Bueno, que tal? Han pasado cuatro meses desde la parte IV, y la razón ya la di en el post anterior. Ahora, hay algo que quiero decirles, esta es la ultima parte de esta saga de relatos. Desde siempre la he tenido en mente como una saga de 5 partes, pero como dije en la primera parte, todo este relato nació de la noche a la mañana. No soy un escritor profesional, solo tengo 19 y me gusta escribir de todo, así que pido disculpas por cualquier error gramatical que vieran. Pero bueno, dejemos de hablar tanto, aquí tienen la continuación.
Otra cosa rápida, si esta es tu primera vez encontrando este relato, por favor, échale un ojo a la parte I para saber como comienza todo: http://www.poringa.net/posts/relatos/4105810/Casa-compartida-parte-I.html
Las palabras de Selene hicieron que perdiera toda habilidad de hablar, y su sonrisa pícara causaba que no pudiera hablar.
-Ni siquiera intentas negarlo, por lo que es verdad.
- ¡N-no! Cómo crees, lo que pasa es que la pregunta me dejo perplejo - Respondí, intentando inventar alguna excusa que pudiera salvarme - Daisy es una buena amiga de la familia, nos llevamos bien por eso.
-Por favor Daniel, no soy idiota - Su sonrisa pícara se distorsionó a una más maliciosa - Primero que todo; Siempre te quedas callado por unos segundos cuando piensas en una mentira, lo he visto más de una vez en nuestro primer semestre, y lo he vuelto a ver con nuestro grupo. Segundo; Estás hablando bajito, casi susurrando… ¿Por qué será?
Yo mismo había cavado mi tumba. Me había confiado demasiado después de lo de Laura, pensando que si Alice no se había dado cuenta de lo que hacíamos, nadie más se daría cuenta.
-Ya que, no voy a negarlo. Pero por favor, no estés hablando de esto con todos y guárdanos el secreto - Le pedí susurrando mientras dejaba salir un suspiro - Mira, prometo… Especificarte nuestra relación luego, hagamos el trabajo y ya hablamos.
En el momento que dejé de hablar, Daisy salió de la cocina para ofrecernos una picada o algo que tomar, por lo que Selene tuvo que aceptar mis condiciones. Estudiamos y escribimos durante dos o tres horas sin hablar mucho para avanzar bastante, pero fuimos tan eficientes que terminamos antes de lo que esperábamos.
-Dios, que suerte que no tenemos que seguir con este trabajo. Gracias por elegirme como tu compañero, todo esto hubiera sido un dolor de cabeza.
-De nada - Respondió Selene con una sonrisa mientras se estiraba - Ahora ¿Vas a explicarme como prometiste?
Todo el éxtasis que sentí por haber terminado el trabajo rápido desapareció, siendo remplazado por la preocupación de que debería decirle a Selene para arruinar cualquier imagen que tuviera sobre mi. Me dirigí a la cocina para avisarle a Daisy que aún si habíamos terminado, todavía necesitábamos entrar a mi cuarto para tener un poco más de privacidad. Su cara lo decía todo, tenia una pizca de fastidio y duda en cuanto a la idea de invitar a una mujer a mi cuarto. Al entrar a mi cuarto, la primera acción de Selene fue lanzarse a mi cama, poniéndose cómoda, quitándose las gafas y silenciando su celular para recibir mi explicación de toda la situación sin ninguna molestia.
Resumí todo lo que paso entre Daisy y yo durante todo este tiempo, como Laura nos había pillado y que nos guardaba el secreto, siendo Selene la segunda persona que lo sabía todo. Su expresión se mantuvo neutra mientras pensaba en que decir y que hacer con toda la información. En ese momento rogaba en mi cabeza porque no sucediese una escena cliché de Selene chantajeándome con mi relación con Daisy para que hiciese todo lo que ella me pidiera.
-Ok, gracias por contármelo todo. Me interesaba saberlo... Pero no me esperaba que fuera tan bueno - Dijo, volviendo a formar una sonrisa picara mientras se estiraba.
-No me da mucha confianza escucharte decir todo eso mientras sonríes.
-No te lo tomes así, es solo que tengo mucho interés en cuanto a las relaciones amorosas y sexuales de las personas. Se que suena raro, pero así soy, dejando eso de lado - Selene se levantó al terminar la oración e hizo una pose de saludo militar - Prometo no decírselo a nadie y mantenerlo como un secreto entre tú y yo. Ni Laura sabrá que también se sobre todo esto.
Por fin pude respirar con tranquilidad otra vez. Saber que no diría nada y que tampoco se aprovecharía de la información para chantajearme. Deje salir un suspiro de alivio y sonreí.
-Pero… - Nuevamente, el escucharla decir esas palabras destruyó cualquier sentimiento de alegría y tranquilidad - Solo tengo un pequeño pedido.
-Dios, y yo pensando que tuve la fortuna de salir de esta sin que se aprovecharán de mi.
-Me ofendes Daniel. Solo es un pequeño pedido, no quiero arruinarte la vida mientras utilizo tu relación con Daisy como una moneda de casino… Aunque, suena interesante.
Al escucharla decir esas últimas palabras, la mirada que debí haber hecho en su momento fue lo suficientemente fulminante para hacerla arrepentirse de siquiera haberlas dicho. Selene comenzó a reír con nerviosismo al darse cuenta lo mal que lo había tomado.
-Bueno, perdón. Se me escapó.
-Olvidalo, solo dime qué quieres y ya decidiré si lo hacemos o no.
-Pues… Como dije antes, tengo un pequeño gusto de conocer sobre las relaciones de las personas… Amorosas y sexuales. Y no se, el escuchar todo lo que Daisy y tú hacen, hizo que me dieran muchas ganas de verlo en primera fila.
- ¿¡Perdón!? - El fuerte golpe de la puerta contra la pared y el grito causó que tanto Selene y yo diéramos un salto del susto. Pero lo peor fue cuando nos dimos cuenta que todo provenía de una furiosa Daisy. Su expresión era una mezcla de rabia y decepción- ¡Señorita, espero que no tuvieras ni la más mínima intención de extorsionar a Daniel y a mi con la información de nuestra relación!
- ¡No, para nada! No me malinterprete, yo no quiero problemas con usted, y mucho menos con Daniel. Él es un buen amigo. Solo quería preguntarle si era posible - Esta era la primera vez que veía a Selene con la cabeza baja y aceptando que la tratasen de esta forma. Era entendible, sin importar qué, cualquiera sabe que debe tragarse su ego y aceptar su error -No era mi intención ofenderla.
-Más te vale… Ahora, en cuanto a tí Daniel- Escucharla decir mi nombre tan seria, después de escucharla tantas veces decirlo con una voz más sensual, solo hizo que se me erizase la piel -Quiero hablar contigo… En privado- Al terminar de hablar, sus ojos se centraron en Selene, quien entendió que era mejor esperar en la cocina a que terminaramos de hablar para evitar enfadar más a Daisy -Bien. Necesito saber ¿Estuviste a punto de aceptar su pedido o lo consideraste?
Mentiría si dijera que no lo pensé por unos segundos antes de que Daisy entrase, y por mucho que me gustaría decirle que no, no puedo mentirle. Daisy me conoce desde casi toda mi vida, y el mentirle ahora sería simplemente engañar a la persona que más quiero actualmente, incluso si decirle la verdad me ganará algún castigo para el futuro.
-Pues, lo llegué a considerar por un segundo… Pero no mucho, entraste antes de que pudiera seguir pensándolo.
Su cara lo decía todo, estaba furiosa -Por Dios Daniel, te lo dije más de una vez "No quiero que nadie sepa de nuestra relación, ni de esta casa, ni de tu círculo de amigos" ¿Y qué fue lo primero que hiciste? -Al escucharla hablar sobre la casa, recordé que Laura también sabe sobre nuestra relación, así que si ella llega a descubrir que Selene no es la única que lo descubrió, Daisy me mataría.
-Ahí es donde te equivocas Daisy, yo nunca se lo dije, ella lo descubrió sola… Porque nos la pasamos mirándonos con ganas por el otro.
Por un pequeño momento, Daisy quería regañarme por decir algo que no era verdad, pero se detuvo al instante al empezar a recordar todo y entender que tenía razón. Eso la hizo ponerse un poco colorada y nerviosa, ya que lo único que le venía a la cabeza era una cosa en específico.
-Ay no Daniel ¿Y si Alice o Laura ya lo saben?
-No me mires a mi, hasta ahora pensaba que no éramos tan obvios. Pero yo creo que no, solo nos miramos cuando las dos no nos están viendo, así que no creo que sepan.
Terminando de hablar, tuve la sonrisa más nerviosa que he tenido durante toda mi vida, evitando lo más que podía el quedarme callado por unos segundos o reírme. Y pareció que lo conseguí, ya que la expresión de preocupación de Daisy se fue disipando, seguida de un suspiro pesado para relajarse.
Nos quedamos callados por un momento largo, mirándonos por momentos, hasta que Daisy por fin terminó con el silencio -Ven un momento Selene- Por suerte para los dos, su voz ya no tenía el mismo tono enojado de antes.
Selene regresó al cuarto con una actitud tímida que nunca había visto en ella, todo parecía que era por miedo de hacer algo que pudiera empeorar la situación, mirando al piso y sin levantar la cabeza para vernos a los ojos. Mirándola con algo de pena, Daisy se acercó a ella lentamente, colocando su mano en su cabeza para hacerla entender que no era necesario.
-Mira Selene, es la primera vez que te veo, pero tengo que admitir que eres una buena chica y que no tienes malas intenciones… Por lo que no estoy molesta contigo- Por un momento, ambos nos miramos con una sonrisa en nuestras caras, pensando que estábamos a salvo.
-Entonces… ¿Todo está bien?
-No, aún estoy enojada contigo Daniel. Porque esto lo teníamos que hablar antes de que siquiera te pusieras a considerarlo- Selene me miró con una expresión nerviosa al momento de escuchar a Daisy, cosa que me hizo entrar en pánico por lo que ella pudiera decidir para castigarme -Dejando todo eso de lado ¿Por qué quieres vernos?
-Ah, pues. Solo soy muy curiosa y me interesa mucho el tema del sexo, eso es todo, lo prometo- Terminando de hablar, Selene mostró una pequeña sonrisa.
Tanto Daisy como yo nos miramos por unos segundos, dudando si realmente estaba diciendo la verdad. Daisy simplemente terminó por descartar el tema, abrazando a Selene por un largo rato y dejando salir un suspiro de derrota -Está bien, lo pensaré por un buen tiempo- La cara de Selene se iluminó inmediatamente al escucharla -No creas que es algo seguro, solo voy a estar pensándolo. Además, ni se te ocurra estar hablando sobre esto.
-No se preocupe, no me atrevería a hacer algo así, ni chantajearlos ni decir que vo… Que es posible que los vea en plena relación- Daisy simplemente sacudió su cabeza en desaprobación mientras se reía un poco de Selene, ya dejando ir todo el fastidio que sintió con toda la situación
Las horas pasaron, Daisy y Selene hablaron por un rato - Luego de que Daisy se asegurara que realmente hubiéramos terminado nuestro trabajo - Hablando mayormente de todo lo que pensaban de mí o cosas que aprendieron de mi, pero una solo sabía pequeñas cosas de mí, mientras que la otra me conocía casi desde que tenía 8 junto con mi hermano. Las dos siguieron así hasta tarde, cuando Selene tuvo que irse.
-Es una linda chica, me sorprende lo animada que es.
-No has visto a la verdadera Selene. Todavía estaba algo nerviosa y preocupada por cómo reaccionaste en la tarde. Eso más bien era como un 20% de cómo es en realidad.
- ¿En serio? Ay, ahora me siento mal, tendré que disculparme la próxima vez que la vea.
-Oh ¿Entonces ya te decidiste?
-No, solo dije “tendré que disculparme”. Y no creas que se me olvidó que estuviste por decirle que sí sin al menos preguntarme.
-No, ahí es donde te equivocas, no iba a decirle que si, solo llegué a considerarlo. N-no iba a decir-
- ¡No me mientas Daniel! - Antes de que pudiera seguir excusándome, Daisy simplemente puso su mano sobre mi boca para callarme -Se te notaba en la cara cuando entré en el cuarto que realmente te gustaría que Selene nos viera. A mi no me engañas.
No tenía forma de defenderme, sin importar que, Daisy estaba centrada en que yo no pensé en ella cuando Selene preguntó por vernos, y por desgracia, es verdad. En los segundos antes de que ella entrara, la idea de que Selene nos viera mientras Daisy y yo lo hacemos era una idea tan atractiva que estuve a punto de responderle con un rotundo “sí”... seguido de un “pero primero debería preguntarle a Daisy”.
Pueden pensar lo que quieran de mi, pero ella es quien realmente lleva la relación entre nosotros, asegurándose de que los dos disfrutemos mucho más, manteniendo el control para evitar que Laura o Alice nos descubran - O al menos en cuanto a Laura, asegurándose de que no nos vea o nos escuche si está en la casa - y controlandome y controlandose a sí misma para que, en sus propias palabras, nuestra relación no se convirtiera en una de una mujer mayor usando a un joven como prostituto cada que ella quiera.
-Bueno, lo admito, si llegué a pensar en decirle que sí, pero sabía que no podía decidirlo por mí mismo, así que le iba a decir que debía preguntar primero antes de realmente darle una respuesta - No pude evitar esbozar una sonrisa nerviosa al intentar defenderme. Incluso si era la verdad, sabía que ya había cavado mi tumba al admitirlo todo.
-Bueno, me alegra que al menos hayas pensado en mí, pero sigo enojada, así que de ahora en adelante, nada de ojitos, nada de toqueteos, nada de sexo por un mes, si estás tan calenturiento como para querer que alguien nos vea, me parece que es mejor que les muestres tu mejor forma ¿No?
Me mantuve unos segundos en silencio luego de escuchar su designado castigo con los ojos bien abiertos por la sorpresa. No sabía que decir ni tampoco que pensar, ya que era la primera vez que Daisy me hacía esperar tanto, y todo porque fui un idiota… realmente debería aprender a controlarme.
-Yo… ¿No tendría al menos tu ayuda cuando necesite soltar un poco? -Al momento de hacer la pregunta, la única reacción de Daisy fue empezar a reírse por unos segundos, lo que consiguió que empezara a tener una risa nerviosa, solo para que ella parara inmediatamente y comenzara a mirarme aún más seria que antes -Bueno, lo entiendo, no pediré nada más durante un mes.
-Así me gusta- Su cara por fin pasó de esa expresión seria a una más relajada y cariñosa, la cual consiguió que me calmara al saber que ya todo lo malo había terminado -Ahora, no te quiero apurándome o recordándome cada día sobre el pedido de Selene, porque incluso si soy muy paciente, no voy a mantenerme callada ¿Entendido? -Solo asentí en confirmación -Perfecto, te hablo luego, tengo que preparar cosas para las chicas. Bye.
