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Resort Sexual - Capítulo 4

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CAPÍTULO 4

4. Capítulo 4

Día 4. Por la mañana

Había pasado una noche estupenda con Luna, y nos habíamos corrido varias veces cada uno a lo largo de la noche. Yo había acabado principalmente en su culo y en su boca. Y aunque ella no me la había metido, le había permitido correrse sobre mis nalgas y en mi cara.

"¿Estás segura de que no quieres follarme?", le pregunté, en una de nuestras pausas. Me había tumbado bocabajo y ella se había pajeado hasta mancharme todo el culo. Luego se tumbó encima de mi, sentí su polla entre mis nalgas.

"No... No te preocupes", me aseguró Luna. "He hecho más contigo que con cualquier otro tío..."

"¿De verdad?"

"Sí... de hecho, mi culo empieza a echarte de menos".

Me di la vuelta y ella se dejó caer sobre mi erección una vez más.

Por la mañana, nos dimos una ducha conjunta antes de salir de su habitación. Bueno, en realidad nos hicimos una paja mutua hasta que nos corrimos, y luego nos lavamos mutuamente metiéndonos mano todo lo posible y más. Yo aademás solo tenía mi camiseta de tirantes y mi bañador, en su dormitorio, de modo que tomé prestada una toalla de cuerpo entero y fui a mi habitación, agradeciendo que fuera en la puerta de al lado. Me puse una camiseta corta y un pantalón pirata.

Pero cuando abrí la puerta de mi dormitorio, me encontré con dos sorpresas. Leo estaba allí. Y también Irina. Vaya. Ambos habían cumplido sus promesas. De hecho, después de la noche con Luna, casi ni recordaba que había quedado con Leo. Los dos parecían expectantes, y sonrieron ampliamente cuando me vieron salir.

"Veo que estás solicitado hoy", bromeó él.

"Pero yo he llegado primero", rió Irina. "Aunque al final la decisión es de JP. Y la verdad, no me importa si aprovechas la mañana para hacerlo con él"

"Irina, yo..."

"En serio. Hoy vas a follarme. Pero ya te dije que me parecía bien que te vieras con algún chico, si quieres probar"

"Ayer desde luego te veía con ganas", me recordó Leo. "Perdón...", añadió mirando a Irina, pero yo negué con la cabeza

"No te disculpes, es verdad. Yo... lo admito, tenía, es decir, tengo ganas..."

"Perfecto. En ese caso, cuida de él", le dijo Irina a Leo, y me plantó un beso en la boca antes de alejarse. "Pero no te canses mucho... esta noche te quiero a pleno rendimiento... ¡Pasadlo bien!"

"Me gusta esa nena para ti", dijo Leo. "Pero ahora, es nuestro momento"

"Más te vale que merezca la pena", le dije.

Me tendió la mano. Yo la acepté, y fuimos directamente a su dormitorio, mientras me daba caricias por el dorso. Pensé que quizá su novio estuviera allí. Pero no. Estábamos los dos solos.

"¿Y hay algo que te haga especial ilusión?", me preguntó Leo, que apenas habíamos entrado se estaba quitando la ropa.

"Pues... sinceramente..."

"Va a ser nuestra primera vez. ¿Qué tal una mamada? Y así puedes juzgar si vas a querer que hagamos más cosas"

"¿Cómo lo has adivinado?", pregunté divertido.

"Porque conozco esa mirada en tus ojos. Claro que te la voy a chupar."

De pronto, Leo me empujó a una esquina de la habitación y me desnudó por completo. Yo sentía mi culo contra la fría pared, y él se puso de rodillas ante mi. Mi polla ya estaba medio erecta, pero se quedó por completo tiesa cuando sentí sus suaves manos alrededor.

"Aunque ya te la había visto... la verdad es que tienes una polla estupenda, JP"

"Gracias"

Empezó a agitármela despacio, disfrutando del tacto en su mano. Sus ojos parecían examinármela, y se relamió los labios con anticipación.

"Muy bien, voy a empezar"

Leo envolvió con sus labios la cabeza de mi polla, chupándola como una piruleta. Su lengua jugaba con mi cabeza, y la sensación era tan buena que me recliné sobre la pared para disfrutarlo mejor.

"Tienes más experiencia en esto de lo que parece", bromeé.

Leo se la sacó de la boca y siguió pajeándome.

"Tengo algo de experiencia. Pero no tanta como mi novio, él es un experto. Solo lo hago como me gusta", me respondió.

