Hola a todos, me presento... Mi nombre es Sofía, Sofma para los amigos, soy una mujer casada desde hace ya 10 años, pues al cumplir mi mayoría de edad me casé con mi esposo, quién ha Sido el único hombre con el que he estado en la intimidad.
Si bien, se a encargado de hacerme disfrutar de todas las formas habidas y por haber, pues llevamos una vida sexual muy activa, ya que a ambos nos encanta el sexo.
Por los años de matrimonio gane cierto peso, el cuál me mantenía en una depresión constante y sin ganas de salir a la calle, sin embargo hace unos meses me propuse bajar de peso y ver por mi persona, así que logré perder 20 kg, quedando en 67 kilos, unas amplias caderas y unas tetas redonditas, soy bien parecida y de tez muy clara.
Gracias a esto, mis ganas de salir a la calle y hacer algo por mí misma, salieron a flote, nunca había trabajado, mi esposo es un año mayor que yo, tiene 29, es un exitoso vendedor de autos en una concesionaria a las afueras de la ciudad, me comentó que estarían apartando una sucursal, cerca de nuestro domicilio y que si quería, podría aplicar mi currículum para algún puesto.
Yo nunca he laborado por lo que acepté aplicar por un puesto de secretaria, trabajo administrativo y no tener que hacer labor de venta.
Me logró concretar una cita con el gerente que se encargaría de la sucursal, el cuál se puso en contacto conmigo para agendar hora y día de la entrevista.
Se llevaría a cabo la mañana siguiente en un café cerca del local por lo que me quedaba a escasos minutos. Por la mañana, tomé una ducha, al salir sólo con la toalla, tumbe y me puse enfrente de mi esposo quien estaba acostado, el cuál rápidamente empezó a estirar su pene de arriba hacía abajo, mientras me decía, ven y súbete que es lo que te encanta.
Rápidamente se humedecio mi entrepierna pero le dije que no, no tenía mucho tiempo por qué no quería confiarme en las distancias. Me suplicó por qué le chupara, pero nunca me ha gustado, así que me límite en darle unas jaladas con mi mano mientras le ponía cara pícara... No demoró ni dos minutos cuando chorros de leche calientita salían disparados por todos lados y sin dejar de jalar le decía -Te gusta papito, dame lechita -
El con sus últimos suspiros suplicaba parará pues el orgasmo que tenía era muy fuerte y yo seguía jalando.
Pregunté que ropa estaría bien utilizar, por la calentura que aún tenía él, me sugirió una tanga y un pantalón skinny que me marca todo, una blusa holgada pero delgada que deja ver mis senos y hace notar mis pezones cuando se endurecen.
Me dirigí al lugar con la esperanza de llegar antes que el gerente que me citó. Pero al llegar, él ya se encontraba ahí. Me miró a lo lejos de pies a cabeza y supongo por lo caliente que había quedado de ver la leche de mi esposo, decidí darle una oportunidad de ver bien, por lo que me pase por todas las mesas fingiendo no saber quién era, ya que yo lo conocía por fotos con mi esposo.
Le daba la espalda y veía como me sabroseaba por el reflejo del ventanal.
La situación me calentaba pero ya era momento de sentarme a conseguir ese empleo.
Me acerque y se puso de pie y dándome la mano, se presentó.
-¿Sofía? Toma asiento, te estaba esperando. Mi nombre es Luis y soy el gerente encargado de la nueva sucursal, me comentó Roberto (mi esposo) que tenía una amiga atractiva dispuesta a cubrir el puesto y vaya que no se equivocó.
Tras su bienvenida, me puse nerviosa pues mi esposo dijo que era su amiga, supongo por temas administrativos y no tener problemas con la entrevista, por lo que me límite a seguir la corriente.
-Si, le dije al buen Rober que necesitaba un empleo con urgencia, pues para ser sincera nunca he tenido la necesidad de laborar pero quería incursionar en el mundo del empleo y comprar mis propias cosas.
Se sonrió y comenzó la entrevista con preguntas básicas, edad, escolaridad, familia, etc.
Esto sin perder atención discreta a mi cuerpo y a mis labios.
La calentura se me pasó, pues por el nerviosismo de la entrevista todo pasaba por mi mente menos estar caliente.
Tras finalizar la entrevista, me dijo que el puesto era casi mío, pues con la recomendación que dió Roberto y la entrevista, era casi un hecho. Sin embargo sería necesario un examen psicométrico que tendría que aplicar, me preguntó si tenía tiempo de ir a hacerlo en ese momento a la oficina, accedí y le comenté que yo traía mi propio auto, a lo que el replicó, que el me llevaría y me regresaba por el.
