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CAPÍTULO 5
Día 5. Por la mañana
Irina y yo apenas dormimos esa noche. Cerrábamos los ojos después de cada polvo, pero al cabo de un rato ella se despertaba y me pedía más. De ese modo llegó la hora de levantarse. Era extraño, pero en aquel lugar, incluso durmiendo poco, daba la sensación de estar descansado.
"Buenosh diash", dijo Irina para despertarme mientras me hacía una mamada.
"¿En serio? Llevamos toda la noche follando", reí.
"Esh que me gustha musho", me respondió con voz de actriz porno. "Vash a follarme, ¿a que shi?, preguntó, poniéndome ojitos.
"Qué remedio...", suspiré.
Irina retomó su posición tumbada bocarriba y con las piernas separadas y se la metí suave. No tardé mucho en alcanzar el ritmo que a ella le gustaba. El problema era que lo habíamos hecho así toda la noche, y yo empezaba a cansarme.
"Me gusta, JP... sigue... esto me gusta mucho..." gimió. "¡Aaaaah! ¡Dios!"
Sin poder resistirme, empecé a follarla a más ritmo. Tan rápido como mis caderas me permitían.
"¡JP! ¡Ah, joder...!"
Aceleré más el ritmo, golpeando su coño más rápido y duro. Ella estaba superada por la experiencia, y en su lugar gemía alto y gritaba obscenidades mientras la follaba duro.
"¡Oh, dios! ¡Esto es muy duro! ¡Ahh! ¡Me corro!" gritó Irina, y en ese momento sentí sus chorros. "¡Ahhhh!"
Verla correrse sobre mi polla aceleró aún más mi orgasmo,
"¡Irina, me quiero correr en tu cara!", le pedí. Tardé unos segundos en darme cuenta de lo que había dicho. Me horroricé, pero...
"¡Vale!"
Se la saqué en ese momento, sorprendido, y ella se deslizó por la cama para quedar cerca de mi. Yo me puse de rodillas sobre ella, pajeándome. Los jugos de su coñito eran un lubricante natural, facilitándome llegar al orgasmo.
"Dámelo, JP... Quiero sentir tu lefa en mi cara..."
Sus palabras me empujaron al borde, y noté el semen saliendo a través de mi polla. Me corrí sobre toda su carita enrojecida.
"Ahh, el semen de JP..."
Me miró con toda su cara cubierta de mi esperma.
"Estoy cubierta por completo..."
"Lo siento...", dije, derrotado. "No ha estado bien, ¿verdad? Es que parecía que querías..."
"No pasa nada", me respondió. Y en ese momento se lamió el semen que tenía alrededor de la boca. "¡Delicioso!"
Y nos echamos a reír.
"En serio. Ha estado bien", dijo mientras se levantaba e iba al lavabo a limpiarse un poco. Yo fui tras ella. "Un poco duro para mi gusto, pero... oye, has hecho que me corra. Así que bien"
"¿Seguro?"
"Sí. Pero pídemelo la próxima vez", me dijo. "Total.. a ti no te voy a negar nada"
Nos besamos. Y en ese momento, llamaron a la puerta. Extrañado, fui a mirar, mientras pillaba mi boxer para taparme antes de abrir. Pero al ver por la mirilla quien era, decidí abrir en bolas.
"Uy. Qué alegría verte así", rió Luna. "¿Irina ya se ha ido?"
"¡Estoy aquí!", dijo Irina, volviendo a la cama y con la prueba del incidente ya borrada de su carita. "¿Qué es eso?"
Luna venía con una bandeja con tres vasos de café humeante, y una bolsa con croasanes para desayunar. Tomé el relevo con la bandeja y ella me dio un beso antes de pasar.
"Pensé que si os habéis pasado la noche dale-que-te-pego os vendría bien reponer energías", dijo.
"Eres un amor", respondió Irina, y le dio un beso que a mi me la puso durísima. "Pero... o te quitas la ropa o nos vestimos nosotros. Es por igualdad", rió
"Que se desnude", bromeé. Pero Luna aceptó y se quitó la ropa.
"Buen provecho", dijimos cuando nos sentamos en corro en la cama a desayunar.
"Puedo preguntar qué tal ha ido la noche, ¿no?", dijo Luna mientras se comía uno de los bollos.
"Ha sido maravillosa. Tenemos que repetir", dijo Irina. "Quizá contigo", propuso.
"Compartir cama con mis chicas favoritas... podría morir al día siguiente y tendría el espíritu en paz", le dije.
"¿No es un amor?", dijo Irina.
"Bueno. JP me está descubriendo un mundo nuevo", dijo Luna un tanto azorada. "Me encantaría hacer un trío con vosotros, pero... primero quiero terminar de conocerle un poco. Y también conocerte a ti", añadió, mirando a Irina.
"Si necesitáis mi habitación podéis quedárosla", les dije. "Yo quería ir a dar una vuelta y estirarme un poco".
"No seas bobo. Yo tengo habitación", dijo Irina. "Aunque quizá sea un poco prematuro. ¿Te parece bien si damos un paseo también?", le propuso a Luna.
"¿De verdad?"
"Claro. Podemos ir formando el Club de las Chicas Loquitas por JP", rió Irina.
"Sé que es una broma, pero no me molestaría", les dije.
"¿Os puedo preguntar algo?", intervino Irina. Luna y yo asentimos. "Ayer, cuando os fuisteis a solas... ¿era para que ella te follase?"
Casi escupí el café. Luna apartó la mirada, avergonzada.
".. Sí", reconocí.
"No tienes que ocultarme esas cosas, amor", dijo con dulzura. "Me parece bien lo que hagas. No es que me tengas que contar los detalles, pero no te avergüences"
"Era mi primera vez", le expliqué. "Y me daba miedo. Pero Luna fue maravillosa"
"Otra razón para acostarme con ella", dijo Irina, y Luna se volvió a poner colorada.
"Tampoco soy tan experta", susurró, azorada. "Pero seguro que conseguimos pasarlo muy bien las dos"
"Bueno. Va siendo hora de movernos", dijo Irina. "Luna, ¿nos vemos abajo? Yo debería cambiarme de ropa"
"Claro", respondió ella. "¿Seguro que no te quedas con nosotras?", me preguntó.
"Seguro. Tengo que intentar localizar a alg... a Matt", dije, recordando lo que me decía Irina. No te avergüences. Pues sí, iba a ir a buscarle.
"Afortunado él", suspiró Irina mientras se tapaba con sus ropas del día anterior. "Pásalo bien, cielo", y me besó antes de irse.
"Si esta noche vuelves solo, llama a mi puerta", me dijo Luna, que también se había vestido, y se fue de allí.
Yo me aseguré de estar correctamente vestido, con mi picha dentro del pantalón, y salí a ver qué ocurría por el Resort.
Día 5. A mediodía
Fui dando un paseo por todo el resort, pero no ocurrió nada interesante. No localicé a Matt, y tampoco tuve la suerte de que hubiera algo interesante en las duchas del gimnasio o los vestuarios de la piscina. Eso sí, vi un montón de tetas al aire, que eso siempre me gusta.
Regresé al hotel, aún era pronto para ir a comer. Podría verme una porno, era aún pronto para que Luna volviera de su paseo con Irina. Pero al llegar al vestíbulo, me llamó uno de los recepcionistas.
"Disculpe, ¿señor JP?"
"Sí, soy yo"
"Tengo un recado de parte de su amigo Leo. Está en su dormitorio y quiere verle"
"Ah, gracias"
Tomé el ascensor y subí a la planta del dormitorio de Leo. Llamé a su puerta y prácticamente corrió a recibirme.
"Hola", saludó, sonriendo.
"Me han dado el recado abajo. ¿Todo bien?"
"Sí, pasa", me dijo.
Desde luego el resort tenía muchas cosas, pero carecía de originalidad en las habitaciones. Eran todas clones unas de otras.
"¿Ocurre algo?", le pregunté.
"Sí. Es que querías saber si estaba todo bien"
"¿A qué te refieres?"
"A lo de ayer. Cuando me corrí en tu boca sin avisar", me dijo. "Y luego cuando dije lo de follarte"
"¡Ah, eso!"
"Me sentí muy mal después, no quería incomodarte con..."
"Leo, Leo, ya pasó", le dije. "No me enfadé. Pero... me gusta que te preocupara mi reacción"
Me sonrió. Casi ni me di cuenta de que nos acercábamos mutuamente y nos empezábamos a besar. Me acarició la cara y yo me dejé hacer. Me sentía cómodo con el en aquella posición.
"JP... ¿quieres quedarte un rato conmigo?", me propuso.
"Bueno... ¿Qué te parecía darle un buen uso a tu polla hoy?", le sugerí.
"¡Oh, me gusta dónde quieres ir a parar!", dijo con una sonrisa pícara. "¿Quieres que te folle ese dulce culo, JP?", preguntó mientras me lo acariciaba.
"Vaya, Leo. No te imaginaba hablando así", le dije.
"Aquí se aprenden esas cosas", me respondió. "Vamos, fuera la ropa y échate en la cama" me dijo, mientras él mismo empezaba a desnudarse.
"¿En serio? ¿En tu cama?", pregunté, aunque también empecé a desnudarme. "Podemos ir a mi cuarto. Es decir, aquí es donde follas con tu novio, ¿no?"
"Y donde él se ha comido unas cuantas pollas también", respondió. "Supongo que ya te lo han dicho, pero este Resort es para dejarse llevar y no pensar mucho. Aunque me pone la idea de meterte en la cama con Ismael", confesó.
Ya sin ropa, me tumbé en la cama bocarriba, y Leo se deslizó entre mis muslos abiertos. Se echó un poco de lubricante en la palma de la mano y comenzó a frotarse la polla mientras su mano libre jugaba con la mía,
"Solo échate y relájate, JP, voy a ocuparme bien de ti"
Yo asentí, mientras veía cómo su polla iba creciendo en su mano. Parecía mentira que me pudiera caber en el culo.
"Ahhh... Estoy casi listo, JP... ¿y tú? ¿Estás listo para tener mi gran polla en tu culo?"
