Esta es la historia de Manuel, un chico de 19 años que se siente atraído por la novia de su mejor amigo a quien desea profundamente y que lo llevará a poner en juego la relación, jugando con fuego y seduciendo la clandestinidad. Esta historia es ficción, eso no quiere decir que algunos hechos no sean reales…
CAPITULO 1
Capítulo 2: Noches de verano
Todo había vuelto de golpe. Las inmensas ganas que tenía de cogerme a Micaela reaparecieron tras ver ese video en el que ella y Guillermo, su novio y mi mejor amigo, lo hacían durante varios minutos. Lo peor de todo es que me había dejado tan caliente y me había volado tanto la cabeza, que fui incapaz de volver a verlo por varios días. No fue hasta casi una semana más tarde que reabrí el video y muy caliente me hice otra paja mirando como la protagonista hermosa recibía toda la descarga en su boca. En esa oportunidad vi el final con audio y descubrí que mi amigo le decía que se preparara para recibir la leche, tal cual yo le había dicho mientras lo miraba por primera vez.
Pero no fue lo único que cambió, pues durante casi diez días fui incapaz de ver a Micaela. Al principio me negaba a ir al club si sabía que ella iba a ir y hasta rechacé invitaciones de mis amigos y amigas para hacer algo, inventándome excusas estúpidas y muy poco creíbles. No fue hasta que pasó más de una semana que de golpe ella llegó al club a pesar de que había dicho que no iba a poder ir esa tarde. “Mis amigas me cancelaron y no me iba a quedar sola en casa” nos explicó luego de que todos nos sorprendiéramos de verla allí. Cuando se acercó para saludarme con un beso en la mejilla, sentí el impulso de hacer algo más con ella, pero me contuve ya que estaban todos nuestros amigos al lado nuestro. Durante el resto del día, fui incapaz de mirarla a los ojos y de dirigirle la palabra, como si algo me impedía hablarle, observarla o hasta prestarle atención.
Guillermo me había compartido el video a mí solo, por lo que ni Valentín ni Santiago tenían idea de lo que estaba sucediendo de verdad. Es por eso que a veces les llamaba la atención el hecho de que mi amigo hiciera un comentario agrandado o me observara a mí con una sonrisa sutil en el rostro de la nada. Y es que mi mejor amigo andaba con el pecho más inflado que nunca, agrandado por lo que había hecho y presumiéndomelo cada vez que podía. “Quiero convencerla de volver a filmarnos y hacer otras cosas” me dijo a los pocos días y yo lo único que pude responderle fue un “ahh” que me salió muy forzado. Él no tenía idea de lo que pasaba por mi mente, no se imaginaba que ese video me llamaba cada vez que agarraba el celular. Es que después de verlo por segunda vez, no pude parar y comencé a verlo todo el tiempo, calentándome con él, apreciando a la protagonista y tocándome todo el tiempo.
Quien sí se había dado cuenta que algo pasaba era Paola, pues al fin y al cabo las mujeres se dan cuenta de todo. No entendía muy bien porque de golpe yo aparecía en el club con muy poca frecuencia o porque estaba siempre callado y casi no emitía sonido. Al principio pensó que se trataba de algo con respecto a ella, pero rápidamente le aclaré que no, que nosotros estábamos todo bien. Sin embargo, el video había hecho que mis ganas de estar con la hermana de Valentín se esfumaran y ahora no podía dejar de pensar en Micaela. Paola me seguía escribiendo, seguía hablándome y acercándose a mi cada vez más, pero yo la rechazaba inconscientemente, ignorando sus mensajes, contestándole de forma cortante y apenas dirigiéndole la palabra. Fue entonces cuando Clara entró en acción.
- ¿Te pasa algo a vos con Pao?- Me preguntó la tercer chica del grupo y mejor amiga de Paola.
Rápidamente le dije que no y entonces ella me preguntó, sin dar vueltas, si yo sabía que Paola gustaba de mí. Asentí con la cabeza sin mirar a Clara a los ojos y la chica continuó preguntándome si ella a mi me gustaba. Al principio me agarré de la carta de “Valentín es mi amigo” y que no quería estar con la hermana de un amigo, pero ella me retrucó diciéndome que todos sabíamos que eso a él no iba a importarle. “Es más, a Valen le encantaría que seas vos el que está con ella y no cualquier pelotudo de rugby” me dijo y logró sacarme una sonrisa. Después de eso me volvió a preguntar si Pao me gustaba y sin poder mentirle, le dije que sí, que me gustaba mucho. Clara entonces se levantó y mirándome desde arriba me dijo que aprovechara la oportunidad y me la encarara, asique eso hice.
