Esta es la continuación de “La haré mi cornuda”
Parte 1: http://www.poringa.net/posts/relatos/4719650/La-hare-mi-cornuda-1-de-4.html
Parte 2: http://www.poringa.net/posts/relatos/4720913/La-hare-mi-cornuda-2-de-4.html
Parte 3: http://www.poringa.net/posts/relatos/4722018/La-hare-mi-cornuda-3-de-4.html
Parte 4: http://www.poringa.net/posts/relatos/4723090/La-hare-mi-cornuda-4-de-4.html
***
-¿Sabes? Esto no me basta.
-¿Qué cosa?—dice P, quitando su lengua y sus dedos de mi punto P
-Desde que…Uhmmf… está allá… uhmmf… —me escuchaba volviéndolos a poner.
-Pero —siguió embocándomela— ju jabej je se jue porj ju mamá. (tú sabes que se fue por su mamá).
-Lo sé. Pero es que ya ni podemos hablar.
-Oye, mírale el lado positivo —agregando otro dedo para rozar mi próstata, ya iban 2— Lo hicimos demasiado bien. Y la próxima vez que esté con nosotros en el cuarto, la haremos nuestra. Ya no solo se sentará a mirar.
-Está bien. Pero es que no me basta. Quiero más. ¿Y si empezamos a buscar a otras parejas?
-¿Compartirnos?
-Sí, tú sabes. Ser swingers (Suinguers) y cuckquean a la vez.
-Tú estás huevón —me dice mordisquéandome la verga—. Yo no te voy a compartir. Esa pichula es mía o no es de nadie.
Me reí y la miré. Era la segunda corrida del día que me iba a sacar. Me encanta cuando P me exprime el punto P.
-Tú y yo solo cachamos duro. Está bien si no quieres probarlo conmigo. Pero ya me dijiste que no harías lo que hace F. ¿Cuál sería tu límite?
-Mejor no me preguntes.
-Sí. Mejor.
***
Esa tarde salí del hotel. Este era uno grande de 10 cuartos escondido en una residencial, de esas antiguas construcciones que son bloques y bloques de edificios igualitos por montones. Le pagué su taxi y prendí un cigarro. La vida no me sabe bien. No sé si es porque F se fue a cuidar de su mamá a otro país. No sé si es porque cada vez mi sueldo me alcanza menos. No sé si es porque P no se da cuenta que me estoy aburriendo de solo tirármela. Como si fuéramos pareja.
Seguí unas cuadras despacio. Estaba algo cansado y vi un bar en la avenida.
Llegué y no había mucha gente. Los pocos que sí, fueron de 2 y ni siquiera para armar una conversación.
Estaba en la barra. Como era un lugar chico, la caja estaba integrada. A un lado, cubierto por un vidrio polarizado. Ahí había un hombre sentado. No era delgado, pero tampoco una pelota. Apenas tenía barba y usaba una camisa blanca bien planchada. Era el marido de la bartender.
-¿Qué va a pedir, señor?
-No me digas señor, solo dime L.
-¡Uy!¡Qué macho tan atrevido!
Me reí con ella, apoyé un brazo y mi cabeza mientras preparaba el trago frente a mí. Cuando me sirvió, le pedí una cañita (sorbete, popote) y la miraba, pero sin importar que estuviera ahí. Me hizo dos chistes más y su marido apareció.
Ella era del mismo tamaño que él, promedio peruano. 1.57. Creo que me persiguen las chiquitas, decía en mi mente.Tiene el cabello negro, una piel reseca y unos labios apretaditos. No tiene las REALES tetas, aunque sí se defiende. Pero en uno de los momentos en que fui al baño. Pude verla de espaldas y sí tiene LAS caderas. Así como me PONEN.
-¿Amigo, qué tanto la miras, ah?¿Te gusta?—lo dijo bajo, pero fuerte.
-¿Qué? Disculpa, hermano. Ando pensando.
-¿En qué?¿En este culazo?—dijo mientras la apretaba cuando estaba volteada.
-¡Juan, por Dios! Aquí no, ¿sí?—su reacción fue más cotidiana de lo esperado.
-Solo bromeaba, amigo. —me miraba guiñando un ojo—.