Tragué saliva y asentí levemente, y Leo no necesitó más invitación que esa. Su polla se deslizó suavemente dentro de mi ano. Yo gemí por mi agujerito extendiéndose por su grueso miembro.
"Sí, eso es..." susurró.
Leo suspiró mientras su polla se enterraba más profundamente en mi. Continuó acariciando ociosamente mi polla mientras esperaba que mi culo se acostumbrara a su tamaño.
"La has tomado como un verdadero profesional, JP. ¡Tu culo prácticamente se ha tragado mi picha!"
"S-Solo ve despacio, Leo", gemí. "La tienes más grande de lo que estoy acostumbrado"
Y era cierto. Era más larga y gruesa que la de Luna. Me pregunté qué habría pasado si ella no me hubiera follado en primer lugar.
"¡No te preocupes, lo haremos con calma!", dijo con una sonrisa. "Hazme saber cuando estés listo"
Aguardé unos momentos, con mi culo relleno de su falo. Me estaba acostumbrando, y le devolví la sonrisa a Leo.
"De acuerdo, Leo. ¡Fóllame!"
"¡A la orden!"
Leo comenzó a empujar dentro y fuera de mí, su pelvis golpeaba contra gl´ñuteos con cada empuje hacia adentro. Yo descansé mis pies en sus muslos, manteniendo mis piernas alzadas y abiertas para facilitarle el acceso.
"¡Estás muy apretado JP! ¡Cualquier chico se acostumbraría a follarse un culo como el tuyo!"
Mi cuerpo se mecía adelante y atrás en la cama mientras él me empujaba con fuerza. Sus embestidas no eran tan fuertes como para hacerme daño, pero cada vez que lo hace una sacudida de energía recorría todo mi cuerpo.
"¡Ah, joder! ¡Leo! ¡Sigue follándome!"
Leo sonrió mientras me la seguía metiendo, su polla invadía mi culo ansioso una y otra vez. Pronto empezó a acelerar el rimto mientras el placer le abrazaba.
"¡Aaah, ahh! ¡Eso es! ¡Estoy muy cerca, JP!"
"¡Hazlo! ¡Córrete dentro de mi!"
Leo gemía cuando se acercaba a su límite, y con sus suaves caricias en mi polla sentía que a mi tampoco me quedaba mucho.
"¡Uahh, me corro!"
Leo descargó su lefa dentro de mi. Su caliente corrida se esparció contra las paredes de mi culo. Al sentir su carga llenandome, yo también alcancé el límite, corriéndome hacia el aire.
"¡Aaah, Leo!"
Nos corrimos juntos, gimiendo de pasión.
Jadeamos fuerte, mientras nos reponíamos de nuestro orgasmo simultáneo.
"¡Guau, ha sido intenso!", exclamó Leo.
"Joder, me has llenado de verdad..."
"Jejeje... y volveré a hacerlo", aseguró. Otra vez esa sensación de mi corazón acelerándose.
Yo recosté mi cabeza sobre la almohada para recuperar el aliento. Leo me sacó finalmente su polla con una húmeda salpicadura. Podía sentir sus fluídos escurriéndose por mi culo, pero estaba demasiado cansado para preocuparme por ello.
"Habría que limpiar esto", comentó Leo. Noté que su peso desaparecía de la cama, y que volvía al cabo de unos momentos. Me puse nervioso cuando me alzó las piernas, pero solo pretendía limpiarme entre las nalgas. "¿Estás mejor?"
"Ahora sí", le dije.
"Ha sido muy divertido. Espero que me avises si te vuelve a apetecer algo así"
"Cuenta con ello"
Y en ese momento se tumbó a mi lado.
"Deberíamos ir a comer algo. Pero no te voy a echar del dormitorio. Tómate tu tiempo y nos vamos cuando estés listo"
"Gracias", le dije. "¿Sabes? Me gustaría conocer a tu novio"
"Es posible que te lo presente", dijo. "Tenemos el acuerdo de no compartir a nuestros amantes, pero... estoy seguro de que tiene muchas ganas"
"¿En serio?"
"Le he dado buenas referencias de ti", rió Leo. "Por cierto... Esta mañana estaba trotando por el parque cuando me encontré a Matt. Me dijo que estaría después de comer en la playa. Por si querías ir a verle"
"Tendré que ir a por el bañador antes de comer", dije, mientras me incorporaba.
"Te acompaño", me dijo. "No se qué tienes, macho... pero eres adictivo"
Reí con él y me puse el pantalón antes de ir a por la ropa de playa en su compañía.
Día 5. Después de comer
Leo me acompañó a comer, y luego nos separamos. Yo me dirigí a la playa, y no tardé mucho en localizar a Matt. Estaba tumbado bajo una sombrilla, completamente desnudo. Tendí la toalla a su lado, pero no se dio cuenta de mi presencia, así que me quité también el bañador.
"¿Me ayudas con la crema?", bromeé. Y en ese momento se volvió hacia mi.
"¡JP!", dijo sorprendido. "¡Hola! ¿Dónde te metiste ayer? No te vi en todo el día"
"Lo mismo podría decirte. Fui a buscarte y no te encontré", le dije.
"Tú... ¿me buscaste?", preguntó colorado.
"Claro", respondí, y él sonrió.
"Pensé que estarías ocupado con esas amigas tuyas", murmuró.
"Aquí hay JP para todo el mundo", bromeé. "Así que... si te apetece, cuando termines de tomar el sol, podemos..."
"Ya he terminado", dijo con ansia.
Nos tapamos con los bañadores y fuimos al hotel. Me sorprendió comprobar que su dormitorio estaba en la misma planta que el mío, solo que el suyo estaba justo al lado de los ascensores, mientras que la mía estaba en el extremo. Me dejó entrar y pasó detrás de mi.
"Tenía ganas de algo así", comentó mientras se desnudaba por completo. "Desde el otro día en la piscina..."
"En ese caso", dije y me quité el bañador, "¿qué te parecería saltar sobre esta polla y cabalgarla como más te guste?"
"Oh, guau...", respondió, y vi que la suya se endurecía rápidamente. "Eso suena genial"
Se dio la vuelta, y separó sus glúteos con las manos, exponiéndose por completo.
"¿Quieres rellenar este pequeño culo rosado mío?"
"Claro que quiero"
"Mmm... ¿quizá te gustaría ver mi redondo culito rebotar hacia arriba y hacia abajo en esa polla gorda?"
"Otro. ¿Dónde aprendéis a hablar así?", pregunté, divertido.
"Es el Resort... Y la idea de que veas mi culo engullir tu polla... es un poco excitante", reconoció. "Vale, eh... ¿te tumbas en la cama? Deja que me prepare"
"¡Por supuesto!"
Me tumbé bocarriba, con mi polla dura, anticipándose a lo que iba a ocurrir. Matt tomó la botella de lubricante, dejando caer un poco en sus dedos. Se llevó las manos detrás de sí mismo y empezó a extenderlo alrededor de su agujero. Cuando estuvo listo, se acercó a la cama, y dejó caer un chorro de lubricante sobre mi polla también.
"Nunca se es demasiado cauto...", susurró.
Después de esparcirlo, masturbándome un poco la polla en el proceso, finalmente estaba prepadado.
Se subió a mi cama, de espaldas a mí. Yo sostuve mi polla con una mano, ayudándole a guiarla hacia su ano mientras se sentaba.
"¡Ohh... eso es! Me siento lleno..." gimió.
"¿Estás bien?"
"Sí, no te preocupes por mi. ¡Puedo con ello!"
Con un gemido, bajó su culo aún más, envolviendo completamente mi polla. Eventualmente, su culo se apoyó en mi regazo.
"¿Ves? ¡N-No hay problema!"
"No te esfuerces..."
"¡Lo tengo!"
Parece que lo decía en serio, ya que se levantó antes de dejar caer su trasero en mi regazo nuevamente.
"¡Mnf! ¡Es tan bueno!" gimió.
Su culo estaba apretando con fuerza mi polla, envolviéndome húmedo mientras se levantaba y se dejaba caer una vez más. Matt seguía dándose ánimos en voz alta.
"Muy bien, ahí voy"
El chico valiente comenzó a moverse más rápido, ahora era cuando comenzaba a montar mi polla, ahora que se estaba acostumbrando. Su trasero redondo golpeaba mi regazo repetidamente mientras rebotaba hacia arriba y hacia abajo. Sus gluteos temblaban ligeramente con cada impacto. Yo miraba casi hipnotizado, como mi polla entraba sin esfuerzo dentro y fuera de su bien lubricado culo. Sus nalgas se movían y flexionaban a cada movimiento.
"¡Oh, joder, qué intenso!", gruñó Matt. "¡Tu polla es increíble, JP! ¡Me estoy acercando, creo...!"
Miró hacia atrás.
"¿No te importaría... azotarme un poco?"
¡Plas! Le di una nalgada en el glúteo derecho. Tembló con el impacto, y Leo dejó escapar un gemido agudo.
"¡Mi culo es tuyo, JP! ¡Déjamelo rojo!", gritó. ¡Plas! "¡Sí, azótame, papi!" ¡Plas! "¡Lo amo! ¡Dame más fuerte!" ¡Plas! "¡Sí, papi! Joder, ¡soy tu putita!" ¡Plas! ¡Aaaah!"
Matt continuó cabalgándome, gimiendo mientras lo hacía.
"¡Estoy muy cerca! ¡Joder, me voy a correr!"
Y se corrió, echando la lefa sobre sus sábanas. Su culo apretó aún más mi polla, acercándome al orgasmo
"¡Yo también me corro, Matt!"
"¡Córrete dentro de mi, JP! ¡Lléname!"
No necesité más invitación. Con un gemido, empujé mis caderas y me vine dentro de su culo. Lo llené con mi lefa, que se empezó a escurrir por el borde y a caer sobre mi polla.
"Ohh... joder..." jadeó Matt. "Puedo notarlo, ¡se siente muy bien!"
Me relajé mientras Matt se deslizaba fuera de mi polla.
