“No, por atrás no…” Le advertí, al notar sus aviesas intenciones.
Él sonrió, diciendo que no me preocupara; lo haría despacio.
Insistió, pero yo le quité la mano; un dedo ansioso ya casi entraba.
Pareció molesto, pero enseguida deslizó su mano por mi raja.
Yo estaba humedecida, pero eso terminó por hacerme mojar.
Lo hizo un par de veces, hasta que sus dedos se hundieron en mi sonrisa vertical. Sonreí, aunque él no pudo notarlo.
Me preguntó si estaba lista; le respondí qué pensaba él.
Suspiró, diciendo que sí; aunque no lo dejara entrar por otro lado.
Esta vez, mis labios mayores se abrieron al máximo para recibirlo.
Empujó a fondo en un solo embate y se quedó quieto un instante.
¿Si me gustaba? Obvio que sí, susurré entre gemidos.
Comenzó a embestirme fuerte, con rabia, casi como si estuviera furioso.
Mordí mis labios para no aullar como una perra.
Entonces, mi propio dedo atravesó mi apretado anillo, a fondo.
Ahora sí; estaba lista para lo que él quisiera hacer
Él sonrió, diciendo que no me preocupara; lo haría despacio.
Insistió, pero yo le quité la mano; un dedo ansioso ya casi entraba.
Pareció molesto, pero enseguida deslizó su mano por mi raja.
Yo estaba humedecida, pero eso terminó por hacerme mojar.
Lo hizo un par de veces, hasta que sus dedos se hundieron en mi sonrisa vertical. Sonreí, aunque él no pudo notarlo.
Me preguntó si estaba lista; le respondí qué pensaba él.
Suspiró, diciendo que sí; aunque no lo dejara entrar por otro lado.
Esta vez, mis labios mayores se abrieron al máximo para recibirlo.
Empujó a fondo en un solo embate y se quedó quieto un instante.
¿Si me gustaba? Obvio que sí, susurré entre gemidos.
Comenzó a embestirme fuerte, con rabia, casi como si estuviera furioso.
Mordí mis labios para no aullar como una perra.
Entonces, mi propio dedo atravesó mi apretado anillo, a fondo.
Ahora sí; estaba lista para lo que él quisiera hacer
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