Después de aquél encuentro Juan me había estado mandado algunos mensajes de que quería verme y de cuando nos podíamos juntar, pero cuando yo le hablaba de incluir a su esposa (que era lo que más me interesaba en este caso) me eludía.
La verdad que con él estaba todo bien pero no era un tipo que me volviera loco y no sé porqué pero me había quedado muy caliente con su esposa, además de sus hermosas tetas que ya comenté que tiene, ese morbo que ví en sus ojos cuando estuve con su marido me volvió loco.
Al final, tanto va el cántaro a la fuente que un día que estaba solo en casa y un poco aburrido Juan me escribió y acepté arreglar con él para ir a su casa.
Nunca me habló de su esposa, ni si iba a estar o no y yo tampoco pregunté ya que estaba cansado de preguntar y nunca tener respuesta, acepté con él y listo.
Me duché, me preparé y me fui hasta su casa que queda a pocos metros de la mía, Juan me atendió el portero y me permitió subir, entré a su casa y a los pocos segundos empezaron los besos con Juan, las manos en las pijas hasta que no pasó mucho rato para que él se arrodille frente a mí para desprender mi jeans y me ayude a sacar la pija, ya dura para esa altura.
Al principio me costó concentrarme pero con el correr del tiempo y la mamada que me estaba dando Juan me fui calentando bastante, tenía la pija que me explotaba…. Juan no paraba de tragarse la pija hasta la garganta y meterme mano en los huevos y en la cola.
En eso que estábamos en plena faena, Juan de rodillas frente a mí y yo con los pantalones por las rodillas siento que se abre una puerta de la casa y aparece su esposa, recién salida de la ducha y envuelta en una toalla blanca.
Casi muero!
Ella se acercó lentamente mientras Juan no separaba la boca de mi pija que en ese momento estaba por explotar!
Les recuerdo como es Ana, la esposa de Juan.
Ella es alta, gordita, ojos claros y pelo castaño oscuro, tiene un par de tetas que son de ensueño y que yo miro de reojos siempre que la cruzo en el barrio, es una mina de las que pasan desapercibidas pero para mí está buenísima.
Es de esas mínas tímidas, que no llaman la atención pero a mí son las que más me gustan porque si tienen la oportunidad son fatales en lo sexual.
Sigo la historia contándoles que Ana se acercó lentamente sosteniendo la toalla blanca con una mano entre sus tetas, llegó hasta mí, se acercó a mí oído (Juan seguía chupando) y me dijo suavemente “no te comentó Juan de que tenía esta sorpresa?”, sin dejarme responder corrió su boca hasta que se encontró con la mía y me dio un beso con lengua de esos que no se olvidan.
Ana lo miró a su esposo y le dijo “qué pillo que sos vos, no le dijiste a tu amigo que yo estaba”, Juan con toda su boca babeada solo sonrió …
Me lo prestas un poquito le dijo Ana a Juan y él con pocas ganas se paró y se puso detrás de mí a abrazarme y comerme el cuello.
Ana (que tienen un timing en lo sexual que me encanta) solamente se alejó de nosotros hacia el sillón,
dejó caer la toalla lentamente, mi miró y se puso en cuatro sobre el sillón dejando a mi vista su hermoso culo y su conchita recién depilada.
Juan, mientras me comía el cuello y me besaba por todos lados me pregunto si me gustaba el regalito a lo que yo respondí que sí, y que no podía creer como no aprovechaba esa tremenda mujer que tenía.
A los pocos segundos y con vos un poco más fuerte de lo que había escuchado hasta el momento Ana le dice a Juan “por favor Juan, déjamelo un ratito, es lo que habíamos arreglado, mirá como está (mientras me miraba la pija).
Juan se alejó de mí y yo caminé hasta ella, me acerque y fui directo a chuparle esa cola hermosa que estaba expuesta a mí y lamerle de pasada la conchita con perfume de ducha.
Ana que es de armas tomar, a los pocos segundos me toco el brazo para que me levantara y se acercó a mi oído para decirme “no pierdas el tiempo, quiero sentirte adentro”.
Por supuesto que hice caso y le enterré la pija en la hermosa conchita que ya estaba bastante mojada, no sé si de mi lengua o ya venía de antes.
Era una perra en celo, tremendo como se movía y hacía que se la metiera cada vez más adentro y más fuerte, fueron unos minutos de mucha intensidad, mucha!