"Sigue así... lo haces muy bien..." le pedí.

Me la volvió a chupar una vez más, golpeando con su lengua la punta de mi falo en su parte más sensible. Gruñí, apoyando la cabeza en la pared. Mis piernas temblaban por aquella cálida sensación. Pronto vi a Leo mover la cabeza arriba y abajo, tragando un poco más de mi polla cada vez. Empezó a mover también la cabeza de un lado a otro, su caliente boca envolvía toda mi polla. Los movimientos de su pelo de punta eran hipnóticos mientras le la chupaba como si estuviera hambriento y mi polla le saciara.

"¡Eso es, Leo! ¡No voy a poder aguantar mucho más así!"

Leo se la volvió a sacar de la boca, y empezó a lamer con mucho cuidado mis bolas.

"Te puedes correr pronto, pero no todavía", me avisó. "Primero quiero disfrutar de tus huevos"

Su lengua alcanzaba los puntos más sensibles de mis testículos. La punta de su lengua acariciaba todos mis pliegues, el períneo y yo sentía muy cálidad sensaciones por todo mi cuerpo.

"Joder, Leo... ese punto es sensible..."

"Lo se", dijo con malicia. "Por eso me gusta jugar ahí"

Y no paraba. Su lengua parecía tener la habilidad de encontrar los puntos de mayor respuesta sensible de mis huevos, y yo solo podía disfrutar de la experiencia.

"Mmmm... me encanta cuando son tan suaves como las tuyas, JP"

"En serio, Leo, ¡me voy a correr en cualquier momento si sigues así!"

"Bien. Puedes correrte entonces... ¿Qué prefieres? ¿Hacerlo en mi boca o en mi cara?"

"¡En tu boca!"

"Genial. No puedo esperar a beber tu lechita"

Me la chupó por tercera vez, ahora manteniendo la cabeza de mi polla en su boca mientras me pajeaba rápidamente. Su lengua seguía jugando con mi glande, y yo llegué a mi límite.

"¡Leo!"

Me corrí. Disparé mi lefa directa a su garganta, aunque se le escapó un poco por la comisura de la boca. Tragó todo lo que pudo, antes de dejarme ver el resultado: aún tenía un poco de mi semen en la lengua.

"Nada mal, ¿a que no?"

"¡Ha sido genial!"

"Pues me gustaría que me devolvieras el favor", me pidió.

"¡Claro! ¡Puedo hacerlo!", dije, quizá un poco entusiasmado.

"¡Genial! ¡Me muero de ganas! No es la primera polla que te comes, ¿verdad?", me preguntó.

"No", le respondí. Y en ese momento, me contuve un poco. "La verdad... es solo la segunda", confesé.

"Eso es aún mejor", dijo con una sonrisa pícara.

Leo subió rápidamente a su cama, con su gran polla apuntando hacia mi.

"¡Vamos! ¡Enséñame lo que sabes hacer!"

Yo me de rodillas delante de él, mirando su gran polla. Me acerqué al borde de la cama, hasta que su rabo estaba directamente ante mi cara. Joder. No la recordaba tan grande, o el chándal no dejaba apreciarla bien. Pero debía ser de unos 21 cms.

"Dale una pequeña chupada...", me indicó.

Tragué saliva antes de obedecer sacando tímidamente mi lengua. Recorrí toda la longitud de su polla, y él suspiró.

"Sí, eso es... Te gusta mi polla, ¿verdad?"

"Sí, es genial"

"Lo sabía. Eres una putita hambrienta de polla, ¿verdad?"

Suspiré. Mi corazón se aceleraba con aquella forma de hablarme tan sucia.

"Sí, lo soy... Deja que la pruebe un poco más", le respondí.

Me incliné hacia adelante y tomé su polla dentro de mi boca. Era grande, y parecía llenar todo el hueco de mi boca. La sentía dura contra mi lengua, y la sensación me nubló la mente. Casi por instinto, empecé a mover la cabeza arriba y abajo.

"Sí, eso es, JP... Eres muy bueno en esto. Pero me puse muy caliente cuando te la chupaba, ¡no se cuánto voy a aguantar!"

Apenas le escuchaba mientras saboreaba el sabor de su picha. Empecé a ir más deprisa, dejando que su polla deslizase dentro y fuera de mi boca.

Y antes de darme cuenta, se corrió en mi boca. Su caliente semen fue a parar directo a mi garganta. Abrí los ojos mientras él se corría sin control, llenando mi boca con su ardiente semen.

