Fiuuu que paso tiempo, para compensar, este es un capítulo larguito, así que tienen para entretenerse 😉 La historia avanza y avanza bastante, considérenlo el final del arco de la prostitución, aunque oportunidades de que Tammy saque su lado de puta no van a faltar. También va a ser la antesala de un nuevo tipo de perversión no muy explorado en esta saga.
Regreso a las raíces
Tras ese pequeño anticipo en el vehículo Tammy tuvo un aluvión de recuerdos. Y no porque haya estado en esa casa de decoración paleolítica (le trajo desagradables recuerdos del despacho de Dolores Umbridge) Tampoco recuerdos de su anterior aventura ligada a la prostitución porque esta vez el fruto se había alejado mucho del árbol que lo procreó … tuvo un desborde de recuerdos porque mientras besaba Hernán contra una pared de la sala, metiéndole la lengua en la boca, envolviéndolo con su cuerpo mientras sentía su respiración agitada soplándole en la cara, ese muchachito se parecía mucho, mucho a su Tomás.
Era un muchachito como su hermano lo fue, que no había tocado un par de tetas aún, quizás no había repartido beso alguno y menos que menos había visto los tesoros mejor guardados de una señorita. Tenía entre dos o tres años menos que Tomás cuando le besó la boca por primera vez.
- ¿Te gustan mis besos, Herny? Sos un nene muy lindo. – Le dijo acariciándole el rosto como toda una enamorada. Sin dudas nadie podía reprocharle que Tammy disfrutaba de su trabajo y disfrutaba de hincar el diente en carne tierna y vulnerable para variar.
- Mucho… - Le dijo con timidez antes de que ella volviera a besarlo.
- Comúnmente las putas no solemos besar en la boca, les dejamos eso para las novias, como me gustas mucho y estás soltero igual te voy a besar mucho ¿Si? – Le habló en el tono más meloso que pudo, ese tono capaz de fundir hasta las voluntades más férreas.
- Me parece bien. – Aceptó dibujando una sonrisa bobalicona antes de que Tamara agarrara las cadenas que colgaban de su cinturón y lo condujera a una habitación polvorienta.
- Ese sillón estaba horrible, si nos sentamos va a levantar una nube de humo como una granada de gas del Counter-Strike, y aunque la cama no está mucho mejor vamos a estar más cómodos ¿Te parece?
- Donde quieras. – Aceptó tras prender la luz y se comía al obsequio de su padre con la mirada. – La abuela Marisol está descuidando mucho la casa últimamente, tiene serios problemas de juego y se exilia en sus casas de veraneo.
- Pobrecita, tener que esconderse en casa de veraneo, un suplicio. – Bromeo tras ver que Marisol en sí, era adinerada como todos en la familia de Don Roque y sin dudas no merecía su lástima.
- Intentamos enviarlas a grupos de…
Tammy no iba a tolerar perder el tiempo. Ese jovencito no iba a tener una noche entera como tuvo su padre hace pocos días, tenía que aprovechar y dedicarse menos a la cháchara, por ende, lo arrinconó contra una pared por segunda vez y le comió la boca con pasión. Una de sus manos le acarició el vientre y mientras su lengua lo mantenía hechizado, paralizado de placer como si exudara algún tipo de veneno, su mano automatizada lo liberó del cinturón, desabrochó el botón del pantalón y tras bajar la bragueta, hundió su mano dentro de su ropa interior para tener contacto de primer tipo con sus genitales.
Estaba nervioso, un poco inhibido, se notaba que su polla, aún en desarrollo, no estaba lista, Tammy tenía que trabajar más duro para verla crecer.
- Tranquilo, lindo, dame tu manito, relájala. Acá te tengo algo que te va a gustar. – Con suma tranquilidad, llevó una de las manos de Hernán a su teta y la coloco contra ella asegurándose de que se la palpara. - ¿Te gusta mi teta? Es toda para vos.
- Si… es muy suave, y calentita. – Dijo casi temeroso, como si no pudiera creer la suerte que estaba teniendo. Su mano, con cierta timidez le presionaba la mama y le rozaba el pezón con el pulgar.
- Apretá un poquito más, pellízcame también. Eso me gusta mucho. – Le pidió mientras descubría su otro seno y le indicaba que también debía palparlo.
Así, mientras él se daba el gusto de manosear sus primeras tetas, Tamara lo besó con mucho empeño sin dejar de acariciar tanto su verga como sus bolas, arrinconándolo contra la pared como si quisiera fundirse con él, compartiendo el mismo aire, mezclando sus perfumes y sintiendo los olores de sus cuerpos, todas esas sensaciones afrodisíacas comenzaron a surtir efecto y Hernán se olvidó de que debía estar erecto y tan solo disfrutó, disfrutó de su beso, de su contacto, de su pasión, y por olvidar, su pene recordó y se alzó en toda su gloria.
- De tal palo tal astilla. – Susurró Tamara apoyada contra el muchacho, observando como en su mano reposaba una verga suculenta que prometía mucho, en especial cuando cubrió el prepucio que aún cubría su glande y lo descubrió para desnudar la enrojecida cabeza de hongo. Aún le quedan unos pocos años de crecimiento y sin dudas había heredado lo mejor de su padre.
- Veni, sentate, ponete cómodo, ya es hora de que me ponga a trabajar.
Había algo sumamente especial en darle los primeros arrancones al motor sexual de un principiante. En ser la primera en dejarse ver desnuda por él, en verlo desnudo a él, en entrar en contacto íntimo con su genitalidad utilizando su boca.
- Trata de aguantar un poquito, por más placer que sientas. – Le pidió antes de arrodillarse entre sus piernas y comenzara cabecear con suavidad y profundidad, procurando ir desde la punta de glande, a la que envolvía con sus labios carnosas, hasta la base del rabo, hundiendo su nariz en los vellos púbicos rulientos del joven, de esos que recién están germinando y todavía tienen bastante por crecer.
- Ohh, ohh, uuuh… aaah… - Jadeó Hernán a medida que Tamara incrementaba la velocidad de su cabeceo y le tiraba el cuerito de la verga con más fuerza, siempre procurando salivar en todo el glande para que sintiera cada roce con su boca húmedo y caliente.
- ¿Te gusta he? A mi más. – Le confesó en una pausa en la que le paso la lengua por la base del glande, recolectando una ínfima porción de la escandalosa sustancia conocida como smegma. Era natural, después de todo había dejado su casa engañado creyendo que iría a pescar, sin saber que le sobarían la verga. Quizás se había masturbado la noche anterior o en la mañana y se le había formado un poco de queso de hombre, aunque en una cantidad casi imperceptible. Quizás su padre lo había apurado y no se había podido limpiar con propiedad, o quizás por su juventud no tenía un sentido de la higiene, quien sabe.
- Interesante. – Susurró Tammy notando el potente olor que la sustancia le dejo en la boca, aún más que su sabor. – Es algo que tengo que probar más seguido, le voy a decir a mi hombre que me prepare un poco.
- ¿No te molesta? – Preguntó algo preocupado al verla juntar su smegma con recelo y degustándolo como una sommelier de vinos.
- Para nada, bonito, además que no se te olvide, es mi trabajo. – Dictamino regresando a su cabeceo, sin percatarse de que el morbo de haber ingerido su queso, de haberlo probado y regresado al trabajo como si nada, había sido demasiado para él.
“Acá viene, se va a correr… bueno, me va a ayudar a sacarme el sabor del smegma de la boca.” Pensó notando todos los síntomas de una inminente eyaculación, entre ellos, jadeos masculinos.
- Uh, uhh, aah, no pudo contenerlo, uuuuh ¡Perdón! – Gimió tomándola de los cabellos con fuerza y reteniéndola con el pene en la boca que, en un sacudón, libero su leche por doquier, como una manguera de bomberos fuera de control dentro de su boca, tapizó sus mejillas de semen, Tammy pudo probar la leche pura y sin pasteurizar responsable del queso que había probado.
- Es lógico, no te preocupes cof cof, fue mucha lechita. – Dijo viendo como al soltar la verga esta caía medio muerta. Acto seguido, juntó un hilillo de leche que le quedó colgando y se lo llevó a la boca. – No hay problema, todavía me quedan armas para hacerte pasar un cumpleaños soñado.
- Ya de por si es mi mejor cumpleaños.
- Para nada, esto recién empieza corazón.
Tammy se incorporó y frente a él, se dio vuelta para comenzar a desnudar sus carnes pagas. Al bajarse el pantalón elastizado, procuro enseñarle el voluminoso culo entangado de costado al mocoso, para que notara su volumen. Luego, para sacarse el pantalón de los pies, se inclinó al máximo frente a sus ojos para que le comiera la empanada con la mirada. Hernán vio como tenía el hilo tan metido que este se hallaba prensado entre las arruguitas del ano, como un pequeño pico de pulpo sosteniendo un alga.
- Yo te vi la pija linda que tenes, te la toqué, te la chupé y te la exprimí, ahora te toca a vos tocar una buena concha ¿Estás listo, bebé? – Preguntó elevando una pierna de forma sugerente para dejarla subida al colchón, conservando el calzado puesto y el cinturón con brillantes y calaveras en la cintura. Sin dudas sabía muy bien que a veces conservar ciertos elementos de su outfit le daban más puntos de sensualidad que desnudarse al completo, por ello había escogido el pantalón elastizado, que podía sacarse sin necesidad de descalzarse.
- Sí, sí, estoy listo. – Expresó viéndole la empanada remarcada por la tanga antes de que Tammy le tomara una mano y lo condujera a ella.
- Parece que tengo que indicarte todo paso a paso, vamos, soy tuya, bebé, hace conmigo lo que quieras. – Dijo dejando su mano por sobre el diminuto triangulito de su tanga, sobre su vagina. Hernán la acaricio sintiendo las diferencias de temperatura y humedad que había en los labios carnosos y el centro humedecido entre ellos, sin dudas era un pequeño valle de colinas pronunciadas y un caudaloso riachuelo que las dividía. Pronto se animó a verla y corrió la pegoteada prenda para desnudar su vagina y palparla tímidamente con sus yemas… le dejó los dedos aceitosos de inmediato, separando sus labios para exponer su corte rosado a la vez que le palpaba los labios sintiendo su textura tan erótica.
- ¿Te gusta mi concha? – Preguntó observándolo cautivada por su inocencia interrumpida y sus maneras decorosas de explorarla. Pocos se detenían a analizar que aquellos que tocan con mucha experiencia a cuestas dejan tanta huella como quienes tocan por primera vez, ambos lo hacen de una manera sumamente especial e inolvidable que provoca un candor erógeno con cada roce inédito.
- Si supieran la conchita que estoy tocando mis amigos… no me cargarían, no me dirían Agustín a cada rato.
- ¿Agustín? – Peguntó descolocada mientras ella misma se habría los labios para enseñar su perla carnosa que coronaba su deseado monte de venus.
- Por el de Gran Hermano, soy libertario como él y… bueno, ya saben que soy virgen, así que se ponen un poco pesados con eso. No debí decirles que soy libertario, la culpa fue…
- ¡Nada de eso! Vivimos en democracia, bombón, vos vota a los que quieras, todos nos cagan por igual, lo que tenes que hacer es sacar el teléfono y sacar unas fotitos para cerrarles las bocas a esos giles. – Tammy lo tomó del rostro y lo volvió a besar mientras mantenía una mano de él apresada entre sus piernas, dos de sus dedos habían encontrado su orificio vaginal y la tenían agarrada como la carne de frigorífico queda agarrada a un garfio. – Dale, saca fotitos, así después me presumís con tus amigotes, eso sí, no seas “tontín” y no digas que soy puta ¿Entendes? Decí que soy una amiguita tuya, invéntate algo que te deje bien parado.
- ¿En serio? ¿Puedo tomar fotos? – Pregunto mientras Tamara le pasaba la lengua por los labios inclinada sobre él y lo masturbaba con calma. Debido al continuo contacto de su mano con su vagina, a su beso, a su morboso tono de hablar, volvía a sentir dureza entre su palma y sabía que pronto estaría listo para perder su virginidad de una vez y para siempre.
- La pregunta ofende, toma las fotos que necesites para callarles las bocas, que se ahoguen de envidia.
Lo que le siguió fue casi una sesión fotográfica que sirvió para subirle la moral al agasajado y para carburar los motores de la felatriz... foto a foto, su vagina se lubricaba mejor y la verga de Hernán crecía hasta llegar a su medida máxima.
Se sacaron fotografías besándose como una parejita amorosa, incluso lengua con lengua y una más ATP con Tammy besándole la mejilla. La fotografió pasándole la lengua por la verga (“no sé si mostrarle está a mis amigos, se siente raro que les muestre la pija”) fotografío las ubres desnudas mantenidas juntas con sus manos (“cómo le gusta hacer al Maestro Roshi”) y luego con una en la que le palpaba un seno con suavidad, pellizcándole un pezón del que salía una pudorosa gotita de leche.
- ¡No se van a creer que estuve con una milf tan buena! Sos toda una Chi-Chi, aunque sin lo rompe pelotas jeje. - Dijo mientras seguía pellizcándole el pezón para que saliera leche. Quería tener una foto de su pezón con una gota del alimento materno.
- ¿Milf? ¿Cómo? ¡Oiga, es verdad! Lo soy, es que soy tan pendeja todavía que no asimilé que soy una milf, técnicamente. - Aunque no lo dijo, una vez había hecho un cosplay de la esposa de Goku y dichas fotos habían quedado en el limbo debido a que, desde el nacimiento de sus gemelos, suspendió su cuenta. - ¿Entonces te gusta Chi-Chi? Otro día, si logro recuperar unas fotos de cuando era cosplayer y me pasas tu número, te puedo enviar una sorpresita que te va a encantar.
- ¡Obvio que te paso mi número! ¿Con todos tus clientes sos tan generosa?
- Es un trato, igual seguí tomando fotos, que tus amigotes se mueran de las ganas.
Luego pasó a capturar su vagina tanto abierta por los dedos de Tammy como por los de Hernán. Estaba tan mojada que tuvo que correr un poco de flujo con el dedo para que se le viera el agujero, aún así Tammy era un grifo abierto y seguía generando del afrodisíaco lubricante. Por último, la morocha e-girl se guardó lo mejor para el gran final, un final que seguro iba a hacer que se le cayera el celular de las manos.
- Sacame una fotito a esto, seguro te van a venerar como a un dios. – Dijo incorporándose, dándose vuelta y abriendo su culo de par en par tanto que hasta sintió el aire entrando en sus agujeros.
- Dios… que hermoso culo. – Susurró demostrando que tenía algo del ADN de su padre ya que sintió su dedo estirándole el asterisco, sin dudas indagaba con su mirada queriéndole ver hasta los intestinos desde su claraboya de carne. – Sí, con esto, no sé… capaz hasta me hacen un monumento.
- ¿Ves que bien come el Goku? Hoy Chi-Chi es toda para vos…
- Goku es un boludo, la descuida a Chi-Chi, yo no sería como él.
- Así me gusta, con un culito como el mío mejor que entrenar para ser el mejor en la cama ¿No te parece?