Yo no daba más de las piernas de tanto ir y venir, deseaba que Ana acabara pero no era una mujer fácil de voltear, ella seguía pidiendo más así que opté por otra estrategia, le saqué la pija de la concha y suavemente se la apoye en la entrada del culo.
Ella suspiró muy fuerte pero no dijo nada, yo poco a poco fui pincelando ese culo fantástico mientras le tomaba del pelo y cada vez hacía más presión para entrar, ella seguía suspirando cada vez más fuerte y excitada pero no decía nada.
Al ver la escena, Juan que estaba meta paja en el otro sillón, se acercó y con tono de rabia le dijo a su esposa “qué puta que sos Ana, te vas a dejar hacer el culo por él”, intuí que ahí había un tema delicado pendiente.
Ana sin rodeos respondió “a vos te lo hacen a cada rato y yo no te digo nada, déjame disfrutar un poco a mí, egoísta”.
La cosa se puso tan tensa que imposible no verse afectado, de hecho, casi que paré de empujar para entrar… en ese momento, ella sintió ese desestimulo de mi pija, se paró, me tomó de la mano y me llevó a su cuarto, entramos y cerró la puerta dejando a Juan afuera.
Me miró a los ojos, me comió la boca con un beso super caliente y húmedo y me dijo “sácame la calentura que tengo que con vos está todo más que bien, haceme lo que quieras”
Acto seguido, la puse otra vez en cuatro sobre la cama y seguí con mi trabajo de entrarle a ese hermoso culo caliente… estaba tan caliente Ana que no fue muy difícil meterle la pija hasta el fondo, qué sensación más hermosa por dios!. Ella estaba gozando como loca y yo también, tanto fue así que en pocos minutos Ana se vino y se tiró agotada sobre la cama, yo aproveché para descargar toda la lecha sobre sus nalgas rojizas.
Mientras me limpiaba la pija rosándola en el culo de Ana, se abrió la puerta y entró Juan, se tiró sobre ella encastrándose de leche todo su cuerpo y se acercó a pedirle perdón.
Por lo que vi, Ana aceptó sus disculpas y ambos se quedaron comiéndose a besos en la cama y rumbo a una cogida de matrimonio.
Yo junté mi ropa, me vestí y me fui.
A la noche de ese día, Juan me mandó un mensaje preguntando de que cuando teníamos revancha.
Espero sus comentarios…
La verdad que con él estaba todo bien pero no era un tipo que me volviera loco y no sé porqué pero me había quedado muy caliente con su esposa, además de sus hermosas tetas que ya comenté que tiene, ese morbo que ví en sus ojos cuando estuve con su marido me volvió loco.
Al final, tanto va el cántaro a la fuente que un día que estaba solo en casa y un poco aburrido Juan me escribió y acepté arreglar con él para ir a su casa.
Nunca me habló de su esposa, ni si iba a estar o no y yo tampoco pregunté ya que estaba cansado de preguntar y nunca tener respuesta, acepté con él y listo.
Me duché, me preparé y me fui hasta su casa que queda a pocos metros de la mía, Juan me atendió el portero y me permitió subir, entré a su casa y a los pocos segundos empezaron los besos con Juan, las manos en las pijas hasta que no pasó mucho rato para que él se arrodille frente a mí para desprender mi jeans y me ayude a sacar la pija, ya dura para esa altura.
Al principio me costó concentrarme pero con el correr del tiempo y la mamada que me estaba dando Juan me fui calentando bastante, tenía la pija que me explotaba…. Juan no paraba de tragarse la pija hasta la garganta y meterme mano en los huevos y en la cola.
En eso que estábamos en plena faena, Juan de rodillas frente a mí y yo con los pantalones por las rodillas siento que se abre una puerta de la casa y aparece su esposa, recién salida de la ducha y envuelta en una toalla blanca.
Casi muero!
Ella se acercó lentamente mientras Juan no separaba la boca de mi pija que en ese momento estaba por explotar!
Les recuerdo como es Ana, la esposa de Juan.
Ella es alta, gordita, ojos claros y pelo castaño oscuro, tiene un par de tetas que son de ensueño y que yo miro de reojos siempre que la cruzo en el barrio, es una mina de las que pasan desapercibidas pero para mí está buenísima.
Es de esas mínas tímidas, que no llaman la atención pero a mí son las que más me gustan porque si tienen la oportunidad son fatales en lo sexual.
