La excepcion

Alabada sea la primavera. El calor que empieza a sentirse muy de a poco sirve de excusa perfecta para que tu cuerpo de luzca mostrando más piel.

Esos shorts que te encanta usar para estar en tu casa, para patear de día por ahí, y algunos vestidos bien cortos que sabes explotar con alguna salida nocturna eventual. Ya me volás el cerebro sin emitir una palabra. Y lo sabes. Y bien lo disfrutas.

No importa realmente el lugar, puede ser hasta un bar, donde fuera, si tu cuerpo te lo pide, vos comenzás a contonearte, a bailar, y no puedo evitar ser una víctima más de tu hipnotismo corporal.

Tenes un cuerpo que se mueve con hambre de sexo, respiras sensualidad, pero no la buscas activamente. No sos una fiera al acecho, pero si ando desprevenido, puedo caer en tus garras. Y esta noche, no solo la imaginación todo lo puede...

El alcohol es tu combustible, y tu alegría es la excusa para acercarme y disfrutar más de cerca ese espectáculo de tu mirada y sonrisa en combo, buscando un cómplice esta noche ensordecedora. Jugamos ese juego, seguimos las reglas, los cuerpos se atraen y nos vamos perdiendo en el ritmo...

Quiero ser lo que te hace más feliz
a mí me gusta verte así
como el fin de este viaje

Préndeme
¡Sácate!

Llévame a un lugar con parlantes

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profetizaba el Gran Gustavo. Siempre tan acertado.

Tantas canciones te intentan describir. Tanta música hizo vibrar tu piel. Afortunados aquellos que supieron acariciarla y disfrutarla. Bendito aquel que saboreo esos labios que escapaban ahora de mi bajo los caprichos del compás, dibujando una sonrisa mientras decidían si caían bajo el ansia del deseo o simplemente alimentar de aún más leña la hoguera de las vanidades.

Las manos iban de tus caderas a tu espalda, reconociendo tus curvas y el inicio de tu cola, que sabia provocar cuando bajabas y volvías a subir, dejando mi tacto fuera de lugar, retomando su posición para poder atraerte a mí, cada vez más, sin poder resistir ni ocultar el fuego bajo la piel.

Y que nos vuele la sonoridad
por el aire
un espacio para celebrar
sé que esto es grande

Este amor es
la mejor cara del poder
y estás cansada de poner
el dedo en la llaga

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Este tiempo llegó para ahogar
a la bestia
todo acaba bloqueado
entre tanta histeria

Hoy hagamos la excepción
de romper las reglas
tanto hambre sin satisfacción
Hoy hagamos la excepción
de estirar la cuerda
y que durar sea
mejor que arder

-nena llévame a algún lugar con parlantes-

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Los breteles de tu vestido ya estaban sueltos, cuando chocamos y nos matamos a besos contra una pared. Sin ofrecer mucha resistencia cedi ante tu piel, tu cuello... La respiración densa de los dos solo se cortó con tus suspiros y gemidos cuando comencé el recorrido de tu cuello a tus pechos, con tus pezones endurecidos y tan tentadores para continuar provocándolos, mientras tu cuerpo aún era presa de la música que sonaba, solo para saber apaciguar los ruidos que iríamos a provocar ante los vecinos...

Mientras saboreaba tu pezón, masajeaba el gemelo con la otra mano, y una pierna comenzó a meterse entre las tuyas, obligándolas a separarse de a poco. Tu vestido corto comenzó a rendirse y subirse por sí mismo, y tus manos ya hacían un desorden tan hermoso en mi pelo.

Mis manos bajaron a recorrer tus piernas, tus muslos tan deliciosos, y disfrutar de sujetarte esa cola que tan embobado me tiene desde hace tiempo ya. Quien puede controlarse cuando finalmente tengo esta oportunidad con semejante mujer sensual... quien puede resistirse a sujetarte ese culo hermoso hundiendo cada dedo en tu piel, levantándote un poco del suelo mientras mi boca vuelve a probar la tuya.

Nuestras lenguas se mezclan y me abrazas para sostenerte, pero con el doble sentido que provoca esa necesidad de sentirme más cerca, tan cerca como sea posible, sin un centímetro de aire entre los dos...