Tammy permaneció así, expuesta, con su ano oscurecido tan expuesto como estirado mientras Hernán lo fotografiaba sin parar, casi de forma descontrolada. Como esos que quieren fotografiar algún fenómeno astrológico efímero y toman fotos en modo ráfaga, con la esperanza de que alguna de la tanda sea de calidad. Tamara incluso relajó y contrajo su esfínter para que el agujerito se abriera y se cerrara como una boca de pez y pudiera tomarle fotos en todas sus formas, con cada segundo que pasaba, así de abierta, así de entregada a los ojos del muchachito y su cámara, se calentaba más y más.
- Meteme un dedito, sentí como lo tengo de apretadito. – Exigió invitándolo con un guiño de culo.
- Sí, me encantaría. – Aceptó y sin lubricar ni nada, tan solo frotándole la yema en las líneas concéntricas del asterisco, le introdujo un dedo travieso rumbo a su interior y Tammy se lo apretó para que sintiera el agarre de su anillo. – Oooh, está calentito, y muy apretado ¿Te lo cogieron alguna vez? Perdón si mi pregunta es…
- Muchas, muchas veces. – Lo interrumpió. - ¿Te gusta? Te dejo jugar con mi culo todo lo que quieras, es tuyo también.
- Sí, me encanta.
En los siguientes minutos Hernán trató al ano de Tammy como su juguete y ambos no podían estar más complacidos. El dedo del joven retrocedió y avanzo a distintas velocidades siendo apresado por el anillo de cuero, lo giro hacia arriba, hacia los lados y hacia abajo, también se atrevió a hacer ganchitos para sentir el interior carnoso y rugoso de Tammy.
- Mmmm que rico, seguí, seguí… se siente tan bien. – Lo alentó Tamara mientras comenzaba a frotarse el clítoris por delante. No había nada como una buena tanda de jugueteo anal combinado con estimulación vaginal. - Luego pasó a fotografiar la acción, tratando de estirarlo lo más posible para tomar un primer plano del culo y de su dedo en él, así como probar que tan profundo podía llegar rumbo a su interior…
- No aguanto más, ahora vas a tener que cogerme o voy a reventar como Vegeta cuando quiso matara Majin Bu, pero antes…- Dejándolo sin palabras, Tammy se dio vuelta y esos dedos tan atrevidos como sucios que la exploraron impúdicamente los tomó para chuparlos como si fueran un delicioso helado de agua, asegurándose de chupar cada uno de ellos desde el nudillo hasta la uña. – Ahora sí, hora de robarte la virginidad.
- Creo que me zarpé, saque como 30 fotos, todas de tu culo ¿No te molesta si se las muestro? – Preguntó viendo como Tamara comenzaba a frotarse la vagina contra el glande. La traía tan caliente que sus flujos quemaban como el agua hirviendo.
- El pack es parte del combo del regalo, podes fotografiar y filmar todo lo que quieras, lo que no podés hacer más es preguntarme lo que podés o no hacer ¿Está clarito nene?
- Sí.
Y así sin más, sabiendo que no tenían todo el día y se habían excedido con la previa con tanto franeleo, Tammy le aplico un clásico y efectivo snu-snu de toda la vida, sentándose en él y agitando sus voluminosas carnes enfundando su sable hasta hacerlo desaparecer al completo. Hernán, por fin en silencio, se deleitaba tanto por el chapoteo constante de su pene en la cálida vagina como con la visión de las tetas de Tammy, frente a él, saltando como dos peras de boxeo siendo impactadas.
- Ahh, aah, aah, así, así, aguanta un poco, vamos, sé que podes ha, aaah,aaaah, se siente muy rico. – Lo endulzó disfrutando de verdad con Hernán abrazada a él como si tuviera miedo de caerse. Poco a poco el jovencito se fue soltando y comenzó a menear a la cadera de forma sincronizada con ella haciendo del coito todo un deleite para ambos.
Las carnes chocaron la canción favorita de Tammy, ese delicioso repiqueteo seco sin nombre pero tan viejo como el tiempo mismo, “tap, tap, tap, tap, tap, tap…” Sonaba sin interrupciones, sin pérdidas de tempo, sus cuerpo conectados formaban un solo instrumento y el pendejito demostraba tener buen oído.
- Eso es, así me gusta, lo estás haciendo muy bien como todo un hombre.
Para estar más cómoda, Tamara se desnudó por completo sacándose el cinturón con brillantes de fantasía y el top negro, para así dejar a sus tetas más libres, aunque no fueron libres ni por dos segundos porque Hernán se las apresó y como si fuera su hijo no reconocido, proclamo como propia su ambrosia de madre alimentándose el cuerpo escuálido con su leche.
- Oh, es muy dulce, más que Chi-Chi debería decirte Milk…
- Vamos, mi Goten, seguí, seguí bebiendo de las tetas de mami. – Lo alentó a seguir succionando de sus endurecidos pezones, cada vez más inflamados por no tener ni unas pocas horas de descanso entre sus gemelos, su hermano, su padre y, además, sus clientes.
- Mmmm que rica, que rica. – Murmuró Hernán sin dejar de beber de su teta. – Me encanta ser tu Goten, amo los mangas de madre e hijo, “Kamesutra” es mi favorito... – Soltó así sin anestesia casi como una confesión religiosa. Tammy, entre contorsiones de placer, no pudo evitar dibujar una sonrisa triunfal al conocer esas escabrosas páginas en las que Chi-Chi (o Milk según el hemisferio) tenía un encuentro incestuoso con Goten y Trunks. “otro pendejo incestuoso se une al chat. Este nene promete mucho.”
- Aaah, aaah, sí, sí, bébeme toda pendejo pervertido, por fin entendés que todo lo que tengo es tuyo, mi leche también. – Lo alentó acariciándole el cabello y siendo ella misma la que se estrujaba un seno para facilitarle la lactancia. – Abrí la boquita, mi Goten, Milk te va a regar con su lechita… aunque estás un poco crecidito para que te amamante ¿No te parece raro que tu mami te siga dando la leche con tu edad? ¿No es suficiente que deje que me cojas la vagina?
Aunque el inciso dedicado a la lactancia se dilató más de lo que Tamara tenía planeado, de todas formas, disfruto de vaciar sus dos mamas en ese afortunado jovencito. A pesar de que amamantar era una de las cosas más femeninas posibles a hacer, la retorcida mente de Tamara veía el arte de traspasar su leche a otro, casi como su manera de eyacular… y era tan placentero que comenzaba a tener la certeza de que no iba a dejar que sus mamas dejaran de producir la dulce ambrosía.
- No sé como voy a hacer para estar sin esto de ahora en más… debutar quizás sea una maldición. – Dilucidó no muy errado el jovencito, lamiendo la última gota rezagada que colgaba de un pezón.
- Bienvenido al mundo adulto, ponerla no soluciona nada, solo te salva del oprobió de ser llamado virgen, de ahora en más vas a querer meterla hasta en un panal de abejas hasta el final... es importante que les muestres el pack a tus amigos, así además de ponerla vas a ocupar el trono del macho alfa – Coincidió batiendo su vagina de forma circular para que el endurecido glande le frote distintas partes dentro de sus paredes vaginales.
La morocha no supo cuántas veces se corrió ni cuánto tiempo duró el coito. Después de un orgasmo no tardó en llegar otro, como una defensa de fútbol vulnerable que, al recibir el primer gol, se hace el 2do sola y así consecutivamente. Ella era de las partidarias de que si se perdía la noción del tiempo entonces el revolcón era de calidad.
Tammy le propinó sus buenos sacudones al pendejo, sentándose en el con tanta fuerza que de ser una fruta le hubiera sacado jugo, aunque la que daba jugo era ella, su entrepierna complacida de disfrutar de una verga de tamaño perfecto, se chorreaba hasta salpicar y cuando cambió de posición en un giro, dejó que la cogiera de perrito a su ritmo, jadeando como una trolita cualquiera ante cada empellón de Herny, agarrado de su cadera como quien se agarra de la barra de seguridad en un carro de montaña rusa.
- ¡Sí, sí, sí, aaah, aaaah, aaaaah! – Gimió alentándolo a que le dé duro y parejo, sacando culo hasta que sintió un dedo introduciéndose en él. – Eso es, eso es, mándame dedo, dale, aaah, aaaah, aaaaah… uuuuh ¡Querés todo de tu Chi-Chi, su concha, su leche, su culo, todo!
- No… tengo… condón. – Se preocupó a último momento, quizás dándose cuenta de que estaba a punto de correrse.
- No importa, después lo resuelvo, ocúpate de lo tuyo que es llenarme el útero de leche. - Lo retó girando y dedicándole una mirada lujuriosa. - ¿O no te gustaría tapizarme la concha de blanco?
- Sí, me gustaría mucho. – Admitió de forma muy bobalicona mientras Tammy volvía a girar para darle la cara, en posición de misionero. – Entonces ahí va, uuuh… me vengo, me vengo…
Apretujándole las tetas en un arrebato feral, el jovencito dio sus primeros empujones a lo bestia y le dijo adiós a su prolongada virginidad eyaculando en el interior de la vagina de Tammy, ya acostumbrada a recibir tributos de esperma primerizos, quizás hasta una especialista en darles a los debutantes el tierno abrazo de bienvenida al bando ganador.
- Te corriste, y mucho, eso es señal de que ya sos todo un hombre… mi pequeño Goten creció jeje – Lo felicitó sacándose la verga de adentro y sintiendo como de inmediato le comenzaba a bajar la leche.
Aunque bien podía ser un broche de oro, Hernán como todo hombre, deseaba más de ese lujurioso cuerpo de hembra frente a él, al que atacó a besos en la mojada boca, en los endurecidos pezones y sin más preámbulos, se incorporó para que la morocha volviera a realizarle una felación.
- ¡Hey, hey, tranquilo! ¡No tenés porque enloquecerte! – Dijo limpiándole todo el rabo impregnado con su olor a concha antes de chuponear el glande como si quisiera darle una jugosa probada a una bocha de helado. – Aunque ya sé que sos un hombre no hay porque acelerarse.
- Pe… perdón, me emocioné, es que no sé cómo voy a hacerme la paja después de esto. – Expresó acostándose y viendo, para su asombro, como Tammy se acostaba sobre él, aplastándolo con su cuerpazo y obsequiándole la bella vista de su culo abierto frente a su cara.
- Te entiendo, para eso tenés el pack, para que me recuerdes después… ¿Ya estas sacando fotos? Podrías hacer algo mejor.
- Sí, lo sé. – Contestó con descaro aprovechando que tenía todo abierto para él antes de atreverse a hundir su lengua en el culo de Tammy. Era algo que no estaba segura de que ocurriría, no todos los debutantes tenían la intriga de saber a qué sabía un buen culo, quizás las dosis malsanas de testosterona recién inoculadas por su organismo lo estaban llevando a tomar decisiones más osadas.
- Mmmm lindo, que rico chupás, seguí, seguí, me encanta que me laman ahí. – Le comunicó Tammy en una pausa de su cabeceo que dedicó para probar sus bolas. Tenía un saco testicular aún más chico que el de Tomás, con pequeños testículos muy redondeados y lisos que eran todo un deleite para la morocha, que además de lamerlos y besarlos para estirarles el escroto, intentaba meter en su boca de a dos.
- Sluurp, sluurp, sluurp, sluurp, mmm están ricas, justo como me gustan. – Admitió Tammy volviendo a succionar sus bolas.
Detrás, a Hernán sin dudas le comenzó a aflorar la vena más Andreoli. No conocía con cuál de todas las esposas había tenido a ese dulce chico, sin embargo, había heredado más de su padre de lo que él quisiera admitir, ni siquiera cuando Tammy sacaba el anillo para afuera, alentándolo a lamer en su centro rosado, el pequeño rufián no se amedrentaba y ella no dejaba de viajar, viajar al pasado.
- Alguien muy especial me lo chupa así, lento y profundo, succionando, besando de cada forma posible. – Susurró cerrando los ojos y disfrutando de esa deliciosa y húmeda lengua hurgando en su ano, recordando esa primera vez en que su Tommy no se había podido resistir al hipnótico llamado de su ojo de culo. – Esto me deja la enseñanza de que no hay caso, cada jovencito que me ve la escarapela quieren llevársela a la boca como bebitos… Todo lo quieren probar, incluso mi culo negro y grande.
Acto seguido, decidida a darle una jugosa lección a Herny, se sentó sobre su rostro separando las nalgas con su mano para que su orificio se conecte a su boca como una mascarilla, y al soltarlas, estas envolvieron las mejillas del jovencito como si fueran piezas de encastre, si alguien los observara de atrás de la humanidad del joven solo vería su cabellera.
- Cuidado con lo que deseas, hay deseos que pueden ser, mortales… - Bromeó disfrutando de estar sentada en su boca, sintiendo su nariz perdía entre la zanja de sus nalgas, prensada por la misma, al aire ingresando con dificultad en él, y por supuesto, a su lengua juguetona sin escapatoria, arrinconada contra el edulcorado ano… A Tammy ni siquiera le importo que una figura silenciosa y calva los observaba desde la puerta con un glorioso gesto de realización.
- Mmm Herny, sos un salvaje, que manera de chuparme el culo, después de la cogida de animal que me diste no esperaba que me des otro regalito así, mmm, aah, aaaah, aaaah… - Soltó tratando de aparentar que no sabía que eran observados. Era innegable que ese chico le había caído tan bien que quería dejarlo bien parado frente a todos sus amigos y su exigente padre.
Las manos temblorosas de Hernán se acomodaron en su cadera para indicarle que quería que se frotara, o eso interpretó ella cuando en realidad se ahogaba. Tammy no se lo pensó y mientras meneó su trasero como hipnotizada en un lento perreo de discoteca, el agasajado comenzó a masturbarse con frenesí, decidido a dar una última acabada dónde sea que esta aterrice… para cuando volvió a mirar a un lado con disimulo, Roque ya no estaba observándolos y volvían a tener intimidad, quizás les dejaría unos cuantos minutos extra…
- Mmm que lejos llega esa lengüita, como me gusta. – Jadeó con saliva chorreándole de la boca como una cachorra sedienta mientras se meneaba. La sensación de la respiración colándose entre sus nalgas con dificultad, y debajo, la lengua intentándose introducir en su culo, era de lo más deliciosa y al parecer, él coincidía con ese adjetivo.
Al parecer tendrían los minutos extra que ella necesitaba para volver a calmar su bestia interior, una bestia que solo parecía poder alimentarse con semen, con morbo, con aventuras sexuales mientras más osadas, más suculentas para sus apetitos. Tammy pensó haber alcanzado un límite varias veces, y siempre sacó perversión de su interior para romper sus límites… como si un soundtrack de un hentai célebre sonara en su mente y le hiciera aumentar su poder morboso base.
Alentada por el empeño del chico por llegarle hasta el estómago, se costó sobre el para succionar el pene del chico una vez más, con una pasión y una entrega que solo les reservaba a su papá y su hermano. Y es que, si tenía que elegir un 3er lugar para completar su podio de amantes, ese chico había hecho mérito suficiente para ubicarse en un cómodo 3er peldaño… aunque el año aún no se terminaba y la competencia en las últimas vueltas prometía ser encarnizada.
