(Continuación del primer relato)
El tiempo que duró nuestra relación con Maria fueron muy agradablesy el sexo tuvo una relevancia especial en todo ese periodo.
Después de descubrir que nuestros límites para el coito casi no existían tuvimos noches de placer excesivo, aprovechando que ella no sentía repugnancia de muchos actos que comúnmente otras amantes si, liberé mis fetiches.
Muchas cosas no pueden ser dichas de una forma tenue así que las acciones que relataré en este texto serán crudas y directas.
Con Maria la camaradería de una pareja la tuvimos siempre, con la mirada ya entendíamos lo que el otro sentía, quería o disgustaba.
De lunes a viernes durante el invierno casi no teníamos ninguna actividad después del trabajo así que llegada la noche siempre estábamos en casa compartiendo mates, películas, cenas, sexo, etc.
Pero en la época calurosa era todo lo contrario, casi todos los días salimos a visitar a parientes o amigos, a cenar en locales o asistimos a los eventos que más sonaban en la ciudad.
Uno de esos eventos fue un concierto de un grupo de cumbia el cual estaba sonando en todo el país, ya en la semana acordamos que asistiriamos. Fue un viernes por la noche en un polideportivo que estuvo repleto.
Maria se llevó una blusita negra muy ajustada y un short amarillo cuyo largor era solamente para tapar lo necesario. Debajo se puso una tanguita blanca con encaje en el frente el cual le quedaba hermoso combinando con su piel trigueña.
Antes de ir al concierto nos quedamos un buen rato comiendo en un local de pizzas, charlando y riéndonos de cualquier cosa. Ya siendo las 23 hrs aproximadamente nos tomamos una latita de cerveza cada uno y fuimos para el concierto.
El local estaba repleto, a fuerza de voluntad nos fuimos metiendo hasta el medio de la gente que habría el paso lo justo y necesario para poder dejar pasar. Nos quedamos en el medio del local, el escenario nos quedó a unos 50 metros más o menos y la gente estaba cantando y bailando a todo ánimo.
Nosotros hicimos lo mismo, me puse detrás de ella y bailamos toda la noche. Ella además de bailar se la paso filmando y sacándonos selfies, yo me la pasé apoyandole mi verga que le quedaba a la altura de la cintura, con un brazo la abrazaba por la espalda y la otra mano la tuve casi todo el tiempo dentro de su ropa sobre el encaje de su tanga. La gente estaba encimada por lo tanto casi nadie podía ver lo que pasaba por debajo de la altura de los hombros de los demás.
Ella hacía por momentos un meneo de caderas y yo al sentír eso doblaba un poco las rodillas para que su culo sintiera mi erección que había empezado ni bien le metí mano. Por momentos estiraba la mano y le acariciaba la entrada de la vagina por sobre la tanga, la humedad en esa zona reflejaba lo exitada que estuvo ella también desde que entramos prácticamente.
Ya eran las 2 am más o menos cuando el grupo empezó a tocar esos temas tipo boleros pero a versión cumbiera que eran parte de su repertorio. Maria se dio la vuelta y empezamos a bailar abrazados y dándonos piquitos a cada rato.
Ella se agarro de mi espalda pero como yo le había agarrado gusto a tener la mano dentro de su short volví a meterlas ahi ya ahora las dos manos. Le acaricié la cola y por momentos apretaba esas nalgas que se sentían suavecitas en mis manos. En un momento sentí el hilo de la tanga tocar mi dedo así que ya estando en esa zona se me dio por acariciar la entradita de su ano con mi dedo índice. Me miró de forma sugestiva con una sonrisa dibujada en sus labios que reveló lo mucho que le gustaba lo que estaba haciendo. Seguimos bailando así por un buen rato.
Yo ya estaba con el miembro a volar así que la apreté más contra mi y para subir la exitacion del momento empecé a introducir mi dedo índice en su culo que al sentir eso se contrajo y me apretó el dedo. Ella me volvió a mirar y después de soltar un suspiro de relajación me empezó a besar de forma apasionada, me metía la lengua y yo se la succionaba como si estuviesemos sin nadie alrededor.
