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Mi esposa paga mis deudas

Mi nombre es Carlos, estoy casado con Viviana hace mas de 20 años, los dos tenemos 45 años. Ella siempre fue una mujer muy hermosa y que deslumbraba a todos, y a pesar de que tuvimos un hijo, eso no hizo que ella perdiera su belleza, sino todo lo contrario, después del embarazo ella cuidó mucho mas su cuerpo y realmente hoy a sus 45 años es más bonita incluso que a los 20, es una verdadera MILF.
Para describirla físicamente y ponerlos en contexto, ella mide 1,74, pelo semi lacio rubio natural, y de medidas está en 95 / 65 / 95, piernas tonificadas de ir al GYM y una elegancia que deslumbra, y aunque ella hace algunos años se operó los pechos, lo hizo mas para tonificarlos que para agrandarlos, ya que luego de ser madre no le quedaron igual que antes, pero lo solucionó así, y realmente parecen pechos completamente naturales a la vista y al tacto. Por otro lado, su cintura no es la misma que a los 20, pero no desentona para nada con esos hermosos pechos y sobre todo con un culo que siempre fue espectacular. Tiene de esos culos redondos, de nalgas firmes y bien contorneadas que cuando vamos a la playa vuelven locos a cualquiera.

Ya descripta mi esposa Vivi, paso a lo que es nuestra relación. Llevamos varios años casados como dije, y ella siempre fue de familia adinerada, de hecho su padre tenía una joyería bastante importante en donde yo trabajaba, la cual cuando el falleció heredó mi esposa que era su única hija, y yo quedé a cargo del negocio familiar, ya que ella nunca había trabajado.
Como era una joyería con muchos años de trayectoria, el negocio marchaba solo, no requería demasiado mas que estar ahí y controlar un poco, pero como a muchos la cuarentena nos liquidó. Al principio pudimos aguantar, pero las deudas empezaron a hacerse cada vez mas grandes, y aunque un poco el negocio mejoró, ese arrastre de deudas hacía que todo el tiempo estemos al borde de quebrar, lo cual era no solo el problema de quedarnos sin ingresos, sino que sería un golpe sentimental, ya que era el negocio familiar.

Ya con la soga al cuello no me quedó alternativa que buscar alterativas. Pedir plata a un banco era casi imposible, menos pedirle a amigos o conocidos ya que Vivi se enteraría y sería una “deshonra”. No me quedaban muchas chances y tendría que blanquear nuestros problemas financieros hasta que se me prendió la lampara. Se me había ocurrido comprar joyería barata (de fantasía digamos) y poner vendedores ambulantes o incluso vender algunas en el local como buenas y sacar mucho margen de ganancia, había visto a muchos hacer eso y realmente les iba bien, aunque tenía que ser muy discreto para que los clientes importantes no se enteraran que vendía baratijas.

Empecé con la segunda opción, es decir, intentar vender en el negocio cosas baratas a precios caros, y si bien algunas se vendieron no tuvo tanto éxito como creía. El tiempo se me agotaba y decidí buscar vendedores ambulantes. Parecía tarea fácil pero no fue tan así. Si bien sabía que hay gente detrás de los vendedores callejeros, nunca imaginé que fuera tan así. No cualquiera se podía poner a vender, había zonas bien delimitadas y cada una tenía un jefe. Después de intentarlo con un par de vendedores, que fracasaron obvio, se apareció en mi negocio un hombre y pidió hablar conmigo. Después de pensarlo mucho lo deje pasar a mi oficina y recibí una especia de amenaza de que no me metiera en su "territorio". Ese hombre era un extranjero, el cual manejaba una buena zona de venta. Los que viven en Buenos Aires se imaginarán de quienes hablo, y para los que no, era un negro africano.

Después de recibir una sutil amenaza, decidí intentar negociar algo con el, pero no parecía querer negociar nada conmigo y se terminó yendo. Pasadas unas semanas yo ya estaba desesperado y como un regalo del cielo, o una maldición, ese hombre que me había amenazado volvió a mi local y pidió hablar conmigo. Me dijo que tenía un negocio para proponerme y yo lo escuche muy atentamente. Me dijo que se dio cuenta que en mi negocio mezclaba joyas buenas con baratijas, pero que se notaba mucho la diferencia ya que eran de muy mala calidad, y me propuso proveerme de algunos artículos baratos pero que pasarían muy bien por buenos, incluso me mostró algunas cosas que realmente parecían verdaderas (para los que no sabían de joyas por su puesto).
La idea me gustó, pero tenía un problema, yo no tenía un solo peso para comprarle la mercadería, y menos los volúmenes que el me quería vender para hacer el negocio. Yo sentía que se me escapaba de las manos una buena oportunidad y como otra vez un regalo del cielo, o una maldición, me propuso la solución. El me prestaría dinero para pagar mis deudas (que para esta altura eran muchas) y además me daría mercadería en consignación, por lo cual se la iría pagando cuando la vendiera. La solución era en parte buena, pero en parte muy mala, ya que lo tendría metido en mi negocio todo el tiempo. Igualmente no me quedaba otra alternativa, o aceptaba eso o perdía absolutamente todo, asique acepté.

