Cuando le dije a mi hija que íbamos a tener compañía, ella no tenía la más mínima idea de que esa persona sería mi hermano, su querido tío.
No había visto al tío Daniel en diez años. Ella estaba tan emocionada de verlo que saltó a sus brazos como un koala, en el momento en que él cruzó la puerta.
Él también estaba tan sorprendido de lo mucho que había crecido su sobrina Felina, que simplemente me miró entre perplejo y confundido. Titubeo sobre que hacer, pero tenía que sostenerla con sus manos en su trasero porque estaba rebotando mucho.
Se sentó en el sofá con ella en su regazo y luego yo también me senté. Miré a mi hija y sólo chasquee los dedos.
Ella sabía lo que debía hacer, Felina conocía lo que eso significaba. Brincó del regazo del tío Daniel y tomó carrera para saltar encima de su padre. "¿De qué se trata todo eso?", Preguntó mi hermano.
Simplemente me miró con los ojos muy abiertos cuando levanté la barbilla de mi niña y ella respondió lenta y pausadamente abríendo la boca y sacando la lengua en señal de sumisión.
El dedo pulgar en su boca la calentó tanto que casi olvidó que teníamos compañía. Rompí con la dulzura y me acerco a él. “Las cosas han cambiado mucho desde la última vez que la visitaste". "Mi niña es mi jodido juguete ahora ”, dije mientras le acariciaba el pezón por sobre la camiseta. Mi hermano no sabía qué decir, pero ahora no podía apartar los ojos de sus tetas.
Sus pezones estaban duros y, como no llevaba sostén, estaban hurgando en la tela. Entonces procedí a contarle a mi hermano la primera vez que la toqué y la primera vez que me hice chupar la pija y luego cuando tomé su virginidad. Cuando terminé de contar, el tío Daniel tenía un bulto enorme tratando de salir de sus jeans.
Le susurré al oído de mi hija: "¿Por qué no ayudas al tío Daniel con esa erección que está teniendo?". Se puso de rodillas y sacó la poronga de su tío. Era enorme, como la de papá, pensó la niña. Prepucio largo y grueso que ya goteaba. Lo miró mientras colocaba un dulce beso justo en la punta de su pene. Jadeó y luego mi hermano le pidió que le sacara sus bolas. Metió la mano en sus jeans.
Lo miró mientras envolvía con sus dedos alrededor de los suaves y pesados huevos. Se lamió los labios y yo me eché a reír. "Es una pequeña perra hambrienta, pero te sugiero que guardes tu leche para su concha. ¡Es lo más fuerte que he cojido! Ella sólo sonrió ante el cumplido de su papá.
“Vení y párate frente a papá, niña. Deja que tu tío te vea de pie para que pueda observarte". Me recosté en el sofá, saqué mi chota semirígida y ella comenzó a acariciarla mientras su tío la ayudaba a quitarse la ropa. "Ojos en mí, princesa", Ordené como su papá.
Mi hermano levantó su pierna con una mano y deslizó su garcha dura dentro de su pequeña vulva. El estiramiento fue muy bueno y tan pronto como estuvo profundamente en ella, mi hija dejó de chupármela, me quedé quieto por un momento. Yo miré como se cojían mi hija y su tío, y luego gruñí: "¡A la mierda!".
Mi hermano tiró de su pierna y la levantó más alto cuando comenzó a empujarle dentro y fuera de su raja. Sus pesadas bolas golpeaban el clítoris y en muy poco tiempo, ella estaba gritando su orgasmo. Gimió en voz alta cuando sintió que su vagina se aferraba a él, disparando sus bolas para llenarla con tantos chorros de esperma. Estaba respirando con dificultad cuando la besó en la mejilla y la sacó. Tan pronto como lo hizo, su enorme carga se desbordó por las piernas de Felina.
Yo disparé mi carga en ese momento. Mi hermano se sentó al lado de mío e inmediatamente mi hija se puso de rodillas y alternó entre los dos, limpiando las porongas. Mientras chupaba la pija suave de su tío, sostenía la mía, yo le puse el diablo en el cuerpo a la zorra y dije: "¡Bienvenido de nuevo, hermanito!"