El sexo anal no era nada de otro mundo para nosotros, su agujero estaba apretadito aunque tenía actividad cotidiana al recibir mi verga cada noche. Así que el que mi dedo estuviese metido ahí a ella le encantaba. Ya cuando la agitación iba subiendo le introduje el dedo hasta el tope y la empecé a masturbar el culo a toda fuerza, ella gemia y se retorcía de placer en mis brazos. Quise meterme el dedo del medio también pero lo ajustado del short no me permitía mover con facilidad la mano.
Su culo se sentía caliente y cada vez las ganas de estar lamiendole el hoyo iban creciendo, le manifesté esto y al parecer ella ya tenía ganas de más también ya que me dijo que nos dirijamos al baño.
Llegamos al baño después de un rato de estar pidiendo permiso. Los baños en estos lugares no son nada espaciosos, un habitáculo de 1 metro por 1, espacio solo para el inodoro, con la ventanilla bien arriba, bien cerrado que te deja todo sudado después de estar un rato metido ahí.
Miramos hacia ambos lados y con rapidez nos metimos en una.
Ni bien cerré la puerta empezamos a besarnos frenéticamente, manoseandonos por todos lados y empezando a elevar la temperatura. Ella se sentó sobre la tapa del inodoro y me sacó la verga de forma brusca. Erecta y con liquido seminal la pose sobre su rostro y empezó a darle besitos desde el tallo hasta llegar a la punta y lamiendo toda la cabeza.
La tuve peteando por unos minutos hasta que le dije que ya era mi turno. Intercambiamos lugares y le desabroché el short, se lo baje hasta los tobillos y ella alzó su pierna derecha sobre el porta papel dejándome de frente su concha con el encaje de la tanga toda humeda. Le encosté la telita que me tapaba su vagina y me encontré con la secreción goteando e invitándome a saborearla. Abrí los labios y también mi boca, casi metí toda su conchita y empecé a chupar toda esa rica vulva que me soltaba ese líquido con sabor avinagrado que me encantaba. Con la otra mano le empecé a masturbar de vuelta el culo que se fue dilatando de a poco. Estuve varios minutos más haciéndole oral hasta dejarle toda limpita de cualquier otra humedad que no sea mi saliva.
Cuando me detuve ella ya sabía que seguía. Se dio la vuelta y se inclino hacia la puerta dejándome esa escultura a mi disposición.
Hacia horas que estaba deseando saborear su culo así que ya teniendo la ocasión iba a disfrutar al máximo. Ahora si ya le baje la ropa interior hasta los tobillos y con ambas manos separé esas nalgas, ella empezó a contraer una y otra vez el ojete haciendo que este se ensanchara un poco, sabia que eso me fascina y yo ya desquiciado desde hace rato por ello la empecé a degustar succionando su esfinter que por momentos me apretaba la lengua. Que delicia! Ella estaba complacida con mi trabajo, se empezó a meter los dedos en el coño y soltaba gemidos suaves que de a poco iban señalando que deseaba más.
Aunque el culo estaba delicioso tenía que sacar la lengua y comenzar a taladrarselo. Me paré y le dije que ya era hora de dar de comer a su culito. Ella rió, abrió las piernas y me dijo que no tenga piedad de destrozar su agujerito. Le acomodé el nabo en la puerta del ano y empecé a meterla suavemente hasta dejar la cabezota adentro. Lista? Le pregunté mientras con ambos brazos la rodeaba y le agarraba de las tetas bravamente.
No le dí tiempo de responder cuando bruscamente se la empuje hasta la raíz. No pudo evitar liberar un grito cuando sintió eso, era ese dolor placentero como solía describir. Comencé el mete y saca de manera lenta y continua, se la introducía toda y se la retiraba dejando solo la punta adentró. La agarre de la cintura y me puse en posición para tener una mejor vista de ese culo comiendo. Mientras hacía ese vaivén noté que restos de heces aparecían en mi verga. Era algo natural ya que no estaba previsto tener sexo anal en ese momento por lo tanto sabia que no se había preparado (siempre antes de esta práctica se hacía enemas para no dejar nada sucio).
