Relato de sexo infiel de una mujer casada.
El sexo es lo que le da sentido a la vida. Lograr compartir con otra persona la intimidad máxima, la compenetración y la complicidad que conlleva el sexo es para lo que estoy hecha (estamos hechas/os).
La casa matriz de la empresa multinacional, en la cual tenía un cargo jerárquico, designó para Argentina (y otros países vecinos) a Shakti Mannan, ingeniero hindú de unos 30 años, como gerente regional.
Él tenía su oficina en la casa matriz en Londres y viajaba con frecuencia y regularidad a nuestro País.
Era de notable estatura, buena presencia, liberal en el trato, culto, afable.
Por mi cargo debía interactuar, largo y tendido, con él cada vez que venía.
Conmigo además de atento y cortés, en el trato, era galante, sugerente.
Me hacía sentir halagada e inclinada a “darle”
Yo tenía un recelo. Había leído que, en la India, los fabricantes de preservativos se vieron obligados a proveer unos de tamaño menor que los habituales en occidente. Más del 60% de los hindúes tiene pene pequeño.
Tanto Nacho, mi marido, como Nico, mi amante recurrente, son bien dotados. Dudaba que gozaría un polvo con un “micropene”.
Me tuvo expectante, largo tiempo, hasta que un día, regresando, en auto de una corta visita a la sucursal Rosario de la empresa, llegamos a la tarde casi 2 horas antes del horario de salida.
-Es temprano. ¿Qué te parece si tomamos algo en lugar de volver a la oficina?-
“Acabáramos, se decidió a proponerme cama” pensé.
Me gustó. En el fondo la gana era mayor que la duda,
El tomar algo fue cerveza, y antes de ir a lo esencial me contó algo gracioso.
Había estado en Alemania, Munich, y lo encontró bastante agradable, pero tuvo una experiencia horrible con esas "salchichas blancas de piel dura que hace que te ahogues cuando tratás de tragarlas". !
Casi me atraganto con mi cerveza negra, tratando de no reírme a carcajadas.
La Weisswurst, la salchicha blanca de Baviera, en realidad es una delicia, siempre y cuando le quités la piel. Nadie le había dicho eso, pobre!
Después de las risas, fue muy directo:
-Estela, sos hermosa y muy inteligente, no se te escapa que me tenés en vilo de la calentura -
- Por favor no me desilucionés…. Decime que si –
-NOOOO…. –
-La vamos a pasar bien-
-NOOO…-
-Nada de lo que vos no quieras, va a pasar-
-NOO…
-……..-
-No…-
-……..-
-no…-
-……..-
-Bueno…. dale-
Y fuimos a un telo en San Temo.
Entramos, cerró la puerta y me acarició la mejilla
-Sos muy linda….. hace rato que deseo estar a solas con vos…. se me dio, no lo puedo creer!-
Me abrazó e intentó besarme. Di vuelta la cara para negarle los labios.
No quería aparecer entregada del todo.
Siguió intentando besarme, una mano en mi cuello, la otra bajaba, subía mi pollera y manoteaba mis nalgas.
No sé cuánto tiempo impedí que me besase. Ni medio minuto.
Cuando su mano derecha encaró la concha, bombacha de por medio, sobrevino un descontrol de calenturas, besos, y caricias indecentes, mutuas.
Parados, al lado de la cama, comenzó a desvestirme, cuando terminó, me acostó boca arriba y se tiró sobre mí, besó mis tetas, mi ombligo, lamió y besó mi monte de Venus bajó por las piernas, besos a beso, masajeó y lamió mis pies y nuevamente subió.
Jugaba a acrecentar mi excitación. Separó mis piernas y se aplicó a lo que yo esperaba
Con lengua se abrió paso entre los labios vaginales hasta llegar a mi clítoris.
Una y otra vez volvía a bajar, se movía deslizándose todo a lo largo de la concha para regresar al clítoris.
Estuve a punto de acabar, pero no… paró de lamerme, se puso de pie, me tomó de la mano y ayudó a sentarme, se sacó la camisa y pantalón y se colocó frente a mí y bajó su slip.
Mi recelo, sobre su dotación, “se hizo humo” tenía la verga más larga y gruesa de las que conocía.
No mucho más pero evidente. Me encantó.
Shakti colocó su glande en los labios de mi boca.
Al tomar aquel miembro con mi mano y al simple tacto pude apreciar que era, de calibre mayor de los cuatro que yo había manoteado.
