Buenas, después de mucho tiempo pensarlo decidí compartir este hecho 100% verídico que hasta el día de hoy pienso, recuerdo y rememoro.
Mi nombre es Gastón, tengo 22 años y soy de Córdoba Capital, hace unos cuantos años visito la página frecuentemente hasta el punto de convertirme en un adicto de esta sección, paso a contarles mi relato de lo sucedido.
El 25 de febrero de 2020 es el día en el que volví de un viaje largo que me tenía laburando en el exterior del país en temporada. Vivo con mi vieja y mis hermanas, pero en aquel momento ellas se encontraban vacacionando en la casa de mis abuelos, en Uruguay.
Al volver de mi viaje, me reencontré con amigos a los cuales volví a ver después de un largo tiempo. Las semanas siguientes a la vuelta las disfruté y las aproveché ya que estaba solo y como buen "adolescente", la casa sola es un lugar sumamente codiciado para propiciar encuentros amorosos y también compartir con amistades sin necesidad de mantener algún tipo de orden o norma estricta.
Mi vieja volvía la última semana de Marzo para retomar su laburo por lo que yo tenía tiempo de sobra para disfrutar. Las semanas posteriores a mi llegada, me contacté con mi madrina, íntima amiga de mi madre y cercana a mí. La verdad que dada la relación nunca la miré con ojos diferentes a los que un adolescente mira normalmente a un familiar suyo. En ella se encontraba una mujer de unos 50 y pico años, correcta, profesional, con tres hijos que vivían en el exterior, recientemente separada y con un cariño que siempre fue muy auténtico hacia mi. Ella me ayudó con el tema de la casa, me dejó algún dinero y algunas tareas que mi vieja le había explicado. En ese encuentro quedamos en que algún dia de esos la iba a visitar a comer, hacía mucho no nos veíamos y quería que le cuente de mi viaje además de hacerme compañía ya que mi familia no estaba en Córdoba. El día que fui a comer a su casa, (aclaro que vive cerca de la mía, alrededor de unas 10 cuadras), fue el día en el que se dictó la cuarentena obligatoria, si bien nos tomó de sorpresa, era algo que ya veíamos venir, y era un tema ya hablado con mi vieja, por lo que entre los 3 decidimos que la mejor opción era quedarme ahi unos dias. Yo no iba a estar totalmente solo en casa, ella, bajoneada anímicamente por su separación y por la distancia con sus hijos, se iba a sentir acompañada, asique cerraba por todos lados y además mi vieja se quedaba tranquila.
Los primeros días fueron normales, casi sin hacer nada, lecturas, películas, algún que otro juego de mesa, comida que cocinaba ella a la perfección, compras que realizaba cuando se podía y no mucho más. Una de esas noches, me propuso que me haga un asado para cortar un poco con la monotonía, así que preparamos la comida y para descontracturar un poco abrimos una botella de vino. Yo tenía el conocimiento de que ella participaba de catas asiduamente y siempre era un tema de conversación. Así que entre asado y sobre mesa nos terminamos bajando una botella de vino como si fuese agua. En ese momento pensé que no había mejor ocasión para ofrecerle un porro. Yo me moría por fumar pero nunca encontraba el momento. Le ofrecí, cedió, fumamos y procedimos a descorchar otro vino. La sobre mesa se prolongó con largas charlas y carcajadas A esta altura si yo ya me sentía borracho, ella lo estaba aún más, por lo que haciendo el mayor esfuerzo posible me pidió que la ayude a subir las escaleras, que estaba muy mareada y quería irse a acostar. Yo, en un estado también discutible, la levanté de la silla y la ayude a llevarla hacia su habitación, donde la deje acostada. Cansado y un poco aturdido decidí pegarme una ducha antes de acostarme pero aprovechando que ella estaba dormida decidí usar su baño, que era mucho mas cómodo y grande. Ya adentro de la ducha y abajo de la lluvia de agua escuché que se abrió la puerta y vi como entró desesperada, noté también que se habia desvestido y solo tenía una remera que le hacia ver unas voluptuosas tetas, propias de una mujer grande. En ese momento fue cuando despertó algo en mi y de un momento al otro empecé a verla de otra manera.....
M: Perdón, perdon, perdonnn! No llegaba al otro baño, no sabía que estabas acá...
J: No hay drama madrina, me quería pegar un baño y vine acá porque pensé que vos estabas dormida...
M: Aah si, no hay drama con eso. Che cuando salgas si queres tirate un colchón en la pieza, hace calor y estoy con el aire prendido.
