¡Bienvenidos a un nuevo capítulo! Como la espera fue larga esta intro va a ser muy corta. Después de un capítulo tan hardcore como el anterior los hermanos T van a tener un capítulo juntos a solas como tantos pidieron, eso sí, puede que sea una despedida a ese tipo de capítulo porque mi intención es que se aborden nuevas parejas (no digo se va a separar o no van a coger más juntos, digo que le voy a dar cabida a más personajes) y fetiches.
Regreso a las raíces
Noche, gemelos dormidos, Tammy en el baño dándose los últimos retoques, por un momento Tomás sintió que había retrocedido en el tiempo, no muy atrás, a cuando eran ellos dos viviendo una aventura secreta, sin intermediarios, sin sus padres. Mientras esperaba en el sofá tuvo intensos deja-vús a cuando viajó con su hermana a Mar del Plata y aguardaba pacientemente sus producciones, o cuando tenían la casa de sus padres para ellos solos y podían divertirse sin prestarle atención al reloj.
Por fin cuando salió, moviéndose silenciosa, le sacó el control remoto y apagó la pantalla para que solo tuviera ojos para ella.
- ¿Te cuento una buena noticia? – Dijo caminando frente a él meneando su sensual cuerpo. – Les di de comer con la leche de reserva. Hoy las tenes todas para vos. – Acto seguido su hermana oprimió sus ubres y Tomás pudo ver como su brasier se humedecía de leche.
- ¡No desperdicies!
Vestía nada más y nada menos que un bikini con estampado de vaca lechera, en las piernas jugosas medias negras hasta las rodillas y de peinado coletas de lolita. En su simpleza estaba el mayor encanto, no había tiempo para cosplays elaborados o maquillaje, ahora eran papas y había que reducir los tiempos.
- Mmm sos una vaquita, estás a rebalsar. – Se relamió recibiéndola sobre su regazo con todo su peso, peso que parecía ir en aumento, aunque a él no le importaba en lo más mínimo “Más de dónde agarrar” solía decir Tomás cada vez que Tammy decía que se sentía gorda. Por suerte ella no era de esas que se ofendían con cualquier mención de un aumento de peso, quizás se debía a que también eran hermanos.
Tammy descendió sobre su hermano cubriéndolo con su cuerpo y sus cabellos oscuros, besándolo igual de apasionada que siempre, como la primera, la segunda, tercer y todas las siguientes: - Que ricos los besos de mi hermanito, siempre tan mojaditos, tan ricos. – Lo felicitó metiéndole la lengua en la boca para buscar la de él y enfrentarla en una clásica competencia de vencidas babosas.
La morocha tomó la lengua de su hermano y la succionó, de una manera de lo más desvergonzada, sin importarle el ruido, la baba goteando, solo le importaba que comenzaba a sentir la verga de Tommy alzándose a fuerza de morbo aun cuando ella estaba con todo su peso sobre ella.
- Abrí la boquita, tengo un regalito… - Pidió viendo como su hermano, obediente, separaba los labios y desplegaba la lengua para que su hermana dejara caer un jugoso escupitajo, blanco y espeso en su lengua para que lo degustara y bebiera.
- ¿Más?
- Sí, dame más. –Le siguió el juego teniendo un deja-vú grande como su morbo. Sin dudas en algún momento habían hecho algo así o al menos muy parecido. De todas formas, se había probado cada sustancia de sus cuerpos y no era difícil pensar que eso era figurita repetida.
Tras obsequiarle tres grandes bolos de saliva Tammy le comió la boca por varios minutos mientras se frotaba toda la concha contra su erección, sintiéndola emerger como un misil de su silo.
- Muy bien hermanito, ahora te ganaste el plato principal. – Lo premió corriéndose un triángulo de bikini para desnudar un pezón. – Te voy a dar de mi teta.
Tammy se ubicó con un seno contra el rostro de su Tomás mientras le descubría la verga. – Toma mi teta, nos ordeñamos mutuamente. – Acto seguido, comenzó a masturbarlo mientras comenzaba a sentir la succión suave y constante de su hermano surtir efecto. Muy juntos, sintiendo sus propias respiraciones y el calor de sus cuerpos, se dieron placer mutuamente como una madre y un hijo muy, muy crecido. La voluptuosa hermana se deleitaba cada vez más con el placer que sus palpitantes mamas siendo succionados le obsequiaban, sentía su leche materna emerger, llenar la boca de Tommy y escuchaba como la iba acumulando para ingerirla de golpe, dulce y nutritiva directo de un cuerpo al otro. El sonido de sus chupones y el de su mano masturbándole eran casi mágicos, sin dudas era de esos momentos que hubieran querido que durasen para siempre.
- Mmmm Tommy, hermanito, como te gusta mi lechita, me explotas del placer, soy tan afortunada…. – Le dijo viéndolo chupar concentrado en mantener el ritmo. Estaba prendido a su pezón como todo un bebe, la leche salía de su teta sin esfuerzo, casi por gravedad, como si supiera que el motivo original de su embarazo era el de amamantar a su hermano.
- ¿Sabes? Me gusta más como me amamantas vos que papá, sos más paciente, más delicado, te importa mi pezón y lo haces para alimentarte, el placer que me das… mmmm me pone loca. – Expresó en un jadeo, acelerando su paja. – Decime que puede hacer tu hermana por vos, lo que sea, lo que me pidas tu hermana mayor te lo da.
Tomás se desprendió del pezón por unos instantes. Estaba enrojecido e inflamado, también se notaban surcos violáceos en toda la ubre, sin dudas las tetas de su hermana estaban muy cambiadas y se debía a que no tenían descanso.
- ¿Todavía te duelen? No puedo creer que dejaras que Roque te las maltrate. – Confesó con total preocupación.
- Mi amor, no te preocupes, con vos nada me duele, nada me molesta, lo de Roque ya pasó, ahora te tengo a vos para sanar. – Le dijo acariciándole los cabellos y llevándolo a que siga alimentándose. – Eso es, buen hermanito, siga tomando de mi mema.
“Chuick, chuick, chuick, chuick…” Hacia Tommy sin desperdiciar ni una gota. Cada tanto su hermana mayor le sacaba la teta de la boca para apretarla y salpicarle la boca con sus delicados chorritos de leche. De su pezón salían múltiples hilillos mientras que de orificio principal brotaban gruesas gotas blancas como queso derretido.
Tammy seguía un estricto régimen alimenticio, no solo comía sano y abundante, había reducido al mínimo la comida chatarra y la gaseosa, también bebía la nutritiva leche Ensure, conocida por tener vitaminas, minerales, proteínas y grasas. Al tratarse de una leche en polvo que era recetada a aquellos que necesitaban sanar de una cirugía, recuperarse de una enfermedad o recobrar masa muscular en estaba sana hacían maravillas con su leche. Por ende, su peso en consecuencia había aumentado, sus curvas traseras y delanteras estaban en el apogeo de su esplendor y su producción de leche era una empresa que no tenía descanso. Sin dudas se había tomado su papel de vaquita lechera de la familia muy en serio, incluso, cuando solo se alimentaban sus gemelos, sus leches se recargaban como pistolas de agua y disparaban ante el menor apretujón, manchando sus remeras, sus corpiños, las sabanas, sin dudas necesitaba de sus hijos y de su hermano (y de su padre cuando la situación era propicia) para ser vaciada y llevar su vida con mayor normalidad.
- Esta no tiene más, pasemos a la otra. – Comunicó obsequiándole un sonoro chupón a modo de despedida. Se había asegurado de beber hasta la última gota y solo cuando se cercioraba de que no salía más nada pasaba a la siguiente.
Cuando esa teta se vacío, cambiaron de posición a una más osada. Tammy se puso en cuatro sobre el sofá y dejo caer su pecho para que pendiera sobre la boca de su hermano como una ubre de vaca y mientras el comenzaba su diligente alimentación, ella colaba una mano por debajo para seguir masturbándolo con delicadeza. Aunque era una posición que le demandaba mucho esfuerzo la mujer no desistía de ella y seguía manteniéndose en cuatro, inclinada y con un brazo sosteniendo su torso y la otra dándole placer a los genitales de su hermano.
Tomás no se quedó atrás y como de costumbre, puso sus entrenadas manos en acción y casi como escurriéndola entre el cuerpazo de su hermana y la mano con la que lo pajeaba, comenzó a frotarle la vagina. Los dedos de Tommy, como hechos a medida, se deslizaron por el surco ardiente y suave de su hermana mientras ella continuaba bombeándole su dulce leche materna directo a su boca. Su piel se sentía porosa, con algunos pelos en el monte de venus creciendo libres como hacía tiempo no los dejaba crecer, entre los jugosos labios de carne estaba tan ardiente y húmeda como de costumbre.
- Que bueno mi Tommy, no puede estar dos segundos sin preocuparse por su hermana, nunca dejas que sea yo la que te da placer.
- El placer de tocarte la concha es todo mío. – Expresó hundiéndole un dedo en el orificio, sintiendo lo cálido que era su interior, haciendo gancho hasta hacerla sobresaltar con la sensación. Por más que sus dedos no eran los dedos más gruesos del mundo eran los dedos de su hermano y siempre tenían un plus a la hora de hurgar en su vagina, estaban donde nunca debía estar.
- Oooh, Tommy, ese dedito travieso, que rico. – Lo gozó mordiéndose el labio mientras su hermano lo metía más y más dentro suyo. - ¿Sabes? Cuando los gemelos crezcan me vas a tener que embarazar de nuevo. – No puedo dejar de producir, me horroriza la idea de no poder darte más de mi leche. – Dijo Tammy, casi totalmente apoyada sobre el rostro de su hermano, traspirando del esfuerzo.
- ¿Estás segura? Digo, aunque me gustaría hacer esto por siempre tuvimos premio doble, tampoco quiero arriesgarme tanto porque no hay billetera que aguante.
- No sea miedoso, mi amor, no te preocupes, ajustaremos nuestras cuentas, nada más, no es la gran cosa. – Lo tranquilizó presionando un poco más. Aún tenía mucho para darle y la excitaba que terminara de vaciarle los senos. Y no era lo único que pensaba vaciar…
- ¿Listo? – Pregunto al notar que ya no tenía ni una gota de leche y se la chupaba de vicio. – Ahora me toca a mí.
Tammy se levantó con sus grandes tetas expuestas e hinchadas y se arrodillo entre las piernas de su hermano, quitándole los pantalones, la ropa interior y acercando su cadera para comenzar a su banquete.
- Mmmm toda esa leche mía te está volviendo un macho viril, “mi” macho viril. – Lo elogió admirándole la pija en alza y sus testículos contraídos. Ella no era la única que había experimentado cambios en el cuerpo.
- ¿Qué decís? Estoy igual que siempre, solo algo más… desprolijo.
- No, no, yo te noto más portentoso, mi leche es buena sin dudas, te está volviendo todo un hombre grande y fuerte, si me preñaste por duplicado cuando eras un hombrecito ahora que sos un macho seguro me llenas el bombo con tres.
- Creo que no funciona así la cosa…
Tammy sin decir más nada, le envolvió el glande con la boca y la morocha comenzó a cabecear hasta hacer tope, sin dejar de verlo a los ojos con devoción.
- Glup, glup, guck, sloph, gluup… - Profería su húmeda boca en la que la saliva espesa y caliente se revolvía con cada ingreso del pene, cada vez más húmedo. Tammy dejaba que su baba se chorreara por todo el tronco hasta llegarle a las bolas, el placer que le obsequiaba su extasiado glande era único.
- Oh, oh, oh, hermana... como te gusta la pija, que bien la chupas. – Susurró Tomás viéndola fijamente, siguiendo esa mirada que envuelta en cabellos negros subía y bajaba fuera de control. Sin sacarle los pelos de la cara porque verla despeinada peteando era sumamente atractivo. Ella no respondió y cabeceó por varios minutos de manera ruidosa, dejando salir onomatopeyas casi ilegibles, deformando su rostro en una mueca obscena sin importarle en lo más mínimo.
- Ahora las bolas. Deja que las coma… - Tras darle un descanso a su garganta, Tammy le agarro los testículos pegajosos de baba y se los metió en la boca a fuerza de chupones. En cada lugar que dejaba sus obsequios sonoros la coloración de su escroto se tornaba más clara y la piel quedaba brillante. – Mmmm me muero, que deliciosas estas bolas. – Dijo pegándose a ellas y respirando con fuerza enseñando la verdadera devoción que tenía a las partes pudendas de su Tommy. - ¿Sabes lo que viene ahora no? – Pregunto mientras le lamia los testículos en los bordes, la línea rugosa que las separaba y el espacio entre ellas y el ano, el llamado filo de sartén en la jerga íntima.