Juan se fue a su caja. Nunca mejor dicho. Pero algo en mí decía que me miraba y ahora sí que yo veía descaradamente el culo que esa mujer se cargaba.
***
NOTA: Me encantaría conocer chicas peruanas o de otros países para chatear rico. ;)
Gracias por leer hasta aquí. <3
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-¿Sabes? Esto no me basta.
-¿Qué cosa?—dice P, quitando su lengua y sus dedos de mi punto P
-Desde que…Uhmmf… está allá… uhmmf… —me escuchaba volviéndolos a poner.
-Pero —siguió embocándomela— ju jabej je se jue porj ju mamá. (tú sabes que se fue por su mamá).
-Lo sé. Pero es que ya ni podemos hablar.
-Oye, mírale el lado positivo —agregando otro dedo para rozar mi próstata, ya iban 2— Lo hicimos demasiado bien. Y la próxima vez que esté con nosotros en el cuarto, la haremos nuestra. Ya no solo se sentará a mirar.
-Está bien. Pero es que no me basta. Quiero más. ¿Y si empezamos a buscar a otras parejas?
-¿Compartirnos?
-Sí, tú sabes. Ser swingers (Suinguers) y cuckquean a la vez.
-Tú estás huevón —me dice mordisquéandome la verga—. Yo no te voy a compartir. Esa pichula es mía o no es de nadie.
Me reí y la miré. Era la segunda corrida del día que me iba a sacar. Me encanta cuando P me exprime el punto P.
-Tú y yo solo cachamos duro. Está bien si no quieres probarlo conmigo. Pero ya me dijiste que no harías lo que hace F. ¿Cuál sería tu límite?
-Mejor no me preguntes.
-Sí. Mejor.
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Esa tarde salí del hotel. Este era uno grande de 10 cuartos escondido en una residencial, de esas antiguas construcciones que son bloques y bloques de edificios igualitos por montones. Le pagué su taxi y prendí un cigarro. La vida no me sabe bien. No sé si es porque F se fue a cuidar de su mamá a otro país. No sé si es porque cada vez mi sueldo me alcanza menos. No sé si es porque P no se da cuenta que me estoy aburriendo de solo tirármela. Como si fuéramos pareja.
Seguí unas cuadras despacio. Estaba algo cansado y vi un bar en la avenida.
Llegué y no había mucha gente. Los pocos que sí, fueron de 2 y ni siquiera para armar una conversación.
Estaba en la barra. Como era un lugar chico, la caja estaba integrada. A un lado, cubierto por un vidrio polarizado. Ahí había un hombre sentado. No era delgado, pero tampoco una pelota. Apenas tenía barba y usaba una camisa blanca bien planchada. Era el marido de la bartender.
-¿Qué va a pedir, señor?
-No me digas señor, solo dime L.
-¡Uy!¡Qué macho tan atrevido!
Me reí con ella, apoyé un brazo y mi cabeza mientras preparaba el trago frente a mí. Cuando me sirvió, le pedí una cañita (sorbete, popote) y la miraba, pero sin importar que estuviera ahí. Me hizo dos chistes más y su marido apareció.
Ella era del mismo tamaño que él, promedio peruano. 1.57. Creo que me persiguen las chiquitas, decía en mi mente.Tiene el cabello negro, una piel reseca y unos labios apretaditos. No tiene las REALES tetas, aunque sí se defiende. Pero en uno de los momentos en que fui al baño. Pude verla de espaldas y sí tiene LAS caderas. Así como me PONEN.
-¿Amigo, qué tanto la miras, ah?¿Te gusta?—lo dijo bajo, pero fuerte.
-¿Qué? Disculpa, hermano. Ando pensando.
-¿En qué?¿En este culazo?—dijo mientras la apretaba cuando estaba volteada.
-¡Juan, por Dios! Aquí no, ¿sí?—su reacción fue más cotidiana de lo esperado.
-Solo bromeaba, amigo. —me miraba guiñando un ojo—.
Juan se fue a su caja. Nunca mejor dicho. Pero algo en mí decía que me miraba y ahora sí que yo veía descaradamente el culo que esa mujer se cargaba.
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NOTA: Me encantaría conocer chicas peruanas o de otros países para chatear rico. ;)
Gracias por leer hasta aquí. <3
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