El fin de semana siguiente, Santiago nos invitó a hacer una mini fiesta en su casa, sumando a algunas amigas de vóley de las chicas y otros amigos nuestros del club. Rápidamente la música empezó a sonar y el alcohol a circular, lo que nos desinhibió a todos. Alejándome un poco de la improvisada pista de baile que se armó en el comedor, busqué a Paola y sin dar vueltas le comí la boca de un beso. Las amigas con las que estaba hablando se alejaron y ella me devolvió el beso, el cual se puso muy caliente enseguida. El problema fue que Santiago nos vio y estaba tan en pedo que no pudo contener un grito de emoción que hizo que nos separáramos. De la vergüenza, Paola se alejó sonrojada y yo miré a mi amigo como diciéndole “sos un tarado”.
Por alguna razón, no volví a cruzarme con la hermana de Valentín en toda la noche. Como si se estuviese escondiendo de mí, no coincidimos en ningún momento y terminé hablando con otro grupo de chicas que conversaban emocionadas con Guille. Una de ellas llamó mi atención por lo linda que era y no tardamos en quedarnos solos conversando un poco de todo. Se llamaba Laura y había llegado a la fiesta por ser amiga de una amiga de otra de las chicas de vóley. Tras unos minutos de charla, me preguntó si queríamos ir a un lugar más tranquilo para hablar, señalándome el patio de la casa. Pero allí se había ido Guillermo para ponerse a besar y manosear a Micaela que estaba igual de borracha que el dueño de la casa. Mirando a todos lados para asegurarme que nadie nos viera, agarré a Laura de la mano y la llevé por el oscuro pasillo que conducía a las habitaciones. Conocía la casa de Santiago tanto como la mía y sin dudarlo entré en el estudio del padre, lugar que estaba prohibido para nosotros.
Algo emocionada y desconcertada por lo que estaba haciendo, Laura se dejó llevar y se quedó parada en el centro de la habitación mientras yo cerraba la puerta rogando para que nadie decidiera entrar. Guiándome con las manos, llegué hasta el escritorio que estaba contra una pared y prendí la tenue luz de una lámpara que iluminó la habitación en su punto justo. “¿Vos sos el dueño de casa?” me preguntó Laura más desconcertada que antes y riéndome le dije que no, pero que había estado allí muchas veces. Me acerqué hasta ella y parándome frente a su cuerpo, apoyé mis manos en su cintura y sin dejar de sonreír la besé. Sorprendida, ella me devolvió el beso pero tardó unos segundos en abrazarme por encima de los hombros y relajarse.
Moviéndome hacia el pequeño sillón que había allí, terminé sentándome en este y Laura se acomodó encima de mí, con una pierna a cada lado. La cosa se puso muy caliente de golpe y olvidándome por completo de Paola, de Valentín, de Guillermo y de Micaela, comencé a manosear a la chica con la que estaba en ese momento. Ella parecía querer llevar todo de una forma un poco más relajada, pero yo estaba muy exaltado y motivado. En realidad estaba muy caliente, pues hacía tiempo que no estaba con nadie y el video que me había llegado me había puesto al palo. Pero en ese momento no pensaba en ello, en ese momento pensaba en el culo hermoso de Laura, el cual tocaba por debajo del vestido corto que tenía puesto.
- Sacátelo.- Le dije levantándoselo por encima de la cintura y ella terminó quitándoselo sobre la cabeza para arrojarlo al suelo al lado del silloncito.
Fui directo a sus tetas. Corriéndole el corpiño hacia un costado, revelé sus pequeñas tetitas, las cuales tomé con firmeza y empecé a tocar y a besuquear con ganas. Le pasé la lengua por los pezones y estos se pusieron rápidamente duritos, lo que me llevó a agarrárselos con los dedos y acariciarlos mientras le lamía todo el pecho desaforadamente. Ella me observaba por encima totalmente sorprendida, algo confundida por mi reacción salvaje, pero con una sonrisita en los labios que me motivaba. Solté una de sus tetas y pasé mi mano a su espalda para sujetarla del culo, apretándoselo con fuerza y acercando su cuerpo más al mío para que estuviéramos pegados. Antes de que ella pudiera hacer algo, me saqué la remera y quedé en cuero como ella, para enseguida volver a chuparle las tetas y juguetear como loco con ellas.