- No deberías hacerlo, sos una mamá, estás amamantando. – Le advirtió sabiendo lo que iba a hacer. A pesar de que Tammy rompía todas las reglas naturales, a la hora del sexo o, mejor dicho, las previas, era muy metódica, casi una estratega: besos húmedos con saliva, chupada de tetas, chupada de verga, huevos y por último…
- ¿En serio, Tomás? Después de lo que hice si no me morí no me mata nada, no se preocupe hermanito y abra las piernitas, tíralas para atrás… eso es, que su hermana se va a ocupar de su culo. Seguro que hasta es bueno para reforzar las defensas.
- Hermana, aunque es mi debilidad no me molesta si te lo salteas, no soy Roque para obligarte a…
- Quizás deberías ser un poco como Roque, he dicho, basta, Tomás, decía algo productivo o no digas nada. – Lo reprimió como hacía tiempo no hacía. – Mira, lo que pasó, pasó, lo superé, es más, no tiene nada de malo experimentar cosas nuevas, así que todo ese asunto con Roque digamos que sirvió para el currículum, es todo. Ahora con tu permiso.
La muy sucia tenía por costumbre olerlo con fuerza en el medio del agujero antes de arrancar, cosa que le costaba comprender, era una práctica tan animal, tan canina ¿Qué esperaba sentir que no sea olor a culo? No obstante, ahí estaba, debajo de él, entre sus piernas con la nariz estrellada contra su ano, respirando su olor con los ojos cerrados, oliendo por más tiempo que antes.
- Sacalo un poquito afuera, puja para afuera hasta que se vea lo rosa, te quiero oler mejor. – Pidió sin dejar de respirarle.
- ¿Te parece? Mira que…
- Silencio, Tomás. – Lo reprimió muy seria. – Sácalo un poco y dejame disfrutarlo tranquila sssssssssniiifffff aaah, aah rico, rico. Así me gusta. – Y volvió a pegar la nariz como si hubiera hallado un nuevo tipo de droga.
- Sos tan sucia, ni ser mamá te sacó eso.
Aunque le parecía raro, no iba a ocultar que sentir el airecito entrar y salir contra su ano se sentía muy placentero, en especial cuando relajaba el esfínter para que su orificio se abriera y saliera al menos un poco. Aunque igual no era tan placentero como sentir su lengua empujarle de súbito el centro del asterisco, intentando metérsele lo más posible entre las arrugas del culo hasta vulnerarlo lo más posible.
- Relajate, Tomás, dejá de oponer resistencia. – Le pidió, de nuevo, seriamente. - ¿No ves que te quiero limpiar la cola? – Y para su sorpresa, le metió un dedo que ingresó sin problemas entero a pesar de hacerlo sin avisar. – Vaya, entro fácil, parece que mi hermanito se relaja muy bien conmigo.
- De…despacio, uuh, se siente raro. – Susurró sintiendo el dedo escurrido en él toqueteándole el interior. Tammy solía explorarle el ano y él no se lo negaba, dado que lo encontraría hipócrita después de tantas coladas de dedos que le había propinado a su hermana.
Tammy jugueteó con su juguete en forma de anillo por varios minutos, palpándole el recto con delicadeza y lamiendo el anillito dilatado, justo donde abrazaba su falange. También cometía el cuestionable acto de retirarlo para chuparlo mientras miraba a los ojos de su hermano, desafiándolo una y otra vez. Sabía que se estaba conteniendo para decirle lo de siempre “no te lo lleves el dedo sucio a la boca”, “no tenés que hacerlo si no querés” y su favorito “ahora que amamantas tendrías que dejar de hacerlo.”
- ¿Qué pasa? ¿Te molesta que te pruebe? Después de mi noche con Roque tengo la cabeza más abierta. – Dijo pasándose el dedo índice recién colado por la lengua, de un lado y otro, como quien gira un chorizo en una parrilla. – No está tan mal.
- Tammy, estás dando leche, no deberías… bueno, que carajos, si tanto queres culo, vas a tener culo…
Contra todo pronóstico de manera casi salvaje el joven se incorporó y le dijo a su hermana que se acostara en el sofá, no de manera horizontal, sino con su espalda y cadera contra el respaldo del sillón. Sin dudas quería aprovechar el momento de paz para innovar en las posiciones ensayando una suerte de 69 vertical.
Tammy, algo desacostumbrada a que sea su hermano menor el que tome el control, lo obedeció muy ansiosa por saber lo que se tenía en mente. Sin dudas usaría su cabeza como asiento y una vez encajado sobre ella como pieza de rasti, le devolvería el favor con un cunnilingus.
- Abrí la boca y saca la lengua. – Le pidió Tomás, de cuclillas sobre ella como una rana de cara a su cadera. Debajo Tamara obedeció he hizo la típica mueca que se hace en inspección de dentista.
Aunque tuvo flashbacks de su reciente Vietnam, dado que Roque también se le sentó encima, su hermano era otro cantar más afinado, él sí tenía una higiene pasable. Por ende, Tammy se aferró a su cadera para que se le siente con todo su peso y le besó el ano mandándole tanta lengua como le era posible, aplicando la misma intensidad que aplicaba en sus besos franceses. Sentía por el movimiento de sus huevos apoyados en su pera que Tomás se estaba haciendo la paja.
Como ella predijo, Tomás no tardó en inclinarse un poco y besuquear la vagina desnuda de su hermana, justo entre los labios que, por primera vez chorreaban a la inversa; su blancuzca humedad se trepaba al poroso y poblado monte de venus (en el que su atareada hermana comenzaba a dejar crecer los famosos “cardos”) y de allí se chorreaba por entre las curvas de vientre, aunque Tomás no lo dejaba llegar tan lejos, el muy obsceno lamía y bebía hasta la última gota que esa concha grande y jugosa tenía para ofrecerle.
- Ohh, oh, oh, Dios, que bien se siente, sos la mejor silla del mundo, hermana. – Admitió relamiéndose los labios empapados en flujos. – ¿Te gusta la posición? Siento que estamos haciendo un cosplay del símbolo del ying y el yang.
- Mmnnnnnngggh. – Respondió a su manera, refregándose la boca contra el ano.
Aunque se había mostrado reticente a la idea, siempre cedía a la obsesión de su hermana por los besos negros y hasta comenzaba a menear su cadera para frotarse contra su rostro. – ¿Te gusta? Es mi venganza por todas esas mañanas que me despertaste sentándote encima. – Bromeó.
- Aaah me encanta comer culos de hombre. – Expresó abriéndole las nalgas con fuerza y metiéndole la lengua. – No me cabe en la cabeza como a tantas no les gusta esto, frígidas... y hablando de temperatura seguí con lo tuyo, límpiame el enchastre que me dejaste, mocoso.
Tomás separó los labios resbalosos con una mano y lengüeteo cada sección de su corte rosado, desde el clítoris hasta el orificio urinal.
- Después de la experiencia que tuviste pensé que le darías un descanso a eso, sos de hierro. – Mencionó viendo el agujero vaginal anegado en jugos que sorbió con fuerza, combinando ese sabor lascivo con la sensación cálida y húmeda de la lengua de su hermana hurgándole el ano para masturbarse.
- Ummmm Tommy, amo como me bebés toda… me hace acordar a tu cumpleaños, cuando te tomaste mi lluvia dorada, pensar que antes eras tan santurrón y te convertí en…eso.
Los hermanos casi siempre optaban por esas posiciones cerradas, aún con el incipiente calor que sus cuerpos desprendían. Se daban placer oralmente en un 69 bajo las sábanas o sobre ellas, siempre furtivos, siempre apresurados, siempre intentando no despertar a los gemelos antes de volver a sus vidas. Tenían la sensación de que mientras más juntos menos ruidosos eran y hacía tiempo que no hacían posiciones más abiertas donde tuvieran que golpetear sus cuerpos entre ellos o contra algo. Ya no quitaban las cosas de la mesa de un manotazo como en las películas ni hacían crujir la madera de la cama, simplemente se acoplaban y se degustaban hasta llegar al orgasmo.
Ese día, Tomás se conformó con disfrutar solo de la almeja de su hermana y dejó al culo afuera del menú. Si fuera un platillo de mar, sería una raba frita, el hijo de puta de Roque se lo había dejado destrozado, irreconocible, hasta abrirle el culo debía ser doloroso para ella. Prefería que el agujerito tuviera todo el descanso posible. Además, Tammy no se negaba a entregarle el culo a él siempre que lo quiso, tampoco a su padre cada viernes, después de lo de Roque merecía unas vacaciones… aunque verle el ano detonado, enrojecido como una herida de bala por algún motivo lo ayudo a llegar a la recta final.
– Uuuh, uuh, uh, quiero largar, abrí la boquita, te devuelvo algo de leche. – Dijo tomando su pija y apuntándola hacia abajo en diagonal. La experiencia le había dado la flexibilidad suficiente como para poder posicionarla como un perro.
- Dame, dame, dame… - Repitió como un disco rayado.
Aún sobre ella, Tomás colocó su glande en la boca de Tamara y cuando llegó al orgasmo le cogió la boca eyaculando gracias al apriete de sus labios, largando una cantidad de leche considerable. Al ser un hombre de obligaciones y sin tanto tiempo para el sexo que no se masturbaba siempre tenía una carga copiosa de esperma para ella. Como si su verga encajara en su boca, se la mando hasta la garganta y solo la retiro cuando la última gota estuvo deslizándose en su tráquea.
- Veni, vamos a la cama. – Dijo tras pasarse la lengua por los labios, enrojecidos, casi paspados de tanto lamer culo.
- ¿Y si se despiertan? Siempre que hicimos rechinar el colchón nos escuchan y…
- No les va a hacer mal llorar unos minutitos, dejá de consentirlos y coge a tu hermana como es debido, más te vale que hayas guardado algo para mi útero. – Avanzó meneando ese cuerpazo de deidad de la fertilidad, con el bikini de vaca aún puesta, aunque toda desprolija, como si no le importara que se le vieran los pezones lecheros y la vulva empapada.
Tomás fue arrojado a la cama con ímpetu y sin que le diera tiempo a decir nada, Tamara lo montó tomando sus manos y apoyándolas en sus nalgas. Su vagina le devoró la verga y ni bien estuvo adentro comenzó a bambolear su cuerpo para comenzar con los clásicos sentones de toda la vida.
- ¿Te gusta, hermanito? Dale, cógeme bien, ya sabes lo que quiero, venite adentro mío, lléname de tu leche como siempre.
- ¿No te duele el culo? – Se preocupó pasando sus manos de las nalgas a las tetas, estrujándolas. Tamara le volvió a agarrar las manos, esta vez con violencia y las llevó a sus glúteos.
- Ya te dije que con vos no me duele nada, amasame bien el orto, pendejo, deja de preocuparte y toma lo que es tuyo, no te olvides que soy tu novia y de tu propiedad. – Le dijo bien pegada a él, sin dejar de hundirle la cadera en el colchón a fuerza de sentadas.
Tomás, más despreocupado, se dispuso a disfrutar de ese manso culazo amasándolo como un felino preparándose para dormir, a la vez que le besuqueaba los pezones en pleno vuelo, atrapándolos con la boca mientras su hermana seguía bamboleando su cuerpo pegada a él, y fue por estar en esa posición que notó que su celular recibió un mensaje.
Era Don Roque.
Casi sin darse cuenta, Tamara lo tomó y ya lo estaba leyendo por sobre su hermano. A pesar de que se dijo que no volvería a hacer tratos con él, ni bien vio su foto en la pantalla de desbloqueo su corazón le dio un vuelco ¿Qué más podía querer de ella después de que le dejo en claro que no volverían a coger? Tampoco era posible que volviera a requerir sus “servicios” cuando había pasado tan poco tiempo. Ella le había destruido la billetera y él le había dejado el culo estallado, el trato había sido justo.
- Perdón, hermanito, tengo que contestar… no te das una idea de quién es. – Le dijo sin decirle. No quería tener secretos con él y aunque se tomaría el tiempo para responder su hermano debía saber que hablaba con Roque.
- ¿Qué quiere ahora? – Se molestó desprendiéndose de sus tetas. - ¿Tantas ganas tiene de romperte el culo que vuelve a hablarte? Que hijo de…
La tensión se notó en cómo se aferró al culo de su hermana, oprimiéndolo como si temiera perderla de manera inconsciente.
- No… es otra cosa, muy distinta. – Le comunicó sin dejar de mover su cuerpo ni por un segundo, aunque en piloto automático, cubriendo la verga de su hermano al completo con su vagina. Eso también había cambiado en ellos; no era raro que atendieran otros asuntos mientras tenían intimidad. – Esta vez no me quiere para él, me quiere para el hijo.
- A bueno, me quedo tranquilo, aunque el fruto nunca se aleja mucho del árbol no debe ser peor, no todavía…
Por algún motivo, durante el sexo decían palabras bastante elaboradas, como si quisieran impresionarse con sus coeficientes, aunque se estuvieran revolcado como conejos.
