Había quedado con Diana, pues habíamos realizado un intercambio de parejas esa noche y mi novia iba a salir con su marido Raúl. La fui a recoger a su casa pues de allí nos íbamos a dar un paseo a un parque y después a cenar y tener un gran final de noche. Diana iba guapísima, con un vestido verde oscuro, con estampado de pequeñas flores amarillas y azules, d manga corta, falda ancha hasta medio muslo, escote en v, con los pechitos ajustados.
Cuando se montó en el coche, nos dimos un buen besazo y no pude contener a mi mano, que acabo acariciando sus muslazos. Tras el beso, me quede observando sus ojazos azules, mientras seguía con sus muslazos. No reaccione, hasta que esta se rio, me dio un mordisco en la oreja y me dijo que arrancara de una vez. El trayecto no era muy largo, pero no paro de acariciar mi paquete, poniéndolo bien duro, y yo cada vez que podía, volvía a sus muslazos y a besarla.
Bajamos del coche ya a mil y durante el paseo, estábamos a mil. Mi mano, se posó en su culazo todo el paseo, disfrutando de él. Acabamos el paseo un precioso mirador, donde nos besamos y metimos mano, delante de unas preciosas vistas. Me coloque por la espalda de Diana, agarrándola de su cintura, con mi paquete bien pegado en su culazo. Aparte su pelo hacia un lado y la besé y mordí el otro lado del cuello. Allí había mucha gente por lo que no podíamos hacer mucho más.
Quedaba un poco para la hora que teníamos reservada la mesa en el restaurante, así que nos sentamos en un bar a tomar una cerveza. Entre trago y trago, nos seguíamos besando y metiendo mano, como si tuviéramos 18 años y sin que nos importara mucho quien mirara. Mi mano, un par de veces, paso desde sus muslazos, hacia dentro de su vestido, acabando en su rico coño, tapado por el tanga. Durante la cena, proseguimos con el tonteo y manoseos. Cuando nos trajeron el vino, serví las copas y tras brindar y beber, rocié un poco de vino de mi copa por su rico escote. Arrimé mi cara y lo lamí, viendo a través de él, que llevaba un sujetador negro.
Tras la cena, bien calientes, camino del coche, la pregunte a Diana si la apetecía volver a aquel mirador y allí acabamos, besándonos nuevamente. Estábamos solos, así que ahora, mientras nos besábamos, mis manos se metieron por debajo de su vestido y acaricio su culazo directamente. La dije a Diana que me encantaba estar a solas, allí, con ella, y que, si venia alguien avisara, pues yo no lo iba a ver. Me arrodillé y metí mi cabeza dentro de su vestido. Bese su coño tapado y acaricie sus muslazos y culazo. Aparte el tanga a un lado y comencé a comerla el coño. Acariciaba y apretaba sus muslazos y, cuando más fuerte lo hacía, más fuerte apretaba mi cabeza contra su coño. Mi lengua se movía cada vez más rápido y Diana comenzó a apretarme la cabeza y gemir. Cuando Diana se corrió, me levante y nos besamos, con sus flujos aun en mi boca.
La ordene arrodillarse y en cuanto lo hizo me desabroche y baje el pantalón. Diana agarro mi polla y me masturbo, mientras me comía los huevos. De vez en cuando pasaba su lengua por toda mi polla, hasta llegar al glande y juguetear en él, antes de volver a bajar y tragar de nuevo mis huevos. Cuando comenzó a mamarme la polla con su enorme boca, me miraba fijamente poniéndome más cachondo esa mirada de perra. Pose una de mis manos en su cabeza y acaricie su pelo. Cuando no me aguante más, aprete fuerte su cabeza, sin avisarla, contra mí, metiéndola mi polla hasta el fondo de su garganta. Comencé a llevar yo el mando y la follé duro la boca. Diana sonreía y babeaba sin parar y sin darme una sola queja durante la follada.