"Mira cómo me has dejado, JP"
Estaba en cuatro sobre mi cama, y con una mano se apartó una nalga, mostrándome su agujerido follado, del que aún goteaba mi semen. Un pequeño rastro se abría paso por su culo hasta sus bolas.
"Me has dejado el culo hecho un desastre, tío. ¡Y eso que era yo quien llevaba el ritmo! Tu polla tiene algo, tenemos que volver a hacer esto..."
"Espera... aún no estoy del todo", le dije.
De un impulso me puse de rodillas sobre su culo y me empecé a pajear, dejando caer el resto de mi semen sobre sus nalgas. Le escuché gemir mientras le dejaba marcado.
"No se por qué, pero esto se siente bien. Como si estuvieras reclamando mi culo como tuyo..."
"¿Y te gusta cómo suena eso?", inquirí.
"Mmmm... sí..." respondió, con una sonrisa plancentera. "Si es contigo está bien, JP... Puedes tenerlo, es tuyo"
Golpeé su nalga con mi pene, y un poco más de semen le cayó encima.
"Muy bien. Tendré que follarme este culito jugoso mío en otra ocasión", le dije. Me sentía poderoso.
"¡Sí, por favor! Ha estado genial", me pidió Matt.
Se levantó con cautela de la cama y fue a limpiarse el estropicio.
"No tiene sentido despercidiarlo", comentó para si. Y pude ver cómo se limpió un poco del semen de su culo con un dedo y se lo metió en la boca.
"Sabroso...", me dijo con voz erótica.
"No te pongas tonto o tendré que volver a follarte", le advertí.
"No me importaría", dijo riendo, y terminó de limpiarse. "Bueno, supongo que te están esperando", comentó. "Puedes irte si tienes prisa."
Miré por la ventana. Aún era algo pronto, mi plan no empezaría hasta que Irina hubiese hecho un baile. Y notaba el tono de voz de mi amigo triste.
"Puedo irme si quieres", le dije. "O, te puedo hacer compañía un rato y saber un poco más de ti"
Noté un brillo en su mirada. Volvimos a tumbarnos en la cama, mirándonos de costado frente a frente.
"¿Cómo termina un chico como tú en un sitio como este?", pregunté. "No me parecías en absoluto bisexual cuando nos conocimos. Aunque me llevé una sorpresa"
"Ha sido cosa de mi familia", me explicó. "Son muy conservadores. Había un chico de mi instituto que me gustaba. Fue terrible cuando se enteraron. Que los hombres estaban con las mujeres. Así que me tocó disimular por muchos años. Incluso revisaban mi habitación por si me veían con cosas gays"
"No me jodas"
"Fue bastante terrible. Hasta que un amigo que me descubrió este sitio. A él no le van los tíos, pero me dijo que aquí había una libertad sexual muy grande. Por eso ahorré para venirme de vacaciones. Y... no me arrepiento", suspiró. Pero algo me decía que no era verdad.
"¿Estás seguro?"
"En líneas generales, esto ha sido una liberación", me contó. "He disfrutado con muchas chicas. Y también he podido experimentar con muchos chicos sin sentirme juzgado. Y tu llegada... ha sido mágica", sentí que me ponía colorado. "Pero hay algo de lo que sí me avergüenzo"
"¿Algo conmigo?"
"No, tú eres maravilloso", ahora él estaba rojo. Y parecía a punto de derrumbarse. "Pero soy un puto pervertido"
"No digas eso. Aquí venimos a follar, ¿no?"
"No lo entiendes... si supieras dónde voy cuando me aburro, me odiarías"
"Dudo mucho que pueda odiarte"
"Eso lo dices porque no lo sabes"
"Vale, hagamos una cosa", le dije. "Yo esta noche tengo que cumplir una promesa. Pero mañana por la mañana puedo venir a buscarte. Y compartes conmigo ese secreto"
"No puedo. Si me odias..."
"¿Tanto te importa que pueda odiarte?", pregunté confuso. Él apartó la mirada. Ay mi madre, que se estaba pillando. "Te prometo que no te juzgaré. Matt, confía en mi, de verdad"
Suspiró.
"Vale... quizá me venga bien exponerme al menos", suspiró.
"¿Exponerte?"
"Da igual. ¿No se te hace tarde?", preguntó.
"Aún no. Ven aquí", le dije.
Me acerqué un poco más a él y empezamos a besarnos. Yo le acaricié el pecho, pero él bajó su mano a mi polla y decidí hacer lo mismo por él. Nos hicimos una paja mutua mientras disfrutábamos de aquel momento para nosotros. Sentí que se relajaba un poco. A mi ya me podía la curiosidad por conocer su secreto. ¿Tan terrible podía ser?
Día 5. Noche[/i]
Después de aquel último ratito intenso entre ambos, aunque no habíamos llegado a corrernos, Matt decidió venir conmigo al club de baile. Estaba bastante más animado que al principio. Noté que intentaba darme la mano, pero la echaba hacia atrás en el último momento, así que se la sujeté yo. Quién me ha visto y quién me ve.
Cuando llegamos, localicé rápido con la mirada a Andrea. Matt se despidió de mí antes de irse a la zona de barra americana, y yo me acerqué a mi amiga, sentada en la barra. Llevaba un cubata a medias cuando la alcancé. El camarero, al verme, estuvo a punto de servirme uno, pero le detuve.
"Dijo la jefa que nunca le faltara la bebida, caballero", me contó.
"Hoy vengo de paso solo, pero gracias. ¿Y Francesca?"
"Hoy salió"
Vaya. Francesca me parecía de la clase de personas que se la pasaban allí todo el día, y durmiendo por la mañana para recuperarse.
"JP…" Andrea me interrumpió los pensamientos, "¿estás seguro de lo que vas a hacer?"
"Bastante", le respondí. "¿Es que no te fías?"
"Sé que le gustas", me contó. "Y podría vivir con eso antes de que me rechazase abiertamente"
"No te rechazará. Tendría que estar loca para pasar de una chica como tú"
Mi halago podría haber activado su barrera, pero al contrario, me sonrió. Le di una caricia en la mejilla y ella me aceptó la mano.
"Vamos", le dije, rompiendo el momento con delicadeza. "Irina se acerca"
Andrea se acabó su copa y se puso de pie, justo en el momento en que nuestra amiga común aparecía entre el mar de gente.
"¿Qué tal?", preguntó mientras se acercaba. De la nada en la barra apareció un vaso de agua y ella lo tomó. "Veo que ahora os lleváis bien", comentó con una sonrisa.
"Claro que sí. Hay que conocerse bien", comenté, quitándole importancia. "De hecho, me viene bien que estés aquí"
"¿Qué pasa?"
Irina me prestaba atención, y eso logró evitar que le viese los nervios en la cara a Andrea. Probablemente, echaba de menos tomarse otra copa para templar los nervios.
"Andrea y yo hemos hecho una apuesta. Y ha perdido"
"¿Una apuesta? ¿Y qué habéis apostado?", preguntó, mirando a Andrea.
"Es un asunto secreto de buenos amigos", la vacilé. "El caso es que ahora tiene que pagar. Y querría saber si tú nos ayudarías a eso"
"Bueno. ¿Por qué no? Es decir, no es nada malo, ¿no?"
"Claro que no", dije. "¿Podemos ir a vuestra habitación?"
Como me había imaginado, Irina estaba intrigada y divertida a la vez por aquello. No tanto así Andrea, que cuando Irina empezó a caminar me sujetó del brazo.
"¿Qué es lo que pretendes?"
"Algo que me puede hacer quedar peor a mi que a ti. Vamos", le dije
No sin desconfianza, me siguió entre la gente hasta que alcanzamos la puerta. Hacía un tiempo estupendo en los terrenos del Resort. Y según íbamos caminando los tres, podíamos escuchar todo tipo de gemidos, gente aprovechando la luz tenue para poder follar en los exteriores, algo que en teoría estaba prohibido.
"¡Dame más, papi!", escuchamos decir a un hombre que por la voz debía tener cuarenta años
"¿Te gusta, perrita?", dijo la voz de otro, que debía tener los dieciocho.
"Vamos, quiero ver cómo se la chupas", jadeaba una voz de mujer, de edad no definida, pero que con toda seguridad se estaba pajeando mientras miraba a sus amigos (¿o sus hermanos?) follar.
Los tres nos reímos y seguimos nuestro camino. Andrea parecía un poco más relajada. Llegamos al ascensor, e Irina pulsó el botón de su planta. Estaban dos por debajo de la mía.
"¿Así que no me vais a contar la apuesta?", preguntó. Tenía curiosidad por ello. Yo esperaba que después de esa noche se le olvidase.
"Lo siento. Es un Secreto de Estado", bromeé.
"¿Estás bien, Andrea?"
"Sí, sí. Es que me da rabia haber perdido", respondió ella, siguiendo la historia. Fantástico.
Salimos del dormitorio, y llegamos a su dormitorio. Era de dos camas, de tamaño matrimonio también, lo cual quitaba un poco de movilidad en la habitación. Pero no pasaba nada. Total, yo probablemente me quedaría muy poco tiempo allí.
"¿Y entonces, qué tienes que hacer, Andrea?", preguntó Irina mientras se sentaba en la que deduje que era su cama.
Ella me miró, rápidamente, y salí al paso.
"Es normal que le de un poco de corte. A veces soy un poco básico", expliqué. "Andrea tiene que dejarme mirar mientras se besa con una chica"
Irina quedó boquiabierta, pero no tanto como Andrea. Yo seguí como si nada.
"Y pensé que quizá le sería más fácil hacerlo con una amiga de confianza como tú que no con cualquiera que haya por el Resort"
"JP…" empezó Andrea, pero tan bajito que apenas se la escuchó y fue Irina quien habló con fuerza.
"Oye, no tienes por qué obligarla a eso", me dijo. Abortar misión, pensé. Pero no. "Yo puedo hacer eso por ella, si lo prefieres. Búscame a cualquier chica del Resort y te prometo que te daremos un buen espectáculo"
Lo decía totalmente en serio. Miré de reojo a Andrea. Este era su momento.