Lentamente llevé, la verga XL, a mi boca. El glande tocó mi campanilla y me provocó arcadas, Ahí asumí tenía que tratar de no chuparla como lo hacía con Nacho, mi marido, debía controlar mis ganas de tragarla por completo.
A medida que la chupaba y la masturbaba se ponía más dura y caliente.
Deseaba, con ansia, ya tener ese miembro dentro de mí y por otro lado disfrutaba mamarlo.
Por un lado quería soltarlo para que me cogiese y por otro lado no quería dejar de mamarlo.
Por su expresión, asiática pero de macho al fin, sabía que lo estaba haciendo muy bien.
Pero él también quería ponerla donde se acostumbra desde la antigüedad y la prehistoria.
Dio un paso atrás, me sacó la pija de mi boca, me tomó de la mano, me acostó, de nuevo, boca arriba.
Su verga dura, lista para la faena, apuntada al gran espejo de la pared a la izquierda de la cama.
Yo la deseaba, no tardé en disfrutarla.
Me abrió las piernas y, muy suavemente volvió a lamerme los labios vaginales y a juguetear con el clítoris. Me encantó pero sentía un fuego en mi entrepierna. Necesitaba ser penetrada ya.
Siguió un ratito con lengua y labios, luego se ubicó encima de mí, frotó con el glande mi concha unos segundos y luego lo posicionó en el lugar correcto y, muy despacio empujó su miembro y mi chocha, empapada, lo fue recibiendo.
Cada centímetro que entraba, era una sensación rara entre escozor y placer.
Le pedí que sea suave.
Él muy despacio iba ingresando en mí. Se tomó su tiempo para no ocasionarme molestias.
Al fin la chocha cedió y tuve adentro, por primera vez una verga hindú.
La sensación de quemadura leve, del comienzo, se volvió goce, y que goce!!!
La verga de Shakti inundaba mi sexo, me llenaba completamente y, con cada pasar de afuera a adentro, me arrancaba suspiros, gemidos y grititos. El placer se adueñó de mi mente.
De tanto en tanto, por su excitación él olvidaba ser cauto, embestía impetuoso y que me causaba dolor.
Pero la cogida, me extasiaba de goce.
Bamboleaba mi pelvis, sus testículos chocaban contra mi culo, soltaba todo tipo de palabras/frases entrecortadas groseras, indignas. Algo así como:
-… qué pija divina!!!.... ¡aaahhh!.... ¡siiiiii cogeme!!!.... ¡Seguí así!!!! … -
Al rato, largo, se adueñó de él una violenta exaltación, un frenesí de embestidas y delirio de placer en mí.
Él acabó con abundancia de semen adentro de mí, mis piernas temblaban, me provocó un orgasmo como, contadas veces antes, gocé.
Mojé toda la cama.
Había tenido un squirt (la eyaculación femenina). Rara vez lo disfruté en mi vida sexual.
Descansamos, compartiendo almohada cabeza a cabeza, conversando.
Le comenté mi desconfianza, sobre su dotación sexual y el origen de la misma.
Se rió de buena gana y me “retrucó”:
-¿Sabés que significa Shakti en la India? Hombre poderoso! –
-¿A vos que te parece???-
No tardó en reaparecer la excitación y volver a tensarse la, sospechada, gran verga.
Le pedí que se quede boca arriba, me posicioné, a caballito, encima de él, por la terrible acabada anterior y excitación que tenía, mi concha era un charco.
Posicioné la verga y muy lentamente comencé a bajar, mi mirada se clavó en los ojos de Shakti ambos nos mirábamos fijamente de manera cómplice.
A través de la mirada intercambiábamos la lujuria
Logré ensartarme la porongota, en el primer intento.
Está posición me permitía manejar a mi gusto el polvo.
Ahora era solo placer. Él deslizó una mano entre nuestros vientres, para alcanzar mi clítoris. La gran pija adentro y el dedeo, me cautivaron los sentidos y disfruté la cogida superlativamente.
No demoré en acabar. Él también terminó el polvo sin disimular su goce.
Ambos quedamos tendidos en la cama exhaustos.
¿Exhaustos? ¡De acáaaa!!! La tarde quedó completada con un tercer polvo, en pose misionero.
La cola, el sexo anal, quedó postergado para otro abandono, temporal, de nuestras ocupaciones profesionales, en común. Esto es, la siguiente cochinada.
Aclaro que no incumplo con aquello de: “Donde se come, NO se coge”.
Yo, sólo cobro el sueldo, NUNCA almuerzo en el comedor de la empresa, así que…. me puedo permitirme lo segundo.
