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mi novia viki

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Mi adorable novia Virginia me quiso subir un poco el ánimo y pensó en darme una sorpresa este lunes 15 de octubre. Yo estaba ingresado en el hospital desde hacía unos días y la verdad es que me sentía triste, deprimido. No es que estuviera enfermo de gravedad pero lo que en principio tenía que ser una sencilla intervención quirúrgica y tener que dormir una noche en el hospital se complicó algo y mi estancia allí se tuvo que prolongar demasiado. Virginia me venía a ver cada día después del trabajo y se mostraba muy cariñosa y atenta conmigo. Pero ni así yo conseguía animarme mucho. Y mi novia también estaba algo triste por verme deprimido. Así que pensó en algo que me alegraría: su disfraz de enfermera sexy. Aunque ya hacía algún tiempo que lo tenía, nunca me lo había dicho ni mostrado ya que quería guardarlo para cuando estuviéramos casados. Pero ella creyó que este sería un buen momento para ponérselo y enseñármelo, así me alegraría un poco mi estancia obligada en el hospital.- Juan, cariño, hola! Cómo estás hoy?- Bien, amor, contento de verte!- Oh, pero te ves triste! – exclama mi novia dándome un besito en la mejilla – Mira, verás, te he preparado una sorpresa. Espera un momento!Mi novia entra en el cuarto de baño de mi habitación del hospital, cierra la puerta y se dispone a cambiarse de ropa para mí. Se quita el pantalón tejano y las braguitas de encaje, que deja delicadamente sobre un taburete, y se pone el pequeño tanguita rosa del disfraz de enfermera. Luego se desprende de la blusa de seda muy fina y se pone la batita blanca. Luego se coloca la cofia blanca con una pequeña cruz roja. Mirándose al espejo se da cuenta de que le queda muy bien, muy sexy y divertida. Decide desabrocharse un par de botones de arriba y un par de debajo de la batita y ve que es mejor sacarse el sujetador para que no se le vea. Se da la vuelta y confirma que por detrás el disfraz le queda muy bien, aunque tan corto que muestra un poco sus nalgas. Duda un poco pero al final decide enseñarme el disfraz, un momento, sólo para mí, y enseguida volverse a poner su ropa. Cuando está a punto de salir, oye unas voces en la habitación:- Juan, hijo, cómo estás hoy?- Hola, mamá! Bien, mejor, bueno, no sé. Hola, papá!- Oh, vaya, los padres de Juan! Precisamente ahora!- Hijo, perdona, debo ir al baño enseguida!- Oh, vaya! Mi futura suegra no puede verme así!- Mamá, ahora, es que, precisamente…- Juan, es que no puedo aguantar ni un segundo más!Al oír eso, mi novia decide escabullirse y sale del baño antes de que mi madre entre en él y sale de la habitación sin hacer ruido. Virginia ve que, por suerte, no hay nadie en el pasillo y decide esperar un momento hasta que mi madre haya salido del cuarto de baño y pueda volver a entrar y cambiarse. Pero oye unos pasos y, para que nadie la vea así vestida, sin pensárselo entra en la habitación de al lado de la mía.- Oh, caray, veo que han cambiado el uniforme del hospital! – dice un señor que está sentado en una silla al lado de una cama vacía. – La verdad es que este me gusta mucho más! Es como el de las películas verdes! Con mucho escote y muy cortito! Muy sexy!- No, caballero, bueno, sí, soy una nueva enfermera. – contesta mi novia disimulando.- Mire, señorita, me duele bastante la espalda, ve? Aquí, aquí! – señala subiéndose la bata.- Ah, sí, ya, bueno, avisaré al doctor.- No, no hace falta, mire, me hace un masaje y seguro que me alivia el dolor.- Yo… bueno… a ver…- Ay, me sabe mal, con estas batas los enfermos lo enseñamos todo! – se da cuenta que muestra el culo y su miembro a mi novia.