Y era cierto, ese día recuerdo que hacia un calor veraniego y la humedad estaba agobiante. por lo que termine de ducharme, me fui al cuarto en donde dormía yo, y estuve un rato con el celular. Pasada una media hora, volví a la habitación de mi madrina y no tire ningún colchón en el piso sino que me acosté en su propia cama tratando de no despertarla. Me acosté mirando para la pared y apenas me acosté ella se abrazo hacia mi, supuse que era un reflejo que tenía al estar acostumbrada a dormir con su marido, pero también por el alcohol que había tomado. Al principio me asusté, pero después me relajé y reaccioné como todo adolescente pajero, borracho y juguetón hubiera hecho.
En un momento dado, agarre su mano que me abrazaba y la lleve hacia mi pija. La hice manoseármela toda. Mi verga estallaba ya desde que la vi en el baño. Esas tetas desbordaban de su remera y me hacían pensar todo tipo de cosas. Al instante que lleve su mano, sentí como se movía hacia abajo y arriba y agarraba mi pito. En este momento es cuando te preguntas si estas teniendo un sueño o realmente es verdad lo que esta pasando. Con las luces oscuras me di vuelta, y metí mi cabeza en su remera hasta llegar a la unión de sus gigantes senos. Ahí fue cuanto me metí entre medio, mi cabeza se hundía en esas tetas gigantes, jugosas y saltarinas. Lamí, comí, chupé, subí al cuello y baje a su panza, era un video porno y yo era el niño jugueteando con la milf. Estaba en medio de una situación comprometida en la que había roto un pacto de vida y en la que estaba haciendo gemir de placer a la que hasta ese momento era como una tía para mi. De repente todo se terminó, como si se hubiese dado cuenta de que lo que estaba pasando estaba mal y de que en su condición de madrina estaba abusando de su ahijado. Dejamos de hacer lo que estábamos haciendo y me prometí no forzar alguna otra situación. El momento fue tenso, pero fue un acuerdo implícito. Como si los dos supiésemos que estaba mal pero que el disfrute era intenso e incomparable.
La noche terminó de esa forma y procedí a retirarme del cuarto para irme acostar a la otra pieza, eso sí, con la necesidad urgente de masturbarme. Al otro día, me desperté con un llamado suyo preguntándome que quería para almorzar, como si lo que hubiese pasado hace algunas horas no existiera, o como si mi cabeza no se hubiera hundido entre sus pechos. Nosé si para negarlo o para repetirlo.... Continuará
Mi nombre es Gastón, tengo 22 años y soy de Córdoba Capital, hace unos cuantos años visito la página frecuentemente hasta el punto de convertirme en un adicto de esta sección, paso a contarles mi relato de lo sucedido.
El 25 de febrero de 2020 es el día en el que volví de un viaje largo que me tenía laburando en el exterior del país en temporada. Vivo con mi vieja y mis hermanas, pero en aquel momento ellas se encontraban vacacionando en la casa de mis abuelos, en Uruguay.
Al volver de mi viaje, me reencontré con amigos a los cuales volví a ver después de un largo tiempo. Las semanas siguientes a la vuelta las disfruté y las aproveché ya que estaba solo y como buen "adolescente", la casa sola es un lugar sumamente codiciado para propiciar encuentros amorosos y también compartir con amistades sin necesidad de mantener algún tipo de orden o norma estricta.
Mi vieja volvía la última semana de Marzo para retomar su laburo por lo que yo tenía tiempo de sobra para disfrutar. Las semanas posteriores a mi llegada, me contacté con mi madrina, íntima amiga de mi madre y cercana a mí. La verdad que dada la relación nunca la miré con ojos diferentes a los que un adolescente mira normalmente a un familiar suyo. En ella se encontraba una mujer de unos 50 y pico años, correcta, profesional, con tres hijos que vivían en el exterior, recientemente separada y con un cariño que siempre fue muy auténtico hacia mi. Ella me ayudó con el tema de la casa, me dejó algún dinero y algunas tareas que mi vieja le había explicado. En ese encuentro quedamos en que algún dia de esos la iba a visitar a comer, hacía mucho no nos veíamos y quería que le cuente de mi viaje además de hacerme compañía ya que mi familia no estaba en Córdoba. El día que fui a comer a su casa, (aclaro que vive cerca de la mía, alrededor de unas 10 cuadras), fue el día en el que se dictó la cuarentena obligatoria, si bien nos tomó de sorpresa, era algo que ya veíamos venir, y era un tema ya hablado con mi vieja, por lo que entre los 3 decidimos que la mejor opción era quedarme ahi unos dias. Yo no iba a estar totalmente solo en casa, ella, bajoneada anímicamente por su separación y por la distancia con sus hijos, se iba a sentir acompañada, asique cerraba por todos lados y además mi vieja se quedaba tranquila.
