Esto que contare paso una vez que tuve que ir a pasar unos dias en casa de mi tia y quedarme en ella por un tiempo... Lo primero que hice fue estar muy ansiocio por llegar a su casa y verla era algo que me volvi loco y me entusiasmaba mucho,
Bueno al llegar toco la puerto y se abre la puerta y apareció una de las mujeres más hermosas que haya visto, rebosante y sonriente. Una mujer de rostro joven,labios carnosos; con una piel suave, con el pelo hermoso y castaño como siempre; alta; con unas curvas muy sensuales que dibujaban un cuerpo bien formado, mantenido. Llevaba puesto un Jean apretado, el cual dejaba a la imaginación las hermosas y largas piernas, y un culo espectácular, con unas nalgas grandes,redondas, paradas, que acentuaban su hermosura.
Arriba tenía puesto una remera blanca, que parecía muy chica para el cuerpo que pretendía cubrir, pues dejaba casi todo a la vista, como su cuello y parte de sus pechos, el comienzo de unos senos sugerentes, bien puestos, aparentemente duros, pues se notaba que no llevaba sostén y sin embargo caían muy levemente, pegados a la remera.
Toda esta mujer era mi tía, la cual al verme se alegró enormemente y me abrazó, yo la abracé por la cintura y sentí su cuerpo, comprobando su dureza natural.
Mi tía me dijo:
-Qué alegría sobrinito, qué felicidad que me da verte. Debés estar con hambre, así que vamos a comer que la cena ya debe estar lista.
Me hizo sentar a la mesa del living y ella se fue a la cocina a buscar la comida.
Yo me senti encantado. Mientras cenábamos charlamos de todo un poco. Me preguntó por todos los parientes, por mi familia, etc.
Luego cambiando de tema, me preguntó- Contame: ¿como esta el temita de las novias? Esa pregunta me hizo poner colorado, era como muy íntima, y sólo pude decir: -A ninguna, tía.
-¡Pero como puede se eso, un chico tan lindo y apuesto como vos! La verdad que no lo puedo creer.
-Pero bueno -prosiguió mi tía- ya vas a conocer a alguna.
Siguiendo la charla, ahora fui yo el que le pregunté a ella: -¿Y vos tía, qué es de tu vida íntima? -Te digo la verdad, así sola me siento muy bien. No te voy a mentir, he salido más que con otro tipo, pero hasta ahí, ninguno me convenció como para noviar o convivir. Además hace tiempo que nadie me invita a salir, nadie se me acerca, es como que no le gusto a nadie, o por lo menos esa es mi sensación.
Mi tía se había puesto seria, más bien triste. Entonces traté de consolarla.
-Pero tía, la verdad que no te puedo creer, con lo linda que eres y nadie te invita a salir.
Mi tía alzó su rostro, me miró con una mirada triste y me dijo: -Gracias, la verdad que sos un divino. Pero no hagas cumplido, yo sé que lo haces para consolarme y porque soy tu tía. Pero es que ya me siento vieja.
-¡No tía! -le dije con firmeza- es la verdad, no es ningún cumplida. Sos muy hermosa, muy atractiva. No puedo creer que una mujer así como vos me diga lo que me estás diciendo.
-¿En serio me lo decís? -me dijo media sorprendida- ¿En serio te parezco hermosa? -Pero claro que si. Me imagino que muchos desearán salir contigo, lo que sucede es que por ahí pensarán que porque sos una mujer muy hermosas les vas a rechazar, por lo menos así pensamos los hombres muchas veces.
A esto último se lo dije muy tímidamente, pero le hizo cambiar el rostro a mi tía, me abrazó fuertemente y me dijo: -Sos un divino. me haces muy bien, creo que la vamos a pasar muy bien conviviendo juntos.
Levantamos la mesa, y me dijo que si quería que vaya a ver la televisión, que ella mientras tanto lavaría los platos. Así lo hice. Al rato apareció ella y me dijo que se iba a acostar. Se fue a su habitación. Yo a los cinco minutos decidí ir a la mía a ordenar mis cosas. Mi habitación queda al final de un pequeño pasillo el cual pasaba por la habitación de mi tía, y el baño queda al frente de ambas. Al pasar por la puerta del cuarto de mi tía advertí que estaba entreabierta, por lo cual no pude dejar de mirar hacia dentro. Allí estaba mi tía ordenando ropa suya sobre la cama. El pasillo estaba oscuro, por lo cual no me podía ver desde allí dentro, que estaba abundantemente iluminado. En un momento se quedó un rato parada, abstraída, como pensando.