- Sí, bueno, no se apure, ya se sabe… en el hospital… no se preocupe, que no miro – y empieza a masajear la espalda del señor.- Oh, que manos tan suaves, qué hábil que es usted, enfermera.- Gracias, caballero!- Jorge de Zolepón, para servirla señorita.- Yo soy… bueno… la enfermera… Lucy… García… Lucy García.- Encantado, Lucy. Que bien huele usted, enfermera!- Oh, gracias, es usted muy amable! Es un perfume que me regaló mi novio.- Ah, pues tiene muy buen gusto, la verdad!- Y me quiere mucho.- No me extraña, no me extraña, con una chica así… que suerte que tiene su novio!- Gracias, don Jorge. Bueno, qué, cómo está su espalda?- Algo mejor, algo mejor, pero no pares, no! Qué manos! Qué bien que me tocas!- Es que yo… debo ir a las otras habitaciones y eso.- Ya, ya, se comprende, Lucy. Uy, mire cómo me he puesto! – exclama don Jorge y señala su pene erguido a mi novia.- Oh, vaya! Tápese, don Jorge, por favor!- Ya, pero es que estas batas de hospital no tapan nada, mire! – muestra la imposibilidad de cubrir su miembro con la bata. – Es como la suya, que tampoco esconde mucho!- Bueno, pero es distinto, yo… – mi novia intenta abrocharse en vano los botones del escote al ver a don Jorge relamiéndose mirando fijamente sus pechos, que casi muestra por entero – Es que esta batita es tan pequeña que…- No, no pasa nada, sólo que claro, uno no es de piedra y…- Lo que parece de piedra es… su… – se admira Virginia al ver cada vez más gruesa y larga la verga de don Jorge.- La verdad es que no me puedo quejar de eso, hija.- Sí, sí, es muy…- Quieres tocarla, Lucy?- No, no, para nada, tápese, tápese!- Es que no me llega, ya ves, la bata no puede cubrir mi miembro.- Es que es muy… la bata, es muy corta. Bueno, bueno, yo me voy!- No, no, un momento, ay, me duele mucho la pierna, ay!- Cómo? Ahora la pierna?- Sí, sí, un masaje, un masaje!- Aviso al doctor!- No, al doctor, no! Se nota que es usted nueva, Lucy, a los doctores no se les avisa por un dolor en la pierna. Es la enfermera la que… ay… la que atiende estos casos de dolor… uy!- Bueno, a ver… – se acerca mi novia y se agacha, de espaldas a don Jorge, que aprovecha para levantar algo la batita de la chica.- Oh, habría jurado que usted no llevaba bragas!- Don Jorge, pero cómo voy a ir con una batita tan corta y sin bragas!?- Como me había fijado que se le veían las nalgas!- Bueno, es que es un tanguita muy pequeño!- Sí, sí, que bonito tan de color rosa!- Gracias, don Jorge! – dice mi novia enseñando todo el culo mientras sigue con el masaje en la pierna del señor.- A ver… – aparta el tanguita delicadamente.- Oh, pero qué…? Qué hace?- Es que había pensado que usted estaba completamente depilada… y no me he equivocado! Ni un pelo! Parece el sexo de una niña! Qué bonito y sexy!- Gracias, pero ya basta! – se queja mi novia volviéndose a tapar con el tanga.- Oh, mire, pero si está mojando sus braguitas!- Pero… en qué se fija usted, caballero?- En qué me voy a fijar, hija? Con un culo como el de usted aquí a un palmo de mi cara!- Es que al tener que hacerle un masaje en la pierna…- No, no, si está muy bien. Sigue, sigue con el masaje! Oh, mira, mira, me salen unas gotitas de mi polla…- Don Jorge!- Es la verdad! Oh, y tú tienes el tanga empapado! Completamente! Deja que te huela! Oh, que aroma tan fuerte y sexy! Espera! – coge ambas nalgas de mi novia con sus manos y las separa, acerca su cabeza y le lame la vulva que ya no esconde el tanguita.- Señor, no, por favor!- Pero qué rica, Lucy! Que rica!- Pare, pare, que no… ay… hmmm!(continuará

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