser un esposo alegre y ligero que se divierte con su esposa, a ser un completo y excitado manojo de nervios.
—Sólo dime... ¿Si o no? ¿Todavía lo quieres? —insistió ella.
¿Qué estaba pasando aquí? No supe cómo responder, mi corazón latía con fuerza mientras su pregunta seguía esperando respuesta, me miró a los ojos esperando mi respuesta.
—Sí —dije por reflejo, después de quererlo y desearlo por tanto tiempo.
—¿Estarías celoso si lo disfrutara? —preguntó.
—Sí probablemente —respondí.
—Si te pone celoso, ¿quisieras que me detuviera? —dijo.
—No, bueno... suponiéndolo me gustaría que te divirtieras —respondí con un nudo en la garganta.
—¿Querrías que me divirtiera y te pusiera celoso entonces, sin importar qué? ¿Es eso lo que estás diciendo? —preguntó ella.
La miré sintiéndome un poco avergonzado, sostuve mi bebida con ambas manos, respire y contesté —Sí, eso es lo que más me emocionaría, que lo disfrutes pase lo que pase.
—¿Y crees que podrías manejarlo? —dijo mientras mantenía sus ojos en los míos.
—Creo que podría intentarlo —respondí.
—¡Qué bien! —respondió con una ligera sonrisa —Pero...será mejor que sepas que puedes —dijo levantando mi mano a sus labios y besándola con amor —Eso me facilitaría darte lo que quieres... ¡Y quiero darte tu fantasía!
Sabía que podía ver el color en mi rostro mientras decía sus palabras.
—¿Tú lo harías? ¿Pero… —pregunté tímidamente en estado de shock.
—¡Pero nada! —me interrumpió —Sin embargo, hay una cosa...tenemos que seguir reglas.
—¿Reglas? —contesté.
Se dio la vuelta y abrió su bolso, buscando a tientas y sacando una hoja mal doblada por la mitad.
—La única forma en que esto puede funcionar, es si sólo estás de acuerdo con estas reglas —dijo con una sonrisa burlona en su rostro.
Ella tenía todo esto planeado, empujó una hoja a mi lado de la mesa. Terminé mi bebida con un sorbo fuerte y levanté dos dedos al mesero, necesitaba una recarga y rápido.
—Léelos y dime tu decisión —dijo —una vez que hagas tu elección no hay forma de revertirla, si decides que no quieres que haga esto, entonces tendrás que prometerme que nunca jamás me pedirás que cumpla esta fantasía tuya de nuevo.
Si quieres que lo haga tendrás que firmar el acuerdo y entender que las reglas son sólidas, si alguna vez rompes o te quejas o me haces pensar de alguna manera que no puedes manejar los celos será muy sencillo, pararemos y volveremos a nuestra vida menos aventurera, monótona para no volver jamás a esto ni una sola vez. Todo o nada, es la única forma en que puedo hacer esto ¿entiendes? —preguntó nerviosa, sonriendo ligeramente, pero mirándome directamente a los ojos —Lo último que querría sería que esto dañara nuestra relación, solo quiero que sea mejor para los dos —terminó.
—Entiendo —dije sintiéndome sumamente nervioso, temblando de anticipación y con miedo de lo que largamente deseada fantasía ahora me estaba cosechando.
El mesero regresó con nuestras bebidas y se fue, tomé los papeles y traté de que Paulina no los viera temblar en mi mano cuando los comencé a desdoblar y comenzar a leerlos.
"El acuerdo a continuación es absoluto e inquebrantable.
Para mi amado esposo:
Sabes que tuve muy pocos años como soltera y que siempre he sido una buena chica, mientras que mis amigas parecían tener toda la diversión. Ahora quiero experimentar la libertad que tienen, siempre quise expresar mi lado salvaje, pero tenía miedo de lo que tú u otras personas pensarían.
Durante los próximos tres meses quiero disfrutar de la libertad de ser la mujer sexy que he querido ser y cumplir tu fantasía como lo deseas, pero si lo hago debes aceptar lo siguiente:
Debes entender que te pondré a prueba y haré demostrar que puedes manejar tus fantasías hechas realidad.
