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La novia de mi mejor amigo. Capítulo 8

La novia de mi mejor amigo. Capítulo 8

Esta es la historia de Manuel, un chico de 19 años que se siente atraído por la novia de su mejor amigo a quien desea profundamente y que lo llevará a poner en juego la relación, jugando con fuego y seduciendo la clandestinidad. Esta historia es ficción, eso no quiere decir que algunos hechos no sean reales…

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Capítulo 8: Cuando él no ve
   Nuevamente, las consecuencias de lo sucedido llegaron a las pocas horas de lo acontecido, esta vez en forma de mensaje de parte de Agustina. “Perdón que me haya ido de golpe ayer, pero lo que pasó me descolocó por completo. Pensándolo bien toda la noche me di cuenta de lo obvio. Estás atrás de la novia de tu amigo y yo tengo la mala suerte de parecerme mucho a ella. No te guardo rencor, pero me das mucha lástima y espero que te haga sufrir como vos me hiciste sufrir a mi” me escribió y no tuve la capacidad para mentirle. Simplemente le pregunté cómo se había dado cuenta de ello y enojada, me respondió: “GRITASTE SU NOMBRE MIENTRAS COGÍAMOS!!! SOS UN PELOTUDO MANUEL!” y entonces recordé como había dicho el nombre de la novia de mi mejor amigo al mismo tiempo que acababa sobre el de Agustina. Eso puso punto final a lo nuestro y provocó que el grupo de la facultad se dividiera, principalmente algunas de las chicas que se alejaron de los demás por ser amigas de ella.
   El resto no entendía muy bien que había pasado y pensaron que Agustina y yo simplemente nos habíamos peleado. Valentín, Guillermo y Santiago se enteraron a los pocos días que habíamos cogido pero nunca les confesé la razón por la que ella se había ido de golpe. Santiago, que ya sabía más de la cuenta, me preguntó por separado si yo me había percatado de la similitud entre las dos chicas y con mi silencio él se dio cuenta de que si me había percatado. Guillermo, que estaba cada vez más perdido y entendía nada de lo que sucedía, creía que era porque la chica me había propuesto algo más serio y yo le había dicho que no, mentira que decidí hacerle creer no solo a él, sino también a Paola, Clara y Micaela. Esta última, también parecía haberse dado cuenta de todo.
   “Qué pasó que te pelaste con tu amiguita?” me escribió a los pocos días y yo automáticamente le pregunté si estaba celosa de ella. “Para nada. Solo te preguntaba” me contestó y la conversación se puso interesante al instante. Alegando que simplemente no sentíamos lo mismo el uno por el otro, ella empezó a interrogarme sobre por qué me gustaba. Ni lento ni perezoso, le dije que me parecía muy linda pues al fin y al cabo se parecía a ella. “Entonces… Yo te parezco linda?” me preguntó Micaela y le dije que no solo me parecía lindo, sino que me parecía hermosa. “Me encantás Mica” le escribí y ella rápidamente me dijo que no tenía intenciones de engañar a su novio. Sintiendo que perdía la batalla y que la oportunidad se me escapaba, una idea se iluminó en mí y le hice la pregunté que cambiaría todo.
   “Y si tenemos un trío?” le escribí y ella solo pudo responderme una risa. “No te animás?” insistí y Micaela que conocía muy bien a su novio me preguntó cómo iba a convencer a Guillermo de que hiciera un trío conmigo. “Si yo lo convenzo, vos aceptás?” le pregunté ya que necesitaba escuchar las palabras de parte de ella. “Puede ser” me contestó y automáticamente le dije que no me servían esas palabras, que necesitaba saber si era un sí o un no. “Sí Manuel! Si convencés a Guille tenemos un trío” me respondió y le dije que era un trato, que yo me iba a ocupar de mi amigo. Esa vez no iba a perder la oportunidad, no iba a dejar que las cosas se dieran a las apuradas, iba a demostrarle a Micaela lo mucho que podía complacerla.
   ¿Cómo? ¿Dónde? Y ¿Cuándo? Esas eran las tres preguntas que me hice ni bien terminé la conversación y automáticamente me respondí dos. ¿Cómo? Poniendo a Guille muy en pedo y haciéndole creer que era una buena idea. Obviamente iba a necesitar la colaboración de Micaela, pero estaba más que seguro que ella iba a cooperar. ¿Dónde? En la casa de Guille. Sus padres se toman las próximas tres semanas para irse de viaje y él ya había dicho que iba a organizar más de una joda allí y que obviamente estábamos invitados a todas. ¿Cuándo? Al principio pensé que podía ser en cualquier momento, en cualquier reunión que hacíamos o hasta un día que estuviéramos los tres solos. El problema es que nunca estábamos ellos y yo sin los demás y forzar la situación iba a ser complicada. Pero la respuesta llegó enseguida.