Al otro día me llevó una muy importante suma de dinero y un bolso con muchos artículos para vender. Yo saldé todas las deudas y puse la mercadería a la venta. Habíamos pactado un pago semanal, lo cual al principio respeté religiosamente, pero como en todo préstamo, los intereses me estaban matando, y la deuda que era grande de por sí, pasó a ser cada vez mas grande. Poco a poco se me iba haciendo muy difícil cubrir los pagos semanales, sobre todo porque intentaba mantener el costoso estilo de vida que llevábamos con Vivi, hasta que una semana no pude pagarle. El muy tranquilo se retiró y regresó a la semana siguiente. Esa semana pude conseguir algo de plata pero no cubría las 2 cuotas, sino que solo 1 y media. Agarró el dinero pero aún seguía impaga la cuota de la semana anterior, lo que le había dado eran para el “intereses”.

Al cabo de 2 meses la cosa se había tornado muy complicada, ya le debía mas de 5 cuotas, y los intereses corrían y corrían, y los aprietes eran cada vez mas fuertes. No solo me iban a moler a golpes, sino que iban a desprestigiar la joyería diciendo que vendía cosas truchas, incluso me iban a denunciar por estafas y cosas así, hasta llegó a ir un día con un abogado el negro para apretarme. La cosa estaba saliéndose de control. Un fin de semana estábamos con Vivi en un shoping, y mientras ella compraba ropa yo estaba tomando un café tranquilamente, algo normal digamos. Cuando Vivi llegó me dijo un poco sorprendida que se había cruzado con un proveedor mío, y que habían hablado un rato. Le pregunté quien era y me dijo “un hombre negro, medio grandote”. Yo me desesperé y le pregunté que le había dicho, pero ella dijo que nada importante, que solo le dijo que me mandara saludos.

Yo había quedado muy nervioso, me estaban siguiendo, a la semana siguiente cuando fue el negro a cobrar, no solo le pagué lo que pude (3 cuotas) sino que le recriminé lo que había hecho. El muy tranquilo dijo que si pagaba no iba a pasar nada y dijo que para la semana siguiente debía achicar 3 cuotas más si o si. Obvio no pude llegar a ese dinero y volvió a amenazarme. Yo no podía hacer nada, si recurría a la policía Vivi se enteraría de todo y el negocio se hundía, asique trate de aguantar lo mas que pude. Esa misma semana volvió a pasar para buscar el dinero y obvio no lo tenía. Yo pensé que me golpearía, pero no fue así, solo se fue y dijo que la semana siguiente regresaría.
Llegó la semana siguiente y entró el negro al local y fue directo a mi oficina. Me pidió el dinero adeudado pero lo que le pagué solo cubría la cuota de esa semana. El muy tranquilo se quedó sentado mirando su reloj sin decir absolutamente nada. La situación era muy extraña, los dos estábamos callados, yo con cara de asustado y el estaba casi riéndose, no parecía enojado.

Pasaron unos 20 minutos que parecieron interminables, hasta que escucho que golpean la puerta de mi oficina. Creí que eran algunos matones que venían a darme una golpiza, pero no era ni cerca eso. Cuando abrí la puerta me encontré con mi esposa Viviana parada allí. Yo salí de mi oficina para que no lo viera al negro y le pregunté que hacía allí. Ella me dijo que el proveedor le había dicho que fuera a esa hora que quería hablar con ella, pero que no le avisara nada a él. Ella notaba que algo raro pasaba, y no creía mis tibias excusas, asique no me quedó alternativa que hacerla pasar, no quería que hiciera un escándalo delante de los empleados.

Cuando ella entró vio al negro sentado, que sonreía. Seguro estaba disfrutando ver como mi fachada se destruía. Vivi preguntó que sucedía y antes de que yo pudiera decirle, el negro comenzó a contarle todo. Le dijo del préstamo y sobre todo hizo hincapié en que vendíamos joyería “trucha”. Vivi se largó a llorar y a decirme que había destruido la joyería de su padre y claro también me daba cachetazos. Estaba realmente mal, ofendida, desilusionada, enojada y furiosa, pero luego de un rato se tranquilizó. Preguntó de cuanto era la deuda y casi se desmaya por el monto, que obvio era enorme por los intereses usurarios que el negro ponía. Le pidió plazos para pagar, ya que tendríamos que vender como mínimo los dos autos para pagar, pero el negro dijo que no, que se había terminado el plazo y que no nos haría daño físicamente, solo desprestigiaría la joyería y nos denunciaría por estafa, incluso también a Vivi ya que la joyería técnicamente estaba a su nombre.