Los primeros días fueron normales, casi sin hacer nada, lecturas, películas, algún que otro juego de mesa, comida que cocinaba ella a la perfección, compras que realizaba cuando se podía y no mucho más. Una de esas noches, me propuso que me haga un asado para cortar un poco con la monotonía, así que preparamos la comida y para descontracturar un poco abrimos una botella de vino. Yo tenía el conocimiento de que ella participaba de catas asiduamente y siempre era un tema de conversación. Así que entre asado y sobre mesa nos terminamos bajando una botella de vino como si fuese agua. En ese momento pensé que no había mejor ocasión para ofrecerle un porro. Yo me moría por fumar pero nunca encontraba el momento. Le ofrecí, cedió, fumamos y procedimos a descorchar otro vino. La sobre mesa se prolongó con largas charlas y carcajadas A esta altura si yo ya me sentía borracho, ella lo estaba aún más, por lo que haciendo el mayor esfuerzo posible me pidió que la ayude a subir las escaleras, que estaba muy mareada y quería irse a acostar. Yo, en un estado también discutible, la levanté de la silla y la ayude a llevarla hacia su habitación, donde la deje acostada. Cansado y un poco aturdido decidí pegarme una ducha antes de acostarme pero aprovechando que ella estaba dormida decidí usar su baño, que era mucho mas cómodo y grande. Ya adentro de la ducha y abajo de la lluvia de agua escuché que se abrió la puerta y vi como entró desesperada, noté también que se habia desvestido y solo tenía una remera que le hacia ver unas voluptuosas tetas, propias de una mujer grande. En ese momento fue cuando despertó algo en mi y de un momento al otro empecé a verla de otra manera.....
M: Perdón, perdon, perdonnn! No llegaba al otro baño, no sabía que estabas acá...
J: No hay drama madrina, me quería pegar un baño y vine acá porque pensé que vos estabas dormida...
M: Aah si, no hay drama con eso. Che cuando salgas si queres tirate un colchón en la pieza, hace calor y estoy con el aire prendido.
Y era cierto, ese día recuerdo que hacia un calor veraniego y la humedad estaba agobiante. por lo que termine de ducharme, me fui al cuarto en donde dormía yo, y estuve un rato con el celular. Pasada una media hora, volví a la habitación de mi madrina y no tire ningún colchón en el piso sino que me acosté en su propia cama tratando de no despertarla. Me acosté mirando para la pared y apenas me acosté ella se abrazo hacia mi, supuse que era un reflejo que tenía al estar acostumbrada a dormir con su marido, pero también por el alcohol que había tomado. Al principio me asusté, pero después me relajé y reaccioné como todo adolescente pajero, borracho y juguetón hubiera hecho.
En un momento dado, agarre su mano que me abrazaba y la lleve hacia mi pija. La hice manoseármela toda. Mi verga estallaba ya desde que la vi en el baño. Esas tetas desbordaban de su remera y me hacían pensar todo tipo de cosas. Al instante que lleve su mano, sentí como se movía hacia abajo y arriba y agarraba mi pito. En este momento es cuando te preguntas si estas teniendo un sueño o realmente es verdad lo que esta pasando. Con las luces oscuras me di vuelta, y metí mi cabeza en su remera hasta llegar a la unión de sus gigantes senos. Ahí fue cuanto me metí entre medio, mi cabeza se hundía en esas tetas gigantes, jugosas y saltarinas. Lamí, comí, chupé, subí al cuello y baje a su panza, era un video porno y yo era el niño jugueteando con la milf. Estaba en medio de una situación comprometida en la que había roto un pacto de vida y en la que estaba haciendo gemir de placer a la que hasta ese momento era como una tía para mi. De repente todo se terminó, como si se hubiese dado cuenta de que lo que estaba pasando estaba mal y de que en su condición de madrina estaba abusando de su ahijado. Dejamos de hacer lo que estábamos haciendo y me prometí no forzar alguna otra situación. El momento fue tenso, pero fue un acuerdo implícito. Como si los dos supiésemos que estaba mal pero que el disfrute era intenso e incomparable.
La noche terminó de esa forma y procedí a retirarme del cuarto para irme acostar a la otra pieza, eso sí, con la necesidad urgente de masturbarme. Al otro día, me desperté con un llamado suyo preguntándome que quería para almorzar, como si lo que hubiese pasado hace algunas horas no existiera, o como si mi cabeza no se hubiera hundido entre sus pechos. Nosé si para negarlo o para repetirlo.... Continuará
6 comentarios - Mi madrina y yo