La di un condón y la ordené que me lo pusiera. Cuando lo hizo se levantó, nos volvimos a besar, con mis manos agarrando su culazo. La coloque en la barandilla del mirador, mirando hacia el bosque, y yo me coloque detrás de ella. Subí su falda, aparte su tanga y comencé a follarla suave. La besaba el cuello, mientras mis manos acariciaban su cintura y sus muslazos. Según subía la velocidad, más gemía Diana y más morbo de que alguien pudiera oírnos y pillarnos. Cambié de agujero y comencé a follarla el culo, haciendo que sus gemidos fueran ya bien altos.
Estaba a punto de correrme y ordene a Diana arrodillarse. Me quite el condón y golpee su preciosa cara con mi dura polla, antes de volver a follarla la boca. Cuando me corrí, la metí a fondo y Diana trago y trago, consiguiendo que no se desperdiciara ni una gota. Su lengua limpio bien mi glande y luego me lamio un poco los huevos, antes de levantarse y besarnos.
De allí nos fuimos a su casa y durante el trayecto en coche, volvimos a besarnos y nuevamente disfrute acariciando de sus muslos. En el ascensor, la subí la falda para azotar su culazo, mientras se lo observaba reflejado en el espejo. Al entrar en la casa, nos fuimos al salón. Diana me tiro al sofá, sentándome y ella se sentó sobre mí, de rodillas mirándome. Nos besamos y seguí acariciando sus muslazos.
Diana se levantó y preparo unas copas. Se sentó nuevamente sobre mí y mientras nos la tomamos seguimos besándonos y metiéndonos mano. Diana se colocó a gatas en el sofá y comenzó a mordisquear mi paquete. Una de mis manos se colocó en su culazo y lo acaricio, primero sobre el vestido y luego directamente, tras subírselo a la cintura. Ahora pude ver mejor, el precioso encaje del tanga. Lo azote y según ella me desabrochaba el pantalón, más fuerte lo hacía. Diana comenzó a hacerme una mamada y yo metí mi mano por su tanga, masturbándola. Si ella subía lo velocidad, yo lo hacía, y si ella la relajaba, yo igual.
Diana me puso un condón y volvió a sentarse sobre mí. Aparto su tanga y se metió mi polla en su coño, moviéndose en círculos, mientras nos besábamos. Mis manos, nuevamente, agarraron sus muslazos, apretándolos y disfrutando de ellos. Diana se subió el vestido, quitándoselo, quedándose con el tanga y un sujetador negro, de aro, con encaje sexy, que redondeaba sus pechitos. Una de mis manos, subió hasta ellos acariciándolos.
Diana salió del salón y volvió con un consolador. Se apoyo en la mesa grande, aparto su tanga y comenzó a masturbarse. Me miraba con cara de golosa y gemía, mientras me masturbaba observándola. Diana se giró y siguió masturbándose, apoyando sus manos en la mesa, con su culazo bien ofrecido a mí. Me acerque a ella, di un fuerte azote en su culazo, aparte su tanga y la folle el culo. Diana disfrutaba de sus dos agujeros ocupados y cada vez se masturbaba con más velocidad. Agarre su larga melena y tire de ella, penetrándola más fuerte el culazo.
La giré y senté en el borde de la mesa. Separé su tanga y volví a follarla el coño. Apretaba fuerte sus muslazos, mientras nos besábamos. Volví a acariciar sus pechitos con una mano, por encima del sujetador, hasta que Diana se lo desabrocho y quito. Entonces juguetee con ellos en una de mis manos. Sus pezones estaban muy duritos y los pude morder bien. Agarre del cuello a Diana, apretando y follándola con penetraciones más duras, mientras ella me miraba con cara de estar gozando mucho.
La tumbe en la mesa y coloque sus piernas sobre mi pecho. Seguí follándola, mientras acariciaba sus muslazos y besaba sus pies. Metí mi polla por su culazo y la penetré fuerte, provocando sus gemidos más fuertes. No pare de follárselo, hasta que me corrí dentro. La quite el tanga y me agache, para colocar mi cara en su jugoso coño. Se lo comí y ella apretaba sus muslazos contra mi cabeza, atrapándomela fuerte. Mi lengua subía de velocidad y no paro, hasta que esta se corrió.