- Mmmm ¿Sabes qué? Me excita que el viejo este hablando conmigo sin saber que mi hermano me deja el útero como salita arco iris del jardín de infantes. – Bromeó Tammy siempre tan morbosa. – ¿Te molesta si le sigo la corriente mientras me tapizas el cérvix color esperma?
- Yisus, tenes más maneras de decir coger que Yayo. – Admití comparándola con un humorista argentino conocido por sus palabrotas. – Si el trato es que sea con el hijo no me preocupa tanto, además si te paga bien vamos a estar sobrados para nuestro pequeño proyecto.
Tammy lo tomó de la boca y le estampo uno de sus clásicos besos jugosos cargados de sabores. – Ese es mi “hermanovio”, el padre y el tío de mis hijos, ya mismo empiezo la negociación.
Entonces su hermana se dio vuelta dándole la espalda o, mejor dicho, el culo, mientras ella le daba los últimos retoques a su negociación. Ofrecía 20 mil, lo cual no le parecía mucho, aunque sea solo un polvo de una hora. Si podía sacar más, lo sacaría.
- ¿Le queres sacar más plata? No aprendiste nada he… - Expreso acertadamente su hermano mientras le abría las nalgas. Ese boquete de prisión entre nalga y nalga era la medalla de su ambición desmesurada y parecía intentar colgarse otra.
- No te preocupes. – Lo tranquilizó dejando el celular de lado entre sentones y tomando su culo con las manos para separarlo lo más posible. – Si es con el hijo no me da miedo, además, no finjas que no te gusta verme el culo así de detonado, te conozco, si pudieras romperlo como me lo rompió lo harías.
- Uuhh hermana, sos más ambiciosa que otaku… uuuh. – Alcanzó a decir mientras observaba hipnotizado su ano, que otrora era un asterisco gris y ahora era un nudo inflamado rojizo enmarañado. – Creo que sí, me gusta vértelo como lo tenes… me gusta que seas tan puta.
Entonces le mando un dedo en seco, un dedo que sintió toda la rugosidad del ano y a pesar de ello se abrió camino hacia el interior. Aunque pensó que sentiría su culo todo suelto ocurrió lo contrario, en cada centímetro sentía carne contra su dedo, sin dudas era una inflamación. Parecía mentira que aún quisiera que le den caña teniendo el culo a la miseria, sin embargo, la sensación del recto de su hermana apresándole el dedo en pleno bamboleo, con su vagina haciéndole chapotear la verga en cada deslizamiento, lo hizo acercarse al orgasmo dejándolo al borde de la eyaculación.
- Uhh, uuuh, aah, me vengo, ve vengo… - La alertó para que acelerara sus sentadillas. Las carnes de Tammy se mecían como olas de tormenta, su carne aplaudía indiscreta en distintas partes de su cuerpo al impactar contra la humanidad de su hermano.
- Sí, correte, correte en mi vagina, hermano, lléname la panza de pibes de nuevo, vos sabes muy bien cómo se preña a una hermana. – Chilló girándole la cabeza para dedicarle una mirada lasciva mientras mantenía sus glúteos separados.
Tomás le apuñaló el cérvix con su verga y en una contracción tan caliente como húmeda, dejó brotar su leche como si de un geiser se tratase, estampando una firma incestuosa bien el en fondo de la vagina. Tammy se meneó en círculos como queriendo exprimirle bien hasta la última gota de su semen, una vez que termino, se deslizó hacia arriba hasta liberar la verga de Tomás, que cayó a un lado toda lubricada y muerta.
La mujer separo sus labios y un hilillo esperma mezclado con sus flujos se derramo como una pequeña cascada de manera perezosa, acto seguido se pasó los dedos por su orificio y embadurnándolos en leche se los llevó a la boca. – Mmmm que delicia, leche de hermano.
Acto seguido, se arrodilló entre las piernas de su hermano y le limpio la verga con la boca, cabeceando de manera lenta y constante a la vez que alternaba lamidas en toda la extensión del rabo.
- ¿Me queres limpiar como hizo mama el otro día? – Preguntó mientras le sacaba los cabellos de la cara sabiendo que no le agradaría la comparativa.
- No. – Dijo apretándole en la base con fuerza. – Quiero prepararte para el 3er round, los gemelos duermen, tenemos que aprovechar.
- ¿No será mucho? Mira que no sé si, uuuh, uuuh, aah. – Aceptó ni bien sintió la lengua de Tamara surcándole todo el glande, besuqueándoselo de manera ruidosa. Sin dudas tenía un poder de convencimiento inigualable.
El mástil de carne no tardo en estar en alto una vez más y Tammy lo condujo contra la cómoda para que le diera como cajón que no cierra. Habían puesto un almohadón entre esta y la pared por lo que no se golpeteaba. Tampoco tenía ningún adorno encima que pudiera producir temblequeteo, solo el golpe de las caderas encontrándose desenfrenadas y sus respiraciones sincronizadas podían ponerle fin a la noche especial de los hermanos T.
Rápida y furiosa
Como si nada hubiera pasado antes, como si no le hubiera obligado a hacer actos indescriptibles que pusieron a prueba todos sus límites, Tammy se subía una vez más al Yaris rojo de Don Roque, y lo hacía vestida de forma despampanante para entregarse como regalo de cumpleaños adelantado a su hijo, Hernán.
Con un top negro minúsculo que dejaba su vientre al aire, un pantalón de lycra ajustado negro también, un cinturón ostentoso con brillantes de fantasía y calaveras de a juego con una tanga a la vista que dejaba ver alitas de murciélago en donde la espalda pierde el nombre y nace el culo, estaba lookeada con una fusión de las estéticas halloween y e-girl.
- Te queda muy lindo el negro. – La aprobó pasándole una mano por la pierna sin ningún recato, como siempre, escudriñándola con sus pequeños ojos de insecto. - ¿No te molestan esas alitas en el culo?
- Gracias, Don Roque Y sí, se me clavan bastante, espero que su hijo no tarde en sacarme la tanga ¿Cree que le gusten a Hernán?
- Seguro, le vas a encantar y si no le gusta, bueno, lo mando a la colimba, ya no sé qué hacer para que deje esos videojuegos de mierda. – Renegó como todo boomer mientras arrancaba la nave y partían a una nueva aventura.
- ¡No sea así de malo! Son otros tiempos, Roque, son tiempos de paz, no tiene nada de malo que se entretenga un poco con el joystick, a mí también me gustan los jueguitos y no por eso descuido la cama.
- Si cogiera no me molestaría, pero el pajero juega solo, solo en todo sentido, más vale que haga buena letra, los Andreoli tenemos una tradición y…
- No lo presione así, cada quien tiene sus tiempos, no todos pueden ser como usted. – Acto seguido, Tammy se inclinó sobre Roque y le manoteó el bulto con descaró. – Me preguntó si habrá heredado sus dotes, capaz Hernán es una bestia como el papi y solo está dormido.
- No pasamos ni tres cuadras y ya me agarras la verga, que putita que sos pendeja. – Admitió el viejo viéndola con orgullo casi fraternal. – Yo sabía que te iba a volver loquita lo que te hice el otro día.
- Hoy le toca a su hijo, otro día nos podemos volver a ver. – Propuso con decisión Tammy, demostrando que poseía un poder regenerativo admirable, siendo capaz de convertir una experiencia que para cualquiera sería traumática, en una aventura enriquecedora digna de repetirse.
- A vos lo que te gustó fue cobrar la platita, todas las putitas como vos son iguales, histeriquéan, después se olvidan para ganarse unos pesos de nuevo, y vuelven a histeriquear… igual ya hablaremos después, tengo algo en mente, una sorpresa grande para más adelante. – Resolvió con cierto misterio impropio de él. – Hay que ver si te animas.
- Mmm me encantan las sorpresas, me súper animo a todo. – Le dijo Tammy apretándole la morcilla como toda una amante impaciente. – ¿Vamos a tu departamento?
- No, queda muy lejos, muchos minutos de viaje, vamos a lo de la abuela Marisol, dejó la casa sola porque cada tanto huye de las deudas de juego, vieja timbera jeje. Ya no la salvamos más, es un caso perdido.
- Que conveniente y… curioso. – Dijo tratando de tener tacto con el serio problema de juego sin tratar de Marisol.
- Cada familia es un mundo, nena. – Roque, no obstante, no sabía con quién estaba hablando. Si cada familia era un mundo no había uno como el de ella y Tomás, la diferencia entre otras familias y ella era como la de Canadá con Narnia. – No te preocupes, suele reaparecer para año nuevo, a veces con otro nombre.
Acto seguido, Roque le contó sobre la coartada que tenía preparada para que su ex mujer no sospechara nada: llevarlo a pescar a la laguna de Chascomús. Eso explicaba porque había dos cañas plegables, un set de anzuelos y un par de voluminosos reels. También porque la pasó a buscar un par de horas antes de lo previsto. Le dijo que era algo que venía pensando hacer, aunque siempre fue mentira ya que no toleraba pescar en compañía. Era una de esas mentiras que fue preparando con el tiempo.
Sin dudas Roque personificaba el típico estereotipo de porteño, sea acertado o no. Era confiado, agrandado, de esos que enmarañan todo casi sin darse cuenta, como si la mentira fuera su bioma natural, aquellos que esconden una mentira con otra y así sucesivamente.
- ¿Tuviste buen trabajo? – Preguntó luego para sacar charla.
Tammy notó en por como la miraba, además por el papel que había dado en su primera noche con él, que el viejo sabía que no era una puta de verdad. La estaba probando. No obstante, sabiendo que él sabía de su mentira, le seguía la corriente manteniéndose por encima de la situación.
- Pasaron pocos días desde nuestra noche, Don Roque, igual pude meter un par de buenos clientes. – Le siguió el juego para que él creyera que no se había dado cuenta de su sospecha. Siempre convenía mantener al cliente contento en todo sentido, si él la veía como una nena boba y ventajera que jugaba a ser puta para sacarle plata que así sea, no estaba allí para hacer una entrevista laboral, sino para exprimirle hasta el último centavo posible.
Antes de llegar al departamento de la ex de Roque a pasar por su hijo, un auto de gama media con los parlantes a toda potencia, los secundó por varias calles manteniéndose casi a la par, molestándolos con su irreverente contaminación sonora que hasta les impedía hablar, para colmo, había semáforos en cada esquina y los cuatro pibes que iban en el auto les dedicaban miradas desafiantes. Ellos sabían muy bien que molestaban y estaban a la espera del primer comentario para buscar roña.
Tammy les devolvió una mirada con asco y le dijeron de todo. Eran el típico clon barretón de L-Gante, Duki o cualquier trapero con garabatos en la cara producido en masa y perpetuado los medios cómplices. Sin saberlo, tanto Tammy como el viejo encontraron un punto en común...
- ¡Música de mierda, porque no se la meten por el orto! – Les gritó Roque y aunque volvía a hacer un comentario bien de boomer, ella estuvo de acuerdo y tuvo una idea excelente para el siguiente semáforo, idea que se pondría al viejo en el bolsillo y dejaría a esa parva de giles como pajeros.
- Se creen que todos quieren escuchar esa porquería, manga de virgos… demostrémosle que no necesitan convertir su auto en un boliche pedorro para tener levante, vamos a dejarlos como pelotudos.
Ni bien frenaron en el siguiente semáforo con los “pibardos” desafiándolos subiendo el volumen y carburando el baqueteado motor de su auto, Tammy tomó las riendas y viendo que el semáforo tenía minutero, comenzó con una mini función de un minuto.
Tomó a Roque de la camisa para tirarlo contra ella y comerle la boca. Tenía el mismo mal aliento a viejo de antes, la misma lengua gruesa y porosa como de sapo, la misma boca que besaba de forma desprolija como animal que bebe y, aun así, le mando lengua hasta la tráquea y tomando una mano de Roque, la llevó a sus tetas, las cuales apretujó y descubrió con ímpetu.
Fue una exhibición de 60 segundos de arrebato y desenfreno total en el que, si Tammy y Roque querían dar un mensaje, les dejaron más que eso. Sus lenguas se encontraron por fuera de sus bocas enroscándose como víboras mientras la enorme mano porcina de Roque le apretujaba una teta expuesta, de la que chorreaba leche. Luego el viejo hundió su rostro entre ambos senos y se los lamio a la vez que le besuqueaba los pezones, antes de que el cartel luminoso anunciara el segundo 40, refregó su carota por todo su busto mientras chorritos de leche saltaban cada vez que su ubre era apretada por su boca o su mano…
Tammy giró a un costado para observar el auto de los gamberros y se mordió el labio disfrutando de que le comiera las tetas a besos y mordidas, no le importaba que estuvieran con sus celulares filmando el espectáculo ni que se le vieran las tetas y tanto sus espectadores como cualquiera que aprovechaba el semáforo en rojo para cruzar viera su show pornográfico.