Daisy salió del cuarto luego de darme un pequeño beso en la mejilla, dejándome con preguntas de lo que haría durante el mes entero, ya que masturbarme por mi cuenta había perdido todo sentido desde que mi relación con Daisy empezó, así que, sin plan, simplemente me senté en mi cama y comencé a pensar en cualquier cosa que pudiera ayudarme a pasar, al menos, esta semana.
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Desde aquél día han pasado dos semanas, dos días, dos horas con dos minutos y dos, tres, cuatro segundos y contando. Contar las horas se ha convertido en una de las pocas distracciones que me han mantenido cuerdo, todo con la ayuda del reloj de mi teléfono, porque, por desgracia, no tengo la habilidad innata de llevar la hora en mi mente sin intentarlo.
Llámenme exagerado o como quieran, pero les prometo que las cosas no son tan fáciles cuando están acostumbrados al placer de hacerlo cada semana hasta que alguno de los dos esté cansado, y no, incluso si lo intento, el recuerdo de dicho placer no funciona ni para masturbarme.
- ¿Estás bien Daniel? Te veo peor que otras veces- Preguntó Juan Camilo, viendo cómo mantenía mi cabeza plantada en el reloj de mi celular, con mi cuerpo estando completamente tenso a causa de todo junto a un sudor frío recorriendo todo mi cuerpo- ¿Te estás metiendo drogas y estás en abstinencia o algo?
-Si claro, yo parezco un drogadicto con unas semanas de abstinencia cuando tú eres el que se ve 24/7 como uno… aunque preferiría decir que la razón es por eso- Solté un largo suspiro al decir lo último en un pequeño susurro.
-No, hablando en serio Daniel, esta no es la primera vez que te vemos tenso, pero esta vez es mucho peor que las otras ¿Que tienes? - Inquirió David, seguido de los rostros preocupados de Marcelo y Juan Camilo, lo cual me hizo dar cuenta que tal vez no estuve tan tranquilo como creía para los ojos de otros.
-No se preocupen chicos, prometo que no es nada malo… menos drogas, a no ser que Juan Camilo me haya dado un comestible- Empezamos a reír un poco mientras que Juan Camilo simplemente nos imitaba como si fuéramos unos idiotas sin mejores ideas -Pero hablo en serio, es solo algo mío, nada de lo que deban preocuparse.
-Bueno, si tu lo dices Daniel, solo dinos cuando te sientas cómodo de hablar- Expresó Marcelo, extendiendo su puño hacia mi, y para no dejarlo colgando, respondí el puño con la mano abierta y una sonrisa amigable.
- ¿De qué hablan, me puedo unir? -Preguntó Selene al aparecer de la nada, dando un pequeño susto a Marcelo, cosa que casi termina con él cayendo sobre ella si no fueran por la rápida reacción de ambos para evitar el desastre -Deberías aprender a no ser tan asustadizo, a la mayoría de mujeres no les gusta alguien así.
Marcelo se quedó callado por unos segundos largos sin saber cómo responder esa declaración, hasta que simplemente formó una sonrisa juguetona -Dijiste a la mayoría ¿Eres de la minoría que sí les gusta?
-Cuando dije mayoría, no me refería que hubiera otro grupo de mujeres.
Al escucharla rechazarlo de esa forma, Marcelo simplemente dejo que su cuerpo se relajara por completo, demostrando que aceptaba la derrota, causándole una pequeña risa a Selene, risa que se vio opacada por las carcajadas que soltamos al ver cómo lo rechazaban tan fácilmente.
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Las clases continuaron y cuando por fin terminaron todas, cada uno nos fuimos por nuestro lado; Marcelo, Juan Camilo y David decidieron irse juntos para intentar avanzar en unos trabajos que los tres necesitaban entregar - Mientras se iban, las risas y burlas por el rechazo de Selene a Marcelo se podian escuchar incluso cuando ya habían caminado unas cuantas cuadras - y Selene y yo decidimos caminar juntos hasta llegar a una parada de autobuses.
- ¿Y… como han sido las cosas desde ese día? -Preguntó Selene, luego de medía semana sin preguntar algo sobre lo que pasó, sintiendo aún más pena y culpa luego de escuchar todo lo que pasó.
-No te preocupes, lo que más me duele es que Daisy solo me habla lo necesario y ya. Si llego a intentar besarla o abrazarla, lo único que consigo es un empujón para hacerme entender que no lo vuelva a intentar. En cuanto al castigo del mes sin sexo, lo estoy tomando un poco mal, pero es casi lo mismo que siempre, solo que según mis amigos, parezco drogadicto pasando por abstinencia- Al terminar de hablar, pude escuchar una pequeña risa viniendo de Selene -Me alegra saber que mi sufrimiento te causa gracia.
Selene intentó disimular su risa tanto como podía con su mano y mirando a otro lado -No es eso Daniel, es solo que no me esperaba que su relación fuera así, eso es todo. Aunque tengo que admitir que cuando te quedas mirando tu celular para seguir el pasar del tiempo, parece como si contarás las horas para poder meterte algo de droga.
- ¿Podemos dejar de compararme con un drogadicto? Cada que pasamos cerca de alguien se me quedan mirando como si fuera a robarles para conseguir plata.
-Bueno, perdón. Dejando eso de lado cuéntame algo sobre tu hermano- Cuando por fin llegamos a la parada de buses, Selene se sentó y se estiró un poco, dejando salir un quejido por el cansancio de caminar y por todos los trabajos que nos estaba mandando la universidad.
Me quedé un poco sorprendido al escucharla mencionar el tema, ya que no se lo he dicho a casi nadie - ¿Cómo sabes que tengo un hermano? Nunca te lo mencioné.
-Me encontré con una de las chicas que viven en tu casa y hablé un rato con ella. Luego de un rato de estar hablando, ella me dijo que hace poco le contaste de tu hermano, e imagínate mi cara cuando también descubro por primera vez que uno de mis buenos amigos y compañero de trabajo no me dice que tiene un hermano gemelo- Al terminar de hablar, la cara de Selene mostraba una expresión dramática de traición, la cual solo hacía para molestarme.
-No exageres, tampoco es gran cosa. La única razón del porque no te lo dije es porque ya casi no hablamos desde que se fue a Japón, la diferencia horaria lo hace muy difícil, lo último que me contó es que se consiguió una novia allá luego de un pequeño encuentro.
- ¿Novia japonesa? ¿Tu hermano es más guapo que tú o qué? Me sorprende que se consiguiera una novia tan rápido y tú solo estás en una relación con Daisy.
-Si si si, olvídalo y solo súbete al bus, que ya está llegando.
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Luego de despedirme de Selene - La cual seguía con sus burlas mientras se subía al bus - Me dirigí a la casa, estirándome para intentar relajar un poco mi cuerpo y dejar de estar tan tenso. Al entrar en la casa, la primera persona que me encontré en la sala fue Laura con su celular.
-Hola.
-Ah, hola Daniel, perdón por no saludarte es que no te escuché -El tono de voz de Laura sonaba tan apagado y decaído que no se parecía en nada a la Laura que conozco desde que llegué a esta casa.
- ¿Tienes algo Laura? No suenas a ti misma.
- ¿Y según tú cómo debería sonar o actuar?
-Retiro lo dicho, no te pasó nada- Estuve a punto de dar media vuelta para dirigirme a mi cuarto y relajarme, pero Laura soltó una pequeña risa seguida de un suspiro largo de fastidio.
-Perdón, es solo que sucedió algo que no pensaba que pasaría tan rápido… Jesús y yo terminamos.
- ¡¿Jesús y tú terminaron?! ¿Que pasó? ¿Dasiy y Alice ya saben?
-No, y no les digas, no quiero que me traten como si estuviera en despecho, es solo que aún estoy en shock después de todo.
- ¿Pero porqué terminaron exactamente?
-Me lo encontré en su casa siendome infiel- Al escucharla decir eso, mi expresión pasó a una de sorpresa, pero en mi mente, solo aparecian las palabras "Ya me lo imaginaba" -La tipa se veía menor que él por 4 años, lo único bueno que tenía era el rostro, pero todo lo demás… no entiendo porque decidió ir con ella.
Ver a Laura así me estaba dando algo de pena, ya que por más seria que parezca, ella era una buena amiga, además, había cumplido su promesa de mantener mi relación con Daisy un secreto, y eso lo aprecio. Me acerqué nuevamente a Laura y me senté a su lado, dándole un pequeño abrazo, que solo aceptó por unos segundos, para luego separarse con una pequeña sonrisa.
- ¿Sabes que es lo peor? Jesús dijo el nombre de la tipa esa y ahora no se me sale de la cabeza.
- ¿Y cuál es su nombre? ¿Era alguien que conocías que era amiga de él o algo?
-No, nunca la había visto en mi vida, y se llama Andrea.
Escuchar ese nombre junto con la descripción de antes de como solo tiene el atractivo de su cara me golpearon en la cabeza con fuerza mientras los recuerdos relacionados con ella regresaban. Solté un fuerte suspiro y empecé a negar con mi cabeza para intentar olvidarla otra vez.
-Creo que se quién es, y si es quien creo que es, Jesús solo fue usado para darle celos a mi hermano.
El rostro de Laura paso de ser uno de tristeza a uno de duda cuando me escuchó. Comencé a explicarle las cosas y la situación amorosa de mi hermano antes de que se fuera a Japón con una tipa llamada Andrea con prácticamente la misma descripción - De lo cual nos aseguramos de comprobar intercambiando pequeños detalles que ambos todavía recordabamos de ella - Y para cuando terminamos, ambos habíamos llegado a la misma conclusión.
- ¡No puedo creer que esa perra estúpida me hiciera esto para que tú hermano se ponga celoso, cuando él la odia!
-Ni mis papás saben porque es así, solo le cierran la puerta en la cara cuando se presenta en su casa para intentar reconciliarse con ellos.
Laura estaba furiosa, y quién no lo estaría si descubres que tu pareja te fue infiel con una mujer cualquiera que se le apareció frente a él solo para darle celos a su expareja. Dejando todo eso de lado, me alegraba ver qué toda la tristeza de Laura había desaparecido, pero verla tan enojada comenzaba a preocuparme.
-Igual, Jesús puede ir a comer mierda, sigue siendo su culpa el ser tan idiota como para dejarse llevar por una estúpida que vió una sola vez y llevarla a la cama. Dios, te juro que si se vuelve a presentar frente a mi lo-
-Laura, es mejor que te calmes un poco- Dije, cortandola por completo antes de que dijera algo que me diera pesadillas -Mira, se que no es buena idea hablar de esto justo después de que terminarás con Jesús, pero ¿Quieres que te presente uno de mis amigos?
-... Si sabes que no es buena idea ¿Para qué preguntas?
-Porque los dos acaban de pasar por una ruptura, él ha tenido más de una novia, no es algo de lo que esté orgulloso, siempre terminan porque resultan ser casi igual de locas que Andrea. Creo que sería bueno que ustedes dos se conocieran y tuvieran siquiera una charla.
Laura se quedó mirándome por un momento, pensando un poco en mi propuesta, y por lo que pude ver, lo estaba considerando. Luego de un rato largo, casi 30 minutos, Laura finalmente llegó a una conclusión.
-Lo conoceré, pero dame 2 o 3 semanas, para superar a Jesús por completo y para no sentir que estoy usando a tu amigo como un pañuelo para sacarme mis penas.
-Vale, por cierto, se llama Juan Camilo, es como 6 u 8 centímetros más alto que tú, atlético, parece drogadicto.
Mientras describía a Juan Ca, la expresión de interés de Laura cambió a una de confusión cuando dije lo último, por lo que no pude soltar una fuerte risa, momento en el que Daisy regresó a la casa, saludandonos con cariñosamente y diciendo que tenía algo rico pensado para que comiéramos, mandándome a avisarle a Alice para que bajara.
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Los días pasaron, específicamente 9 días, 7 horas, 20 minutos… Creo que es mejor dejar de llevar el tiempo. Las cosas seguían igual, lo único que me calmaba es que se acercaba el final del castigo, el cual me tenía tan desesperado que ya no podía evitar respirar como un enfermo en público.
Dejando eso de lado, actualmente me encuentro con Selene en la casa porque Daisy me pidió específicamente que la trajera conmigo. No me dijo la razón del porque, pero era obvio que tenía que ser porque por fin se había decidido.
-Estoy muy nerviosa… No la veo desde ese día, y se que solo actúe como una mujer enferma y rara- Exclamó Selene, la cual mordía sus uñas para intentar mantenerse calmada.
Verla así me causaba algo de gracia, ya que la imagen de la perfecta Selene que siempre daba había desaparecido por completo como la última vez -Relájate, Daisy piensa que eres muy dulce y linda, solo se sintió culpable cuando le dije que no estabas en tu mejor actitud cuando te regañó, y se sintió muy mal.
- ¿Lo dices en serio o solo para que me sienta mejor?
-Si lo dijera solo para hacerte sentir mejor me sentiría la peor persona en el mundo, además, tú ya sabes cómo darte cuenta cuando miento, así que no se porque dudas de mi.
Selene tomó aire para luego soltarlo en un largo suspiro, intentando calmarse lo más que podía. Yo en cambio, me encontraba lo más nervioso que había estado en mi vida, ya que esto recae completamente en lo que Daisy haya decidido, y si ella dice que no, creo que Selene no tendría la suficiente confianza como para volver a hablar conmigo.
Pasaron los minutos y por fin escuchamos las llaves de la casa abriendo la puerta de la calle, dándonos a entender que Daisy había llegado. A diferencia de lo que nos esperábamos, la cara de Daisy no demostraba más que una calma casi que la de un cadáver, cosa que solo hizo que me pusiera más nervioso, porque solo podía significar dos cosas; la primera, un rotundo no, seguro terminando con mi amistad con Selene por lo que dije antes, y la segunda…
-Luego de pensarlo mucho, llegué a una conclusión que, ni yo misma pensé que llegaría- Al escucharla decir eso, la cara de Selene cambió por completo, mientras que la mía, seguía igual, ya que, al parecer, lo más probable es que era la segunda opción. Daisy soltó un suspiro corto, y diciendo casi como un susurro -Puedes vernos Selene.
La reacción de Selene nos sorprendió a ambos, un repentino aplauso seguido de una risa de alegría que, por lo que podía ver en la cara de Daisy que ella estaba reconsiderando su decisión.
-No célebres tan rápido, hay reglas- Selene dejó de reír en el preciso instante en el que Daisy dijo eso -No nos vas a grabar, no vas a tocarnos ni vas a hacer comentarios, y todo lo que suceda aquí mientras nos miras, se queda aquí.