Me levante, Diana se sentó de nuevo y nos besamos. Diana se bajo de la mesa, se arrodillo, me quito el condón y me lamio la polla, limpiándomela.
Nos fuimos al sofá a tomar una nueva copa, besándonos y acariciándonos. Tras esta, nos fuimos a la habitación a dormir. En la cama comenzamos a besarnos y Diana acabo agarrando mi polla, masturbándome. Cuando me la puso durísima, se coloco a gatas y volvió a hacerme una mamada. Yo acaricie su culo y su coño. Comencé a jugar con su clítoris y cuando lo volví a notar húmedo, la hice colocarse sobre mi cabeza y comenzamos un delicioso 69.
Diana me puso un condón y se sentó sobre mí, comenzando a follar. Agarre sus muslazos y los acaricie, mientras ella se movía en círculos y gemía como buena perra. Cada vez se movía mas y mas veloz. Cuando se corrió, volvió a bajar la velocidad y se inclinó sobre mí. Mis manos se posaron en su culazo y nos besamos, mientras Diana seguía con mi polla bien dentro. Ahora se movía mas despacio, pero se la introducía hasta el fondo. De vez en cuando la azotaba su culazo.
No paramos hasta que me corrí. Entonces se volvió a colocar a gatas, me quito el condón y me la lamio, limpiándomela, mientras acariciaba su culo. Cuando la tuve bien limpia, se tumbo a mi lado y nos besamos y acariciamos, hasta quedarnos dormidos.
A la mañana siguiente me desperté y fui al baño. Al volver y ver a Diana dormida, tan guapa y mostrándome ese culazo, al estar de lado, me acerqué a ella y comencé a acariciárselo. Metí mi mano entre sus piernas y comencé a acariciar su coño. Poco a poco fui metiendo dos de mis dedos dentro y comenzar a masturbarla. Diana comenzó a gemir y sonreír, mientras se despertaba. Me miro, me dijo que era un gran despertar y comencé a masturbarla más rápido.
Mi polla se puso bien dura y me coloque de rodillas al lado de su cara. Golpee su preciosa cara con ella y pase mi glande por sus labios. Aprete mi polla contra su boca, hasta que la abrió y comencé a follarla la boca. Se la metía entera y cada vez lo hacia mas rápido. Diana se masturbaba, mientras la follaba la boca, provocándola alguna arcada.
Coloqué a Diana a gatas y me puse de rodillas detrás de ella. Golpee su culazo con mi polla y mi mano, antes de ponerme un condón, metérsela por el coño y comenzar a follarla fuerte. Agarre su melena y tire fuerte de ella, mientras esta soltaba fuertes gemidos, de placer y dolor.
Coloqué una de sus piernas de pie y la seguí follando bien fuerte el coño. Saqué mi polla y metí mi cabeza entre sus piernas, comiéndola el coño, mientras mis manos acariciaban y azotaban su culazo. Me volví a colocar de rodillas y ahora la follé suave el culazo. Me incline sobre ella, para acariciar sus pechitos y besarla el cuello. Diana me acariciaba la cabeza y gemía más y más fuerte, pidiéndome más dureza en el anal. Cumplí sus deseos y la follé bien duro el culo, a la vez que la agarre del cuello fuerte, provocando sus gemidos más fuertes que nunca.
Me iba a correr, por lo que tumbe a Diana y me coloque de rodillas, con su cuerpo entre mis piernas. Me quité el condón y comencé a masturbarme, pasando mi polla por su boca. Esta me la besaba y lamia, mientras yo subía la velocidad de la paja. Cuando me corrí, solté todo mi semen por su preciosa cara, dejándosela bien blanca.
Fui por mi móvil y la saque varias fotos con su carita llena de mi semen y también mientras me lamia la polla, limpiándomela. Le mande las fotos a su marido y Diana comenzó a limpiarse la cara, recogiendo el semen con sus dedos, llevándoselo a la boca y tragándoselo. Nos volvimos a besar y mi mano volvió a masturbarla.