   - ¿A qué hora vamos a la fiesta de fin de verano?- Preguntó Santiago y entonces supe el cuándo.
   La fiesta de fin de verano era un evento que había empezado cuando nosotros éramos chicos y que se había vuelto una tradición del club. Al principio comenzó como un evento exclusivo de los chicos del equipo de futbol, algo que ellos organizaban para ellos y sus amigos. Con el correr de los años, fue yendo mucha más gente y en los últimos años se organizaba en el mismo club, todo por el equipo de futbol. Era una fiesta hecha por jóvenes y para jóvenes, con mucho alcohol a buen precio y descontrol total. Solía ser un evento que terminaba tarde y en el que la mayoría se emborrachaba a tal punto que hacía cualquier cosa. Si había un momento ideal para que las cosas se dieran, era esa noche.
   Ese sábado por la tarde me fui a la casa de mi amigo con una mochila con la excusa de volver a dormirme allí después de la fiesta. Era algo que antes hacíamos muy seguido, pero desde que él estaba de novio con Micaela habíamos dejado de lado y me adelanté a los hechos. Mientras estábamos cambiándonos y cenando, empecé a mandarle mensajes provocadores a su novia, incluidas algunas fotos mías en cuero o con la camisa que me iba a poner esa misma noche. “Qué lindo que estás!” me respondió ella y automáticamente le dije que esa noche iba a poder hacerme lo que quisiera. “Veremos” contestó Mica volviendo a ese mensaje provocador y le dije que solo tenía que ayudarme metiéndole la idea en la cabeza a Guille, algo que ella no respondió.
   En la fiesta las cosas se fueron de lugar enseguida. Paola desapareció con sus amigas a los pocos minutos y Clara y Valentín se empezaron a besar delante de todos ante la sorpresa de los presentes. Santiago, quien tenía algo con una de las chicas de hockey la fue a buscar y en ese momento los tres nos quedamos solos. Empezamos a tomar y a tomar sabiendo que los dos teníamos más resistencia que Guillermo y cuando él ya estaba completamente borracho, cruzamos miradas y sabíamos que iba bien. En una oportunidad yo me fui a buscar algo para tomar y cuando volví vi como Mica le estaba comiendo la boca con ganas y como después le decía algo al oído mientras él le apretaba el culo sin disimulo. La noche iba pasando y el alcohol corría y corría. Guille llegó al punto que apenas podía mantenerse parado, pero seguía bailando, acariciando a su novia y bebiendo cualquier cosa que le trajéramos.
   A eso de las 6 de la mañana el sol empezó a salir y nosotros decidimos volvernos. Valentín y Clara habían desaparecido. Santiago se fue con su chica a media noche y Paola seguía cantando y bailando con sus amigas, por lo que los tres salimos solos del club, nos subimos a un taxi y emprendimos la vuelta. En el trayecto Micaela se le lanzó a su novio, comiéndole la boca con ganas, acariciándolo por encima de la camisa y murmurándole cosas al oído que yo no podía entender. Se la notaba súper caliente y eso me estimulaba. Mi amigo apenas entendía lo que estaba pasando de lo borracho que estaba y apenas se bajó del taxi se cayó al piso pues no se podía mantener parado. Entramos a la casa y yo, que lo llevaba de los hombros, lo deposité en el sillón mientras que su novia fue a buscar un vaso de agua para darle.
   - Mi amor ¿No tenés ganas de que nos divirtamos un ratito?- Le preguntó arrodillándose delante de él mientras que yo permanecía parado a unos metros de los dos.
   - Pero está Manu acá.- Le dijo él riéndose completamente en pedo.
   - Y bueno… Podemos divertirnos los tres.- Sugirió ella y Guillermo sonrió de oreja a oreja.
   - ¡Epa mi amor! ¿Querés que estemos los tres?- Le preguntó volviendo a reír y ella asintió con la cabeza.- Bueno, si Manu no tiene problema.
   - Solo si ustedes quieren.- Dije yo abriendo los brazos y sonriendo aunque por dentro quería saltar y festejar.