Hasta que, ya descalza con los zapatos quien sabe dónde, pusiste los pies en el suelo, decidida, empujándome suavemente los hombros con tus manos para poder tomar aire, para poder mirarme totalmente consumida por la lujuria, para bajar tus manos mientras rozas mi pecho, hasta mi pantalón. Tus suaves y delicados dedos me desabrocharon la bragueta y sortearon el bóxer que tanto te molestaba, a juzgar por el movimiento rápido y decidido, demandando ver y sentir lo que pudiste palpar mientras te sostenía hace un momento.

Mecanismos de ilusión
todo el mundo nena, es impostor

Hoy hagamos la excepción
de romper las reglas
tanto hambre sin satisfacción
hoy hagamos la excepción
de estirar la cuerda
que durar sea mejor que arder

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Sin que pudiera mediar palabra, sin que pudiera respirar ni acomodarme, ya con los pantalones y bóxer entre mis tobillos, tragaste toda mi pija sin piedad.

No pude evitar soltar un gemido.

Tu cabeza se movía frenéticamente, sin cuartel. Sostenías la base con tu mano mientras chupabas sin control, pero con una maestría que podría dejarme seco en tiempo récord. No sabía si rendirme, pedir misericordia, o... no se... ya no podía pensar siquiera.

Por suerte antes de que pudiera soltar un patético "...pará...", te anticipaste y me soltaste... no sin antes sujetarme firmemente la pija dura y llena de tu saliva, para guiarme hasta tu cama.

No sé si hubo algún dialogo siquiera entre los dos... solo sé que me encontré de rodillas ante el pie de tu cama, con tu desnudez plena y con tus suaves e inquietas piernas a cada lado de mi rostro, besándote la entrepierna y disfrutando cada gemido que largabas al aire como un logro personal y una descarga de mi propio placer, deleitándonos a la par.

Mi lengua jugaba con tu clítoris, quemándome la lengua con tu calor, saboreando tus labios bien mojados y tan deliciosos, chupándolos mientras lamia descontroladamente con la punta de mi lengua. Con un pedido fugaz te diste vuelta, quedando en cuatro en la cama, aprovechando por una milésima de segundo contemplar ese culo divino. Lo chupe como jamás chupe un culo. Lamí con esmero. Lamí tu concha caliente, la deje con mi saliva, saboreándote a pleno, para no poder olvidar el momento jamás.

Hasta que el momento llego a su fin. Hasta que me sujetaste con tu mano y me apartaste.

Tus ojos me decían "Cojeme"... y tu cuerpo caliente agregaba "...fuerte".

Me erguí enfrente tuyo. Con tu cuerpo en cuatro frente a mí. Tan caliente. Tan mojada. Tan mía. Sujete mi pija y la lleve hasta tu concha, peleando por quien quemaría a quien, quien mojaría más a quien...

Pero no empujé. No. Deje que resbale y roce tu clítoris. Una. Y. Otra. Vez.

Juro que escuche entre suspiros una puteada. Sentí tu mano sujetarme fuerte... y tu cola empujando contra mi pija, contra mi pelvis.

Y te sentí bien profunda. Y juro que escuche otra puteada.

Comenzaste a moverte presa de la ansiedad. Presa de las ganas de garchar. Con esa hambre de pija que te quito toda conciencia. Con ese personaje de hembra dueña de esa pija que estaba garchando, a flor de piel.

Nos fuimos alternando sobre quien cojía a quien... nuestras ganas competían y no sabían perder, no se dejaban ganar, y cuando alguien ganara un round, el orgullo metía su púa y se subían las apuestas.

Un dedo en tu culo en una vuelta, y en otra tus uñas clavándose en mi espalda mientras te sostenía y me cojías rebotando en el aire en mi pija... En otra mientras te garchaba en 4, sosteniéndote el pelo para darte aún más duro, y en otra, vos subida arriba mío, con movimientos furiosos rozando tu clítoris en mi pelvis, y dejando que entre y salga mi pija a tu gusto.

Las sábanas quedaron en el piso, las almohadas mas allá, la música exhausta como nuestros cuerpos. Y como lo supe anticipar... me dejaste seco pero contento. Y vos exhausta, durmiendo con esa sonrisa fatal en tu rostro, tan angelical ahora... pero solo de día.

Ya rompí las reglas

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