Su marido me envió unas fotos también a mí, con las tetazas de mi novia llenas de su semen. Tras enseñárselas a Diana, me coloque de rodillas entre sus piernas y la comí el coño, hasta que esta se corrió y trague sus jugos.
Nos duchamos rápido y nos vestimos, pues habíamos quedado para desayunar con nuestras parejas.
Cuando se montó en el coche, nos dimos un buen besazo y no pude contener a mi mano, que acabo acariciando sus muslazos. Tras el beso, me quede observando sus ojazos azules, mientras seguía con sus muslazos. No reaccione, hasta que esta se rio, me dio un mordisco en la oreja y me dijo que arrancara de una vez. El trayecto no era muy largo, pero no paro de acariciar mi paquete, poniéndolo bien duro, y yo cada vez que podía, volvía a sus muslazos y a besarla.
Bajamos del coche ya a mil y durante el paseo, estábamos a mil. Mi mano, se posó en su culazo todo el paseo, disfrutando de él. Acabamos el paseo un precioso mirador, donde nos besamos y metimos mano, delante de unas preciosas vistas. Me coloque por la espalda de Diana, agarrándola de su cintura, con mi paquete bien pegado en su culazo. Aparte su pelo hacia un lado y la besé y mordí el otro lado del cuello. Allí había mucha gente por lo que no podíamos hacer mucho más.
Quedaba un poco para la hora que teníamos reservada la mesa en el restaurante, así que nos sentamos en un bar a tomar una cerveza. Entre trago y trago, nos seguíamos besando y metiendo mano, como si tuviéramos 18 años y sin que nos importara mucho quien mirara. Mi mano, un par de veces, paso desde sus muslazos, hacia dentro de su vestido, acabando en su rico coño, tapado por el tanga. Durante la cena, proseguimos con el tonteo y manoseos. Cuando nos trajeron el vino, serví las copas y tras brindar y beber, rocié un poco de vino de mi copa por su rico escote. Arrimé mi cara y lo lamí, viendo a través de él, que llevaba un sujetador negro.
Tras la cena, bien calientes, camino del coche, la pregunte a Diana si la apetecía volver a aquel mirador y allí acabamos, besándonos nuevamente. Estábamos solos, así que ahora, mientras nos besábamos, mis manos se metieron por debajo de su vestido y acaricio su culazo directamente. La dije a Diana que me encantaba estar a solas, allí, con ella, y que, si venia alguien avisara, pues yo no lo iba a ver. Me arrodillé y metí mi cabeza dentro de su vestido. Bese su coño tapado y acaricie sus muslazos y culazo. Aparte el tanga a un lado y comencé a comerla el coño. Acariciaba y apretaba sus muslazos y, cuando más fuerte lo hacía, más fuerte apretaba mi cabeza contra su coño. Mi lengua se movía cada vez más rápido y Diana comenzó a apretarme la cabeza y gemir. Cuando Diana se corrió, me levante y nos besamos, con sus flujos aun en mi boca.
La ordene arrodillarse y en cuanto lo hizo me desabroche y baje el pantalón. Diana agarro mi polla y me masturbo, mientras me comía los huevos. De vez en cuando pasaba su lengua por toda mi polla, hasta llegar al glande y juguetear en él, antes de volver a bajar y tragar de nuevo mis huevos. Cuando comenzó a mamarme la polla con su enorme boca, me miraba fijamente poniéndome más cachondo esa mirada de perra. Pose una de mis manos en su cabeza y acaricie su pelo. Cuando no me aguante más, aprete fuerte su cabeza, sin avisarla, contra mí, metiéndola mi polla hasta el fondo de su garganta. Comencé a llevar yo el mando y la follé duro la boca. Diana sonreía y babeaba sin parar y sin darme una sola queja durante la follada.
La di un condón y la ordené que me lo pusiera. Cuando lo hizo se levantó, nos volvimos a besar, con mis manos agarrando su culazo. La coloque en la barandilla del mirador, mirando hacia el bosque, y yo me coloque detrás de ella. Subí su falda, aparte su tanga y comencé a follarla suave. La besaba el cuello, mientras mis manos acariciaban su cintura y sus muslazos. Según subía la velocidad, más gemía Diana y más morbo de que alguien pudiera oírnos y pillarnos. Cambié de agujero y comencé a follarla el culo, haciendo que sus gemidos fueran ya bien altos.