-Lo prometo, nada de fotos o grabaciones y nada de tocarlos, y mantendré el secreto como lo he mantenido hasta ahora.
Las dos sonrieron entre si al llegar a un acuerdo entre ellas, acuerdo que parecía no tomar en cuenta cualquier tipo de opinión que pudiera tener, ya que en ningún momento se voltearon para verme. De cualquier manera, me alegraba que al menos la Selene que conozco regresase y que se presentará formalmente a Daisy, pero los nervios que sentía antes por la segunda opción seguían ahí, y estaban en aumento por el hecho de que ahora, tendría a mi amiga viéndome tener sexo con Daisy.
-Bueno, ahora que llegamos a un acuerdo… Daniel, te levanto el castigo, 3 semanas es más que suficiente, y si Selene va a vernos, prefiero que sea rápido, preferiblemente hoy.
Y al momento de escucharla, mis nervios terminaron por verse disparados por completo porque ahora necesitaba hacerlo rápido para dejar que Selene nos vea, cuando aún no estaba preparado para esto.
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Pasaron las horas, y para no levantar sospechas de lo que teníamos pensado hacer, Daisy y yo decidimos que Selene se podía quedar hasta tarde - Incluso a dormir si ella quería, quedándose en mi cuarto mientras que yo dormiría en un sofá de la sala - cosa que tanto Alice y Laura se tomaron bien, ya que al menos tendrían a otra mujer de su edad en la casa para hablar
Ya en la noche, tanto Laura como Alice estaban completamente dormidas en sus respectivos cuartos, dejándonos el primer piso de la casa completamente para nosotros tres, pero por costumbre y por la cantidad de espacio, decidimos ir al cuarto de Daisy.
-Siéntate ahí- Dijo Daisy, señalando un mini sofá cama de su cuarto, en el que más de una vez lo hemos hecho -Y recuerda, nada de comentarios.
Incluso con su voz dulce y su expresión tranquila, esas palabras siempre sueltan un cierto aire de autoridad que debes obedecer, por lo que Selene simplemente hizo un gesto de silencio y se sentó en el sofá sin decir nada, mientras que Dasisy y yo nos desnudamos frente a ella.
-Hay algo que quiero saber antes de continuar ¿Cual es la razón exacta por la que quieres vernos teniendo sexo?
-Ya lo dije antes, solo soy muy curiosa.
-No, me refiero a la verdadera razón ¿Es un fetiche?
Selene se quedó unos segundos callada mientras pensaba si realmente decirnos o no, jugando con sus dedos y mirando a otro lado para así evitar vernos a los ojos -Fetiche fetiche, no es… es solo que me gusta ver gente mientras lo hacen.
-Eso se llama Voyeurismo, y es fetiche Selene.
- ¡¿Si ya lo sabes para qué me preguntas?! - Preguntó Selene, alzando un poco de más la voz, a lo que tanto Daisy como yo reaccionamos mandándola a bajar la voz -Perdón.
-Porque quería ver si te atrevias a decirlo ¿Te da pena hablar del tema pero no pedir permiso para ver?
Selene simplemente bajó la cabeza apenada, no respondiendo mi pregunta, por lo que Daisy me hizo una seña para dejar de lado el tema. Terminamos de desnudarnos, y con dos cuerpos completamente desnudos frente a ella, Selene levantó la cabeza para no volver a apartar la vista de ambos.
Daisy agarró un condón de su mesa de noche y lo colocó en la cama, mientras que yo, teniendo por fin su cuerpo frente a mí después de medio mes sin poder verlo o tocarlo, me concentré en tocarla y besarla para empezar a calentarnos, aunque mi pene estaba tan duro que ya no aguantaba más.
Daisy se puso de rodillas frente a mi, y con mi verga erecta en su cara, comenzó por darle unas pequeñas lamidas al glande, dejando ver en su rostro que la única razón por la que lo hacía era porque sabía lo sensible que estaba por todo el tiempo sin poder masturbarme con gusto.
Haciendo que mis piernas temblaran con cada lamida por la punta de mi pene y su alrededor, Daisy me tenía a su merced frente a Selene, quien nos miraba como si lo que estuviera viendo fuera su película favorita.
-Y-ya es suficiente ¿N-no? No creo que Selene solo quiera ver cómo me la mamas.
-Por mí no hay problema, continúa hasta que te aburras Daisy- Al terminar de hablar, Selene sonrió con malicia y se acomodó en el sofá para disfrutar del espectáculo.
Daisy, respondiendo a la sonrisa de Selene, guiñó el ojo y continuó lamiendo y chupando mi pene por un buen rato hasta que consiguió que terminara, dejando mis piernas algo débiles, causando que me sentase en la cama para intentar recuperar el aliento.
Mientras tanto, Daisy tragaba todo el semen en su boca, limpiando las comisuras de su boca y mirando a Selene de reojo, la cual, la miraba con interés y sin separar sus ojos de ella.
Habiendome recuperado, aproveché que Daisy seguía pendiente de Selene, acercándome por detrás, dejando mi pene entre sus nalgas, besando su cuello y manteniendo mis manos alrededor de su estómago.
Daisy se relajó mientras rozaba su culo contra mi verga, metiéndosela entre ambas con ganas mientras dejaba salir un suspiro de relajación al por fin tener algo de alivio con mis erecciones prolongadas. Moviéndome lentamente con mi verga en su raja, Daisy fue acostándose en la cama, arqueando su espalda para darme una mejor vista y agarre a su culo.
La posición en la que nos encontrábamos ahora nos dejaba de espaldas a Selene, quién, sin poder aguantar la curiosidad, se levantó del sofá para arrodillarse al lado de la cama, mirando fijamente como mi pene palpitaba con anticipación de poder tener sexo con Daisy otra vez con cada rose contra su piel.
Sin poder aguantar más, agarré el condón qué Daisy dejó en la cama, abriéndolo con cuidado y colocandomelo, mirando de reojo a Selene que no dejaba de mirarnos como si se le fueran a salir los ojos. Cuando terminé y me aseguré de todo estaba bien, acerqué mi verga hasta la vagina de Daisy, rozando la punta para excitar a las dos, penetrando lentamente hasta que el glande estuviera dentro, metiendola de golpe al no poder aguantar más al sentir el calor de su interior otra vez después de tres semanas sin sexo, haciéndonos gémir al unisono.
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Mi sueño, desde que tengo 15, cuando descubrí acerca del sexo y sobre la industria del porno, siempre fue poder ver a dos personas, de cualquier sexo o sexualidad en mitad del coito en primera fila.
No puedo explicar la razón, pero cada vez que veía porno o mis amigos me contaban de sus relaciones sexuales, mi mente solo podía imaginar la escena como si yo fuera la cámara o una simple expectadora del suceso, haciendo que me excitase prácticamente de forma inmediata, y que necesitase calmarme en ese momento, incluso si me encontraba en alguna reunión o fiesta.
Y por fin, después de 9 años de espera, tengo la oportunidad de cumplir con mi fantasía, aunque nunca me imaginé que sería en una situación tan perfecta como en la que me encuentro ahora.
Daniel, joven de 23 que conozco desde el primer semestre de la universidad y que he llegado a conocer mejor ahora en este segundo semestre. Daisy, mujer de 40, casera de Daniel que solo llevo poco de un mes de conocerla, pero ha sido suficiente para entender que es una mujer estricta pero cariñosa.
Dos personas que conozco y a los que les agarré cariño, ahora se encontraban frente a mí, en pleno sexo, Daniel penetrando Daisy de una sola embestida, chocando sus carnes y causando que el inmenso trasero de la mujer rebotase un poco, obligando a ambos a soltar un gemido que se esforzaron en ocultar.
Para poder tener una mejor visión, dejé de arrodillarme y subí mi cuerpo sobre la cama, acercando mi rostro lo más que pude a la conexión de sus sexos, viendo cómo Daniel se separaba lentamente de ella, solo para arremeter con la misma fuerza y meterlo hasta la base otra vez.
El cuerpo de Daisy reaccionaba con cada una de las embestidas de su amante, sus senos rebotaban y dejaban ver cómo sus pezones se endurecian por el placer, su gran culo dejando ver cierta ondas de choque cada que se golpeaban contra las piernas de Daniel, además de tensarse junto con sus extremidades, siendo evidente que tanto disfrutaba el volver a tener sexo.
Daisy siguió recibiendo cada embestida de Daniel sin quejarse, soltando algunos gemidos un tanto fuertes que no logró aguantar, pero el joven simplemente agachó su cuerpo, colocando su mano izquierda en la boca de la madura y su mano derecha en sus senos, apretandolos sin parar de embestir, mientras que ella simplemente correspondía las embestidas moviendo sus caderas.
Viéndolos aumentar el deseo del otro de tal forma sin prestarme atención solo terminó por calentarme, por lo que comencé a quitarme los pantalones de a poco, arrodillandome en el suelo otra vez y metiendo mi mano bajo mis panties para masturbarme, abriendo mi labios un poco para sentir su húmedad, moviendo mis dedos de a poco.
Mi respiración comenzó a volverse errática al sentir el rose de mis dedos contra mi clítoris. Calentandome cada vez más, fuí levantando la mirada para seguir viendo a la pareja en coito, Daniel ahora tenía a Daisy completamente acostada en la cama, realizando pequeños movimientos de cadera a la par que besaba su cuello y espalda, deteniéndose por un momento, teniendo pequeños espasmos antes de sacar por completo su pene, con el condón repleto de semen, y la vagina de Daisy chorreando y contrayéndose con ganas de más.
Verlos de tal manera, ambos con respiración entrecortada, Daniel retirando el condón de su miembro semi duro para tirarlo, Daisy intentando levantarse con dificultad, abriéndose de piernas para abrir su vagina para él, fue la gota que rebasó el vaso.
El joven se lanzó contra el sexo de su amante para lamerla con ganas, y yo, al mismo tiempo, metí mis dedos en mi coño, imitando los movimientos de Daniel cogiendo con Daisy, quitándome los lentes y desabotonando mi camisa lo suficiente para poder jugar con mis senos cómodamente.
Seguimos así hasta que las dos nos corrimos, tuve que morderme el labio para no soltar un grito de placer, mientras que Daisy dejó salir un suspiro de alivio, su expresión contorsionandose en una de puro placer, a lo que Daniel simplemente se limpió la cara, sonriendo para sus adentros por tener a su amante completamente derrotada frente a él.
En ese momento de orgullo, Daniel recordó que estaba en el cuarto con ellos y volteó a mirarme, no sé qué cara tenía en ese momento, pero su única reacción fue una sonrisa algo burlona mientras me saludaba, a lo que solo le saqué el dedo.
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Después de esperar un rato para que Daisy se recuperase, seguimos liberando nuestro lujuria frente a Selene, pasando de misionero, reverse cowgirl, contra la pared, e incluso cargándola frente a nuestra espectadora, la cuál, no dejaba de masturbarse con cada una de la posiciones que tomábamos, corriendose casi al mismo tiempo que nosotros.
Tengo que admitir que lo que más me sorprendió de Selene es que, sin importar cuánto se notase que quería acercarse para tener una mejor visión de mi pene entrando y saliendo, o de que quería tocarme a mí o a Daisy, ella se mantuvo obediente y solo se dio placer a sí misma.
Para cuando terminamos, el cuarto terminó siendo el mismo sauna de siempre, y la basura tenía unos 12 condones, sorprendiendo incluso a mi, seguro y era por las tres semanas sin poder correrme, pero aun así, la cantidad me parecía exagerada.
-Ahem…- Tosió Daisy, sacándonos del trance, específicamente a Selene, la cual, todavía estaba disfrutando de la sensación que viene después de una buena corrida- ¿Estás satisfecha?
Selene se tomó un momento para recuperarse, recordandolo todo y sintiendo como la pena regresaba para caerle sobre los hombros, por lo que lo único que pudo hacer fue volver a colocarse el pantalón, acomodarse la camisa y ponerse sus gafas, levantándose inmediatamente -Si, muchas gracias por la oportunidad… se que debió costarle el tomar la decisión de permitirme verlos, pero solo quiero que sepa que estoy muy agradecida.
Mis ojos se posaron sobre Daisy nuevamente, viendo como el repentino agradecimiento de parte Selene la colocaba algo nerviosa me causó algo de gracia.
-Ay niña, no tienes que agradecerme así- Dijo Daisy mientras se levantaba de la cama, acercándose a Selene para agarrarla de los hombros y sacudirla un poco -Me alegra que entiendas lo incómodo que fue pensar en esto durante el mes.
-Realmente lo siento.
-Ya ya, ya sucedió y nos podemos olvidar de esto… por que no vas a volver a pedirnoslo, ¿Verdad?
Selene solo se dispuso a asentir, a lo que Daisy simplemente sonrió de forma calidad y le dio un fuerte abrazo, abrazo que la joven no pudo evitar corresponder con cariño. Verlas así era como si las dos fueran prácticamente amigas de siempre, reconciliándose.
-Ay Daniel, ¿Cómo es que no preferiste enamorarte de ella? Es tan linda.
Al escuchar la pregunta, solo dejé salir un suspiro cansado, alzando ambos hombros como seña de que no sabía -No es como si no me hubiera interesado, es solo que para mí, no era tan linda como tú… sin ofender.
Selene solo respondió con una pequeña risa, seguido de una negación con la cabeza ante mi remarcación -Nah, si es verdad que Daisy es más linda. Además, en el primer semestre, aunque llegaste a gustarme, era muy obvio que tenías ojos para otra.
En el momento que dejó de hablar, mis ojos se abrieron de par en par. Incluso si acaba de escucharla decirlo con mis propias orejas, creí que había oído mal.
-Anda, ¿Te llegó a gustar Daniel? -Preguntó Daisy, haciéndome entender que no había escuchado mal.
-Si, pero como dije, fue solo por el primer semestre.
-Si antes te gustaba, ¿Por qué querías verlo tener sexo conmigo? ¿No te trajo recuerdos o te causó celos?
-No no, para nada, fue algo tan pasajero que lo superé casi inmediatamente, y solo se lo pedí porque sentí que sería el único momento donde tendría la oportunidad de ver una pareja en vivo.
Mientras ellas seguían hablando, en mi mente había una batalla a punta de insultos y golpes contra mi mismo al no darme cuenta de los sentimientos de Selene. Miles de preguntas nublaban mi cabeza "¿Cuándo comenzó? ¿Inicios de semestre o mitad de semestre? ¿Qué tan largo fue? ¿Hubo algún momento en el que ella intentó mostrarme lo que sentía?", y cada que una de esas preguntas se generaba en mi cabeza, me molía a palos por imbécil, si mi relación con Daisy nunca empezaba, eso significaba que también habría perdido la oportunidad de estar con Selene.