"No, Irina. La apuesta la perdí yo", dijo. Su tono de voz no sonaba convincente. Pero podría deberse a los nervios de lo que yo le pedía por la supuesta apuesta. "Y debo ser yo quien le deje mirar"
"JP, cómo te pasas", comentó Irina, un tanto molesta.
"Una apuesta es una apuesta", dije.
"¿Y cómo se te ocurre decirle que se bese conmigo? Ella debería poder elegir"
"Irina", interrumpió Andrea. "Yo… prefiero que sea contigo. "Mejor que con una extraña"
Irina la miró, sorprendida.
"¿Estás segura?"
Andrea asintió. Le noté que reprimía una sonrisa. Mi plan estaba dando resultado. Irina se encogió de hombros.
"Por esta vez te has librado", me dijo Irina. "¿Y tú qué vas a hacer? ¿Tocarte mientras miras? Pervertido"
Su tono de voz no era realmente de reproche al final lo aceptaba como un juego, como yo había planeado. Aún así, noté que Andrea se volvía a tensar. Así que decidí ponérselo un poco más fácil.
"Solo pretendía mirar", dije. "Pero ahora que lo dices…", disfruté de ver a Andrea a punto de derrumbarse, "sí que me gustaría que lo hiciérais sin parte de arriba". Irina me fulminó con la mirada. "Es decir, sin camiseta. Podéis dejaros el sujetador si queréis"
"Eres un cochino. Mañana no follamos", respondió, medio en broma, medio en serio. "Vamos, Andrea. Págale su apuesta y que se vaya a dormir SOLO", recalcó.
Quizá me había pasado un poco. Pero a pesar de eso, se quitó la camiseta. Lastima. Sí que llevaba sujetador. La que no se lo había puesto fue Andrea, que se quedó en tetas. Muy bonitas, por cierto. Me gustaron sus morenos pezones. Yo me senté en un sofá que tenían, y me dispuse a mirar.
Andrea se acercó a Irina gateando por el colchón. Se la notaba un poco colorada. Irina decidió ignorarme y se centró en su amiga. Irina también se acercó un poco y se abrazaron. Aproximaron mutuamente sus labios. Y ocurrió. Empezaron a besarse. Lenta. Sensualmente. Al principio era apenas un mero movimiento de labios. Pero Andrea aprovechó el momento y empezó a acariciar a Irina.
Si ella se sorprendió lo disimuló muy bien. Y empezó a corresponder las caricias de Andrea. Al principio solo por los brazos. Pasaron a la espalda. Escuché un gemido. Andrea había mordido con ternura el labio inferior de Irina. Y esta chupó la lengua de la otra. Andrea respondió llevando las manos a las tetas de Irina. Otro gemido.
"Andrea...", la escuché susurrar.
Pero Andrea ya no escuchaba. La empujó hacia atrás, y se puso encima de ella, tirando de su pantalón suavemente.
Yo ya no pintaba nada allí. Sin hacer ruido, las dejé follando y salí de la habitación.
Yo tenía un calentón importante. Volví al ascensor. Era pronto para que Matt hubiera vuelto. Leo... estaría con su novio. Me quedaba en realidad la mejor opción: Luna. Era la única con la que sentía que mis relaciones eran un poco más equilibradas. Así que volví a mi planta, con la intención de hacerle una visita.
Pero cuando se abrió la puerta del ascensor, me llevé una sorpresa. Elena estaba allí. Pero no con su uniforme de staff del Resort. Llevaba un pantalón corto que apenas eran más largos que unas bragas, y una camiseta que si se le abriera un poco más le dejaría las tetas al aire.
"¡Buenas noches, JP!", me saludó, animada. "¿Qué tal lo pasas?"
"De maravilla", le aseguré.
"Eso me han contado", rió ella. "Aunque peculiar. Dicen que te suelen ver siempre con las mismas personas. ¿No te gusta nadie más? ¿Tan exquisito eres?"
"Debo ser de los raros que conocen un poco a la gente antes de follar", le respondí, sin ofenderme.
"Debes serlo. Y me gustan los raros", dijo, y me guiñó el ojo. "Ahora sin bromas. Luna me ha contado un poco. Le gustas, ¿sabes?"
"¿Sois muy amigas?", pregunté.
"Bastante, sí. De hecho, si ibas a verla... me he adelantado", rió Elena. "Y me temo que se ha quedado dormida, después de echarme el segundo. No me mires así. No estoy de servicio, puedo follar tanto como quiera"
"Pues nada. Me tendré que hacer una paja", anuncié
"¿Por qué? ¿No quieres subir a mi cuarto?", me preguntó, sugerente.
"¿En serio?"
Me volvió a empujar dentro del ascensor. Se sacó una llave del bolsillo, y la metió en la botonera. Empezamos a subir de nuevo. Ahora que me fijaba, el ascensor tenía dos botones menos que plantas se veían desde fuera.
"Tengo ganas de follar contigo desde el primer día", me dijo. "Y por las historias que me ha contado Luna, me han dado aún más ganas"
"Pues espero que no estés cansada", la desafié. "Porque yo con Luna he aguantado toda la noche. Y con Irina"
"Espero que eso se repita", suspiró. Yo me acerqué a ella por la espalda y le puse las manos en las tetas. No me las apartó, ni siquiera al abrirse las puertas.
Pero no era cómodo caminar así, de modo que se las solté. Aquel pasillo era diferente. Menos habitaciones que en el resto de plantas. No dije nada hasta que llegamos al dormitorio de Elena, y en ese momento lo entendí. Además de una cama y un baño, tenía una cocina separada. Y había un sofá y una mesita frente a la tele. Una casita en miniatura.
"No sabía que había suites de tan alta gama aquí", comenté
"Cuando nos dimos cuenta de que nadie las usaba, decidimos que se quedaban para el personal del hotel", comentó, mientras se quitaba la camiseta y se bajaba el pantalón, poniendo el culo en pompa. Provocándome. "Aquí ninguno viene a usar esto como casa, sino para hartarse a follar. Y aquí el personal está más descansado"
"Y tenéis llave propia del ascensor"
"Para que no nos molesten los visitantes", dijo mientras se acercaba a mi. "Pero a ti quizá te de una copia para que subas cuando quieras", añadió y me puso una mano en la entrepierna. "Guau... ¿ya estás así? Venías cachondo de antes, ¿verdad?"
"Sí", confesé.
"Deja entonces que me ocupe de eso", dijo mientras se arrodillaba. "No quiero que me la metas y te corras en seguida"
Me bajó el pantalón del todo y empezó a chupármela directamente. Su boca era cálida, y movía su lengua muy profesionalmente. Sus manos jugaban con mis bolas, y se entretenía haciéndome una paja mientras me hacía gozar. Como ella misma había previsto, me corrí deprisa, a causa de la excitación de haber visto a Irina y Andrea a punto de follar. Mientras me corría en la cara de Elena, se me pasó la frustración por haberme perdido el final del espectáculo erótico.
"Oh, dios", suspiró Elena. "No es bueno quedarse con las ganas", me dijo, y se relamió los labios, lamiendo los restos de mi lefa que habían caído cerca de su boca
"No he podido evitarlo"
"Mientras se te pone dura de nuevo, ¿me comes el coño un poco?", me pidió.
"Claro que sí, ven aquí"
"No", dijo ella, y saltó sobre la cama. "Ven tú aquí", dijo, de espaldas a mi, a cuatro patas y con las piernas separadas.
Yo me abalancé a por ella. Caí en la cama y me puse detrás, dándole rienda suelta a mi boca y a mis labios. Empecé a comerme aquel coñito salado, logrando que Elena empezase a gemir y a jadear. Aunque apenas tardé unos segundos en recuperar la erección, decidí darle un poco más de placer. Metí mis dedos en su rajita, masturbándola a buen ritmo. Noté que se derretía del gusto porque empezaba a mover sus caderas, metiéndose ella misma mis dedos en su chochito.
Ni siquiera la avisé. Me puse de rodillas, y sujeté su cintura antes de meterle mi picha de un movimiento. Elena se sujetó al cabecero de la cama.
"¡Eso es, JP!", gritó. "¡Fóllame duro!"
Moví mis caderas lo más rápido que podía. Empezamos a jadear, casi a la vez. Me sorprendió ver lo rápido que se adaptaba su cuerpo a mis movimientos, y no tardó en seguir mi ritmo, aumentando mi placer.
"¡Sí! ¡Dame fuerte!", me pedía mientras seguía moviendo sus caderas. "¡Haz que me derrita!"
Apoyé un pie en la cama para ayudarme mejor. Nunca se lo había hecho tan fuerte y duro a nadie. También es cierto que no me lo habían pedido. Pero Elena parecía encantada con aquello. Me sujeté fuerte a su culo y se la continué metiendo, hasta que de pronto, los dos nos corrimos a la vez. Y mientras nos corríamos continuabamos moviéndonos, mientras nuestros fluidos se mezclaban y caían sobre las sábanas.
Finalmente, los dos nos echamos al colchón, derrotados y sonriendo.
"Joder", jadeé. "Lo admito... no estoy acostumbrado a follar así", suspiré.
"A mi no me entusiasma...", suspiró Elena. "Pero, ¿sabes? Trabajar aquí es un poco tortura. Todo el mundo se la pasa follando... y al final necesito un polvo como este para relajar tensiones"
"¿No habías follado con Luna?", pregunté, extrañado.
"Claro que sí. Pero ¿crees que ella lo hace así? Ella es muy dulce y tierna. Por eso me gusta, en realidad", confesó.
"¿Y si yo te follo ahora dulce y tierno?", le propuse con una sonrisa pervertida.
"Ah, ¿pero tú sabes hacerlo así?", bromeó.
"Vas a comprobarlo", dije, y aprovechando que estaba bocarriba, me puse entre sus piernas.
"Aún la tienes blandita", rió.
"Eso tiene arreglo también", respondí y empecé a frotar mi polla contra su rajita. No tardó mucho en estar completamente dura, y lista para echarle otro polvo.