Estaba a punto de correrme y ordene a Diana arrodillarse. Me quite el condón y golpee su preciosa cara con mi dura polla, antes de volver a follarla la boca. Cuando me corrí, la metí a fondo y Diana trago y trago, consiguiendo que no se desperdiciara ni una gota. Su lengua limpio bien mi glande y luego me lamio un poco los huevos, antes de levantarse y besarnos.
De allí nos fuimos a su casa y durante el trayecto en coche, volvimos a besarnos y nuevamente disfrute acariciando de sus muslos. En el ascensor, la subí la falda para azotar su culazo, mientras se lo observaba reflejado en el espejo. Al entrar en la casa, nos fuimos al salón. Diana me tiro al sofá, sentándome y ella se sentó sobre mí, de rodillas mirándome. Nos besamos y seguí acariciando sus muslazos.
Diana se levantó y preparo unas copas. Se sentó nuevamente sobre mí y mientras nos la tomamos seguimos besándonos y metiéndonos mano. Diana se colocó a gatas en el sofá y comenzó a mordisquear mi paquete. Una de mis manos se colocó en su culazo y lo acaricio, primero sobre el vestido y luego directamente, tras subírselo a la cintura. Ahora pude ver mejor, el precioso encaje del tanga. Lo azote y según ella me desabrochaba el pantalón, más fuerte lo hacía. Diana comenzó a hacerme una mamada y yo metí mi mano por su tanga, masturbándola. Si ella subía lo velocidad, yo lo hacía, y si ella la relajaba, yo igual.
Diana me puso un condón y volvió a sentarse sobre mí. Aparto su tanga y se metió mi polla en su coño, moviéndose en círculos, mientras nos besábamos. Mis manos, nuevamente, agarraron sus muslazos, apretándolos y disfrutando de ellos. Diana se subió el vestido, quitándoselo, quedándose con el tanga y un sujetador negro, de aro, con encaje sexy, que redondeaba sus pechitos. Una de mis manos, subió hasta ellos acariciándolos.
Diana salió del salón y volvió con un consolador. Se apoyo en la mesa grande, aparto su tanga y comenzó a masturbarse. Me miraba con cara de golosa y gemía, mientras me masturbaba observándola. Diana se giró y siguió masturbándose, apoyando sus manos en la mesa, con su culazo bien ofrecido a mí. Me acerque a ella, di un fuerte azote en su culazo, aparte su tanga y la folle el culo. Diana disfrutaba de sus dos agujeros ocupados y cada vez se masturbaba con más velocidad. Agarre su larga melena y tire de ella, penetrándola más fuerte el culazo.
La giré y senté en el borde de la mesa. Separé su tanga y volví a follarla el coño. Apretaba fuerte sus muslazos, mientras nos besábamos. Volví a acariciar sus pechitos con una mano, por encima del sujetador, hasta que Diana se lo desabrocho y quito. Entonces juguetee con ellos en una de mis manos. Sus pezones estaban muy duritos y los pude morder bien. Agarre del cuello a Diana, apretando y follándola con penetraciones más duras, mientras ella me miraba con cara de estar gozando mucho.
La tumbe en la mesa y coloque sus piernas sobre mi pecho. Seguí follándola, mientras acariciaba sus muslazos y besaba sus pies. Metí mi polla por su culazo y la penetré fuerte, provocando sus gemidos más fuertes. No pare de follárselo, hasta que me corrí dentro. La quite el tanga y me agache, para colocar mi cara en su jugoso coño. Se lo comí y ella apretaba sus muslazos contra mi cabeza, atrapándomela fuerte. Mi lengua subía de velocidad y no paro, hasta que esta se corrió.
Me levante, Diana se sentó de nuevo y nos besamos. Diana se bajo de la mesa, se arrodillo, me quito el condón y me lamio la polla, limpiándomela.