"¡Ooooooh! ¡Me corro!", gritó Leo, y casi me atraganté con su última descarga en mi garganta.

Me saqué su polla. Tosí, y un poco de su lefa cayó al suelo.

"Per... Perdóname, JP... Se sentía demasiado bien y se me olvidó avisarte..."

"Joder, pensaba que me iba a dar algo..."

"¡Pero no! ¡Has aguantado y te la has tragado como un profesional!

Su positividad no me permitía enfadarme mucho con él, y me puse de pie para limpiarme la cara. Pero me sorprendió su gesto cuando apartó mis manos y empezó a limpiarme él. Sentía su cuerpo aún caliente contra el mió mientras me dejaba la cara limpia.

"Espero que podamos volver a hacerlo, JP. Y... perdóname también por lo de putita. Me emociono demasiado cuando follo"

"No te preocupes. Me has puesto cachondo"

Apenas terminó de limpiarme me dio un beso en la boca, muy fuerte, como si pretendiera aspirarme el alma mientras lo hacía.

"Tengo muchas ganas de follarte... Quiero que este culo sea mío...", añadió mientras me lo manoseaba con sus manos, con ganas, separando mis nalgas.

"Leo..."

"Hoy no, tranquilo. Sé que tienes una agenda muy ocupada. Pero en algún momento, me gustaría hacértelo"

Le prometí que podría hacerlo, y cuando me agaché para ponerme los pantalones, sentí un fuerte dolor en mi nalga. Me había dado un azote. Y yo había gemido como una nena al sentirlo.

"Será mejor que te vayas... verte así me pone aún más", comentó.

Con el corazón acelerado por la excitación, me marché de allí. Ahora tenía una tarea pendiente antes de volver a verme con él.

Día 4. A mediodía

Salí del hotel con la intención de ir a desayunar. Y en ese momento vi a Andrea, sentada sola en una mesa. Decidí arriesgarme. Pedí rápidamente mi café con un donut y me acerqué a ella, intentando fingir casualidad.

"Buenos días", la saludé.

"Hola, tú..." respondió ella. Parecía más concentrada en su vaso de chocolate que en mi.

"¿Puedo sentarme?" tenté.

"Tú mismo..."

Ocupé el asiento de enfrente. Me permití volver a valorarla. Me encantaba su cabello color rojo fuego. Y su escote me enseñaba lo bonitas que debían ser sus tetas. Y sus ojos de color ámbar... estaban tristes.

"¿Qué te ocurre?"

"No es asunto tuyo..." respondió ella. Qué raro. Intentaba sonar agresiva, pero continuaba triste.

"Oye, me lo puedes contar. ¿Es por Irina? ¿Habéis peleado?"

"... Más o menos"

"Venga, no voy a irle con el cuento. ¿Qué ha hecho?"

"No puedo hablar contigo del tema, porque eres el tema. ¿De acuerdo?", me dijo.

"¿Yo?"

"Sí... has tirado mi teoría por tierra."

"Oye, Irina no me cuenta vuestras intimidades. No puedo adivinar de qué estás hablando"

"Que le dije que los tíos solo querían usarla como un pañuelo desechable. Polvo y desaparecen. Y de pronto llegas tú, os hacéis amigos, te sigues viendo con ella, te portas bien. Y ella parece feliz por ello. Quería que ella abriese los ojos y los has jodido todo..."

En ese momento se me ocurrió una teoría a mi. Un poco loca, pero era la única que explicaba la actitud de Andrea ante cualquier persona que se acercase a su amiga.

"A tí te gusta Irina", le solté.

Se quedó boquiabierta.

"No digas tonterías"

"¿Y por qué te has puesto roja?"

"Déjame en paz", dijo e intentó levantarse.

"Andrea, espera". Estuve a punto de sujetarla, pero me contuve. No quería montar una escena. "Vamos a hablarlo como adultos, por favor".

"¿A ti qué te importa si ella me gusta? Solo quieres follártela..."

"A mi también me gusta", reconocí. "Me parece una chica estupenda, más allá del sexo. ¿Ella sabe lo que sientes?"

"Ni de coña. Me odiaría. Y como se lo cuentes, te juro que te corto la picha"

"No tienes que ser tan agresiva. De hecho, me gustaría ayudarte"

"¿Ayudarme? ¿A mi?"

Había conseguido que se volviera a sentar.

"Puedo hacer que Irina y tú tengáis sexo", le dije. En mi cabeza ya iba dibujando el plan. Nada excesivamente elaborado, pero estaba seguro de poder conseguirlo.