Esta circunstancia de estarla espiando me hacía latir fuertemente el corazón, tanto por los nervios como por el deseo de contemplar aquel cuerpo escultural desnudo. Pero también me provocó un sentimiento de culpa, y me hizo sentir muy estúpido, y me dio miedo por si me llegaba a descubrir ¡Qué papelón sería! Así que me fui a mi cuarto, ordené mis cosas, y me acoste.
Los días pasaron, y una mañana, a eso de las 8, me despertaron unos ruidos de pasos y de agua. Era mi tía que ya se había despertado y se estaba preparando para irse a trabajar. En eso golpeó la puerta, le dije que pasara. Ella entró para despedirse. Estaba vestida de una manera infernal, cosa que me volvio mas loco el verla vestida de esa forma.
-Me voy a trabajar, me dijo,haz todo lo que tengas que hacer, y nos vemos a la tarde, ¿si?, yo vengo como a las 18.
Me dio un beso y partió. Yo me levanté desayuné, y me fui a hacer todo lo que tenia que hacer, me llevó toda la mañana.
Eso de las 18 llego mi tia a su casa.
Mi tía se puso a ordenando la cocina, y me ofreció algo para tomar, lo cual acepte, y me trajo un baso de gaseosa. Me dijo que estaba muy cansada y que se iría a bañar. Cuando ella desapareció por el pasillo, yo me senté en el sillon a pensar, estaba oscureciendo ya, en eso se enciende una luz de una ventana que daba al patio.
Intente ver de donde era, y me sorprendí al advertir que era justamente del baño. Era una ventana algo grande para ser de un baño, y la tentación de asomarme fue mayor que cualquier otra cosa. Me asomé sigiloso y el panorama que tenía del baño era total. Mi tía estaba todavía vestida, observándose enfrente del espejo del lavatorio.
Luego de unos instantes se desabrochó la camisa y asomaron sus pechos cubiertos hasta la mitad por un corpiño blanco. Luego llevó sus manos a la parte trasera de su pollera y bajó lentamente el cierre, puso sus manos en el borde de la cintura ya flojo de ésta hizo un poco de fuerza hacia abajo hasta que pasara por sus caderas, y la dejó caer por sus piernas hasta sus pies, todavía con sus zapatos puestos. Mi corazón aceleró bruscamente la marcha. Llevaba puesta una tanga diminuta negra, que por delante cubría con gran esfuerzo su sexo con un pedacito muy pequeño de tela, y por detrás un hilo dental que no le cubría nada, solamente un pequeño triangulito encima de su nalgas, dejando su hermoso trasero totalmente desnudo y firme.
Después sus manos fueron a su espalda y desabrochó su corpiño; este cayó por sus brazos hasta sus muñecas, y lo colgó quedando ahora sus pechos desnudos, justos, suaves, con unos pezones rozados y pequeños que miraban firmemente al frente. Por último, llevó sus manos a su sensual cadera, y calzó sus pulgares en la tirita de la tanga y las comenzó a bajar lentamente. El hilo dental comenzó a surgir entre sus apretadas nalgas, de arriba hacia abajo, hasta que salió completamente.
También aparecieron por delante sus bellos del pubis, delicadamente cuidados. Siguió bajando su tanga sin soltarlas de la mano, por sus largas piernas, hasta que llegó a los tobillos. Pude ver como de entre sus nalgas aparecían sus labios vaginales, apretados entre ellas, así como también, pero no tan a la vista, el hoyito de su ano; era un espectáculo que me estaba poniendo a mil. Luego se levanto y se quedo frente a mis ojos una mujer hermosa, de infierno, totalmente desnuda, con todos sus encantos a la vista: estaba totalmente desnuda para mí solo, y sin que ella lo supiese.
