Llevo añosqueriendo contar esta experiencia y definitivamente Poringa! es el único lugaren el que podría hacerlo, todo fue tan prohibido que estas palabras que leerána continuación nunca han salido, ni saldrán de mi boca.
Por esa época trabajaba en una empresa mediana, era mi primer trabajo bienremunerado y yo, lleno de ambición a mis 24 años, me dedicaba a trabajar porimpresionar a los rangos medios y altos con quien tuviera que trabajar. Nunca mehe considerado en más fachero ni nada por el estilo, pero aprendí a hablar con confianzay midiendo 1.80 tampoco es como si pasara desapercibido.
Mi vida sexual pasaba entre una y otra nena por ahí, entre la universidad, Tinder,los bares que frecuentaba, amigas de mis amigos o, en fin, cualquiera que fueralinda y estuviera dispuesta a la batalla. Nunca en los años que estuve ahí, seme cruzó por la cabeza que Milena, la secretaria de mi jefe fuera quien me cumplieratres fantasías en una.
Milena era (y aún es, según vi en sus fotos el otro día) un mujerón en todoslos sentidos. En ese momento tendría 45-48 años pero con un cuerpo de infarto,1.70, cabello largo y rubio (tinturado) unas piernas torneadas y un culitoparado y firme. Carita de traviesa y unas tetas que, aunque caídas por la edady el hecho de tener 3 hijos, seguían siendo suficiente para que todos los de laempresa pasaran mirando sus escotes.
Desde el día en que la conocí pensé en que sería una delicia tener asemejante mujer en mi cama recibiendo mi pene intensamente. Sin embargo, ladiferencia de edad, el hecho de que estuviera casada y que desde la primerasemana la vi coquetear con mi jefe me hacían pensar que era un imposible.Trataba de ignorar su presencia lo más posible, para no quedar como unpervertido más de los muchos que llegaban a su puesto de trabajo con dulces ydemás ridiculeces tratando de simpatizarle… Pero ¡qué difícil era! Milenallegaba todos los días con un vestido nuevo, vestidos floreados y muy ceñidosal cuerpo, apretaban sus tetas y dejaban ver cada curva de sus piernas, sutrasero y su cintura. Era un infierno de ver.
Además, sus actitudes y movimientos era los de una perra en celo, su voz deterciopelo y su manera felina de caminar le conseguían permisos y horarios quea nadie más en la oficina. Se notaba que el imbécil de mi jefe le traía ganas,jamás confirmé si había pasado algo entre los dos, pero ya se imaginarán todolo que pasaba por mi mente cuando la veía empinarse en su escritorio parapedirle unas horas a medio día para: “celebrar el aniversario con su esposo” o “llevara su hija a clases de baile”
Nos llevábamos bien, todo lo bienque uno se puede llevar manteniendo el profesionalismo con una compañera detrabajo… hasta una tarde de lluvia.
En medio de una reunión, en una sala de juntas del edificio de la empresame llega un mensaje:
-Milena: Oye, ¡empezó a llover horrible! ¿Vienes en tu bici hoy? Te vas amojar
-Yo: Agh sí, justo la traje, no pensaba que el clima se pusiera así
-M: Sí, te vi entrando esta mañana en el parking jeje, ¿te demoras ahí?, siquieres te puedo acercar a casa
-Y: Ufff Mile, me harías un favor enorme, no parece que deje de llover enun buen rato. Termino en 10, ¿me
esperas? Me da pena
-M: No te de pena lindo, yo feliz de llevarte a tu casa, así de paso se endonde es por si algún día te necesito de emergencia jeje. Pero te espero abajoen mi auto, si salimos juntos la gente se imaginará cosas jajaja
Yo no podía creer lo que leía. Por alguna razón, sentía que cada palabraestaba cargada con la sensualidad de su voz, que aun cuando parecía una propuestade lo más normal, realmente traía detrás todas las sucias intenciones quesiempre me imaginé de ella.
Terminé la reunión y bajé al parqueadero. Un auto me hizo luces y caminéhacia allá. Estaba Mile sentada con una sonrisa y me hizo señas de que entrara.La salida y el viaje fueron de lo más normal, le di indicaciones durante elcamino a casa y hablamos de pequeñeces de la vida, su relación con su esposo ysus hijos, que son terriblemente celosos con ella. Me preguntó si tenía novia,si vivía solo…
Y: Sí, alquilo un apartamento aquí cerca
M: ¡Super! Yo extraño mis épocas de soltera, hacía bastantes locuras jajaja
Cuando dijo eso, algo en mi hizo click. Es verdad que podría estar imaginándomecosas, es verdad que podría ser un comentario nada más y propasarme tendríahorribles consecuencias, es verdad que era una mujer casada y yo un compañerode trabajo que tenía la mitad de su edad, es verdad que podría simplemente seramable y evitarme un resfriado acercándome a mi casa.
