Dulce Verano parte 4

Mientras con una mano me frotaba rápido mi vagina, con la otra bajé la parte de arriba de mi traje de baño, dejando al descubierto mis tetas y empecé a apretar mis pechos, era tan rico estar ahí, no quería dejar ese chorro, era mi nuevo novio.

Seguí frotando mi vagina, mientras el chorro seguía penetrandome y abriendo mi vagina, mis gemidos se iban haciendo más fuertes y mi respiración cada vez más agitada, hasta que llegó el punto en el que me vine, fué uno de los mejores orgasmos que he tenido, mis piernas se arquearon, mi abdomen se apretó, mordí mis labios y con una de mis manos apreté fuertemente mis pechos, salió un enorme chorro de mi vagina y mis piernas empezaron a temblar de manera involuntaria, los espasmos eran tan fuertes que tuve que cruzar las piernas y apretar las fuertemente, mi gemido fué un fuerte grito de excitación y placer combinados.


Al terminar me aparté del chorro dónde me estaba masturbando y me fuí a la orilla de la alberca, acomodé mi bikini y seguí relajándome

Pasó un rato y no había rastros de Ramón, lo estaba esperando para que me hiciera suya, pero no apareció, al pasar del tiempo me dió hambre, mis papás habían salido, así que regresé a la casa y me preparé algo de comer rápido, después de unos 30 min salí de la casa para volver a ir a la alberca, al salir e ir caminando por la calle hacía la alberca estaba el vecino Don Gus que al verme me saludo de una forma muy amable:
G: Buenas tardes señorita que gusto volverte a ver por aquí, ya eres toda una mujer hermosa
Yo: Buenas tardes Don Gus, igualmente me da mucho gusto volver a verlo, en un rato lo vuelvo a ver, voy a la alberca a nadar y regreso, con permiso
G: Ándale pues hermosa
Don Gus es el único vecino que vive en esa cerrada con su esposa, es un señor de aprox 65 a 70 años, a él lo conocí desde pequeña y no lo había visto hasta ese momento.
Llegué a la alberca y me acosté en el camastro, saqué mi aceite para broncear cuando y me lo empecé a poner en mi cuerpo....

Continua