Abrió la canilla de la bañera, y dejó correr el agua hasta que salga un poco caliente. Mientras tanto volvió al espejo y se quedó contemplando su hermoso cuerpo. En ese momento pude ver su sexo, su escaso y muy bien cuidado pelo púbico.
Se metió a la bañera y observé detalladamente todos sus movimientos, como el agua de la ducha recorría su cuerpo, sus manos enjabonadas dibujaban cada curva: sus brazos firmes, sus pechos, su vientre, sus piernas, su trasero de infarto, sus pies, etc. Mi pija estaba que reventaba debajo de mi pantalon.
Instintivamente lo saqué y comencé a tocarme suavemente. En eso observo como su mano derecha, abundantemente enjabonada, se dirige a su entrepiernas, y comienza a salir y entrar de allí lentamente; era inevitable que más que asearse lo que estaba haciendo era frotar placenteramente su sexo, gozando con ello; su cuerpo estaba apoyado en la pared, su rostro miraba hacia arriba, sus ojos los tenía cerrados. Mientras tanto yo me frotaba mi pene; esa imagen, esa mujer que aparentemente se estaba masturbando delante de mí, sin que se diera mínimamente cuenta de que la observaba, hizo aumentar mis movimientos, hasta que en un momento escuché un leve suspiro proveniente de su garganta, estaba llegando a un orgasmo, mientras su mano derecha también aceleraba sus movimientos, mientras su mano izquierda frotaba sus firmes pechos.
Yo me concentré en mi masturbación sin dejar de mirar, hasta que no aguanté más y comencé a lanzar espesos chorros de semen, que no terminaban jamás de brotar; era una sensación como nunca había sentido antes masturbándome. Mis movimientos fueron amainando hasta que no salió más semen. ¡Qué dulce placer que me daba mi tía indirectamente! Luego de limpiarme, volví a observar por la ventana: mi tía cerró la canilla de la ducha, tomó una toalla, se secó sin ningún apuro, con placer, como disfrutando el instante. Pude ver una leve sonrisa en sus hermosos labios.
Se puso una bata, y cuando advertí que ya iba a salir del baño me fui nuevamente al living y me puse a ver la tele. Pero mi cabeza estaba en otro lado; pensaba que ese acontecimiento algo había cambiado en mi vivencia en casa de mi tia, y que podría llegar a ser el comienzo de algo maravilloso.
Bueno al llegar toco la puerto y se abre la puerta y apareció una de las mujeres más hermosas que haya visto, rebosante y sonriente. Una mujer de rostro joven,labios carnosos; con una piel suave, con el pelo hermoso y castaño como siempre; alta; con unas curvas muy sensuales que dibujaban un cuerpo bien formado, mantenido. Llevaba puesto un Jean apretado, el cual dejaba a la imaginación las hermosas y largas piernas, y un culo espectácular, con unas nalgas grandes,redondas, paradas, que acentuaban su hermosura.
Arriba tenía puesto una remera blanca, que parecía muy chica para el cuerpo que pretendía cubrir, pues dejaba casi todo a la vista, como su cuello y parte de sus pechos, el comienzo de unos senos sugerentes, bien puestos, aparentemente duros, pues se notaba que no llevaba sostén y sin embargo caían muy levemente, pegados a la remera.
Toda esta mujer era mi tía, la cual al verme se alegró enormemente y me abrazó, yo la abracé por la cintura y sentí su cuerpo, comprobando su dureza natural.
Mi tía me dijo:
-Qué alegría sobrinito, qué felicidad que me da verte. Debés estar con hambre, así que vamos a comer que la cena ya debe estar lista.
Me hizo sentar a la mesa del living y ella se fue a la cocina a buscar la comida.
Yo me senti encantado. Mientras cenábamos charlamos de todo un poco. Me preguntó por todos los parientes, por mi familia, etc.
Luego cambiando de tema, me preguntó- Contame: ¿como esta el temita de las novias? Esa pregunta me hizo poner colorado, era como muy íntima, y sólo pude decir: -A ninguna, tía.
-¡Pero como puede se eso, un chico tan lindo y apuesto como vos! La verdad que no lo puedo creer.
-Pero bueno -prosiguió mi tía- ya vas a conocer a alguna.