La situación era muy tensa y Vivi tomó las riendas de la negociación, le volvió a decir que es lo que quería y el dijo que nada, pero ella tenía un as bajo la manga. Le dijo que si hacía eso jamás le devolveríamos el dinero, sería todo pérdida desde el punto de vista económico. El negro lo pensó, y obvio que Vivi tenía razón, no recuperaría absolutamente nada con todo esto. Ella volvió a insistir con el plazo de pago, pero el seguía firme en no darnos plazo, hasta que ella le dijo textual “sin plazo para pagar es imposible y lo sabe, no tenemos ese dinero en efectivo, busquemos la solución…. Que quiere usted para darnos un plazo razonable, negociemos”. El negro seguía pensando en que ella tenía razón, pero no quería dar el brazo a torcer, sobre todo porque estaba enojado conmigo, hasta que le dijo “que tiene para ofrecer?” mientras la miraba de arriba abajo. Ella comprendió rápido que había querido decir el negro, y más rápido aún le contestó “usted esta loco, vaya y haga la denuncia, todos perderemos”.

Se hizo un silencio incómodo, y el negro dijo “muy bien, no hay nada mas que hablar”. El negro salió de la oficina y se fue. Vivi quedó pensando y luego de unos segundos volvió a pegarme y decirme insulto tras insulto, hasta que me dijo “tenes el teléfono? Llamalo que venga, vamos a negociar”. Yo le dije que no, que ya estaba, que esa no era una solución, pero ella insistía hasta que dijo “si perdemos la joyería nos divorciamos” y varios insultos. Yo llamé al negro y en unos 10 minutos volvió. Vivi lo hizo pasar, y sentada en el escritorio como si fuera la jefa se dio la siguiente conversación entre ellos (yo no dije nada):
Vivi: bien, que es lo que quiere, sea directo
Negro: Usted sabe que quiero
Vivi: Eso es imposible, no voy a tener sexo con usted…
Negro: entonces me voy, nose para que me hicieron venir
Vivi: no entiendo que ganaría usted con eso, además le estoy pidiendo tiempo, no reducir la deuda.
Negro: no es por plata señora, es para darle una lección a su esposo
Vivi: y la lección sería cogerme a mi por culpa de el?
Negro: algo así, quizás así aprenda a respetar la palabra. No cree que sea justo acaso? Le di mucho y el me traicionó
Vivi: si, a mi también me traicionó con todo esto…
Negro: exacto…
Vivi: Entonces al que debería cogerse es a él, no a mí
Negro: jajaja no señora, no me gustan los hombres, aunque se merece un castigo.
Vivi: hagamos algo, me desnudo para usted y dejo que me toque, pero nada mas que eso
Negro: jaja no no, no me parece un trato justo
Vivi: pero otra cosa es imposible, no voy a coger con usted…
Negro: no le veo salida señora, discúlpeme
Vivi: ok ok… hagamos algo, agreguemos que lo masturbo, pero nada mas que eso.
Negro: no señora, gracias

El negro se levantó como para irse, y Vivi lo frenó de golpe agarrándolo del brazo.

Vivi: Le hago solo una oferta mas, pero es la última
Negro: la escucho
Vivi: estoy dispuesta a chupársela, pero con una condición
Yo: QUE?!!?!?!? NOOOOOO PARA
Vivi: VOS CALLATE LA BOCA!
Negro: la escucho
Vivi: que el plazo que nos de para pagar sea de un mes.
Negro: un mes es demasiado señora, yo pensaba darle 48 horas, lo lamento (el negro amagó a irse)
Vivi: espere… tres semanas y dejo que me toque además, si quiere claro.
Negro: dos semanas, y es mi última oferta
Vivi: está bien… tiene preservativo?
Negro: que?!?! jajaj no no, sin preservativo
Vivi: no, con o nada
Negro: nada entonces, adiós

El negro amagó a irse y Vivi esta vez no lo detuvo. El volvió a irse y esta vez parecía definitivo, pero pasados unos minutos Vivi me pidió mi teléfono y lo llamó. Cuando el atendió ella simplemente le dijo “esta bien, venga después de las 17 cuando no estén los empleados” y colgó. Faltaba media hora, la cual se hizo realmente eterna. Yo intentaba pedirle perdón pero ella me ignoraba, ni siquiera me miraba, estaba sentada mirando el reloj. A las 17 en punto me dijo que vaya al salón a cerrarle a los empleados y a esperar al negro. Le hice caso y a las 17.30 el negro me golpeo el vidrio, lo hice pasar y fuimos hasta la oficina. Ahí estaba Vivi, sentada en el mismo lugar. Ella se puso de pie y le dijo “terminemos de una vez”.

