Hola, este es mi primer relato contado desde el punto de vista de Loreto Peralta, espero lo disfrutes.
¡Y corte! Eso es todo chicos. Buen trabajo muchachos. Te veo mañana.' Con un fuerte *zumbido* mecánicos y gritos del equipo, las cálidas luces del set se desvanecieron y las duras luces del estudio se encendieron. Salí del plató, me quité el vestuario y me dirigí a mi camerino. Un asistente corrió hacia mí.
'Sra. Loreto, un auto estará afuera para usted en quince minutos'.
'Gracias'. Sonreí cortésmente y asentí con la cabeza. Fue un largo día en el set, y todo lo que quería en el mundo era meterme bajo una ducha caliente y dormir toda la noche.
'Oh, ¿y puedes estar mañana a las 4 a.m.? Los directores quieren volver a intentar esas escenas del amanecer.
'Sí, eso me parece bien', pensé para mí misma, volteando los ojos. 'Ok'
Llegué a mi camerino y me derrumbé en el sofá, hojeando correos electrónicos y notificaciones en mi teléfono. Acababa de terminar varias tomas de una escena en la que tenía que salir corriendo de una pantalla verde. Podía sentir el sudor pesado de maquillaje cayendo por mi frente goteando por mis mejillas. La ducha no podía esperar hasta que llegara a casa. Cerré la puerta de mi remolque y comencé a calentar el agua. Luché por quitarme la camisa de la espalda pegajosa y sudorosa, y me senté para quitarme los pantalones y desabrocharme el sostén. Me senté desnuda en el sofá, mirando fijamente al vacío, demasiado cansada para pensar. Mi pulgar distraídamente comenzó a trazar círculos alrededor de mi areola. La tela áspera me arañó levemente la espalda y las piernas desnudas mientras me desplomaba en mi asiento. Las ventanas se empañaron. El aire caliente y húmedo llenó mi nariz y me devolvió a la realidad. Sosteniendo un brazo perezoso debajo del agua comprobando su temperatura, entré en la ducha.
Mi cuerpo se estremeció y se me puso la piel de gallina bajo el agua humeante que me golpeaba la cara. Mi respiración se apretó por un segundo mientras mi cuerpo se aclimataba. Aparté la cara del chorro caliente y jadeé por aire, pasándome las manos por el pelo. Apoyé mi cuerpo mareado y cansado contra un brazo extendido, dejando que el agua me cubriera. Después de limpiarme el agua de los ojos, agarré una botella de gel de baño. Mi mente saltaba de esto a aquello; desde las escenas que acabo de hacer, hasta configurar una alarma para la mañana. Recordé que debía filmar una escena de amor al día siguiente con con un chico llamado Diego. El jarabe afrutado del gel de baño intoxicaba el aire lleno de vapor que respiraba mientras pasaba las manos por mi cuerpo resbaladizo. Unté mis pechos con jabón. Cada vez que mis palmas pasaban sobre mis tiernos pezones, sentía un suave cosquilleo en mi vagina. Sonreí imaginando a Diego respirando el champú de coco dulce que masajeé en mis mechones rubios; a pesar de los productos químicos amargos que ocultaba su espuma perfumada, cuando un rizo de cabello jabonoso se chocó contra mi cara, me lo metí a la fuerza en la boca y lo chupé. Pronto me sentí tan mareado que tuve que hundirme en el piso de la ducha. Torpemente desenganché el cabezal de la ducha de su agarre y lo guié entre mis piernas, como una máscara de oxígeno dando vida a mi cuerpo revivido.
Lo sostuve más cerca. El chorro de agua vibró contra mi clítoris mientras el agua caliente corría por mi vagina. Mis ojos se cerraron mientras la cabeza recorría mi vagina; los chorros encuentran cada vez más áreas sensibles para explorar. Mi rostro se arrugó cuando mi boca se abrió. La ausencia de agua en mi cuerpo me dejó fría; mis pezones se pusieron más duros. Acerqué el cabezal de la ducha a mis pechos, empapándolos una vez más con agua caliente. Pequeñas gotas rodaron hacia abajo y entre el suave arco de mis pequeños y delicados senos. Una por una, las gotas rodaron lentamente sobre mis pezones y bajaron hasta mi estómago.