"Te vas a reír de tu puta madre"

"Hala, qué bruta", dije. "Te lo digo en serio. Bueno. Creo que puedo tener éxito si me lo propongo. Si quieres tener una oportunidad con ella, yo te la puedo conseguir"

"De acuerdo, Einstein", suspiró. "Supongamos que te creo, y acepto que lo intentes. ¿Qué quieres a cambio? ¿Que te la chupe? ¿Follarme?"

"No. Es decir, me encantaría hacerlo contigo, pero no voy a obligarte a hacer nada si no quieres. Soy consciente de que no tengo ninguna oportunidad con una lesbiana"

"Soy bi, imbécil", me respondió. "Así que tú consigues que yo... pueda tener un rato con Irina. Y a cambio no me vas a pedir nada. ¿Crees que soy tonta?"

"No. Antes has dicho que yo me porto bien. Te lo voy a demostrar."

"¿Y en serio no quieres nada a cambio?", insistió ella, sin terminar de confiar en mi.

"En serio. Bueno. Creo que algo me llevaré, pero no implicará que me toques de ninguna forma si no quieres", admití. "Eso sí. No me prohíbas verme con ella mientras sigáis aquí de vacaciones, por favor"

"Prometido", dijo ella. Se quedó en silencio mientras terminaba su chocolate. "Y gracias. Joder, al final va a tener razón ella..."

"Nos vemos mañana por la noche, en el club", le dije. "Tú sígueme el rollo con lo que yo diga, y te prometo una buena noche".

Andrea asintió. Mi plan ya estaba terminado, y realmente lo podría ejecutar esa misma noche, pero qué coño. Esa noche Irina era pa' mi. Andrea me dedicó una sonrisa tímida antes de levantarse y recoger su bandeja. Yo acabé de desayunar también y me levanté también, dando una vuelta por todo el resort.

Para mi sorpresa, no me encontré con nadie conocido, por más que fui caminando por todos los lugares. Llegué hasta el gimnasio, con la vana esperanza de encontrarme allí quizá con Matt y pasar un buen rato. Pero nada. Estaba desaparecido, como si se lo hubiera tragado la tierra. Y no recordaba si me había dado el número de su habitación, pero no me venía a la mente.

Ya que estaba allí, me desnudé y me metí a darme otra ducha. La experiencia con Leo esa mañana justo después de la ducha requería otra pasadita bajo el agua. Y entré directamente en las duchas donde se supone que los hombres se iban a divertir, pero... no. Estaba solo en aquella ocasión. Bueno, pues al lío. Me lavé bien la cabeza, y cuando me aclaré los ojos, alguien me estaba mirando.

"¡Hola!", saludó. No era un chico. Era una tía con el pelo teñido de rosa... y completamente desnuda. "¿No es aquí donde folláis?", preguntó.

"Sí", dije extrañado. "Y tú, ¿qué haces aquí?"

"Pues que venía a follar", dijo. "Y como estás solo, has tenido suerte..."

Se acercó a mi, y se arrodilló directamente ante mi polla. Sin poder detenerla, se la llevó a la boca. me tuve que sujetar a la pared, y casi me resbalé por su culpa. Sentí mi erección haciéndose fuerte en su boca mientras me la chupaba. Su cabeza se movía rápido adelante y atrás. Y cuando miré hacia abajo, me di cuenta de que se estaba metiendo los dedos.

"Vamos, nena... si has venido a follar, te voy a follar"

Me miró con una sonrisa y me dedicó una última y larga lamida a mi falo antes de ponerse de pie y agacharse delante de mi. La sujeté de las caderas y se la metí de un movimiento. Empezó a gemir de placer mientras se la metía. Sus gritos debieron llamar la atención, o tal vez fue la casualidad, que en ese momento entró en las duchas un chico de pelo rubio y corto, y de una picha de tamaño considerable.

"Se supone que esto es solo para hombres", comentó, mientras se acercaba.

"Vas a... aaaaaaah tener que castigarme...", gimió la del pelo rosa. "Vamos, ayuda a este hombre a castigarme..."

"Así que se nos ha colado una putita en las duchas", comentó el rubio, y se acercó un poco más. Me miró. "¿Te importa si me uno?"

"Es ella quien quiere", le dije con una sonrisa.