   Entonces Mica le desabrochó el pantalón a su novio y se lo bajó mientras este apoyaba el vaso en la mesita de al lado. Como pudo, le bajó el bóxer apenas hasta los muslos y mi amigo quedó con la pija al aire. La tenía muy chica y para colmo estaba completamente muerta, pero su novia rápidamente se ocupó de ello. La tomó con su mano y empezó a pajearlo mientras se miraban y él se reía. “¡Vení Manu!” me invitó Guillermo y yo caminé hasta quedarme parado más cerca de ellos y después me senté en el sillón observando a la chica que tenía arrodillada en frente. Guille me pegó unas palmadas de borracho en el hombro al mismo tiempo que su novia empezaba a chuparle la pija al ver que por el alcohol a este no se le paraba.
   Guille se relajó, apoyó la cabeza en el respaldo del sillón y se dedicó a disfrutar del pete que su novia le estaba haciendo. El problema fue que se relajó demasiado y de lo borracho que estaba, mi amigo se quedó dormido mientras que su novia tenía su pija en la boca. No nos dimos cuenta hasta que pasaron unos segundos, emuló un ronquido que nos atrajo a los dos. Ambos lo miramos sorprendido y tras comprobar que estaba completamente dormido, nos miramos a los ojos y nos empezamos a reír. “No lo puedo creer” dijo ella que le soltó la pija muerta y lo dejó ahí semi desnudo al lado mío. Yo no sabía muy bien que hacer y por unos segundos dudé, pensando que había emborrachado demasiado a mi amigo y arruinado el plan. Entonces Mica se trasladó hasta quedar en frente mío, apoyó sus brazos sobre mis piernas y levantando los hombros me dijo:
   - Él se lo pierde.
   Tomándome por sorpresa, fue directo al cierre de mi pantalón y me lo empezó a desabrochar a toda velocidad. Entendiendo todo en cuestión de segundos, dejé que la chica me sacara la prenda y que después se deshiciera de mi bóxer para dejarme más desnudo que a su novio. Sin dar vueltas, me agarró la pija con firmeza con su mano derecha y me empezó a pajear. A diferencia que el chico que tenía durmiendo al lado, a mi se me empezó a parar en cuestión de segundos y cuando Micaela apoyó sus labios sobre ella, yo ya la tenía totalmente dura. Mientras me desabrochaba la camisa la pendeja empezó a chupármela y enseguida noté un fuego prendiéndose adentro mío. “¡Ahhh sí!” dije sin poder controlarme y me relajé, ya totalmente desnudo, dejando que la chica se luciera.
   Al mismo tiempo que me pajeaba con ganas, subía y bajaba su cabeza sobre mi pija, comiéndomela toda y haciéndomela poner al palo. Con una mano acariciaba su espalda y con la otra le recogía el pelo para poder ver sus labios. ¡Era hermosa! La forma en la que me la chupaba era mucho mejor que cuando nos habíamos encontrado en la ducha. A pesar de que teníamos a su novio dormido al lado nuestro, ahora no había que apurarse, ahora no había que perder el tiempo, pues por alguna extraña razón, los dos sabíamos que no iba a despertarse. Es por eso que ella seguía y seguía y yo la dejaba que me deslumbrara con su boquita deliciosa y su lengua juguetona. Su mano entró en acción enseguida y luego de acariciarme el cuerpo, me agarró las bolas y empezó a jugar con ellas de una forma muy estimulante.
   - Acostate, ahora te toca a vos.- Le dije levantándome de golpe.
   Micaela se sacó el short y la remera a las apuradas mientras yo acariciaba su cuerpo. Le desprendí el corpiño a las apuradas y luego de asegurarse que su novio seguía totalmente dormido con la pija afuera, se acostó en lugar donde yo estaba antes y se sacó la bombacha. Yo me arrodillé delante de ella y trayéndola hacia el borde, le abrí las piernas y empecé a besarle los muslos con ganas, comiéndomela entera. Me levanté para darle nuevamente un beso y después bajé a pasarle la lengua por la conchita haciendo mucha presión. “¡Ay!” dijo ella y pegó un pequeño saltito. Los dos nos quedamos inmóviles y luego de ver que su novio apenas se inmutaba, volví a pasarle la lengua y comencé a comerle toda la concha.
   ¡Estaba deliciosa! Subía y bajaba mi lengua por sus labios a toda velocidad mientras que ella se mordía los labios para no gemir como loca de placer. Mis dedos aparecieron casi al instante, primero abriéndole la conchita para poder chupársela mejor y luego entrando dos en su cuerpo. Mientras le chupaba el clítoris le iba colando dos deditos, los cuales se me humedecieron enseguida. Micaela recorría mi espalda y mi nuca con una de sus manos, mientras que con la otra se aferraba al almohadón del sillón. Se seguía mordiendo los labios con fuerza para ahogar los gemidos, pero yo quería escucharlos, por lo que sacando la boca de su cuerpo, me relamí y le pedí casi en un susurro que gimiera. “Nos va a escuchar y se va a despertar” me respondió ella también susurrando, pero Guillermo estaba demasiado dormido para percatarse lo que sucedía alrededor suyo.
