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Sometiendo a mis hermanas (II)

Sometiendo a mis hermanas

Capítulo II. De colegialas misteriosas y emociones encontradas.

Martes 10:00 AM

Me despierto con bastante sueño, tras quedarme un rato mirando al techo y superando el trauma de ser consciente de mi existencia, me levanto de la cama y me alisto para comenzar el día. Hoy será un día muy interesante.


Después de bañarme y vestirme, me dirijo a la cocina para preparar mi desayuno. Mientras voy entrando me encuentro con una pequeña persona de ojos bonitos cocinando.


—¿Puedes agregarle más huevos a eso para que desayunemos juntos?


—…


—Sila, por favor.


—…


Sila me está ignorando. ¿Me pasé de la raya ayer? Bueno, está más que claro que me pasé de la raya. ¿Pero en serio me empezará a ignorar aún con la familia? ¡Será muy obvio que algo ocurrió!
Mientras pensaba eso, Sila agregó los huevos que le pedí al sartén. Al ver la cafetera, noto también que el café, que se había puesto ahí antes de que yo llegase, ya estaba preparado, así que procedo a servirlo.
Sila sirvió dos platos de desayuno y ambos nos sentamos frente a frente.


—Ya publiqué las fotos… Les encantaron… Mis suscriptores están aumentando rápido… Muy rápido.


—¿Ves? Te lo dije. Tú confía en mí. 


—… Ahora… Quieren más así.


—¿Más así?


—Ya sabes… Más fotos así…


—¿Así cómo?


—Así, contigo…


—Pues habrá que darles más.


—No sólo eso… También alguien me ofreció mucho dinero por una petición especial…


—¿Sí? ¿Qué petición fue?


Sila iba a abrir su boca cuando alguien más entra a la cocina.


—Buenos días. ¿Quedó algo para mí?


—Buen día, Lina. Hay un poco más de huevos en el sartén y quedó algo de café en la cafetera.


Mi respuesta fue tan amable como siempre, a pesar de que tenía algunos rencores guardados. Ya habrá tiempo de expresar esos rencores.


Lina se sirve y se sienta a la mesa con nosotros.


—¿De qué hablaban?


Esa pregunta me inquieta un poco y veo cómo Sila se sonroja mientras finge una mueca de disgusto. Yo decido dejar que ella responda. A ver qué se le ocurre.


—… Solamente le comentaba un poco sobre cómo me preparé para mi examen de admisión a la uni.


—Pero tú nunca necesitaste estudiar, Sila, este wey necesita meterse a una escuela de regularización, y no estoy segura de que con eso pueda llegar a sacar más del 60% de puntos del examen.


Siempre, siempre, siempre… Siempre tiene que hacer esa clase de comentarios. ¡Cómo me jode!


—Bueno, ni si quiera estudiando lo suficiente para terminar la carrera con honores podría tener seguro un empleo en el que vaya a utilizar todo lo que estudié.


Eso lo dije mientras miraba a los ojos a Lina, quien frunció el ceño y siguió comiendo sin decir palabra.
Una vez terminado el desayuno, Lina se dirige a bañarse para ir a su “trabajo”, y nos quedamos en la cocina solamente Sila y yo.


—… Sobre la petición que me hicieron… Quieren una foto mía…


—¿Ajá?


—…


Sila se levanta de su silla y se acerca a mí para hablarme al oído. Solamente ahí es que puedo sentir su aroma… Está usando un ¿perfume? Que se siente tan atractivo… Me encanta. Aparte de eso, puedo ver su cuello tan cerca. ¿Podría besarle ahorita? ¿Cómo reaccionaría?
Salgo de mis pensamientos cuando su voz, con bastante timidez y miedo (Pero una sensualidad involuntaria innegable), comienza a ser percibida por mi oído.


—Me pidieron un video chupándote la verga… De al menos tres minutos… Me ofrecieron mucho dinero…


Mi verga brincó de la emoción al escuchar lo que salía de la voz de mi hermanita.
Ahora soy yo quien se acerca al oído de ella para responderle.


—Y tú que te alegras de hacerlo ¿No es así?


—Claro que no, pervertido, ¿Pero me ayudarás con esto?


—¿Que si te ayudaré? No mames, le vamos a dar a ese tipo el mejor video de una mamada que haya visto jamás.


—Tampoco pienso hacerte venir, idiota. Sólo grabaremos esa escena, tres minutos, ni uno más ni uno menos.