Los bocinazos los hicieron volver en sí. Olvidando que había cámaras en cada semáforo, mientras los cuatro jóvenes se desvivían en elogios hacia el viejo en su idioma rudimentario, Roque arrancó como un demente mientras Tammy sacaba pañuelos de papel para limpiarse los senos. El top negro le había quedado empapado con su nutritivo fruto.
- Descuide, eso fue gratis. – Bromeó Tammy acomodándose la ropa y el pelo. – ¿Los humillamos he? Quedaron como unos pelotudos.
- Sí, nosotros dos sin joder a nadie la pasamos pum para arriba y ellos con esa mierda a todo volumen quedaron como unos maricones.
Casi sin proponérselo, conectó miradas con el viejo. Algo había cambiado tras esa efímera conexión ardiente en la que olvidaron sus diferencias (y negocios) para divertirse, casi, casi como dos amigos… quizás algo más duradero y valioso que un negocio estaba germinando.
- Llegamos. Me estaciono acá a media cuadra porque no quiero que se asomen por la ventana y te vean en el auto. Viven en ese segundo piso arriba de la vinería Grand Cru, y no, no es casualidad que la borracha esa viva ahí. – Anunció demostrando que estaba en todos los detalles. – Traigo a Hernán y en dos minutos estamos en la casa de Marisol.
- Lo espero, tengo unos truquitos para cuando llegue.
- Me imagino, siempre tenes algo bajo la manga. – Acepto casi amistoso yendo a buscar a su hijo.
Hermana shotacon
Tras casi veinte minutos, un sorprendido muchacho notó que el asiento del acompañante estaba ocupado por una morocha despampanante, maquillada y con un escote profundo que casi mostraba sus aureolas. Sin dudas Hernán había llegado al auto pensando que aprendería el arte de la pesca junto a su padre, quizás hasta esperaba una típica tarde de consejos fraternales como en las películas, no obstante, Roque no era así.
- Herny, ella es Tamara, Tamara, Hernán. – Los presentó su padre mientras arrancaba el auto, observando cada reacción de su hijo gracias al espejo retrovisor. Sus ojos de insecto, como pequeños ojos compuestos de mosca, estaban siempre donde debían estar.
- Ho…hola. – La saludo con timidez y sin saber el porqué de su presencia. - ¿Y ella?
- ¿Te gusta Dragon Ball Herny? – Gracias a Dios llevaba una remera del famoso anime del que ella sabía bastante (de los pocos que además podía hablar con Tomás) y fue ideal para romper el hielo. – Estoy pensando en ir a ver la película nueva con mi hermano, dicen que esta excelente. Ya era hora de que Piccoro y Gohan tuvieran protagonismo.
- Sí… sí, aunque me hubiera gustado que no sea con gráficos computarizados.
Si se guiara por el aspecto, el hijo del medio no se parecía en nada a su padre, lo cual era positivo. Era de abundante cabellera castaña, piel blanca pecosa, delgado y vestía con la famosa moda aesthetic, es decir, con cadenas, muñequeras y ropa negra estampada con una campera de tela de avión encima, de esas que son para hacer facha porque no abrigan. Si además de gustarle ese popular animé le gustaban los videojuegos, Tamara podía tener varios frentes por los cuales comprarse al muchachito para hacerle pasar un día soñado. A Tamara le pareció igualito a al hermano menor de la chica con anorexia que apareció en el capítulo 9 de la 2da temporada de los Simuladores, el que usaba remeras de Marylin Manson al principio del mismo y terminó vistiendo un traje de dandy.
- Hey, me gusta tu estilo, combina con el mío, nos vinimos de negro para la ocasión.
- Gra…gracias, sí, es lo que va hoy, me gusta bastante. – Expresó con algo de incomodidad. – Mi vieja me dijo que me abrigara bien, pero si salgo, salgo así, no hay otra.
- ¿Le molesta Don Roque si paso atrás para conocerlo mejor?
- Si no se te queda atorado el culo pasa.
Hernán rio, aunque bien fue por el improperio o porque no entendía que carajos pasaba y quién era ella. Con algo de dificultad, a mitad de viaje, Tamara se desabrochó el cinturón y escurriéndose el cuerpazo entre ambos asientos, se fue pasando hacia atrás quedando apretujada con Hernán de un lado y las cañas de pescar del otro.
- ¿Te acordás de mi amigo Gustavo? Ella es su hija mayor. – Explicó Roque.
- La mayor no, soy la del medio como él. Tengo un hermano mayor, Thiago.
- ¿Thiago? Tenes razón nena, tenés razón. – Recordó al final sorprendido de haberse olvidado de él. - ¿Esta en España no? No tuvo una buena actitud con ustedes, son una familia tan unida y los hizo a un lado, ahora me acuerdo... a tu papá le cayó tan mal.
- Sí, se fue de estudiante de intercambio, consiguió un trabajo y se quedó. No volvió más, él siempre fue así, el cara rota de la familia, de los que se lleva el mundo por delante…
Por un momento Tammy se perdió en recuerdos felices, Thiago era muy apegado a ella, el típico hermano mayor que lleva a la menor por mal camino a la vez que la cuida y le enseña a sacarle jugo a la vida. Gracias a él aprendió sus primeras groserías que le hicieron ganarse sus penitencias, jugó sus primeras bromas pesadas escondiéndose en el centro comercial hasta que escuchaba a los cajeros llamándola por su nombre… con él también vio las primeras revistas para adultos y películas porno… cuando se fue dejó un vació y una angustia que el pequeño Tomás sufrió de primera mano. Tamara no siempre fue la hermana mayor pervertida, antes de su rotundo cambio le gustaba liberarse de las tensiones y la frustración haciéndole la vida imposible al menor… los viejos tiempos en los que eran como Tom y Jerry y no como unos Lannister.
- Aunque mis viejos ni lo nombran porque están muy ofendidos sé que les gustaría volver a verlo. – Dijo tras unos minutos de recuerdos felices.
Mientras hablaba notaba como Hernán no le era indiferente. El escote pronunciado, el perfume, las caderas bien pegadas a las de él, su mano envolviéndolo en un abrazo como si fueran amigos de toda la vida. Tammy casi podía oler su excitación en el aire.
- No es para menos. Esas cosas no se hacen, darle la espalda a la familia, a nosotros que somos descendientes de italianos, es traición.
- Antes venía para navidad, ahora sé por las redes que perdió el trabajo, quizás le demos una manito para que nos visite, no voy a decir más, es sorpresa. – Mencionó Tammy guiñando un ojo desde atrás.
- La familia es lo primero. – Agregó Hernán acertadamente haciéndola reír.
- ¡Mi hermano también se la pasa tirando referencias, me encanta ese sentido del humor! – Lo salseó Tamara.
- Llegamos. – Informó Roque. – Esperen que voy a entrar para acomodar algunas cosas, primero quiero ver como dejo la casa Marisol, ya vuelvo.
El viejo los dejo solos y Tammy no podía estar más agradecida. Tenía un momento para calentar motores.
- Voy a ser sincera, Herny, no vamos a ir de pesca, aunque vas a probar frutos de mar, guiño, guiño.
- Sí, me di cuenta, no pensé que sería en mi cumpleaños número…
- 18, en tu cumpleaños 18. – Lo censuró Tamara poniéndole un dedo sobre los labios. - ¿Estás nervioso, lindo? Es un regalito muy especial, más de uno querría que le preparen un pastelote como este, modestia aparte. – Se autopublicitó apretujándose las tetas.
- Un poco, sí. Mi viejo viene hablando de pescar hace tiempo y aunque me parecía un embole ya venía mentalizado. – Admitió con sinceridad. Sin dudas era un chico dulce, fachero, de los que conseguiría novia sin problemas si se lo propusiera solo que los videojuegos y quizás el anime les absorbía todo su interés… era tan como Tomás antes de la corrupción, antes de que lo volviera un padre de familia trabajador. Sin proponérselo Tamara esta ante la oportunidad de corromper otra alma con su embrujo de culazo y tetas lecheras.
- Parece que preferías irte de pesca… - Se hizo la dolida. - ¿Qué pasa? ¿Te intimida pasar una tarde conmigo?
- ¡No, ni en pedo! Es que… soy de los que les cuesta tener la iniciativa, es todo. Y… aunque respeto la profesión de todos, tengo ciertas ideas sobre la prostitución y…
- Conozco tu tipo, sos de los que piensan demasiado y se preocupa de más, no te preocupes, déjame decirte que me van a pagar muy bien y aun así la voy a pasar joya con vos. – Acercándose a su oído, le confesó. – Esto de hoy lo hubiera hecho por mucha menos plata, si hubiera sabido lo lindo que sos le hubiera hecho el favor a tu viejo gratis.
Hernán se soltó un poco y aunque sea, levantó la mirada, quedándose observando a Tammy mordiéndose el labio mientras la mano que le acariciaba el pecho iba bajando, y bajando.
- ¿Decime como un pibe como vos tan lindo está soltero? ¿No hay ninguna amiguita gamer que quiera jugar con tu jostick? ¿No hay una otaku pervertida con la que les den vida a las páginas de algún doujinshi?
- Soy de los que les cuesta… tener iniciativa. – Se confesó sin dejar de mirarle la boca pulposa. La morocha ya lo tenía donde quería.
- Esto ya lo viví una vez y el primer paso es sencillo. Se empieza así.
Mientras la mano que le envolvía los hombros lo apegaba a ella y su mano bajaba para tantear su herencia fálica, Tammy lo beso con cariño y suavidad, predispuesta a convertir ese beso en más que un negocio, en más que una ilusoria imitación de aquel beso robado a su hermano Tomás, en una noche lejana de Netflix… Ella comprendió que a pesar de haber dinero de por medio Roque le estaban confiando algo invaluable. Ese chico debutaría con ella y la primera vez era una marca a fuego imborrable que, aunque invisible, se llevaba en cada piel como un estigma. Y por lo más sagrado que ella no iba a permitir que el debut de Hernán no fuera memorable.
Por varios minutos le dedicó un beso sumamente concentrada en darle a Herny el mayor placer que unos labios húmedos y carnosos podían dar, y la caricia más profunda en su entrepierna que una mano podía propiciar… era una buena señal que ya estuviera sintiendo por debajo del pantalón vida del tipo “erecta.”
“Toc, toc, toc…” sonó el cristal del auto. Era Roque que, aunque sonreía por ver a su hijo en acción, abochornado por ser interrumpido, los invitaba a salir para entrar a la casa.
- Ya está, tienen la cama en orden, el sillón en orden, lo único malo es que no encontré Chispita… para mí que la vieja cabulera lo vendió. – Dijo con un dejo de pena antes de invitarlos a pasar. Era una casa grande, aunque descuidada, con un camino de piedra en la entrada que estaba siendo comido por la mala hierba y enredaderas ganándole terreno a las paredes. Cada cortina estaba cerrada y adentro, había una sobredosis de adornos, polvo y olor ha guardado como en cada casa de vieja, sin embargo, Tammy solo necesitaba de una cama o un sillón para darle a ese chico un revolcón del que no se olvidaría jamás.
Continuara
Espero que les haya gustado. Agradecería mucho que comenten que les pareció, que puntuen la cantidad de puntos que crean que merece, toda ayuda es bienvenida.
Capítulos Anteriores:
Hermana Otaku Temporada 3. Capítulo 1:http://www.poringa.net/posts/relatos/4368552/Hermana-Otaku-3ra-Temporada.html
Hermana Otaku Temporada 3. Capítulo 2:http://www.poringa.net/posts/relatos/4418449/Hermana-Otaku-3ra-Temporada-Capitulo-2.html
Hermana Otaku Temporada 3. Capítulo 3:http://www.poringa.net/posts/relatos/4484182/Hermana-Otaku-3era-Temporada-Capitulo-3.html
Hermana Otaku Temporada 3. Capítulo 4:http://www.poringa.net/posts/relatos/4593893/Hermana-Otaku-3era-Temporada-Capitulo-4.html
Regreso a las raíces
Noche, gemelos dormidos, Tammy en el baño dándose los últimos retoques, por un momento Tomás sintió que había retrocedido en el tiempo, no muy atrás, a cuando eran ellos dos viviendo una aventura secreta, sin intermediarios, sin sus padres. Mientras esperaba en el sofá tuvo intensos deja-vús a cuando viajó con su hermana a Mar del Plata y aguardaba pacientemente sus producciones, o cuando tenían la casa de sus padres para ellos solos y podían divertirse sin prestarle atención al reloj.
Por fin cuando salió, moviéndose silenciosa, le sacó el control remoto y apagó la pantalla para que solo tuviera ojos para ella.
- ¿Te cuento una buena noticia? – Dijo caminando frente a él meneando su sensual cuerpo. – Les di de comer con la leche de reserva. Hoy las tenes todas para vos. – Acto seguido su hermana oprimió sus ubres y Tomás pudo ver como su brasier se humedecía de leche.