El negro sonriendo se sentó y dejó que mi esposa haga todo. Yo intenté salir de la oficina, no quería ver, pero ella me dijo “vos te quedas acá por pelotudo y miras todo”. No me quedaba alternativa que observar como mi esposa iba a petear a un negro delante de mí.
Ella se empezó a desvestir, un poco sexy pero no tanto, no tenía ganas de darle un gran show al negro, aunque igualmente el lo disfrutaba. Ella primero se sacó la camisa dejando sus pechos casi desnudos y solo cubiertos por el corpiño. Luego le tocó sacarse el pantalón, lo cual lo hizo de espaldas a él. Por la cara del negro le estaba gustando mucho el cuerpo de mi esposa, y no era para menos. Ella en unos pocos minutos ya estaba delante de un extraño solo en ropa interior, que encima era bastante sexy.
El negro se tocaba la verga por encima del pantalón mientras veía a mi esposa bailar para el, hasta que le dijo “quítate todo”. Ella le hizo caso a medias, porque solo se sacó el corpiño, dejando ver unos hermosos pezones rosados, pero no se sacó la tanga diciéndole “la tanga no me la saco”. El le dio el ok a eso y le dijo “acércate”. Ella se acercó y estando a pocos centímetros el negro se puso de pie delante de ella.

Se miraron fijo y el negro intentó besarla, pero ella se negó. El no dijo nada, entendió que no era lo pactado, pero si habían pactado que la tocaría, asique empezó a manosearle los pechos primero y después le dio algunos apretones en las nalgas. Ella solo se dejaba manosear por el negro, que después de acariciar bien a Vivi, la empujo suave desde los hombros y la hizo poner de rodillas frente a el. La “orden” era clara, tenía que empezar con el pete. Ella le desabrochó lo mas rápido que pudo el pantalón y se lo bajó junto con la ropa interior, y frente a la cara de mi esposa quedó un buen pedazo de carne, que aunque aún no estaba duro, ya se lo veía grande.

Ella empezó tímidamente a agarrar la verga del negro, y lentamente lo pajeaba. Ese enorme pedazo de carne parecía no reaccionar a las “caricias” de mi esposa, y el negro le dijo “no era paja”, pidiendo claro, que le comiera la verga. Ella respiró profundo como entregándose, abrió la boca y empezó a meter en su boca el enorme glande del negro, que solo dio un suspiro. Ella trataba de pajearlo lo mas que podía sin meterse mucha verga en la boca, solo le chupaba la cabeza y muy poco mas, pero el no se dejaba engañar y volvió a reprocharle “vamos, no era paja”.

Vivi sabía que no iba a poder engañarlo y tuvo irremediablemente que empezar a comerle la verga. El enorme pene negro cada vez se perdía mas y mas en la boca de mi esposa, que si bien siempre me había hecho muy buenos petes, y con facilidad, ahora no le era tan sencillo metérselo en la boca, sobre todo porque el negro la tenía cada vez mas dura y grande.
Fueron pasando los minutos en donde solo se escuchaban los gemidos del negro y el ruido de la verga entrando en la boca de mi esposa, ya prácticamente como si nada. Vivi parecía ya manejar bien el ese pedazo de verga, y el pete ya parecía estar fluyendo como tantos otros magníficos petes que me ha hecho mi esposa.

El negro la miraba cada vez con mas calentura, se notaba que la mamada era muy pero muy buena, y Vivi, supongo por instinto, empezaba a mover un poco las caderas, claro síntoma de que estaba caliente y necesitaba frotarse contra algo, pero al estar ahora en cuclillas no encontraba nada para frotar su clítoris. El pete mientras tanto seguía, y la verga del negro parecía haber llegado a su esplendor, y realmente tenía un pene grande para los tamaños que uno tiene en mente. Si bien no tengo la pija chica, la del negro era sin dudas bastante mas grande que la mía, debía tener de largo unos 22 o 23 centímetros mínimo, y era gruesa y cabezona mal.
Ya mas canchera, o caliente, Vivi empezó a manejar la verga del negro con una sola mano y aprovechó que tenía la mano izquierda “libre” para bajarla y empezar a frotarse lentamente el clítoris. Ya se notaba que mi esposa no estaba peteando por obligación al negro, sino que lo hacía con ganas, estaba disfrutando de mamar semejante verga.

En un momento y mientras Vivi le comía con muchas ganas la verga al negro, éste le pidió que frenara. Ella se sorprendió y le preguntó si lo estaba haciendo mal, y el muy HDP sonriendo le dijo “no no, es maravilloso, pero me quiero sentar para disfrutar mejor”. Nose que se le habrá cruzado a mi esposa por la cabeza en ese momento, pero su cara mostraba que estaba contenta, quizás por estar haciendo una buena mamada, por que gozaba con la verga del negro, o ambas cosas.
El negro se sentó, abrió las piernas y agarrándose la verga le dijo a mi esposa “continúa por favor”… Vivi ahora si se arrodilló, y casi quedando a 4 patas se acomodó entre las piernas del negro, que empezó a agarrarla del pelo y le hizo una cola de caballo digamos, con la cual manejaba un poco el movimiento de la cabeza de mi esposa que lucía entregada para esa altura.

