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Dejó que mi jefe me de lechita

Dejó que mi jefe me de lechita
Todo empezá con mi cambio de trabajo, todo normal hasta que me presentan a mi jefe, un hombre que resalta una vibra sexual a todo lo que da, un carácter que te hace mojar a la primera, muy lindo y atento en todos los sentidos.
Me empieza a hacer plática y todo muy bien, hasta que sacamos temas de índole sexual y que se me suelta como hilo de media diría tu tía, una cosa llegó a otra y entre medio de la plática empecé a decile como me gustaba el sexo, nada fuera de lo normal para mí, uno que otro golpe, que me muerdan, me dejen moradas las chichis y las nalgas por los chupetones, una buena bajada al pozo y que me den como si no hubiera mañana. Empiezo a ver una erección difícil de ocultar, eso a mí me emociono, por qué en verdad quería que ese hombre me diera una atravesada pero no se logró nada hasta 2 semanas después, él se notaba tímido ante mi mirada, ya que medio tenía una idea de lo que quería hacerle.
Todo empieza con un mensaje de texto diciendo que tenía que llegar más temprano de costumbre, ya que había mucho trabajo por entregar, no se me hizo raro ya que mis compañeras habían dicho que tarde o temprano tendría que presentarme a laborar un turno extendido, yo le dije a mi jefe que sin problemas, solo que no avisé para el transporte, él muy oportuno dijo que sin problemas podía pasar por mi, que le quedaba de paso y sirve que le invitaba el desayuno, yo encantada y con un chingo de ganas acepte, ya que en mi mente ya se hacía un cogidon de aquellos
Y así fue, paso por mi y no había ni cerrado la puerta cuando empieza a besarme y a decirme que tenía muchas ganas de cogerme, que ansiaba mi lengua en su verga y que estaba lo o por qué le sacará la leche , yo caliente y con unas ganas tremendas, lo primero que hice fue sacarle la verga entre beso y beso, mi reacción fue de sorpresa, ya que es team sangre y esos te dan cada sorpresita que encanta.
El vato estaba más que feliz, empecé a tragarme su verga como si mi vida dependiera de eso, dijo que conduciría si no, la que se nos armaba a los 2. Pasamos a un callejón dónde no pasa ni un alma, me saco la blusa, el Bra y empezó a comerse mis chichis, a morderme a excitarme como nunca, me deje llevar y empezó a meter su mano en mi pantalón, hasta que me lo quito, bajo mi tanga, se la puso en la boca y dijo que quería llevársela de recuerdo. Yo no puse resistencia a nada, deje que hiciera lo que quisiera, bajo el asiento del copiloto, recostando me y abriendo mis piernas para darme unas mamadas tan deliciosas que me hacían temblar las piernas, yo me sentía en el cielo, cuando empieza a meterme los dedos, yo gemía y gritaba de placer

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