Al notar su tono imperativo me doy cuenta de que esta perrita (Eso significa su nombre, no es insulto…) está olvidando quién lleva la correa.
Le tomo la barbilla con mi mano y le hago mirarme a los ojos.


—Creo que estás olvidando tu posición, Escila. ¿Acaso olvidas que está en mí decirles a nuestros padres lo que hace su artista visual en la que tanto dinero y esfuerzo invirtieron, de la que están tan orgullosos?


—…


Sila voltea la mirada hacia abajo.


—Haremos las cosas como yo diga, Sila. Esta noche me vas a dar la mejor mamada que hayas dado en tu vida, y lo vas a disfrutar, perrita.


Aprieto un poco más mi mano en su barbilla.


—Ahora di lo que vas a hacerme esta noche.


—…


Ante su negativa a hablar, la empujo hacia la pared sin soltarle la barbilla. Sus ojos comienzan a lagrimear.


—Esta noche te… te voy… te voy a hacer una mamada…


—¿Una mamada solamente?


Mientras preguntaba, presioné más su cabeza contra la pared.


—La mejor mamada que pueda dar te la daré hoy en la noche, ya suéltame, por favor, me lastimas.


Dijo eso mientras empezaba a romperse en llanto.


—No tienes por qué tratarme así, idiota.


Dijo eso llorando mientras caía sentada al suelo.
Me pongo en cuclillas frente a ella y la abrazo.


—Sila, Sila. No te preocupes, esto no tiene por qué volver a pasar. Al menos no mientras comprendas tu lugar, bonita.


—Eres un estúpido, no soy tu puta personal o algo así.


—Eso se puede arreglar.


Digo mientras vuelvo a agarrarla de la barbilla, la hago voltear hacia mía y otra vez vuelvo a plantar mi mirada en sus hermosos labios pintados de rojo. La textura del labial en combinación con la textura natural de sus labios me llama. ¡Esos malditos labios no dejan de mirarme!


Finalmente me decido y acerco sus labios a los míos. Sila, confundida por la escena que acaba de ocurrir y el llanto, no sabe cómo reaccionar y se queda estática ante el tacto de sus labios con los míos.
La realidad se detiene durante un instante, las manecillas del reloj dejan de girar, mi corazón comienza a latir más rápido y me atrevo a ir un poco más allá. Tomo la cabeza de Sila con una mano mientras con la otra sostengo su cintura. Al tiempo me voy levantando y la ayudo a levantarse.


El tiempo se reanuda.


Sila comienza a seguir mi beso, empiezan a encontrarse nuestras lenguas, las respiraciones comienzan a acelerar. Finalmente me doy cuenta del tiempo que ha pasado desde que Lina se metió a bañar y me separo de Sila.


—Espero que te vayas acostumbrando a mis sabores, Sila. Los sentirás muy seguido.


—Eres un idiota… Pero comienzo a creer que yo no me quedo atrás en idiotez.


Sila se retiró a su habitación y yo hice lo propio.


Martes 12:00PM


Me encuentro en el parque frente a mi casa sobre mi bicicleta vigilando la entrada. Normalmente a esta hora sale Lina. Hoy averiguaré qué está escondiendo mi hermanita mayor.





Tras unos minutos la veo salir con ese traje sastre tan elegante que se mandó hacer con la excusa de ser su uniforme para su nuevo empleo. ¡Ese sastre hizo un tremendo trabajo! Sus tremendos senos se resaltan bastante debido a la forma del saco y la camisa. En cuanto a su culo pasa algo similar, la forma del pantalón hace notar en gran magnitud ese tremendo orto que se carga la mayor de mis hermanas. La que sospechamos es adoptada debido a su tono de piel. La malagradecida que siempre trata de hacerme quedar en mal. Vistiendo tan bien, con una actitud tan mandona, sintiéndose tan superior a quienes le rodean. 

Mi hermanita sale de la casa y toma un camión. Joder. ¿Tendré que perseguir el camión? En todo caso, tendré que ir lo suficientemente lejos para que ella no me note, pero no tan lejos como para perder el camión.