Sin demasiado esfuerzo el morocho llevó la boca de mi esposa nuevamente a su verga, y ella sin problema alguno volvió a comerle la pija, pero esta vez ella dejaba que el macho “manejara” la intensidad y profundidad de la mamada.
Nose que hubiese pasado, pero por suerte el negro se hacía petear tranquilo, no la hacía atragantar con la pija ni tampoco lo hacía demasiado rápido, le daba el tiempo suficiente a mi esposa para que ella también lo gozara. Claro está que los dedos de Vivi seguían frotando su clítoris, incluso al verla ahora en 4 y desde atrás, yo podía ver perfectamente que ella había corrido su tanga y se masturbaba a pelo y no por encima de la tanga, incluso la tanga estaba tan corrida hacia un costado que se le alcanzaban a ver los labios vaginales, que ya se notaban un poco hinchados y brillosos.

El impresionante pete seguía sus cauces normales, tranqui pero normales. El negro no quería apurar el trámite, se notaba que estaba tratando de estirar lo mas que pueda la cosa, incluso por momentos hacía que Vivi le comiera los huevos, o bien solo le lamiera el tronco, para si después volver a metérsela en la boca. Incluso llegó hasta “pegarle” un par de vergazos en la cara mientras se reía y disfrutaba de como tenía dominada a mi esposa.
Por mi cabeza pasaban miles de pensamientos, arrepentimiento porque todo eso era culpa mía, sentimientos de desesperación queriendo que todo termine rápido, hasta que se me empezaron a cruzar pensamientos lujuriosos, que en un primer momento me daban vergüenza hasta de pensarlos, pero que se iban transformando mas en calentura que en vergüenza. Después de que sucedió esto y me interiorice en todo el tema del mundo cuckold, leí algo que me dejó mas tranquilo, ya que a muchos les pasa. Estaba viendo una película porno en vivo, con mi esposa como protagonista y era algo que me volaba la cabeza mal.

La situación estaba por demás de caliente, y a Vivi la notaba pasada de calentura, de excitación. Parecía que cada vez se frotaba el clítoris con mas velocidad, que cada vez sus caderas se refregaban con mas fuerza en sus dedos, hasta que sucedió algo que me dejo helado. Vivi dejo de tocarse y se concentró otra vez al 100% en la verga del negro, pero ahora no era él quien manejaba los ritmos, sino que mi esposa tomo la iniciativa. El morocho la seguía agarrando de su cabellera rubia, pero ahora era solo para tenérselos y Vivi empezó a hacer esfuerzos por meterse hasta el último centímetro de ese enorme pene en la boca.

Al principio le costaba un poco, solo llegaba a tragarse ¾ de verga, que aunque ya era una enormidad, no la hacía desaparecer por completo. El morocho ya con eso estaba fascinado de las habilidades de petera de Vivi, pero ella quería mas, quería demostrar que podía con ese miembro y siguió intentando, y aunque logró meterse un poco más, no pudo hacerlo por completo. El negro se dio cuenta de las intensiones de mi esposa, y le dijo “en esta posición no podrás”. Claro que tenía razón, al ser tan larga y Vivi no tener la garganta recta, era imposible que eso entrara por completo, asique el se paró frente a ella, que ahora quedo arrodillada y con las piernas abiertas. El negro con suavidad la agarró del mentón, la hizo mirar hacia arriba y le dijo si lo quería completo.
La muy puta de Vivi le dijo que “si” moviendo la cabeza, y el negro mordiéndose los labios agarró su verga y la puso apuntando hacia abajo en dirección a la boca de mi esposa que lo miraba fijo a los ojos.

Cuando Vivi sintió que el glande se apoyaba en sus labios, inmediatamente abrió la boca lo mas que pudo, y el negro con mucha suavidad pero de forma constante, le empezó a meter la verga en la boca. Era impresionante ver como ese pedazo de verga iba desapareciendo dentro de la boca de mi esposa, que no oponía resistencia alguna. El negro con mucho cuidado siguió lo mas que pudo y faltando quizás unos 3 o 4 centímetros para que la nariz de Vivi tocara su vientre, notó que mi esposa comenzaba a atragantarse.
Estaba a muy pocos centímetros de lograrlo, pero ese ínfimo pedacito que faltaba era el más difícil, ambos lo sabían, y el negro rápidamente saco casi por completo su verga de la garganta de mi esposa. Vivi tomó desesperada una bocanada de oxígeno y luego suspiró. El negro la felicitaba por su “Azaña”, pero ella respondió algo que ninguno de los dos esperábamos… “faltó un poquito, probemos otra vez”. El negro no podía ocultar su sorpresa y felicidad con lo osada que era Vivi y le dijo “claro, pero toma aire antes… dime cuando estés lista”. Ella dio varias bocanadas de aire y abrió la boca para que su nuevo macho empalara su garganta.

Ahora el negro se la metió bastante mas rápido que antes, pero otra vez faltando unos míseros centímetros sintió que hacía tope, parecía no haber solución, no entraba mas, pero Vivi no se rendía. Ella quería comérselo entero y seguía insistiendo, como si fuera una adolescente caprichosa. Lo intentaron un par de veces mas pero seguía sin entrar toda, hasta que yo decidí intervenir, algo que sorprendió a los dos obvio.
Yo les dije que así jamás entraría, que el negro tenía que entrar desde atrás mientras ella estiraba la cabeza, de esa forma la garganta pasaba a estar completamente recta. Ella no entendía como era la pose que le proponía, asique me bajé el pantalón y el slip, me puse detrás de ella, tiré su cabeza para atrás y prácticamente apoyándole mis huevos en la frente le metí la verga en la boca en esa posición. Obvio que mi verga al ser mas chica, y aunque la tenía durísima, le entró muy fácil hasta el fondo. Se la saqué después de darle unas 3 o 4 bombeadas y le dije “entendes puta?”.