Obviamente no me importó, de alguna forma solo avivó más mi lujuria e hizo que empezará a darle con más fuerza. Las embestidas que le daba hacían un fuerte ruido el cual era disimulado por la música de afuera. La agarre de la coleta del pelo y no pare de violentar esa colita que de a poco se iba agrandado, ella ya no sé inquietaba por si se escucharan sus gritos y como toda una puta disfrutaba de que le rompieran el ojete.
Estuvimos así por casi 5 minutos hasta que no aguanté más y le colmé el culo de esperma calentita.Le deje la verga dentro para que bombeara hasta la última gotita, y se la saqué con la flacidez característica de una verga recién vaciada.
Ni bien se la saque ella destapó el inodoro y se sentó allí para cagar toda la leche que tenía en el recto. Nos miramos y nos reímos uno del otro al ver el sudor que nos empapaba toda la cara.
En un momento baja la mirada y se da cuenta de que en el pene tenía semen con color un tono marrón debido a la mezcla con restos fecales. "Ay no que pena, es que no me había prevenido para esto" me dice y me toca el vientre. No te preocupes, era de esperarse le digo mientras me dispongo a agarrar un poco de papel higiénico. "Espera" me dice mientras me agarra el miembro y lo mira. "Yo te la limpio" me dice y yo la atajo de la cabeza pensando en que me lo dejaría limpia con la boca. No le permitiría eso por un tema ya de salud, menos mal que no era eso y corta un pedazo de papel y me lo deja limpio.
Después de ponernos lo más presentables posible volvimos a la pista ya más vacía, nosotros ya habíamos disfrutado mucho así que también decidimos marcharnos.
María salió contenta y cansada.
Dormimos como nunca el resto de la noche y pensando en como sería la siguiente fantasía.
El tiempo que duró nuestra relación con Maria fueron muy agradablesy el sexo tuvo una relevancia especial en todo ese periodo.
Después de descubrir que nuestros límites para el coito casi no existían tuvimos noches de placer excesivo, aprovechando que ella no sentía repugnancia de muchos actos que comúnmente otras amantes si, liberé mis fetiches.
Muchas cosas no pueden ser dichas de una forma tenue así que las acciones que relataré en este texto serán crudas y directas.
Con Maria la camaradería de una pareja la tuvimos siempre, con la mirada ya entendíamos lo que el otro sentía, quería o disgustaba.
De lunes a viernes durante el invierno casi no teníamos ninguna actividad después del trabajo así que llegada la noche siempre estábamos en casa compartiendo mates, películas, cenas, sexo, etc.
Pero en la época calurosa era todo lo contrario, casi todos los días salimos a visitar a parientes o amigos, a cenar en locales o asistimos a los eventos que más sonaban en la ciudad.
Uno de esos eventos fue un concierto de un grupo de cumbia el cual estaba sonando en todo el país, ya en la semana acordamos que asistiriamos. Fue un viernes por la noche en un polideportivo que estuvo repleto.
Maria se llevó una blusita negra muy ajustada y un short amarillo cuyo largor era solamente para tapar lo necesario. Debajo se puso una tanguita blanca con encaje en el frente el cual le quedaba hermoso combinando con su piel trigueña.
Antes de ir al concierto nos quedamos un buen rato comiendo en un local de pizzas, charlando y riéndonos de cualquier cosa. Ya siendo las 23 hrs aproximadamente nos tomamos una latita de cerveza cada uno y fuimos para el concierto.
El local estaba repleto, a fuerza de voluntad nos fuimos metiendo hasta el medio de la gente que habría el paso lo justo y necesario para poder dejar pasar. Nos quedamos en el medio del local, el escenario nos quedó a unos 50 metros más o menos y la gente estaba cantando y bailando a todo ánimo.