Debes entender que debes pasar cada prueba, o tu fantasía terminará abruptamente.
Debes darme permiso para tener sexo con quien yo quiera delante de ti o sin ti, y sin limitación.
Si decido hacerlo frente a ti, no dirás nada al respecto y serás un anfitrión perfecto para mis amigos.
Nunca me detendré, incluso si creo que te estas poniendo sumamente celoso o si la humillación hacia ti fuera muy notoria.
Puedo quedarme fuera de esto cuando quiera.
Te tranquilizaré a menudo contándote mis aventuras y debes escuchar con mucha atención.
No puedes salir con nadie y te quedarás en casa cuando yo no esté, esta fantasía es tuya, tú quieres verme con otros, yo no quiero verte a ti con otras.
Harás cualquier cosa que mis amantes te pidan o te digan que hagas.
Debes entender que sí por alguna razón siento que no puedes manejar esto, anularé este acuerdo y debes prometer que nunca más me pedirás que haga algo así de nuevo.
Acepto todo lo anterior y cualquier cosa que desee agregar más adelante a la lista.
Tu amado Esposo.
_____________________
Firma."
Un revuelco en mi interior y mis manos sudadas daban indicios de la realidad que estaba viviendo, cuando aparté los ojos de las hojas ella continuó.
—Sé que esto parece mucho más extremo de lo que esperabas, pero para que esto funcione en la realidad, tengo que saber de antemano lo que puedo y no puedo hacer, sería devastador si de repente me detuvieras mientras hago el amor con alguien —dijo cautelosa —requerirá mucha disciplina de tu parte, pero quiero estar segura de que puedes manejarlo, así que tendrás que demostrarme tu valía.
Realizó una pausa mientras daba un sorbo a su bebida —Si pasas mis pruebas continuaremos, si no pasas ninguna... bueno probablemente no habrías podido manejar lo que venga después de todos modos.
No había conocido nunca esta actitud de mi esposa, esta era tan definida de su parte, ella tenía el control de su sexo de todo y me excitaba.
—¿Estamos de acuerdo? —preguntó —¿O simplemente quieres mantenerlo como una fantasía?
—¿Puedo pensar en ello durante la noche? —Pregunté.
—¡No! Necesito saberlo ahora mismo, para mañana puedo cambiar de opinión —respondió rápidamente.
El bar parecía estar en un torbellino, la miré —"¡Es ahora o nunca!" —dijo ella.
Miré la lista nuevamente, mi polla estaba dura en mis pantalones. Tomé un bolígrafo, la miré y lo firme, deslizando la hoja de nuevo por la mesa hacia ella.
—¿Esto te excita tanto como a mí? —pregunté.
Mirándome, Pau bajó su mano por debajo de la mesa y en un ligero movimiento que se perdía entre el mantel de la mano, subió su brazo moviendo su mano hacia a mí con su dedo índice mojado con lo que parecían sus sexys jugos.
—Casi siento que la idea es mía —dijo —supongo que también debería firmar nuestro acuerdo ¿no? —presionando su dedo en el contrato, dejando una huella húmeda al lado de mi firma —¿Eso responde a tu pregunta?
Luego levantó de nuevo su dedo a mis labios en esta nueva personalidad de ella.
Lo bese impactado por el mar de sensaciones que todo esto había provocado en mí.
—Creo que necesito un trago —me dijo —¿quieres un trago conmigo? —preguntó.
—Una especie de trago para brindar por nuestro acuerdo —agrego —creo que me gustaría sexo en la playa, Kentya me dijo que me iba a encantar —dijo con una sonrisita.
Nos quedamos más tiempo disfrutando de una cena y baile, era una agradable cena romántica, le pregunté qué había provocado este cambio en ella. Más tarde descubrí que ella y Kentya se habían vuelto muy unidas y compartían asuntos muy privados.
El marido de Kentya se parecía mucho a mí, vivían al otro lado de la ciudad, y por mucho tiempo le insistió en que se acostará con su mejor amigo. Ella al igual que mi esposa no estaba para eso en lo absoluto.