Cambié el cabezal de la ducha de *Lluvia* a *Masaje*. Los chorros, como mi respiración, se hicieron más rápidos e intensos. El agua golpeó contra mi clítoris rosa brillante; era como si todo mi cuerpo se apagara excepto por el área contra la que el agua palpitaba. No podía sentir nada excepto la abrumadora sensación de adormecimiento que se disparó como descargas eléctricas a través de mi clítoris; como si todo el universo emanara de entre mis muslos temblorosos. Golpeé mi mano con fuerza contra el piso de la ducha y chillé. Mi estómago se retorció. Escuché un golpe en la puerta.
'Sra. Loreto, su coche está listo...'
'Ya casi termino', grité mientras el cabezal de la ducha inundaba mi suave flor rosa. El orgasmo estalló a través de mi cuerpo exhausto; mis caderas se estremecieron y sacudieron en la explosión de placer. Un gemido escapó de mi boca abierta y se convirtió en un grito de éxtasis cuando perdí el control de mi cuerpo tembloroso. Lentamente abrí los ojos y dejé caer el cabezal de la ducha; Mis rodillas demasiado débiles para estar de pie. Me senté en el piso de la ducha y miré sin pensar las gotitas que goteaban juguetonamente de mis pezones erectos. El agua salpicó mi estómago mientras trataba de recuperar el aliento y ordenar mis pensamientos. Agarré el marco de la ducha y me puse de pie, cerrando el agua. Otro golpe en la puerta.
—¿Señorita Loreto? Rápidamente me sequé y me vestí y corrí hacia el auto que me esperaba.
En el camino a casa, me acurruqué en el asiento trasero sintiéndome cálida y satisfecha. Podría haber dormido allí. Podría haber tenido que estar en el trabajo a las 4 del día siguiente, pero no tuve ningún problema para conciliar el sueño esa noche.
¡Y corte! Eso es todo chicos. Buen trabajo muchachos. Te veo mañana.' Con un fuerte *zumbido* mecánicos y gritos del equipo, las cálidas luces del set se desvanecieron y las duras luces del estudio se encendieron. Salí del plató, me quité el vestuario y me dirigí a mi camerino. Un asistente corrió hacia mí.
'Sra. Loreto, un auto estará afuera para usted en quince minutos'.
'Gracias'. Sonreí cortésmente y asentí con la cabeza. Fue un largo día en el set, y todo lo que quería en el mundo era meterme bajo una ducha caliente y dormir toda la noche.
'Oh, ¿y puedes estar mañana a las 4 a.m.? Los directores quieren volver a intentar esas escenas del amanecer.
'Sí, eso me parece bien', pensé para mí misma, volteando los ojos. 'Ok'
Llegué a mi camerino y me derrumbé en el sofá, hojeando correos electrónicos y notificaciones en mi teléfono. Acababa de terminar varias tomas de una escena en la que tenía que salir corriendo de una pantalla verde. Podía sentir el sudor pesado de maquillaje cayendo por mi frente goteando por mis mejillas. La ducha no podía esperar hasta que llegara a casa. Cerré la puerta de mi remolque y comencé a calentar el agua. Luché por quitarme la camisa de la espalda pegajosa y sudorosa, y me senté para quitarme los pantalones y desabrocharme el sostén. Me senté desnuda en el sofá, mirando fijamente al vacío, demasiado cansada para pensar. Mi pulgar distraídamente comenzó a trazar círculos alrededor de mi areola. La tela áspera me arañó levemente la espalda y las piernas desnudas mientras me desplomaba en mi asiento. Las ventanas se empañaron. El aire caliente y húmedo llenó mi nariz y me devolvió a la realidad. Sosteniendo un brazo perezoso debajo del agua comprobando su temperatura, entré en la ducha.