Ningún hombre en la vida de Tamara tenía una presea asegurada y el balance de fin de año todavía podía arrojar alguna revelación.
La culpa de una madre
Gustavo no recordaba cuando había sido la última vez que había utilizado velas rojas, velas rojas en su propia casa, en su propio living. Rodeando el sofá con ellas como si este fuera un altar de sacrificios, encendió varias velas posadas en candelabros en mesas y cómodas por detrás y por los lados. Había conglomerado muebles de varios lugares de la casa como si estos fueran entes sintientes y se hubieran reunido para un debate.
- Aunque no es una habitación de hotel Afrodita, va a servir. – Expresó satisfecho, ajustándose la bata de baño y sentándose en el sofá tras dar los retoques finales: echar un puñado de pétalos de rosa en el suelo.
La relación entre ambos, tras sufrir un sinfín de vaivenes desde el casamiento, por fin había hallado una meseta de paz y mutuo disfrute sexual desde que sus hijos se había visto involucrados directamente en sus relaciones. Tanto él como Sandra había aceptado que no valía la pena tener remordimientos, no valía la pena ponerse moralistas, hacerse preguntas de decencia o cuestionamientos vanos después de todo el desenfreno vivido. Eran un matrimonio único con un secreto perverso típico de las familias pudientes y de la realeza y eso, había puesto nuevas y candentes brasas en la fragua de su intimidad. Como toda familia de clase alta, cuando se puede comprar de todo, poder darse ínfulas de algo por sobre los demás se volvía un bien invaluable.
¿Qué los Balcarce estrenaban una nueva lancha de motor último modelo? ¿Qué el matrimonio Narváez regresaba con un envidiable bronceado de sus vacaciones en Dubái? ¿Qué García planeaba llevar a sus hijos al mundial y pedía sugerencias para informarlo de forma sorpresa de la mejor forma posible? ¿Qué la Heredia sufrió un boicot de las organizaciones de defensa a los animales por lucir un tapado de piel de nutria auténtico? Nada de esas cosas podía importarle menos a Gustavo cuando él tenía las mejores noches de sexo con su esposa dos o tres veces por semana y con su hija cada viernes. Esos bienes materiales que podían comprarse con dinero no valían nada en comparación con el tesoro que su Tammy le obsequiaba y que pocas tarjetas de crédito podían costear.
- Y ni siquiera me lo propuse, vino todo de arriba. – Susurró mientras encendía la última vela. – Agradecido con el de arriba… o el de abajo.
Habían consentido los nacimientos prohibidos de sus nietos, habían hecho hasta lo imposible para que el secreto se mantuviera entre conocidos y parientes y habían continuado alentando las conductas incestuosas tanto de Tomás como de Tamara, ellos eran uno más en el círculo familiar y gracias a pertenecer a él y no estar por fuera, podían darse el lujo de reavivar las llamas de la pasión como ninguna otra pareja.
- Amor, apurate o me voy a poner a ver Game of Thrones. – Advirtió Gustavo. – Aunque desde que lo nuestro se transformó ya no me excita tanto como antes. Encima la Khaleesi no muestra el culo como antes.
- ¿Para qué Game of Thrones si tenemos algo mucho mejor para ver?
Por fin Sandra se apersonó en la sala bajando por las escaleras como toda una deidad del deseo, con su cabello rubio a lo Daenerys Targaryen aunque mucho más incestuosa, quizás más incluso que la mismísima Cersei. - ¿Y? ¿Cómo me veo, patrón?
- Siempre trabajando más de la cuenta, por algo sos mi sirvienta favorita…
Como si no tuvieran suficientes agregados al platillo de su intimidad, además incluían disfraces eróticos y juegos de roles.
- ¿Favorita? Le voy a tomar la palabra a la hora de cobrar aguinaldo, espero que me pague más que a la otra... ya sabemos quién. – Ironizo sin dudas sin poder sacarse de la cabeza su constante competencia con su principal retadora, carne de su carne, la confabuladora y aspirante al trono que ella ocupaba, Tamara.
- Veremos, veremos cómo se desempeña.
Con su cabello rubio casi platinado, sus curvas cada vez más pronunciadas y un conjunto de sirvienta que era el pecado de la lujuria encarnado, no dejaba nada a la interpretación. Constaba de una diadema de tela con volados, un conjunto de cordones entrelazados todo en negro con detalles de encaje en blanco además de medias cancán blancas traslúcidas y el infalible accesorio de un plumerito.
- ¿Hay algo que me haya faltado limpiar, patrón? – Jugueteo agachándose frente a él y sacándole polvo imaginario al mueble de la tv, una nueva adquisición que rodeaba la pantalla y aún no estaba lleno de adornos.
Gustavo, más que complacido, le levantó la pollerita hasta poder ver el pequeño hilo de su tanga oculto entre las nalgas de su mujer, y entre ellas, un medallón rojo, el mango de un dildo que había introducido en su culo y le gustaba llevar más tiempo de que quería admitir.
- Mmmm sí, sí, creo que falta limpiar en el mueble, más al fondo. – La alentó a seguir agachada mientras admiraba como se le remarcaba la empanada contra la tela y el pequeño juguete parecía menearse con cada movimiento. A pesar de ser un matrimonio casado, con hijos, esos juegos podían inyectar inusitadas dosis de sorpresa y asombro respecto a los cuerpos de la pareja, más cuando la rusa, por un milagro de la genética, tenía la vagina cerrada como una almejita formando su perla.
- Miré, señor, el otro día encontré algo sospechoso. – Dijo sacándose un pendrive de entre las voluminosas tetas inclinadas sobre su “patrón” hasta colgar. – Lo encontré mientras limpiaba y creo, aunque espero que no piense mal de mí por sospechar… que es la prueba irrefutable de que su hija es una puta barata.
- ¿Otra vez con esas sospechas? Mi hija es una santa, una niña casta y pura, le aseguro que sus sospechas son infundadas. – Defendió a Tamara siguiéndole el juego, mirándola de arriba a debajo de forma sugerente. De seguro había pensado esos diálogos de hace tiempo y no le resultaba raro que siempre encontraba la excusa para insultar a su propia hija. No podían ser una familia más atípica.
- Entonces… ¿No hay problema si lo vemos? Si está tan seguro… – Jugueteó agitando el pendrive como un cascabel.
- Para nada, de seguro es una grabación de mi santa Tamara estudiando, haciendo obras de beneficencia o jugando con sus hijitos. – Dijo acomodándose en el sofá, sintiendo ese inconfundible picor en todo el tronco que se trataba de la sangre irrigando su longevo cuerpo cavernoso. No solo iba a tener sexo marital, no solo personificaba a un patrón adinerado con su mucama favorita, además pondrían en la gran pantalla la grabación de Tamara teniendo sexo con Roque.
- Verá que no miento, patroncito, esa santa de la que usted habla es toda una puta y lo hizo con su mejor amigo… verá que no miento, nunca le mentiría a mi patroncito.
- ¿No te estás excediendo? – Susurró viendo como Sandra se acomodaba a su lado y mientras le acariciaba el bulto por sobre la bata, esperaba a que terminara de configurar el plasma para poder ver el contenido del pendrive, que no tardó mucho en iniciar y cuando lo hizo, la escena parecía estar muy empezada.
El video comenzó de manera intensa, más que intensa con Roque a bata descubierta, erecto, muy erecto y de cuclillas en la cama utilizando a Tamara como su asiento. Se lo veía con un control remoto en la mano, de seguro había accionado las cámaras a la vez que prendía la música y aprovechando que Tamara estaba debajo de él, ya que no pudo notar su movida.
- Siempre creí que cuando me decías que él tenía la pija más grande que viste, en realidad estabas defendiendo un maní pelado oculto entre grasa, ahora veo que no mentías… es impresionante. – Expresó Sandra casi boquiabierta, tan sorprendida que su mano quedó suspendida en el aire como un glitch en el sistema. Sin darse cuenta se había salido del personaje también.
- ¿Esto querías ver mi amor? ¿Querés ver cómo le dan una lección a tu retadora con esa tremenda poronga? – Preguntó Gustavo descubriendo su polla e invitándola a que la masturbe. Él por su parte dejó el control remoto y uso sus manos para descubrirle las tetas y pellizcar sus pezones como si quisiera ordeñarlos... sin dudas un acto reflejo inducido por Tammy, que siempre premiaba dicha acción con chorritos de leche.
- ¿Y porque no? ¡Alguien le tenía que dar una lección! Viene bien de vez en cuando pegarse contra un paredón para saber que se tiene que retroceder, esa borrega estaba incorregible…
Sin embargo, Sandra supo que lo que estaba por ver, aquello que fraguó tanto en complicidad de su esposo como de Roque, podía ser demasiado.
“- ¡Hola amor! Perdón… sí, si… estoy en el restaurant… no, todavía no. En un rato voy a pedir una café o un té de boldo, no me decido.” Se escuchó decir a Don Roque, que había puesto la música para simular un ambiente más concurrido, todo mientras Tamara, su propia hija, estaba debajo lengüeteándole el culo perdida totalmente entre esas dos enormes nalgas de cerdo.
- ¡Ay estos chicos! ¡Tomás la última vez estaba obsesionado con chuparme la cola y no paró hasta que lo hizo, está es igual o peor! Hay que hacer algo con eso, no puede ser que estén queriendo meter las lenguas ahí siempre, les va a agarrar una infección o algo… ¡Tienen hijos ahora!
- Es un poco tarde para preocuparse. – Reflexionó Gustavo, sonriendo al ver como aún afloraban vestigios de la vieja Sandra, la más preocupada y sermoneadora. – La tiraste al fuego, ahora no te impresiones si la ves quemarse. Que yo sepa nuestra Tammy salió andando de las brasas bastante bien.
Y vaya que se estaba quemando. La cámara captaba a la perfección como Roque ingería una pastilla (seguramente viagra) y se mantenía sentado firme sobre la boca de Tamara, que era un milagro que pudiera respirar. Cuando dio por finalizada la conversación con su esposa, apagó la música y le dedicó una mirada cómplice a la cámara que su agasajada no pudo detectar.
Sandra, por su parte, algo más encendida con las siguientes escenas del video de su propia hija siendo ajusticiada, comenzó a mamar la polla de su esposo sin despegar la vista de la pantalla. A Gustavo no le importaba demasiado no recibir miradas lascivas, de igual forma llegaba a su vagina con facilidad y la masturbaba sintiendo la temperatura elevándose con el correr de los minutos. Además, ambos estaban abstraídos con lo que acontecía en la pantalla.
“- Era verdad, Dios, sos una mamá sucia ¿No te da vergüenza comerte un culo cuando tenés hijos que alimentar?” Dijo Don Roque y Sandra detuvo su monótono cabeceo por unos momentos. El viejo comenzó a juguetear con las tetas de la morocha y eso, le dio mucha impresión, más que nada por la manera en la que estrujaba sus mamas haciendo saltarle la leche.
- Que dolor, es un hijo de puta, no pensé que haría algo así… ¿Por qué no las chupa y listo? Está desperdiciando todo, haciéndole doler por doler.
- ¿Te estás arrepintiendo o me parece a mí? – Dilucidó. – Mira que el video no va ni por el diez por ciento… si no te gusta ahora dudo que te guste después.
- No, no, para nada, es solo que… ella es de carácter fuerte, si a mí alguien me aprieta así los pezones y me cachetea las tetas mínimo le arranco un huevo de un mordisco, creí que ella haría igual.
- Ella lo está haciendo por mucha plata.
- ¿Y eso lo justifica? Al final sos peor que yo… - Expresó casi sin darse cuenta de que se ponía en una posición digna de Cruella De Vil.
- ¡No me pases la bola a mí que no soy el único responsable he! – Se cansó de sus histeriqueos mientras Roque explicaba que la pastilla ingerida se trataba de un viagra equino pensado para sementales. - Y ponete a hacer algo o me hago una paja… tanto que querías esto y ahora que la van a “ajusticiar” como decís, te ablandas.
En la pantalla, el viejo acomodaba su voluminoso cuerpo cubriendo el de Tamara hasta casi taparla por completo, acarreando esa gigantesca probóscide que le colgaba como a un caballo, al meterla, no había que ser anatomista para entender que podía dejar a cualquier vagina como la manga de un mago.
- Es enorme, capaz esas pastillas se la expandieron, es anormal, es…
- ¡Bueno, bueno, me vas a hacer poner celoso! – Intervino Gustavo viendo como su esposa, ahora sí concentrada el video dejaba de lado su histeria y comenzaba a enfundar el falo de su esposo. Dándole la espalda, Sandra expandió su voluminoso culo ocupado por el dildo y al frotarse la vagina con el glande de Gustavo, lo enfundó con celeridad.
- Oooh, oh, rico, rico, no te pongas celoso, algo tan grande lastima, y se nota por como la hizo gemir.
Al penetrar la vagina de su esposa, sintió la forma cónica redondeada, cuasi de torpedo del dildo en la habitación continua. Era una sensación deliciosa.
- No pensé que el viejo le daría con tanta… vehemencia. – Expresó el hombre manteniendo los glúteos separados para obsequiarse la visión de la joya de fantasía del dildo subiendo y bajando como un talismán de hechicero. Era de ilusos pensar que tras muchos años de casado un hombre de verdad le perdería el encanto al orificio astringente de semejante mujerón.
Pronto, aunque la pareja continuó con la cópula como Dios manda, no les fue posible ignorar el elefante en la habitación: los gemidos de Tamara. Era ensordecedores, lastimeros, ese falo la estaba reventando y Sandra, casi que, por la impresión y la sorpresa, no estaba mirando con tanta concentración como antes. Ni el continuo aplauso de sus carnes impactando lograba menguar el alcance de esos chillidos.
- Estoy sorprendida de que haya podido salir caminando. Es brutal. – Admitió girando su rostro con la congoja visible en el rostro. - ¿Y después se lo mete en el culo?
- Amor, la función recién empieza, creo que lo mejor va a ser sacarlo y…
- No, no, quiero ver, quiero ver el límite de nuestro retoño, quiero verla a tope de sus capacidades.
Como una boxeadora campeona que ve a una retadora ascender posiciones, que pretendía estudiar su mejor combate antes del enfrentamiento, Sandra observaba su desempeño ante una parada muy difícil como Roque, y no podía creer todo lo que veía, desde el rimming que debía ser un asco hasta esa cópula animalista.
A todo eso, mientras Sandra era un batiburrillo de pensamientos, su esposo aprovechaba. Tomándola de una pierna, comenzó a penetrarla con ahínco viendo tanto el espectáculo en la pantalla como el de esas grandes tetas bamboleándose… aunque notaba que algo no andaba bien.
“- ¿No tan jetona ahora he? ¡Que te haces la mosquita muerta si te encanta la pija, putita, se te notaba de pendejita que habías salido tragaleche!” – Dijo Roque en la pantalla y Sandra hizo una mueca de visible disgusto: - No me está ayudando… no debí tirar la idea, ese hijo de puta se propasó.