   Entonces empecé a cogerla con los dedos de una forma bien aceledara, metiéndonos y sacándolos a más no poder mientras que con el dedo gordo le presionaba el clítoris. La mano que tenía sobre mi espalda se la llevó automáticamente a la boca y yo aproveché mi mano libre para sacársela. Sujetándola de la muñeca no dejé que Micaela se volviera a tapar la boca y por más que hizo fuerza para no gemir, no pudo aguantarse las ganas y dejó escapar unos suaves gemidos. Los dos mirando a su novio, nos dimos cuenta que este no se inmutaba y eso la relajó un poco más. Sin soltarle la mano y sin dejar de colarle dos deditos, me levanté y acercándome a su oído le dije que no me importaba que su novio estuviera durmiendo allí, que me la iba a coger igual.
   Micaela me besó apasionadamente y yo aceleré el movimiento de mis dedos, provocando que ella rompiera el beso y que gimiera de nuevo, esta vez ya sin tratar de contenerlos. Guillermo, dormido como siempre no fue un problema por lo que decidí que podíamos seguir adelante. Arrodillándome de nuevo en frente de ella, pero quedando mi cintura a la altura de su cuerpo, le levanté las piernas para apoyarlas sobre mis hombros y apoyé la punta de mi pija sobre su conchita. “Vayamos a la pieza” me sugirió ella pero yo no quería perder tiempo y empecé a metérsela suavemente. Rápido, Micaela estrió las manos y se aferró al borde del sillón con fuerza, ahogando de nuevo un gemido de placer que no iba a tardar en salir. Sujetándole las piernas con una mano y estirando la otra para tocarle las tetas, me la empecé a coger con ganas.
   Al principio lo hacía a un ritmo más suave, con la idea de disfrutar del momento y que los dos nos fuéramos calentando de a poco. Micaela me miraba fijo a los ojos con la boca entreabierta y dejando escapar unos suaves gemidos que apenas podían oírse. De vez en cuando giraba la mirada y observaba a su novio para comprobar que este seguía durmiendo profundamente. Yo la observaba deslumbrado, apreciando su cuerpo, su rostro, sus expresiones y gozando de la calidez de su cuerpo. Sujetaba con firmeza sus piernas las cuales se elevaban en frente mío y con la otra mano la acariciaba de arriba abajo, en especial sus tetas, las cuales tenían los pezones bien duritos de todo lo que las estaba tocando.
   Poco a poco fui aumentando el ritmo y la intensidad. Mi cintura se movía hacia adelante y hacia atrás y mi pija entraba y salía de su conchita, la cual estaba bien calentita y mojada. Solté sus piernas y ella las bajó una a cada lado de mi cuerpo, para abrazarme con ellas. Yo me tiré hacia adelante y apoyando mis dos manos sobre sus tetas, la besé y le metí la lengua en la boca. Asegurándome de que no gritara, empecé a cogérmela más rápido, más fuerte, ya gozando a pleno de ese momento. Ella me mordió la boca con ganas para ahogar sus gritos y eso a mi me calentó tanto que seguí cogiéndomela más y más fuerte. Me hubiese encantado que mi amigo despertase de golpe y viese todo eso. Que la pudiera ver a ella gozando y disfrutando de mi pija, aunque por dentro me alegraba que durmiera pacíficamente sin tener idea de lo que pasaba alrededor.
   Después de eso pasamos por otras dos posiciones. Primero ella se arrodilló frente al sillón y apoyando su cuerpo en este con las rodillas en el suelo, yo me coloqué detrás y me la cogí mientras le manoseaba el culito. Me encantaba esa posición, pues es la que me había imaginado con Agustina en más de una oportunidad, pero con Micaela era mil veces mejor. Mica tenía un ojete hermoso y mucho más redondito, el cual me encargué de apretárselo, arañárselo y hasta darle unas palmaditas, por más que no me animé a cachetearlo por miedo que el ruido despierte al otro chico. Lo que si hice fue cogérmela bien fuerte y duro, metiéndole y sacándole la pija de la conchita a toda velocidad mientras que ella mordía el almohadón para no gritar a todo volumen. Lo mejor era que sus gemidos se podían escuchar de todas formas y yo sabía que ella se moría de ganas de regalármelos.