Sin embargo, una noche no planeada claro, terminó en la cama entre su esposo y su amigo donde descubrió que podía encontrar placer en todo ello.
—Kentya dice que le encanto tener dos pollas compitiendo por su atención y tratando de complacerla —dijo Pau —ella cree que la mayoría de nosotras, las esposas, nos hemos equivocado, Kentya dice que nuestros esposos quieren que seamos sexys, ellos quieren que seamos pervertidas, como tú quieres que disfrutemos el sexo, contigo o con otros o tal vez con una mujer, al final todo es sobre el placer.
Paulina mantenía su mirada en distintas partes del bar mientras continuaba contándome lo que Kentya le había contado ella.
—Kentya dice que cuanto más desagradable se pone frente a su esposo, más le gusta a él y más dulce la trata, ella piensa que él es como muchos hombres, un cornudo latente. Así que ahora juega con su mente mucho, bromeando con él acerca de otros hombres que ella quiere, ella piensa que tú puedes ser como su esposo y que debería jugar contigo de la misma forma.
Las mujeres también necesitamos y nos encanta el sexo, muchas de nosotras simplemente no lo admitimos. Entonces ¿por qué no?, especialmente si podemos hacerlo frente a nuestros maridos y sin hacer trampa —concluyó.
A mi parecer Kentya no era la imagen de lo que mi esposa me contaba, era linda y parecía conservadora, nunca adivinarías que todo eso pasaba por su mente, "esposo afortunado" pensé.
Después de la cena sugerí que hiciéramos algo para sellar la noche.
Le encantaba bailar más que nada en el mundo y había un nuevo club de baile de moda a unas puertas de la calle, así que la desafié a que me mostrara que hablaba en serio: un primer acto de su nueva feminidad.
Siempre había querido ir a un club, luego que ella entrara detrás de mí y se uniera a mí en el bar como si no estuviéramos juntos. Luego quizá ver a otros hombres tratar de ligarla. Por supuesto, ella nunca haría eso en el pasado. Entonces ahora, la confronte.
Ella sonrió —¿No crees que estoy preparado para el desafío?
Negué con la cabeza —No, quiero que seas una buena esposa sumisa esta noche y me demuestres que hablas en serio —dije.
Ella me miró unos momentos —¿Por qué no pagas la cuenta de la cena mientras voy a refrescarme? —dijo.
Lo hice y cuando volvió tenía una sensualidad en su caminar y ver sus pechos balanceándose bajo el vestido negro. Discretamente me entregó sus bragas negras y su sostén —Serías un buen esposo y dejarías esto en el auto, no creo que los necesite esta noche.
—Me quedaré y terminaré mi bebida aquí, hasta que tengas tiempo de entrar al club que dices y encuentres un lugar, estaré allí contigo pronto.
Salí del bar y me dirigí al auto con su ropa interior, apresurándome para dirigirme al club lo más pronto posible. Caminé hacia la entrada del lugar, un tipo me recibió y me ofreció un lugar en las mesas disponibles a lo que respondí que estaría en la barra. Pedí mi primer trago y esperé. A los pocos minutos vi a mi bella esposa entrar al club seguida de la mirada del hombre de la puerta y de varios hombres que estaban alrededor.
Se unió a mí en la barra. Al principio me ignoró como si no me conociera, le ofrecí un trago y ella hizo bien su papel, con un agradecimiento casual.
No tomó tiempo para que los hombres del lugar comenzaran a coquetear con ella. Ella los rechazó uno a uno confundiéndome un poco. Me incliné y le pregunté si quería irse a casa, pensando que no estaba interesada.
—¡Oh no! —dijo mirando al otro lado de la habitación —solo estoy esperando al chico mulato que está al otro lado de la pista, no deja de mirarme, pero no ha venido.
Se dio la vuelta para mirar hacia la barra —Si voy a jugar a esto, voy a esperar lo que quiero —dijo mientras tomaba un sorbo de su bebida.