Accedí, no me podía negar pues no dejaba de ser mi próximo jefe....
Al llegar en el estacionamiento a su camioneta, una ram 4x4 doble cabina súper alta, me abrió la puerta y alcé la pierna para alcanzar y subirme, prácticamente poniendo mis nalgas en su cara, al saber que el no perdería ningún detalle, me comencé a mojar nuevamente.
El subió y encendiendo la camioneta dijo.
-Te seré franco y muy sincero. Estoy interesado en contratarte, pero tengo una propuesta y única petición.-
-Quería que antes de firmar el contrato, pudieras darme un beso, pues me gustaste mucho y después de firmar, no me puedo meter contigo por qué serás mi empleada-
Esto me dejó perpleja, pero algo excitada, accedí, es sólo un beso y el trabajo es mío pensé.
Se avalanzo y comenzó a comerme la boca, urgando con su lengua todos los espacios posibles, cuando con su mano sujeta firmemente una de mis tetas, en ese momento, me sentía tan caliente que no pude quitar la mano y solo levanté más el pecho, el sujeto mi mano y la llevó a su pantalón.
El era un señor maduro de entre 40/50 años pero bien parecido. Sus manos y dedos gruesos abarcaban toda mi teta mientras la apretaban.
Saqué lentamente su pene y oh sorpresa, era extremadamente grande y gruesa, se veía exquisita, la cabecita se veía mojadita y empecé a jalar lentamente de arriba hacía abajo.
Me sujetó del cabello y me bajó con fuerza quedando con su enorme pene frente a mi, yo sin dudarlo abrí la boca y comencé a comerlo con desesperación, pues se veía riquísimo, mientras se la chupaba y me comía los huevos, me decía -Cometelo puta, eres una zorra muy rica-
Mientras decía esto, pude sentir como aventaba todaa leche en mi boca, calientita, espesa, rica...
No dejé que cayera ninguna gota, no me podía permitir que se manchada mi nuevo jefe.
Rápidamente se guardo su pene y me dió la hoja a firmar, diciéndome.
Esto no se volverá a repetir.
Tome la pluma y firmando dije
-Solo firmó con la condición de que sí se repita-.
Si bien, se a encargado de hacerme disfrutar de todas las formas habidas y por haber, pues llevamos una vida sexual muy activa, ya que a ambos nos encanta el sexo.
Por los años de matrimonio gane cierto peso, el cuál me mantenía en una depresión constante y sin ganas de salir a la calle, sin embargo hace unos meses me propuse bajar de peso y ver por mi persona, así que logré perder 20 kg, quedando en 67 kilos, unas amplias caderas y unas tetas redonditas, soy bien parecida y de tez muy clara.
Gracias a esto, mis ganas de salir a la calle y hacer algo por mí misma, salieron a flote, nunca había trabajado, mi esposo es un año mayor que yo, tiene 29, es un exitoso vendedor de autos en una concesionaria a las afueras de la ciudad, me comentó que estarían apartando una sucursal, cerca de nuestro domicilio y que si quería, podría aplicar mi currículum para algún puesto.
Yo nunca he laborado por lo que acepté aplicar por un puesto de secretaria, trabajo administrativo y no tener que hacer labor de venta.
Me logró concretar una cita con el gerente que se encargaría de la sucursal, el cuál se puso en contacto conmigo para agendar hora y día de la entrevista.
Se llevaría a cabo la mañana siguiente en un café cerca del local por lo que me quedaba a escasos minutos. Por la mañana, tomé una ducha, al salir sólo con la toalla, tumbe y me puse enfrente de mi esposo quien estaba acostado, el cuál rápidamente empezó a estirar su pene de arriba hacía abajo, mientras me decía, ven y súbete que es lo que te encanta.
Rápidamente se humedecio mi entrepierna pero le dije que no, no tenía mucho tiempo por qué no quería confiarme en las distancias. Me suplicó por qué le chupara, pero nunca me ha gustado, así que me límite en darle unas jaladas con mi mano mientras le ponía cara pícara... No demoró ni dos minutos cuando chorros de leche calientita salían disparados por todos lados y sin dejar de jalar le decía -Te gusta papito, dame lechita -
El con sus últimos suspiros suplicaba parará pues el orgasmo que tenía era muy fuerte y yo seguía jalando.