- ¡No desperdicies!
Vestía nada más y nada menos que un bikini con estampado de vaca lechera, en las piernas jugosas medias negras hasta las rodillas y de peinado coletas de lolita. En su simpleza estaba el mayor encanto, no había tiempo para cosplays elaborados o maquillaje, ahora eran papas y había que reducir los tiempos.
- Mmm sos una vaquita, estás a rebalsar. – Se relamió recibiéndola sobre su regazo con todo su peso, peso que parecía ir en aumento, aunque a él no le importaba en lo más mínimo “Más de dónde agarrar” solía decir Tomás cada vez que Tammy decía que se sentía gorda. Por suerte ella no era de esas que se ofendían con cualquier mención de un aumento de peso, quizás se debía a que también eran hermanos.
Tammy descendió sobre su hermano cubriéndolo con su cuerpo y sus cabellos oscuros, besándolo igual de apasionada que siempre, como la primera, la segunda, tercer y todas las siguientes: - Que ricos los besos de mi hermanito, siempre tan mojaditos, tan ricos. – Lo felicitó metiéndole la lengua en la boca para buscar la de él y enfrentarla en una clásica competencia de vencidas babosas.
La morocha tomó la lengua de su hermano y la succionó, de una manera de lo más desvergonzada, sin importarle el ruido, la baba goteando, solo le importaba que comenzaba a sentir la verga de Tommy alzándose a fuerza de morbo aun cuando ella estaba con todo su peso sobre ella.
- Abrí la boquita, tengo un regalito… - Pidió viendo como su hermano, obediente, separaba los labios y desplegaba la lengua para que su hermana dejara caer un jugoso escupitajo, blanco y espeso en su lengua para que lo degustara y bebiera.
- ¿Más?
- Sí, dame más. –Le siguió el juego teniendo un deja-vú grande como su morbo. Sin dudas en algún momento habían hecho algo así o al menos muy parecido. De todas formas, se había probado cada sustancia de sus cuerpos y no era difícil pensar que eso era figurita repetida.
Tras obsequiarle tres grandes bolos de saliva Tammy le comió la boca por varios minutos mientras se frotaba toda la concha contra su erección, sintiéndola emerger como un misil de su silo.
- Muy bien hermanito, ahora te ganaste el plato principal. – Lo premió corriéndose un triángulo de bikini para desnudar un pezón. – Te voy a dar de mi teta.
Tammy se ubicó con un seno contra el rostro de su Tomás mientras le descubría la verga. – Toma mi teta, nos ordeñamos mutuamente. – Acto seguido, comenzó a masturbarlo mientras comenzaba a sentir la succión suave y constante de su hermano surtir efecto. Muy juntos, sintiendo sus propias respiraciones y el calor de sus cuerpos, se dieron placer mutuamente como una madre y un hijo muy, muy crecido. La voluptuosa hermana se deleitaba cada vez más con el placer que sus palpitantes mamas siendo succionados le obsequiaban, sentía su leche materna emerger, llenar la boca de Tommy y escuchaba como la iba acumulando para ingerirla de golpe, dulce y nutritiva directo de un cuerpo al otro. El sonido de sus chupones y el de su mano masturbándole eran casi mágicos, sin dudas era de esos momentos que hubieran querido que durasen para siempre.
- Mmmm Tommy, hermanito, como te gusta mi lechita, me explotas del placer, soy tan afortunada…. – Le dijo viéndolo chupar concentrado en mantener el ritmo. Estaba prendido a su pezón como todo un bebe, la leche salía de su teta sin esfuerzo, casi por gravedad, como si supiera que el motivo original de su embarazo era el de amamantar a su hermano.
- ¿Sabes? Me gusta más como me amamantas vos que papá, sos más paciente, más delicado, te importa mi pezón y lo haces para alimentarte, el placer que me das… mmmm me pone loca. – Expresó en un jadeo, acelerando su paja. – Decime que puede hacer tu hermana por vos, lo que sea, lo que me pidas tu hermana mayor te lo da.
Tomás se desprendió del pezón por unos instantes. Estaba enrojecido e inflamado, también se notaban surcos violáceos en toda la ubre, sin dudas las tetas de su hermana estaban muy cambiadas y se debía a que no tenían descanso.
- ¿Todavía te duelen? No puedo creer que dejaras que Roque te las maltrate. – Confesó con total preocupación.
- Mi amor, no te preocupes, con vos nada me duele, nada me molesta, lo de Roque ya pasó, ahora te tengo a vos para sanar. – Le dijo acariciándole los cabellos y llevándolo a que siga alimentándose. – Eso es, buen hermanito, siga tomando de mi mema.
“Chuick, chuick, chuick, chuick…” Hacia Tommy sin desperdiciar ni una gota. Cada tanto su hermana mayor le sacaba la teta de la boca para apretarla y salpicarle la boca con sus delicados chorritos de leche. De su pezón salían múltiples hilillos mientras que de orificio principal brotaban gruesas gotas blancas como queso derretido.
Tammy seguía un estricto régimen alimenticio, no solo comía sano y abundante, había reducido al mínimo la comida chatarra y la gaseosa, también bebía la nutritiva leche Ensure, conocida por tener vitaminas, minerales, proteínas y grasas. Al tratarse de una leche en polvo que era recetada a aquellos que necesitaban sanar de una cirugía, recuperarse de una enfermedad o recobrar masa muscular en estaba sana hacían maravillas con su leche. Por ende, su peso en consecuencia había aumentado, sus curvas traseras y delanteras estaban en el apogeo de su esplendor y su producción de leche era una empresa que no tenía descanso. Sin dudas se había tomado su papel de vaquita lechera de la familia muy en serio, incluso, cuando solo se alimentaban sus gemelos, sus leches se recargaban como pistolas de agua y disparaban ante el menor apretujón, manchando sus remeras, sus corpiños, las sabanas, sin dudas necesitaba de sus hijos y de su hermano (y de su padre cuando la situación era propicia) para ser vaciada y llevar su vida con mayor normalidad.
- Esta no tiene más, pasemos a la otra. – Comunicó obsequiándole un sonoro chupón a modo de despedida. Se había asegurado de beber hasta la última gota y solo cuando se cercioraba de que no salía más nada pasaba a la siguiente.
Cuando esa teta se vacío, cambiaron de posición a una más osada. Tammy se puso en cuatro sobre el sofá y dejo caer su pecho para que pendiera sobre la boca de su hermano como una ubre de vaca y mientras el comenzaba su diligente alimentación, ella colaba una mano por debajo para seguir masturbándolo con delicadeza. Aunque era una posición que le demandaba mucho esfuerzo la mujer no desistía de ella y seguía manteniéndose en cuatro, inclinada y con un brazo sosteniendo su torso y la otra dándole placer a los genitales de su hermano.
Tomás no se quedó atrás y como de costumbre, puso sus entrenadas manos en acción y casi como escurriéndola entre el cuerpazo de su hermana y la mano con la que lo pajeaba, comenzó a frotarle la vagina. Los dedos de Tommy, como hechos a medida, se deslizaron por el surco ardiente y suave de su hermana mientras ella continuaba bombeándole su dulce leche materna directo a su boca. Su piel se sentía porosa, con algunos pelos en el monte de venus creciendo libres como hacía tiempo no los dejaba crecer, entre los jugosos labios de carne estaba tan ardiente y húmeda como de costumbre.
- Que bueno mi Tommy, no puede estar dos segundos sin preocuparse por su hermana, nunca dejas que sea yo la que te da placer.
- El placer de tocarte la concha es todo mío. – Expresó hundiéndole un dedo en el orificio, sintiendo lo cálido que era su interior, haciendo gancho hasta hacerla sobresaltar con la sensación. Por más que sus dedos no eran los dedos más gruesos del mundo eran los dedos de su hermano y siempre tenían un plus a la hora de hurgar en su vagina, estaban donde nunca debía estar.
- Oooh, Tommy, ese dedito travieso, que rico. – Lo gozó mordiéndose el labio mientras su hermano lo metía más y más dentro suyo. - ¿Sabes? Cuando los gemelos crezcan me vas a tener que embarazar de nuevo. – No puedo dejar de producir, me horroriza la idea de no poder darte más de mi leche. – Dijo Tammy, casi totalmente apoyada sobre el rostro de su hermano, traspirando del esfuerzo.
- ¿Estás segura? Digo, aunque me gustaría hacer esto por siempre tuvimos premio doble, tampoco quiero arriesgarme tanto porque no hay billetera que aguante.
- No sea miedoso, mi amor, no te preocupes, ajustaremos nuestras cuentas, nada más, no es la gran cosa. – Lo tranquilizó presionando un poco más. Aún tenía mucho para darle y la excitaba que terminara de vaciarle los senos. Y no era lo único que pensaba vaciar…
- ¿Listo? – Pregunto al notar que ya no tenía ni una gota de leche y se la chupaba de vicio. – Ahora me toca a mí.
Tammy se levantó con sus grandes tetas expuestas e hinchadas y se arrodillo entre las piernas de su hermano, quitándole los pantalones, la ropa interior y acercando su cadera para comenzar a su banquete.
- Mmmm toda esa leche mía te está volviendo un macho viril, “mi” macho viril. – Lo elogió admirándole la pija en alza y sus testículos contraídos. Ella no era la única que había experimentado cambios en el cuerpo.
- ¿Qué decís? Estoy igual que siempre, solo algo más… desprolijo.
- No, no, yo te noto más portentoso, mi leche es buena sin dudas, te está volviendo todo un hombre grande y fuerte, si me preñaste por duplicado cuando eras un hombrecito ahora que sos un macho seguro me llenas el bombo con tres.
- Creo que no funciona así la cosa…
Tammy sin decir más nada, le envolvió el glande con la boca y la morocha comenzó a cabecear hasta hacer tope, sin dejar de verlo a los ojos con devoción.
- Glup, glup, guck, sloph, gluup… - Profería su húmeda boca en la que la saliva espesa y caliente se revolvía con cada ingreso del pene, cada vez más húmedo. Tammy dejaba que su baba se chorreara por todo el tronco hasta llegarle a las bolas, el placer que le obsequiaba su extasiado glande era único.
- Oh, oh, oh, hermana... como te gusta la pija, que bien la chupas. – Susurró Tomás viéndola fijamente, siguiendo esa mirada que envuelta en cabellos negros subía y bajaba fuera de control. Sin sacarle los pelos de la cara porque verla despeinada peteando era sumamente atractivo. Ella no respondió y cabeceó por varios minutos de manera ruidosa, dejando salir onomatopeyas casi ilegibles, deformando su rostro en una mueca obscena sin importarle en lo más mínimo.
- Ahora las bolas. Deja que las coma… - Tras darle un descanso a su garganta, Tammy le agarro los testículos pegajosos de baba y se los metió en la boca a fuerza de chupones. En cada lugar que dejaba sus obsequios sonoros la coloración de su escroto se tornaba más clara y la piel quedaba brillante. – Mmmm me muero, que deliciosas estas bolas. – Dijo pegándose a ellas y respirando con fuerza enseñando la verdadera devoción que tenía a las partes pudendas de su Tommy. - ¿Sabes lo que viene ahora no? – Pregunto mientras le lamia los testículos en los bordes, la línea rugosa que las separaba y el espacio entre ellas y el ano, el llamado filo de sartén en la jerga íntima.
- No deberías hacerlo, sos una mamá, estás amamantando. – Le advirtió sabiendo lo que iba a hacer. A pesar de que Tammy rompía todas las reglas naturales, a la hora del sexo o, mejor dicho, las previas, era muy metódica, casi una estratega: besos húmedos con saliva, chupada de tetas, chupada de verga, huevos y por último…
- ¿En serio, Tomás? Después de lo que hice si no me morí no me mata nada, no se preocupe hermanito y abra las piernitas, tíralas para atrás… eso es, que su hermana se va a ocupar de su culo. Seguro que hasta es bueno para reforzar las defensas.
- Hermana, aunque es mi debilidad no me molesta si te lo salteas, no soy Roque para obligarte a…
- Quizás deberías ser un poco como Roque, he dicho, basta, Tomás, decía algo productivo o no digas nada. – Lo reprimió como hacía tiempo no hacía. – Mira, lo que pasó, pasó, lo superé, es más, no tiene nada de malo experimentar cosas nuevas, así que todo ese asunto con Roque digamos que sirvió para el currículum, es todo. Ahora con tu permiso.
La muy sucia tenía por costumbre olerlo con fuerza en el medio del agujero antes de arrancar, cosa que le costaba comprender, era una práctica tan animal, tan canina ¿Qué esperaba sentir que no sea olor a culo? No obstante, ahí estaba, debajo de él, entre sus piernas con la nariz estrellada contra su ano, respirando su olor con los ojos cerrados, oliendo por más tiempo que antes.