En poco tiempo el chico se dirigió hacia ella, al principio se comportó tímida con él, luego coqueteó, volteando su cabello y dando todas las señales femeninas mientras se encontraba a lado mío separada de unos cuantos centímetros en la barra.
Como pensé el chico la invitó a la pista y ella aceptó. Eran una de las parejas que bailaba muy cerca, él la rodeó con sus brazos detrás y balanceó sus caderas al ritmo de la música del lugar. No les tomó tiempo disolverse entre la multitud, pero ella se mantuvo cerca de mí en el bar. Podía verlos abrazados, ella entendiendo sus piernas alrededor de una de las de él mientras giraba sus caderas sobre él.
Parecían no abandonar nunca la pista, aceptaban volver de vez en cuando para tomar algo y tomar un respiro, y luego volvían a salir a bailar. Ella siempre volvía junto a mi taburete y me frotaba la pierna o la polla mientras él intentaba besarle el cuello o pasarle las manos por el cuerpo.
Vi tocarle disimuladamente el trasero a mi esposa mientras estaban allí a mi lado, ella pasó su mano por el frente de su entrepierna dejando que su mano rozara su polla mientras sentía la mía con la otra mano.
Cuando lo hizo, pasé la mano por debajo de su falda desde atrás, deslizándola por detrás de sus muslos y entre sus piernas. Sentí su coño mojado mientras lo movía hacía mí. Mis dedos se deslizaron fácilmente entre los resbaladizos pliegues de carne. Ahí estaba yo, en público donde nadie podía ver, sintiendo su intimidad como ella sentía mi polla en una mano y la polla del extraño a su lado con la otra. Parecía que se estaba volviendo loca.
Cuando sus intentos del chico de sacarla fuera del club fallaron, la sacó a bailar de nuevo. Ella se volvió y me guiñó un ojo. Pronto un amigo suyo se unió a ellos en la pista de baile, los tres comenzaron a bailar, colocándola entre ellos. Le encantaba, sus brazos levantados en alto mientras se presionaban contra ella, luego se volvía a sus brazos alrededor del chico frente a ella, mientras él sostenía su trasero mientras el otro se frotaba contra ella por detrás.
Cuando se separó de ellos se dirigió con un beso muy cerca de los labios de ambos y me hizo señas para encontrarme con ella fuera del club. Esa noche la devoré casi arrancándole la ropa apenas dimos un pie dentro de la casa.
Mientras hacíamos el amor me contó lo mucho que le había excitado que él se frotara contra ella y prácticamente la follara allí en el suelo delante de todos y de mí.
Le pregunté si le gustaba sentir otro miembro masculino.
—Sí, sentí las pollas de ambos cuando bailaban conmigo. Fue tan emocionante sentir a dos hombres rozándose contra mí y sus manos sintiéndose sobre mí. Me moje tanto.
No hace falta decir que hicimos el amor una segunda vez, debo haberla llenado hasta rebosar hasta que colapsamos en los brazos del otro.
—¿Podemos hacerlo de nuevo la próxima semana? —susurró en voz baja antes de que me quedara dormido.
Lo que no sabía era que día a día ella comenzó a amarlo más y pronto nuestra vida sexual estuvo a punto de cambiar para siempre.
La primera semana fue más o menos lo mismo, lo aceptó nuestra vida sexual fue instantáneamente mejor. Hablaba sucio en la cama conmigo, diciéndome que siempre había pensado que sería sexy tener dos pollas a la vez, que sería divertido torturarme lamiendo otra polla delante mío. Y constantemente me hacía decirle cómo quería que hiciera las cosas con ellos.
Era cálida y optimista conmigo, flirteando mucho más conmigo. Se mantuvo hermosa, casi alardeando frente a mí, se burlaba de mí caminando medio desnuda y cambiándose frente a mí.
El dueño de nuestro gimnasio Marcos, un ex abogado, siempre había tratado de entablar conversaciones con Paulina mientras hacíamos ejercicio, incluso cuando yo estaba allí. Aunque ella lo había ignorado continuamente en el pasado y lo había rechazado cortésmente, me sentí estimulado por sus acercamientos y un poco celoso de él. Las cosas ahora eran diferentes.