- ¡Oye! -El grito de Daisy me sacó de mi auto paliza, haciéndome mirarlas nuevamente, notando que ambas ya se encontraban vestidas con pijamas, aunque el de Selene era obvio que le quedaba demasiado grande -Sal, Selene se quedará a dormir.
-V-vale- Respondí todavía algo desorientado, saliendo del cuarto y dirigiéndome al mío, tirándome de cara contra la cama.
Al momento que comenzaba a caer dormido por el cansancio, mi teléfono vibró bajo mi almohada. Al revisar, era un mensaje de Selene, burlándose de mí por la cara de estúpido que puse al descubrir que antes gustaba de mí.
Sus burlas duraron un buen rato, pero no tenía forma de regresar las burlas, ya que todavía me encontraba algo perdido, pero Selene me sacó del trance nuevamente, explicandome todo.
Resulta que todo empezó por inicios del semestre, cuando tuvimos que presentarnos ante todo el curso y la profesora, le resulté atractivo e interesante, pero sus sentimientos comenzaron a despertar el día que la defendí ante el imbécil que intentó propasarse con ella. En un principio, ella lo tomó como mi débil intento de actuar como un príncipe de armadura, queriendo rechazarme inmediatamente si llegaba a intentar aprovechar la situación para tirar algún piropo, pero contrario a lo que pensaba, lo único que hice fue girarme y decirle que era mejor si aprendía a discernir mejor entre a quienes tratar como verdadera basura y a quienes simplemente era mejor ignorar o seguirles el juego.
En su momento, me tomó de pretencioso, pensando que solo me hacía el sabelotodo para acercarme a ella, pero, nuevamente, no hice lo que ella pensó, la traté como a cualquier otra compañera del curso, haciéndola interesarse en mí, por lo que se se acercó de a poco, hasta que nos volvimos amigos, y para ese momento, la forma en la que la trataba como si fuera una simple chica, sin lanzarle piropos, sin decirle que se veía linda o atractiva cada dos por tres, o que nunca intenté tocarla como otros, terminó por hacerla despertar ciertos sentimientos por mí, sentimientos que nunca demostró, sentimientos que mantuvo controlados para no dejarlos crecer, porque ya había notado que estaba enamorado de alguien más.
Me quedé sin palabras, intenté escribir alguna que otra respuesta, decir que si me hubiera dicho, si me hubiera fijado más ella, que mis sentimientos por Daisy eran grandes, que la trataba como lo hacía porque sabía que era mejor controlarme con ella, pero no pude, y solo le mandé un gracias, seguido de una pequeña pregunta.
- ¿No te interesa nadie actualmente?
-No… bueno si y no, es solo un poco de interés, pero no estoy segura de si debería intentarlo.
- ¿Marcelo?
Cuando se mandó el mensaje, Selene se quedó callada por unos minutos, de vez en cuando intentando mandar un mensaje, solo para borrarlo enseguida.
-... ¿Cómo supiste?
-No lo sabía, es solo que me gustaría verlos juntos, pero me alegra que te guste.
-No dije que me gustase, dije que me interesa.
- ¿Diferencia?
-Idiota.
-Jajaja, bueno bueno… pero, ¿Sabés que él gusta de tí, no?
- ¿Qué?... ¡¿Qué?!
No pude evitar soltar una carcajada, tapándome la boca lo más rápido que pude para evitar despertar a alguien o que ella me escuche, pero recibí otro mensaje al momento que me tapé la boca, era un sticker de un personaje sacándome el dedo, a lo que solo pude responder con un sticker de un personaje muriéndose de risa.
-Cállate, ¿Estás hablando en serio?
-Pues obvio, o sea, Marcelo es muy cerrado e introvertido, te juro que cuando se conocieron la primera vez, no me esperaba que terminarían llevándose tan bien, y se le nota de lejos que está esforzándose para ser un poco más abierto cuando habla contigo.
-... ¿Desde cuándo soy tan lenta?
-Ni idea, yo también lo fui, así que no puedo burlarme… ¿Le vas a dar una oportunidad?
-... Si, pero ni se te ocurra decirle primero.
-Sí señora, hasta mañana.
Terminamos de hablar y dejé mi celular en mi mesa de noche, tomándome un momento para pensar en lo que me contó Selene, dándome una última paliza antes de llegar a una conclusión, quedándome dormido al instante.
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Pasaron los meses, y las cosas volvieron a la normalidad. Selene no volvió ha hacer incapié a nuestra relación o a vernos, Daisy volvió a dejar que la tocara, cosa que no desaproveché, ya que cada que veía una oportunidad, la manoseaba con todas las ganas que tenía reprimidas de las tres semanas.
Algo de lo que remarcar, es que Selene y Marcelo comenzaron a salir, quien se declaró, ante todo pronóstico, fue Marcelo, cosa que sorprendió incluso a Selene, quién después me contó por privado que lo hizo justo el día que ella pensaba declararse, lo cual solo me hizo estallar de la risa, ganándome una buena golpiza por parte suya.
Laura por su parte, después de terminar con Jesús, nunca le prestó atención a Juan Camilo, incluso cuando venía de visita junto con los otros y le decía que al menos le diera una oportunidad, ella solo se negaba explicándome que todavía no se quería encontrar con otro hombre, que todavía necesitaba tiempo, o así fue hasta que Jesús llegó al café. Lo más sorprendente de todo eso, fue que cuando llegó, se puso a suplicarle de que volvieran, pero cuando notó que Laura no iba a ceder, él comenzó a insultarla y a tratarla como una cualquiera, estuve a punto de intervenir, pero justo en ese momento habían entrado mis amigos, y quién terminó por agarrarlo de la camiseta y jalarlo fuera del café fué Juan Camilo, quién, al sacar a Jesús, comenzó a decirle algunas amenazas que apenas y se podían escuchar por culpa de que estaban afuera.
Jesús salió corriendo cuando Juan Ca por fin lo soltó, y no lo culpo, la diferencia de tamaño y peso entre ambos era demasiada, así que un puñetazo de Juan Camilo seguro le reventaba la cara. Al entrar, David, Selene y algunos clientes le celebraron por haberlo espantado, mientras que él simplemente dijo que prefería que lo dejaran tranquilo un rato, ya que la adrenalina por pensar que iba a tener que pelear contra Jesús lo tenía sobresaltado.
Después de un rato, Laura se acercó a ellos con sus pedidos, colocándolos frente a cada uno con cuidado, además de colocar un postre frente a Juan Camilo.
-Yo no ordené esto.
-Tranquilo, está en la casa, cómo agradecimiento por lo de antes- Respondió Laura sonriendo, a lo que Juan Ca solo pudo agradecer con una sonrisa boba, tomando un bocado del postre.
Unos días después, Laura me sorprendió al preguntarme por el número de Juan Camilo, diciendo que ya venía algo interesada en él desde antes de terminar con Jesús, y que quería salir con él para probar, a lo que, pocos días después, ambos anuncian que estaban saliendo.
Después de eso, podrías pensar que todo fue felicidad, pero si recuerdan, antes dije que llegué a una conclusión después de escuchar toda la declaración de Selene, y esa fue- ¡¿Me estás diciendo que ya sabía?! -Decirle a Daisy acerca de Laura.
-Lo sé desde siempre, llevo escuchándolos gimiendo desde junio, pero no dije nada porque Daniel me lo pidió.
En un principio, la pena carcomió a Daisy, por lo que pasó un buen tiempo disculpándose con Laura, para después golpearme por ocultar que ya nos habían descubierto. Pero lo peor fue cuando le dije la decisión que había tomado.
- ¡¿Cómo se te ocurre qué le vamos a decir a Carolina?! ¡A tú mamá!
- ¡Ya sé que es posible que se lo tome mal! ¡Pero no quiero guardar más el secreto! ¡Ya lo sabe Laura, ya lo sabe Selene! -Al decir eso último, Laura se me quedó viendo sorprendida, haciéndome reaccionar que acababa de soltar otra bomba que tendría que explicar, por lo que solamente le hice una seña de que le explicaría después- ¡¿Qué importa si mi mamá lo viene a saber ahora?!
Daisy estuvo a punto de responderme, pero decidió quedarse callada por un momento, dejando salir un grito de fastidio, seguido un suspiro mientras se rascaba la cabeza -Tienes razón… la cosa es que no sé cómo va a reaccionar tu mamá… no quiero que se dañe mi amistad con ella.
-No te preocupes por eso, yo veré cómo arreglar las cosas con ella si es necesario.
-Bueno… pero ni una palabra a Alice.
- ¿Para qué? Yo ya sé- Dijo Alice, abriendo la puerta de la casa, dejando salir un pequeño bostezo, asustandonos por su repentina aparición y declaración -Ay por favor, se que soy desinteresada y que apenas prestó atención a ustedes, pero tampoco soy estúpida, mucho menos sorda o ciega, era obvio que querían mantenerlo en secreto y por eso me quedé callada.
Al terminar de hablar, Alice simplemente subió las escaleras para irse a su cuarto, dejándonos a Laura y a mi en un estado de shock, intentando recordar cosas personales que capaz y hayan sido más evidentes para ella de lo que creíamos, mientras que Daisy se moría de vergüenza al descubrir que ella era la única que pensaba que su aventura conmigo era un secreto para sus inquilinas.
Y así, llegamos al presente actual, dónde Daisy y yo nos encontrábamos solos en la casa, ya que tanto Alice como Laura tuvieron que salir a hacer compras, tal y como en junio, cuando mi relación con Daisy comenzó, pero a diferencia de ese día, no podíamos dejarnos llevar por el deseo o la lujuria, ya que estábamos esperando a mi mamá para contarle todo.
Luego de una larga espera, por fin escuchamos un toque a la puerta, junto con un mensaje a mi celular avisando que le abriera.
- ¡Daniel! -Al momento de abrir la puerta, mi mamá se abalanzó sobre mí, abrazándome con fuerza- ¡Hijo! ¡Hace cuánto que no te veo! ¡Se nota que te has mantenido bien!
-Mamá, al menos entra antes de abrazarme… pero también me alegro de verte- Dije correspondiendo el abrazo y besándola en la frente, a lo que ella me soltó para entrar.
Al entrar, mamá fue directamente a la sala, donde se encontró a Daisy sentada en el sofá- ¡Daisy! -Gritó ella, a lo que Daisy simplemente sonrió, levantándose para abrazarla -Ay no, ¿Cuánto tiempo ha pasado desde que nos encontramos así?
-No se, pero me alegra que vinieras Carolina… pero necesito que te sientes… Daniel y yo tenemos que decirte algo.
Mi mamá nos miró con una expresión de preocupación al escucharla, sentándose en otro sofá, con una mirada expectante de lo que fuéramos a decirle, preparándose para lo peor.
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Pasamos una hora entera explicándolo todo, desde el comienzo de nuestra relación de amantes en junio, nuestros encuentro nocturnos para tener sexo - A los que obviamente no entré en detalle con mi mamá - E incluso el hecho de que las otras inquilinas y una amiga mía nos descubrieron, razón por la cual llegámos a este día, en el que decidimos decirle todo.
Mi mamá se mantuvo callada por toda la hora, y cuando terminamos, ella solo soltó un largo suspiro -Daisy…- El escucharla hablar para luego solamente tomar una pausa nos dejó fríos, por lo que solo nos preparamos para lo peor -No sabes cuánto me alegro por tí.
Daisy y yo nos miramos incrédulos de lo que acababamos de escuchar. Toda la presión que sentía, pensando que solo me llevaría un regaño de mi mamá se fue en un instante, dejándome como un muñeco de trapo en el sofá.
- ¿C-como así? ¿No estás enojada?
- ¿Enojada? ¡Por favor! Mi mejor amiga por fin tiene pareja después de años de viuda, ¿Cómo podría enojarme?
-P-pero estoy con tu hijo.
- ¿Y? ¿Lo tratas mal?
-N-no.
- ¿Estás feliz con él?
-Si.
- ¿Lo quieres?
-Si.
- ¿Entonces cuál es el problema? -Preguntó mi mamá, levantándose para sentarse al lado de Daisy -Tal vez lo único sería que no podré tener nietos… Pero ya para eso tú hermano tiene novia en Japón.
-Espera espera, ¿Miguel consiguió novia? -Pregunté estupefacto, ya que era la primera vez que escuchaba sobre eso.
-Si hijo, y es preciosa, él me dijo que te contaría des… Bueno, cuando él regrese te va a contar, así que actúa sorprendido, ¿Si?
-B-bueno.
-Bueno, regresando a lo que importa, prometanme que se van a tratar bien, ¿Si? -Los dos nos miramos por un momento, asintiendo al mismo tiempo -Perfecto, después tendré que contarle a María y a las otras, y tú papá también tendrá que saber, pero ya de eso me encargo yo.
Al terminar de hablar, mamá se levantó y caminó a la cocina, preguntando por algo para tomar, por lo que Daisy tuvo que dejarme en el sofá, pero antes de irse, me dio un beso en la boca -Pues… todo salió bien- Dijo sonriendo, yendo a la cocina rápido para atender a su amiga.
La reacción de mi mamá fue una a la que no estaba preparado, pero que, después de pensarlo bien, era la más obvia, ella siempre ha sido así, muy fácil y abierta de mente en cuanto a relaciones, opciones y amistades, por lo que no pude evitar reír para mis adentros al darme cuenta -Soy un bobo por estar asustado- Pero lo que más me tenía sorprendido, era el hecho de que Miguel había mantenido en secreto que tenía novia, aunque tampoco podía hablar, ya que no le he contado de mi relación con Daisy, aun cuando ambos siempre nos hemos sentido igual por ella -Dios… ¿Será que es japonesa y por eso no me ha querido decir?
Ahhhhhhhhhhhhhhhhhhhhhhhhhhhhhhhh, me tomó demasiado tiempo, lo sé, y me disculpo de verdad por si eres un antigüo lector que lleva esperando desde la parte 4, solo tengo como excusa que me había ganado la flojera de escribir, que conseguí trabajo, que comencé la universidad y que me distraje escribiendo un proyecto más personal.
Nuevamente, pido perdón, pero me alegra saber que por fin llegamos a la revelación, si Miguel, el protagonista de Amante japonesa es el mellizo de Daniel, lo cual es solo un pequeño detalle que quise hacer para ambos relatos.
Muchas gracias por ser tan pacientes, y espero que les haya gustado la última parte de Casa Compartida, la siguiente parte de Amante japonesa es también la última, pero, tal y como dije en la parte cuatro, tengo pensado algo especial, pero saldrá después de que publique la última parte de Amante japonesa
Si te interesa seguir leyendo, aquí tienes la siguiente parte:
Daisy & Saeko:
Si te gustó esta parte de Casa compartida, es posible que te puedan gustar mis otros relatos:
Amante japonesa: http://www.poringa.net/posts/relatos/4109453/Amante-japonesa-parte-I.html
Bye!