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Capítulo 1,Capítulo 2, Capítulo 3, Capítulo 4
CAPÍTULO 5
Día 5. Por la mañana
Irina y yo apenas dormimos esa noche. Cerrábamos los ojos después de cada polvo, pero al cabo de un rato ella se despertaba y me pedía más. De ese modo llegó la hora de levantarse. Era extraño, pero en aquel lugar, incluso durmiendo poco, daba la sensación de estar descansado.
"Buenosh diash", dijo Irina para despertarme mientras me hacía una mamada.
"¿En serio? Llevamos toda la noche follando", reí.
"Esh que me gustha musho", me respondió con voz de actriz porno. "Vash a follarme, ¿a que shi?, preguntó, poniéndome ojitos.
"Qué remedio...", suspiré.
Irina retomó su posición tumbada bocarriba y con las piernas separadas y se la metí suave. No tardé mucho en alcanzar el ritmo que a ella le gustaba. El problema era que lo habíamos hecho así toda la noche, y yo empezaba a cansarme.
"Me gusta, JP... sigue... esto me gusta mucho..." gimió. "¡Aaaaah! ¡Dios!"
Sin poder resistirme, empecé a follarla a más ritmo. Tan rápido como mis caderas me permitían.
"¡JP! ¡Ah, joder...!"
Aceleré más el ritmo, golpeando su coño más rápido y duro. Ella estaba superada por la experiencia, y en su lugar gemía alto y gritaba obscenidades mientras la follaba duro.
"¡Oh, dios! ¡Esto es muy duro! ¡Ahh! ¡Me corro!" gritó Irina, y en ese momento sentí sus chorros. "¡Ahhhh!"
Verla correrse sobre mi polla aceleró aún más mi orgasmo,
"¡Irina, me quiero correr en tu cara!", le pedí. Tardé unos segundos en darme cuenta de lo que había dicho. Me horroricé, pero...
"¡Vale!"
Se la saqué en ese momento, sorprendido, y ella se deslizó por la cama para quedar cerca de mi. Yo me puse de rodillas sobre ella, pajeándome. Los jugos de su coñito eran un lubricante natural, facilitándome llegar al orgasmo.
"Dámelo, JP... Quiero sentir tu lefa en mi cara..."
Sus palabras me empujaron al borde, y noté el semen saliendo a través de mi polla. Me corrí sobre toda su carita enrojecida.
"Ahh, el semen de JP..."
Me miró con toda su cara cubierta de mi esperma.
"Estoy cubierta por completo..."
"Lo siento...", dije, derrotado. "No ha estado bien, ¿verdad? Es que parecía que querías..."
"No pasa nada", me respondió. Y en ese momento se lamió el semen que tenía alrededor de la boca. "¡Delicioso!"
Y nos echamos a reír.
"En serio. Ha estado bien", dijo mientras se levantaba e iba al lavabo a limpiarse un poco. Yo fui tras ella. "Un poco duro para mi gusto, pero... oye, has hecho que me corra. Así que bien"
"¿Seguro?"
"Sí. Pero pídemelo la próxima vez", me dijo. "Total.. a ti no te voy a negar nada"
Nos besamos. Y en ese momento, llamaron a la puerta. Extrañado, fui a mirar, mientras pillaba mi boxer para taparme antes de abrir. Pero al ver por la mirilla quien era, decidí abrir en bolas.
"Uy. Qué alegría verte así", rió Luna. "¿Irina ya se ha ido?"
"¡Estoy aquí!", dijo Irina, volviendo a la cama y con la prueba del incidente ya borrada de su carita. "¿Qué es eso?"
Luna venía con una bandeja con tres vasos de café humeante, y una bolsa con croasanes para desayunar. Tomé el relevo con la bandeja y ella me dio un beso antes de pasar.
"Pensé que si os habéis pasado la noche dale-que-te-pego os vendría bien reponer energías", dijo.
"Eres un amor", respondió Irina, y le dio un beso que a mi me la puso durísima. "Pero... o te quitas la ropa o nos vestimos nosotros. Es por igualdad", rió
"Que se desnude", bromeé. Pero Luna aceptó y se quitó la ropa.
"Buen provecho", dijimos cuando nos sentamos en corro en la cama a desayunar.
"Puedo preguntar qué tal ha ido la noche, ¿no?", dijo Luna mientras se comía uno de los bollos.
"Ha sido maravillosa. Tenemos que repetir", dijo Irina. "Quizá contigo", propuso.
"Compartir cama con mis chicas favoritas... podría morir al día siguiente y tendría el espíritu en paz", le dije.
"¿No es un amor?", dijo Irina.
"Bueno. JP me está descubriendo un mundo nuevo", dijo Luna un tanto azorada. "Me encantaría hacer un trío con vosotros, pero... primero quiero terminar de conocerle un poco. Y también conocerte a ti", añadió, mirando a Irina.
"Si necesitáis mi habitación podéis quedárosla", les dije. "Yo quería ir a dar una vuelta y estirarme un poco".
"No seas bobo. Yo tengo habitación", dijo Irina. "Aunque quizá sea un poco prematuro. ¿Te parece bien si damos un paseo también?", le propuso a Luna.
"¿De verdad?"
"Claro. Podemos ir formando el Club de las Chicas Loquitas por JP", rió Irina.
"Sé que es una broma, pero no me molestaría", les dije.
"¿Os puedo preguntar algo?", intervino Irina. Luna y yo asentimos. "Ayer, cuando os fuisteis a solas... ¿era para que ella te follase?"
Casi escupí el café. Luna apartó la mirada, avergonzada.
".. Sí", reconocí.
"No tienes que ocultarme esas cosas, amor", dijo con dulzura. "Me parece bien lo que hagas. No es que me tengas que contar los detalles, pero no te avergüences"
"Era mi primera vez", le expliqué. "Y me daba miedo. Pero Luna fue maravillosa"
"Otra razón para acostarme con ella", dijo Irina, y Luna se volvió a poner colorada.
"Tampoco soy tan experta", susurró, azorada. "Pero seguro que conseguimos pasarlo muy bien las dos"
"Bueno. Va siendo hora de movernos", dijo Irina. "Luna, ¿nos vemos abajo? Yo debería cambiarme de ropa"
"Claro", respondió ella. "¿Seguro que no te quedas con nosotras?", me preguntó.
"Seguro. Tengo que intentar localizar a alg... a Matt", dije, recordando lo que me decía Irina. No te avergüences. Pues sí, iba a ir a buscarle.
"Afortunado él", suspiró Irina mientras se tapaba con sus ropas del día anterior. "Pásalo bien, cielo", y me besó antes de irse.
"Si esta noche vuelves solo, llama a mi puerta", me dijo Luna, que también se había vestido, y se fue de allí.
Yo me aseguré de estar correctamente vestido, con mi picha dentro del pantalón, y salí a ver qué ocurría por el Resort.
Día 5. A mediodía
Fui dando un paseo por todo el resort, pero no ocurrió nada interesante. No localicé a Matt, y tampoco tuve la suerte de que hubiera algo interesante en las duchas del gimnasio o los vestuarios de la piscina. Eso sí, vi un montón de tetas al aire, que eso siempre me gusta.
Regresé al hotel, aún era pronto para ir a comer. Podría verme una porno, era aún pronto para que Luna volviera de su paseo con Irina. Pero al llegar al vestíbulo, me llamó uno de los recepcionistas.
"Disculpe, ¿señor JP?"
"Sí, soy yo"
"Tengo un recado de parte de su amigo Leo. Está en su dormitorio y quiere verle"
"Ah, gracias"
Tomé el ascensor y subí a la planta del dormitorio de Leo. Llamé a su puerta y prácticamente corrió a recibirme.
"Hola", saludó, sonriendo.
"Me han dado el recado abajo. ¿Todo bien?"
"Sí, pasa", me dijo.
Desde luego el resort tenía muchas cosas, pero carecía de originalidad en las habitaciones. Eran todas clones unas de otras.
"¿Ocurre algo?", le pregunté.
"Sí. Es que querías saber si estaba todo bien"
"¿A qué te refieres?"
"A lo de ayer. Cuando me corrí en tu boca sin avisar", me dijo. "Y luego cuando dije lo de follarte"
"¡Ah, eso!"
"Me sentí muy mal después, no quería incomodarte con..."
"Leo, Leo, ya pasó", le dije. "No me enfadé. Pero... me gusta que te preocupara mi reacción"
Me sonrió. Casi ni me di cuenta de que nos acercábamos mutuamente y nos empezábamos a besar. Me acarició la cara y yo me dejé hacer. Me sentía cómodo con el en aquella posición.
"JP... ¿quieres quedarte un rato conmigo?", me propuso.
"Bueno... ¿Qué te parecía darle un buen uso a tu polla hoy?", le sugerí.
"¡Oh, me gusta dónde quieres ir a parar!", dijo con una sonrisa pícara. "¿Quieres que te folle ese dulce culo, JP?", preguntó mientras me lo acariciaba.
"Vaya, Leo. No te imaginaba hablando así", le dije.
"Aquí se aprenden esas cosas", me respondió. "Vamos, fuera la ropa y échate en la cama" me dijo, mientras él mismo empezaba a desnudarse.
"¿En serio? ¿En tu cama?", pregunté, aunque también empecé a desnudarme. "Podemos ir a mi cuarto. Es decir, aquí es donde follas con tu novio, ¿no?"
"Y donde él se ha comido unas cuantas pollas también", respondió. "Supongo que ya te lo han dicho, pero este Resort es para dejarse llevar y no pensar mucho. Aunque me pone la idea de meterte en la cama con Ismael", confesó.
Ya sin ropa, me tumbé en la cama bocarriba, y Leo se deslizó entre mis muslos abiertos. Se echó un poco de lubricante en la palma de la mano y comenzó a frotarse la polla mientras su mano libre jugaba con la mía,
"Solo échate y relájate, JP, voy a ocuparme bien de ti"
Yo asentí, mientras veía cómo su polla iba creciendo en su mano. Parecía mentira que me pudiera caber en el culo.