Nosotros hicimos lo mismo, me puse detrás de ella y bailamos toda la noche. Ella además de bailar se la paso filmando y sacándonos selfies, yo me la pasé apoyandole mi verga que le quedaba a la altura de la cintura, con un brazo la abrazaba por la espalda y la otra mano la tuve casi todo el tiempo dentro de su ropa sobre el encaje de su tanga. La gente estaba encimada por lo tanto casi nadie podía ver lo que pasaba por debajo de la altura de los hombros de los demás.
Ella hacía por momentos un meneo de caderas y yo al sentír eso doblaba un poco las rodillas para que su culo sintiera mi erección que había empezado ni bien le metí mano. Por momentos estiraba la mano y le acariciaba la entrada de la vagina por sobre la tanga, la humedad en esa zona reflejaba lo exitada que estuvo ella también desde que entramos prácticamente.
Ya eran las 2 am más o menos cuando el grupo empezó a tocar esos temas tipo boleros pero a versión cumbiera que eran parte de su repertorio. Maria se dio la vuelta y empezamos a bailar abrazados y dándonos piquitos a cada rato.
Ella se agarro de mi espalda pero como yo le había agarrado gusto a tener la mano dentro de su short volví a meterlas ahi ya ahora las dos manos. Le acaricié la cola y por momentos apretaba esas nalgas que se sentían suavecitas en mis manos. En un momento sentí el hilo de la tanga tocar mi dedo así que ya estando en esa zona se me dio por acariciar la entradita de su ano con mi dedo índice. Me miró de forma sugestiva con una sonrisa dibujada en sus labios que reveló lo mucho que le gustaba lo que estaba haciendo. Seguimos bailando así por un buen rato.
Yo ya estaba con el miembro a volar así que la apreté más contra mi y para subir la exitacion del momento empecé a introducir mi dedo índice en su culo que al sentir eso se contrajo y me apretó el dedo. Ella me volvió a mirar y después de soltar un suspiro de relajación me empezó a besar de forma apasionada, me metía la lengua y yo se la succionaba como si estuviesemos sin nadie alrededor.
El sexo anal no era nada de otro mundo para nosotros, su agujero estaba apretadito aunque tenía actividad cotidiana al recibir mi verga cada noche. Así que el que mi dedo estuviese metido ahí a ella le encantaba. Ya cuando la agitación iba subiendo le introduje el dedo hasta el tope y la empecé a masturbar el culo a toda fuerza, ella gemia y se retorcía de placer en mis brazos. Quise meterme el dedo del medio también pero lo ajustado del short no me permitía mover con facilidad la mano.
Su culo se sentía caliente y cada vez las ganas de estar lamiendole el hoyo iban creciendo, le manifesté esto y al parecer ella ya tenía ganas de más también ya que me dijo que nos dirijamos al baño.
Llegamos al baño después de un rato de estar pidiendo permiso. Los baños en estos lugares no son nada espaciosos, un habitáculo de 1 metro por 1, espacio solo para el inodoro, con la ventanilla bien arriba, bien cerrado que te deja todo sudado después de estar un rato metido ahí.
Miramos hacia ambos lados y con rapidez nos metimos en una.
Ni bien cerré la puerta empezamos a besarnos frenéticamente, manoseandonos por todos lados y empezando a elevar la temperatura. Ella se sentó sobre la tapa del inodoro y me sacó la verga de forma brusca. Erecta y con liquido seminal la pose sobre su rostro y empezó a darle besitos desde el tallo hasta llegar a la punta y lamiendo toda la cabeza.
La tuve peteando por unos minutos hasta que le dije que ya era mi turno. Intercambiamos lugares y le desabroché el short, se lo baje hasta los tobillos y ella alzó su pierna derecha sobre el porta papel dejándome de frente su concha con el encaje de la tanga toda humeda. Le encosté la telita que me tapaba su vagina y me encontré con la secreción goteando e invitándome a saborearla. Abrí los labios y también mi boca, casi metí toda su conchita y empecé a chupar toda esa rica vulva que me soltaba ese líquido con sabor avinagrado que me encantaba. Con la otra mano le empecé a masturbar de vuelta el culo que se fue dilatando de a poco. Estuve varios minutos más haciéndole oral hasta dejarle toda limpita de cualquier otra humedad que no sea mi saliva.