Sin requerir de más invitación que esa, el rubio se puso frente a la chica, que empezó a chupársela. Pero él no tardó en tomar el ritmo y empezar a follarle la boca. Yo me lo estaba pasando de maravilla, y en aquel momento entraron dos chicos morenos.

La chica estaba desatada. Llamó a los recién llegados y empezó a turnarse para chuparles las pollas y masturbarles con ambas manos mientras yo seguía con su coñito. No tardé mucho en terminar de correrme dentro de ella, al mismo tiempo que los otros tres manchaban su carita y su cuerpo con sus chorros de lefa. Logré sujetarla antes de que se cayera al suelo.

"¿Estás bien?", le pregunté.

"¡Sois geniales!", dijo ella. "¡Gracias!"

"A ti, guapa", dijeron los otros tres.

Los últimos en llegar fueron los primeros en irse, pero el rubio y yo echamos una mano a nuestra peculiar amiga a ducharse, y luego nos fuimos de allí.

"¡Espero que vengáis más veces!", dijo, y se fue de allí.

"¿Pero cómo te llamas?", le pregunté. Ella no me respondió.

"La próxima vez llegaré yo antes que tú", me dijo el rubio, y también se fue de allí.

Pues nada. Iba siendo hora de comer. Y de buscar a mis amigas.

Día 4. Después de comer

Llegué a los puestos de comida. Me pedí un par de hot-dogs y una bebida con azúcar para recuperarme del polvo de las duchas. Y detecté en una mesa a mis dos chicas favoritas. Me acerqué a ellas.

"Hola, guapo", saludó Luna, y me dio un suave beso.

"¿Qué tal lo has pasado esta mañana?", me preguntó Irina, y también me besó.

"¿Esta mañana? ¡Ah, sí, lo de esta mañana!", dije, recordando que se había visto con Leo. Mi cabeza aún seguía en las duchas. "Bien. Un poco intenso, Leo ha resultado ser muy pasional"

"Ah, ¿Leo?", preguntó Luna, extrañada. "Creía que tu amigo se llamaba Matt"

"He hecho otro amigo", le contesté. "Y con respecto a él, hay una cosa que me gustaría hablar contigo"

"Dime"

"Ahora mismo... me da un poco de vergüenza", dije, mirando a Irina y volví a centrarme en Luna. "¿Te gustaría pasar la tarde conmigo?"

Había algo que necesitaba de ella. Y aunque Irina me había demostrado ser bastante liberal, lo que tenía que hablar con Luna aún me preocupaba un poco.

"Pensaba que te estarías con Irina toda la tarde. Ya me ha contado las ganas que tiene de que te la folles de una vez...", comentó mientras seguía comiendo.

"Yo puedo esperar", dijo Irina. "De hecho contaba con estar con él por la noche... y pasarla juntos. Si no os interrumpe ningún otro plan"

"No... creo que mereces pasar con él una noche tan buena como la que tuve con él", comentó Luna, con una sonrisa tímida. "Es más, me da cosa dejaros la tarde sin aprovechar el tiempo"

"Ha sido él quien lo ha pedido", le recordó Irina. "JP... ¿te parece si después de vuestro momento me vienes a buscar al club y de ahí vamos a tu cuarto?"

"Perfecto", le dije.

"En ese caso, os dejo que lo paséis bien", dijo. Se despidió de mi con un beso, y le dio otro a Luna, para mi sorpresa.

"¿Os habéis liado?", pregunté mientras íbamos a mi dormitorio.

"Puede", respondió Luna, un tanto avergonzada. "No es algo malo, ¿verdad?"

"Claro que no"

"¿Y qué me quieres pedir?", preguntó cuando finalmente llegamos a mi habitación.

"Esta mañana... Tuve sexo oral con mi amigo, pero él... me dijo que quería más", le expliqué. "Quiere follarme el culo. Y... nadie me ha hecho eso, nunca. Y quiero que la primera persona que me lo haga seas tú", le pedí.

No dijo nada por varios momentos, y temí haberme pasado de la raya.

"¿Luna?"

"¿Tú quieres que yo... te lo haga?"

"S-Sí... es decir, si te parece bi-"

No me dejó acabar. Se echó hacia adelante y me plantó un beso. Poco a poco me vi tumbado por completo en la cama. Cuando me soltó, vi que le caía una lágrima y me sonreía.

"Luna..."

"Nadie... me ha pedido nunca algo así", dijo, con voz emocionada. "Las chicas cis solo me piden hacerlo por delante... mis amigas trans siempre me follan a mi, igual que los chicos", suspiró. "Si de verdad es lo que quieres, yo te desvirgaré. Aunque ya te digo, que serías el primero al que se lo hago"

"¿Y qué hay más bonito que tener esa primera vez juntos?", le pregunté.

