UN ATAQUE DE LUJURIA
(de la revista Alarma. Casos de la vida real)
Esta hermosa chamaca de apenas quince años caminaba despreocupada por la avenida Juárez. Atraía todas las miradas. A su paso los coches se detenían. Pasó junto a un hombre mayor, que esperaba el bus. El hombre la vio y la siguió con la mirada. Entonces se desató su demonio interior.
Desempleado, viudo, frustrado, hambriento, desesperado, se dejó llevar por un fuerte deseo de vivir algo bueno. Impulsivamente se fue detrás de la muchacha, que ni siquiera se había percatado de su existencia. La abrazó repentinamente por atrás y le repegó su verga totalmente endurecida en las nalgas, apretándola y meneandola en ese magnífico culazo.
La muchacha se debatió, pero no pudo zafarse. El insano deseo del hombre incrementó su fuerza. Ella gritó pidiendo ayuda. El hombre seguía restregando apasionadamente su verga en aquel magnífico trasero. "Mamita, que delicia, que delicia. Así sí vale la pena vivir". El hombre jamás había sentido tanto placer pese a que ambos estaban totalmente vestidos.
Un par de muchachos vieron aquello y se acercaron corriendo. El hombre ya se estaba derramando, desmayándose de placer mientras un fulminante infarto mezclaba su intenso placer con un agudo dolor. Cayó al suelo, inerte. La chamaca se dio vuelta y comenzó a patearlo en todo el cuerpo. Los chicos trataban de calmarla. Llegó una patrulla, tarde como siempre. Se llevaron a la chica a la delegación. Una ambulancia recogió un par de horas después el cuerpo del hombre.
En la delegación en lugar de hacer declarar a la chica la llevaron a los separos. Al final de cuentas, los agentes de la ley también son hombres y, bueno, la verga siempre sabe lo que quiere. Le dieron pa sus tunas hasta hartarse y luego la "desaparecieron".
Demonios, ¿por qué se visten así y salen a exhibirse a la calle? Van mostrando su palmito por todas partes provocando erecciones en todo el que la mira. Y ese pobre hombre, que tanto había sufrido, sólo quería una razón para vivir y un poco de placer como hombre, ¿cómo podría haberse contenido?
El deseo sexual es la mayor fuerza que existe. Anima a un hombre incluso ante las puertas de la muerte. Tenía 79 años de edad.
(de la revista Alarma. Casos de la vida real)
Esta hermosa chamaca de apenas quince años caminaba despreocupada por la avenida Juárez. Atraía todas las miradas. A su paso los coches se detenían. Pasó junto a un hombre mayor, que esperaba el bus. El hombre la vio y la siguió con la mirada. Entonces se desató su demonio interior.
Desempleado, viudo, frustrado, hambriento, desesperado, se dejó llevar por un fuerte deseo de vivir algo bueno. Impulsivamente se fue detrás de la muchacha, que ni siquiera se había percatado de su existencia. La abrazó repentinamente por atrás y le repegó su verga totalmente endurecida en las nalgas, apretándola y meneandola en ese magnífico culazo.
La muchacha se debatió, pero no pudo zafarse. El insano deseo del hombre incrementó su fuerza. Ella gritó pidiendo ayuda. El hombre seguía restregando apasionadamente su verga en aquel magnífico trasero. "Mamita, que delicia, que delicia. Así sí vale la pena vivir". El hombre jamás había sentido tanto placer pese a que ambos estaban totalmente vestidos.
Un par de muchachos vieron aquello y se acercaron corriendo. El hombre ya se estaba derramando, desmayándose de placer mientras un fulminante infarto mezclaba su intenso placer con un agudo dolor. Cayó al suelo, inerte. La chamaca se dio vuelta y comenzó a patearlo en todo el cuerpo. Los chicos trataban de calmarla. Llegó una patrulla, tarde como siempre. Se llevaron a la chica a la delegación. Una ambulancia recogió un par de horas después el cuerpo del hombre.
En la delegación en lugar de hacer declarar a la chica la llevaron a los separos. Al final de cuentas, los agentes de la ley también son hombres y, bueno, la verga siempre sabe lo que quiere. Le dieron pa sus tunas hasta hartarse y luego la "desaparecieron".
Demonios, ¿por qué se visten así y salen a exhibirse a la calle? Van mostrando su palmito por todas partes provocando erecciones en todo el que la mira. Y ese pobre hombre, que tanto había sufrido, sólo quería una razón para vivir y un poco de placer como hombre, ¿cómo podría haberse contenido?
El deseo sexual es la mayor fuerza que existe. Anima a un hombre incluso ante las puertas de la muerte. Tenía 79 años de edad.
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