El sexo es lo que le da sentido a la vida. Lograr compartir con otra persona la intimidad máxima, la compenetración y la complicidad que conlleva el sexo es para lo que estoy hecha (estamos hechas/os).
La casa matriz de la empresa multinacional, en la cual tenía un cargo jerárquico, designó para Argentina (y otros países vecinos) a Shakti Mannan, ingeniero hindú de unos 30 años, como gerente regional.
Él tenía su oficina en la casa matriz en Londres y viajaba con frecuencia y regularidad a nuestro País.
Era de notable estatura, buena presencia, liberal en el trato, culto, afable.
Por mi cargo debía interactuar, largo y tendido, con él cada vez que venía.
Conmigo además de atento y cortés, en el trato, era galante, sugerente.
Me hacía sentir halagada e inclinada a “darle”
Yo tenía un recelo. Había leído que, en la India, los fabricantes de preservativos se vieron obligados a proveer unos de tamaño menor que los habituales en occidente. Más del 60% de los hindúes tiene pene pequeño.
Tanto Nacho, mi marido, como Nico, mi amante recurrente, son bien dotados. Dudaba que gozaría un polvo con un “micropene”.
Me tuvo expectante, largo tiempo, hasta que un día, regresando, en auto de una corta visita a la sucursal Rosario de la empresa, llegamos a la tarde casi 2 horas antes del horario de salida.
-Es temprano. ¿Qué te parece si tomamos algo en lugar de volver a la oficina?-
“Acabáramos, se decidió a proponerme cama” pensé.
Me gustó. En el fondo la gana era mayor que la duda,
El tomar algo fue cerveza, y antes de ir a lo esencial me contó algo gracioso.
Había estado en Alemania, Munich, y lo encontró bastante agradable, pero tuvo una experiencia horrible con esas "salchichas blancas de piel dura que hace que te ahogues cuando tratás de tragarlas". !
Casi me atraganto con mi cerveza negra, tratando de no reírme a carcajadas.
La Weisswurst, la salchicha blanca de Baviera, en realidad es una delicia, siempre y cuando le quités la piel. Nadie le había dicho eso, pobre!
Después de las risas, fue muy directo:
-Estela, sos hermosa y muy inteligente, no se te escapa que me tenés en vilo de la calentura -
- Por favor no me desilucionés…. Decime que si –
-NOOOO…. –
-La vamos a pasar bien-
-NOOO…-
-Nada de lo que vos no quieras, va a pasar-
-NOO…
-……..-
-No…-
-……..-
-no…-
-……..-
-Bueno…. dale-
Y fuimos a un telo en San Temo.
Entramos, cerró la puerta y me acarició la mejilla
-Sos muy linda….. hace rato que deseo estar a solas con vos…. se me dio, no lo puedo creer!-
Me abrazó e intentó besarme. Di vuelta la cara para negarle los labios.
No quería aparecer entregada del todo.
Siguió intentando besarme, una mano en mi cuello, la otra bajaba, subía mi pollera y manoteaba mis nalgas.
No sé cuánto tiempo impedí que me besase. Ni medio minuto.
Cuando su mano derecha encaró la concha, bombacha de por medio, sobrevino un descontrol de calenturas, besos, y caricias indecentes, mutuas.
Parados, al lado de la cama, comenzó a desvestirme, cuando terminó, me acostó boca arriba y se tiró sobre mí, besó mis tetas, mi ombligo, lamió y besó mi monte de Venus bajó por las piernas, besos a beso, masajeó y lamió mis pies y nuevamente subió.
Jugaba a acrecentar mi excitación. Separó mis piernas y se aplicó a lo que yo esperaba
Con lengua se abrió paso entre los labios vaginales hasta llegar a mi clítoris.
Una y otra vez volvía a bajar, se movía deslizándose todo a lo largo de la concha para regresar al clítoris.
Estuve a punto de acabar, pero no… paró de lamerme, se puso de pie, me tomó de la mano y ayudó a sentarme, se sacó la camisa y pantalón y se colocó frente a mí y bajó su slip.
Mi recelo, sobre su dotación, “se hizo humo” tenía la verga más larga y gruesa de las que conocía.
No mucho más pero evidente. Me encantó.
Shakti colocó su glande en los labios de mi boca.
Al tomar aquel miembro con mi mano y al simple tacto pude apreciar que era, de calibre mayor de los cuatro que yo había manoteado.