- Hace cinco minutos que te estoy chupando el pie y ni te diste cuenta, mejor voy a sacarlo, te está afectando a pesar de que sabes que ella está bien. – Se percató mientras su amigo, maestro, y profanador de su retoño seguía soltando una caterva de insultos machistas que atrasaban medio siglo.
- ¡No, no! – Se opuso la blonda nuevamente. – Ella estuvo ahí y se la banco, yo al menos tengo que tener el estómago para verlo…
- Como quieras.
Los minutos pasaron y Gustavo no notaba a su esposa tan compenetrada como antes, y por compenetrada quería decir, lubricada. Lo que pensó que la iba a dejar suave como tobogán de parque acuático, más bien la estaba… perturbando. Ni siquiera que pusiera una mesa frente al sofá para que le diera contra ella desde atrás estaba ayudando, por lo general esas posiciones tan impúdicas la encendían como dinamita del Coyote y ese día, no resultaba.
Tan distraída estaba que, en una ínfima pausa, le abrió un glúteo para girar el dildo en su ano y retirarlo hasta el centro del juguete, para poner al ano en tensión, luego lo volvía a ingresar y así continuó jugueteando mientras le daba caña a su vulva... dicha acción, no tuvo reacción en ella.
A él tampoco se le hacía tan fácil ver ese espectáculo, no podría ser así de desconsiderado con su niña consentida. Aunque podía ser algo más “salvaje” que Tomás, no llegaba ni a una pizca de la agresión que a Roque le nacía naturalmente.
El video poco a poco fue robándose toda la atención. Las palabras del porcino eran tan nauseabundas como su forma de ser y no se guardaba ninguna obscenidad para sus adentros, en especial cuando llego el turno del anal y este renegaba intentando penetrar el culo de Tamara y al no poder, le propinaba nalgueadas que sonaban como latigazos. “¡Dale, puta, deja de cerrar el anillo que para esto te pague!” expresaba dejando en claro que no se iba a salvar de su violenta sodomía, y cuando esta por fin llegó, Sandra para su sorpresa comenzó a disfrutar.
- Sabía… que tenía un límite… era imposible que fuese… perfecta en todo, la borrega… salió de mi vientre, no podía ser mejor que yo. – Expresó mientras Gustavo le bombeaba el útero dejándose caer sobre ella mientras estaba aferrado a sus piernas. El hombre también sintió un ligero picor húmedo en las paredes vaginales cuando Roque y Tamara concretaron el violento sexo anal frente a la pantalla. – Ella fue la que inicio todo esto… la que pervirtió a Tomás, nos pervirtió a nosotros, todo lo que toca lo pervierte, ya era hora de que alguien superior en perversión le dé una lección y le bajara los humos.
Gustavo sonrió, al parecer a su esposa que le abrieran la vagina también le soltaba la lengua.
- ¿Eso era lo que tanto te preocupaba? ¿Que no tuviese un punto débil como cualquier persona de bien? ¿Qué fuese una especie de diosa del sexo imbatible? En vez de competir deberías agradecer, gracias a ella y sus ideas tuvimos las mejores experiencias que unos papás pueden tener. – Preguntó sintiendo que sus ojos querían independizarse como los de un camaleón, queriendo ver la grabación con uno y su mujer apretujada debajo de él con el otro.
“Uuuuh, que apretadito tenes el cortachurros, me vas a reventar la verga” expresó el viejo ya con su morcilla de carne ingresándole a contramando por el culo de su hija. “Como te pesqué, putita, me vendiste tu culito por whatsapp como si lo tuvieras entrenado y esta apretadito como el coñito de una quinceañera.”
- Pensé que mi hija estaba enferma, ahora sé que tiene un límite. – Admitió algo más relajada sin saber con exactitud lo que se venía.
- Todavía no llegó a su límite. – La preparó el hombre. – Esta por realizar actos que ni siquiera yo sé si voy a poder presenciar, no te olvides que es mi consentida.
- ¿De qué estás hablando?
Por algún motivo que Gustavo no conocía, ese momento tan intenso, en vez de despertar desagrado o arrepentimiento, parecía estar surtiendo el efecto que la pareja quería que la curiosa experiencia surtiera… y vaya que era una curiosa experiencia ¿Cuántos matrimonios podían darse el lujo de tener sexo marital mientras veían a su hija filmada en secreto siendo sodomizada por el amigo más repugnante de la pareja? Para colmo, no estaban viendo a su hija y su primer noviecito dando los primeros pasos en el amor, era un acto “hardcore” consumado de los que costaba encontrar en internet en formato amateur. Tamara, ya convertida en todo un espécimen de mujer, estaba sobre el viejo llevando a cabo un anal en full nelson (gracias a Tomás, Sandra se conocía los nombres de todo) y a pesar de la intensidad, parecía estar sobrellevándolo bien hasta que…
- El dildo, el dildo, sacámelo aah, aaah, aaah… - Exigió la mujer mientras su hija mencionaba estar lastimada. – Parece que domaron a la yegüita jeje.
- Sacáteo vos como el otro día, puja hasta que salga. – Exigió dándole una nalgueada en la blanca piel, sumamente fácil de marcar.
- Mmmm atrevido, a vos también esos dos te llenaron la cabeza de ideas.
Para llegar a su primer orgasmo, su cuerpo inoxidable, en parte gracias a su esposo, en parte gracias al video, y otro porcentaje gracias a que contrajo su esfínter y expulsó el torpedo plateado brillante, irrigo su vagina con el fruto de su orgasmo obsequiándole a su esposo la lubricación que necesitaba para correrse.
Tras un intenso bombeó casi silencioso, en el que sus labios se encontraron y por unos instantes ignoraron lo acontecido en la pantalla, el matrimonio concretó el juego que habían amasado por tanto tiempo: Había tenido sexo observando a Tammy siendo sodomizada y lo mejor de todo era que la noche recién comenzaba… o eso creyeron.
- Uuuh, dios, que aguante tiene el viejo, yo voy necesitar unos minutitos. - Admitió Gustavo, que, gracias a ese subidón de temperatura, pudo sacar el pene de entre los labios vaginales dejando un rastro seminal con él, casi como los referís al marcar la posición de la barrera.
Sin embargo, como un 3ero en discordia, como una entidad que clamaba atención, el video filmado por Roque continuaba y estaba llegando a un grado de fetichismo para el cual no estaban preparados, en especial Sandra, que tapó su rostro con las manos al ver el estado en el que emergió la verga del culo y tuvo que ahogar un grito cargado con demasiadas sensaciones como para describirse, aunque entre todas ellas, una era de arrepentimiento. A pesar de la distancia de la cámara, se notaba que esa verga estaba empantanada desde el nacimiento del tronco hasta la punta del glande.
“Dejala como estaba antes y lo damos por finalizado, dale, aprovecha ahora que esta calentita, fría es peor.” Dijo Roque poco antes de que Tamara decidiera hacer lo más difícil de ver para una madre (y un padre).
- ¡Ay no, está enfermo, está enfermo! ¡Mira lo que le hizo hacer ese hijo de…! No hay suma de dinero que justifique esto, no hay… no hay. ¡Encima lo está lamiendo todo!
- Mejor lo sacó. – Aunque Gustavo se ató la bata y se levantó para retirar el pendrive, muy consternado con el resultado de toda esa jugarreta (que más que enseñarle una lección a su hija, se la había enseñado a su esposa) una mano lo detuvo.
- Tengo que verlo. Hasta el final… yo le metí en eso y tengo que tener el estómago para verlo, es lo mínimo que puedo hacer.
- ¿Por qué te torturas? ¡Me estas volviendo loco! – Se exasperó por fin agitando las manos como si espantara un enjambre invisible. - Querías que le dieran una lección, que le bajen los humitos y lo conseguiste, querías ver si la “mocosita”, como le decís, tiene un límite y… bueno, diría que lo tiene, no parece que lo esté disfrutando… aunque tampoco la noto muy asqueada y no para y no para de comerse la…
- ¡Pero no quería que fuera así! ¡Le está haciendo comer toda la…! Aaggckhh.
Nunca pensó que una velada que comenzó con él bañado, perfumado, en bata y encendiendo románticas velas pudiera terminar tan mal, viéndola correr al baño presa de náuseas y sosteniéndole el cabello de oro de su esposa que, inclinada en el inodoro, tenía unas arcadas que vaticinaban un inminente vómito.
- Esto me trae recuerdos. – Mencionó tratando de sacar charla. – No eras de ponerte en pedo ah pero cuando lo hacías, jaja ¿te acordás de esa vez que casi me bañas? Me corrí justo.
- Me siento pésima y solo sé de una forma de enmendar esto. – Mencionó con un hilo de voz. – Le hice pasar un momento tan desagradable que ni lo puedo entender, es algo que no puedo procesar… ella, mi hija, que es tan fuerte, ella que tiene tanto carácter, rebajada a eso, ahí inclinada chupando toda esa mierda, dejándole la verga limpia de caca…
Sus propias palabras le provocaron una nueva arcada, profunda como uno de esos aborrecibles cantantes de música pesada que parecen hablar en el idioma de diablo.
- ¿Amor? ¿Estás bien? – Se preocupó corriéndole el cabello a un lado y acariciándole la espalda desnuda. – Ya está, amor, te estás acomplejando por algo que ya pasó, no tiene caso que te culpes, sé que se excedió y aunque el dinero no es todo y te parece que cualquier suma que le hayan pagado es poca, ella puso la cifra más abultada que se le ocurrió y él cumplió; estás viendo un problema donde ya no lo hay. – A pesar de sus pobres palabras de consuelo, Sandra no contestaba. – Amor… ¿Amor?
- Creo que… no voy a volver a comer bananita Dolca en mi vida. – Dijo por fin visiblemente compungida, con la voz rasposa antes de volver a tener arcadas. - ¿Está Tomás en su casa?
- No, la licencia inventada se terminó y ahora está cubriendo a un compañero a contra turno ¿Por?
- Mejor. Tamara está sola, voy a enmendar el daño que hice de la única manera que sé…
WaifuCon
Hernán, casi engatusado con los encantos del regalo de su padre, insistió y acompaño a su padre a dejar a la morocha a su casa. Sentado en el asiento trasero junto a ella, conoció mucho más de su vida y se maravilló con el dato de que había sido una cosplayer de Instagram de fama aceptable.
- ¿As pensado en volver a tus raíces?
- Siempre estoy volviendo a mis raíces… - Pensó en voz alta, diciendo algo que el joven no entendió del todo. – Cuando te muestre mis cosplays vas a ver que tenía un mejor cuerpo, o uno diferente. Ser mamá te cambia al 100%.
- No veo el problema, lucirías cualquier cosplay más que bien, este mes se va a hacer la “WaifuCon”, promete ser la 4ta convención de cultura geek más grande del país… no es la Comicon obviamente, pero promete enfocarse en el cosplay y ofrecer varios concursos con premios.
- Puede ser, lindo, puede ser. – Le restó importancia ensimismada en una reflexión repentina.
Tammy no podía dejar de pensar que comenzaba a tener una crisis de identidad… Otaku, cosplayer, e-girl, prostituta, ahora ese jovencito la había llamado milf no sin argumentos y ella sabía bien que además de todo eso, era incestuosa, se caía de maduro preguntarse que era en realidad, cuál era su verdadera cara, qué era Tammy en realidad.
- Otaku… hermana otaku. – Susurró viendo su rostro sonriente reflejándose en la ventanilla. – Mándame los datos, voy a ir, me llevo bien con los otakus.
- ¡Vamos! ¡Tammy vuelve al cosplay! – Festejó cerrando el puño.
Adelante, al echar un vistazo disimulado, Tammy notó que Roque tenía una sonrisa boba de oreja a oreja y sus pequeños ojos cetrinos brillaban como adornos de navidad. Sin dudas escuchar a su retoño confabular tan bien con Tamara le había tocado una fibra sensible, quizás su fruto había logrado algo que él nunca había logrado: traspasar la relación cliente/prostituta.
Cuando llegaron a casa de Tamara, Hernán quiso bajarse a intercambiar unas últimas palabras de despedida.
- No seas boludo, hijo, todo lo que hizo fue porque es su trabajo. – Le alertó desde la ventanilla del auto con brusquedad. – Te informo que ilusionarse con ella no es barato.
- No es cierto, le deje hacer cosas por gusto, Don Roque, su hijo es un amor. – Lo contradijo dándole un sonoro beso en la mejilla. – Es muy bueno en todo lo que hace y espero verlo en la “WaifuCon”.
- Bueno, bueno, apurate Henry que me tengo que ir.
- Sobre eso… - Mencionó Hernán alejándose del auto para que su padre no escuchara. – A la convención va a ir el abogado de Chris Chan, Mario Castañeda, Mike Matei de Cinemassacre y de cosplay hay varias confirmadas como La Alquimista de Acero y…
- Jajajaa, ya veo a donde va a estar todo el presupuesto, Castañeda te cobra por letra, para que diga Kame-Hame-Ha tenés que hipotecar una casa. – Mencionó rememorando sus visitas a varias convenciones en su adolescencia, dónde la presencia de la voz de Goku en Latinoamérica era fija. – Igual, bonito, no soy boba, me parece que no es lo que me querías decir. – Notó además de darse cuenta de que dicha convención no prometía mucho.
- Pensaba ir con mis amigos, y si ven mis videos y fotos con vos no sé si me van a creer que salgo con vos, digo… que alguien como yo salga con alguien como vos, yo tampoco lo creería. – Expresó con cierta dificultad, dando más vueltas que un carrusel. – Entonces quería saber si… si es que nos ven juntos, si no les decías que…
- Ay bonito, si tengo que decir que soy tu novia, lo digo. Aunque vaya con mí, em… esposo, no tengo problemas, corazón. Vas a quedar como un campeón con las fotos, los videos y cuando nos veamos en la WaifuCon, vas a quedar como un rey, no te preocupes. – Lo tranquilizó mientras abría la reja de la entrada y le guiñaba un ojo de manera cómplice.
- Entonces nos vemos ahí. – Se despidió tímidamente.
Tamara lo tomó de la quijada y le estampó un jugoso beso en la boca que lo dejó regulando. “Y pensar que esa boquita estaba en mi culo hace un rato jijiji”
- No pienso pagar por ese he. – Intervino Roque desde el auto. – Dale, pendejo, podes tener besos gratis si salís a bailar como todos, y son más baratos.
- Después de esto bailar me parece de boludos.
- ¡Ja! Tranquilo campeón, no te me embales que recién estas empezando… chau nena, un placer hacer negocios. Hasta la próxima. – Se despidió sin mucho interés, arrancando su nave y perdiéndose en la siguiente esquina… fue ahí cuando notó que estaba el auto de su madre estacionado en la sombra, frente a la casa del vecino que tenía un palo borracho que, casi, que le daba sombra a toda la cuadra.
- ¿Habrá pasado algo? Raro que me visite a estas horas. – Sospechó Tammy ingresando en su casa sabiendo que Tomás se encontraba cubriendo un turno y, si su madre la visitaba, su momento a solas de paz y tranquilidad estaría arruinado.