"Ahhh... Estoy casi listo, JP... ¿y tú? ¿Estás listo para tener mi gran polla en tu culo?"
Tragué saliva y asentí levemente, y Leo no necesitó más invitación que esa. Su polla se deslizó suavemente dentro de mi ano. Yo gemí por mi agujerito extendiéndose por su grueso miembro.
"Sí, eso es..." susurró.
Leo suspiró mientras su polla se enterraba más profundamente en mi. Continuó acariciando ociosamente mi polla mientras esperaba que mi culo se acostumbrara a su tamaño.
"La has tomado como un verdadero profesional, JP. ¡Tu culo prácticamente se ha tragado mi picha!"
"S-Solo ve despacio, Leo", gemí. "La tienes más grande de lo que estoy acostumbrado"
Y era cierto. Era más larga y gruesa que la de Luna. Me pregunté qué habría pasado si ella no me hubiera follado en primer lugar.
"¡No te preocupes, lo haremos con calma!", dijo con una sonrisa. "Hazme saber cuando estés listo"
Aguardé unos momentos, con mi culo relleno de su falo. Me estaba acostumbrando, y le devolví la sonrisa a Leo.
"De acuerdo, Leo. ¡Fóllame!"
"¡A la orden!"
Leo comenzó a empujar dentro y fuera de mí, su pelvis golpeaba contra gl´ñuteos con cada empuje hacia adentro. Yo descansé mis pies en sus muslos, manteniendo mis piernas alzadas y abiertas para facilitarle el acceso.
"¡Estás muy apretado JP! ¡Cualquier chico se acostumbraría a follarse un culo como el tuyo!"
Mi cuerpo se mecía adelante y atrás en la cama mientras él me empujaba con fuerza. Sus embestidas no eran tan fuertes como para hacerme daño, pero cada vez que lo hace una sacudida de energía recorría todo mi cuerpo.
"¡Ah, joder! ¡Leo! ¡Sigue follándome!"
Leo sonrió mientras me la seguía metiendo, su polla invadía mi culo ansioso una y otra vez. Pronto empezó a acelerar el rimto mientras el placer le abrazaba.
"¡Aaah, ahh! ¡Eso es! ¡Estoy muy cerca, JP!"
"¡Hazlo! ¡Córrete dentro de mi!"
Leo gemía cuando se acercaba a su límite, y con sus suaves caricias en mi polla sentía que a mi tampoco me quedaba mucho.
"¡Uahh, me corro!"
Leo descargó su lefa dentro de mi. Su caliente corrida se esparció contra las paredes de mi culo. Al sentir su carga llenandome, yo también alcancé el límite, corriéndome hacia el aire.
"¡Aaah, Leo!"
Nos corrimos juntos, gimiendo de pasión.
Jadeamos fuerte, mientras nos reponíamos de nuestro orgasmo simultáneo.
"¡Guau, ha sido intenso!", exclamó Leo.
"Joder, me has llenado de verdad..."
"Jejeje... y volveré a hacerlo", aseguró. Otra vez esa sensación de mi corazón acelerándose.
Yo recosté mi cabeza sobre la almohada para recuperar el aliento. Leo me sacó finalmente su polla con una húmeda salpicadura. Podía sentir sus fluídos escurriéndose por mi culo, pero estaba demasiado cansado para preocuparme por ello.
"Habría que limpiar esto", comentó Leo. Noté que su peso desaparecía de la cama, y que volvía al cabo de unos momentos. Me puse nervioso cuando me alzó las piernas, pero solo pretendía limpiarme entre las nalgas. "¿Estás mejor?"
"Ahora sí", le dije.
"Ha sido muy divertido. Espero que me avises si te vuelve a apetecer algo así"
"Cuenta con ello"
Y en ese momento se tumbó a mi lado.
"Deberíamos ir a comer algo. Pero no te voy a echar del dormitorio. Tómate tu tiempo y nos vamos cuando estés listo"
"Gracias", le dije. "¿Sabes? Me gustaría conocer a tu novio"
"Es posible que te lo presente", dijo. "Tenemos el acuerdo de no compartir a nuestros amantes, pero... estoy seguro de que tiene muchas ganas"
"¿En serio?"
"Le he dado buenas referencias de ti", rió Leo. "Por cierto... Esta mañana estaba trotando por el parque cuando me encontré a Matt. Me dijo que estaría después de comer en la playa. Por si querías ir a verle"
"Tendré que ir a por el bañador antes de comer", dije, mientras me incorporaba.
"Te acompaño", me dijo. "No se qué tienes, macho... pero eres adictivo"
Reí con él y me puse el pantalón antes de ir a por la ropa de playa en su compañía.
Día 5. Después de comer
Leo me acompañó a comer, y luego nos separamos. Yo me dirigí a la playa, y no tardé mucho en localizar a Matt. Estaba tumbado bajo una sombrilla, completamente desnudo. Tendí la toalla a su lado, pero no se dio cuenta de mi presencia, así que me quité también el bañador.
"¿Me ayudas con la crema?", bromeé. Y en ese momento se volvió hacia mi.
"¡JP!", dijo sorprendido. "¡Hola! ¿Dónde te metiste ayer? No te vi en todo el día"
"Lo mismo podría decirte. Fui a buscarte y no te encontré", le dije.
"Tú... ¿me buscaste?", preguntó colorado.
"Claro", respondí, y él sonrió.
"Pensé que estarías ocupado con esas amigas tuyas", murmuró.
"Aquí hay JP para todo el mundo", bromeé. "Así que... si te apetece, cuando termines de tomar el sol, podemos..."
"Ya he terminado", dijo con ansia.
Nos tapamos con los bañadores y fuimos al hotel. Me sorprendió comprobar que su dormitorio estaba en la misma planta que el mío, solo que el suyo estaba justo al lado de los ascensores, mientras que la mía estaba en el extremo. Me dejó entrar y pasó detrás de mi.
"Tenía ganas de algo así", comentó mientras se desnudaba por completo. "Desde el otro día en la piscina..."
"En ese caso", dije y me quité el bañador, "¿qué te parecería saltar sobre esta polla y cabalgarla como más te guste?"
"Oh, guau...", respondió, y vi que la suya se endurecía rápidamente. "Eso suena genial"
Se dio la vuelta, y separó sus glúteos con las manos, exponiéndose por completo.
"¿Quieres rellenar este pequeño culo rosado mío?"
"Claro que quiero"
"Mmm... ¿quizá te gustaría ver mi redondo culito rebotar hacia arriba y hacia abajo en esa polla gorda?"
"Otro. ¿Dónde aprendéis a hablar así?", pregunté, divertido.
"Es el Resort... Y la idea de que veas mi culo engullir tu polla... es un poco excitante", reconoció. "Vale, eh... ¿te tumbas en la cama? Deja que me prepare"
"¡Por supuesto!"
Me tumbé bocarriba, con mi polla dura, anticipándose a lo que iba a ocurrir. Matt tomó la botella de lubricante, dejando caer un poco en sus dedos. Se llevó las manos detrás de sí mismo y empezó a extenderlo alrededor de su agujero. Cuando estuvo listo, se acercó a la cama, y dejó caer un chorro de lubricante sobre mi polla también.
"Nunca se es demasiado cauto...", susurró.
Después de esparcirlo, masturbándome un poco la polla en el proceso, finalmente estaba prepadado.
Se subió a mi cama, de espaldas a mí. Yo sostuve mi polla con una mano, ayudándole a guiarla hacia su ano mientras se sentaba.
"¡Ohh... eso es! Me siento lleno..." gimió.
"¿Estás bien?"
"Sí, no te preocupes por mi. ¡Puedo con ello!"
Con un gemido, bajó su culo aún más, envolviendo completamente mi polla. Eventualmente, su culo se apoyó en mi regazo.
"¿Ves? ¡N-No hay problema!"
"No te esfuerces..."
"¡Lo tengo!"
Parece que lo decía en serio, ya que se levantó antes de dejar caer su trasero en mi regazo nuevamente.
"¡Mnf! ¡Es tan bueno!" gimió.
Su culo estaba apretando con fuerza mi polla, envolviéndome húmedo mientras se levantaba y se dejaba caer una vez más. Matt seguía dándose ánimos en voz alta.
"Muy bien, ahí voy"
El chico valiente comenzó a moverse más rápido, ahora era cuando comenzaba a montar mi polla, ahora que se estaba acostumbrando. Su trasero redondo golpeaba mi regazo repetidamente mientras rebotaba hacia arriba y hacia abajo. Sus gluteos temblaban ligeramente con cada impacto. Yo miraba casi hipnotizado, como mi polla entraba sin esfuerzo dentro y fuera de su bien lubricado culo. Sus nalgas se movían y flexionaban a cada movimiento.
"¡Oh, joder, qué intenso!", gruñó Matt. "¡Tu polla es increíble, JP! ¡Me estoy acercando, creo...!"
Miró hacia atrás.
"¿No te importaría... azotarme un poco?"
¡Plas! Le di una nalgada en el glúteo derecho. Tembló con el impacto, y Leo dejó escapar un gemido agudo.
"¡Mi culo es tuyo, JP! ¡Déjamelo rojo!", gritó. ¡Plas! "¡Sí, azótame, papi!" ¡Plas! "¡Lo amo! ¡Dame más fuerte!" ¡Plas! "¡Sí, papi! Joder, ¡soy tu putita!" ¡Plas! ¡Aaaah!"
Matt continuó cabalgándome, gimiendo mientras lo hacía.
"¡Estoy muy cerca! ¡Joder, me voy a correr!"
Y se corrió, echando la lefa sobre sus sábanas. Su culo apretó aún más mi polla, acercándome al orgasmo
"¡Yo también me corro, Matt!"
"¡Córrete dentro de mi, JP! ¡Lléname!"
No necesité más invitación. Con un gemido, empujé mis caderas y me vine dentro de su culo. Lo llené con mi lefa, que se empezó a escurrir por el borde y a caer sobre mi polla.
"Ohh... joder..." jadeó Matt. "Puedo notarlo, ¡se siente muy bien!"
Me relajé mientras Matt se deslizaba fuera de mi polla.