Le dije que se levantara y exaltado me paré después de ella. Le comí nuevamente la boca mientras la apretaba el culo con fuerza y le dije que se recostara en el sillón. Laura obedeció en silencio y ni bien lo hice la agarré de las piernas para que su cintura quedara bien contra el borde. Me arrodillé en frente de ella, me incliné hacia adelante para besarle los labios y fui bajando por su cuerpo hasta llegar a la cintura. La bombacha que tenía puesta le duró apenas unos segundos y terminó arriba del vestido y del corpiño que ella sola se había quitado. Le abrí las piernas de par en par, besé unos instantes sus muslos y sin dar muchas vueltas pasé mi lengua por encima de su conchita, presionando con fuerza y lamiéndosela toda.
Estaba como loco, totalmente sacado y con una calentura que me llevaba a comportarme como una bestia. Sin rodeos, llevé una de mis manos hasta la conchita de Laura y le metí un dedo bien a fondo al mismo tiempo que le pasaba mi lengua por encima. Ella me devolvió un gritito que mezclaba dolor y placer y me hizo saber que estaba acelerado con un “despacito” que me llevó a relajarme un poco. Pero yo seguía con una calentura tremenda que podía más que cualquier cosa y le fui cogiendo la concha con mi dedo al mismo tiempo que se la lamía por encima. Rozaba sus labios y su clítoris de un lado al otro y sentía como mi dedo se empapaba de saliva y los jugos de su propio cuerpo. Estaba muy caliente, no aguantaba más.
Seguí cogiéndole la conchita con mi dedo hasta que Laura no se pudo aguantar más y empezó a gemir. Noté como sus manos se aferraban a los apoyabrazos del sillón con firmeza y como se mordía la boca para no gritar, pero era más fuerte que ella y los gemidos inundaban la habitación. Por suerte para nosotros, la música sonaba demasiado fuerte del otro lado de la puerta permitiéndome a mí seguir con mi juego y continuar dándole placer con mi mano y mi lengua. Se la chupé hasta que la tuvo toda empapada y hasta que mi boca chorreaba saliva. Ella se retorcía de placer, bailaba al ritmo de mi lengua y se movía frenéticamente en todas direcciones, sin poder aguantarse.
Súper caliente y con la pija al palo, me levante y me aseguré de quedarme completamente desnudo en cuestión de segundos. Laura aprovechó para acomodarse sobre el sillón, colocando su cintura bien contra el borde, permitiéndome a mí arrodillarme frente a ella y penetrarla de una. Estaba tan mojada y yo tenía la pija chorreando de la calentura, por lo que se la calvé hasta el fondo de un solo golpe, sacándole un grito de placer que me puso como loco. Sus piernas se suspendían en el aire, por lo que se las sujeté antes de empezar a cogérmela y comencé a mover mi cintura hacia adelante y hacia atrás a toda velocidad. Ella gemía como loca y sus manos se agarraban de los apoyabrazos con fuerza, haciéndome notar como sus uñas se clavaban en estos. Cerró los ojos y fue entonces cuando todo sucedió de golpe.
La puerta se abrió y el sonido de la música se escuchó más claro. Por unos segundos Laura no se dio cuenta de lo que sucedía y fueron los segundos que le permitieron a la persona que abría la puerta ver lo que estaba pasando. Se trataba de Micaela, que asomó la cabeza sin saber que adentro se iba a encontrar esa escena tan caliente que estaba protagonizando con otra chica. Su sorpresa fue tal que se quedó dura por unos segundos, mirando mi cuerpo desnudo y observando como yo me cogía a la pendeja que no paraba de gritar como una loca. Le devolví la mirada y nuestros ojos se cruzaron por unos segundos, en los que yo aproveché para sonreírle, haciéndole saber que no tenía problema en que se quedara viendo. Sin embargo, todo fue demasiado para ella y cerró la puerta de golpe, a pesar de que yo había notado su presencia.