Continuará…
Regreso a las raíces
Tras ese pequeño anticipo en el vehículo Tammy tuvo un aluvión de recuerdos. Y no porque haya estado en esa casa de decoración paleolítica (le trajo desagradables recuerdos del despacho de Dolores Umbridge) Tampoco recuerdos de su anterior aventura ligada a la prostitución porque esta vez el fruto se había alejado mucho del árbol que lo procreó … tuvo un desborde de recuerdos porque mientras besaba Hernán contra una pared de la sala, metiéndole la lengua en la boca, envolviéndolo con su cuerpo mientras sentía su respiración agitada soplándole en la cara, ese muchachito se parecía mucho, mucho a su Tomás.
Era un muchachito como su hermano lo fue, que no había tocado un par de tetas aún, quizás no había repartido beso alguno y menos que menos había visto los tesoros mejor guardados de una señorita. Tenía entre dos o tres años menos que Tomás cuando le besó la boca por primera vez.
- ¿Te gustan mis besos, Herny? Sos un nene muy lindo. – Le dijo acariciándole el rosto como toda una enamorada. Sin dudas nadie podía reprocharle que Tammy disfrutaba de su trabajo y disfrutaba de hincar el diente en carne tierna y vulnerable para variar.
- Mucho… - Le dijo con timidez antes de que ella volviera a besarlo.
- Comúnmente las putas no solemos besar en la boca, les dejamos eso para las novias, como me gustas mucho y estás soltero igual te voy a besar mucho ¿Si? – Le habló en el tono más meloso que pudo, ese tono capaz de fundir hasta las voluntades más férreas.
- Me parece bien. – Aceptó dibujando una sonrisa bobalicona antes de que Tamara agarrara las cadenas que colgaban de su cinturón y lo condujera a una habitación polvorienta.
- Ese sillón estaba horrible, si nos sentamos va a levantar una nube de humo como una granada de gas del Counter-Strike, y aunque la cama no está mucho mejor vamos a estar más cómodos ¿Te parece?
- Donde quieras. – Aceptó tras prender la luz y se comía al obsequio de su padre con la mirada. – La abuela Marisol está descuidando mucho la casa últimamente, tiene serios problemas de juego y se exilia en sus casas de veraneo.
- Pobrecita, tener que esconderse en casa de veraneo, un suplicio. – Bromeo tras ver que Marisol en sí, era adinerada como todos en la familia de Don Roque y sin dudas no merecía su lástima.
- Intentamos enviarlas a grupos de…
Tammy no iba a tolerar perder el tiempo. Ese jovencito no iba a tener una noche entera como tuvo su padre hace pocos días, tenía que aprovechar y dedicarse menos a la cháchara, por ende, lo arrinconó contra una pared por segunda vez y le comió la boca con pasión. Una de sus manos le acarició el vientre y mientras su lengua lo mantenía hechizado, paralizado de placer como si exudara algún tipo de veneno, su mano automatizada lo liberó del cinturón, desabrochó el botón del pantalón y tras bajar la bragueta, hundió su mano dentro de su ropa interior para tener contacto de primer tipo con sus genitales.
Estaba nervioso, un poco inhibido, se notaba que su polla, aún en desarrollo, no estaba lista, Tammy tenía que trabajar más duro para verla crecer.
- Tranquilo, lindo, dame tu manito, relájala. Acá te tengo algo que te va a gustar. – Con suma tranquilidad, llevó una de las manos de Hernán a su teta y la coloco contra ella asegurándose de que se la palpara. - ¿Te gusta mi teta? Es toda para vos.
- Si… es muy suave, y calentita. – Dijo casi temeroso, como si no pudiera creer la suerte que estaba teniendo. Su mano, con cierta timidez le presionaba la mama y le rozaba el pezón con el pulgar.
- Apretá un poquito más, pellízcame también. Eso me gusta mucho. – Le pidió mientras descubría su otro seno y le indicaba que también debía palparlo.
Así, mientras él se daba el gusto de manosear sus primeras tetas, Tamara lo besó con mucho empeño sin dejar de acariciar tanto su verga como sus bolas, arrinconándolo contra la pared como si quisiera fundirse con él, compartiendo el mismo aire, mezclando sus perfumes y sintiendo los olores de sus cuerpos, todas esas sensaciones afrodisíacas comenzaron a surtir efecto y Hernán se olvidó de que debía estar erecto y tan solo disfrutó, disfrutó de su beso, de su contacto, de su pasión, y por olvidar, su pene recordó y se alzó en toda su gloria.
- De tal palo tal astilla. – Susurró Tamara apoyada contra el muchacho, observando como en su mano reposaba una verga suculenta que prometía mucho, en especial cuando cubrió el prepucio que aún cubría su glande y lo descubrió para desnudar la enrojecida cabeza de hongo. Aún le quedan unos pocos años de crecimiento y sin dudas había heredado lo mejor de su padre.
- Veni, sentate, ponete cómodo, ya es hora de que me ponga a trabajar.
Había algo sumamente especial en darle los primeros arrancones al motor sexual de un principiante. En ser la primera en dejarse ver desnuda por él, en verlo desnudo a él, en entrar en contacto íntimo con su genitalidad utilizando su boca.
- Trata de aguantar un poquito, por más placer que sientas. – Le pidió antes de arrodillarse entre sus piernas y comenzara cabecear con suavidad y profundidad, procurando ir desde la punta de glande, a la que envolvía con sus labios carnosas, hasta la base del rabo, hundiendo su nariz en los vellos púbicos rulientos del joven, de esos que recién están germinando y todavía tienen bastante por crecer.
- Ohh, ohh, uuuh… aaah… - Jadeó Hernán a medida que Tamara incrementaba la velocidad de su cabeceo y le tiraba el cuerito de la verga con más fuerza, siempre procurando salivar en todo el glande para que sintiera cada roce con su boca húmedo y caliente.
- ¿Te gusta he? A mi más. – Le confesó en una pausa en la que le paso la lengua por la base del glande, recolectando una ínfima porción de la escandalosa sustancia conocida como smegma. Era natural, después de todo había dejado su casa engañado creyendo que iría a pescar, sin saber que le sobarían la verga. Quizás se había masturbado la noche anterior o en la mañana y se le había formado un poco de queso de hombre, aunque en una cantidad casi imperceptible. Quizás su padre lo había apurado y no se había podido limpiar con propiedad, o quizás por su juventud no tenía un sentido de la higiene, quien sabe.
- Interesante. – Susurró Tammy notando el potente olor que la sustancia le dejo en la boca, aún más que su sabor. – Es algo que tengo que probar más seguido, le voy a decir a mi hombre que me prepare un poco.
- ¿No te molesta? – Preguntó algo preocupado al verla juntar su smegma con recelo y degustándolo como una sommelier de vinos.
- Para nada, bonito, además que no se te olvide, es mi trabajo. – Dictamino regresando a su cabeceo, sin percatarse de que el morbo de haber ingerido su queso, de haberlo probado y regresado al trabajo como si nada, había sido demasiado para él.
“Acá viene, se va a correr… bueno, me va a ayudar a sacarme el sabor del smegma de la boca.” Pensó notando todos los síntomas de una inminente eyaculación, entre ellos, jadeos masculinos.
- Uh, uhh, aah, no pudo contenerlo, uuuuh ¡Perdón! – Gimió tomándola de los cabellos con fuerza y reteniéndola con el pene en la boca que, en un sacudón, libero su leche por doquier, como una manguera de bomberos fuera de control dentro de su boca, tapizó sus mejillas de semen, Tammy pudo probar la leche pura y sin pasteurizar responsable del queso que había probado.
- Es lógico, no te preocupes cof cof, fue mucha lechita. – Dijo viendo como al soltar la verga esta caía medio muerta. Acto seguido, juntó un hilillo de leche que le quedó colgando y se lo llevó a la boca. – No hay problema, todavía me quedan armas para hacerte pasar un cumpleaños soñado.
- Ya de por si es mi mejor cumpleaños.
- Para nada, esto recién empieza corazón.
Tammy se incorporó y frente a él, se dio vuelta para comenzar a desnudar sus carnes pagas. Al bajarse el pantalón elastizado, procuro enseñarle el voluminoso culo entangado de costado al mocoso, para que notara su volumen. Luego, para sacarse el pantalón de los pies, se inclinó al máximo frente a sus ojos para que le comiera la empanada con la mirada. Hernán vio como tenía el hilo tan metido que este se hallaba prensado entre las arruguitas del ano, como un pequeño pico de pulpo sosteniendo un alga.
- Yo te vi la pija linda que tenes, te la toqué, te la chupé y te la exprimí, ahora te toca a vos tocar una buena concha ¿Estás listo, bebé? – Preguntó elevando una pierna de forma sugerente para dejarla subida al colchón, conservando el calzado puesto y el cinturón con brillantes y calaveras en la cintura. Sin dudas sabía muy bien que a veces conservar ciertos elementos de su outfit le daban más puntos de sensualidad que desnudarse al completo, por ello había escogido el pantalón elastizado, que podía sacarse sin necesidad de descalzarse.
- Sí, sí, estoy listo. – Expresó viéndole la empanada remarcada por la tanga antes de que Tammy le tomara una mano y lo condujera a ella.
- Parece que tengo que indicarte todo paso a paso, vamos, soy tuya, bebé, hace conmigo lo que quieras. – Dijo dejando su mano por sobre el diminuto triangulito de su tanga, sobre su vagina. Hernán la acaricio sintiendo las diferencias de temperatura y humedad que había en los labios carnosos y el centro humedecido entre ellos, sin dudas era un pequeño valle de colinas pronunciadas y un caudaloso riachuelo que las dividía. Pronto se animó a verla y corrió la pegoteada prenda para desnudar su vagina y palparla tímidamente con sus yemas… le dejó los dedos aceitosos de inmediato, separando sus labios para exponer su corte rosado a la vez que le palpaba los labios sintiendo su textura tan erótica.
- ¿Te gusta mi concha? – Preguntó observándolo cautivada por su inocencia interrumpida y sus maneras decorosas de explorarla. Pocos se detenían a analizar que aquellos que tocan con mucha experiencia a cuestas dejan tanta huella como quienes tocan por primera vez, ambos lo hacen de una manera sumamente especial e inolvidable que provoca un candor erógeno con cada roce inédito.
- Si supieran la conchita que estoy tocando mis amigos… no me cargarían, no me dirían Agustín a cada rato.
- ¿Agustín? – Peguntó descolocada mientras ella misma se habría los labios para enseñar su perla carnosa que coronaba su deseado monte de venus.
- Por el de Gran Hermano, soy libertario como él y… bueno, ya saben que soy virgen, así que se ponen un poco pesados con eso. No debí decirles que soy libertario, la culpa fue…
- ¡Nada de eso! Vivimos en democracia, bombón, vos vota a los que quieras, todos nos cagan por igual, lo que tenes que hacer es sacar el teléfono y sacar unas fotitos para cerrarles las bocas a esos giles. – Tammy lo tomó del rostro y lo volvió a besar mientras mantenía una mano de él apresada entre sus piernas, dos de sus dedos habían encontrado su orificio vaginal y la tenían agarrada como la carne de frigorífico queda agarrada a un garfio. – Dale, saca fotitos, así después me presumís con tus amigotes, eso sí, no seas “tontín” y no digas que soy puta ¿Entendes? Decí que soy una amiguita tuya, invéntate algo que te deje bien parado.
- ¿En serio? ¿Puedo tomar fotos? – Pregunto mientras Tamara le pasaba la lengua por los labios inclinada sobre él y lo masturbaba con calma. Debido al continuo contacto de su mano con su vagina, a su beso, a su morboso tono de hablar, volvía a sentir dureza entre su palma y sabía que pronto estaría listo para perder su virginidad de una vez y para siempre.
- La pregunta ofende, toma las fotos que necesites para callarles las bocas, que se ahoguen de envidia.
Lo que le siguió fue casi una sesión fotográfica que sirvió para subirle la moral al agasajado y para carburar los motores de la felatriz... foto a foto, su vagina se lubricaba mejor y la verga de Hernán crecía hasta llegar a su medida máxima.
Se sacaron fotografías besándose como una parejita amorosa, incluso lengua con lengua y una más ATP con Tammy besándole la mejilla. La fotografió pasándole la lengua por la verga (“no sé si mostrarle está a mis amigos, se siente raro que les muestre la pija”) fotografío las ubres desnudas mantenidas juntas con sus manos (“cómo le gusta hacer al Maestro Roshi”) y luego con una en la que le palpaba un seno con suavidad, pellizcándole un pezón del que salía una pudorosa gotita de leche.
- ¡No se van a creer que estuve con una milf tan buena! Sos toda una Chi-Chi, aunque sin lo rompe pelotas jeje. - Dijo mientras seguía pellizcándole el pezón para que saliera leche. Quería tener una foto de su pezón con una gota del alimento materno.
- ¿Milf? ¿Cómo? ¡Oiga, es verdad! Lo soy, es que soy tan pendeja todavía que no asimilé que soy una milf, técnicamente. - Aunque no lo dijo, una vez había hecho un cosplay de la esposa de Goku y dichas fotos habían quedado en el limbo debido a que, desde el nacimiento de sus gemelos, suspendió su cuenta. - ¿Entonces te gusta Chi-Chi? Otro día, si logro recuperar unas fotos de cuando era cosplayer y me pasas tu número, te puedo enviar una sorpresita que te va a encantar.
- ¡Obvio que te paso mi número! ¿Con todos tus clientes sos tan generosa?
- Es un trato, igual seguí tomando fotos, que tus amigotes se mueran de las ganas.
Luego pasó a capturar su vagina tanto abierta por los dedos de Tammy como por los de Hernán. Estaba tan mojada que tuvo que correr un poco de flujo con el dedo para que se le viera el agujero, aún así Tammy era un grifo abierto y seguía generando del afrodisíaco lubricante. Por último, la morocha e-girl se guardó lo mejor para el gran final, un final que seguro iba a hacer que se le cayera el celular de las manos.
- Sacame una fotito a esto, seguro te van a venerar como a un dios. – Dijo incorporándose, dándose vuelta y abriendo su culo de par en par tanto que hasta sintió el aire entrando en sus agujeros.
- Dios… que hermoso culo. – Susurró demostrando que tenía algo del ADN de su padre ya que sintió su dedo estirándole el asterisco, sin dudas indagaba con su mirada queriéndole ver hasta los intestinos desde su claraboya de carne. – Sí, con esto, no sé… capaz hasta me hacen un monumento.
- ¿Ves que bien come el Goku? Hoy Chi-Chi es toda para vos…
- Goku es un boludo, la descuida a Chi-Chi, yo no sería como él.
- Así me gusta, con un culito como el mío mejor que entrenar para ser el mejor en la cama ¿No te parece?
Tammy permaneció así, expuesta, con su ano oscurecido tan expuesto como estirado mientras Hernán lo fotografiaba sin parar, casi de forma descontrolada. Como esos que quieren fotografiar algún fenómeno astrológico efímero y toman fotos en modo ráfaga, con la esperanza de que alguna de la tanda sea de calidad. Tamara incluso relajó y contrajo su esfínter para que el agujerito se abriera y se cerrara como una boca de pez y pudiera tomarle fotos en todas sus formas, con cada segundo que pasaba, así de abierta, así de entregada a los ojos del muchachito y su cámara, se calentaba más y más.