Otra cosa rápida, si esta es tu primera vez encontrando este relato, por favor, échale un ojo a la parte I para saber como comienza todo: http://www.poringa.net/posts/relatos/4105810/Casa-compartida-parte-I.html
Las palabras de Selene hicieron que perdiera toda habilidad de hablar, y su sonrisa pícara causaba que no pudiera hablar.
-Ni siquiera intentas negarlo, por lo que es verdad.
- ¡N-no! Cómo crees, lo que pasa es que la pregunta me dejo perplejo - Respondí, intentando inventar alguna excusa que pudiera salvarme - Daisy es una buena amiga de la familia, nos llevamos bien por eso.
-Por favor Daniel, no soy idiota - Su sonrisa pícara se distorsionó a una más maliciosa - Primero que todo; Siempre te quedas callado por unos segundos cuando piensas en una mentira, lo he visto más de una vez en nuestro primer semestre, y lo he vuelto a ver con nuestro grupo. Segundo; Estás hablando bajito, casi susurrando… ¿Por qué será?
Yo mismo había cavado mi tumba. Me había confiado demasiado después de lo de Laura, pensando que si Alice no se había dado cuenta de lo que hacíamos, nadie más se daría cuenta.
-Ya que, no voy a negarlo. Pero por favor, no estés hablando de esto con todos y guárdanos el secreto - Le pedí susurrando mientras dejaba salir un suspiro - Mira, prometo… Especificarte nuestra relación luego, hagamos el trabajo y ya hablamos.
En el momento que dejé de hablar, Daisy salió de la cocina para ofrecernos una picada o algo que tomar, por lo que Selene tuvo que aceptar mis condiciones. Estudiamos y escribimos durante dos o tres horas sin hablar mucho para avanzar bastante, pero fuimos tan eficientes que terminamos antes de lo que esperábamos.
-Dios, que suerte que no tenemos que seguir con este trabajo. Gracias por elegirme como tu compañero, todo esto hubiera sido un dolor de cabeza.
-De nada - Respondió Selene con una sonrisa mientras se estiraba - Ahora ¿Vas a explicarme como prometiste?
Todo el éxtasis que sentí por haber terminado el trabajo rápido desapareció, siendo remplazado por la preocupación de que debería decirle a Selene para arruinar cualquier imagen que tuviera sobre mi. Me dirigí a la cocina para avisarle a Daisy que aún si habíamos terminado, todavía necesitábamos entrar a mi cuarto para tener un poco más de privacidad. Su cara lo decía todo, tenia una pizca de fastidio y duda en cuanto a la idea de invitar a una mujer a mi cuarto. Al entrar a mi cuarto, la primera acción de Selene fue lanzarse a mi cama, poniéndose cómoda, quitándose las gafas y silenciando su celular para recibir mi explicación de toda la situación sin ninguna molestia.
Resumí todo lo que paso entre Daisy y yo durante todo este tiempo, como Laura nos había pillado y que nos guardaba el secreto, siendo Selene la segunda persona que lo sabía todo. Su expresión se mantuvo neutra mientras pensaba en que decir y que hacer con toda la información. En ese momento rogaba en mi cabeza porque no sucediese una escena cliché de Selene chantajeándome con mi relación con Daisy para que hiciese todo lo que ella me pidiera.
-Ok, gracias por contármelo todo. Me interesaba saberlo... Pero no me esperaba que fuera tan bueno - Dijo, volviendo a formar una sonrisa picara mientras se estiraba.
-No me da mucha confianza escucharte decir todo eso mientras sonríes.
-No te lo tomes así, es solo que tengo mucho interés en cuanto a las relaciones amorosas y sexuales de las personas. Se que suena raro, pero así soy, dejando eso de lado - Selene se levantó al terminar la oración e hizo una pose de saludo militar - Prometo no decírselo a nadie y mantenerlo como un secreto entre tú y yo. Ni Laura sabrá que también se sobre todo esto.
Por fin pude respirar con tranquilidad otra vez. Saber que no diría nada y que tampoco se aprovecharía de la información para chantajearme. Deje salir un suspiro de alivio y sonreí.
-Pero… - Nuevamente, el escucharla decir esas palabras destruyó cualquier sentimiento de alegría y tranquilidad - Solo tengo un pequeño pedido.
-Dios, y yo pensando que tuve la fortuna de salir de esta sin que se aprovecharán de mi.
-Me ofendes Daniel. Solo es un pequeño pedido, no quiero arruinarte la vida mientras utilizo tu relación con Daisy como una moneda de casino… Aunque, suena interesante.
Al escucharla decir esas últimas palabras, la mirada que debí haber hecho en su momento fue lo suficientemente fulminante para hacerla arrepentirse de siquiera haberlas dicho. Selene comenzó a reír con nerviosismo al darse cuenta lo mal que lo había tomado.
-Bueno, perdón. Se me escapó.
-Olvidalo, solo dime qué quieres y ya decidiré si lo hacemos o no.
-Pues… Como dije antes, tengo un pequeño gusto de conocer sobre las relaciones de las personas… Amorosas y sexuales. Y no se, el escuchar todo lo que Daisy y tú hacen, hizo que me dieran muchas ganas de verlo en primera fila.
- ¿¡Perdón!? - El fuerte golpe de la puerta contra la pared y el grito causó que tanto Selene y yo diéramos un salto del susto. Pero lo peor fue cuando nos dimos cuenta que todo provenía de una furiosa Daisy. Su expresión era una mezcla de rabia y decepción- ¡Señorita, espero que no tuvieras ni la más mínima intención de extorsionar a Daniel y a mi con la información de nuestra relación!
- ¡No, para nada! No me malinterprete, yo no quiero problemas con usted, y mucho menos con Daniel. Él es un buen amigo. Solo quería preguntarle si era posible - Esta era la primera vez que veía a Selene con la cabeza baja y aceptando que la tratasen de esta forma. Era entendible, sin importar qué, cualquiera sabe que debe tragarse su ego y aceptar su error -No era mi intención ofenderla.
-Más te vale… Ahora, en cuanto a tí Daniel- Escucharla decir mi nombre tan seria, después de escucharla tantas veces decirlo con una voz más sensual, solo hizo que se me erizase la piel -Quiero hablar contigo… En privado- Al terminar de hablar, sus ojos se centraron en Selene, quien entendió que era mejor esperar en la cocina a que terminaramos de hablar para evitar enfadar más a Daisy -Bien. Necesito saber ¿Estuviste a punto de aceptar su pedido o lo consideraste?
Mentiría si dijera que no lo pensé por unos segundos antes de que Daisy entrase, y por mucho que me gustaría decirle que no, no puedo mentirle. Daisy me conoce desde casi toda mi vida, y el mentirle ahora sería simplemente engañar a la persona que más quiero actualmente, incluso si decirle la verdad me ganará algún castigo para el futuro.
-Pues, lo llegué a considerar por un segundo… Pero no mucho, entraste antes de que pudiera seguir pensándolo.
Su cara lo decía todo, estaba furiosa -Por Dios Daniel, te lo dije más de una vez "No quiero que nadie sepa de nuestra relación, ni de esta casa, ni de tu círculo de amigos" ¿Y qué fue lo primero que hiciste? -Al escucharla hablar sobre la casa, recordé que Laura también sabe sobre nuestra relación, así que si ella llega a descubrir que Selene no es la única que lo descubrió, Daisy me mataría.
-Ahí es donde te equivocas Daisy, yo nunca se lo dije, ella lo descubrió sola… Porque nos la pasamos mirándonos con ganas por el otro.
Por un pequeño momento, Daisy quería regañarme por decir algo que no era verdad, pero se detuvo al instante al empezar a recordar todo y entender que tenía razón. Eso la hizo ponerse un poco colorada y nerviosa, ya que lo único que le venía a la cabeza era una cosa en específico.
-Ay no Daniel ¿Y si Alice o Laura ya lo saben?
-No me mires a mi, hasta ahora pensaba que no éramos tan obvios. Pero yo creo que no, solo nos miramos cuando las dos no nos están viendo, así que no creo que sepan.
Terminando de hablar, tuve la sonrisa más nerviosa que he tenido durante toda mi vida, evitando lo más que podía el quedarme callado por unos segundos o reírme. Y pareció que lo conseguí, ya que la expresión de preocupación de Daisy se fue disipando, seguida de un suspiro pesado para relajarse.
Nos quedamos callados por un momento largo, mirándonos por momentos, hasta que Daisy por fin terminó con el silencio -Ven un momento Selene- Por suerte para los dos, su voz ya no tenía el mismo tono enojado de antes.
Selene regresó al cuarto con una actitud tímida que nunca había visto en ella, todo parecía que era por miedo de hacer algo que pudiera empeorar la situación, mirando al piso y sin levantar la cabeza para vernos a los ojos. Mirándola con algo de pena, Daisy se acercó a ella lentamente, colocando su mano en su cabeza para hacerla entender que no era necesario.
-Mira Selene, es la primera vez que te veo, pero tengo que admitir que eres una buena chica y que no tienes malas intenciones… Por lo que no estoy molesta contigo- Por un momento, ambos nos miramos con una sonrisa en nuestras caras, pensando que estábamos a salvo.
-Entonces… ¿Todo está bien?
-No, aún estoy enojada contigo Daniel. Porque esto lo teníamos que hablar antes de que siquiera te pusieras a considerarlo- Selene me miró con una expresión nerviosa al momento de escuchar a Daisy, cosa que me hizo entrar en pánico por lo que ella pudiera decidir para castigarme -Dejando todo eso de lado ¿Por qué quieres vernos?
-Ah, pues. Solo soy muy curiosa y me interesa mucho el tema del sexo, eso es todo, lo prometo- Terminando de hablar, Selene mostró una pequeña sonrisa.
Tanto Daisy como yo nos miramos por unos segundos, dudando si realmente estaba diciendo la verdad. Daisy simplemente terminó por descartar el tema, abrazando a Selene por un largo rato y dejando salir un suspiro de derrota -Está bien, lo pensaré por un buen tiempo- La cara de Selene se iluminó inmediatamente al escucharla -No creas que es algo seguro, solo voy a estar pensándolo. Además, ni se te ocurra estar hablando sobre esto.
-No se preocupe, no me atrevería a hacer algo así, ni chantajearlos ni decir que vo… Que es posible que los vea en plena relación- Daisy simplemente sacudió su cabeza en desaprobación mientras se reía un poco de Selene, ya dejando ir todo el fastidio que sintió con toda la situación
Las horas pasaron, Daisy y Selene hablaron por un rato - Luego de que Daisy se asegurara que realmente hubiéramos terminado nuestro trabajo - Hablando mayormente de todo lo que pensaban de mí o cosas que aprendieron de mi, pero una solo sabía pequeñas cosas de mí, mientras que la otra me conocía casi desde que tenía 8 junto con mi hermano. Las dos siguieron así hasta tarde, cuando Selene tuvo que irse.
-Es una linda chica, me sorprende lo animada que es.
-No has visto a la verdadera Selene. Todavía estaba algo nerviosa y preocupada por cómo reaccionaste en la tarde. Eso más bien era como un 20% de cómo es en realidad.
- ¿En serio? Ay, ahora me siento mal, tendré que disculparme la próxima vez que la vea.
-Oh ¿Entonces ya te decidiste?
-No, solo dije “tendré que disculparme”. Y no creas que se me olvidó que estuviste por decirle que sí sin al menos preguntarme.
-No, ahí es donde te equivocas, no iba a decirle que si, solo llegué a considerarlo. N-no iba a decir-
- ¡No me mientas Daniel! - Antes de que pudiera seguir excusándome, Daisy simplemente puso su mano sobre mi boca para callarme -Se te notaba en la cara cuando entré en el cuarto que realmente te gustaría que Selene nos viera. A mi no me engañas.
No tenía forma de defenderme, sin importar que, Daisy estaba centrada en que yo no pensé en ella cuando Selene preguntó por vernos, y por desgracia, es verdad. En los segundos antes de que ella entrara, la idea de que Selene nos viera mientras Daisy y yo lo hacemos era una idea tan atractiva que estuve a punto de responderle con un rotundo “sí”... seguido de un “pero primero debería preguntarle a Daisy”.
Pueden pensar lo que quieran de mi, pero ella es quien realmente lleva la relación entre nosotros, asegurándose de que los dos disfrutemos mucho más, manteniendo el control para evitar que Laura o Alice nos descubran - O al menos en cuanto a Laura, asegurándose de que no nos vea o nos escuche si está en la casa - y controlandome y controlandose a sí misma para que, en sus propias palabras, nuestra relación no se convirtiera en una de una mujer mayor usando a un joven como prostituto cada que ella quiera.
-Bueno, lo admito, si llegué a pensar en decirle que sí, pero sabía que no podía decidirlo por mí mismo, así que le iba a decir que debía preguntar primero antes de realmente darle una respuesta - No pude evitar esbozar una sonrisa nerviosa al intentar defenderme. Incluso si era la verdad, sabía que ya había cavado mi tumba al admitirlo todo.
-Bueno, me alegra que al menos hayas pensado en mí, pero sigo enojada, así que de ahora en adelante, nada de ojitos, nada de toqueteos, nada de sexo por un mes, si estás tan calenturiento como para querer que alguien nos vea, me parece que es mejor que les muestres tu mejor forma ¿No?
Me mantuve unos segundos en silencio luego de escuchar su designado castigo con los ojos bien abiertos por la sorpresa. No sabía que decir ni tampoco que pensar, ya que era la primera vez que Daisy me hacía esperar tanto, y todo porque fui un idiota… realmente debería aprender a controlarme.
-Yo… ¿No tendría al menos tu ayuda cuando necesite soltar un poco? -Al momento de hacer la pregunta, la única reacción de Daisy fue empezar a reírse por unos segundos, lo que consiguió que empezara a tener una risa nerviosa, solo para que ella parara inmediatamente y comenzara a mirarme aún más seria que antes -Bueno, lo entiendo, no pediré nada más durante un mes.
-Así me gusta- Su cara por fin pasó de esa expresión seria a una más relajada y cariñosa, la cual consiguió que me calmara al saber que ya todo lo malo había terminado -Ahora, no te quiero apurándome o recordándome cada día sobre el pedido de Selene, porque incluso si soy muy paciente, no voy a mantenerme callada ¿Entendido? -Solo asentí en confirmación -Perfecto, te hablo luego, tengo que preparar cosas para las chicas. Bye.