Pero también era verdad que el vestido que tenía se le había subido másarriba de la mitad de sus muslos, era verdad que me miraba en cada semáforo ycada cruce, es verdad que los vidrios de auto estaban empañados por la lluviade afuera y el calor del interior, es verdad que me había atrapado mirando suescote varias veces y lejos de decir algo, sonreía y se mordía un labio. Asíque me jugé.
Y: jajajaj ¿ah sí? Vivir solo tiene sus ventajas, pero no se de locuras ¿Quécosas hacías?
M: jajajajaja todas las que te imagines y más en días con estas lluvias quehacen que estar en una habitación calientita sea tentador
Escuchar esas frases con la cadencia y la dulzura de su voz me causo tremendaerección. No había vuelta atrás.
Y: Mi habitación es calientita
En ese momento llegamos a la puerta de mi edificio. Ella se quedó mirándomefijo y dijo:
M: Si mi esposo no me tuviera el tiempo tan medido, subiría contigo acomprobarlo… pero hoy no va a ser. Te veo mañana en la oficina y hablamos
No me dejó ni responder y me comió la boca con un beso calientísimo, su lenguabuscaba la mía y con su mano en mi nuca me apretaba hacia ella, la sentía respirarcon fuerza y su perfume me inundaba. Bajó su mano acariciando cuello y mi pecho,para parar en mi pene que ya imploraba salir del pantalón.
M: mmm esto es lo que más me gusta de la juventud, solo llevamos un beso ymira como estás ya
Y: Con esa boca tuya, es inevitable
M: jajaja y si supieras que más se hacer con esta boca. Pero no, bájate,tengo que llegar a casa pronto
Y: ¿Mañana seguimos?
M: jajajajaja mañana hablamos
Obedecí y me bajé del auto, se fue y me dejó ahí. Entré a mi departamento ytuve que dedicarle una paja monumental, imaginarme llenándole la boca de semenme hizo derramar chorros y chorros de semen
Me estaba relajando un poco cuando me llega un mensaje de ella
M: ¿Sabías que nunca llevo ropa interior a la oficina? No me gusta como semarcan los elásticos en los vestidos. Me va a encantar verte mañana, no mesescribas, estaré en casa con mi familia. Mañana nos vemos en la oficina, besos.
Estuve inquieto toda la noche, no veía la hora de llegar y hablar con ellapara concretar el momento en que pudiera clavarla toda, era seguro que loharía, ella quería y (confirmando mis sospechas) era toda una perra, jamássabría cuántos pasaron por esas piernas y esa boca, pero esta vez era mi turnode aprovechar ese cuerpo de madura caliente y sexual.
La mañana llegó y llegué temprano a la oficina. Ella llegó tarde (comosiempre) y ni me saludó. Se sentó a trabajar como si nada y le seguí el juego.Unos minutos después, llega un mensaje que dice:
M: Voy hacia el ascensor, espera unos minutos y encuéntrame ahí
A esa hora de la mañana los ascensores no se usaban para nada, ya todoshabían entrado y los trabajos entre áreas se solucionaban a través de unallamada o un correo electrónico. Aún había pequeñas estupideces burocráticas queimplicaban ir a recoger firmas aquí o allá, pero nada más. De nuevo, obedecí ycaminé a los ascensores, oprimí el botón y al abrirse la puerta ahí estabaella, recargada contra la puerta mirándome con cara de hambre.
Entré y ella marcó el ultimo piso, una terraza comunal que se usaba paraque los empleados almorzaran o fumaran en sus horas de descanso, de nuevo, aesa hora, usualmente vacía. Sin decir una palabra esperamos a que el ascensorllegara y se abrieran las puertas. Había cámaras de seguridad en todas partesasí que salir no era una opción… pero quedarse sí lo era ninguno de losascensores tenía cámaras de seguridad. Como si lo hubiésemos planeado esperamosque se cerrara la puerta y nos lanzamos el uno al otro, su lengua de nuevo semovía como loca, sus manos me apretaban desesperadamente mientras yo la tomabade la cintura y del cuello con mis manos.
