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Por eso soy como soy.

Por eso soy como soy.
Tiresias fue un profeta griego, ciego, famoso por haberse transformado en mujer durante siete años.
Testimonió que nosotras gozamos "noventa veces más".
Debe ser por eso que soy lo que soy: re-puta.

Coincidimos en un encuentro comercial organizado por un fabricante de equipos de comunicaciones.
Gabriel, bien parecido, bien vestido, alto, sonrisa atrayente y ojos expresivos.
En el intervalo para el café (Cofee Break que le dicen) me acometió con ímpetu y ardimiento.
Al final del evento, me hice “rogar” sólo un poquito, para intercambiar los números de nuestros celulares.
Al momento de un nuevo viaje laboral de Carlos, mi marido, con Gabriel, llevábamos mensajeándonos más de un mes, casi dos. Al principio fueron whatsapp inocentes, con algún que otro comentario subido de tono, que pronto pasaron a ser explícitos, cada vez más excitantes.
Mientras me dirigía a nuestra primera cita me alegraba haber pasado tanto tiempo hablando con él ya que, además de haber ganado confianza, sabíamos sobre nuestros gustos, inquietudes, familias, vida laboral, etc...
Pensaba: “Así que, ahora, cuando nos veamos, no harán falta comentarios, Nos podremos dejar llevar por nuestros instintos, aprovechando el poco tiempo que estaremos juntos”.
Mi “instinto reproductor” estaba in crescendo.
Refugiada de la lluvia debajo del techito de la parada del colectivo que me había llevado al lugar del encuentro, miraba la última foto que me había llegado un rato antes mientras viajaba. No, podía dejar de mirar esa fotografía en la que él, se veía con su pene erecto frente al espejo, mirando con expresión de pervertido.
De sólo pensar en lo iba a disfrutar ese miembro, me temblaban las piernas

Me subí a su coche, giró el cuerpo hacia mí, me besó. Fue tierno y convincente a la vez.
-Decime vos adonde querés ir- dijo, mientras manejaba..
-Con esta lluvia, no hay muchas opciones-
-¿Querés ir a un motel?-
-¿Qué se hace en esos lugares?- pregunté con sarcasmo:
-Mejor que explicarlo es hacerlo-se burló.
Y fuimos. Para mi sorpresa era el mismo hotel transitorio al que me había llevado, 4 veces, Jorge, la primer pareja extramatrimonial de mi vida.
Suite de lujo, amplios espejos en las paredes y cortina roja de estilo oriental, cuarto de baño muy grande, jacuzzi, cama, king size, roja, sábanas y fundas también rojas.
Una vez adentro, sin necesidad de decirnos nada, nos besamos como si no hubiésemos besado a nadie en meses, en la boca, en las mejillas, en el cuello, Nuestras respiraciones se aceleran, y cada vez nos agarramos con más fuerza y usamos nuestras lenguas, de un modo salvaje y pasional
Por un instante me separo de él y sin dejar de mirarlo a los ojos con lujuria me desabrocho el cinturón y lo tiro al suelo.
Se agacha agarra mi vestido desde la parte más baja y me lo saca por arriba; Me deja en bombacha y corpiño. Sólo unos segundos, luego me quita el corpiño y deja mis tetas al descubierto. Tira vestido y corpiño sobre un silloncito y me apoya casi con violencia de nuevo contra la pared, me acaricia el pecho y empieza a besarme las tetas, una tras la otra de modo repetitivo. Me hace estremecer. Juega con mis pezones un rato hasta que consigo empujarlo y separarlo.
- Así no vale- no es justo – le digo con voz entrecortada
- No puede ser que yo esté en tanga y vos no te sacaste ni una prenda- .
- Tenés razón - responde
Se deshace de su camisa y desabrocha su cinto. Mis manos van directas a su pantalón, le palpo la verga erecta por encima de la tela, primero, y luego de abrirle el cierre relámpago, le bajo pantalón y slip y la contemplo admirada.