Empezamos a besarnos de nuevo, más tranquilos, mientras nos desnudábamos mutuamente. Sus manos me acariciaron el cuerpo entero. Cuando ya no teníamos ropa en medio, sentí que me separaba las piernas y me acariciaba el culo. Pude fijarme en su pene, ya completamente erecto, probablemente a causa de la emoción.

"Túmbate bocabajo", me indicó. "Así fue mi primera vez, y me gustó mucho"

Yo hice caso. Me eché sobre mi pecho en la cama, mientras ella traía de la mesa la botella de lubricante, y volví a sentir sus manos acariciádndome las nalgas. Muy despacio. Yo procuraba relajarme, pues Luna me decía que me notaba el culo muy rígido.

"Es mi primera vez..." le recorde.

"Lo sé, cielo... Pero si fuera algo malo nadie lo haría por detrás, ¿verdad?", me recordó. "Te aseguro que gusta mucho. Y voy a hacer que lo disfrutes"

Su voz temblaba un poco, posiblemente por la posibilidad de estropear mi primera experiencia. Yo me dejé llevar un poco. No opuse resistencia cuando finalmente me separó las piernas y empezó a acariciar mi ano con los dedos bien lubricados. Lentamente, sentí que introducía uno de los dedos. Se detuvo cuando apreté el culo. Era una sensación extraña, como de invasión. Luna empezó a acariciarme la espalda, y el calorcito me ayudó a relajarme. Noté su dedo salir de mi culo antes de volver a entrar. Iba despacio. Ligeramente molesto, pero no dolía. Tampoco podía decir que me gustara. Sentí un poco más de dolor cuando me metió un segundo dedo.

"Bueno... Estás listo", anunció mientras dejaba caer un chorrito de lubricante en su picha y se hacía una paja para dejarla completamente resbaladiza. "¿De verdad quieres que lo haga?", yo asentí. "Muy bien..."

Se puso detrás de mi, y noté la punta de su erección contra mi ano.

"Supongo que es lo que quieres, pero lo voy a hacer muy despacio, ¿vale?"

"Sí, por favor..."

Me separó las nalgas. Admito que me aferré a las almohadas. Y sentí que su erección entraba en mi. Gemí. Apenas había entrado la punta. Luna me la sacó. Sentía sus manos acariciando mis caderas. Volvió a alinear su pene con mi culo y lo volvió a introducir. Despacio, no del todo. Pero un poco más profundo.

"¿Estás bien?", preguntó. "Tenemos todo el tiempo que quieras"

"Estoy bien... es que es... raro", admití. Sentía toda mi cara roja.

"No pasa nada, amor..."

Noté que me la metía un poco más. Y volvió a retroceder, pero no me la sacó entera. Y en un movimiento más, me la introdujo por completo. Sentí a Luna completamente tumbada sobre mi con su pene en mi ano. Y volví a gemir. Pero esta vez no de dolor. Esos centímetros adicionales me habían acariciado un punto muy sensible.

Luna aguardó unos segundos con su pene en mi culo. Y luego me lo sacó por completo. Se volvió a lubricar el falo y se puso en posición. Me la metió despacio, en un solo movimiento. Yo jadeé. Era intenso. La notaba encima de mi, besando mi cuello, y empezó a mover sus caderas. No iba rápido en absoluto. Y poco a poco, la sensación de dolor empezó a evaporarse. Y cada vez que sentía su erección tocando mi próstata sentía que me invadía el placer.

"¿Te gusta?", preguntó Luna. Yo asentí, prácticamente incapaz de hablar. "Disfruta, mi amor..."

Continuó follándome con aquel ritmo lento por varios minutos. Mi culo se estaba acostumbrando a esa placentera sensación. Ella no tenía ninguna prisa, y se entretenía acariciandome desde el cuello hasta mis nalgas mientras me la metía repetidamente.

"Luna..."

"Dime"

"Puedes ir un poco más rápido... si quieres", le dije.

En ese momento se sujetó a mis caderas e empezó a embestirme con un poco más de ganas. Yo me empezaba a sentir en una nube. Si aquello se sentía tan bien no podía tener nada de malo. Aunque una voz en mi interior chillaba que no podía permitirme ser tan pasivo, otra le respondía lo bien que me sentía en ese momento. Su falo presionando en mi punto G me estaba volviendo loco de placer.