Ahora ella no lo estaba ignorando. Y ahora él siempre estaba frente a su máquina hablando y riéndose con ella, ambos coqueteando como dos niños de secundaria, como si yo no estuviera allí, aceptando su mirada ocasional hacía mí con su dulce sonrisa.
Él fue mi primera punzada real. No pude evitarlo. De todas las personas, este sería el hombre, el primero.
Marcos era un hombre bien parecido, un verdadero fanático del fitness y tenía un gran cuerpo voluminoso. No abultado ni sobre construido, simplemente bien cincelado. Tiene una personalidad más externa que la mía, más del tipo encantador y puede ser un poco arrogante a veces, pero el tipo de persona que a todos les gusta y quieren conocer. Ahora parecía haberse convertido en su entrenador personal, con las manos en ella cada que podía. Todo esto me hizo sentir inseguro, pero al mismo tiempo me sentía estimulado.
Una noche, después de terminar sus rutinas, se dirigió a los vestidores a tomar una ducha y a vestirse, cuando regresó se acercó a mí mientras aún hacía ejercicio y me dijo que Marcos la había invitado a tomar algo con unos amigos de otro gimnasio.
—No te importa ¿verdad cariño? —agregó para darle un toque especial.
Mire por encima de su hombro y Marcos estaba allí en la puerta, observándonos y esperando. Podía sentir que me sonrojaba, por ese sentimiento invasivo y excitante, sabiendo que ella estaba por irse con otro hombre.
—Claro cariño, diviértete —mi estómago estaba lleno de un vacío indescriptible.
Captando mi voz cuando se quebró, Pau me guiñó un ojo, me frunció el ceño con un ligero beso en el aire y se volvió hacia Marcos sonriendo, con un ligero coqueteo, los vi dirigirse a la puerta. Terminé mi entrenamiento pensando en nada más que ellos saliendo juntos.
Kentya que también asistía al gimnasio se encontraba en la bicicleta al otro lado del gimnasio, cuando me vio viéndolos a los dos salir del gimnasio me miró y sonrió. Parecía una sonrisa para Paulina como si estuviera orgulloso de ella.
Durante toda la noche, fue todo en lo que pude pensar, fui torturado. No pude evitar preguntarme y fantasear sobre lo que podrían estar haciendo. Quería tenerla en casa, pero al mismo tiempo amaba la emoción de eso. Es una locura, lo sé, no sé qué es lo que nos excita a algunos de nosotros. Yo mismo no lo entiendo. Fantaseé toda la noche con ella besándolo y sus piernas abriéndose a sus manos exploradoras.
Después de algunas horas escuche la puerta principal abriéndose, era más de media noche obviamente se notaba que había tomado y su cabello estaba ligeramente despeinado. Entró a la habitación caminando de puntitas, cuando nuestras vistas se toparon me guiño un ojo seductoramente y se acercó gateando en la cama hasta mí, se acercó y me beso con aquellos delicados labios, sus suaves y completos besos siempre me hacían quedarme sin aire.
Pero este beso me puso en estado de shock.
No porque había estado esperando su regreso, sino porque percibí un olor diferente en su aliento, conocía ese olor y sabor sexy, lo supe por todos aquellos beses que ella había probado mi polla.
¡Era polla en su aliento! ¡Yo estaba seguro! No sabía qué hacer, cómo responder.
Así que hice como si no me diera cuenta.
Ella sonrió y me besó de nuevo, pero más profundo y sexy —¿te gusta? —pregunto y luego lamió alrededor de mi boca besándome por tercera vez y riéndose.
Me encanta besar y lo necesitaba tanto, ella era una buena besadora. En el pasado cuando me saboreaba a mí mismo en sus labios, de que ella me hubiera comido, a menudo fantaseaba con que el sabor y el olor de la polla en sus besos se debía a que ella se la comía a otro en lugar de la mía. Siempre me volvía loco imaginar eso.