Ella enseguida me respondió “si entendí pelotudo… que pasa que la tenes dura? Te gusta verme chupar una buena pija?”. Ella no me iba a dejar que yo la basureara así evidentemente, y yo para no quedar como un cornudo de mierda le dije “no.. quiero que termine rápido esto”. Ella no se iba a quedar callada y riéndose burlonamente me contestó “Aguántatela, eso te pasa por pedir plata y no pagar… y te aclaro que lo hago por el negocio no por vos… entendiste?. Yo opté por quedarme callado, era mejor no decir nada que seguir siendo humillado.

Ella se acomodó como le había dicho y le dijo al negro “dale, probemos”. El negro que no había dicho nada cuando nosotros discutíamos le hizo caso y se posicionó. Apoyó la verga y se la empezó a meter, y esta vez si le pudo entrar por completo en la boca y garganta a mi esposa, y aunque fueron unos pocos segundos tanto ella como el habían quedado maravillados con la técnica, al punto que lo repitieron varias veces más. Mi esposa por fin se había podido tragar entera la pija de ese animal, y se sentía contenta y sobre todo poderosa.
Le dijo al morocho que volviera a sentarse y el obvio le hizo caso. Ella se puso de pie frente a el que la miraba fijo. Vivi abrió un poco las piernas, se corrió la tanga y dejó a la vista su rosadita conchita, toda depilada salvo por una mínima línea de bellos rubios perfecta y prolijamente rasurados como siempre, y sobre todo brillosa de lo mojada que estaba. El negro se relamía mientras se frotaba la pija, pensó que mi esposa estaba regalada, que se la iba a coger, que le iba a hacer cualquier cosa, pero no fue tan así.

Vivi: que te parece? Te gusta?
Negro: siiii… queres esta adentro mamita? (mientras se agarraba la verga)
Vivi: puede ser… que me das a cambio?
Negro: jaja… vas a gozar como nunca….
Vivi: mmm… no no… hagamos negocios… que te parece quedar en cero con la deuda?
Negro: jaaaaaaaaaaaa….. no no, quiero mi plata y vos queres mi verga
Vivi: no tanto como vos queres cogerme…. Que te parece el 75% de la deuda?
Negro: no vale tanto
Vivi: Seguro que no? (ella se giró, se agacho un poco dejandole en primer plano su hermoso culo, se bajó la tanga y quedó a la vista del negro la vagina completa y el ano de ella)
Negro: uhhh….
Vivi: que decis? 75%... cerramos?
Negro: 25….
Vivi: no papi, es muy poquito… cuando estuviste con una mujer así?
Negro: 30 y es mi última oferta
Vivi: no le veo solución (ella volvió a ponerse de frente y se subió la tanga otra vez)
Negro: 35? Vamos, se que quieres mi verga….
Vivi: 65 y lo cerramos ya mismo….
Negro: no no… es mucho
Vivi empezó a tocarse las tetas y la concha mientras se movía y gemía haciéndose la puta. El negro se estaba desesperando, no quería perder plata pero tampoco quería perder la oportunidad de cogerse a mi esposa, era demasiado tentador, porque si así chupaba verga, debía coger mejor aún.
Negro: 40!! Es mi última oferta
Vivi no dijo nada, solo se acercó, abrió las piernas, se corrió la tanga y fue bajando sobre el negro. Creo que tanto el como yo pensamos que mi esposa lo iba a montar aceptando tácitamente la oferta del 40%, pero no, otra vez Vivi se puso a jugar con el. Le agarró la verga y la apoyó en sus labios vaginales. Por la expresión del negro debía estar mas que mojada, porque el suspiró de placer, pero cuando pensamos que iba a seguir y metérsela, ella frenó ahí y le dijo “cerramos en 50?”. El negro se quedo unos segundos pensando y después casi que grito “ok ok 50!!! Ahora métela zorra”.

Ella con una sonrisa pícara le dio un piquito y le dijo "tranquilo papito, son negocios, ahora que terminamos si vamos a disfrutar los dos". Jamás había visto a Vivi así, si bien es una mujer muy inteligente, nunca había mostrado esa faceta de comerciante, de negociadora, y menos aún de puta como se estaba mostrando. Quizás la tenía escondida o bien con todo el quilombo que arme se le soltó la cadena y no le importaba nada, la verdad no lo se, pero si sabía que jamás había ni soñado con que mi esposa sea tan dominante y puta.