"JP... estoy a punto de correrme", gimió Luna

"Hazlo... córrete, Luna..."

"¿Quieres que me corra dentro?"

"Sí... llega hasta el final... córrete en mi", imploré.

Sentí cinco acometidas más suyas y en ese momento una sensación de calor y viscosidad inundó mi culo. Continuó follándome mientras terminaba de eyacular. Yo estaba paralizado. Todo aquello era nuevo para mi. Apenas terminó, Luna me hizo dar la vuelta

"Desde luego te has puesto cachondo..." comentó, con una sonrisa. Me di cuenta de que miraba mi polla, que goteaba mucho líquido preseminal. "Pero ahora tienes que correrte tú"

Y empezó a chupármela. Yo había tenido una sensación tan intensa que no tardé mucho en correrme en su boca, y ella se lo tragó todo.

"Entonces... ¿te ha gustado?", me preguntó.

"Sí... increíble, pero sí... ¿no lo habías hecho antes, de verdad? Porque parecías una experta..."

"No, pero me han follado el culo muchas veces. Y sabía cómo hacerlo sin dolor", me dijo ella. "Tu culo... me ha encantado, si puedo decirlo"

"Y tu polla se sentía genial", reconocí.

"No se si haremos esto más veces... Pero si algún día quieres repetir, yo encantada de hacerte sentir bien", dijo con una sonrisa. "Y si no, aún quiero que me sigas follando"

"Gracias. Pero repetiremos", le aseguré.

"Ahora tienes que ir al club de baile", me dijo. Me fijé en la ventana. Había oscurecido. "Tu te está esperando", me recordó.

"Tú también eres mi princesa", le dije. Ambos nos vestimos y salimos de la habitación.

Día 4. Anochecer

Yo me dirigí al club de baile. Francesca salió a recibirme, con un cubata para mi en la mano.

"Hola, tiarrón", me saludó. "No sabía si te vería esta noche"

"Perdona, Francesca... sé lo que dijimos, pero..."

"Has estado ocupado, lo sé. Esta noche por fin te toca con Irina, ¿no?", preguntó animada. "Hazla gozar como una perra, JP. A mi ya me follarás otro día. Espero"

"Claro que sí", le aseguré. "Si lo estoy deseando"

Ella sonrió, complacida.

"Por cierto, ha estado por aquí un chico preguntando por ti. Matt"

Matt... todo el día desaparecido y al final él también me había estado buscando. Ya le buscaría mejor al día siguiente. Irina parecía haber terminado el baile y venía directa a nosotros.

"Hola, bebé", me dijo y nos dimos un beso.

"Irina, aunque me traes mucha gente al negocio, tendrías que dejar de bailar y dedicarte por completo a este chico", comentó Francesca. Yo me puse colorado.

"Quién sabe lo que pasará el día que nos vayamos", dijo ella. Yo más rojo. "Pero ahora, es momento de la diversión"

"Buenas noches", le dije a Francesca.

"Hasta luego, tortolitos", dijo ella. "Y pásatelo bien, puta"

"¡Eso espero!", respondió Irina.

Fuimos todo el camino de vuelta de la mano. Subimos en el ascensor mientras nos besábamos, y prácticamente tiró de mi hasta llegar a mi habitación. Abrí la puerta con prisa y empezamos a quitarnos la ropa desde la puerta hasta que llegamos a la cama.

"Por fin", dijo ella. "No sabes las ganas que tenía de esto".

"Túmbate en mi cama", le ordené. "Quiero follarte ese coñito"

"Oh, JP. ¡Qué atrevido!", respondió Irina.

Trepó a mi cama, sin cuestionárselo. Se tumbó bocarriba y separó las piernas.

"¿Es así como me quieres?"

"Joder, Irina... qué buena estás"

"¿Yo? No me suelen decir eso. Pero gracias", dijo con una sonrisa.

Mientras tanto, se frotaba el coño con una mano, lubricándose.

"Deja que yo te ayude con eso"

Me acerqué a ella y usé mis dedos para acariciarle los labios inferiores.

"¿Qué tal lo hago?"

"Mmm... muy bien..."

Ella suspiraba mientras yo le frotaba el coño. Podía sentir que mis dedos se iban mojando cada vez más. No tardó mucho en empezar a retorcerse por el placer.

"Creo que voy bien, JP. Estoy lista para tu polla"

"En ese caso, échate..."

