You are now viewing Poringa in Spanish.
Switch to English

El hijo mimado- segunda parte.

Esta es la continuación de la primera parte, disponible en mi perfil. Espero que les guste! Pido disculpas por tardar tanto, pero estuve un poco ocupado (guiño guiño). Si les gusta y quisieran saber como sigue dejen puntos y háganmelo saber en los cometarios. Muchas gracias! (mujeres y parejas de Cba siempre bienvenidas)


Papá nos sonrió a ambos y mientras cerraba la puerta nosdijo que siguiéramos, tomó una silla y la colocó cerca de nosotros, listo para sernuestro espectador. Debo admitir que al principio me sentí algo extraño, jamás habíaestado en una situación así antes, pero con el correr de los minutos me fuirelajando hasta el punto que todo aquello me calentaba aun más. Todavía me acuerdode la mirada de papá cuando entró, podía sentir cuanto disfrutaba de aquellaescena que le estábamos regalando. Mamá, volvió a pajearme suavemente mientraslo miraba.
-         Mirá amor la verga enorme que tiene nuestrohijito. Decía ella mientras lo miraba a los ojos. ¿Te gustaría ver cómo me lacomo toda? -
Ella volvió a recorrer con su boca toda la cabeza de miverga y se acomodó en cuatro para que su marido pudiese ver la imagen másmorbosa posible. Yo con una mano hundía despacio su cabeza tratando de sentirlo máximo posible el calor y la humedad del terrible pete que me estabahaciendo, y con la otra le acaricia el terrible culo que tenía, deseando poderentrarle duro. Luego de unos minutos levanté la mirada y pude ver como el seguíasentado en la misma posición, solamente que ahora estaba con el pantalón desprendido,pajeándose despacio, sin poder apartar sus ojos de la mirada de su esposa.  Cuando notó que yo lo estaba viendo, me sonrióy decidió levantarse. Se acercó hasta el sillón y se arrodilló frente a mí. Entoncestomó a mamá del cuello y empezó a mover su cabeza de a arriba abajo mientras lesostenía el pelo. Le hablaba, le daba instrucciones y cada vez que ella soltabami verga, él la besaba. siempre que podía le preguntaba si le gustaba comersela verga de su hijo, a lo que ella le respondía encantada y chupando más rápido.Las cosas se pusieron tan intensas que pasó lo inevitable y terminé acabándoleen la boca sin previo aviso. Vi como mi leche salía de su boca por la comisurade sus labios y como caía encima de esas terribles tetas. Ella me lanzó unasonrisa y sin decir nada se dio vuelta y comenzó a besar a papá. Estuvieron asíunos segundos, luego él comenzó a limpiar todo rastro de semen que había en sustetas.
 -te gusta la lechitaamor? Quiero que me dejes bien limpita para Juanchi-. le decía ella y él      comenzabaa chupar con más ganas.
Yo, si bien había tenido una de las mejores acabadas de todoel año, al ver esa escena pude sentir como mi verga empezaba a activarse denuevo. Al parecer papá lo notó, se acercó hasta mí y me dijo:
-Creo que deberías aprovechar y devolverle el favor a mami.A ella le encanta una buena chupada, y si se la das vos mejor todavía, hijo-.  Luego volvió a su silla a la misma posición expectanteque había guardado hasta hacía unos minutos.
Mamá se acomodó en el sillón y yo me arrodillé frente aella. Siempre he disfrutado de comerme una buena concha, es algo que me puede, pormí podría pasar horas así, pero había algo en ella que me volvía mas loco de lohabitual. No sé si habrá lo mojada que ya se encontraba, que podía sentir comotodo su cuerpo vibraba, o el hecho que ella no dejaba de mirar a papá, perorecuerdo que una vez que comencé a chupar no quería parar.