Sabíamos que teníamos poco tiempo y debíamos ser prudentes, pero estábamos demasiadoexcitados, una de mis manos bajó de su cuello directo a esas tetas con las quetanto había fantaseado, mi otra mano levantó su vestido. Al instante comprobéque lo que dijo era cierto, no tenía ropa interior y pude sentir lo mojado desu vagina, era el paraíso, empapada como una adolescente y caliente, muycaliente, empecé a masturbarla sintiendo como sus fluidos resbalaban por misdedos y por el interior de sus piernas, Milena gemía mientras seguía besándomey su mano ya había entrado en el cierre de mi pantalón y me apretaba el pene. Sentirel movimiento de su mano, con el calor de la situación me tenía a punto decorrerme…
Y de repente el ascensor se movió. ¡Alguien lo había pedido en otro piso!
Reaccioné y apreté el botón del piso inmediatamente debajo de la terraza,eso nos daría unos segundos, a ella
para que se arreglara y a mi para bajar yque, quien fuera que me había arruinado la diversión, no nos viera juntos.Funcionó perfecto y nadie nos vio juntos en ningún momento.
Unos minutos después estábamos de nuevo en nuestros puestos de trabajo. Yo seguíadurísimo y se lo hice saber:
Y: Me tenías a punto de correrme… todavía no se me baja
M: ¡Uffff que rico saber eso! Yo estoy igual… pero ya te iba a pedir quepararas, no me podías hacer llegar en el ascensor
Y: ¿Qué? ¿Por qué no? ¡Era lo que más quería hacer! Bueno, eso y llenartela mano de leche
M: Mmm no digas eso jajaja haces que me saboree de pensar en que me dastoda la lechita… Te digo que no me podías hacer llegar porque jajaja me da pena
Y: Dime! Jajaja
M: Siempre que me corro cuando estoy así de excitada, me vengo a chorros, habríasido imposible esconderlo jajaja
Si hasta ese momento estaba excitando, leer esas palabras por poco y mehace eyacular así sin siquiera tocarme. Tenía tres fantasías a punto de ser cumplidas
-
UnaUna mujer mayor
- Unamujer casada
- Unamujer que se vinera a chorros
La historia continúa. Escribiré el resto y lo subiré dependiendo de queopinen de este relato.
Por esa época trabajaba en una empresa mediana, era mi primer trabajo bienremunerado y yo, lleno de ambición a mis 24 años, me dedicaba a trabajar porimpresionar a los rangos medios y altos con quien tuviera que trabajar. Nunca mehe considerado en más fachero ni nada por el estilo, pero aprendí a hablar con confianzay midiendo 1.80 tampoco es como si pasara desapercibido.
Mi vida sexual pasaba entre una y otra nena por ahí, entre la universidad, Tinder,los bares que frecuentaba, amigas de mis amigos o, en fin, cualquiera que fueralinda y estuviera dispuesta a la batalla. Nunca en los años que estuve ahí, seme cruzó por la cabeza que Milena, la secretaria de mi jefe fuera quien me cumplieratres fantasías en una.
Milena era (y aún es, según vi en sus fotos el otro día) un mujerón en todoslos sentidos. En ese momento tendría 45-48 años pero con un cuerpo de infarto,1.70, cabello largo y rubio (tinturado) unas piernas torneadas y un culitoparado y firme. Carita de traviesa y unas tetas que, aunque caídas por la edady el hecho de tener 3 hijos, seguían siendo suficiente para que todos los de laempresa pasaran mirando sus escotes.
Desde el día en que la conocí pensé en que sería una delicia tener asemejante mujer en mi cama recibiendo mi pene intensamente. Sin embargo, ladiferencia de edad, el hecho de que estuviera casada y que desde la primerasemana la vi coquetear con mi jefe me hacían pensar que era un imposible.Trataba de ignorar su presencia lo más posible, para no quedar como unpervertido más de los muchos que llegaban a su puesto de trabajo con dulces ydemás ridiculeces tratando de simpatizarle… Pero ¡qué difícil era! Milenallegaba todos los días con un vestido nuevo, vestidos floreados y muy ceñidosal cuerpo, apretaban sus tetas y dejaban ver cada curva de sus piernas, sutrasero y su cintura. Era un infierno de ver.