Siguiendo la charla, ahora fui yo el que le pregunté a ella: -¿Y vos tía, qué es de tu vida íntima? -Te digo la verdad, así sola me siento muy bien. No te voy a mentir, he salido más que con otro tipo, pero hasta ahí, ninguno me convenció como para noviar o convivir. Además hace tiempo que nadie me invita a salir, nadie se me acerca, es como que no le gusto a nadie, o por lo menos esa es mi sensación.
Mi tía se había puesto seria, más bien triste. Entonces traté de consolarla.
-Pero tía, la verdad que no te puedo creer, con lo linda que eres y nadie te invita a salir.
Mi tía alzó su rostro, me miró con una mirada triste y me dijo: -Gracias, la verdad que sos un divino. Pero no hagas cumplido, yo sé que lo haces para consolarme y porque soy tu tía. Pero es que ya me siento vieja.
-¡No tía! -le dije con firmeza- es la verdad, no es ningún cumplida. Sos muy hermosa, muy atractiva. No puedo creer que una mujer así como vos me diga lo que me estás diciendo.
-¿En serio me lo decís? -me dijo media sorprendida- ¿En serio te parezco hermosa? -Pero claro que si. Me imagino que muchos desearán salir contigo, lo que sucede es que por ahí pensarán que porque sos una mujer muy hermosas les vas a rechazar, por lo menos así pensamos los hombres muchas veces.
A esto último se lo dije muy tímidamente, pero le hizo cambiar el rostro a mi tía, me abrazó fuertemente y me dijo: -Sos un divino. me haces muy bien, creo que la vamos a pasar muy bien conviviendo juntos.
Levantamos la mesa, y me dijo que si quería que vaya a ver la televisión, que ella mientras tanto lavaría los platos. Así lo hice. Al rato apareció ella y me dijo que se iba a acostar. Se fue a su habitación. Yo a los cinco minutos decidí ir a la mía a ordenar mis cosas. Mi habitación queda al final de un pequeño pasillo el cual pasaba por la habitación de mi tía, y el baño queda al frente de ambas. Al pasar por la puerta del cuarto de mi tía advertí que estaba entreabierta, por lo cual no pude dejar de mirar hacia dentro. Allí estaba mi tía ordenando ropa suya sobre la cama. El pasillo estaba oscuro, por lo cual no me podía ver desde allí dentro, que estaba abundantemente iluminado. En un momento se quedó un rato parada, abstraída, como pensando.
Esta circunstancia de estarla espiando me hacía latir fuertemente el corazón, tanto por los nervios como por el deseo de contemplar aquel cuerpo escultural desnudo. Pero también me provocó un sentimiento de culpa, y me hizo sentir muy estúpido, y me dio miedo por si me llegaba a descubrir ¡Qué papelón sería! Así que me fui a mi cuarto, ordené mis cosas, y me acoste.
Los días pasaron, y una mañana, a eso de las 8, me despertaron unos ruidos de pasos y de agua. Era mi tía que ya se había despertado y se estaba preparando para irse a trabajar. En eso golpeó la puerta, le dije que pasara. Ella entró para despedirse. Estaba vestida de una manera infernal, cosa que me volvio mas loco el verla vestida de esa forma.
-Me voy a trabajar, me dijo,haz todo lo que tengas que hacer, y nos vemos a la tarde, ¿si?, yo vengo como a las 18.
Me dio un beso y partió. Yo me levanté desayuné, y me fui a hacer todo lo que tenia que hacer, me llevó toda la mañana.
Eso de las 18 llego mi tia a su casa.
Mi tía se puso a ordenando la cocina, y me ofreció algo para tomar, lo cual acepte, y me trajo un baso de gaseosa. Me dijo que estaba muy cansada y que se iría a bañar. Cuando ella desapareció por el pasillo, yo me senté en el sillon a pensar, estaba oscureciendo ya, en eso se enciende una luz de una ventana que daba al patio.
Intente ver de donde era, y me sorprendí al advertir que era justamente del baño. Era una ventana algo grande para ser de un baño, y la tentación de asomarme fue mayor que cualquier otra cosa. Me asomé sigiloso y el panorama que tenía del baño era total. Mi tía estaba todavía vestida, observándose enfrente del espejo del lavatorio.