- ¿Qué pasó?- Preguntó Laura que había escuchado la puerta cerrándose.
- Nada.- Le dije yo quitándole importancia y dando un golpe seco contra su cuerpo para que mi pija entrara hasta el fondo y ella gimiera como loca.
Tratando de no dar detalles y de hacerle creer que nada había pasado, le dije que se pusiera en cuatro sobre el sillón y ella lo hizo. Apoyó los hombros sobre el respaldo y su cabeza se posó en la pared. Rápidamente la penetré por atrás y seguí cogiéndomela con brutalidad mientras la sujetaba firmemente de la cintura. Laura no tardó en volver a gemir y sus gritos de placer me volvieron loco. Pero yo ya no pensaba en el culo en primer plano de la chica que tenía en frente. Giré la cabeza mientras que la de ella se refregaba por la pared y observé la puerta, la cual permanecía cerrada. A pesar de eso, mi cabeza se pudo imaginar claramente el rostro asomado de Micaela y pude visualizar una sonrisa que ella dibujaba mientras me observaba cogiendo.
La calentura fue tan fuerte que no me pude contener. Empecé a darle bien duro a mi amante y ella gritaba y gemía como loca. El sillón se movía y golpeaba duro contra la pared mientras que nosotros seguíamos disfrutando y gozando de ese momento. Mi pija entraba y salía casi por completo de su conchita empapada y que chorreaba como loca. Sus piernas le temblaba, su cabeza seguía estampada contra la pared y eso me calentaba. Pero lo que más me excitaba era la imagen de Micaela asomada en la puerta que permanecía en mi mente. Podía verla claramente, observándome mientras me cogía a otra pija, viendo como se la metía y se la sacaba a toda velocidad. En su rostro se dibujaba una sonrisa y eso me encantaba, era evidente que ella disfrutaba de eso tanto como yo. Su boquita divina me regaló un beso y fue entonces cuando supe que no iba a aguantar mucho más.
Le saqué la pija de adentro a Laura segundos antes de que esta empezara a disparar semen en todas direcciones. Mientras acababa el sillón y las piernas de mi amante, me la agarré y apunté a su culo, para manchárselo con lo que me quedaba de leche. Ella seguía gimiendo y con la cabeza apoyada contra la pared, como si una mano invisible la estuviera estampando contra esta. Acabé muchísimo, demasiada leche, al punto que esta le caía de la cola de Laura e iba a parar al sillón o a sus piernas, las cuales estaban todas enchastradas. Fue hermoso, divino, pero antes de volver a la realidad decidí girar una vez más la cabeza y observar como la imagen difusa de Micaela me regalaba otro beso y desaparecía.
Nos cambiamos rápidamente y sin decirnos mucho salimos de la habitación. Yo lo hice primero, dándole tiempo a ella de que se limpiara y saliera unos minutos más tarde. Volví a la fiesta como si nada hubiese pasado y enseguida fui atacado por Paola que se abalanzó sobre mí y me besó de forma totalmente inesperada ante la mirada de los demás. Sorprendido, me la saqué de encima y busqué a mi amigo y su hermano, pero me relajé al comprobar que Valentín se reía de la situación. Sin embargo no pude aprovechar el momento y seguirle el juego porque segundos más tarde vi a mi amante pasar por detrás de ella y observé como se marchaba de la fiesta tras susurrarle algo a sus amigas, no sin antes regalarme una sonrisita cómplice.
SIGUIENTE
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CHICA DE CIUDAD: SEGUNDO AÑO. CAPÍTULO 1
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4 comentarios - La novia de mi mejor amigo. Capítulo 2
Pero tomate tu tiempo, no lo hagas a las apuradas, tenes un manejo muy bueno de la escritura, de los tiempos, de las síntesis y de la psicología de los personajes (fundamental en una buena historia), es un excelente relato de verdad. Está genial, por ejemplo, que cuentes el vínculo sexual en los otros y que no todo pase por vos como siempre ocurre con los relatos tradicionales, en este sentido el detalle del video fue la frutilla de la torta.
En los relatos el espiar siempre es más profundo que el actuar (consejo, guiño guiño)
Si me permitís a esta historia le merecen 4 o 5 capítulos más; tranquila y a tu tiempo.
Gran abrazo