Mi cuerpo se estremeció y se me puso la piel de gallina bajo el agua humeante que me golpeaba la cara. Mi respiración se apretó por un segundo mientras mi cuerpo se aclimataba. Aparté la cara del chorro caliente y jadeé por aire, pasándome las manos por el pelo. Apoyé mi cuerpo mareado y cansado contra un brazo extendido, dejando que el agua me cubriera. Después de limpiarme el agua de los ojos, agarré una botella de gel de baño. Mi mente saltaba de esto a aquello; desde las escenas que acabo de hacer, hasta configurar una alarma para la mañana. Recordé que debía filmar una escena de amor al día siguiente con con un chico llamado Diego. El jarabe afrutado del gel de baño intoxicaba el aire lleno de vapor que respiraba mientras pasaba las manos por mi cuerpo resbaladizo. Unté mis pechos con jabón. Cada vez que mis palmas pasaban sobre mis tiernos pezones, sentía un suave cosquilleo en mi vagina. Sonreí imaginando a Diego respirando el champú de coco dulce que masajeé en mis mechones rubios; a pesar de los productos químicos amargos que ocultaba su espuma perfumada, cuando un rizo de cabello jabonoso se chocó contra mi cara, me lo metí a la fuerza en la boca y lo chupé. Pronto me sentí tan mareado que tuve que hundirme en el piso de la ducha. Torpemente desenganché el cabezal de la ducha de su agarre y lo guié entre mis piernas, como una máscara de oxígeno dando vida a mi cuerpo revivido.
Lo sostuve más cerca. El chorro de agua vibró contra mi clítoris mientras el agua caliente corría por mi vagina. Mis ojos se cerraron mientras la cabeza recorría mi vagina; los chorros encuentran cada vez más áreas sensibles para explorar. Mi rostro se arrugó cuando mi boca se abrió. La ausencia de agua en mi cuerpo me dejó fría; mis pezones se pusieron más duros. Acerqué el cabezal de la ducha a mis pechos, empapándolos una vez más con agua caliente. Pequeñas gotas rodaron hacia abajo y entre el suave arco de mis pequeños y delicados senos. Una por una, las gotas rodaron lentamente sobre mis pezones y bajaron hasta mi estómago.
Cambié el cabezal de la ducha de *Lluvia* a *Masaje*. Los chorros, como mi respiración, se hicieron más rápidos e intensos. El agua golpeó contra mi clítoris rosa brillante; era como si todo mi cuerpo se apagara excepto por el área contra la que el agua palpitaba. No podía sentir nada excepto la abrumadora sensación de adormecimiento que se disparó como descargas eléctricas a través de mi clítoris; como si todo el universo emanara de entre mis muslos temblorosos. Golpeé mi mano con fuerza contra el piso de la ducha y chillé. Mi estómago se retorció. Escuché un golpe en la puerta.
'Sra. Loreto, su coche está listo...'
'Ya casi termino', grité mientras el cabezal de la ducha inundaba mi suave flor rosa. El orgasmo estalló a través de mi cuerpo exhausto; mis caderas se estremecieron y sacudieron en la explosión de placer. Un gemido escapó de mi boca abierta y se convirtió en un grito de éxtasis cuando perdí el control de mi cuerpo tembloroso. Lentamente abrí los ojos y dejé caer el cabezal de la ducha; Mis rodillas demasiado débiles para estar de pie. Me senté en el piso de la ducha y miré sin pensar las gotitas que goteaban juguetonamente de mis pezones erectos. El agua salpicó mi estómago mientras trataba de recuperar el aliento y ordenar mis pensamientos. Agarré el marco de la ducha y me puse de pie, cerrando el agua. Otro golpe en la puerta.
—¿Señorita Loreto? Rápidamente me sequé y me vestí y corrí hacia el auto que me esperaba.
En el camino a casa, me acurruqué en el asiento trasero sintiéndome cálida y satisfecha. Podría haber dormido allí. Podría haber tenido que estar en el trabajo a las 4 del día siguiente, pero no tuve ningún problema para conciliar el sueño esa noche.
0 comentarios - Relato: Loreto Peralta