Mierda, comienza a moverse. ¡Tengo que seguir ese maldito camión!
Comienzo a pedalear, voy detrás de un automóvil que se encuentra justo detrás del camión que voy siguiendo. Rayos, el camión giró en otra dirección, tendré que quedarme algo atrás para que Lina no note mi presencia. Mierda, mierda, mierda, me estoy agotando. Nunca fui nada atlético. ¡Y el maldito camión va a rompe madres en el centro de la ciudad! ¡Como a sesenta kilómetros por hora! Claro, eso cuando no hay tráfico o los semáforos no están en rojo, momentos que aprovecho para acercarme más.


Oh, la veo bajar, la veo bajar. 
Bajó frente a un ¿hotel? ¿Lina tiene novio? ¿Acaso viene todos los días a coger con alguien aquí? ¡Lo que daría por ser el afortunado que pudiera ver a Lina sólo con ese calzado y una tanguita roja!
¿Qué tipo de lencería preferirá usar Lina?
Maldición debo dejar de pensar en eso, lo que importa ahora es ver qué hace Lina. Esperaré en la calle frente al hotel a ver si sale con alguien.


Martes 01:10 PM


Oh, está saliendo. Debe estar contenta después de una hora de pasión. ¿Está saliendo con alguien? Oh, ¡Es otra chica! Pero deja tú eso, ¡Ambas están vestidas como colegialas! ¿También se prostituye la muy puta? Tenía que ser, tenía que ser. Sea como sea, tengo que hacerla cambiar de padrote.
Oh, un carro negro llega. Un sujeto de traje se baja del auto y le abre la puerta a las dos colegialas coquetas que le esperaban. Seguramente no será lo único que les abrirá hoy.
El carro se aleja y yo tengo que pedalear una vez más.
¡Puta madre, me va a dar un paro cardiaco!





Tras un rato más ya no logro seguirle el ritmo al auto. Me quedo en medio de la ciudad con más preguntas que respuestas una vez más. Tendré que darme por vencido hoy una vez más.


Martes 08:30 PM


Pasé el resto de la tarde estudiando (obviamente comí también, pero no pasó nada interesante que merezca la pena relatar). Estuve bastante relajado tras haber hecho tanto esfuerzo con la bicicleta a medio día. Veo el reloj y me doy cuenta de que ya es hora de prestarle atención a mi “perrita” Sila.
Llego a su cuarto y abro la puerta sin preguntar.
Sila se encuentra dibujando en su computadora.


—¿Cómo se encuentra mi perrita? ¿Estás lista para la sesión de hoy?


Como única respuesta, Sila volteó hacia mí y asintió.
Le ofrecí una mano, que ella tomó con elegancia para levantarse y, como en la mañana, le agarré desde un lado de su rostro para acercarle su cara a la mía, cuando noté que ella se preparaba para recibir mis labios con los suyos me detuve. 


—¿Esperabas un beso mío? ¿Así sin más? No, Sila, tienes que ganártelo. ¿Sabes cómo vas a ganarte un beso?


—… ¿Cómo?


—Te daré una pista: Será de rodillas y en hilo. No, espera. Tengo una mejor idea. ¿Tienes todavía tu uniforme de la preparatoria?


—¿Qué?


—Sí, la falda a cuadros y la camisa.


—Sí, sí les tengo. ¿Quieres que me vista de colegiala?


—Sí, así es. Pero, si vas a ganarte mis labios, vas a tener que ponerte esa ropa de una manera especial.


—¿Cómo?


—Tú sabrás qué hacer: Provócame, haz que valga la pena ver cómo te pones esa ropa.


—… ¿Me vas a ver… cambiándome?


—Sí, así es. Pero no sólo voy a verte, tú vas a mostrarme, no sólo cómo te cambias, también me mostrarás cómo seduces.


—…


Sila va a su computadora y pone una lista de reproducción en Spotify con música suave y sensual. Yo me siento sobre la cama de Sila mientras ella saca la ropa que se va a poner. Pone la ropa en su escritorio y comienza a bailar.


Sila baila con sensualidad frente a mí, en algún momento me acerca su culo a mi cara, en algún otro momento se sentó sobre mí como en una de las fotos que nos tomamos ayer, y se comenzó a quitar su blusa con bastante lentitud. Finalmente, se la quita y se levanta, sigue bailando y comienza a bajar su pantalón mientras mueve sus caderas. Ahora está simplemente en un bra y bragas casuales. Me da la espalda mientras continúa con su sensual baile y se quita el bra, dejándolo caer. Luego pone un pie sobre una silla, contorneando su pierna para mi deleite, finalmente se quita esas bragas y comienza a ponerse una tanguita roja que hará juego con la falda rola de su uniforme escolar. Cuando ya está con la tanguita puesta, Sila se acerca a mí, mostrándome sus tetas por primera vez. No son muy grandes, pero vaya que se ven deliciosas. Una vez más se sube sobre mis piernas.