Además, sus actitudes y movimientos era los de una perra en celo, su voz deterciopelo y su manera felina de caminar le conseguían permisos y horarios quea nadie más en la oficina. Se notaba que el imbécil de mi jefe le traía ganas,jamás confirmé si había pasado algo entre los dos, pero ya se imaginarán todolo que pasaba por mi mente cuando la veía empinarse en su escritorio parapedirle unas horas a medio día para: “celebrar el aniversario con su esposo” o “llevara su hija a clases de baile”
Nos llevábamos bien, todo lo bienque uno se puede llevar manteniendo el profesionalismo con una compañera detrabajo… hasta una tarde de lluvia.
En medio de una reunión, en una sala de juntas del edificio de la empresame llega un mensaje:
-Milena: Oye, ¡empezó a llover horrible! ¿Vienes en tu bici hoy? Te vas amojar
-Yo: Agh sí, justo la traje, no pensaba que el clima se pusiera así
-M: Sí, te vi entrando esta mañana en el parking jeje, ¿te demoras ahí?, siquieres te puedo acercar a casa
-Y: Ufff Mile, me harías un favor enorme, no parece que deje de llover enun buen rato. Termino en 10, ¿me
esperas? Me da pena
-M: No te de pena lindo, yo feliz de llevarte a tu casa, así de paso se endonde es por si algún día te necesito de emergencia jeje. Pero te espero abajoen mi auto, si salimos juntos la gente se imaginará cosas jajaja
Yo no podía creer lo que leía. Por alguna razón, sentía que cada palabraestaba cargada con la sensualidad de su voz, que aun cuando parecía una propuestade lo más normal, realmente traía detrás todas las sucias intenciones quesiempre me imaginé de ella.
Terminé la reunión y bajé al parqueadero. Un auto me hizo luces y caminéhacia allá. Estaba Mile sentada con una sonrisa y me hizo señas de que entrara.La salida y el viaje fueron de lo más normal, le di indicaciones durante elcamino a casa y hablamos de pequeñeces de la vida, su relación con su esposo ysus hijos, que son terriblemente celosos con ella. Me preguntó si tenía novia,si vivía solo…
Y: Sí, alquilo un apartamento aquí cerca
M: ¡Super! Yo extraño mis épocas de soltera, hacía bastantes locuras jajaja
Cuando dijo eso, algo en mi hizo click. Es verdad que podría estar imaginándomecosas, es verdad que podría ser un comentario nada más y propasarme tendríahorribles consecuencias, es verdad que era una mujer casada y yo un compañerode trabajo que tenía la mitad de su edad, es verdad que podría simplemente seramable y evitarme un resfriado acercándome a mi casa.
Pero también era verdad que el vestido que tenía se le había subido másarriba de la mitad de sus muslos, era verdad que me miraba en cada semáforo ycada cruce, es verdad que los vidrios de auto estaban empañados por la lluviade afuera y el calor del interior, es verdad que me había atrapado mirando suescote varias veces y lejos de decir algo, sonreía y se mordía un labio. Asíque me jugé.
Y: jajajaj ¿ah sí? Vivir solo tiene sus ventajas, pero no se de locuras ¿Quécosas hacías?
M: jajajajaja todas las que te imagines y más en días con estas lluvias quehacen que estar en una habitación calientita sea tentador
Escuchar esas frases con la cadencia y la dulzura de su voz me causo tremendaerección. No había vuelta atrás.
Y: Mi habitación es calientita
En ese momento llegamos a la puerta de mi edificio. Ella se quedó mirándomefijo y dijo:
M: Si mi esposo no me tuviera el tiempo tan medido, subiría contigo acomprobarlo… pero hoy no va a ser. Te veo mañana en la oficina y hablamos
No me dejó ni responder y me comió la boca con un beso calientísimo, su lenguabuscaba la mía y con su mano en mi nuca me apretaba hacia ella, la sentía respirarcon fuerza y su perfume me inundaba. Bajó su mano acariciando cuello y mi pecho,para parar en mi pene que ya imploraba salir del pantalón.
M: mmm esto es lo que más me gusta de la juventud, solo llevamos un beso ymira como estás ya
Y: Con esa boca tuya, es inevitable
M: jajaja y si supieras que más se hacer con esta boca. Pero no, bájate,tengo que llegar a casa pronto
Y: ¿Mañana seguimos?