"Mira cómo me has dejado, JP"
Estaba en cuatro sobre mi cama, y con una mano se apartó una nalga, mostrándome su agujerido follado, del que aún goteaba mi semen. Un pequeño rastro se abría paso por su culo hasta sus bolas.
"Me has dejado el culo hecho un desastre, tío. ¡Y eso que era yo quien llevaba el ritmo! Tu polla tiene algo, tenemos que volver a hacer esto..."
"Espera... aún no estoy del todo", le dije.
De un impulso me puse de rodillas sobre su culo y me empecé a pajear, dejando caer el resto de mi semen sobre sus nalgas. Le escuché gemir mientras le dejaba marcado.
"No se por qué, pero esto se siente bien. Como si estuvieras reclamando mi culo como tuyo..."
"¿Y te gusta cómo suena eso?", inquirí.
"Mmmm... sí..." respondió, con una sonrisa plancentera. "Si es contigo está bien, JP... Puedes tenerlo, es tuyo"
Golpeé su nalga con mi pene, y un poco más de semen le cayó encima.
"Muy bien. Tendré que follarme este culito jugoso mío en otra ocasión", le dije. Me sentía poderoso.
"¡Sí, por favor! Ha estado genial", me pidió Matt.
Se levantó con cautela de la cama y fue a limpiarse el estropicio.
"No tiene sentido despercidiarlo", comentó para si. Y pude ver cómo se limpió un poco del semen de su culo con un dedo y se lo metió en la boca.
"Sabroso...", me dijo con voz erótica.
"No te pongas tonto o tendré que volver a follarte", le advertí.
"No me importaría", dijo riendo, y terminó de limpiarse. "Bueno, supongo que te están esperando", comentó. "Puedes irte si tienes prisa."
Miré por la ventana. Aún era algo pronto, mi plan no empezaría hasta que Irina hubiese hecho un baile. Y notaba el tono de voz de mi amigo triste.
"Puedo irme si quieres", le dije. "O, te puedo hacer compañía un rato y saber un poco más de ti"
Noté un brillo en su mirada. Volvimos a tumbarnos en la cama, mirándonos de costado frente a frente.
"¿Cómo termina un chico como tú en un sitio como este?", pregunté. "No me parecías en absoluto bisexual cuando nos conocimos. Aunque me llevé una sorpresa"
"Ha sido cosa de mi familia", me explicó. "Son muy conservadores. Había un chico de mi instituto que me gustaba. Fue terrible cuando se enteraron. Que los hombres estaban con las mujeres. Así que me tocó disimular por muchos años. Incluso revisaban mi habitación por si me veían con cosas gays"
"No me jodas"
"Fue bastante terrible. Hasta que un amigo que me descubrió este sitio. A él no le van los tíos, pero me dijo que aquí había una libertad sexual muy grande. Por eso ahorré para venirme de vacaciones. Y... no me arrepiento", suspiró. Pero algo me decía que no era verdad.
"¿Estás seguro?"
"En líneas generales, esto ha sido una liberación", me contó. "He disfrutado con muchas chicas. Y también he podido experimentar con muchos chicos sin sentirme juzgado. Y tu llegada... ha sido mágica", sentí que me ponía colorado. "Pero hay algo de lo que sí me avergüenzo"
"¿Algo conmigo?"
"No, tú eres maravilloso", ahora él estaba rojo. Y parecía a punto de derrumbarse. "Pero soy un puto pervertido"
"No digas eso. Aquí venimos a follar, ¿no?"
"No lo entiendes... si supieras dónde voy cuando me aburro, me odiarías"
"Dudo mucho que pueda odiarte"
"Eso lo dices porque no lo sabes"
"Vale, hagamos una cosa", le dije. "Yo esta noche tengo que cumplir una promesa. Pero mañana por la mañana puedo venir a buscarte. Y compartes conmigo ese secreto"
"No puedo. Si me odias..."
"¿Tanto te importa que pueda odiarte?", pregunté confuso. Él apartó la mirada. Ay mi madre, que se estaba pillando. "Te prometo que no te juzgaré. Matt, confía en mi, de verdad"
Suspiró.
"Vale... quizá me venga bien exponerme al menos", suspiró.
"¿Exponerte?"
"Da igual. ¿No se te hace tarde?", preguntó.
"Aún no. Ven aquí", le dije.
Me acerqué un poco más a él y empezamos a besarnos. Yo le acaricié el pecho, pero él bajó su mano a mi polla y decidí hacer lo mismo por él. Nos hicimos una paja mutua mientras disfrutábamos de aquel momento para nosotros. Sentí que se relajaba un poco. A mi ya me podía la curiosidad por conocer su secreto. ¿Tan terrible podía ser?
Día 5. Noche[/i]
Después de aquel último ratito intenso entre ambos, aunque no habíamos llegado a corrernos, Matt decidió venir conmigo al club de baile. Estaba bastante más animado que al principio. Noté que intentaba darme la mano, pero la echaba hacia atrás en el último momento, así que se la sujeté yo. Quién me ha visto y quién me ve.
Cuando llegamos, localicé rápido con la mirada a Andrea. Matt se despidió de mí antes de irse a la zona de barra americana, y yo me acerqué a mi amiga, sentada en la barra. Llevaba un cubata a medias cuando la alcancé. El camarero, al verme, estuvo a punto de servirme uno, pero le detuve.
"Dijo la jefa que nunca le faltara la bebida, caballero", me contó.
"Hoy vengo de paso solo, pero gracias. ¿Y Francesca?"
"Hoy salió"
Vaya. Francesca me parecía de la clase de personas que se la pasaban allí todo el día, y durmiendo por la mañana para recuperarse.
"JP…" Andrea me interrumpió los pensamientos, "¿estás seguro de lo que vas a hacer?"
"Bastante", le respondí. "¿Es que no te fías?"
"Sé que le gustas", me contó. "Y podría vivir con eso antes de que me rechazase abiertamente"
"No te rechazará. Tendría que estar loca para pasar de una chica como tú"
Mi halago podría haber activado su barrera, pero al contrario, me sonrió. Le di una caricia en la mejilla y ella me aceptó la mano.
"Vamos", le dije, rompiendo el momento con delicadeza. "Irina se acerca"
Andrea se acabó su copa y se puso de pie, justo en el momento en que nuestra amiga común aparecía entre el mar de gente.
"¿Qué tal?", preguntó mientras se acercaba. De la nada en la barra apareció un vaso de agua y ella lo tomó. "Veo que ahora os lleváis bien", comentó con una sonrisa.
"Claro que sí. Hay que conocerse bien", comenté, quitándole importancia. "De hecho, me viene bien que estés aquí"
"¿Qué pasa?"
Irina me prestaba atención, y eso logró evitar que le viese los nervios en la cara a Andrea. Probablemente, echaba de menos tomarse otra copa para templar los nervios.
"Andrea y yo hemos hecho una apuesta. Y ha perdido"
"¿Una apuesta? ¿Y qué habéis apostado?", preguntó, mirando a Andrea.
"Es un asunto secreto de buenos amigos", la vacilé. "El caso es que ahora tiene que pagar. Y querría saber si tú nos ayudarías a eso"
"Bueno. ¿Por qué no? Es decir, no es nada malo, ¿no?"
"Claro que no", dije. "¿Podemos ir a vuestra habitación?"
Como me había imaginado, Irina estaba intrigada y divertida a la vez por aquello. No tanto así Andrea, que cuando Irina empezó a caminar me sujetó del brazo.
"¿Qué es lo que pretendes?"
"Algo que me puede hacer quedar peor a mi que a ti. Vamos", le dije
No sin desconfianza, me siguió entre la gente hasta que alcanzamos la puerta. Hacía un tiempo estupendo en los terrenos del Resort. Y según íbamos caminando los tres, podíamos escuchar todo tipo de gemidos, gente aprovechando la luz tenue para poder follar en los exteriores, algo que en teoría estaba prohibido.
"¡Dame más, papi!", escuchamos decir a un hombre que por la voz debía tener cuarenta años
"¿Te gusta, perrita?", dijo la voz de otro, que debía tener los dieciocho.
"Vamos, quiero ver cómo se la chupas", jadeaba una voz de mujer, de edad no definida, pero que con toda seguridad se estaba pajeando mientras miraba a sus amigos (¿o sus hermanos?) follar.
Los tres nos reímos y seguimos nuestro camino. Andrea parecía un poco más relajada. Llegamos al ascensor, e Irina pulsó el botón de su planta. Estaban dos por debajo de la mía.
"¿Así que no me vais a contar la apuesta?", preguntó. Tenía curiosidad por ello. Yo esperaba que después de esa noche se le olvidase.
"Lo siento. Es un Secreto de Estado", bromeé.
"¿Estás bien, Andrea?"
"Sí, sí. Es que me da rabia haber perdido", respondió ella, siguiendo la historia. Fantástico.
Salimos del dormitorio, y llegamos a su dormitorio. Era de dos camas, de tamaño matrimonio también, lo cual quitaba un poco de movilidad en la habitación. Pero no pasaba nada. Total, yo probablemente me quedaría muy poco tiempo allí.
"¿Y entonces, qué tienes que hacer, Andrea?", preguntó Irina mientras se sentaba en la que deduje que era su cama.
Ella me miró, rápidamente, y salí al paso.
"Es normal que le de un poco de corte. A veces soy un poco básico", expliqué. "Andrea tiene que dejarme mirar mientras se besa con una chica"
Irina quedó boquiabierta, pero no tanto como Andrea. Yo seguí como si nada.
"Y pensé que quizá le sería más fácil hacerlo con una amiga de confianza como tú que no con cualquiera que haya por el Resort"
"JP…" empezó Andrea, pero tan bajito que apenas se la escuchó y fue Irina quien habló con fuerza.
"Oye, no tienes por qué obligarla a eso", me dijo. Abortar misión, pensé. Pero no. "Yo puedo hacer eso por ella, si lo prefieres. Búscame a cualquier chica del Resort y te prometo que te daremos un buen espectáculo"
Lo decía totalmente en serio. Miré de reojo a Andrea. Este era su momento.