- Sacalo un poquito afuera, puja para afuera hasta que se vea lo rosa, te quiero oler mejor. – Pidió sin dejar de respirarle.
- ¿Te parece? Mira que…
- Silencio, Tomás. – Lo reprimió muy seria. – Sácalo un poco y dejame disfrutarlo tranquila sssssssssniiifffff aaah, aah rico, rico. Así me gusta. – Y volvió a pegar la nariz como si hubiera hallado un nuevo tipo de droga.
- Sos tan sucia, ni ser mamá te sacó eso.
Aunque le parecía raro, no iba a ocultar que sentir el airecito entrar y salir contra su ano se sentía muy placentero, en especial cuando relajaba el esfínter para que su orificio se abriera y saliera al menos un poco. Aunque igual no era tan placentero como sentir su lengua empujarle de súbito el centro del asterisco, intentando metérsele lo más posible entre las arrugas del culo hasta vulnerarlo lo más posible.
- Relajate, Tomás, dejá de oponer resistencia. – Le pidió, de nuevo, seriamente. - ¿No ves que te quiero limpiar la cola? – Y para su sorpresa, le metió un dedo que ingresó sin problemas entero a pesar de hacerlo sin avisar. – Vaya, entro fácil, parece que mi hermanito se relaja muy bien conmigo.
- De…despacio, uuh, se siente raro. – Susurró sintiendo el dedo escurrido en él toqueteándole el interior. Tammy solía explorarle el ano y él no se lo negaba, dado que lo encontraría hipócrita después de tantas coladas de dedos que le había propinado a su hermana.
Tammy jugueteó con su juguete en forma de anillo por varios minutos, palpándole el recto con delicadeza y lamiendo el anillito dilatado, justo donde abrazaba su falange. También cometía el cuestionable acto de retirarlo para chuparlo mientras miraba a los ojos de su hermano, desafiándolo una y otra vez. Sabía que se estaba conteniendo para decirle lo de siempre “no te lo lleves el dedo sucio a la boca”, “no tenés que hacerlo si no querés” y su favorito “ahora que amamantas tendrías que dejar de hacerlo.”
- ¿Qué pasa? ¿Te molesta que te pruebe? Después de mi noche con Roque tengo la cabeza más abierta. – Dijo pasándose el dedo índice recién colado por la lengua, de un lado y otro, como quien gira un chorizo en una parrilla. – No está tan mal.
- Tammy, estás dando leche, no deberías… bueno, que carajos, si tanto queres culo, vas a tener culo…
Contra todo pronóstico de manera casi salvaje el joven se incorporó y le dijo a su hermana que se acostara en el sofá, no de manera horizontal, sino con su espalda y cadera contra el respaldo del sillón. Sin dudas quería aprovechar el momento de paz para innovar en las posiciones ensayando una suerte de 69 vertical.
Tammy, algo desacostumbrada a que sea su hermano menor el que tome el control, lo obedeció muy ansiosa por saber lo que se tenía en mente. Sin dudas usaría su cabeza como asiento y una vez encajado sobre ella como pieza de rasti, le devolvería el favor con un cunnilingus.
- Abrí la boca y saca la lengua. – Le pidió Tomás, de cuclillas sobre ella como una rana de cara a su cadera. Debajo Tamara obedeció he hizo la típica mueca que se hace en inspección de dentista.
Aunque tuvo flashbacks de su reciente Vietnam, dado que Roque también se le sentó encima, su hermano era otro cantar más afinado, él sí tenía una higiene pasable. Por ende, Tammy se aferró a su cadera para que se le siente con todo su peso y le besó el ano mandándole tanta lengua como le era posible, aplicando la misma intensidad que aplicaba en sus besos franceses. Sentía por el movimiento de sus huevos apoyados en su pera que Tomás se estaba haciendo la paja.
Como ella predijo, Tomás no tardó en inclinarse un poco y besuquear la vagina desnuda de su hermana, justo entre los labios que, por primera vez chorreaban a la inversa; su blancuzca humedad se trepaba al poroso y poblado monte de venus (en el que su atareada hermana comenzaba a dejar crecer los famosos “cardos”) y de allí se chorreaba por entre las curvas de vientre, aunque Tomás no lo dejaba llegar tan lejos, el muy obsceno lamía y bebía hasta la última gota que esa concha grande y jugosa tenía para ofrecerle.
- Ohh, oh, oh, Dios, que bien se siente, sos la mejor silla del mundo, hermana. – Admitió relamiéndose los labios empapados en flujos. – ¿Te gusta la posición? Siento que estamos haciendo un cosplay del símbolo del ying y el yang.
- Mmnnnnnngggh. – Respondió a su manera, refregándose la boca contra el ano.
Aunque se había mostrado reticente a la idea, siempre cedía a la obsesión de su hermana por los besos negros y hasta comenzaba a menear su cadera para frotarse contra su rostro. – ¿Te gusta? Es mi venganza por todas esas mañanas que me despertaste sentándote encima. – Bromeó.
- Aaah me encanta comer culos de hombre. – Expresó abriéndole las nalgas con fuerza y metiéndole la lengua. – No me cabe en la cabeza como a tantas no les gusta esto, frígidas... y hablando de temperatura seguí con lo tuyo, límpiame el enchastre que me dejaste, mocoso.
Tomás separó los labios resbalosos con una mano y lengüeteo cada sección de su corte rosado, desde el clítoris hasta el orificio urinal.
- Después de la experiencia que tuviste pensé que le darías un descanso a eso, sos de hierro. – Mencionó viendo el agujero vaginal anegado en jugos que sorbió con fuerza, combinando ese sabor lascivo con la sensación cálida y húmeda de la lengua de su hermana hurgándole el ano para masturbarse.
- Ummmm Tommy, amo como me bebés toda… me hace acordar a tu cumpleaños, cuando te tomaste mi lluvia dorada, pensar que antes eras tan santurrón y te convertí en…eso.
Los hermanos casi siempre optaban por esas posiciones cerradas, aún con el incipiente calor que sus cuerpos desprendían. Se daban placer oralmente en un 69 bajo las sábanas o sobre ellas, siempre furtivos, siempre apresurados, siempre intentando no despertar a los gemelos antes de volver a sus vidas. Tenían la sensación de que mientras más juntos menos ruidosos eran y hacía tiempo que no hacían posiciones más abiertas donde tuvieran que golpetear sus cuerpos entre ellos o contra algo. Ya no quitaban las cosas de la mesa de un manotazo como en las películas ni hacían crujir la madera de la cama, simplemente se acoplaban y se degustaban hasta llegar al orgasmo.
Ese día, Tomás se conformó con disfrutar solo de la almeja de su hermana y dejó al culo afuera del menú. Si fuera un platillo de mar, sería una raba frita, el hijo de puta de Roque se lo había dejado destrozado, irreconocible, hasta abrirle el culo debía ser doloroso para ella. Prefería que el agujerito tuviera todo el descanso posible. Además, Tammy no se negaba a entregarle el culo a él siempre que lo quiso, tampoco a su padre cada viernes, después de lo de Roque merecía unas vacaciones… aunque verle el ano detonado, enrojecido como una herida de bala por algún motivo lo ayudo a llegar a la recta final.
– Uuuh, uuh, uh, quiero largar, abrí la boquita, te devuelvo algo de leche. – Dijo tomando su pija y apuntándola hacia abajo en diagonal. La experiencia le había dado la flexibilidad suficiente como para poder posicionarla como un perro.
- Dame, dame, dame… - Repitió como un disco rayado.
Aún sobre ella, Tomás colocó su glande en la boca de Tamara y cuando llegó al orgasmo le cogió la boca eyaculando gracias al apriete de sus labios, largando una cantidad de leche considerable. Al ser un hombre de obligaciones y sin tanto tiempo para el sexo que no se masturbaba siempre tenía una carga copiosa de esperma para ella. Como si su verga encajara en su boca, se la mando hasta la garganta y solo la retiro cuando la última gota estuvo deslizándose en su tráquea.
- Veni, vamos a la cama. – Dijo tras pasarse la lengua por los labios, enrojecidos, casi paspados de tanto lamer culo.
- ¿Y si se despiertan? Siempre que hicimos rechinar el colchón nos escuchan y…
- No les va a hacer mal llorar unos minutitos, dejá de consentirlos y coge a tu hermana como es debido, más te vale que hayas guardado algo para mi útero. – Avanzó meneando ese cuerpazo de deidad de la fertilidad, con el bikini de vaca aún puesta, aunque toda desprolija, como si no le importara que se le vieran los pezones lecheros y la vulva empapada.
Tomás fue arrojado a la cama con ímpetu y sin que le diera tiempo a decir nada, Tamara lo montó tomando sus manos y apoyándolas en sus nalgas. Su vagina le devoró la verga y ni bien estuvo adentro comenzó a bambolear su cuerpo para comenzar con los clásicos sentones de toda la vida.
- ¿Te gusta, hermanito? Dale, cógeme bien, ya sabes lo que quiero, venite adentro mío, lléname de tu leche como siempre.
- ¿No te duele el culo? – Se preocupó pasando sus manos de las nalgas a las tetas, estrujándolas. Tamara le volvió a agarrar las manos, esta vez con violencia y las llevó a sus glúteos.
- Ya te dije que con vos no me duele nada, amasame bien el orto, pendejo, deja de preocuparte y toma lo que es tuyo, no te olvides que soy tu novia y de tu propiedad. – Le dijo bien pegada a él, sin dejar de hundirle la cadera en el colchón a fuerza de sentadas.
Tomás, más despreocupado, se dispuso a disfrutar de ese manso culazo amasándolo como un felino preparándose para dormir, a la vez que le besuqueaba los pezones en pleno vuelo, atrapándolos con la boca mientras su hermana seguía bamboleando su cuerpo pegada a él, y fue por estar en esa posición que notó que su celular recibió un mensaje.
Era Don Roque.
Casi sin darse cuenta, Tamara lo tomó y ya lo estaba leyendo por sobre su hermano. A pesar de que se dijo que no volvería a hacer tratos con él, ni bien vio su foto en la pantalla de desbloqueo su corazón le dio un vuelco ¿Qué más podía querer de ella después de que le dejo en claro que no volverían a coger? Tampoco era posible que volviera a requerir sus “servicios” cuando había pasado tan poco tiempo. Ella le había destruido la billetera y él le había dejado el culo estallado, el trato había sido justo.
- Perdón, hermanito, tengo que contestar… no te das una idea de quién es. – Le dijo sin decirle. No quería tener secretos con él y aunque se tomaría el tiempo para responder su hermano debía saber que hablaba con Roque.
- ¿Qué quiere ahora? – Se molestó desprendiéndose de sus tetas. - ¿Tantas ganas tiene de romperte el culo que vuelve a hablarte? Que hijo de…
La tensión se notó en cómo se aferró al culo de su hermana, oprimiéndolo como si temiera perderla de manera inconsciente.
- No… es otra cosa, muy distinta. – Le comunicó sin dejar de mover su cuerpo ni por un segundo, aunque en piloto automático, cubriendo la verga de su hermano al completo con su vagina. Eso también había cambiado en ellos; no era raro que atendieran otros asuntos mientras tenían intimidad. – Esta vez no me quiere para él, me quiere para el hijo.
- A bueno, me quedo tranquilo, aunque el fruto nunca se aleja mucho del árbol no debe ser peor, no todavía…
Por algún motivo, durante el sexo decían palabras bastante elaboradas, como si quisieran impresionarse con sus coeficientes, aunque se estuvieran revolcado como conejos.
- Mmmm ¿Sabes qué? Me excita que el viejo este hablando conmigo sin saber que mi hermano me deja el útero como salita arco iris del jardín de infantes. – Bromeó Tammy siempre tan morbosa. – ¿Te molesta si le sigo la corriente mientras me tapizas el cérvix color esperma?
- Yisus, tenes más maneras de decir coger que Yayo. – Admití comparándola con un humorista argentino conocido por sus palabrotas. – Si el trato es que sea con el hijo no me preocupa tanto, además si te paga bien vamos a estar sobrados para nuestro pequeño proyecto.
Tammy lo tomó de la boca y le estampo uno de sus clásicos besos jugosos cargados de sabores. – Ese es mi “hermanovio”, el padre y el tío de mis hijos, ya mismo empiezo la negociación.
Entonces su hermana se dio vuelta dándole la espalda o, mejor dicho, el culo, mientras ella le daba los últimos retoques a su negociación. Ofrecía 20 mil, lo cual no le parecía mucho, aunque sea solo un polvo de una hora. Si podía sacar más, lo sacaría.
- ¿Le queres sacar más plata? No aprendiste nada he… - Expreso acertadamente su hermano mientras le abría las nalgas. Ese boquete de prisión entre nalga y nalga era la medalla de su ambición desmesurada y parecía intentar colgarse otra.