Pregunté que ropa estaría bien utilizar, por la calentura que aún tenía él, me sugirió una tanga y un pantalón skinny que me marca todo, una blusa holgada pero delgada que deja ver mis senos y hace notar mis pezones cuando se endurecen.
Me dirigí al lugar con la esperanza de llegar antes que el gerente que me citó. Pero al llegar, él ya se encontraba ahí. Me miró a lo lejos de pies a cabeza y supongo por lo caliente que había quedado de ver la leche de mi esposo, decidí darle una oportunidad de ver bien, por lo que me pase por todas las mesas fingiendo no saber quién era, ya que yo lo conocía por fotos con mi esposo.
Le daba la espalda y veía como me sabroseaba por el reflejo del ventanal.
La situación me calentaba pero ya era momento de sentarme a conseguir ese empleo.
Me acerque y se puso de pie y dándome la mano, se presentó.
-¿Sofía? Toma asiento, te estaba esperando. Mi nombre es Luis y soy el gerente encargado de la nueva sucursal, me comentó Roberto (mi esposo) que tenía una amiga atractiva dispuesta a cubrir el puesto y vaya que no se equivocó.
Tras su bienvenida, me puse nerviosa pues mi esposo dijo que era su amiga, supongo por temas administrativos y no tener problemas con la entrevista, por lo que me límite a seguir la corriente.
-Si, le dije al buen Rober que necesitaba un empleo con urgencia, pues para ser sincera nunca he tenido la necesidad de laborar pero quería incursionar en el mundo del empleo y comprar mis propias cosas.
Se sonrió y comenzó la entrevista con preguntas básicas, edad, escolaridad, familia, etc.
Esto sin perder atención discreta a mi cuerpo y a mis labios.
La calentura se me pasó, pues por el nerviosismo de la entrevista todo pasaba por mi mente menos estar caliente.
Tras finalizar la entrevista, me dijo que el puesto era casi mío, pues con la recomendación que dió Roberto y la entrevista, era casi un hecho. Sin embargo sería necesario un examen psicométrico que tendría que aplicar, me preguntó si tenía tiempo de ir a hacerlo en ese momento a la oficina, accedí y le comenté que yo traía mi propio auto, a lo que el replicó, que el me llevaría y me regresaba por el.
Accedí, no me podía negar pues no dejaba de ser mi próximo jefe....
Al llegar en el estacionamiento a su camioneta, una ram 4x4 doble cabina súper alta, me abrió la puerta y alcé la pierna para alcanzar y subirme, prácticamente poniendo mis nalgas en su cara, al saber que el no perdería ningún detalle, me comencé a mojar nuevamente.
El subió y encendiendo la camioneta dijo.
-Te seré franco y muy sincero. Estoy interesado en contratarte, pero tengo una propuesta y única petición.-
-Quería que antes de firmar el contrato, pudieras darme un beso, pues me gustaste mucho y después de firmar, no me puedo meter contigo por qué serás mi empleada-
Esto me dejó perpleja, pero algo excitada, accedí, es sólo un beso y el trabajo es mío pensé.
Se avalanzo y comenzó a comerme la boca, urgando con su lengua todos los espacios posibles, cuando con su mano sujeta firmemente una de mis tetas, en ese momento, me sentía tan caliente que no pude quitar la mano y solo levanté más el pecho, el sujeto mi mano y la llevó a su pantalón.
El era un señor maduro de entre 40/50 años pero bien parecido. Sus manos y dedos gruesos abarcaban toda mi teta mientras la apretaban.
Saqué lentamente su pene y oh sorpresa, era extremadamente grande y gruesa, se veía exquisita, la cabecita se veía mojadita y empecé a jalar lentamente de arriba hacía abajo.
Me sujetó del cabello y me bajó con fuerza quedando con su enorme pene frente a mi, yo sin dudarlo abrí la boca y comencé a comerlo con desesperación, pues se veía riquísimo, mientras se la chupaba y me comía los huevos, me decía -Cometelo puta, eres una zorra muy rica-
Mientras decía esto, pude sentir como aventaba todaa leche en mi boca, calientita, espesa, rica...
No dejé que cayera ninguna gota, no me podía permitir que se manchada mi nuevo jefe.
Rápidamente se guardo su pene y me dió la hoja a firmar, diciéndome.
Esto no se volverá a repetir.
Tome la pluma y firmando dije
-Solo firmó con la condición de que sí se repita-.
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