   Para la segunda pose ella se sentó encima de mí. A diferencia de como lo habíamos hecho con Agustina, le pedí que lo hiciera de frente, así le comía la boca y la miraba a los ojos. Micaela, excitadísima, se sentó y empezó a cabalgarme con ganas, moviéndose hacia adelante y hacia atrás, mientras nuestras bocas se encontraban en un beso bien caliente y húmedo. Estábamos a menos de un metro de su novio, de mi mejor amigo, y eso hacía que el morbo aumentara la excitación. Con mis manos le apretaba las tetas y el culo con ganas, volviéndome loco con su cuerpo mientras que ella se volvía loca con el mío. “¡Ay sí Manu!” me gimió al oído cuando le mordí un pezón y noté como sus piernas temblaban. Tenía la pija al palo, a punto de explotarme, pero quería aguantar un poco más a que ella terminara primero, tal cual se lo había prometido durante nuestra primera charla provocadora.
   Agarrándola del culo con fuerza con las dos manos, empecé a moverla hacia arriba y hacia abajo para que me siguiera cogiendo, pero mucho más rápido que antes. Ella entendió el mensaje y apoyando sus brazos sobre mis hombros, comenzó a dar saltos encima de mi pija, clavándosela con fuerza una y otra vez. “¡Ahhh! ¡Ahhh! ¡Ahhh!” empezó a gemir ya sin importarle que su novio estuviese al lado nuestro y mirándome fijo a los ojos con la boca abierta. Yo estaba como loco, fascinado con su cuerpo y su forma de coger. “¡Dale Mica! ¡Acabá! ¡Acabame la pija!” le dije en un tono de voz lo suficientemente claro que mi amigo hubiese podido escuchar. Ella se descontroló más y más, saltando más y más fuerte. Su conchita se humedeció toda y sentí como caía por mi pija y mis huevos un líquido bien caliente que indicaba que la chica acababa de llegar al orgasmo. Rendida, cayó sobre mi cuerpo y apoyó su cabeza en uno de mis hombros, para besarme y pasarme la lengua con ganas.
   - Quiero que me llenes de leche como lo hiciste con Paola.- Me dijo hablándome al oído y su voz me hizo temblar tanto que casi termino acabando solo por eso.
   Aguantándome las ganas, aunque no por mucho tiempo, Micaela se levantó del sillón y se arrodilló en frente mío. Yo me paré al instante y empecé a pajearme delante de sus ojos. La chica levantó la mirada y abrió la boca para sacar la lengua y recibir toda mi descarga. “Lamela un poquito” le dije y automáticamente le pasó la lengua a la cabecita, provocando que mis rodillas se quebraran. Estaba sumamente caliente y tenía la pija al palo. Me pajeaba tan rápido que la leche llegó enseguida y comenzó a salir a chorros. Mica recibió la primera descarga en la boca, pero después se alejó y terminó cayéndole leche en toda la cara y en los hombros. Estaba toda cubierta de blanco y tenía los ojos cerrados, pero su sonrisa de oreja a oreja me dejó bien en claro que la había pasado muy bien.
   Automáticamente se levantó y limpiándose como pudo fue al baño a sacarse todo mi semen. Mientras la esperaba, decidí vestirme y sentarme en una de las sillas del comedor, observando a mi amigo dormid a lo lejos. Micaela volvió minutos después con la cara limpia y parte del pelo mojado y tras cambiarse rápido decidió despertar a su novio. Guille no entendía nada de lo que sucedía y mucho menos por qué estaba semi desnudo, pero ella lo vistió y lo llevó hasta la cama para acostarlo. Entonces volvió y mirándome desde unos dos metros de distancia me sonrió. Yo le devolví la sonrisa y le pregunté qué le pasaba, a lo que ella me contestó que no me hiciera el tonto. “¿Te gustó?” le pregunté y ella sintió con la cabeza. Avanzó unos pasos hasta quedar adelante mío, se inclinó hacia adelante para apoyar sus manos sobre mis rodillas y acercando su cara a la mía me besó y me dijo:
   - Ojalá podamos repetirlo pronto.- Y con eso, la novia de mi mejor amigo se convirtió en mi amante.


FIN!
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4 comentarios - La novia de mi mejor amigo. Capítulo 8

Pichungo234 +3
Cómo lo espere por dios, me encanto! Ojalá algún día siga
HistoriasDe
Gracias! De momento, este es el final...
mads2122 +3
Que siga porfas 😳
HistoriasDe
Lamentablemente no hay más capítulos. Pero se vienen cosas nuevas!