Lentamente llevé, la verga XL, a mi boca. El glande tocó mi campanilla y me provocó arcadas, Ahí asumí tenía que tratar de no chuparla como lo hacía con Nacho, mi marido, debía controlar mis ganas de tragarla por completo.
A medida que la chupaba y la masturbaba se ponía más dura y caliente.
Deseaba, con ansia, ya tener ese miembro dentro de mí y por otro lado disfrutaba mamarlo.
Por un lado quería soltarlo para que me cogiese y por otro lado no quería dejar de mamarlo.
Por su expresión, asiática pero de macho al fin, sabía que lo estaba haciendo muy bien.
Pero él también quería ponerla donde se acostumbra desde la antigüedad y la prehistoria.
Dio un paso atrás, me sacó la pija de mi boca, me tomó de la mano, me acostó, de nuevo, boca arriba.
Su verga dura, lista para la faena, apuntada al gran espejo de la pared a la izquierda de la cama.
Yo la deseaba, no tardé en disfrutarla.
Me abrió las piernas y, muy suavemente volvió a lamerme los labios vaginales y a juguetear con el clítoris. Me encantó pero sentía un fuego en mi entrepierna. Necesitaba ser penetrada ya.
Siguió un ratito con lengua y labios, luego se ubicó encima de mí, frotó con el glande mi concha unos segundos y luego lo posicionó en el lugar correcto y, muy despacio empujó su miembro y mi chocha, empapada, lo fue recibiendo.
Cada centímetro que entraba, era una sensación rara entre escozor y placer.
Le pedí que sea suave.
Él muy despacio iba ingresando en mí. Se tomó su tiempo para no ocasionarme molestias.
Al fin la chocha cedió y tuve adentro, por primera vez una verga hindú.
La sensación de quemadura leve, del comienzo, se volvió goce, y que goce!!!
La verga de Shakti inundaba mi sexo, me llenaba completamente y, con cada pasar de afuera a adentro, me arrancaba suspiros, gemidos y grititos. El placer se adueñó de mi mente.
De tanto en tanto, por su excitación él olvidaba ser cauto, embestía impetuoso y que me causaba dolor.
Pero la cogida, me extasiaba de goce.
Bamboleaba mi pelvis, sus testículos chocaban contra mi culo, soltaba todo tipo de palabras/frases entrecortadas groseras, indignas. Algo así como:
-… qué pija divina!!!.... ¡aaahhh!.... ¡siiiiii cogeme!!!.... ¡Seguí así!!!! … -
Al rato, largo, se adueñó de él una violenta exaltación, un frenesí de embestidas y delirio de placer en mí.
Él acabó con abundancia de semen adentro de mí, mis piernas temblaban, me provocó un orgasmo como, contadas veces antes, gocé.
Mojé toda la cama.
Había tenido un squirt (la eyaculación femenina). Rara vez lo disfruté en mi vida sexual.
Descansamos, compartiendo almohada cabeza a cabeza, conversando.
Le comenté mi desconfianza, sobre su dotación sexual y el origen de la misma.
Se rió de buena gana y me “retrucó”:
-¿Sabés que significa Shakti en la India? Hombre poderoso! –
-¿A vos que te parece???-
No tardó en reaparecer la excitación y volver a tensarse la, sospechada, gran verga.
Le pedí que se quede boca arriba, me posicioné, a caballito, encima de él, por la terrible acabada anterior y excitación que tenía, mi concha era un charco.
Posicioné la verga y muy lentamente comencé a bajar, mi mirada se clavó en los ojos de Shakti ambos nos mirábamos fijamente de manera cómplice.
A través de la mirada intercambiábamos la lujuria
Logré ensartarme la porongota, en el primer intento.
Está posición me permitía manejar a mi gusto el polvo.
Ahora era solo placer. Él deslizó una mano entre nuestros vientres, para alcanzar mi clítoris. La gran pija adentro y el dedeo, me cautivaron los sentidos y disfruté la cogida superlativamente.
No demoré en acabar. Él también terminó el polvo sin disimular su goce.
Ambos quedamos tendidos en la cama exhaustos.
¿Exhaustos? ¡De acáaaa!!! La tarde quedó completada con un tercer polvo, en pose misionero.
La cola, el sexo anal, quedó postergado para otro abandono, temporal, de nuestras ocupaciones profesionales, en común. Esto es, la siguiente cochinada.
Aclaro que no incumplo con aquello de: “Donde se come, NO se coge”.
Yo, sólo cobro el sueldo, NUNCA almuerzo en el comedor de la empresa, así que…. me puedo permitirme lo segundo.
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