Cuando me detuve ella ya sabía que seguía. Se dio la vuelta y se inclino hacia la puerta dejándome esa escultura a mi disposición.
Hacia horas que estaba deseando saborear su culo así que ya teniendo la ocasión iba a disfrutar al máximo. Ahora si ya le baje la ropa interior hasta los tobillos y con ambas manos separé esas nalgas, ella empezó a contraer una y otra vez el ojete haciendo que este se ensanchara un poco, sabia que eso me fascina y yo ya desquiciado desde hace rato por ello la empecé a degustar succionando su esfinter que por momentos me apretaba la lengua. Que delicia! Ella estaba complacida con mi trabajo, se empezó a meter los dedos en el coño y soltaba gemidos suaves que de a poco iban señalando que deseaba más.
Aunque el culo estaba delicioso tenía que sacar la lengua y comenzar a taladrarselo. Me paré y le dije que ya era hora de dar de comer a su culito. Ella rió, abrió las piernas y me dijo que no tenga piedad de destrozar su agujerito. Le acomodé el nabo en la puerta del ano y empecé a meterla suavemente hasta dejar la cabezota adentro. Lista? Le pregunté mientras con ambos brazos la rodeaba y le agarraba de las tetas bravamente.
No le dí tiempo de responder cuando bruscamente se la empuje hasta la raíz. No pudo evitar liberar un grito cuando sintió eso, era ese dolor placentero como solía describir. Comencé el mete y saca de manera lenta y continua, se la introducía toda y se la retiraba dejando solo la punta adentró. La agarre de la cintura y me puse en posición para tener una mejor vista de ese culo comiendo. Mientras hacía ese vaivén noté que restos de heces aparecían en mi verga. Era algo natural ya que no estaba previsto tener sexo anal en ese momento por lo tanto sabia que no se había preparado (siempre antes de esta práctica se hacía enemas para no dejar nada sucio).
Obviamente no me importó, de alguna forma solo avivó más mi lujuria e hizo que empezará a darle con más fuerza. Las embestidas que le daba hacían un fuerte ruido el cual era disimulado por la música de afuera. La agarre de la coleta del pelo y no pare de violentar esa colita que de a poco se iba agrandado, ella ya no sé inquietaba por si se escucharan sus gritos y como toda una puta disfrutaba de que le rompieran el ojete.
Estuvimos así por casi 5 minutos hasta que no aguanté más y le colmé el culo de esperma calentita.Le deje la verga dentro para que bombeara hasta la última gotita, y se la saqué con la flacidez característica de una verga recién vaciada.
Ni bien se la saque ella destapó el inodoro y se sentó allí para cagar toda la leche que tenía en el recto. Nos miramos y nos reímos uno del otro al ver el sudor que nos empapaba toda la cara.
En un momento baja la mirada y se da cuenta de que en el pene tenía semen con color un tono marrón debido a la mezcla con restos fecales. "Ay no que pena, es que no me había prevenido para esto" me dice y me toca el vientre. No te preocupes, era de esperarse le digo mientras me dispongo a agarrar un poco de papel higiénico. "Espera" me dice mientras me agarra el miembro y lo mira. "Yo te la limpio" me dice y yo la atajo de la cabeza pensando en que me lo dejaría limpia con la boca. No le permitiría eso por un tema ya de salud, menos mal que no era eso y corta un pedazo de papel y me lo deja limpio.
Después de ponernos lo más presentables posible volvimos a la pista ya más vacía, nosotros ya habíamos disfrutado mucho así que también decidimos marcharnos.
María salió contenta y cansada.
Dormimos como nunca el resto de la noche y pensando en como sería la siguiente fantasía.
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