Ella a pesar de que habían llegado a un trato, todavía seguía sin meterse la verga del negro, y éste se estaba desesperando. El empezó a apurarla, y ella volvió a mostrarse tan dominante como antes "tranquilo papito, estoy acostumbrando mi conchita, la tenes muy grande para metermela así". Ella con sus manos seguía haciendo pasar la verga del negro por sus labios vaginales, como si los estuviera abriendo, y aunque no la penetraba, si notaba yo desde atrás que la cabeza cada vez parecía entrar un poquito mas, hasta que ella dejó quieto el aparato de ese macho, y muy lento comenzó a dejarse caer sobre el. Creo que cuando le entró la cabeza hasta yo lo sentí, el negro no dijo nada, solo cerró los ojos, pero ella si dio un gemido importante, mas parecido a un desahogo que otra cosa. Poco a poco fue subiendo y bajando lentamente y con cada movimiento un poco mas de verga iba abriendo su vagina.

Los gemidos de Vivi se hacían cada vez mas intensos, y las manos del morocho volaban por el cuerpo de mi esposa. La manoseaba por todos lados, y si bien apretaba y besaba los lindos pechos de ella, cuando agarraba sus nalgas parecía que ambos lo disfrutaban aún mas. El las apretaba, las abría, le daba nalgadas, incluso acompañaba los movimientos de ella ayudándola a que cada vez se metiera mas y mas verga sin miedo.
Ya hacía algunos minutos que Vivi había podido meterse entera la verga del negro, pero recién cuando se acostumbro a un nuevo tamaño de pene ella comenzó a disfrutar al 100%.
En uno de esos mete y saca, ella se quedó sentada y sin moverse sobre el morocho, obvio tenía la verga totalmente metida, y después de unos segundos en que ella suspiró de placer, empezó a moverse otra vez, pero ahora no era hacia arriba y abajo, sino para adelante y atrás, se estaba "auto-removiendo el guiso" como decimos en Argentina.

Ella totalmente penetrada se refregaba sobre la humanidad del "prestamista", para adelante y atrás, e incluso por momento como si fuera en círculos. Yo lo único que imaginaba era en como le quedaría la concha después de semejantes movimientos encima de esa enorme verga.
Los movimientos eran rápidos y profundos, y el negro la abrazó. Ambos quedaron con sus bocas a centímetros y Vivi se decidió, nose si fue por calentura o porque, pero mientras montaba magistralmente a ese macho, empezó a besarlo con pasión, con furia, con deseo. sus lenguas se entrelazaban, sus bocas se mordían y las manos del negro volvieron a las nalgas de mi esposa y la "ayudaban" a moverse, o mas bien la acompañaban en sus movimientos.

Yo sabía que era una locura, mi esposa no solo estaba pagando por mis malos negocios, sino que parecía estar disfrutándolo, y mucho. Los gemidos ya eran gritos de placer, de desahogo. Si no hubiese sido mi esposa, creo que hubiese sido la mejor película porno de la historia, aunque ese sentimiento de ser un cornudo no me dejaba disfrutar al máximo.
Siguieron unos minutos de la misma forma, hasta que el negro la frenó y le dijo que saliera. Ella sorprendida le hizo caso y el se paró, la tomó de la cintura, y después de comerle la boca apasionadamente, la llevó hasta el escritorio, la giro poniéndola de espaldas a el, y le hizo apoyar las manos.

Las nalgas de Vivi quedaron a merced del negro, y por suerte no sucedió lo que yo pensé en un primer momento. Yo creía que el negro iba a querer metersela en el culo, porque esa posición por lo general con Vivi la hacemos para el sexo anal, que a ella le gusta obvio, pero que con semejante toro nose si aguantaría. Ella igual no dijo nada, nunca sabré si le hubiese entregado el culo al negro en ese momento o estaba confiada en que el morocho no iría por ahí.
Como sea, el negro empezó a pasarle la verga por los labios vaginales de mi esposa, y segundos después la penetró. La primer embestida no fue a lo loco, pero si constante y profunda.
Vivi no pudo evitar dar un saltito, era realmente una verga grande, pero por los gemidos estaba clarísimo que le gustaba y mucho.

Lo que sucedió después fueron varios intensos minutos de un garche feroz por parte del negro a mi esposa, que gritaba, gemía, hasta incluso pedía mas fuerte. Estaba completamente desquiciada, loca, caliente, en definitiva puta para mi gusto. Claro que si yo hubiese sido el negro sería algo fantástico tener un mujer así, pero al ser mi esposa y verla gozar con otro hombre de esa manera me partía al medio mal. No era solo que otro la poseyera, era que ella lo gozaba, y claro, mucho mas que conmigo. Escuchar el típico sonido de los cuerpos chocando con las embestidas (ese PAF PAF PAF) acompañado de los gemidos y gritos de mi esposa, era demoledor para mi, y aunque una parte de mi quería salir de esa habitación y esperar afuera a que todo termine, por otro lado no podía sentirme mas excitado.... no sabía que me estaba pasando, como podía estar disfrutando de ver a otro hombre, el tipo que me extorsionaba encima, cogiéndose salvaje y descaradamente a mi esposa y yo sin hacer nada, y peor aún, que mi esposa disfrutara tanto de ello. A pesar de todo, el morbo me hizo quedarme ahí y seguir presenciando como estaban haciendo gozar a Vivi como nunca yo había podido hacerlo.