Freno mi instinto de metérmela en la boca, la acaricio mientras me arrodillo lentamente, paso mis dedos por el glande y el tronco y, ya de rodillas al suelo, miro a Gabriel a los ojos.
Sonríe como un “puerco” beato
Vuelvo mis ojos a la verga, la agarro con firmeza y saco la lengua para saborear la punta. Hago círculos con la lengua y beso el glande mientras con la mano derecha lo pajeo y con la izquierda lo agarro del culo, cada vez me estoy poniendo más caliente. Clavo las uñas en su nalga y me trago la verga con un placer que hacía tiempo que no sentía, ya no medito los movimientos que hago, sólo quiero disfrutar cada centímetro con mis labios.
Cada vez está más dura y lubricada por mi saliva.
De pronto me obliga a soltar la presa y pararme, me agarra de la cintura con una mano y con la otra del culo, me levanta y me lleva a la cama y me tumba de espaldas y se acuesta a mi lado. Me besa en la boca, en la cara, baja besándome el cuello hasta las tetas, se demora unos buenos segundos en ellas, baja al ombligo, no para ahí, llega a mi pubis, ronda por la conchita pero no llega a besármela, pasa de largo con unos mordiscos suaves en mis muslos, por fin, después de hacerme estremecer sólo con el aliento empieza a comérmela. Lame mi clítoris con delicadeza un buen rato, empieza a succionar, a meter lengua y dedos Mi respiración se acelera, y mis piernas tiemblan, y gimo fuerte pero como no quiero gritar alargo el brazo buscando algo que morder. Encuentro la punta de la sábana, me la meto en la boca y ahogo varios gritos de placer mientras él persevera con pasión en lo que me está haciendo.
Estoy, ahí no más, del orgasmo, me saco la sábana y entre gemidos consigo murmurarle:
-Subiiii..-
-¿Qué?
- Subí y cógeme-
- ¿Quieres que te coja?-
- ¡Síiii..! Dale-
- Pedímelo por favor.
- ¡Por Diossss…, cógeme!-.
- Hmmm.... No es suficiente - Murmuró mientras se chupaba los dedos que tenía dentro mío hasta unos segundos antes
- Por favor. ¿Querés que te lo suplique? Clavame la verga. Por favor.-
- Así está mejor-

Entonces vuelve a besarme la concha, yo me estremezco, sigue besándome, a saborear mi cuerpo entero subiendo lentamente hasta que nuestras bocas se encuentran. Con un beso salvaje silencia todos mis gemidos, me la mete de forma brusca y empieza a cogerme de modo impetuoso. Por fin lo siento dentro de mí, hacía un buen tiempo que lo deseaba. No demora en llevarme cada vez más cerca del orgasmo, lo siento venir. Él también lo percibe, baja el ritmo, despega su cara de la mía unos pocos segundos, suficientes disfrutar el éxtasis en nuestras miradas. Vuelve a embestirme con vehemencia cada vez más y más rápido, ya no tengo la sábana en la boca para morderla, así que grito con todas mis fuerzas, aun así no alcanzo a tapar sus gruñidos de placer, somos como dos animales, dejándonos llevar por nuestros instintos con un desenfreno que hace vibrar todo el cuarto, y cómo dos animales acabamos, gritamos, nos agarramos, disfrutando el éxtasis de la culminación de nuestra cogida inaugural.

Sobrevino la pausa, lado a lado, para restablecer aliento y vigor con control de calenturas, pero sin privarnos de besos ni de caricias indecentes.

Recobradas las fuerzas volvimos a sobarnos y manosearnos lascivamente
Me aparto, me siento, contemplo su verga dura y sin pensarlo dos veces lo encimo dejando mi culo a su merced, y me la meto dentro de mí despacio, sintiendo y disfrutando de cada centímetro. Empiezo a subir y bajar, dejando que el ritmo se acelere progresivamente y él aprovecha para azotarme un par de veces me manosea, me acaricia el monte de venus, sube por la cintura, se entretiene un poco con mis pezones y, al fin, me agarra del cuello y tira para apretar mi espalda a su torso y pasa a coger él, marcando el ritmo y la intensidad del “bombeo” que es cada vez más y más salvaje.
Gozo con su verga palpitante, me excita tremendamente pero quiero volver a llevar yo el ritmo así que, me siento, doy media vuelta encima de él, vuelvo a meterme la verga y a coger, mirando su cara, pletórica de placer, y mordiéndole el cuello y los labios.
Por segunda vez, acabamos gritando cómo dos animales, atrapados por éxtasis de la culminación.
Aun jadeando nos quedamos tumbados, lado a lado, un rato.
Siento como su semen empieza a fluir de mi conchita dilatada y palpitante.

Me dejó, a unos trecientos metros de mi casa, saciada de sexo.
Pipona

4 comentarios - Por eso soy como soy.

Marianitog75
Q buena estás ... Con razón tan puta ... Es para cogerte a full
Pervberto
Arte del choque de los cuerpos, las pieles en un fuego, los fluidos derramados en el arrebato de placer. Todo eso y más en una narración muy caliente.