Comencé despacio, pasando mi lengua superficialmente,rozando todo su sexo con la punta. Me encantaba sentir como su cuerpo seestremecía con cada pasada y como ella intentaba ahogar los pequeños gemidosque le provocaba. Fui incrementando el ritmo, a pedido de ella y también poransiedad mía, me encantaba lo que estaba haciendo. Ahora subía desde la partebaja de su vagina hasta llegar al clítoris, punto en el cual ella empezaba aretorcerse. Empecé a aumentar la velocidad todavía más hasta que en un puntoella tomó mi cabeza y me apretaba contra su concha. Empecé a succionar suclítoris, darle pequeños y suaves mordiscos, y mis manos, que estaban en susrodillas, entraron a jugar también. Comencé metiendo dos deditos. A ella pareciógustarle. Los metía y sacaba a un ritmo ascendente. Los gemidos, ahora másfuertes, me impulsaban a ir más rápido, pero lo que más me ponía era lo que me decía.
-         Dale hijo, así, mas rápido-. Me decía mientrasme presionaba. -te gusta la conchita de mami? A mí me encanta como me la chupas-.
-         ¿Papi, te gusta ver cómo me come la conchita? Tedije que lo tendríamos que venir a visitar más seguido. ¡Mira como la tiene! Esmucho más grande y más rica que la tuya – Le decía a papá que la mirabaatentamente asintiendo.
Podía escuchar desde lejos cómo papá se pajeaba y nos pedíaque siguiéramos, como así también podía sentir la conexión que había entreellos, algo de lo que me encantaba ser parte.
Llegó el momento. Sentí como todo el cuerpo de mamá setensaba. Dejó escapar un grito y acabó hermosamente en mi boca. Me tomó de loshombros, me acercó a ella y me besó profundamente. Disfruté ese beso comonunca, yo acariciaba sus tetas y ella me pajeaba suavemente, ya que para esemomento estaba completamente duro de nuevo.
Intenté acercarme más ella y ponernos en una posición mejor.Ya quería entrar, sentía que mi pija me lo pedía a gritos. Por fin, cuandopuede acerca mi verga a su concha me empujó hacia atrás y me dijo sonriendo:
         -Pará hijo,no seas apurado. No ves que papá no puede más, tenemos que esperarlo…-
Me di vuelta y noté que él también había acabado y que lechorreaba leche por la verga y las manos.
           -Ahora lovas a ayudar? - Le pregunté.
           - A él? No!Que se limpie solo. Ahí hay servilletas-. Me contesto riendo y sin darle    importancia.
Yo no sabía que hacer. Tenia la pija durísima, y creo que ellanotó mi cara de angustia.
           -Igual estono lo podemos desperdiciar. Querés que mamá te ayude bebé? Dale déjame                ayudarte, vos sabés que a mí me encanta.- Dijo mientras se sentaba frente a mí.
Tomó mi pija y comenzó a besarla muy despacio. Le pasaba lalengua y me daba pequeños besitos en la punta. Me pidió que me acercara todavíamás y me dijo:
-         ¿Te gustaría que mami use las tetas? Ya noté quete encantan-.
Yo ni siquiera respondí y ella comenzó a hacerme la mejorturca que me han hecho hasta el momento. Sus tetas, grandes y firmes, me volvíanloco. No tardé mucho en acabar de nuevo, solo que esta vez el chorro salió disparadoa todos lados, en su cara, en sus tetas, en su panza y hasta un poco en supelo.
Ella me miró y me dijo:
-         ¡Mira el desastre que hiciste hijo! Ahora voy atener que limpiar todo esto-.
Se levantó y me pidió pasar al baño a darse una ducha. Sumarido atrás de limpiaba con una servilleta y se acomodaba la ropa.
Le alcancé una tolla y desfiló desnuda al baño. Sentí elimpulso de ir con ella, pero me paró y me dijo:
-         Vos quédate acá con papá que yo ya vuelvo, asíse hacen compañía. -

Me dio un pequeño beso y cerró la puerta del baño. Busqué miboxer y fui a sentarme con papá, que me esperaba en la mesa por abrir una cerveza. 

1 comentarios - El hijo mimado- segunda parte.