- Meteme un dedito, sentí como lo tengo de apretadito. – Exigió invitándolo con un guiño de culo.
- Sí, me encantaría. – Aceptó y sin lubricar ni nada, tan solo frotándole la yema en las líneas concéntricas del asterisco, le introdujo un dedo travieso rumbo a su interior y Tammy se lo apretó para que sintiera el agarre de su anillo. – Oooh, está calentito, y muy apretado ¿Te lo cogieron alguna vez? Perdón si mi pregunta es…
- Muchas, muchas veces. – Lo interrumpió. - ¿Te gusta? Te dejo jugar con mi culo todo lo que quieras, es tuyo también.
- Sí, me encanta.
En los siguientes minutos Hernán trató al ano de Tammy como su juguete y ambos no podían estar más complacidos. El dedo del joven retrocedió y avanzo a distintas velocidades siendo apresado por el anillo de cuero, lo giro hacia arriba, hacia los lados y hacia abajo, también se atrevió a hacer ganchitos para sentir el interior carnoso y rugoso de Tammy.
- Mmmm que rico, seguí, seguí… se siente tan bien. – Lo alentó Tamara mientras comenzaba a frotarse el clítoris por delante. No había nada como una buena tanda de jugueteo anal combinado con estimulación vaginal. - Luego pasó a fotografiar la acción, tratando de estirarlo lo más posible para tomar un primer plano del culo y de su dedo en él, así como probar que tan profundo podía llegar rumbo a su interior…
- No aguanto más, ahora vas a tener que cogerme o voy a reventar como Vegeta cuando quiso matara Majin Bu, pero antes…- Dejándolo sin palabras, Tammy se dio vuelta y esos dedos tan atrevidos como sucios que la exploraron impúdicamente los tomó para chuparlos como si fueran un delicioso helado de agua, asegurándose de chupar cada uno de ellos desde el nudillo hasta la uña. – Ahora sí, hora de robarte la virginidad.
- Creo que me zarpé, saque como 30 fotos, todas de tu culo ¿No te molesta si se las muestro? – Preguntó viendo como Tamara comenzaba a frotarse la vagina contra el glande. La traía tan caliente que sus flujos quemaban como el agua hirviendo.
- El pack es parte del combo del regalo, podes fotografiar y filmar todo lo que quieras, lo que no podés hacer más es preguntarme lo que podés o no hacer ¿Está clarito nene?
- Sí.
Y así sin más, sabiendo que no tenían todo el día y se habían excedido con la previa con tanto franeleo, Tammy le aplico un clásico y efectivo snu-snu de toda la vida, sentándose en él y agitando sus voluminosas carnes enfundando su sable hasta hacerlo desaparecer al completo. Hernán, por fin en silencio, se deleitaba tanto por el chapoteo constante de su pene en la cálida vagina como con la visión de las tetas de Tammy, frente a él, saltando como dos peras de boxeo siendo impactadas.
- Ahh, aah, aah, así, así, aguanta un poco, vamos, sé que podes ha, aaah,aaaah, se siente muy rico. – Lo endulzó disfrutando de verdad con Hernán abrazada a él como si tuviera miedo de caerse. Poco a poco el jovencito se fue soltando y comenzó a menear a la cadera de forma sincronizada con ella haciendo del coito todo un deleite para ambos.
Las carnes chocaron la canción favorita de Tammy, ese delicioso repiqueteo seco sin nombre pero tan viejo como el tiempo mismo, “tap, tap, tap, tap, tap, tap…” Sonaba sin interrupciones, sin pérdidas de tempo, sus cuerpo conectados formaban un solo instrumento y el pendejito demostraba tener buen oído.
- Eso es, así me gusta, lo estás haciendo muy bien como todo un hombre.
Para estar más cómoda, Tamara se desnudó por completo sacándose el cinturón con brillantes de fantasía y el top negro, para así dejar a sus tetas más libres, aunque no fueron libres ni por dos segundos porque Hernán se las apresó y como si fuera su hijo no reconocido, proclamo como propia su ambrosia de madre alimentándose el cuerpo escuálido con su leche.
- Oh, es muy dulce, más que Chi-Chi debería decirte Milk…
- Vamos, mi Goten, seguí, seguí bebiendo de las tetas de mami. – Lo alentó a seguir succionando de sus endurecidos pezones, cada vez más inflamados por no tener ni unas pocas horas de descanso entre sus gemelos, su hermano, su padre y, además, sus clientes.
- Mmmm que rica, que rica. – Murmuró Hernán sin dejar de beber de su teta. – Me encanta ser tu Goten, amo los mangas de madre e hijo, “Kamesutra” es mi favorito... – Soltó así sin anestesia casi como una confesión religiosa. Tammy, entre contorsiones de placer, no pudo evitar dibujar una sonrisa triunfal al conocer esas escabrosas páginas en las que Chi-Chi (o Milk según el hemisferio) tenía un encuentro incestuoso con Goten y Trunks. “otro pendejo incestuoso se une al chat. Este nene promete mucho.”
- Aaah, aaah, sí, sí, bébeme toda pendejo pervertido, por fin entendés que todo lo que tengo es tuyo, mi leche también. – Lo alentó acariciándole el cabello y siendo ella misma la que se estrujaba un seno para facilitarle la lactancia. – Abrí la boquita, mi Goten, Milk te va a regar con su lechita… aunque estás un poco crecidito para que te amamante ¿No te parece raro que tu mami te siga dando la leche con tu edad? ¿No es suficiente que deje que me cojas la vagina?
Aunque el inciso dedicado a la lactancia se dilató más de lo que Tamara tenía planeado, de todas formas, disfruto de vaciar sus dos mamas en ese afortunado jovencito. A pesar de que amamantar era una de las cosas más femeninas posibles a hacer, la retorcida mente de Tamara veía el arte de traspasar su leche a otro, casi como su manera de eyacular… y era tan placentero que comenzaba a tener la certeza de que no iba a dejar que sus mamas dejaran de producir la dulce ambrosía.
- No sé como voy a hacer para estar sin esto de ahora en más… debutar quizás sea una maldición. – Dilucidó no muy errado el jovencito, lamiendo la última gota rezagada que colgaba de un pezón.
- Bienvenido al mundo adulto, ponerla no soluciona nada, solo te salva del oprobió de ser llamado virgen, de ahora en más vas a querer meterla hasta en un panal de abejas hasta el final... es importante que les muestres el pack a tus amigos, así además de ponerla vas a ocupar el trono del macho alfa – Coincidió batiendo su vagina de forma circular para que el endurecido glande le frote distintas partes dentro de sus paredes vaginales.
La morocha no supo cuántas veces se corrió ni cuánto tiempo duró el coito. Después de un orgasmo no tardó en llegar otro, como una defensa de fútbol vulnerable que, al recibir el primer gol, se hace el 2do sola y así consecutivamente. Ella era de las partidarias de que si se perdía la noción del tiempo entonces el revolcón era de calidad.
Tammy le propinó sus buenos sacudones al pendejo, sentándose en el con tanta fuerza que de ser una fruta le hubiera sacado jugo, aunque la que daba jugo era ella, su entrepierna complacida de disfrutar de una verga de tamaño perfecto, se chorreaba hasta salpicar y cuando cambió de posición en un giro, dejó que la cogiera de perrito a su ritmo, jadeando como una trolita cualquiera ante cada empellón de Herny, agarrado de su cadera como quien se agarra de la barra de seguridad en un carro de montaña rusa.
- ¡Sí, sí, sí, aaah, aaaah, aaaaah! – Gimió alentándolo a que le dé duro y parejo, sacando culo hasta que sintió un dedo introduciéndose en él. – Eso es, eso es, mándame dedo, dale, aaah, aaaah, aaaaah… uuuuh ¡Querés todo de tu Chi-Chi, su concha, su leche, su culo, todo!
- No… tengo… condón. – Se preocupó a último momento, quizás dándose cuenta de que estaba a punto de correrse.
- No importa, después lo resuelvo, ocúpate de lo tuyo que es llenarme el útero de leche. - Lo retó girando y dedicándole una mirada lujuriosa. - ¿O no te gustaría tapizarme la concha de blanco?
- Sí, me gustaría mucho. – Admitió de forma muy bobalicona mientras Tammy volvía a girar para darle la cara, en posición de misionero. – Entonces ahí va, uuuh… me vengo, me vengo…
Apretujándole las tetas en un arrebato feral, el jovencito dio sus primeros empujones a lo bestia y le dijo adiós a su prolongada virginidad eyaculando en el interior de la vagina de Tammy, ya acostumbrada a recibir tributos de esperma primerizos, quizás hasta una especialista en darles a los debutantes el tierno abrazo de bienvenida al bando ganador.
- Te corriste, y mucho, eso es señal de que ya sos todo un hombre… mi pequeño Goten creció jeje – Lo felicitó sacándose la verga de adentro y sintiendo como de inmediato le comenzaba a bajar la leche.
Aunque bien podía ser un broche de oro, Hernán como todo hombre, deseaba más de ese lujurioso cuerpo de hembra frente a él, al que atacó a besos en la mojada boca, en los endurecidos pezones y sin más preámbulos, se incorporó para que la morocha volviera a realizarle una felación.
- ¡Hey, hey, tranquilo! ¡No tenés porque enloquecerte! – Dijo limpiándole todo el rabo impregnado con su olor a concha antes de chuponear el glande como si quisiera darle una jugosa probada a una bocha de helado. – Aunque ya sé que sos un hombre no hay porque acelerarse.
- Pe… perdón, me emocioné, es que no sé cómo voy a hacerme la paja después de esto. – Expresó acostándose y viendo, para su asombro, como Tammy se acostaba sobre él, aplastándolo con su cuerpazo y obsequiándole la bella vista de su culo abierto frente a su cara.
- Te entiendo, para eso tenés el pack, para que me recuerdes después… ¿Ya estas sacando fotos? Podrías hacer algo mejor.
- Sí, lo sé. – Contestó con descaro aprovechando que tenía todo abierto para él antes de atreverse a hundir su lengua en el culo de Tammy. Era algo que no estaba segura de que ocurriría, no todos los debutantes tenían la intriga de saber a qué sabía un buen culo, quizás las dosis malsanas de testosterona recién inoculadas por su organismo lo estaban llevando a tomar decisiones más osadas.
- Mmmm lindo, que rico chupás, seguí, seguí, me encanta que me laman ahí. – Le comunicó Tammy en una pausa de su cabeceo que dedicó para probar sus bolas. Tenía un saco testicular aún más chico que el de Tomás, con pequeños testículos muy redondeados y lisos que eran todo un deleite para la morocha, que además de lamerlos y besarlos para estirarles el escroto, intentaba meter en su boca de a dos.
- Sluurp, sluurp, sluurp, sluurp, mmm están ricas, justo como me gustan. – Admitió Tammy volviendo a succionar sus bolas.
Detrás, a Hernán sin dudas le comenzó a aflorar la vena más Andreoli. No conocía con cuál de todas las esposas había tenido a ese dulce chico, sin embargo, había heredado más de su padre de lo que él quisiera admitir, ni siquiera cuando Tammy sacaba el anillo para afuera, alentándolo a lamer en su centro rosado, el pequeño rufián no se amedrentaba y ella no dejaba de viajar, viajar al pasado.
- Alguien muy especial me lo chupa así, lento y profundo, succionando, besando de cada forma posible. – Susurró cerrando los ojos y disfrutando de esa deliciosa y húmeda lengua hurgando en su ano, recordando esa primera vez en que su Tommy no se había podido resistir al hipnótico llamado de su ojo de culo. – Esto me deja la enseñanza de que no hay caso, cada jovencito que me ve la escarapela quieren llevársela a la boca como bebitos… Todo lo quieren probar, incluso mi culo negro y grande.
Acto seguido, decidida a darle una jugosa lección a Herny, se sentó sobre su rostro separando las nalgas con su mano para que su orificio se conecte a su boca como una mascarilla, y al soltarlas, estas envolvieron las mejillas del jovencito como si fueran piezas de encastre, si alguien los observara de atrás de la humanidad del joven solo vería su cabellera.
- Cuidado con lo que deseas, hay deseos que pueden ser, mortales… - Bromeó disfrutando de estar sentada en su boca, sintiendo su nariz perdía entre la zanja de sus nalgas, prensada por la misma, al aire ingresando con dificultad en él, y por supuesto, a su lengua juguetona sin escapatoria, arrinconada contra el edulcorado ano… A Tammy ni siquiera le importo que una figura silenciosa y calva los observaba desde la puerta con un glorioso gesto de realización.
- Mmm Herny, sos un salvaje, que manera de chuparme el culo, después de la cogida de animal que me diste no esperaba que me des otro regalito así, mmm, aah, aaaah, aaaah… - Soltó tratando de aparentar que no sabía que eran observados. Era innegable que ese chico le había caído tan bien que quería dejarlo bien parado frente a todos sus amigos y su exigente padre.
Las manos temblorosas de Hernán se acomodaron en su cadera para indicarle que quería que se frotara, o eso interpretó ella cuando en realidad se ahogaba. Tammy no se lo pensó y mientras meneó su trasero como hipnotizada en un lento perreo de discoteca, el agasajado comenzó a masturbarse con frenesí, decidido a dar una última acabada dónde sea que esta aterrice… para cuando volvió a mirar a un lado con disimulo, Roque ya no estaba observándolos y volvían a tener intimidad, quizás les dejaría unos cuantos minutos extra…
- Mmm que lejos llega esa lengüita, como me gusta. – Jadeó con saliva chorreándole de la boca como una cachorra sedienta mientras se meneaba. La sensación de la respiración colándose entre sus nalgas con dificultad, y debajo, la lengua intentándose introducir en su culo, era de lo más deliciosa y al parecer, él coincidía con ese adjetivo.
Al parecer tendrían los minutos extra que ella necesitaba para volver a calmar su bestia interior, una bestia que solo parecía poder alimentarse con semen, con morbo, con aventuras sexuales mientras más osadas, más suculentas para sus apetitos. Tammy pensó haber alcanzado un límite varias veces, y siempre sacó perversión de su interior para romper sus límites… como si un soundtrack de un hentai célebre sonara en su mente y le hiciera aumentar su poder morboso base.
Alentada por el empeño del chico por llegarle hasta el estómago, se costó sobre el para succionar el pene del chico una vez más, con una pasión y una entrega que solo les reservaba a su papá y su hermano. Y es que, si tenía que elegir un 3er lugar para completar su podio de amantes, ese chico había hecho mérito suficiente para ubicarse en un cómodo 3er peldaño… aunque el año aún no se terminaba y la competencia en las últimas vueltas prometía ser encarnizada.
Ningún hombre en la vida de Tamara tenía una presea asegurada y el balance de fin de año todavía podía arrojar alguna revelación.