Parece que se está tomando muy en serio su trabajo de seducirme. ¿Realmente le cambió tanto ese beso en la mañana? ¿O es que acaso a descubierto el placer en el incesto o la sumisión? Ella siempre ha sido la más liberal de las mujeres de esta casa, por eso no me asombró tanto descubrir que “vendía porno furro”, pero pensar que se está tomando tan en serio el reto que le puse de seducirme… Es extraño.


—¿Quieres probarlas?


Me pregunta con una voz más sensual de lo habitual, mientras comienza a mover su pelvis sobre mí, casi restregándose contra mi evidente erección.
Yo, sin ganas de hablar por el momento, comienzo a lamer sus pezones mientras ella continúa moviéndose al ritmo de la música. Lamo un pezón mientras acaricio su otro seno con una mano y con la otra tomo a Sila por su cintura.

Joder, esto es el paraíso, nunca había estado en una situación tan erótica en mi vida.
Después, ella se levanta y va a ponerse la camisa de su uniforme escolar sin ponerse un sostén si quiera. Luego la falda se la sube de la misma forma que se bajó el pantalón, y comienza a ponerse unas altas medias blancas. Como cereza sobre el pastel viene ese par de tacones que le hacen levantar más su culo y darle un mayor toque de sensualidad a sus piernas.


—Okay, perrita, basta de baile, te has ganado muy bien tu premio, ven hacia aquí.


Tras decir eso, Sila se acerca a mí con pasos lentos mientras menea su cadera.


En esta ocasión la tomo con una mano de la cintura y la otra del culo mientras voy a besarla.
Joder, qué ricos se sienten esos labios, quiero tenerlos para mí eternamente.
Mientras jugamos con nuestros labios y empezamos a involucrar nuestras lenguas noto como la respiración de Sila comienza a subir. Me separo un poco de ella y le pregunto:


—¿Recuerdas que temprano dijiste no ser mi puta? La Sila de ahorita está contradiciendo a la de esta mañana.


—…


—Admítelo, eres mi puta ¿Sí o no?


—No me digas puta, por favor. No soy una puta.


—¿Entonces qué? ¿Eres una perra? ¿Vas a ser mi perrita?


—¿Sólo por esta noche?


—Sólo mientras yo quiera.


—…


Me vuelve a besar, pero me separo rápido.


—Ese no te lo habías ganado, ahora tienes que pagar. Dilo.


—¿Decir qué?


—Que eres mi perrita.


—Okay, soy tu perrita.


—Vas a demostrarlo ahora, pásame tu teléfono y ponte de rodillas.


Me entrega su teléfono y lo pongo a grabar colocándolo de manera que se pueda apreciar bien la escena.


—Okay, ¿Me repites quién eres y qué es lo que estás a punto de hacer?


—Soy tu perrita y estoy a punto de darte la mejor mamada que habré dado nunca.


—Así me gusta.


Esto último lo digo mientras le acaricio la cabeza.
Entonces Sila comienza a desabrochar mi cinturón, me baja el pantalón y comienza a inhalar mientras coloca su nariz junto a mi erección (visible a través de la tela del bóxer), luego de eso, saca mi verga del bóxer y comienza a olerla de manera directa.


—Mmm… ¡Qué rico huele tu verga!


—Es para ti, perrita, es tu premio por portarte bien hoy.


—Entonces me portaré así siempre para que nunca me falte verga.


Tras decir eso comenzó a lamer mi falo desde la base de los testículos hasta la punta del glande. Con la punta de su lengua pegada a la punta de mi glande me miraba a los ojos, luego fue acercando su boca de forma que esta escondía tanto su propia lengua como mi glande y me quedo chupando esa zona mientras jugaba con su lengua ahí mismo. Tras eso comenzó a ayudarse de sus manos para pajearme mientras seguía chupando el glande. Luego de un rato, pasó a lamer mis huevos mientras continuaba con la paja. Se nota que la muy puta tiene experiencia en esto.