Después de una saga casi interminable de orgasmos de mi esposa con ese negro, el ya no aguantó más, estaba a punto de explotar, y así se lo hizo saber a Vivi, que no le importaba que hiciera el negro, estaba entregada a el. Ella no dijo absolutamente nada, y el negro rápido le sacó la pija, la giró y la hizo poner de rodillas frente a el. Claro está que le iba a hacer tomar la leche, algo a lo que Vivi no es muy aficionada, pero que en esta ocasión no solo lo permitió ya que sola abrió la boca, sino que hasta terminó degustando cada mililitro de esperma que tocaba sus papilas gustativas.

La cantidad de leche que ese negro depositó en la boca de mi esposa era algo descomunal, creo que para juntar esa cantidad de semen yo tengo que acabar 3 o 4 veces, era un río de semen, y Vivi no pudo contener todo en su dulce boca y comenzaron a caerle hilos de semen sobre los pechos, aunque la gran mayoría si la pudo captar y terminar tomando como hace una buena puta, mirando fijo los ojos de su macho.

Ya descargado el negro, y mi esposa solo con pocos rastros de semen en su boca, ella se dedico a lamerlo y chuparlo con mucha suavidad, mientras poco a poco se iba desinflando la verga de el.
Fueron unos pocos minutos, pero les sirvió a ambos para bajar sus palpitaciones y relajarse. El negro ayudó a Vivi a ponerse de pie, le dio algunos apretones mas en las nalgas como diciendo "gracias me gustó" y luego comenzó a vestirse.

Vivi por su parte se sentó en el sillón del jefe digamos, y aún desnuda por completa y con las piernas abiertas le dijo al morocho
Vivi: bueno, me firmas un documento diciendo que condonas ese 50%?
Negro: jaja no no, yo cumplo con mi palabra señora
Vivi: espero que así sea
Negro: claro que si... (mirandome a mi mí) la proxima semana vendré por el pago semanal, y en 2 semanas por el resto de la deuda como acordamos.
Vivi: no no, dijimos 1 mes....
Negro: no señora, acordamos 2 semanas
Vivi: esta bien... en 2 semanas lo espero, yo me haré cargo de la deuda de ahora en adelante.
Negro: está bien, mientras me paguen....

El morocho se fue, y Vivi después de estar unos minutos callada y pensativa, aún desnuda en el sillón, comenzó a insultarme y decirme todo tipo de cosas, pero a diferencia de antes, ahora no lloraba, solo estaba enojada. Yo intentaba darle excusas pero ella no quería escucharme, hasta que dijo una última cosa que fue lapidaria y nos hizo quedar callados, terminó la frase diciendo "cornudo de mierda"...
Eso me partió al medio y ella se dio cuenta, pero no se disculpó y siguió enojada, aunque ahora callada, mientras se vestía para irse.
Le dije de irnos juntos pero ella se negó y solo me dijo "nos vemos en casa". Yo me quedé sentado en el sillón, devastado, con bronca, con ganas de llorar y para mi sorpresa un poco excitado. Continuamente venían a mi mente flashes de la tremenda cogida de Vivi con el negro y me excitaba.

Mientras caminaba por la oficina intentando sacar esas imágenes de mi mente me tope con algo inesperado. Si bien no era mucho, había aún algunas gotas de semen en el piso. Era una mínima parte de todo lo que el negro había descargado sobre mi esposa, pero suficiente como para hacerme delirar.
Casi de inmediato saqué mi verga, que ya estaba durísima, y me hice una paja impresionante y sobre todo rápida. No pasó ni un minuto que ya acabé como un animal mientras por mi mente seguían pasando flashes de como el negro hacía gozar a mi esposa.

Después de eso el remordimiento, la frustración, la tristeza e incluso la bronca contra ella sobre todo, había vuelto, pero ahora se sumaba la calentura, que ya era un sentimiento mucho mas fuerte que antes.
Cuando regresé a casa, Vivi estaba durmiendo. Se notaba que se había dado una ducha y se fue a dormir. Los días siguientes fueron muy duros, no me hablaba, y cuando lo hacía era para insultarme o recriminarme de la deuda y de que había tenido que coger con el prestamista por mi incompetencia, y generalmente terminaba la discusión diciéndome "Yo me banqué esa verga, vos bancate los cuernos pelotudo".

Claro que la historia no terminó ahí, todavía faltaba pagar el 50% de la deuda y no teníamos el dinero, salvo que vendiéramos los 2 autos y bajáramos nuestro nivel de vida considerablemente, algo que Vivi no pensaba hacer.

2 comentarios - Mi esposa paga mis deudas

jmb_78 +1
tremendo relato , bien narrado y cargado de morbo
+10
juan226 +1
Muy buen relato,me encantó.