- No te preocupes. – Lo tranquilizó dejando el celular de lado entre sentones y tomando su culo con las manos para separarlo lo más posible. – Si es con el hijo no me da miedo, además, no finjas que no te gusta verme el culo así de detonado, te conozco, si pudieras romperlo como me lo rompió lo harías.
- Uuhh hermana, sos más ambiciosa que otaku… uuuh. – Alcanzó a decir mientras observaba hipnotizado su ano, que otrora era un asterisco gris y ahora era un nudo inflamado rojizo enmarañado. – Creo que sí, me gusta vértelo como lo tenes… me gusta que seas tan puta.
Entonces le mando un dedo en seco, un dedo que sintió toda la rugosidad del ano y a pesar de ello se abrió camino hacia el interior. Aunque pensó que sentiría su culo todo suelto ocurrió lo contrario, en cada centímetro sentía carne contra su dedo, sin dudas era una inflamación. Parecía mentira que aún quisiera que le den caña teniendo el culo a la miseria, sin embargo, la sensación del recto de su hermana apresándole el dedo en pleno bamboleo, con su vagina haciéndole chapotear la verga en cada deslizamiento, lo hizo acercarse al orgasmo dejándolo al borde de la eyaculación.
- Uhh, uuuh, aah, me vengo, ve vengo… - La alertó para que acelerara sus sentadillas. Las carnes de Tammy se mecían como olas de tormenta, su carne aplaudía indiscreta en distintas partes de su cuerpo al impactar contra la humanidad de su hermano.
- Sí, correte, correte en mi vagina, hermano, lléname la panza de pibes de nuevo, vos sabes muy bien cómo se preña a una hermana. – Chilló girándole la cabeza para dedicarle una mirada lasciva mientras mantenía sus glúteos separados.
Tomás le apuñaló el cérvix con su verga y en una contracción tan caliente como húmeda, dejó brotar su leche como si de un geiser se tratase, estampando una firma incestuosa bien el en fondo de la vagina. Tammy se meneó en círculos como queriendo exprimirle bien hasta la última gota de su semen, una vez que termino, se deslizó hacia arriba hasta liberar la verga de Tomás, que cayó a un lado toda lubricada y muerta.
La mujer separo sus labios y un hilillo esperma mezclado con sus flujos se derramo como una pequeña cascada de manera perezosa, acto seguido se pasó los dedos por su orificio y embadurnándolos en leche se los llevó a la boca. – Mmmm que delicia, leche de hermano.
Acto seguido, se arrodilló entre las piernas de su hermano y le limpio la verga con la boca, cabeceando de manera lenta y constante a la vez que alternaba lamidas en toda la extensión del rabo.
- ¿Me queres limpiar como hizo mama el otro día? – Preguntó mientras le sacaba los cabellos de la cara sabiendo que no le agradaría la comparativa.
- No. – Dijo apretándole en la base con fuerza. – Quiero prepararte para el 3er round, los gemelos duermen, tenemos que aprovechar.
- ¿No será mucho? Mira que no sé si, uuuh, uuuh, aah. – Aceptó ni bien sintió la lengua de Tamara surcándole todo el glande, besuqueándoselo de manera ruidosa. Sin dudas tenía un poder de convencimiento inigualable.
El mástil de carne no tardo en estar en alto una vez más y Tammy lo condujo contra la cómoda para que le diera como cajón que no cierra. Habían puesto un almohadón entre esta y la pared por lo que no se golpeteaba. Tampoco tenía ningún adorno encima que pudiera producir temblequeteo, solo el golpe de las caderas encontrándose desenfrenadas y sus respiraciones sincronizadas podían ponerle fin a la noche especial de los hermanos T.
Rápida y furiosa
Como si nada hubiera pasado antes, como si no le hubiera obligado a hacer actos indescriptibles que pusieron a prueba todos sus límites, Tammy se subía una vez más al Yaris rojo de Don Roque, y lo hacía vestida de forma despampanante para entregarse como regalo de cumpleaños adelantado a su hijo, Hernán.
Con un top negro minúsculo que dejaba su vientre al aire, un pantalón de lycra ajustado negro también, un cinturón ostentoso con brillantes de fantasía y calaveras de a juego con una tanga a la vista que dejaba ver alitas de murciélago en donde la espalda pierde el nombre y nace el culo, estaba lookeada con una fusión de las estéticas halloween y e-girl.
- Te queda muy lindo el negro. – La aprobó pasándole una mano por la pierna sin ningún recato, como siempre, escudriñándola con sus pequeños ojos de insecto. - ¿No te molestan esas alitas en el culo?
- Gracias, Don Roque Y sí, se me clavan bastante, espero que su hijo no tarde en sacarme la tanga ¿Cree que le gusten a Hernán?
- Seguro, le vas a encantar y si no le gusta, bueno, lo mando a la colimba, ya no sé qué hacer para que deje esos videojuegos de mierda. – Renegó como todo boomer mientras arrancaba la nave y partían a una nueva aventura.
- ¡No sea así de malo! Son otros tiempos, Roque, son tiempos de paz, no tiene nada de malo que se entretenga un poco con el joystick, a mí también me gustan los jueguitos y no por eso descuido la cama.
- Si cogiera no me molestaría, pero el pajero juega solo, solo en todo sentido, más vale que haga buena letra, los Andreoli tenemos una tradición y…
- No lo presione así, cada quien tiene sus tiempos, no todos pueden ser como usted. – Acto seguido, Tammy se inclinó sobre Roque y le manoteó el bulto con descaró. – Me preguntó si habrá heredado sus dotes, capaz Hernán es una bestia como el papi y solo está dormido.
- No pasamos ni tres cuadras y ya me agarras la verga, que putita que sos pendeja. – Admitió el viejo viéndola con orgullo casi fraternal. – Yo sabía que te iba a volver loquita lo que te hice el otro día.
- Hoy le toca a su hijo, otro día nos podemos volver a ver. – Propuso con decisión Tammy, demostrando que poseía un poder regenerativo admirable, siendo capaz de convertir una experiencia que para cualquiera sería traumática, en una aventura enriquecedora digna de repetirse.
- A vos lo que te gustó fue cobrar la platita, todas las putitas como vos son iguales, histeriquéan, después se olvidan para ganarse unos pesos de nuevo, y vuelven a histeriquear… igual ya hablaremos después, tengo algo en mente, una sorpresa grande para más adelante. – Resolvió con cierto misterio impropio de él. – Hay que ver si te animas.
- Mmm me encantan las sorpresas, me súper animo a todo. – Le dijo Tammy apretándole la morcilla como toda una amante impaciente. – ¿Vamos a tu departamento?
- No, queda muy lejos, muchos minutos de viaje, vamos a lo de la abuela Marisol, dejó la casa sola porque cada tanto huye de las deudas de juego, vieja timbera jeje. Ya no la salvamos más, es un caso perdido.
- Que conveniente y… curioso. – Dijo tratando de tener tacto con el serio problema de juego sin tratar de Marisol.
- Cada familia es un mundo, nena. – Roque, no obstante, no sabía con quién estaba hablando. Si cada familia era un mundo no había uno como el de ella y Tomás, la diferencia entre otras familias y ella era como la de Canadá con Narnia. – No te preocupes, suele reaparecer para año nuevo, a veces con otro nombre.
Acto seguido, Roque le contó sobre la coartada que tenía preparada para que su ex mujer no sospechara nada: llevarlo a pescar a la laguna de Chascomús. Eso explicaba porque había dos cañas plegables, un set de anzuelos y un par de voluminosos reels. También porque la pasó a buscar un par de horas antes de lo previsto. Le dijo que era algo que venía pensando hacer, aunque siempre fue mentira ya que no toleraba pescar en compañía. Era una de esas mentiras que fue preparando con el tiempo.
Sin dudas Roque personificaba el típico estereotipo de porteño, sea acertado o no. Era confiado, agrandado, de esos que enmarañan todo casi sin darse cuenta, como si la mentira fuera su bioma natural, aquellos que esconden una mentira con otra y así sucesivamente.
- ¿Tuviste buen trabajo? – Preguntó luego para sacar charla.
Tammy notó en por como la miraba, además por el papel que había dado en su primera noche con él, que el viejo sabía que no era una puta de verdad. La estaba probando. No obstante, sabiendo que él sabía de su mentira, le seguía la corriente manteniéndose por encima de la situación.
- Pasaron pocos días desde nuestra noche, Don Roque, igual pude meter un par de buenos clientes. – Le siguió el juego para que él creyera que no se había dado cuenta de su sospecha. Siempre convenía mantener al cliente contento en todo sentido, si él la veía como una nena boba y ventajera que jugaba a ser puta para sacarle plata que así sea, no estaba allí para hacer una entrevista laboral, sino para exprimirle hasta el último centavo posible.
Antes de llegar al departamento de la ex de Roque a pasar por su hijo, un auto de gama media con los parlantes a toda potencia, los secundó por varias calles manteniéndose casi a la par, molestándolos con su irreverente contaminación sonora que hasta les impedía hablar, para colmo, había semáforos en cada esquina y los cuatro pibes que iban en el auto les dedicaban miradas desafiantes. Ellos sabían muy bien que molestaban y estaban a la espera del primer comentario para buscar roña.
Tammy les devolvió una mirada con asco y le dijeron de todo. Eran el típico clon barretón de L-Gante, Duki o cualquier trapero con garabatos en la cara producido en masa y perpetuado los medios cómplices. Sin saberlo, tanto Tammy como el viejo encontraron un punto en común...
- ¡Música de mierda, porque no se la meten por el orto! – Les gritó Roque y aunque volvía a hacer un comentario bien de boomer, ella estuvo de acuerdo y tuvo una idea excelente para el siguiente semáforo, idea que se pondría al viejo en el bolsillo y dejaría a esa parva de giles como pajeros.
- Se creen que todos quieren escuchar esa porquería, manga de virgos… demostrémosle que no necesitan convertir su auto en un boliche pedorro para tener levante, vamos a dejarlos como pelotudos.
Ni bien frenaron en el siguiente semáforo con los “pibardos” desafiándolos subiendo el volumen y carburando el baqueteado motor de su auto, Tammy tomó las riendas y viendo que el semáforo tenía minutero, comenzó con una mini función de un minuto.
Tomó a Roque de la camisa para tirarlo contra ella y comerle la boca. Tenía el mismo mal aliento a viejo de antes, la misma lengua gruesa y porosa como de sapo, la misma boca que besaba de forma desprolija como animal que bebe y, aun así, le mando lengua hasta la tráquea y tomando una mano de Roque, la llevó a sus tetas, las cuales apretujó y descubrió con ímpetu.
Fue una exhibición de 60 segundos de arrebato y desenfreno total en el que, si Tammy y Roque querían dar un mensaje, les dejaron más que eso. Sus lenguas se encontraron por fuera de sus bocas enroscándose como víboras mientras la enorme mano porcina de Roque le apretujaba una teta expuesta, de la que chorreaba leche. Luego el viejo hundió su rostro entre ambos senos y se los lamio a la vez que le besuqueaba los pezones, antes de que el cartel luminoso anunciara el segundo 40, refregó su carota por todo su busto mientras chorritos de leche saltaban cada vez que su ubre era apretada por su boca o su mano…
Tammy giró a un costado para observar el auto de los gamberros y se mordió el labio disfrutando de que le comiera las tetas a besos y mordidas, no le importaba que estuvieran con sus celulares filmando el espectáculo ni que se le vieran las tetas y tanto sus espectadores como cualquiera que aprovechaba el semáforo en rojo para cruzar viera su show pornográfico.
Los bocinazos los hicieron volver en sí. Olvidando que había cámaras en cada semáforo, mientras los cuatro jóvenes se desvivían en elogios hacia el viejo en su idioma rudimentario, Roque arrancó como un demente mientras Tammy sacaba pañuelos de papel para limpiarse los senos. El top negro le había quedado empapado con su nutritivo fruto.
- Descuide, eso fue gratis. – Bromeó Tammy acomodándose la ropa y el pelo. – ¿Los humillamos he? Quedaron como unos pelotudos.
- Sí, nosotros dos sin joder a nadie la pasamos pum para arriba y ellos con esa mierda a todo volumen quedaron como unos maricones.
Casi sin proponérselo, conectó miradas con el viejo. Algo había cambiado tras esa efímera conexión ardiente en la que olvidaron sus diferencias (y negocios) para divertirse, casi, casi como dos amigos… quizás algo más duradero y valioso que un negocio estaba germinando.
- Llegamos. Me estaciono acá a media cuadra porque no quiero que se asomen por la ventana y te vean en el auto. Viven en ese segundo piso arriba de la vinería Grand Cru, y no, no es casualidad que la borracha esa viva ahí. – Anunció demostrando que estaba en todos los detalles. – Traigo a Hernán y en dos minutos estamos en la casa de Marisol.