"No, Irina. La apuesta la perdí yo", dijo. Su tono de voz no sonaba convincente. Pero podría deberse a los nervios de lo que yo le pedía por la supuesta apuesta. "Y debo ser yo quien le deje mirar"
"JP, cómo te pasas", comentó Irina, un tanto molesta.
"Una apuesta es una apuesta", dije.
"¿Y cómo se te ocurre decirle que se bese conmigo? Ella debería poder elegir"
"Irina", interrumpió Andrea. "Yo… prefiero que sea contigo. "Mejor que con una extraña"
Irina la miró, sorprendida.
"¿Estás segura?"
Andrea asintió. Le noté que reprimía una sonrisa. Mi plan estaba dando resultado. Irina se encogió de hombros.
"Por esta vez te has librado", me dijo Irina. "¿Y tú qué vas a hacer? ¿Tocarte mientras miras? Pervertido"
Su tono de voz no era realmente de reproche al final lo aceptaba como un juego, como yo había planeado. Aún así, noté que Andrea se volvía a tensar. Así que decidí ponérselo un poco más fácil.
"Solo pretendía mirar", dije. "Pero ahora que lo dices…", disfruté de ver a Andrea a punto de derrumbarse, "sí que me gustaría que lo hiciérais sin parte de arriba". Irina me fulminó con la mirada. "Es decir, sin camiseta. Podéis dejaros el sujetador si queréis"
"Eres un cochino. Mañana no follamos", respondió, medio en broma, medio en serio. "Vamos, Andrea. Págale su apuesta y que se vaya a dormir SOLO", recalcó.
Quizá me había pasado un poco. Pero a pesar de eso, se quitó la camiseta. Lastima. Sí que llevaba sujetador. La que no se lo había puesto fue Andrea, que se quedó en tetas. Muy bonitas, por cierto. Me gustaron sus morenos pezones. Yo me senté en un sofá que tenían, y me dispuse a mirar.
Andrea se acercó a Irina gateando por el colchón. Se la notaba un poco colorada. Irina decidió ignorarme y se centró en su amiga. Irina también se acercó un poco y se abrazaron. Aproximaron mutuamente sus labios. Y ocurrió. Empezaron a besarse. Lenta. Sensualmente. Al principio era apenas un mero movimiento de labios. Pero Andrea aprovechó el momento y empezó a acariciar a Irina.
Si ella se sorprendió lo disimuló muy bien. Y empezó a corresponder las caricias de Andrea. Al principio solo por los brazos. Pasaron a la espalda. Escuché un gemido. Andrea había mordido con ternura el labio inferior de Irina. Y esta chupó la lengua de la otra. Andrea respondió llevando las manos a las tetas de Irina. Otro gemido.
"Andrea...", la escuché susurrar.
Pero Andrea ya no escuchaba. La empujó hacia atrás, y se puso encima de ella, tirando de su pantalón suavemente.
Yo ya no pintaba nada allí. Sin hacer ruido, las dejé follando y salí de la habitación.
Yo tenía un calentón importante. Volví al ascensor. Era pronto para que Matt hubiera vuelto. Leo... estaría con su novio. Me quedaba en realidad la mejor opción: Luna. Era la única con la que sentía que mis relaciones eran un poco más equilibradas. Así que volví a mi planta, con la intención de hacerle una visita.
Pero cuando se abrió la puerta del ascensor, me llevé una sorpresa. Elena estaba allí. Pero no con su uniforme de staff del Resort. Llevaba un pantalón corto que apenas eran más largos que unas bragas, y una camiseta que si se le abriera un poco más le dejaría las tetas al aire.
"¡Buenas noches, JP!", me saludó, animada. "¿Qué tal lo pasas?"
"De maravilla", le aseguré.
"Eso me han contado", rió ella. "Aunque peculiar. Dicen que te suelen ver siempre con las mismas personas. ¿No te gusta nadie más? ¿Tan exquisito eres?"
"Debo ser de los raros que conocen un poco a la gente antes de follar", le respondí, sin ofenderme.
"Debes serlo. Y me gustan los raros", dijo, y me guiñó el ojo. "Ahora sin bromas. Luna me ha contado un poco. Le gustas, ¿sabes?"
"¿Sois muy amigas?", pregunté.
"Bastante, sí. De hecho, si ibas a verla... me he adelantado", rió Elena. "Y me temo que se ha quedado dormida, después de echarme el segundo. No me mires así. No estoy de servicio, puedo follar tanto como quiera"
"Pues nada. Me tendré que hacer una paja", anuncié
"¿Por qué? ¿No quieres subir a mi cuarto?", me preguntó, sugerente.
"¿En serio?"
Me volvió a empujar dentro del ascensor. Se sacó una llave del bolsillo, y la metió en la botonera. Empezamos a subir de nuevo. Ahora que me fijaba, el ascensor tenía dos botones menos que plantas se veían desde fuera.
"Tengo ganas de follar contigo desde el primer día", me dijo. "Y por las historias que me ha contado Luna, me han dado aún más ganas"
"Pues espero que no estés cansada", la desafié. "Porque yo con Luna he aguantado toda la noche. Y con Irina"
"Espero que eso se repita", suspiró. Yo me acerqué a ella por la espalda y le puse las manos en las tetas. No me las apartó, ni siquiera al abrirse las puertas.
Pero no era cómodo caminar así, de modo que se las solté. Aquel pasillo era diferente. Menos habitaciones que en el resto de plantas. No dije nada hasta que llegamos al dormitorio de Elena, y en ese momento lo entendí. Además de una cama y un baño, tenía una cocina separada. Y había un sofá y una mesita frente a la tele. Una casita en miniatura.
"No sabía que había suites de tan alta gama aquí", comenté
"Cuando nos dimos cuenta de que nadie las usaba, decidimos que se quedaban para el personal del hotel", comentó, mientras se quitaba la camiseta y se bajaba el pantalón, poniendo el culo en pompa. Provocándome. "Aquí ninguno viene a usar esto como casa, sino para hartarse a follar. Y aquí el personal está más descansado"
"Y tenéis llave propia del ascensor"
"Para que no nos molesten los visitantes", dijo mientras se acercaba a mi. "Pero a ti quizá te de una copia para que subas cuando quieras", añadió y me puso una mano en la entrepierna. "Guau... ¿ya estás así? Venías cachondo de antes, ¿verdad?"
"Sí", confesé.
"Deja entonces que me ocupe de eso", dijo mientras se arrodillaba. "No quiero que me la metas y te corras en seguida"
Me bajó el pantalón del todo y empezó a chupármela directamente. Su boca era cálida, y movía su lengua muy profesionalmente. Sus manos jugaban con mis bolas, y se entretenía haciéndome una paja mientras me hacía gozar. Como ella misma había previsto, me corrí deprisa, a causa de la excitación de haber visto a Irina y Andrea a punto de follar. Mientras me corría en la cara de Elena, se me pasó la frustración por haberme perdido el final del espectáculo erótico.
"Oh, dios", suspiró Elena. "No es bueno quedarse con las ganas", me dijo, y se relamió los labios, lamiendo los restos de mi lefa que habían caído cerca de su boca
"No he podido evitarlo"
"Mientras se te pone dura de nuevo, ¿me comes el coño un poco?", me pidió.
"Claro que sí, ven aquí"
"No", dijo ella, y saltó sobre la cama. "Ven tú aquí", dijo, de espaldas a mi, a cuatro patas y con las piernas separadas.
Yo me abalancé a por ella. Caí en la cama y me puse detrás, dándole rienda suelta a mi boca y a mis labios. Empecé a comerme aquel coñito salado, logrando que Elena empezase a gemir y a jadear. Aunque apenas tardé unos segundos en recuperar la erección, decidí darle un poco más de placer. Metí mis dedos en su rajita, masturbándola a buen ritmo. Noté que se derretía del gusto porque empezaba a mover sus caderas, metiéndose ella misma mis dedos en su chochito.
Ni siquiera la avisé. Me puse de rodillas, y sujeté su cintura antes de meterle mi picha de un movimiento. Elena se sujetó al cabecero de la cama.
"¡Eso es, JP!", gritó. "¡Fóllame duro!"
Moví mis caderas lo más rápido que podía. Empezamos a jadear, casi a la vez. Me sorprendió ver lo rápido que se adaptaba su cuerpo a mis movimientos, y no tardó en seguir mi ritmo, aumentando mi placer.
"¡Sí! ¡Dame fuerte!", me pedía mientras seguía moviendo sus caderas. "¡Haz que me derrita!"
Apoyé un pie en la cama para ayudarme mejor. Nunca se lo había hecho tan fuerte y duro a nadie. También es cierto que no me lo habían pedido. Pero Elena parecía encantada con aquello. Me sujeté fuerte a su culo y se la continué metiendo, hasta que de pronto, los dos nos corrimos a la vez. Y mientras nos corríamos continuabamos moviéndonos, mientras nuestros fluidos se mezclaban y caían sobre las sábanas.
Finalmente, los dos nos echamos al colchón, derrotados y sonriendo.
"Joder", jadeé. "Lo admito... no estoy acostumbrado a follar así", suspiré.
"A mi no me entusiasma...", suspiró Elena. "Pero, ¿sabes? Trabajar aquí es un poco tortura. Todo el mundo se la pasa follando... y al final necesito un polvo como este para relajar tensiones"
"¿No habías follado con Luna?", pregunté, extrañado.
"Claro que sí. Pero ¿crees que ella lo hace así? Ella es muy dulce y tierna. Por eso me gusta, en realidad", confesó.
"¿Y si yo te follo ahora dulce y tierno?", le propuse con una sonrisa pervertida.
"Ah, ¿pero tú sabes hacerlo así?", bromeó.
"Vas a comprobarlo", dije, y aprovechando que estaba bocarriba, me puse entre sus piernas.
"Aún la tienes blandita", rió.
"Eso tiene arreglo también", respondí y empecé a frotar mi polla contra su rajita. No tardó mucho en estar completamente dura, y lista para echarle otro polvo.
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