M: jajajajaja mañana hablamos
Obedecí y me bajé del auto, se fue y me dejó ahí. Entré a mi departamento ytuve que dedicarle una paja monumental, imaginarme llenándole la boca de semenme hizo derramar chorros y chorros de semen
Me estaba relajando un poco cuando me llega un mensaje de ella
M: ¿Sabías que nunca llevo ropa interior a la oficina? No me gusta como semarcan los elásticos en los vestidos. Me va a encantar verte mañana, no mesescribas, estaré en casa con mi familia. Mañana nos vemos en la oficina, besos.
Estuve inquieto toda la noche, no veía la hora de llegar y hablar con ellapara concretar el momento en que pudiera clavarla toda, era seguro que loharía, ella quería y (confirmando mis sospechas) era toda una perra, jamássabría cuántos pasaron por esas piernas y esa boca, pero esta vez era mi turnode aprovechar ese cuerpo de madura caliente y sexual.
La mañana llegó y llegué temprano a la oficina. Ella llegó tarde (comosiempre) y ni me saludó. Se sentó a trabajar como si nada y le seguí el juego.Unos minutos después, llega un mensaje que dice:
M: Voy hacia el ascensor, espera unos minutos y encuéntrame ahí
A esa hora de la mañana los ascensores no se usaban para nada, ya todoshabían entrado y los trabajos entre áreas se solucionaban a través de unallamada o un correo electrónico. Aún había pequeñas estupideces burocráticas queimplicaban ir a recoger firmas aquí o allá, pero nada más. De nuevo, obedecí ycaminé a los ascensores, oprimí el botón y al abrirse la puerta ahí estabaella, recargada contra la puerta mirándome con cara de hambre.
Entré y ella marcó el ultimo piso, una terraza comunal que se usaba paraque los empleados almorzaran o fumaran en sus horas de descanso, de nuevo, aesa hora, usualmente vacía. Sin decir una palabra esperamos a que el ascensorllegara y se abrieran las puertas. Había cámaras de seguridad en todas partesasí que salir no era una opción… pero quedarse sí lo era ninguno de losascensores tenía cámaras de seguridad. Como si lo hubiésemos planeado esperamosque se cerrara la puerta y nos lanzamos el uno al otro, su lengua de nuevo semovía como loca, sus manos me apretaban desesperadamente mientras yo la tomabade la cintura y del cuello con mis manos.
Sabíamos que teníamos poco tiempo y debíamos ser prudentes, pero estábamos demasiadoexcitados, una de mis manos bajó de su cuello directo a esas tetas con las quetanto había fantaseado, mi otra mano levantó su vestido. Al instante comprobéque lo que dijo era cierto, no tenía ropa interior y pude sentir lo mojado desu vagina, era el paraíso, empapada como una adolescente y caliente, muycaliente, empecé a masturbarla sintiendo como sus fluidos resbalaban por misdedos y por el interior de sus piernas, Milena gemía mientras seguía besándomey su mano ya había entrado en el cierre de mi pantalón y me apretaba el pene. Sentirel movimiento de su mano, con el calor de la situación me tenía a punto decorrerme…
Y de repente el ascensor se movió. ¡Alguien lo había pedido en otro piso!
Reaccioné y apreté el botón del piso inmediatamente debajo de la terraza,eso nos daría unos segundos, a ella
para que se arreglara y a mi para bajar yque, quien fuera que me había arruinado la diversión, no nos viera juntos.Funcionó perfecto y nadie nos vio juntos en ningún momento.
Unos minutos después estábamos de nuevo en nuestros puestos de trabajo. Yo seguíadurísimo y se lo hice saber:
Y: Me tenías a punto de correrme… todavía no se me baja
M: ¡Uffff que rico saber eso! Yo estoy igual… pero ya te iba a pedir quepararas, no me podías hacer llegar en el ascensor
Y: ¿Qué? ¿Por qué no? ¡Era lo que más quería hacer! Bueno, eso y llenartela mano de leche
M: Mmm no digas eso jajaja haces que me saboree de pensar en que me dastoda la lechita… Te digo que no me podías hacer llegar porque jajaja me da pena
Y: Dime! Jajaja
M: Siempre que me corro cuando estoy así de excitada, me vengo a chorros, habríasido imposible esconderlo jajaja
Si hasta ese momento estaba excitando, leer esas palabras por poco y mehace eyacular así sin siquiera tocarme. Tenía tres fantasías a punto de ser cumplidas
-
UnaUna mujer mayor
- Unamujer casada
- Unamujer que se vinera a chorros
La historia continúa. Escribiré el resto y lo subiré dependiendo de queopinen de este relato.
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