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Mí iniciación sexual: Día 3

Mí iniciación sexual: Día 3

Y llegó el día, el grandioso día
Esa madrugada me levanté ansioso, mí cuerpo y mí mente estaban revolucionados y no veía la hora de presentarme en su casa.
A la tarde fui y toque a su puerta, yo había llevado puesto ese short ajustado con el que me vió el primer día, el mismo que terminaba justo por debajo de mis blancas, lampiñas y vírgenes nalgas, vírgenes hasta ése día.
Me hizo pasar y ni bien cerró la puerta tras de mí sus manos fueron en búsqueda de mí cola, yo las esperaba, sabía que iban a llegar y me quedé quieto para que hagan lo suyo y me acariciaron con muchas ganas.
No esperamos nada, yo sabía cómo iba a terminar esto, quería entregarme a él, ser suyo; se sentó en el sillón con las piernas abiertas y yo me arrodillé entre ellas y comencé a acariciarle la pija por encima del pantalón, la deseaba e iba a ser mía; abrí la bragueta y saque esa pija ya dura y comencé a acariciarla, me la lleve a la boca y golosamente la lamía, la chupaba la dejé toda baboseadas; mientras el se entretenía con mis nalgas, jugaba con sus dedos en mí ano, llego a meter alguno o más de uno a esa altura ya era un fuego estaba entregado con la cola parada como esperando el final.
Luego de un tiempo chupando su pija me pide que me ponga en cuatro con mí vientre apoyado en el sillón, comenzó a bajarme el short y dejo al descubierto mí cola aún virgen, y comenzó a jugar con sus dedos y pasar la lengua en mí ano, yo creía volverme loco con esa sensación nueva para mí, cuando ya hizo lo suyo con sus dedos y lengua apoyó la cabeza de su verga en mí ano y empujó un poco y sentí como mí ano se abrio un poco, la retiro y me frotaba con su trocó por entre mis nalgas, volvía a empujar con su cabeza en mí ano y luego a frotar, en ese momento me di vueltas y le chupé la pija y le dejé mucha saliva.
Siguió con su juego en mí cola con su pija, yo sentía que cada vez que empujaba, su pija entraba un poco más y la volvía a sacar; mí cabeza me daba vueltas y estaba desesperado porque sucediera lo inevitable de una vez; el seguía jugando, empujaba y frotaba, hasta que no aguanté más el deseo y cuando empujó y sentí su cabeza apenas dentro de mí ano tiré la cola hacia atrás y la hice entrar toda en mí cola, literalmente me ensarté solo, nada de dolor, solo una pequeña molestia y puro placer y así se quedó por un instante con su pija toda adentro de mí cola que había dejado de ser virgen de una buena vez y por pura voluntad mía, había terminado seducido por un hombre y entregado a él y a su placer, que también fue mío.
Ya pasado ese primer momento que también fue sorpresa para él la sacó por completo y la volvió a meter hasta el fondo y así lo hizo por bastante tiempo la metía toda y la sacaba toda y volvía a meterla, de esa manera mí ano quedó listo para el final ya bien dilatado; me hizo dar vuelta y quedé boca arriba con mí espalda sobre el sillón, tomó mis piernas las levantó las abrió y comenzó a cojerme patitas al hombro, qué hermoso era ver esa cara de placer cuando me cojia, como disfrutaba cada vez que metía la pija y se movía dentro mio y lo hacía suave y despacio, disfrutando, hasta que empezó a moverse con más rapidez hasta que me agarró fuerte y empujó hasta el fondo, sentí su pija casi en mi estómago una y otra vez y como esa leche calentita me llenaba, era completamente suyo; se agacho, me rodeó con sus brazos en un abrazo acercó su cara y me beso la boca, hizo una pausa después de acabar dentro mio quedándose quieto con su pija vacía toda metida en mí cola, yo tampoco quería que la sacara, estaba extasiado de placer; culminado el acto sacó su pija de adentro mío y me pidió que se la chupe cosa que accedí a hacer, comencé a chupársela y a disfrutar con mí boca y lengua esa pija sabor a leche y mí cola, no desperdicie absolutamente nada, terminado ésto me dio otro profundo beso metiendo su lengua como queriendo saborear el también un poco.
Ya terminado todo, me pidió que fuera a bañarme y mientras iba al baño miraba mí cola, lo que había terminado de comer, me baño acariciándome con la esponja y me secó, me vestí y mientras lo hacía escuché decirme que volviera cuando quiera pero tenía que hacerlo cuando no estuviera su hijo.
Me fui prometiéndole que iba a volver y así fue; yo sabía que su hijo iba a ver a la madre algunas veces al salir de la escuela o le preguntaba cuando iba a estar en su casa para pasar a jugar, si me decía que iba a lo de su madre, la pija de su padre era toda para mí ese día, así que pasaba por mí dosis de pija y leche dos o a veces tres por semana; durante toda la secundaria fui la nena de su padre y digo nena porque luego empezó a vestirme de nena para cojerme y otras cosas más que me hizo a hacer pero esa ya es otra historia.
Y así fue como empezó mí vida en este maravilloso mundo de recibir pijas y leche en la cola y en la boca.

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