No había visto al tío Daniel en diez años. Ella estaba tan emocionada de verlo que saltó a sus brazos como un koala, en el momento en que él cruzó la puerta.
Él también estaba tan sorprendido de lo mucho que había crecido su sobrina Felina, que simplemente me miró entre perplejo y confundido. Titubeo sobre que hacer, pero tenía que sostenerla con sus manos en su trasero porque estaba rebotando mucho.
Se sentó en el sofá con ella en su regazo y luego yo también me senté. Miré a mi hija y sólo chasquee los dedos.
Ella sabía lo que debía hacer, Felina conocía lo que eso significaba. Brincó del regazo del tío Daniel y tomó carrera para saltar encima de su padre. "¿De qué se trata todo eso?", Preguntó mi hermano.
Simplemente me miró con los ojos muy abiertos cuando levanté la barbilla de mi niña y ella respondió lenta y pausadamente abríendo la boca y sacando la lengua en señal de sumisión.
El dedo pulgar en su boca la calentó tanto que casi olvidó que teníamos compañía. Rompí con la dulzura y me acerco a él. “Las cosas han cambiado mucho desde la última vez que la visitaste". "Mi niña es mi jodido juguete ahora ”, dije mientras le acariciaba el pezón por sobre la camiseta. Mi hermano no sabía qué decir, pero ahora no podía apartar los ojos de sus tetas.
Sus pezones estaban duros y, como no llevaba sostén, estaban hurgando en la tela. Entonces procedí a contarle a mi hermano la primera vez que la toqué y la primera vez que me hice chupar la pija y luego cuando tomé su virginidad. Cuando terminé de contar, el tío Daniel tenía un bulto enorme tratando de salir de sus jeans.
Le susurré al oído de mi hija: "¿Por qué no ayudas al tío Daniel con esa erección que está teniendo?". Se puso de rodillas y sacó la poronga de su tío. Era enorme, como la de papá, pensó la niña. Prepucio largo y grueso que ya goteaba. Lo miró mientras colocaba un dulce beso justo en la punta de su pene. Jadeó y luego mi hermano le pidió que le sacara sus bolas. Metió la mano en sus jeans.
Lo miró mientras envolvía con sus dedos alrededor de los suaves y pesados huevos. Se lamió los labios y yo me eché a reír. "Es una pequeña perra hambrienta, pero te sugiero que guardes tu leche para su concha. ¡Es lo más fuerte que he cojido! Ella sólo sonrió ante el cumplido de su papá.
“Vení y párate frente a papá, niña. Deja que tu tío te vea de pie para que pueda observarte". Me recosté en el sofá, saqué mi chota semirígida y ella comenzó a acariciarla mientras su tío la ayudaba a quitarse la ropa. "Ojos en mí, princesa", Ordené como su papá.
Mi hermano levantó su pierna con una mano y deslizó su garcha dura dentro de su pequeña vulva. El estiramiento fue muy bueno y tan pronto como estuvo profundamente en ella, mi hija dejó de chupármela, me quedé quieto por un momento. Yo miré como se cojían mi hija y su tío, y luego gruñí: "¡A la mierda!".
Mi hermano tiró de su pierna y la levantó más alto cuando comenzó a empujarle dentro y fuera de su raja. Sus pesadas bolas golpeaban el clítoris y en muy poco tiempo, ella estaba gritando su orgasmo. Gimió en voz alta cuando sintió que su vagina se aferraba a él, disparando sus bolas para llenarla con tantos chorros de esperma. Estaba respirando con dificultad cuando la besó en la mejilla y la sacó. Tan pronto como lo hizo, su enorme carga se desbordó por las piernas de Felina.
Yo disparé mi carga en ese momento. Mi hermano se sentó al lado de mío e inmediatamente mi hija se puso de rodillas y alternó entre los dos, limpiando las porongas. Mientras chupaba la pija suave de su tío, sostenía la mía, yo le puse el diablo en el cuerpo a la zorra y dije: "¡Bienvenido de nuevo, hermanito!"
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