- Lo espero, tengo unos truquitos para cuando llegue.
- Me imagino, siempre tenes algo bajo la manga. – Acepto casi amistoso yendo a buscar a su hijo.
Hermana shotacon
Tras casi veinte minutos, un sorprendido muchacho notó que el asiento del acompañante estaba ocupado por una morocha despampanante, maquillada y con un escote profundo que casi mostraba sus aureolas. Sin dudas Hernán había llegado al auto pensando que aprendería el arte de la pesca junto a su padre, quizás hasta esperaba una típica tarde de consejos fraternales como en las películas, no obstante, Roque no era así.
- Herny, ella es Tamara, Tamara, Hernán. – Los presentó su padre mientras arrancaba el auto, observando cada reacción de su hijo gracias al espejo retrovisor. Sus ojos de insecto, como pequeños ojos compuestos de mosca, estaban siempre donde debían estar.
- Ho…hola. – La saludo con timidez y sin saber el porqué de su presencia. - ¿Y ella?
- ¿Te gusta Dragon Ball Herny? – Gracias a Dios llevaba una remera del famoso anime del que ella sabía bastante (de los pocos que además podía hablar con Tomás) y fue ideal para romper el hielo. – Estoy pensando en ir a ver la película nueva con mi hermano, dicen que esta excelente. Ya era hora de que Piccoro y Gohan tuvieran protagonismo.
- Sí… sí, aunque me hubiera gustado que no sea con gráficos computarizados.
Si se guiara por el aspecto, el hijo del medio no se parecía en nada a su padre, lo cual era positivo. Era de abundante cabellera castaña, piel blanca pecosa, delgado y vestía con la famosa moda aesthetic, es decir, con cadenas, muñequeras y ropa negra estampada con una campera de tela de avión encima, de esas que son para hacer facha porque no abrigan. Si además de gustarle ese popular animé le gustaban los videojuegos, Tamara podía tener varios frentes por los cuales comprarse al muchachito para hacerle pasar un día soñado. A Tamara le pareció igualito a al hermano menor de la chica con anorexia que apareció en el capítulo 9 de la 2da temporada de los Simuladores, el que usaba remeras de Marylin Manson al principio del mismo y terminó vistiendo un traje de dandy.
- Hey, me gusta tu estilo, combina con el mío, nos vinimos de negro para la ocasión.
- Gra…gracias, sí, es lo que va hoy, me gusta bastante. – Expresó con algo de incomodidad. – Mi vieja me dijo que me abrigara bien, pero si salgo, salgo así, no hay otra.
- ¿Le molesta Don Roque si paso atrás para conocerlo mejor?
- Si no se te queda atorado el culo pasa.
Hernán rio, aunque bien fue por el improperio o porque no entendía que carajos pasaba y quién era ella. Con algo de dificultad, a mitad de viaje, Tamara se desabrochó el cinturón y escurriéndose el cuerpazo entre ambos asientos, se fue pasando hacia atrás quedando apretujada con Hernán de un lado y las cañas de pescar del otro.
- ¿Te acordás de mi amigo Gustavo? Ella es su hija mayor. – Explicó Roque.
- La mayor no, soy la del medio como él. Tengo un hermano mayor, Thiago.
- ¿Thiago? Tenes razón nena, tenés razón. – Recordó al final sorprendido de haberse olvidado de él. - ¿Esta en España no? No tuvo una buena actitud con ustedes, son una familia tan unida y los hizo a un lado, ahora me acuerdo... a tu papá le cayó tan mal.
- Sí, se fue de estudiante de intercambio, consiguió un trabajo y se quedó. No volvió más, él siempre fue así, el cara rota de la familia, de los que se lleva el mundo por delante…
Por un momento Tammy se perdió en recuerdos felices, Thiago era muy apegado a ella, el típico hermano mayor que lleva a la menor por mal camino a la vez que la cuida y le enseña a sacarle jugo a la vida. Gracias a él aprendió sus primeras groserías que le hicieron ganarse sus penitencias, jugó sus primeras bromas pesadas escondiéndose en el centro comercial hasta que escuchaba a los cajeros llamándola por su nombre… con él también vio las primeras revistas para adultos y películas porno… cuando se fue dejó un vació y una angustia que el pequeño Tomás sufrió de primera mano. Tamara no siempre fue la hermana mayor pervertida, antes de su rotundo cambio le gustaba liberarse de las tensiones y la frustración haciéndole la vida imposible al menor… los viejos tiempos en los que eran como Tom y Jerry y no como unos Lannister.
- Aunque mis viejos ni lo nombran porque están muy ofendidos sé que les gustaría volver a verlo. – Dijo tras unos minutos de recuerdos felices.
Mientras hablaba notaba como Hernán no le era indiferente. El escote pronunciado, el perfume, las caderas bien pegadas a las de él, su mano envolviéndolo en un abrazo como si fueran amigos de toda la vida. Tammy casi podía oler su excitación en el aire.
- No es para menos. Esas cosas no se hacen, darle la espalda a la familia, a nosotros que somos descendientes de italianos, es traición.
- Antes venía para navidad, ahora sé por las redes que perdió el trabajo, quizás le demos una manito para que nos visite, no voy a decir más, es sorpresa. – Mencionó Tammy guiñando un ojo desde atrás.
- La familia es lo primero. – Agregó Hernán acertadamente haciéndola reír.
- ¡Mi hermano también se la pasa tirando referencias, me encanta ese sentido del humor! – Lo salseó Tamara.
- Llegamos. – Informó Roque. – Esperen que voy a entrar para acomodar algunas cosas, primero quiero ver como dejo la casa Marisol, ya vuelvo.
El viejo los dejo solos y Tammy no podía estar más agradecida. Tenía un momento para calentar motores.
- Voy a ser sincera, Herny, no vamos a ir de pesca, aunque vas a probar frutos de mar, guiño, guiño.
- Sí, me di cuenta, no pensé que sería en mi cumpleaños número…
- 18, en tu cumpleaños 18. – Lo censuró Tamara poniéndole un dedo sobre los labios. - ¿Estás nervioso, lindo? Es un regalito muy especial, más de uno querría que le preparen un pastelote como este, modestia aparte. – Se autopublicitó apretujándose las tetas.
- Un poco, sí. Mi viejo viene hablando de pescar hace tiempo y aunque me parecía un embole ya venía mentalizado. – Admitió con sinceridad. Sin dudas era un chico dulce, fachero, de los que conseguiría novia sin problemas si se lo propusiera solo que los videojuegos y quizás el anime les absorbía todo su interés… era tan como Tomás antes de la corrupción, antes de que lo volviera un padre de familia trabajador. Sin proponérselo Tamara esta ante la oportunidad de corromper otra alma con su embrujo de culazo y tetas lecheras.
- Parece que preferías irte de pesca… - Se hizo la dolida. - ¿Qué pasa? ¿Te intimida pasar una tarde conmigo?
- ¡No, ni en pedo! Es que… soy de los que les cuesta tener la iniciativa, es todo. Y… aunque respeto la profesión de todos, tengo ciertas ideas sobre la prostitución y…
- Conozco tu tipo, sos de los que piensan demasiado y se preocupa de más, no te preocupes, déjame decirte que me van a pagar muy bien y aun así la voy a pasar joya con vos. – Acercándose a su oído, le confesó. – Esto de hoy lo hubiera hecho por mucha menos plata, si hubiera sabido lo lindo que sos le hubiera hecho el favor a tu viejo gratis.
Hernán se soltó un poco y aunque sea, levantó la mirada, quedándose observando a Tammy mordiéndose el labio mientras la mano que le acariciaba el pecho iba bajando, y bajando.
- ¿Decime como un pibe como vos tan lindo está soltero? ¿No hay ninguna amiguita gamer que quiera jugar con tu jostick? ¿No hay una otaku pervertida con la que les den vida a las páginas de algún doujinshi?
- Soy de los que les cuesta… tener iniciativa. – Se confesó sin dejar de mirarle la boca pulposa. La morocha ya lo tenía donde quería.
- Esto ya lo viví una vez y el primer paso es sencillo. Se empieza así.
Mientras la mano que le envolvía los hombros lo apegaba a ella y su mano bajaba para tantear su herencia fálica, Tammy lo beso con cariño y suavidad, predispuesta a convertir ese beso en más que un negocio, en más que una ilusoria imitación de aquel beso robado a su hermano Tomás, en una noche lejana de Netflix… Ella comprendió que a pesar de haber dinero de por medio Roque le estaban confiando algo invaluable. Ese chico debutaría con ella y la primera vez era una marca a fuego imborrable que, aunque invisible, se llevaba en cada piel como un estigma. Y por lo más sagrado que ella no iba a permitir que el debut de Hernán no fuera memorable.
Por varios minutos le dedicó un beso sumamente concentrada en darle a Herny el mayor placer que unos labios húmedos y carnosos podían dar, y la caricia más profunda en su entrepierna que una mano podía propiciar… era una buena señal que ya estuviera sintiendo por debajo del pantalón vida del tipo “erecta.”
“Toc, toc, toc…” sonó el cristal del auto. Era Roque que, aunque sonreía por ver a su hijo en acción, abochornado por ser interrumpido, los invitaba a salir para entrar a la casa.
- Ya está, tienen la cama en orden, el sillón en orden, lo único malo es que no encontré Chispita… para mí que la vieja cabulera lo vendió. – Dijo con un dejo de pena antes de invitarlos a pasar. Era una casa grande, aunque descuidada, con un camino de piedra en la entrada que estaba siendo comido por la mala hierba y enredaderas ganándole terreno a las paredes. Cada cortina estaba cerrada y adentro, había una sobredosis de adornos, polvo y olor ha guardado como en cada casa de vieja, sin embargo, Tammy solo necesitaba de una cama o un sillón para darle a ese chico un revolcón del que no se olvidaría jamás.
Continuara
Espero que les haya gustado. Agradecería mucho que comenten que les pareció, que puntuen la cantidad de puntos que crean que merece, toda ayuda es bienvenida.
Capítulos Anteriores:
Hermana Otaku Temporada 3. Capítulo 1:http://www.poringa.net/posts/relatos/4368552/Hermana-Otaku-3ra-Temporada.html
Hermana Otaku Temporada 3. Capítulo 2:http://www.poringa.net/posts/relatos/4418449/Hermana-Otaku-3ra-Temporada-Capitulo-2.html
Hermana Otaku Temporada 3. Capítulo 3:http://www.poringa.net/posts/relatos/4484182/Hermana-Otaku-3era-Temporada-Capitulo-3.html
Hermana Otaku Temporada 3. Capítulo 4:http://www.poringa.net/posts/relatos/4593893/Hermana-Otaku-3era-Temporada-Capitulo-4.html
13 comentarios - Hermana Otaku 3era Temporada. Capítulo 5
La propuesta de Roque lo mas probable sea una orgía donde Tamara va a quedar peor que cuando estuvo sola con el, y lo mas triste o cruel del asunto, es que ahí es donde va a quedar pegada y no podrá ya salir de ese mundo... Me atrevería a decir que hasta tienes planeado que Tamara vuelva a quedar embarazada, y lo cruel va a ser que no será de Tomás, no se porque tengo ese presentimiento, y peor aún es que si quien la embaraza no termina siendo Roque, va a resultar que ella no va a saber quien es el papá de su futuro hijo debido a que empezará a coger sin cuidarse contantos hombres distintos por prostituirse que no sabrá cuando quedó embarazada de nuevo...
Ni siquiera a la relación de ellos 2 les veo futuro, no veo a Tomás aceptando que Tamara quiera seguir prostituyendose...
Sigo pensando que el final de la segunda temporada fue casi perfecto.
No digo que no sigan siendo excitantes las escenas pero creo que todas estas situaciones de la tercera temporada, demostrada tu capacidad, con tu ingenio y escritura podías haberlo plasmado en una nueva historia con nuevos personajes.
Mi conclusión es que me sigue volando la cabeza la historia y sos un halo de luz en esta página casi extinta, solamente siento que roque no encaja para ser un personaje habitual en esta clase de serie. abz
La parte de Tamara haciendo debutar al chico, si esta excelente 10/10 porque te hace recordar los inicios de su relacion con el hermano y ahi esta el morbo..
Creo que se podrian incluir otras cosas relacionadas al hentai en vez del viejito cochino xD
Y sobre el dinero que estan reuniendo, ya creo saber para que es y no me convence, pero no prefiero no opinar mucho de esa parte hasta no leerla jaja.
La parte de Tamara haciendo debutar al chico, si esta excelente 10/10 porque te hace recordar los inicios de su relacion con el hermano y ahi esta el morbo..
Creo que se podrian incluir otras cosas relacionadas al hentai en vez del viejito cochino xD
Y sobre el dinero que estan reuniendo, ya creo saber para que es y no me convence, pero no prefiero no opinar mucho de esa parte hasta no leerla jaja.