Daisy salió del cuarto luego de darme un pequeño beso en la mejilla, dejándome con preguntas de lo que haría durante el mes entero, ya que masturbarme por mi cuenta había perdido todo sentido desde que mi relación con Daisy empezó, así que, sin plan, simplemente me senté en mi cama y comencé a pensar en cualquier cosa que pudiera ayudarme a pasar, al menos, esta semana.
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Desde aquél día han pasado dos semanas, dos días, dos horas con dos minutos y dos, tres, cuatro segundos y contando. Contar las horas se ha convertido en una de las pocas distracciones que me han mantenido cuerdo, todo con la ayuda del reloj de mi teléfono, porque, por desgracia, no tengo la habilidad innata de llevar la hora en mi mente sin intentarlo.
Llámenme exagerado o como quieran, pero les prometo que las cosas no son tan fáciles cuando están acostumbrados al placer de hacerlo cada semana hasta que alguno de los dos esté cansado, y no, incluso si lo intento, el recuerdo de dicho placer no funciona ni para masturbarme.
- ¿Estás bien Daniel? Te veo peor que otras veces- Preguntó Juan Camilo, viendo cómo mantenía mi cabeza plantada en el reloj de mi celular, con mi cuerpo estando completamente tenso a causa de todo junto a un sudor frío recorriendo todo mi cuerpo- ¿Te estás metiendo drogas y estás en abstinencia o algo?
-Si claro, yo parezco un drogadicto con unas semanas de abstinencia cuando tú eres el que se ve 24/7 como uno… aunque preferiría decir que la razón es por eso- Solté un largo suspiro al decir lo último en un pequeño susurro.
-No, hablando en serio Daniel, esta no es la primera vez que te vemos tenso, pero esta vez es mucho peor que las otras ¿Que tienes? - Inquirió David, seguido de los rostros preocupados de Marcelo y Juan Camilo, lo cual me hizo dar cuenta que tal vez no estuve tan tranquilo como creía para los ojos de otros.
-No se preocupen chicos, prometo que no es nada malo… menos drogas, a no ser que Juan Camilo me haya dado un comestible- Empezamos a reír un poco mientras que Juan Camilo simplemente nos imitaba como si fuéramos unos idiotas sin mejores ideas -Pero hablo en serio, es solo algo mío, nada de lo que deban preocuparse.
-Bueno, si tu lo dices Daniel, solo dinos cuando te sientas cómodo de hablar- Expresó Marcelo, extendiendo su puño hacia mi, y para no dejarlo colgando, respondí el puño con la mano abierta y una sonrisa amigable.
- ¿De qué hablan, me puedo unir? -Preguntó Selene al aparecer de la nada, dando un pequeño susto a Marcelo, cosa que casi termina con él cayendo sobre ella si no fueran por la rápida reacción de ambos para evitar el desastre -Deberías aprender a no ser tan asustadizo, a la mayoría de mujeres no les gusta alguien así.
Marcelo se quedó callado por unos segundos largos sin saber cómo responder esa declaración, hasta que simplemente formó una sonrisa juguetona -Dijiste a la mayoría ¿Eres de la minoría que sí les gusta?
-Cuando dije mayoría, no me refería que hubiera otro grupo de mujeres.
Al escucharla rechazarlo de esa forma, Marcelo simplemente dejo que su cuerpo se relajara por completo, demostrando que aceptaba la derrota, causándole una pequeña risa a Selene, risa que se vio opacada por las carcajadas que soltamos al ver cómo lo rechazaban tan fácilmente.
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Las clases continuaron y cuando por fin terminaron todas, cada uno nos fuimos por nuestro lado; Marcelo, Juan Camilo y David decidieron irse juntos para intentar avanzar en unos trabajos que los tres necesitaban entregar - Mientras se iban, las risas y burlas por el rechazo de Selene a Marcelo se podian escuchar incluso cuando ya habían caminado unas cuantas cuadras - y Selene y yo decidimos caminar juntos hasta llegar a una parada de autobuses.
- ¿Y… como han sido las cosas desde ese día? -Preguntó Selene, luego de medía semana sin preguntar algo sobre lo que pasó, sintiendo aún más pena y culpa luego de escuchar todo lo que pasó.
-No te preocupes, lo que más me duele es que Daisy solo me habla lo necesario y ya. Si llego a intentar besarla o abrazarla, lo único que consigo es un empujón para hacerme entender que no lo vuelva a intentar. En cuanto al castigo del mes sin sexo, lo estoy tomando un poco mal, pero es casi lo mismo que siempre, solo que según mis amigos, parezco drogadicto pasando por abstinencia- Al terminar de hablar, pude escuchar una pequeña risa viniendo de Selene -Me alegra saber que mi sufrimiento te causa gracia.
Selene intentó disimular su risa tanto como podía con su mano y mirando a otro lado -No es eso Daniel, es solo que no me esperaba que su relación fuera así, eso es todo. Aunque tengo que admitir que cuando te quedas mirando tu celular para seguir el pasar del tiempo, parece como si contarás las horas para poder meterte algo de droga.
- ¿Podemos dejar de compararme con un drogadicto? Cada que pasamos cerca de alguien se me quedan mirando como si fuera a robarles para conseguir plata.
-Bueno, perdón. Dejando eso de lado cuéntame algo sobre tu hermano- Cuando por fin llegamos a la parada de buses, Selene se sentó y se estiró un poco, dejando salir un quejido por el cansancio de caminar y por todos los trabajos que nos estaba mandando la universidad.
Me quedé un poco sorprendido al escucharla mencionar el tema, ya que no se lo he dicho a casi nadie - ¿Cómo sabes que tengo un hermano? Nunca te lo mencioné.
-Me encontré con una de las chicas que viven en tu casa y hablé un rato con ella. Luego de un rato de estar hablando, ella me dijo que hace poco le contaste de tu hermano, e imagínate mi cara cuando también descubro por primera vez que uno de mis buenos amigos y compañero de trabajo no me dice que tiene un hermano gemelo- Al terminar de hablar, la cara de Selene mostraba una expresión dramática de traición, la cual solo hacía para molestarme.
-No exageres, tampoco es gran cosa. La única razón del porque no te lo dije es porque ya casi no hablamos desde que se fue a Japón, la diferencia horaria lo hace muy difícil, lo último que me contó es que se consiguió una novia allá luego de un pequeño encuentro.
- ¿Novia japonesa? ¿Tu hermano es más guapo que tú o qué? Me sorprende que se consiguiera una novia tan rápido y tú solo estás en una relación con Daisy.
-Si si si, olvídalo y solo súbete al bus, que ya está llegando.
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Luego de despedirme de Selene - La cual seguía con sus burlas mientras se subía al bus - Me dirigí a la casa, estirándome para intentar relajar un poco mi cuerpo y dejar de estar tan tenso. Al entrar en la casa, la primera persona que me encontré en la sala fue Laura con su celular.
-Hola.
-Ah, hola Daniel, perdón por no saludarte es que no te escuché -El tono de voz de Laura sonaba tan apagado y decaído que no se parecía en nada a la Laura que conozco desde que llegué a esta casa.
- ¿Tienes algo Laura? No suenas a ti misma.
- ¿Y según tú cómo debería sonar o actuar?
-Retiro lo dicho, no te pasó nada- Estuve a punto de dar media vuelta para dirigirme a mi cuarto y relajarme, pero Laura soltó una pequeña risa seguida de un suspiro largo de fastidio.
-Perdón, es solo que sucedió algo que no pensaba que pasaría tan rápido… Jesús y yo terminamos.
- ¡¿Jesús y tú terminaron?! ¿Que pasó? ¿Dasiy y Alice ya saben?
-No, y no les digas, no quiero que me traten como si estuviera en despecho, es solo que aún estoy en shock después de todo.
- ¿Pero porqué terminaron exactamente?
-Me lo encontré en su casa siendome infiel- Al escucharla decir eso, mi expresión pasó a una de sorpresa, pero en mi mente, solo aparecian las palabras "Ya me lo imaginaba" -La tipa se veía menor que él por 4 años, lo único bueno que tenía era el rostro, pero todo lo demás… no entiendo porque decidió ir con ella.
Ver a Laura así me estaba dando algo de pena, ya que por más seria que parezca, ella era una buena amiga, además, había cumplido su promesa de mantener mi relación con Daisy un secreto, y eso lo aprecio. Me acerqué nuevamente a Laura y me senté a su lado, dándole un pequeño abrazo, que solo aceptó por unos segundos, para luego separarse con una pequeña sonrisa.
- ¿Sabes que es lo peor? Jesús dijo el nombre de la tipa esa y ahora no se me sale de la cabeza.
- ¿Y cuál es su nombre? ¿Era alguien que conocías que era amiga de él o algo?
-No, nunca la había visto en mi vida, y se llama Andrea.
Escuchar ese nombre junto con la descripción de antes de como solo tiene el atractivo de su cara me golpearon en la cabeza con fuerza mientras los recuerdos relacionados con ella regresaban. Solté un fuerte suspiro y empecé a negar con mi cabeza para intentar olvidarla otra vez.
-Creo que se quién es, y si es quien creo que es, Jesús solo fue usado para darle celos a mi hermano.
El rostro de Laura paso de ser uno de tristeza a uno de duda cuando me escuchó. Comencé a explicarle las cosas y la situación amorosa de mi hermano antes de que se fuera a Japón con una tipa llamada Andrea con prácticamente la misma descripción - De lo cual nos aseguramos de comprobar intercambiando pequeños detalles que ambos todavía recordabamos de ella - Y para cuando terminamos, ambos habíamos llegado a la misma conclusión.
- ¡No puedo creer que esa perra estúpida me hiciera esto para que tú hermano se ponga celoso, cuando él la odia!
-Ni mis papás saben porque es así, solo le cierran la puerta en la cara cuando se presenta en su casa para intentar reconciliarse con ellos.
Laura estaba furiosa, y quién no lo estaría si descubres que tu pareja te fue infiel con una mujer cualquiera que se le apareció frente a él solo para darle celos a su expareja. Dejando todo eso de lado, me alegraba ver qué toda la tristeza de Laura había desaparecido, pero verla tan enojada comenzaba a preocuparme.
-Igual, Jesús puede ir a comer mierda, sigue siendo su culpa el ser tan idiota como para dejarse llevar por una estúpida que vió una sola vez y llevarla a la cama. Dios, te juro que si se vuelve a presentar frente a mi lo-
-Laura, es mejor que te calmes un poco- Dije, cortandola por completo antes de que dijera algo que me diera pesadillas -Mira, se que no es buena idea hablar de esto justo después de que terminarás con Jesús, pero ¿Quieres que te presente uno de mis amigos?
-... Si sabes que no es buena idea ¿Para qué preguntas?
-Porque los dos acaban de pasar por una ruptura, él ha tenido más de una novia, no es algo de lo que esté orgulloso, siempre terminan porque resultan ser casi igual de locas que Andrea. Creo que sería bueno que ustedes dos se conocieran y tuvieran siquiera una charla.
Laura se quedó mirándome por un momento, pensando un poco en mi propuesta, y por lo que pude ver, lo estaba considerando. Luego de un rato largo, casi 30 minutos, Laura finalmente llegó a una conclusión.
-Lo conoceré, pero dame 2 o 3 semanas, para superar a Jesús por completo y para no sentir que estoy usando a tu amigo como un pañuelo para sacarme mis penas.
-Vale, por cierto, se llama Juan Camilo, es como 6 u 8 centímetros más alto que tú, atlético, parece drogadicto.
Mientras describía a Juan Ca, la expresión de interés de Laura cambió a una de confusión cuando dije lo último, por lo que no pude soltar una fuerte risa, momento en el que Daisy regresó a la casa, saludandonos con cariñosamente y diciendo que tenía algo rico pensado para que comiéramos, mandándome a avisarle a Alice para que bajara.
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Los días pasaron, específicamente 9 días, 7 horas, 20 minutos… Creo que es mejor dejar de llevar el tiempo. Las cosas seguían igual, lo único que me calmaba es que se acercaba el final del castigo, el cual me tenía tan desesperado que ya no podía evitar respirar como un enfermo en público.
Dejando eso de lado, actualmente me encuentro con Selene en la casa porque Daisy me pidió específicamente que la trajera conmigo. No me dijo la razón del porque, pero era obvio que tenía que ser porque por fin se había decidido.
-Estoy muy nerviosa… No la veo desde ese día, y se que solo actúe como una mujer enferma y rara- Exclamó Selene, la cual mordía sus uñas para intentar mantenerse calmada.
Verla así me causaba algo de gracia, ya que la imagen de la perfecta Selene que siempre daba había desaparecido por completo como la última vez -Relájate, Daisy piensa que eres muy dulce y linda, solo se sintió culpable cuando le dije que no estabas en tu mejor actitud cuando te regañó, y se sintió muy mal.
- ¿Lo dices en serio o solo para que me sienta mejor?
-Si lo dijera solo para hacerte sentir mejor me sentiría la peor persona en el mundo, además, tú ya sabes cómo darte cuenta cuando miento, así que no se porque dudas de mi.
Selene tomó aire para luego soltarlo en un largo suspiro, intentando calmarse lo más que podía. Yo en cambio, me encontraba lo más nervioso que había estado en mi vida, ya que esto recae completamente en lo que Daisy haya decidido, y si ella dice que no, creo que Selene no tendría la suficiente confianza como para volver a hablar conmigo.
Pasaron los minutos y por fin escuchamos las llaves de la casa abriendo la puerta de la calle, dándonos a entender que Daisy había llegado. A diferencia de lo que nos esperábamos, la cara de Daisy no demostraba más que una calma casi que la de un cadáver, cosa que solo hizo que me pusiera más nervioso, porque solo podía significar dos cosas; la primera, un rotundo no, seguro terminando con mi amistad con Selene por lo que dije antes, y la segunda…
-Luego de pensarlo mucho, llegué a una conclusión que, ni yo misma pensé que llegaría- Al escucharla decir eso, la cara de Selene cambió por completo, mientras que la mía, seguía igual, ya que, al parecer, lo más probable es que era la segunda opción. Daisy soltó un suspiro corto, y diciendo casi como un susurro -Puedes vernos Selene.
La reacción de Selene nos sorprendió a ambos, un repentino aplauso seguido de una risa de alegría que, por lo que podía ver en la cara de Daisy que ella estaba reconsiderando su decisión.
-No célebres tan rápido, hay reglas- Selene dejó de reír en el preciso instante en el que Daisy dijo eso -No nos vas a grabar, no vas a tocarnos ni vas a hacer comentarios, y todo lo que suceda aquí mientras nos miras, se queda aquí.
-Lo prometo, nada de fotos o grabaciones y nada de tocarlos, y mantendré el secreto como lo he mantenido hasta ahora.