La culpa de una madre
Gustavo no recordaba cuando había sido la última vez que había utilizado velas rojas, velas rojas en su propia casa, en su propio living. Rodeando el sofá con ellas como si este fuera un altar de sacrificios, encendió varias velas posadas en candelabros en mesas y cómodas por detrás y por los lados. Había conglomerado muebles de varios lugares de la casa como si estos fueran entes sintientes y se hubieran reunido para un debate.
- Aunque no es una habitación de hotel Afrodita, va a servir. – Expresó satisfecho, ajustándose la bata de baño y sentándose en el sofá tras dar los retoques finales: echar un puñado de pétalos de rosa en el suelo.
La relación entre ambos, tras sufrir un sinfín de vaivenes desde el casamiento, por fin había hallado una meseta de paz y mutuo disfrute sexual desde que sus hijos se había visto involucrados directamente en sus relaciones. Tanto él como Sandra había aceptado que no valía la pena tener remordimientos, no valía la pena ponerse moralistas, hacerse preguntas de decencia o cuestionamientos vanos después de todo el desenfreno vivido. Eran un matrimonio único con un secreto perverso típico de las familias pudientes y de la realeza y eso, había puesto nuevas y candentes brasas en la fragua de su intimidad. Como toda familia de clase alta, cuando se puede comprar de todo, poder darse ínfulas de algo por sobre los demás se volvía un bien invaluable.
¿Qué los Balcarce estrenaban una nueva lancha de motor último modelo? ¿Qué el matrimonio Narváez regresaba con un envidiable bronceado de sus vacaciones en Dubái? ¿Qué García planeaba llevar a sus hijos al mundial y pedía sugerencias para informarlo de forma sorpresa de la mejor forma posible? ¿Qué la Heredia sufrió un boicot de las organizaciones de defensa a los animales por lucir un tapado de piel de nutria auténtico? Nada de esas cosas podía importarle menos a Gustavo cuando él tenía las mejores noches de sexo con su esposa dos o tres veces por semana y con su hija cada viernes. Esos bienes materiales que podían comprarse con dinero no valían nada en comparación con el tesoro que su Tammy le obsequiaba y que pocas tarjetas de crédito podían costear.
- Y ni siquiera me lo propuse, vino todo de arriba. – Susurró mientras encendía la última vela. – Agradecido con el de arriba… o el de abajo.
Habían consentido los nacimientos prohibidos de sus nietos, habían hecho hasta lo imposible para que el secreto se mantuviera entre conocidos y parientes y habían continuado alentando las conductas incestuosas tanto de Tomás como de Tamara, ellos eran uno más en el círculo familiar y gracias a pertenecer a él y no estar por fuera, podían darse el lujo de reavivar las llamas de la pasión como ninguna otra pareja.
- Amor, apurate o me voy a poner a ver Game of Thrones. – Advirtió Gustavo. – Aunque desde que lo nuestro se transformó ya no me excita tanto como antes. Encima la Khaleesi no muestra el culo como antes.
- ¿Para qué Game of Thrones si tenemos algo mucho mejor para ver?
Por fin Sandra se apersonó en la sala bajando por las escaleras como toda una deidad del deseo, con su cabello rubio a lo Daenerys Targaryen aunque mucho más incestuosa, quizás más incluso que la mismísima Cersei. - ¿Y? ¿Cómo me veo, patrón?
- Siempre trabajando más de la cuenta, por algo sos mi sirvienta favorita…
Como si no tuvieran suficientes agregados al platillo de su intimidad, además incluían disfraces eróticos y juegos de roles.
- ¿Favorita? Le voy a tomar la palabra a la hora de cobrar aguinaldo, espero que me pague más que a la otra... ya sabemos quién. – Ironizo sin dudas sin poder sacarse de la cabeza su constante competencia con su principal retadora, carne de su carne, la confabuladora y aspirante al trono que ella ocupaba, Tamara.
- Veremos, veremos cómo se desempeña.
Con su cabello rubio casi platinado, sus curvas cada vez más pronunciadas y un conjunto de sirvienta que era el pecado de la lujuria encarnado, no dejaba nada a la interpretación. Constaba de una diadema de tela con volados, un conjunto de cordones entrelazados todo en negro con detalles de encaje en blanco además de medias cancán blancas traslúcidas y el infalible accesorio de un plumerito.
- ¿Hay algo que me haya faltado limpiar, patrón? – Jugueteo agachándose frente a él y sacándole polvo imaginario al mueble de la tv, una nueva adquisición que rodeaba la pantalla y aún no estaba lleno de adornos.
Gustavo, más que complacido, le levantó la pollerita hasta poder ver el pequeño hilo de su tanga oculto entre las nalgas de su mujer, y entre ellas, un medallón rojo, el mango de un dildo que había introducido en su culo y le gustaba llevar más tiempo de que quería admitir.
- Mmmm sí, sí, creo que falta limpiar en el mueble, más al fondo. – La alentó a seguir agachada mientras admiraba como se le remarcaba la empanada contra la tela y el pequeño juguete parecía menearse con cada movimiento. A pesar de ser un matrimonio casado, con hijos, esos juegos podían inyectar inusitadas dosis de sorpresa y asombro respecto a los cuerpos de la pareja, más cuando la rusa, por un milagro de la genética, tenía la vagina cerrada como una almejita formando su perla.
- Miré, señor, el otro día encontré algo sospechoso. – Dijo sacándose un pendrive de entre las voluminosas tetas inclinadas sobre su “patrón” hasta colgar. – Lo encontré mientras limpiaba y creo, aunque espero que no piense mal de mí por sospechar… que es la prueba irrefutable de que su hija es una puta barata.
- ¿Otra vez con esas sospechas? Mi hija es una santa, una niña casta y pura, le aseguro que sus sospechas son infundadas. – Defendió a Tamara siguiéndole el juego, mirándola de arriba a debajo de forma sugerente. De seguro había pensado esos diálogos de hace tiempo y no le resultaba raro que siempre encontraba la excusa para insultar a su propia hija. No podían ser una familia más atípica.
- Entonces… ¿No hay problema si lo vemos? Si está tan seguro… – Jugueteó agitando el pendrive como un cascabel.
- Para nada, de seguro es una grabación de mi santa Tamara estudiando, haciendo obras de beneficencia o jugando con sus hijitos. – Dijo acomodándose en el sofá, sintiendo ese inconfundible picor en todo el tronco que se trataba de la sangre irrigando su longevo cuerpo cavernoso. No solo iba a tener sexo marital, no solo personificaba a un patrón adinerado con su mucama favorita, además pondrían en la gran pantalla la grabación de Tamara teniendo sexo con Roque.
- Verá que no miento, patroncito, esa santa de la que usted habla es toda una puta y lo hizo con su mejor amigo… verá que no miento, nunca le mentiría a mi patroncito.
- ¿No te estás excediendo? – Susurró viendo como Sandra se acomodaba a su lado y mientras le acariciaba el bulto por sobre la bata, esperaba a que terminara de configurar el plasma para poder ver el contenido del pendrive, que no tardó mucho en iniciar y cuando lo hizo, la escena parecía estar muy empezada.
El video comenzó de manera intensa, más que intensa con Roque a bata descubierta, erecto, muy erecto y de cuclillas en la cama utilizando a Tamara como su asiento. Se lo veía con un control remoto en la mano, de seguro había accionado las cámaras a la vez que prendía la música y aprovechando que Tamara estaba debajo de él, ya que no pudo notar su movida.
- Siempre creí que cuando me decías que él tenía la pija más grande que viste, en realidad estabas defendiendo un maní pelado oculto entre grasa, ahora veo que no mentías… es impresionante. – Expresó Sandra casi boquiabierta, tan sorprendida que su mano quedó suspendida en el aire como un glitch en el sistema. Sin darse cuenta se había salido del personaje también.
- ¿Esto querías ver mi amor? ¿Querés ver cómo le dan una lección a tu retadora con esa tremenda poronga? – Preguntó Gustavo descubriendo su polla e invitándola a que la masturbe. Él por su parte dejó el control remoto y uso sus manos para descubrirle las tetas y pellizcar sus pezones como si quisiera ordeñarlos... sin dudas un acto reflejo inducido por Tammy, que siempre premiaba dicha acción con chorritos de leche.
- ¿Y porque no? ¡Alguien le tenía que dar una lección! Viene bien de vez en cuando pegarse contra un paredón para saber que se tiene que retroceder, esa borrega estaba incorregible…
Sin embargo, Sandra supo que lo que estaba por ver, aquello que fraguó tanto en complicidad de su esposo como de Roque, podía ser demasiado.
“- ¡Hola amor! Perdón… sí, si… estoy en el restaurant… no, todavía no. En un rato voy a pedir una café o un té de boldo, no me decido.” Se escuchó decir a Don Roque, que había puesto la música para simular un ambiente más concurrido, todo mientras Tamara, su propia hija, estaba debajo lengüeteándole el culo perdida totalmente entre esas dos enormes nalgas de cerdo.
- ¡Ay estos chicos! ¡Tomás la última vez estaba obsesionado con chuparme la cola y no paró hasta que lo hizo, está es igual o peor! Hay que hacer algo con eso, no puede ser que estén queriendo meter las lenguas ahí siempre, les va a agarrar una infección o algo… ¡Tienen hijos ahora!
- Es un poco tarde para preocuparse. – Reflexionó Gustavo, sonriendo al ver como aún afloraban vestigios de la vieja Sandra, la más preocupada y sermoneadora. – La tiraste al fuego, ahora no te impresiones si la ves quemarse. Que yo sepa nuestra Tammy salió andando de las brasas bastante bien.
Y vaya que se estaba quemando. La cámara captaba a la perfección como Roque ingería una pastilla (seguramente viagra) y se mantenía sentado firme sobre la boca de Tamara, que era un milagro que pudiera respirar. Cuando dio por finalizada la conversación con su esposa, apagó la música y le dedicó una mirada cómplice a la cámara que su agasajada no pudo detectar.
Sandra, por su parte, algo más encendida con las siguientes escenas del video de su propia hija siendo ajusticiada, comenzó a mamar la polla de su esposo sin despegar la vista de la pantalla. A Gustavo no le importaba demasiado no recibir miradas lascivas, de igual forma llegaba a su vagina con facilidad y la masturbaba sintiendo la temperatura elevándose con el correr de los minutos. Además, ambos estaban abstraídos con lo que acontecía en la pantalla.
“- Era verdad, Dios, sos una mamá sucia ¿No te da vergüenza comerte un culo cuando tenés hijos que alimentar?” Dijo Don Roque y Sandra detuvo su monótono cabeceo por unos momentos. El viejo comenzó a juguetear con las tetas de la morocha y eso, le dio mucha impresión, más que nada por la manera en la que estrujaba sus mamas haciendo saltarle la leche.
- Que dolor, es un hijo de puta, no pensé que haría algo así… ¿Por qué no las chupa y listo? Está desperdiciando todo, haciéndole doler por doler.
- ¿Te estás arrepintiendo o me parece a mí? – Dilucidó. – Mira que el video no va ni por el diez por ciento… si no te gusta ahora dudo que te guste después.
- No, no, para nada, es solo que… ella es de carácter fuerte, si a mí alguien me aprieta así los pezones y me cachetea las tetas mínimo le arranco un huevo de un mordisco, creí que ella haría igual.
- Ella lo está haciendo por mucha plata.
- ¿Y eso lo justifica? Al final sos peor que yo… - Expresó casi sin darse cuenta de que se ponía en una posición digna de Cruella De Vil.
- ¡No me pases la bola a mí que no soy el único responsable he! – Se cansó de sus histeriqueos mientras Roque explicaba que la pastilla ingerida se trataba de un viagra equino pensado para sementales. - Y ponete a hacer algo o me hago una paja… tanto que querías esto y ahora que la van a “ajusticiar” como decís, te ablandas.
En la pantalla, el viejo acomodaba su voluminoso cuerpo cubriendo el de Tamara hasta casi taparla por completo, acarreando esa gigantesca probóscide que le colgaba como a un caballo, al meterla, no había que ser anatomista para entender que podía dejar a cualquier vagina como la manga de un mago.
- Es enorme, capaz esas pastillas se la expandieron, es anormal, es…
- ¡Bueno, bueno, me vas a hacer poner celoso! – Intervino Gustavo viendo como su esposa, ahora sí concentrada el video dejaba de lado su histeria y comenzaba a enfundar el falo de su esposo. Dándole la espalda, Sandra expandió su voluminoso culo ocupado por el dildo y al frotarse la vagina con el glande de Gustavo, lo enfundó con celeridad.
- Oooh, oh, rico, rico, no te pongas celoso, algo tan grande lastima, y se nota por como la hizo gemir.
Al penetrar la vagina de su esposa, sintió la forma cónica redondeada, cuasi de torpedo del dildo en la habitación continua. Era una sensación deliciosa.
- No pensé que el viejo le daría con tanta… vehemencia. – Expresó el hombre manteniendo los glúteos separados para obsequiarse la visión de la joya de fantasía del dildo subiendo y bajando como un talismán de hechicero. Era de ilusos pensar que tras muchos años de casado un hombre de verdad le perdería el encanto al orificio astringente de semejante mujerón.
Pronto, aunque la pareja continuó con la cópula como Dios manda, no les fue posible ignorar el elefante en la habitación: los gemidos de Tamara. Era ensordecedores, lastimeros, ese falo la estaba reventando y Sandra, casi que, por la impresión y la sorpresa, no estaba mirando con tanta concentración como antes. Ni el continuo aplauso de sus carnes impactando lograba menguar el alcance de esos chillidos.
- Estoy sorprendida de que haya podido salir caminando. Es brutal. – Admitió girando su rostro con la congoja visible en el rostro. - ¿Y después se lo mete en el culo?
- Amor, la función recién empieza, creo que lo mejor va a ser sacarlo y…
- No, no, quiero ver, quiero ver el límite de nuestro retoño, quiero verla a tope de sus capacidades.
Como una boxeadora campeona que ve a una retadora ascender posiciones, que pretendía estudiar su mejor combate antes del enfrentamiento, Sandra observaba su desempeño ante una parada muy difícil como Roque, y no podía creer todo lo que veía, desde el rimming que debía ser un asco hasta esa cópula animalista.
A todo eso, mientras Sandra era un batiburrillo de pensamientos, su esposo aprovechaba. Tomándola de una pierna, comenzó a penetrarla con ahínco viendo tanto el espectáculo en la pantalla como el de esas grandes tetas bamboleándose… aunque notaba que algo no andaba bien.
“- ¿No tan jetona ahora he? ¡Que te haces la mosquita muerta si te encanta la pija, putita, se te notaba de pendejita que habías salido tragaleche!” – Dijo Roque en la pantalla y Sandra hizo una mueca de visible disgusto: - No me está ayudando… no debí tirar la idea, ese hijo de puta se propasó.
- Hace cinco minutos que te estoy chupando el pie y ni te diste cuenta, mejor voy a sacarlo, te está afectando a pesar de que sabes que ella está bien. – Se percató mientras su amigo, maestro, y profanador de su retoño seguía soltando una caterva de insultos machistas que atrasaban medio siglo.