Al final no resistí el impulso de tener en esa circunstancia a mi hermana. Si después de todo es una puta ¿Por qué no tratarla como tal? Agarré su cabeza y comencé a meterle mi verga más dentro de su boca con movimientos de mi pelvis. Después, de manera algo lenta al inicio, comencé a meter y sacar mi verga de la boca de mi hermana, quien pacientemente se dejaba a hacer, gradualmente fui aumentando la velocidad hasta que vi que ella comenzaba a tener los ojos llorosos y a ahogarse. Fue entonces cuando decidí sacar mi verga de su boca y comenzar a pajearme. Dentro de poco acabaría y quería hacerlo en su rostro. Así tendríamos un buen final para el video y una nueva foto para el OnlyFans.

Después de pajearme un rato, finalmente pude acabarle encima. Sus labios, mejillas, naríz y en la zona cercana a sus ojos quedaron rastros de mí.
El video fue mucho más largo de lo esperado y aprovechamos a sacar al menos otras tres fotos que ella podría postear después.
Una vez acabado el tema de la sesión, le hablo.


—Listo, perrita, ya terminamos por hoy. Veré si mañana seguimos creando contenido.


Creí que Sila seguiría con este jueguito que habíamos armado hasta ahora, pero, tras oír mis palabras, voltea a su espejo. Mira con detenimiento su rostro manchado de mi semen. Lágrimas comienzan a brotar de sus ojos, Sila ha rompido en llanto.


—¿Qué pasa, Sila? ¿Qué tienes?


—¡No me jodas! ¡Vete de aquí, déjame sola!


Dice eso mientras me empuja. Algo en mí se puso bastante sentimental. Me siento realmente mal de haber provocado el llanto en mi hermana. ¡Pero ella lo estaba disfrutando! ¿No es así? ¡Aparte, ella siempre me trata mal! ¡¿Por qué después de todo esto se pone a llorar?!
Agh, qué complicado. Le pasaré este berrinche por hoy, pero no puedo permitir que esto se vuelva rutina. Ya encontraré una forma de castigarla mañana.
Vuelvo a mi cuarto feliz después de haber recibido reverenda mamada y paso el resto de la noche estudiando. 


Martes 11:45 PM


Escucho a mamá llegar a casa.


—¡Chicos, vengan a cenar, traje tlayudas!


Al escuchar eso me desconecto completamente de los temas de gramática que estaba repasando y me dirijo contento hacia el comedor. Mamá había llegado ¿Temprano? Por primera vez en mucho tiempo ¡Y además traía cena! Al llegar al comedor corro a abrazarla y darle un beso en la frente.


—Muchas gracias, hace rato que se me antojaban unas tlayudas.


—Si ya sé que te gustan, por eso las traje. También a Sila y Lina les encantan, así que vamos a guardarle a Lina para cuando venga. Ya ves que siempre está tan ocupada con lo de su nuevo empleo y llega hasta tarde. Yo no entiendo por qué le dan ese horario tan feo. Pero bueno, ya, vete a decirle a Sila que venga a cenar, no puede ser que no podamos estar en el comedor juntos siendo que somos quienes más tiempo pasamos aquí.


Obedezco a mamá y voy a buscar a Sila, obviamente con temor a que siga llorando o, peor aún, siga vestida de colegiala y sin limpiarse el rostro. Bueno, seguramente las lágrimas hicieron su trabajo.
Llego a su puerta y toco.


—Sila ¿Vas a venir a cenar? Mamá está ilusionada de que podamos cenar los tres juntos.


—¡Sí, ya salgo! Sólo guardo el dibujo en el que estoy trabajando.


No mames ¿Qué pedo? ¿Esta es otra Sila? ¿Tan rápido se recuperó de aquél estallido de lágrimas de hace apenas un par de horas?
Sila abre la puerta. Viste un pantalón gris con un suéter negro. La humedad en su cabello denota que se bañó recientemente. Al salir me dice “¡Vamos!” y me da un beso de “piquito” en los labios, tras eso sale corriendo hacia el comedor donde llega con mamá y la abraza igual que yo hice minutos atrás.
¿Qué carajos con esta mujer? ¡No la entiendo ni un poco! De cualquier forma, ella seguirá siendo mi perrita quiera o no. Y su hermanita mayor, tarde o temprano, va a ser mía también.


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Fin.
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4 comentarios - Sometiendo a mis hermanas (II)

panzerkrieg
Cómo promete este relato.... Seguí así!!
Joseperez196420
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