Me comí al amigo de mi hijo parte I

Buenas comunidad. No se como empezar este relato ya que todavía me tiemblan las manos pero a alguien debía contarlo y considere que desahogarme acá iba a ser lo mejor. Mi nombre es Julieta, 44 años, madre de 2 hijos y casada hace más de 20 años. No tengo un cuerpo como una chica de 19 años pero tengo las tetas hechas, una cintura chica y una cola que siempre se mantuvo bien, las calzas y los vestidos ajustados afirman lo que digo. Desde siempre aparente menos edad pero jamás se me ocurrió pensar que un pendejo de 19 años se fijaría en mi. Todo empezó en una fiesta que se hizo en casa., mi hijo invito a sus amigos y yo como siempre trato de que ellos se sientan cómodos acepte que se haga en mi casa así ellos no andan dando vueltas por la calle. Llevaron alcohol para festejar por 5 días maso, así que los veía despatar botellas y más botellas. Marian, es un chico muy lindo, tiene 19 años, juega al fútbol en la tercera de un club de Argentina y lo conozco desde que iban juntos a la primaria con mi hijo. Quiero aclarar que antes de esa noche jamás lo miré con otra intención. El es típico pibe fachero que hace reír y está bromeando todo el tiempo. Un simpático total. Esa noche, como veía que esto iba a durar para rato, me fui a mi habitación, mi marido ya estaba durmiendo así que mucho no le importaba de como iba la fiesta. Como a las tres de la mañana me despierta mi hijo diciéndome que se iban a bailar. Le dije que se queden en casa, que no había problema por el ruido que casi ni se escuchaba, me dijo que habían quedado con unas chicas que ya los esperaban en el boliche. Me dijo que ordenarán un poco y se iban y que Marian se quedaba por que a la mañana siguiente tenia que entrenar. Como Marian es de confianza no tuve problemas en que se quede. Así que se fueron todos, Marian por lo que había escuchado ya estaba en la habitación de mi hijo y mi marido roncaba como una morza. Me recosté y me dormí, pero me desperté intranquila, no sabia si habían cerrado bien todo y escuche ruido afuera. Así que me levante, yo nunca duermo con pijama ni nada por el estilo, solo en corpiño y tanga así que me puse un bata de seda que tengo. Fui hasta la puerta de entrada y me di cuenta que habían dejado el perro afuera, abrí despacio y lo entré. Vi la luz prendida de la cocina y supuse que se la habían olvidado, casi dormida camine para apagarla y estaba Marian en bóxer blanco en la heladera... No puedo explicar con palabras lo que sentí en ese momento, mezcla de vergüenza y de deseo al ver al pendejo todo marcado parado ahí... Se asusto, se tapo como pudo y me dijo que le había dado sed y que no sabía que estaba despierta. Le explique lo del perro y que no se haga problema por la situación, que haga de cuenta que no había pasado nada. En ese momento, mientras yo le hablaba veía como el pendejo atrevido me miraba las tetas, no se notaban pero si yo tenía los pezones duros por verlo así... Me acomode la bata por la vergüenza y me sonreí, inconscientemente. Me pregunto si Marcelo, que es mi marido, estaba durmiendo, le dije que si y que nunca escucho nada de la fiesta. Se río, con una sonrisa complice y me volvió a pedir disculpas por haberlo visto así. Le repetí que no pasaba nada y como una estúpida baje la mirada, y fui directamente al bóxer... vi que se le estaba parando la pija y automáticamente me dije a mi misma, no puede estar pasando esto. Tome una desicion que sabía lo que iba a generar pero sentí que si fluía era por que tenía que pasar. Abrí la heladera y busque una botella de agua, tomé un sorbo y deje que se me caiga un poco sobre las tetas mientras lo miraba, ya estaba muy jugada. La reacción de el fui instanteanea se acercó acercó mi y quiso evitar que el agua caiga, pero ya había caído. Quedó tan cerca de mí... que sentí que mojaba toda y no por el agua, la tanga me empezó a apretar en la concha y jamás me había pasado. Me miró fijo y me dijo me voy a dormir por que no puedo disimular nada así. Se dio la vuelta y ahí tomé todo el coraje del mundo. Lo agarre del brazo y le pregunte que es lo que no podía ocultar... se puso muy nervioso, sentí que se agitaba y la pija ya no le entraba en el bóxer. Señale hacia abajo y le pregunte si era eso. Tímidamente me dijo que si. Yo ya sabía que era una oportunidad única. Que jamás me iba a volver a pasar. La comodidad de la situación era única... mi tanga ya no daba más, sentía que mi flujo empezaba a bajar por las piernas... sentía la necesidad de que este pendejo se descargue conmigo... Solo pude decirle " Jurame que nadie se va a enterar" Me miro y se le iluminó la cara. ..