- ¡No, no! – Se opuso la blonda nuevamente. – Ella estuvo ahí y se la banco, yo al menos tengo que tener el estómago para verlo…
- Como quieras.
Los minutos pasaron y Gustavo no notaba a su esposa tan compenetrada como antes, y por compenetrada quería decir, lubricada. Lo que pensó que la iba a dejar suave como tobogán de parque acuático, más bien la estaba… perturbando. Ni siquiera que pusiera una mesa frente al sofá para que le diera contra ella desde atrás estaba ayudando, por lo general esas posiciones tan impúdicas la encendían como dinamita del Coyote y ese día, no resultaba.
Tan distraída estaba que, en una ínfima pausa, le abrió un glúteo para girar el dildo en su ano y retirarlo hasta el centro del juguete, para poner al ano en tensión, luego lo volvía a ingresar y así continuó jugueteando mientras le daba caña a su vulva... dicha acción, no tuvo reacción en ella.
A él tampoco se le hacía tan fácil ver ese espectáculo, no podría ser así de desconsiderado con su niña consentida. Aunque podía ser algo más “salvaje” que Tomás, no llegaba ni a una pizca de la agresión que a Roque le nacía naturalmente.
El video poco a poco fue robándose toda la atención. Las palabras del porcino eran tan nauseabundas como su forma de ser y no se guardaba ninguna obscenidad para sus adentros, en especial cuando llego el turno del anal y este renegaba intentando penetrar el culo de Tamara y al no poder, le propinaba nalgueadas que sonaban como latigazos. “¡Dale, puta, deja de cerrar el anillo que para esto te pague!” expresaba dejando en claro que no se iba a salvar de su violenta sodomía, y cuando esta por fin llegó, Sandra para su sorpresa comenzó a disfrutar.
- Sabía… que tenía un límite… era imposible que fuese… perfecta en todo, la borrega… salió de mi vientre, no podía ser mejor que yo. – Expresó mientras Gustavo le bombeaba el útero dejándose caer sobre ella mientras estaba aferrado a sus piernas. El hombre también sintió un ligero picor húmedo en las paredes vaginales cuando Roque y Tamara concretaron el violento sexo anal frente a la pantalla. – Ella fue la que inicio todo esto… la que pervirtió a Tomás, nos pervirtió a nosotros, todo lo que toca lo pervierte, ya era hora de que alguien superior en perversión le dé una lección y le bajara los humos.
Gustavo sonrió, al parecer a su esposa que le abrieran la vagina también le soltaba la lengua.
- ¿Eso era lo que tanto te preocupaba? ¿Que no tuviese un punto débil como cualquier persona de bien? ¿Qué fuese una especie de diosa del sexo imbatible? En vez de competir deberías agradecer, gracias a ella y sus ideas tuvimos las mejores experiencias que unos papás pueden tener. – Preguntó sintiendo que sus ojos querían independizarse como los de un camaleón, queriendo ver la grabación con uno y su mujer apretujada debajo de él con el otro.
“Uuuuh, que apretadito tenes el cortachurros, me vas a reventar la verga” expresó el viejo ya con su morcilla de carne ingresándole a contramando por el culo de su hija. “Como te pesqué, putita, me vendiste tu culito por whatsapp como si lo tuvieras entrenado y esta apretadito como el coñito de una quinceañera.”
- Pensé que mi hija estaba enferma, ahora sé que tiene un límite. – Admitió algo más relajada sin saber con exactitud lo que se venía.
- Todavía no llegó a su límite. – La preparó el hombre. – Esta por realizar actos que ni siquiera yo sé si voy a poder presenciar, no te olvides que es mi consentida.
- ¿De qué estás hablando?
Por algún motivo que Gustavo no conocía, ese momento tan intenso, en vez de despertar desagrado o arrepentimiento, parecía estar surtiendo el efecto que la pareja quería que la curiosa experiencia surtiera… y vaya que era una curiosa experiencia ¿Cuántos matrimonios podían darse el lujo de tener sexo marital mientras veían a su hija filmada en secreto siendo sodomizada por el amigo más repugnante de la pareja? Para colmo, no estaban viendo a su hija y su primer noviecito dando los primeros pasos en el amor, era un acto “hardcore” consumado de los que costaba encontrar en internet en formato amateur. Tamara, ya convertida en todo un espécimen de mujer, estaba sobre el viejo llevando a cabo un anal en full nelson (gracias a Tomás, Sandra se conocía los nombres de todo) y a pesar de la intensidad, parecía estar sobrellevándolo bien hasta que…
- El dildo, el dildo, sacámelo aah, aaah, aaah… - Exigió la mujer mientras su hija mencionaba estar lastimada. – Parece que domaron a la yegüita jeje.
- Sacáteo vos como el otro día, puja hasta que salga. – Exigió dándole una nalgueada en la blanca piel, sumamente fácil de marcar.
- Mmmm atrevido, a vos también esos dos te llenaron la cabeza de ideas.
Para llegar a su primer orgasmo, su cuerpo inoxidable, en parte gracias a su esposo, en parte gracias al video, y otro porcentaje gracias a que contrajo su esfínter y expulsó el torpedo plateado brillante, irrigo su vagina con el fruto de su orgasmo obsequiándole a su esposo la lubricación que necesitaba para correrse.
Tras un intenso bombeó casi silencioso, en el que sus labios se encontraron y por unos instantes ignoraron lo acontecido en la pantalla, el matrimonio concretó el juego que habían amasado por tanto tiempo: Había tenido sexo observando a Tammy siendo sodomizada y lo mejor de todo era que la noche recién comenzaba… o eso creyeron.
- Uuuh, dios, que aguante tiene el viejo, yo voy necesitar unos minutitos. - Admitió Gustavo, que, gracias a ese subidón de temperatura, pudo sacar el pene de entre los labios vaginales dejando un rastro seminal con él, casi como los referís al marcar la posición de la barrera.
Sin embargo, como un 3ero en discordia, como una entidad que clamaba atención, el video filmado por Roque continuaba y estaba llegando a un grado de fetichismo para el cual no estaban preparados, en especial Sandra, que tapó su rostro con las manos al ver el estado en el que emergió la verga del culo y tuvo que ahogar un grito cargado con demasiadas sensaciones como para describirse, aunque entre todas ellas, una era de arrepentimiento. A pesar de la distancia de la cámara, se notaba que esa verga estaba empantanada desde el nacimiento del tronco hasta la punta del glande.
“Dejala como estaba antes y lo damos por finalizado, dale, aprovecha ahora que esta calentita, fría es peor.” Dijo Roque poco antes de que Tamara decidiera hacer lo más difícil de ver para una madre (y un padre).
- ¡Ay no, está enfermo, está enfermo! ¡Mira lo que le hizo hacer ese hijo de…! No hay suma de dinero que justifique esto, no hay… no hay. ¡Encima lo está lamiendo todo!
- Mejor lo sacó. – Aunque Gustavo se ató la bata y se levantó para retirar el pendrive, muy consternado con el resultado de toda esa jugarreta (que más que enseñarle una lección a su hija, se la había enseñado a su esposa) una mano lo detuvo.
- Tengo que verlo. Hasta el final… yo le metí en eso y tengo que tener el estómago para verlo, es lo mínimo que puedo hacer.
- ¿Por qué te torturas? ¡Me estas volviendo loco! – Se exasperó por fin agitando las manos como si espantara un enjambre invisible. - Querías que le dieran una lección, que le bajen los humitos y lo conseguiste, querías ver si la “mocosita”, como le decís, tiene un límite y… bueno, diría que lo tiene, no parece que lo esté disfrutando… aunque tampoco la noto muy asqueada y no para y no para de comerse la…
- ¡Pero no quería que fuera así! ¡Le está haciendo comer toda la…! Aaggckhh.
Nunca pensó que una velada que comenzó con él bañado, perfumado, en bata y encendiendo románticas velas pudiera terminar tan mal, viéndola correr al baño presa de náuseas y sosteniéndole el cabello de oro de su esposa que, inclinada en el inodoro, tenía unas arcadas que vaticinaban un inminente vómito.
- Esto me trae recuerdos. – Mencionó tratando de sacar charla. – No eras de ponerte en pedo ah pero cuando lo hacías, jaja ¿te acordás de esa vez que casi me bañas? Me corrí justo.
- Me siento pésima y solo sé de una forma de enmendar esto. – Mencionó con un hilo de voz. – Le hice pasar un momento tan desagradable que ni lo puedo entender, es algo que no puedo procesar… ella, mi hija, que es tan fuerte, ella que tiene tanto carácter, rebajada a eso, ahí inclinada chupando toda esa mierda, dejándole la verga limpia de caca…
Sus propias palabras le provocaron una nueva arcada, profunda como uno de esos aborrecibles cantantes de música pesada que parecen hablar en el idioma de diablo.
- ¿Amor? ¿Estás bien? – Se preocupó corriéndole el cabello a un lado y acariciándole la espalda desnuda. – Ya está, amor, te estás acomplejando por algo que ya pasó, no tiene caso que te culpes, sé que se excedió y aunque el dinero no es todo y te parece que cualquier suma que le hayan pagado es poca, ella puso la cifra más abultada que se le ocurrió y él cumplió; estás viendo un problema donde ya no lo hay. – A pesar de sus pobres palabras de consuelo, Sandra no contestaba. – Amor… ¿Amor?
- Creo que… no voy a volver a comer bananita Dolca en mi vida. – Dijo por fin visiblemente compungida, con la voz rasposa antes de volver a tener arcadas. - ¿Está Tomás en su casa?
- No, la licencia inventada se terminó y ahora está cubriendo a un compañero a contra turno ¿Por?
- Mejor. Tamara está sola, voy a enmendar el daño que hice de la única manera que sé…
WaifuCon
Hernán, casi engatusado con los encantos del regalo de su padre, insistió y acompaño a su padre a dejar a la morocha a su casa. Sentado en el asiento trasero junto a ella, conoció mucho más de su vida y se maravilló con el dato de que había sido una cosplayer de Instagram de fama aceptable.
- ¿As pensado en volver a tus raíces?
- Siempre estoy volviendo a mis raíces… - Pensó en voz alta, diciendo algo que el joven no entendió del todo. – Cuando te muestre mis cosplays vas a ver que tenía un mejor cuerpo, o uno diferente. Ser mamá te cambia al 100%.
- No veo el problema, lucirías cualquier cosplay más que bien, este mes se va a hacer la “WaifuCon”, promete ser la 4ta convención de cultura geek más grande del país… no es la Comicon obviamente, pero promete enfocarse en el cosplay y ofrecer varios concursos con premios.
- Puede ser, lindo, puede ser. – Le restó importancia ensimismada en una reflexión repentina.
Tammy no podía dejar de pensar que comenzaba a tener una crisis de identidad… Otaku, cosplayer, e-girl, prostituta, ahora ese jovencito la había llamado milf no sin argumentos y ella sabía bien que además de todo eso, era incestuosa, se caía de maduro preguntarse que era en realidad, cuál era su verdadera cara, qué era Tammy en realidad.
- Otaku… hermana otaku. – Susurró viendo su rostro sonriente reflejándose en la ventanilla. – Mándame los datos, voy a ir, me llevo bien con los otakus.
- ¡Vamos! ¡Tammy vuelve al cosplay! – Festejó cerrando el puño.
Adelante, al echar un vistazo disimulado, Tammy notó que Roque tenía una sonrisa boba de oreja a oreja y sus pequeños ojos cetrinos brillaban como adornos de navidad. Sin dudas escuchar a su retoño confabular tan bien con Tamara le había tocado una fibra sensible, quizás su fruto había logrado algo que él nunca había logrado: traspasar la relación cliente/prostituta.
Cuando llegaron a casa de Tamara, Hernán quiso bajarse a intercambiar unas últimas palabras de despedida.
- No seas boludo, hijo, todo lo que hizo fue porque es su trabajo. – Le alertó desde la ventanilla del auto con brusquedad. – Te informo que ilusionarse con ella no es barato.
- No es cierto, le deje hacer cosas por gusto, Don Roque, su hijo es un amor. – Lo contradijo dándole un sonoro beso en la mejilla. – Es muy bueno en todo lo que hace y espero verlo en la “WaifuCon”.
- Bueno, bueno, apurate Henry que me tengo que ir.
- Sobre eso… - Mencionó Hernán alejándose del auto para que su padre no escuchara. – A la convención va a ir el abogado de Chris Chan, Mario Castañeda, Mike Matei de Cinemassacre y de cosplay hay varias confirmadas como La Alquimista de Acero y…
- Jajajaa, ya veo a donde va a estar todo el presupuesto, Castañeda te cobra por letra, para que diga Kame-Hame-Ha tenés que hipotecar una casa. – Mencionó rememorando sus visitas a varias convenciones en su adolescencia, dónde la presencia de la voz de Goku en Latinoamérica era fija. – Igual, bonito, no soy boba, me parece que no es lo que me querías decir. – Notó además de darse cuenta de que dicha convención no prometía mucho.
- Pensaba ir con mis amigos, y si ven mis videos y fotos con vos no sé si me van a creer que salgo con vos, digo… que alguien como yo salga con alguien como vos, yo tampoco lo creería. – Expresó con cierta dificultad, dando más vueltas que un carrusel. – Entonces quería saber si… si es que nos ven juntos, si no les decías que…
- Ay bonito, si tengo que decir que soy tu novia, lo digo. Aunque vaya con mí, em… esposo, no tengo problemas, corazón. Vas a quedar como un campeón con las fotos, los videos y cuando nos veamos en la WaifuCon, vas a quedar como un rey, no te preocupes. – Lo tranquilizó mientras abría la reja de la entrada y le guiñaba un ojo de manera cómplice.
- Entonces nos vemos ahí. – Se despidió tímidamente.
Tamara lo tomó de la quijada y le estampó un jugoso beso en la boca que lo dejó regulando. “Y pensar que esa boquita estaba en mi culo hace un rato jijiji”
- No pienso pagar por ese he. – Intervino Roque desde el auto. – Dale, pendejo, podes tener besos gratis si salís a bailar como todos, y son más baratos.
- Después de esto bailar me parece de boludos.
- ¡Ja! Tranquilo campeón, no te me embales que recién estas empezando… chau nena, un placer hacer negocios. Hasta la próxima. – Se despidió sin mucho interés, arrancando su nave y perdiéndose en la siguiente esquina… fue ahí cuando notó que estaba el auto de su madre estacionado en la sombra, frente a la casa del vecino que tenía un palo borracho que, casi, que le daba sombra a toda la cuadra.
- ¿Habrá pasado algo? Raro que me visite a estas horas. – Sospechó Tammy ingresando en su casa sabiendo que Tomás se encontraba cubriendo un turno y, si su madre la visitaba, su momento a solas de paz y tranquilidad estaría arruinado.
Continuará…
10 comentarios - Hermana Otaku 3era Temporada. Capítulo 6
La habia visto hace unos años cuando empezo y no sabia que seguia con varias temporadas.
¿Che hay forma de ver los capitulos que faltan? ¿Blog o web donde los publiques aparte? Porque varios capitulos de la temporada pasada estan eliminados.