Sigo la historia contándoles que Ana se acercó lentamente sosteniendo la toalla blanca con una mano entre sus tetas, llegó hasta mí, se acercó a mí oído (Juan seguía chupando) y me dijo suavemente “no te comentó Juan de que tenía esta sorpresa?”, sin dejarme responder corrió su boca hasta que se encontró con la mía y me dio un beso con lengua de esos que no se olvidan.
Ana lo miró a su esposo y le dijo “qué pillo que sos vos, no le dijiste a tu amigo que yo estaba”, Juan con toda su boca babeada solo sonrió …
Me lo prestas un poquito le dijo Ana a Juan y él con pocas ganas se paró y se puso detrás de mí a abrazarme y comerme el cuello.
Ana (que tienen un timing en lo sexual que me encanta) solamente se alejó de nosotros hacia el sillón,
dejó caer la toalla lentamente, mi miró y se puso en cuatro sobre el sillón dejando a mi vista su hermoso culo y su conchita recién depilada.
Juan, mientras me comía el cuello y me besaba por todos lados me pregunto si me gustaba el regalito a lo que yo respondí que sí, y que no podía creer como no aprovechaba esa tremenda mujer que tenía.
A los pocos segundos y con vos un poco más fuerte de lo que había escuchado hasta el momento Ana le dice a Juan “por favor Juan, déjamelo un ratito, es lo que habíamos arreglado, mirá como está (mientras me miraba la pija).
Juan se alejó de mí y yo caminé hasta ella, me acerque y fui directo a chuparle esa cola hermosa que estaba expuesta a mí y lamerle de pasada la conchita con perfume de ducha.
Ana que es de armas tomar, a los pocos segundos me toco el brazo para que me levantara y se acercó a mi oído para decirme “no pierdas el tiempo, quiero sentirte adentro”.
Por supuesto que hice caso y le enterré la pija en la hermosa conchita que ya estaba bastante mojada, no sé si de mi lengua o ya venía de antes.
Era una perra en celo, tremendo como se movía y hacía que se la metiera cada vez más adentro y más fuerte, fueron unos minutos de mucha intensidad, mucha!
Yo no daba más de las piernas de tanto ir y venir, deseaba que Ana acabara pero no era una mujer fácil de voltear, ella seguía pidiendo más así que opté por otra estrategia, le saqué la pija de la concha y suavemente se la apoye en la entrada del culo.
Ella suspiró muy fuerte pero no dijo nada, yo poco a poco fui pincelando ese culo fantástico mientras le tomaba del pelo y cada vez hacía más presión para entrar, ella seguía suspirando cada vez más fuerte y excitada pero no decía nada.
Al ver la escena, Juan que estaba meta paja en el otro sillón, se acercó y con tono de rabia le dijo a su esposa “qué puta que sos Ana, te vas a dejar hacer el culo por él”, intuí que ahí había un tema delicado pendiente.
Ana sin rodeos respondió “a vos te lo hacen a cada rato y yo no te digo nada, déjame disfrutar un poco a mí, egoísta”.
La cosa se puso tan tensa que imposible no verse afectado, de hecho, casi que paré de empujar para entrar… en ese momento, ella sintió ese desestimulo de mi pija, se paró, me tomó de la mano y me llevó a su cuarto, entramos y cerró la puerta dejando a Juan afuera.
Me miró a los ojos, me comió la boca con un beso super caliente y húmedo y me dijo “sácame la calentura que tengo que con vos está todo más que bien, haceme lo que quieras”
Acto seguido, la puse otra vez en cuatro sobre la cama y seguí con mi trabajo de entrarle a ese hermoso culo caliente… estaba tan caliente Ana que no fue muy difícil meterle la pija hasta el fondo, qué sensación más hermosa por dios!. Ella estaba gozando como loca y yo también, tanto fue así que en pocos minutos Ana se vino y se tiró agotada sobre la cama, yo aproveché para descargar toda la lecha sobre sus nalgas rojizas.
Mientras me limpiaba la pija rosándola en el culo de Ana, se abrió la puerta y entró Juan, se tiró sobre ella encastrándose de leche todo su cuerpo y se acercó a pedirle perdón.
Por lo que vi, Ana aceptó sus disculpas y ambos se quedaron comiéndose a besos en la cama y rumbo a una cogida de matrimonio.
Yo junté mi ropa, me vestí y me fui.
A la noche de ese día, Juan me mandó un mensaje preguntando de que cuando teníamos revancha.
Espero sus comentarios…
2 comentarios - Buenos vecinos - parte II