Nos fuimos al sofá a tomar una nueva copa, besándonos y acariciándonos. Tras esta, nos fuimos a la habitación a dormir. En la cama comenzamos a besarnos y Diana acabo agarrando mi polla, masturbándome. Cuando me la puso durísima, se coloco a gatas y volvió a hacerme una mamada. Yo acaricie su culo y su coño. Comencé a jugar con su clítoris y cuando lo volví a notar húmedo, la hice colocarse sobre mi cabeza y comenzamos un delicioso 69.
Diana me puso un condón y se sentó sobre mí, comenzando a follar. Agarre sus muslazos y los acaricie, mientras ella se movía en círculos y gemía como buena perra. Cada vez se movía mas y mas veloz. Cuando se corrió, volvió a bajar la velocidad y se inclinó sobre mí. Mis manos se posaron en su culazo y nos besamos, mientras Diana seguía con mi polla bien dentro. Ahora se movía mas despacio, pero se la introducía hasta el fondo. De vez en cuando la azotaba su culazo.
No paramos hasta que me corrí. Entonces se volvió a colocar a gatas, me quito el condón y me la lamio, limpiándomela, mientras acariciaba su culo. Cuando la tuve bien limpia, se tumbo a mi lado y nos besamos y acariciamos, hasta quedarnos dormidos.
A la mañana siguiente me desperté y fui al baño. Al volver y ver a Diana dormida, tan guapa y mostrándome ese culazo, al estar de lado, me acerqué a ella y comencé a acariciárselo. Metí mi mano entre sus piernas y comencé a acariciar su coño. Poco a poco fui metiendo dos de mis dedos dentro y comenzar a masturbarla. Diana comenzó a gemir y sonreír, mientras se despertaba. Me miro, me dijo que era un gran despertar y comencé a masturbarla más rápido.
Mi polla se puso bien dura y me coloque de rodillas al lado de su cara. Golpee su preciosa cara con ella y pase mi glande por sus labios. Aprete mi polla contra su boca, hasta que la abrió y comencé a follarla la boca. Se la metía entera y cada vez lo hacia mas rápido. Diana se masturbaba, mientras la follaba la boca, provocándola alguna arcada.
Coloqué a Diana a gatas y me puse de rodillas detrás de ella. Golpee su culazo con mi polla y mi mano, antes de ponerme un condón, metérsela por el coño y comenzar a follarla fuerte. Agarre su melena y tire fuerte de ella, mientras esta soltaba fuertes gemidos, de placer y dolor.
Coloqué una de sus piernas de pie y la seguí follando bien fuerte el coño. Saqué mi polla y metí mi cabeza entre sus piernas, comiéndola el coño, mientras mis manos acariciaban y azotaban su culazo. Me volví a colocar de rodillas y ahora la follé suave el culazo. Me incline sobre ella, para acariciar sus pechitos y besarla el cuello. Diana me acariciaba la cabeza y gemía más y más fuerte, pidiéndome más dureza en el anal. Cumplí sus deseos y la follé bien duro el culo, a la vez que la agarre del cuello fuerte, provocando sus gemidos más fuertes que nunca.
Me iba a correr, por lo que tumbe a Diana y me coloque de rodillas, con su cuerpo entre mis piernas. Me quité el condón y comencé a masturbarme, pasando mi polla por su boca. Esta me la besaba y lamia, mientras yo subía la velocidad de la paja. Cuando me corrí, solté todo mi semen por su preciosa cara, dejándosela bien blanca.
Fui por mi móvil y la saque varias fotos con su carita llena de mi semen y también mientras me lamia la polla, limpiándomela. Le mande las fotos a su marido y Diana comenzó a limpiarse la cara, recogiendo el semen con sus dedos, llevándoselo a la boca y tragándoselo. Nos volvimos a besar y mi mano volvió a masturbarla.
Su marido me envió unas fotos también a mí, con las tetazas de mi novia llenas de su semen. Tras enseñárselas a Diana, me coloque de rodillas entre sus piernas y la comí el coño, hasta que esta se corrió y trague sus jugos.
Nos duchamos rápido y nos vestimos, pues habíamos quedado para desayunar con nuestras parejas.
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