Luego de unos instantes se desabrochó la camisa y asomaron sus pechos cubiertos hasta la mitad por un corpiño blanco. Luego llevó sus manos a la parte trasera de su pollera y bajó lentamente el cierre, puso sus manos en el borde de la cintura ya flojo de ésta hizo un poco de fuerza hacia abajo hasta que pasara por sus caderas, y la dejó caer por sus piernas hasta sus pies, todavía con sus zapatos puestos. Mi corazón aceleró bruscamente la marcha. Llevaba puesta una tanga diminuta negra, que por delante cubría con gran esfuerzo su sexo con un pedacito muy pequeño de tela, y por detrás un hilo dental que no le cubría nada, solamente un pequeño triangulito encima de su nalgas, dejando su hermoso trasero totalmente desnudo y firme.
Después sus manos fueron a su espalda y desabrochó su corpiño; este cayó por sus brazos hasta sus muñecas, y lo colgó quedando ahora sus pechos desnudos, justos, suaves, con unos pezones rozados y pequeños que miraban firmemente al frente. Por último, llevó sus manos a su sensual cadera, y calzó sus pulgares en la tirita de la tanga y las comenzó a bajar lentamente. El hilo dental comenzó a surgir entre sus apretadas nalgas, de arriba hacia abajo, hasta que salió completamente.
También aparecieron por delante sus bellos del pubis, delicadamente cuidados. Siguió bajando su tanga sin soltarlas de la mano, por sus largas piernas, hasta que llegó a los tobillos. Pude ver como de entre sus nalgas aparecían sus labios vaginales, apretados entre ellas, así como también, pero no tan a la vista, el hoyito de su ano; era un espectáculo que me estaba poniendo a mil. Luego se levanto y se quedo frente a mis ojos una mujer hermosa, de infierno, totalmente desnuda, con todos sus encantos a la vista: estaba totalmente desnuda para mí solo, y sin que ella lo supiese.
Abrió la canilla de la bañera, y dejó correr el agua hasta que salga un poco caliente. Mientras tanto volvió al espejo y se quedó contemplando su hermoso cuerpo. En ese momento pude ver su sexo, su escaso y muy bien cuidado pelo púbico.
Se metió a la bañera y observé detalladamente todos sus movimientos, como el agua de la ducha recorría su cuerpo, sus manos enjabonadas dibujaban cada curva: sus brazos firmes, sus pechos, su vientre, sus piernas, su trasero de infarto, sus pies, etc. Mi pija estaba que reventaba debajo de mi pantalon.
Instintivamente lo saqué y comencé a tocarme suavemente. En eso observo como su mano derecha, abundantemente enjabonada, se dirige a su entrepiernas, y comienza a salir y entrar de allí lentamente; era inevitable que más que asearse lo que estaba haciendo era frotar placenteramente su sexo, gozando con ello; su cuerpo estaba apoyado en la pared, su rostro miraba hacia arriba, sus ojos los tenía cerrados. Mientras tanto yo me frotaba mi pene; esa imagen, esa mujer que aparentemente se estaba masturbando delante de mí, sin que se diera mínimamente cuenta de que la observaba, hizo aumentar mis movimientos, hasta que en un momento escuché un leve suspiro proveniente de su garganta, estaba llegando a un orgasmo, mientras su mano derecha también aceleraba sus movimientos, mientras su mano izquierda frotaba sus firmes pechos.
Yo me concentré en mi masturbación sin dejar de mirar, hasta que no aguanté más y comencé a lanzar espesos chorros de semen, que no terminaban jamás de brotar; era una sensación como nunca había sentido antes masturbándome. Mis movimientos fueron amainando hasta que no salió más semen. ¡Qué dulce placer que me daba mi tía indirectamente! Luego de limpiarme, volví a observar por la ventana: mi tía cerró la canilla de la ducha, tomó una toalla, se secó sin ningún apuro, con placer, como disfrutando el instante. Pude ver una leve sonrisa en sus hermosos labios.
Se puso una bata, y cuando advertí que ya iba a salir del baño me fui nuevamente al living y me puse a ver la tele. Pero mi cabeza estaba en otro lado; pensaba que ese acontecimiento algo había cambiado en mi vivencia en casa de mi tia, y que podría llegar a ser el comienzo de algo maravilloso.
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