Según se tumbaba, yo le metí mi polla, sin esfuerzo, en ese coñito mojado.

"¡Ah!"

Gimió mientras la penetraba. Me encontré con un poco de resistencia de su cuerpo. La sujeté por los tobillos, manteniendo sus piernas al aire mientras empezaba a metérsela y sacársela.

"Mmmm... me estás llenando muy bien, JP..."

Irina jadeaba y gemía mientras yo mantenía el ritmo, empujando mi polla en ella cada vez con más fuerza. Aplastaba su coño con fuerza y sus pies se agitaban en el aire con cada embestida de mis caderas.

"¡Ah! ¡Hah! ¡Sí! ¡JP! ¡JP!"

Ella gemía, sujetándose a la cama mientras mi pelvis la golpeaba. Mi polla entraba y salía de su húmedo coño, haciéndola retorcerse debajo de mi.

"¿Te gusta, Irina? ¿Te gusta mi polla?"

"¡Sí! ¡Mmmm... tu polla es genial, JP! ¡Sigue follándome así!"

Aunque yo necesitaba ir más rápido, la hice caso y me la follé a ese ritmo. Su cuerpecito se balanceaba con el impacto de mis acometidas.

"Esto es tan bueno..."

Irina gemía y se retorcía cada vez más, yo se la metía con ganas, cada vez más cerca del final.

"Fóllame así... me gusta... lo amo... amo tu polla..."

Vi que Irina jadeaba, superada por todo el placer. Yo me sentía igual, gruñendo por el esfuerzo. Su coño se sentía genial, y sentía que me correría en cualquier momento. Pero incluso en eso ella me sorprendió.

"¡Me corro!", gritó Irina. "¡Ahhhh!"

Con un gemido, se corrió sobre mi polla. Viendo su orgasmo, yo me sentía más cerca todavía del mío.

"¡Yo también, Irina! ¡Me corro también!"

"¡Córrete dentro de mi, JP! ¡Lléname!"

No era necesario que me animara más. Disparé mi carga dentro de su apretado coñito.

"¡Ahhh!"

"Mmmmm..." gimió ella.

Los restos de mi semen goteaban dentro de ella, rezumando alrededor de mi polla.

"Ahh... me siento llena... llena de tu semen... Ha estado de maravilla, JP... ¿A ti te ha gustado?"

"Ha estado genial"

"¡Bien!"

Me tumbé a su lado y ella aprovechó para hacerme su "prisionero", pasándome un brazo y una pierna por encima. Se acercó un poco más a mi y volvimos a besarnos lentamente.

"Oye... siento haber tardado tanto en dejarte follarme. Yo también tenía muchas ganas"

"Creo que la espera ha merecido la pena", le dije.

"No vas a dejar de verme ahora, ¿verdad?", preguntó. "Porque muchos aquí solo me han usado para un polvo y luego se han olvidado de mi"

"Pensaba que aquí se venía a eso... Es decir, ¿por qué te preocupa tanto mi caso?"

"Porque tú me gustas. Es decir, más que los otros", me dijo. Sentí que nos poníamos rojos los dos. A ella se lo veía en la cara y yo no taba mi sangre subir a mis mejillas. "Sé que apenas nos conocemos pero tú te has interesado por mi más que nadie... Pero no quiero que te sientas obligado a nada conmigo. Solo... a no irte"

"Me voy a seguir viendo contigo. Y follaremos, o nos conoceremos más, o lo que te apetezca. Tú también me gustas", le confesé.

"¿Y Andrea?"

"¿Qué pasa con ella?"

"Te pedí que intentaras follártela, pero... quizá no te gusta y te sientes obligado..."

"Está buena", reconocí. "De hecho creo que estoy haciendo progresos con ella"

"Espero que sea verdad. Creo que merece pasar un rato tan bueno como el que me has dado"

"Hablando de eso... espero que no estés cansada. Porque quiero volver a follarte"

"Toda la noche, amor... Mira..." me llevó la mano a su rajita. "Tengo el coño ardiendo... te necesito dentro otra vez"

Giré sobre ella para quedar bocarriba y se la metí de nuevo. Empecé a moverme, dispuesto a no parar en toda la noche.

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1 comentarios - Resort Sexual - Capítulo 4

Gabriel_Pelli +1
Vamooooo se hizo esperar pero por fin volvió!!! No te vuelvas a desaparecer jejejeje
PepeluRui +1
No sabía si habría gente esperando continuación 😍 El viernes debería tener listo el siguiente