Pero esto era real, absolutamente real. Estaba seguro de que ella le había chupado la polla a otro esta noche. Estaba inflamado por mí fantasía y al mismo tiempo, estaba desgarrado por un miedo y unos celos intensos de que mi esposa hubiera estado bebiendo con otro hombre y le hubiera chupado la polla, pero estaba tan excitado que anulo cualquier otro sentimiento. La imagen corrió a través de mi mente, ella besando su estómago plano y luego lamiendo su pene, tomándolo en su boca.
Fue terrible pero maravilloso tormento.
Podía oler su colonia en su cuello, me dio otro de sus profundos y húmedos besos franceses. El olor a sexo masculino parecía aún más evidente, no había duda su polla había estado en la boca de mi mujer.
Paulina retrocedió rápidamente, cerro los ojos y se río, balanceándose ligeramente por las bebidas, una corriente eléctrica recorrió mi cuerpo, pero traté de contenerme y actuar como si no hubiera notado el sexo en su aliento. Esperando sus movimientos alguna palabra de su boca sobre lo sucedido.
Le había chupado la polla a Marcos "ella realmente había chupado la polla de Marcos" el pensamiento siguió martillando en mi cerebro, como si tratara de darme cuenta de la gravedad del acto. Mi dulce esposa conservadora en realidad había chupado la polla del arrogante Marcos, no una fantasía mía, sino en una realidad que había buscado tanto tiempo.
Ella deslizó sus brazos alrededor de mí. Mi entrepierna seguía inflamada, mi mente confundida. Me sentí atrapado por el insulto. No sabía qué decir ni cómo reaccionar, porque en el fondo era lo que quería, lo que siempre había querido. Quería correr y al mismo tiempo quería que ella me dijera lo que había hecho.
—¿Tengo buen gusto cariño? —Bromeó, quería que lo supiera sin decirlo. Quería que yo supiera la realidad sin decirlo. Quería que yo supiera que si quería no sólo podía si no que iba a chupar otras pollas.
Me hice el tonto y dije —Sabes maravilloso cariño muy sexy —Mi corazón dio un vuelvo mientras trataba de contener mis emociones y no quería que ella supiera por lo que estaba pasando. Me encantaba su aliento, no podía creer que estaba pensando esto para mí mismo, pero estaba. Quería que me besara de nuevo, quería que me hiciera probarlo de nuevo, pero no lo hizo.
—¿Te gustan mis besos?, ¿no es así, amor? —se burló de nuevo, disfrutando el hecho de que yo sabía y no podía decir una palabra hasta que ella pudiera decir algo más.
—Esta noche te ves tan sexy más sexy que lo que siempre te has visto —Y era verdad lucía radiante con su cabello desordenado, pero mostrando sensualidad.
Me besó en la frente y dijo —Ve a buscarme un trago como el buen marido que eres.
Lo hice bajando al bar a un costado de la sala y subí para topármela en las escaleras donde me recibió con otro beso profundo, tomó mi mano y me llevó al dormitorio donde hicimos el amor como nunca antes, su coño estaba tan excitado que no podía creerlo.
Cuando comencé a acercarme a mi orgasmo, ella me dijo que no podía esperar para dejar que otra polla la penetrara. Me dijo cuánto deseaba que deslizara mi polla dentro de ella después de que otro hombre la hubiera follado.
Ella estaba cambiando, haciéndome decirle de nuevo cuánto quería que fuera una chica mala y lo hice, explotando incontrolablemente mi carga en su coño.
Caímos rendidos uno al otro, justo cuando estábamos a punto quedarnos dormidos puso su cabeza en mi pecho para posteriormente mirarme y darme un beso en la mejilla cálidamente, cerró los ojos acomodándose nuevamente, susurrando.
—¿Te gusto el sabor de otro en mis labios?
Fin del Capítulo I
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6 comentarios - Capitulo I - Paulina "El despertar de mi esposa"
Nos dejaron la pijita al palo y Anto terminó empapada, así que +10, Excelente
Pasen por nuestro perfil chicos !!