Las dos sonrieron entre si al llegar a un acuerdo entre ellas, acuerdo que parecía no tomar en cuenta cualquier tipo de opinión que pudiera tener, ya que en ningún momento se voltearon para verme. De cualquier manera, me alegraba que al menos la Selene que conozco regresase y que se presentará formalmente a Daisy, pero los nervios que sentía antes por la segunda opción seguían ahí, y estaban en aumento por el hecho de que ahora, tendría a mi amiga viéndome tener sexo con Daisy.
-Bueno, ahora que llegamos a un acuerdo… Daniel, te levanto el castigo, 3 semanas es más que suficiente, y si Selene va a vernos, prefiero que sea rápido, preferiblemente hoy.
Y al momento de escucharla, mis nervios terminaron por verse disparados por completo porque ahora necesitaba hacerlo rápido para dejar que Selene nos vea, cuando aún no estaba preparado para esto.
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Pasaron las horas, y para no levantar sospechas de lo que teníamos pensado hacer, Daisy y yo decidimos que Selene se podía quedar hasta tarde - Incluso a dormir si ella quería, quedándose en mi cuarto mientras que yo dormiría en un sofá de la sala - cosa que tanto Alice y Laura se tomaron bien, ya que al menos tendrían a otra mujer de su edad en la casa para hablar
Ya en la noche, tanto Laura como Alice estaban completamente dormidas en sus respectivos cuartos, dejándonos el primer piso de la casa completamente para nosotros tres, pero por costumbre y por la cantidad de espacio, decidimos ir al cuarto de Daisy.
-Siéntate ahí- Dijo Daisy, señalando un mini sofá cama de su cuarto, en el que más de una vez lo hemos hecho -Y recuerda, nada de comentarios.
Incluso con su voz dulce y su expresión tranquila, esas palabras siempre sueltan un cierto aire de autoridad que debes obedecer, por lo que Selene simplemente hizo un gesto de silencio y se sentó en el sofá sin decir nada, mientras que Dasisy y yo nos desnudamos frente a ella.
-Hay algo que quiero saber antes de continuar ¿Cual es la razón exacta por la que quieres vernos teniendo sexo?
-Ya lo dije antes, solo soy muy curiosa.
-No, me refiero a la verdadera razón ¿Es un fetiche?
Selene se quedó unos segundos callada mientras pensaba si realmente decirnos o no, jugando con sus dedos y mirando a otro lado para así evitar vernos a los ojos -Fetiche fetiche, no es… es solo que me gusta ver gente mientras lo hacen.
-Eso se llama Voyeurismo, y es fetiche Selene.
- ¡¿Si ya lo sabes para qué me preguntas?! - Preguntó Selene, alzando un poco de más la voz, a lo que tanto Daisy como yo reaccionamos mandándola a bajar la voz -Perdón.
-Porque quería ver si te atrevias a decirlo ¿Te da pena hablar del tema pero no pedir permiso para ver?
Selene simplemente bajó la cabeza apenada, no respondiendo mi pregunta, por lo que Daisy me hizo una seña para dejar de lado el tema. Terminamos de desnudarnos, y con dos cuerpos completamente desnudos frente a ella, Selene levantó la cabeza para no volver a apartar la vista de ambos.
Daisy agarró un condón de su mesa de noche y lo colocó en la cama, mientras que yo, teniendo por fin su cuerpo frente a mí después de medio mes sin poder verlo o tocarlo, me concentré en tocarla y besarla para empezar a calentarnos, aunque mi pene estaba tan duro que ya no aguantaba más.
Daisy se puso de rodillas frente a mi, y con mi verga erecta en su cara, comenzó por darle unas pequeñas lamidas al glande, dejando ver en su rostro que la única razón por la que lo hacía era porque sabía lo sensible que estaba por todo el tiempo sin poder masturbarme con gusto.
Haciendo que mis piernas temblaran con cada lamida por la punta de mi pene y su alrededor, Daisy me tenía a su merced frente a Selene, quien nos miraba como si lo que estuviera viendo fuera su película favorita.
-Y-ya es suficiente ¿N-no? No creo que Selene solo quiera ver cómo me la mamas.
-Por mí no hay problema, continúa hasta que te aburras Daisy- Al terminar de hablar, Selene sonrió con malicia y se acomodó en el sofá para disfrutar del espectáculo.
Daisy, respondiendo a la sonrisa de Selene, guiñó el ojo y continuó lamiendo y chupando mi pene por un buen rato hasta que consiguió que terminara, dejando mis piernas algo débiles, causando que me sentase en la cama para intentar recuperar el aliento.
Mientras tanto, Daisy tragaba todo el semen en su boca, limpiando las comisuras de su boca y mirando a Selene de reojo, la cual, la miraba con interés y sin separar sus ojos de ella.
Habiendome recuperado, aproveché que Daisy seguía pendiente de Selene, acercándome por detrás, dejando mi pene entre sus nalgas, besando su cuello y manteniendo mis manos alrededor de su estómago.
Daisy se relajó mientras rozaba su culo contra mi verga, metiéndosela entre ambas con ganas mientras dejaba salir un suspiro de relajación al por fin tener algo de alivio con mis erecciones prolongadas. Moviéndome lentamente con mi verga en su raja, Daisy fue acostándose en la cama, arqueando su espalda para darme una mejor vista y agarre a su culo.
La posición en la que nos encontrábamos ahora nos dejaba de espaldas a Selene, quién, sin poder aguantar la curiosidad, se levantó del sofá para arrodillarse al lado de la cama, mirando fijamente como mi pene palpitaba con anticipación de poder tener sexo con Daisy otra vez con cada rose contra su piel.
Sin poder aguantar más, agarré el condón qué Daisy dejó en la cama, abriéndolo con cuidado y colocandomelo, mirando de reojo a Selene que no dejaba de mirarnos como si se le fueran a salir los ojos. Cuando terminé y me aseguré de todo estaba bien, acerqué mi verga hasta la vagina de Daisy, rozando la punta para excitar a las dos, penetrando lentamente hasta que el glande estuviera dentro, metiendola de golpe al no poder aguantar más al sentir el calor de su interior otra vez después de tres semanas sin sexo, haciéndonos gémir al unisono.
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Mi sueño, desde que tengo 15, cuando descubrí acerca del sexo y sobre la industria del porno, siempre fue poder ver a dos personas, de cualquier sexo o sexualidad en mitad del coito en primera fila.
No puedo explicar la razón, pero cada vez que veía porno o mis amigos me contaban de sus relaciones sexuales, mi mente solo podía imaginar la escena como si yo fuera la cámara o una simple expectadora del suceso, haciendo que me excitase prácticamente de forma inmediata, y que necesitase calmarme en ese momento, incluso si me encontraba en alguna reunión o fiesta.
Y por fin, después de 9 años de espera, tengo la oportunidad de cumplir con mi fantasía, aunque nunca me imaginé que sería en una situación tan perfecta como en la que me encuentro ahora.
Daniel, joven de 23 que conozco desde el primer semestre de la universidad y que he llegado a conocer mejor ahora en este segundo semestre. Daisy, mujer de 40, casera de Daniel que solo llevo poco de un mes de conocerla, pero ha sido suficiente para entender que es una mujer estricta pero cariñosa.
Dos personas que conozco y a los que les agarré cariño, ahora se encontraban frente a mí, en pleno sexo, Daniel penetrando Daisy de una sola embestida, chocando sus carnes y causando que el inmenso trasero de la mujer rebotase un poco, obligando a ambos a soltar un gemido que se esforzaron en ocultar.
Para poder tener una mejor visión, dejé de arrodillarme y subí mi cuerpo sobre la cama, acercando mi rostro lo más que pude a la conexión de sus sexos, viendo cómo Daniel se separaba lentamente de ella, solo para arremeter con la misma fuerza y meterlo hasta la base otra vez.
El cuerpo de Daisy reaccionaba con cada una de las embestidas de su amante, sus senos rebotaban y dejaban ver cómo sus pezones se endurecian por el placer, su gran culo dejando ver cierta ondas de choque cada que se golpeaban contra las piernas de Daniel, además de tensarse junto con sus extremidades, siendo evidente que tanto disfrutaba el volver a tener sexo.
Daisy siguió recibiendo cada embestida de Daniel sin quejarse, soltando algunos gemidos un tanto fuertes que no logró aguantar, pero el joven simplemente agachó su cuerpo, colocando su mano izquierda en la boca de la madura y su mano derecha en sus senos, apretandolos sin parar de embestir, mientras que ella simplemente correspondía las embestidas moviendo sus caderas.
Viéndolos aumentar el deseo del otro de tal forma sin prestarme atención solo terminó por calentarme, por lo que comencé a quitarme los pantalones de a poco, arrodillandome en el suelo otra vez y metiendo mi mano bajo mis panties para masturbarme, abriendo mi labios un poco para sentir su húmedad, moviendo mis dedos de a poco.
Mi respiración comenzó a volverse errática al sentir el rose de mis dedos contra mi clítoris. Calentandome cada vez más, fuí levantando la mirada para seguir viendo a la pareja en coito, Daniel ahora tenía a Daisy completamente acostada en la cama, realizando pequeños movimientos de cadera a la par que besaba su cuello y espalda, deteniéndose por un momento, teniendo pequeños espasmos antes de sacar por completo su pene, con el condón repleto de semen, y la vagina de Daisy chorreando y contrayéndose con ganas de más.
Verlos de tal manera, ambos con respiración entrecortada, Daniel retirando el condón de su miembro semi duro para tirarlo, Daisy intentando levantarse con dificultad, abriéndose de piernas para abrir su vagina para él, fue la gota que rebasó el vaso.
El joven se lanzó contra el sexo de su amante para lamerla con ganas, y yo, al mismo tiempo, metí mis dedos en mi coño, imitando los movimientos de Daniel cogiendo con Daisy, quitándome los lentes y desabotonando mi camisa lo suficiente para poder jugar con mis senos cómodamente.
Seguimos así hasta que las dos nos corrimos, tuve que morderme el labio para no soltar un grito de placer, mientras que Daisy dejó salir un suspiro de alivio, su expresión contorsionandose en una de puro placer, a lo que Daniel simplemente se limpió la cara, sonriendo para sus adentros por tener a su amante completamente derrotada frente a él.
En ese momento de orgullo, Daniel recordó que estaba en el cuarto con ellos y volteó a mirarme, no sé qué cara tenía en ese momento, pero su única reacción fue una sonrisa algo burlona mientras me saludaba, a lo que solo le saqué el dedo.
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Después de esperar un rato para que Daisy se recuperase, seguimos liberando nuestro lujuria frente a Selene, pasando de misionero, reverse cowgirl, contra la pared, e incluso cargándola frente a nuestra espectadora, la cuál, no dejaba de masturbarse con cada una de la posiciones que tomábamos, corriendose casi al mismo tiempo que nosotros.
Tengo que admitir que lo que más me sorprendió de Selene es que, sin importar cuánto se notase que quería acercarse para tener una mejor visión de mi pene entrando y saliendo, o de que quería tocarme a mí o a Daisy, ella se mantuvo obediente y solo se dio placer a sí misma.
Para cuando terminamos, el cuarto terminó siendo el mismo sauna de siempre, y la basura tenía unos 12 condones, sorprendiendo incluso a mi, seguro y era por las tres semanas sin poder correrme, pero aun así, la cantidad me parecía exagerada.
-Ahem…- Tosió Daisy, sacándonos del trance, específicamente a Selene, la cual, todavía estaba disfrutando de la sensación que viene después de una buena corrida- ¿Estás satisfecha?
Selene se tomó un momento para recuperarse, recordandolo todo y sintiendo como la pena regresaba para caerle sobre los hombros, por lo que lo único que pudo hacer fue volver a colocarse el pantalón, acomodarse la camisa y ponerse sus gafas, levantándose inmediatamente -Si, muchas gracias por la oportunidad… se que debió costarle el tomar la decisión de permitirme verlos, pero solo quiero que sepa que estoy muy agradecida.
Mis ojos se posaron sobre Daisy nuevamente, viendo como el repentino agradecimiento de parte Selene la colocaba algo nerviosa me causó algo de gracia.
-Ay niña, no tienes que agradecerme así- Dijo Daisy mientras se levantaba de la cama, acercándose a Selene para agarrarla de los hombros y sacudirla un poco -Me alegra que entiendas lo incómodo que fue pensar en esto durante el mes.
-Realmente lo siento.
-Ya ya, ya sucedió y nos podemos olvidar de esto… por que no vas a volver a pedirnoslo, ¿Verdad?
Selene solo se dispuso a asentir, a lo que Daisy simplemente sonrió de forma calidad y le dio un fuerte abrazo, abrazo que la joven no pudo evitar corresponder con cariño. Verlas así era como si las dos fueran prácticamente amigas de siempre, reconciliándose.
-Ay Daniel, ¿Cómo es que no preferiste enamorarte de ella? Es tan linda.
Al escuchar la pregunta, solo dejé salir un suspiro cansado, alzando ambos hombros como seña de que no sabía -No es como si no me hubiera interesado, es solo que para mí, no era tan linda como tú… sin ofender.
Selene solo respondió con una pequeña risa, seguido de una negación con la cabeza ante mi remarcación -Nah, si es verdad que Daisy es más linda. Además, en el primer semestre, aunque llegaste a gustarme, era muy obvio que tenías ojos para otra.
En el momento que dejó de hablar, mis ojos se abrieron de par en par. Incluso si acaba de escucharla decirlo con mis propias orejas, creí que había oído mal.
-Anda, ¿Te llegó a gustar Daniel? -Preguntó Daisy, haciéndome entender que no había escuchado mal.
-Si, pero como dije, fue solo por el primer semestre.
-Si antes te gustaba, ¿Por qué querías verlo tener sexo conmigo? ¿No te trajo recuerdos o te causó celos?
-No no, para nada, fue algo tan pasajero que lo superé casi inmediatamente, y solo se lo pedí porque sentí que sería el único momento donde tendría la oportunidad de ver una pareja en vivo.
Mientras ellas seguían hablando, en mi mente había una batalla a punta de insultos y golpes contra mi mismo al no darme cuenta de los sentimientos de Selene. Miles de preguntas nublaban mi cabeza "¿Cuándo comenzó? ¿Inicios de semestre o mitad de semestre? ¿Qué tan largo fue? ¿Hubo algún momento en el que ella intentó mostrarme lo que sentía?", y cada que una de esas preguntas se generaba en mi cabeza, me molía a palos por imbécil, si mi relación con Daisy nunca empezaba, eso significaba que también habría perdido la oportunidad de estar con Selene.
- ¡Oye! -El grito de Daisy me sacó de mi auto paliza, haciéndome mirarlas nuevamente, notando que ambas ya se encontraban vestidas con pijamas, aunque el de Selene era obvio que le quedaba demasiado grande -Sal, Selene se quedará a dormir.
-V-vale- Respondí todavía algo desorientado, saliendo del cuarto y dirigiéndome al mío, tirándome de cara contra la cama.
Al momento que comenzaba a caer dormido por el cansancio, mi teléfono vibró bajo mi almohada. Al revisar, era un mensaje de Selene, burlándose de mí por la cara de estúpido que puse al descubrir que antes gustaba de mí.
Sus burlas duraron un buen rato, pero no tenía forma de regresar las burlas, ya que todavía me encontraba algo perdido, pero Selene me sacó del trance nuevamente, explicandome todo.
Resulta que todo empezó por inicios del semestre, cuando tuvimos que presentarnos ante todo el curso y la profesora, le resulté atractivo e interesante, pero sus sentimientos comenzaron a despertar el día que la defendí ante el imbécil que intentó propasarse con ella. En un principio, ella lo tomó como mi débil intento de actuar como un príncipe de armadura, queriendo rechazarme inmediatamente si llegaba a intentar aprovechar la situación para tirar algún piropo, pero contrario a lo que pensaba, lo único que hice fue girarme y decirle que era mejor si aprendía a discernir mejor entre a quienes tratar como verdadera basura y a quienes simplemente era mejor ignorar o seguirles el juego.
En su momento, me tomó de pretencioso, pensando que solo me hacía el sabelotodo para acercarme a ella, pero, nuevamente, no hice lo que ella pensó, la traté como a cualquier otra compañera del curso, haciéndola interesarse en mí, por lo que se se acercó de a poco, hasta que nos volvimos amigos, y para ese momento, la forma en la que la trataba como si fuera una simple chica, sin lanzarle piropos, sin decirle que se veía linda o atractiva cada dos por tres, o que nunca intenté tocarla como otros, terminó por hacerla despertar ciertos sentimientos por mí, sentimientos que nunca demostró, sentimientos que mantuvo controlados para no dejarlos crecer, porque ya había notado que estaba enamorado de alguien más.
Me quedé sin palabras, intenté escribir alguna que otra respuesta, decir que si me hubiera dicho, si me hubiera fijado más ella, que mis sentimientos por Daisy eran grandes, que la trataba como lo hacía porque sabía que era mejor controlarme con ella, pero no pude, y solo le mandé un gracias, seguido de una pequeña pregunta.
- ¿No te interesa nadie actualmente?
-No… bueno si y no, es solo un poco de interés, pero no estoy segura de si debería intentarlo.
- ¿Marcelo?
Cuando se mandó el mensaje, Selene se quedó callada por unos minutos, de vez en cuando intentando mandar un mensaje, solo para borrarlo enseguida.
-... ¿Cómo supiste?
-No lo sabía, es solo que me gustaría verlos juntos, pero me alegra que te guste.
-No dije que me gustase, dije que me interesa.
- ¿Diferencia?
-Idiota.
-Jajaja, bueno bueno… pero, ¿Sabés que él gusta de tí, no?
- ¿Qué?... ¡¿Qué?!
No pude evitar soltar una carcajada, tapándome la boca lo más rápido que pude para evitar despertar a alguien o que ella me escuche, pero recibí otro mensaje al momento que me tapé la boca, era un sticker de un personaje sacándome el dedo, a lo que solo pude responder con un sticker de un personaje muriéndose de risa.
-Cállate, ¿Estás hablando en serio?
-Pues obvio, o sea, Marcelo es muy cerrado e introvertido, te juro que cuando se conocieron la primera vez, no me esperaba que terminarían llevándose tan bien, y se le nota de lejos que está esforzándose para ser un poco más abierto cuando habla contigo.
-... ¿Desde cuándo soy tan lenta?
-Ni idea, yo también lo fui, así que no puedo burlarme… ¿Le vas a dar una oportunidad?
-... Si, pero ni se te ocurra decirle primero.
-Sí señora, hasta mañana.
Terminamos de hablar y dejé mi celular en mi mesa de noche, tomándome un momento para pensar en lo que me contó Selene, dándome una última paliza antes de llegar a una conclusión, quedándome dormido al instante.
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Pasaron los meses, y las cosas volvieron a la normalidad. Selene no volvió ha hacer incapié a nuestra relación o a vernos, Daisy volvió a dejar que la tocara, cosa que no desaproveché, ya que cada que veía una oportunidad, la manoseaba con todas las ganas que tenía reprimidas de las tres semanas.
Algo de lo que remarcar, es que Selene y Marcelo comenzaron a salir, quien se declaró, ante todo pronóstico, fue Marcelo, cosa que sorprendió incluso a Selene, quién después me contó por privado que lo hizo justo el día que ella pensaba declararse, lo cual solo me hizo estallar de la risa, ganándome una buena golpiza por parte suya.
Laura por su parte, después de terminar con Jesús, nunca le prestó atención a Juan Camilo, incluso cuando venía de visita junto con los otros y le decía que al menos le diera una oportunidad, ella solo se negaba explicándome que todavía no se quería encontrar con otro hombre, que todavía necesitaba tiempo, o así fue hasta que Jesús llegó al café. Lo más sorprendente de todo eso, fue que cuando llegó, se puso a suplicarle de que volvieran, pero cuando notó que Laura no iba a ceder, él comenzó a insultarla y a tratarla como una cualquiera, estuve a punto de intervenir, pero justo en ese momento habían entrado mis amigos, y quién terminó por agarrarlo de la camiseta y jalarlo fuera del café fué Juan Camilo, quién, al sacar a Jesús, comenzó a decirle algunas amenazas que apenas y se podían escuchar por culpa de que estaban afuera.
Jesús salió corriendo cuando Juan Ca por fin lo soltó, y no lo culpo, la diferencia de tamaño y peso entre ambos era demasiada, así que un puñetazo de Juan Camilo seguro le reventaba la cara. Al entrar, David, Selene y algunos clientes le celebraron por haberlo espantado, mientras que él simplemente dijo que prefería que lo dejaran tranquilo un rato, ya que la adrenalina por pensar que iba a tener que pelear contra Jesús lo tenía sobresaltado.
Después de un rato, Laura se acercó a ellos con sus pedidos, colocándolos frente a cada uno con cuidado, además de colocar un postre frente a Juan Camilo.
-Yo no ordené esto.
-Tranquilo, está en la casa, cómo agradecimiento por lo de antes- Respondió Laura sonriendo, a lo que Juan Ca solo pudo agradecer con una sonrisa boba, tomando un bocado del postre.
Unos días después, Laura me sorprendió al preguntarme por el número de Juan Camilo, diciendo que ya venía algo interesada en él desde antes de terminar con Jesús, y que quería salir con él para probar, a lo que, pocos días después, ambos anuncian que estaban saliendo.
Después de eso, podrías pensar que todo fue felicidad, pero si recuerdan, antes dije que llegué a una conclusión después de escuchar toda la declaración de Selene, y esa fue- ¡¿Me estás diciendo que ya sabía?! -Decirle a Daisy acerca de Laura.
-Lo sé desde siempre, llevo escuchándolos gimiendo desde junio, pero no dije nada porque Daniel me lo pidió.
En un principio, la pena carcomió a Daisy, por lo que pasó un buen tiempo disculpándose con Laura, para después golpearme por ocultar que ya nos habían descubierto. Pero lo peor fue cuando le dije la decisión que había tomado.
- ¡¿Cómo se te ocurre qué le vamos a decir a Carolina?! ¡A tú mamá!
- ¡Ya sé que es posible que se lo tome mal! ¡Pero no quiero guardar más el secreto! ¡Ya lo sabe Laura, ya lo sabe Selene! -Al decir eso último, Laura se me quedó viendo sorprendida, haciéndome reaccionar que acababa de soltar otra bomba que tendría que explicar, por lo que solamente le hice una seña de que le explicaría después- ¡¿Qué importa si mi mamá lo viene a saber ahora?!
Daisy estuvo a punto de responderme, pero decidió quedarse callada por un momento, dejando salir un grito de fastidio, seguido un suspiro mientras se rascaba la cabeza -Tienes razón… la cosa es que no sé cómo va a reaccionar tu mamá… no quiero que se dañe mi amistad con ella.
-No te preocupes por eso, yo veré cómo arreglar las cosas con ella si es necesario.
-Bueno… pero ni una palabra a Alice.
- ¿Para qué? Yo ya sé- Dijo Alice, abriendo la puerta de la casa, dejando salir un pequeño bostezo, asustandonos por su repentina aparición y declaración -Ay por favor, se que soy desinteresada y que apenas prestó atención a ustedes, pero tampoco soy estúpida, mucho menos sorda o ciega, era obvio que querían mantenerlo en secreto y por eso me quedé callada.
Al terminar de hablar, Alice simplemente subió las escaleras para irse a su cuarto, dejándonos a Laura y a mi en un estado de shock, intentando recordar cosas personales que capaz y hayan sido más evidentes para ella de lo que creíamos, mientras que Daisy se moría de vergüenza al descubrir que ella era la única que pensaba que su aventura conmigo era un secreto para sus inquilinas.
Y así, llegamos al presente actual, dónde Daisy y yo nos encontrábamos solos en la casa, ya que tanto Alice como Laura tuvieron que salir a hacer compras, tal y como en junio, cuando mi relación con Daisy comenzó, pero a diferencia de ese día, no podíamos dejarnos llevar por el deseo o la lujuria, ya que estábamos esperando a mi mamá para contarle todo.
Luego de una larga espera, por fin escuchamos un toque a la puerta, junto con un mensaje a mi celular avisando que le abriera.
- ¡Daniel! -Al momento de abrir la puerta, mi mamá se abalanzó sobre mí, abrazándome con fuerza- ¡Hijo! ¡Hace cuánto que no te veo! ¡Se nota que te has mantenido bien!
-Mamá, al menos entra antes de abrazarme… pero también me alegro de verte- Dije correspondiendo el abrazo y besándola en la frente, a lo que ella me soltó para entrar.
Al entrar, mamá fue directamente a la sala, donde se encontró a Daisy sentada en el sofá- ¡Daisy! -Gritó ella, a lo que Daisy simplemente sonrió, levantándose para abrazarla -Ay no, ¿Cuánto tiempo ha pasado desde que nos encontramos así?
-No se, pero me alegra que vinieras Carolina… pero necesito que te sientes… Daniel y yo tenemos que decirte algo.
Mi mamá nos miró con una expresión de preocupación al escucharla, sentándose en otro sofá, con una mirada expectante de lo que fuéramos a decirle, preparándose para lo peor.
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Pasamos una hora entera explicándolo todo, desde el comienzo de nuestra relación de amantes en junio, nuestros encuentro nocturnos para tener sexo - A los que obviamente no entré en detalle con mi mamá - E incluso el hecho de que las otras inquilinas y una amiga mía nos descubrieron, razón por la cual llegámos a este día, en el que decidimos decirle todo.
Mi mamá se mantuvo callada por toda la hora, y cuando terminamos, ella solo soltó un largo suspiro -Daisy…- El escucharla hablar para luego solamente tomar una pausa nos dejó fríos, por lo que solo nos preparamos para lo peor -No sabes cuánto me alegro por tí.
Daisy y yo nos miramos incrédulos de lo que acababamos de escuchar. Toda la presión que sentía, pensando que solo me llevaría un regaño de mi mamá se fue en un instante, dejándome como un muñeco de trapo en el sofá.
- ¿C-como así? ¿No estás enojada?
- ¿Enojada? ¡Por favor! Mi mejor amiga por fin tiene pareja después de años de viuda, ¿Cómo podría enojarme?
-P-pero estoy con tu hijo.
- ¿Y? ¿Lo tratas mal?
-N-no.
- ¿Estás feliz con él?
-Si.
- ¿Lo quieres?
-Si.
- ¿Entonces cuál es el problema? -Preguntó mi mamá, levantándose para sentarse al lado de Daisy -Tal vez lo único sería que no podré tener nietos… Pero ya para eso tú hermano tiene novia en Japón.
-Espera espera, ¿Miguel consiguió novia? -Pregunté estupefacto, ya que era la primera vez que escuchaba sobre eso.
-Si hijo, y es preciosa, él me dijo que te contaría des… Bueno, cuando él regrese te va a contar, así que actúa sorprendido, ¿Si?
-B-bueno.
-Bueno, regresando a lo que importa, prometanme que se van a tratar bien, ¿Si? -Los dos nos miramos por un momento, asintiendo al mismo tiempo -Perfecto, después tendré que contarle a María y a las otras, y tú papá también tendrá que saber, pero ya de eso me encargo yo.
Al terminar de hablar, mamá se levantó y caminó a la cocina, preguntando por algo para tomar, por lo que Daisy tuvo que dejarme en el sofá, pero antes de irse, me dio un beso en la boca -Pues… todo salió bien- Dijo sonriendo, yendo a la cocina rápido para atender a su amiga.
La reacción de mi mamá fue una a la que no estaba preparado, pero que, después de pensarlo bien, era la más obvia, ella siempre ha sido así, muy fácil y abierta de mente en cuanto a relaciones, opciones y amistades, por lo que no pude evitar reír para mis adentros al darme cuenta -Soy un bobo por estar asustado- Pero lo que más me tenía sorprendido, era el hecho de que Miguel había mantenido en secreto que tenía novia, aunque tampoco podía hablar, ya que no le he contado de mi relación con Daisy, aun cuando ambos siempre nos hemos sentido igual por ella -Dios… ¿Será que es japonesa y por eso no me ha querido decir?
Ahhhhhhhhhhhhhhhhhhhhhhhhhhhhhhhh, me tomó demasiado tiempo, lo sé, y me disculpo de verdad por si eres un antigüo lector que lleva esperando desde la parte 4, solo tengo como excusa que me había ganado la flojera de escribir, que conseguí trabajo, que comencé la universidad y que me distraje escribiendo un proyecto más personal.
Nuevamente, pido perdón, pero me alegra saber que por fin llegamos a la revelación, si Miguel, el protagonista de Amante japonesa es el mellizo de Daniel, lo cual es solo un pequeño detalle que quise hacer para ambos relatos.
Muchas gracias por ser tan pacientes, y espero que les haya gustado la última parte de Casa Compartida, la siguiente parte de Amante japonesa es también la última, pero, tal y como dije en la parte cuatro, tengo pensado algo especial, pero saldrá después de que publique la última parte de Amante japonesa
Si te interesa seguir leyendo, aquí tienes la siguiente parte:
Daisy & Saeko:
Si te gustó esta parte de Casa compartida, es posible que te puedan gustar mis otros relatos:
Amante japonesa: http://www.poringa.net/posts/relatos/4109453/Amante-japonesa-parte-I.html
Bye!
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