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Mi tía, mi tío, mi primita y yo (5)

la noche siguiente no hubo sexo en la pieza de al lado. Nosotros nos habíamos quedado esperando, estábamos cebadísimos, con ganas de más. Nos quedamos hablando de como cogían los tíos, de si harían tal o cual cosa (“Se tragará la leche?”, “él le comerá la cola?” “Dolerá que te la metan por atrás?” eran algunas de las preguntas de Micaela). 


Como a la 1 de la madrugada Mica me dijo “che, y si nos hacemos una paja y a dormir?”. Obvio que yo dije que sí, era lo que necesitaba, la charlita ya me tenía los huevos listos para una descarga. “Voy a tu cama” dijo, y se cruzó, a pesar de que esta vez no era que teníamos show para escuchar de mi lado de la pieza. Me gustó que ya se hubiera hecho costumbre que las pajas eran en mi cama, quería tener su culito desnudo transpirando sobre mis sábanas todo el tiempo posible. 


Se bajó el pijama y la bombacha, y en culito se empezó a pajear. Yo empecé a hacer lo mío. Un poco agitada me dijo “que lástima que no tenemos bombacha usada para hacer lo de ayer jaja, estuvo buenísimo”. Yo me quedé callado un momento y le dije “sí tenemos. Bueno, tenemos la tuya. Es bombacha y está usada, no?”. Ella sonrió soprendida. “¿La mía? No soy Cele eh. Igual te gustaría?”. “Sí, obvio” le dije. “Sos mujer, sos linda, para mi es tan bueno como la de cele o mejor”. Lanzó uno de sus “aww”, se desembombachó ahí nomás, la olió primero ella (“pará, a ver que no tenga olor asqueroso… No, creo que está bien”)y la puso entre nuestras caras. 


Era una bombacha blanca, común, de algodón, con un pequeño bob esponja en un extremo. El olor era exquisito, muy suave, pero reconocible. Realmente cuando la olí me dieron ganas de comerle todo, la concha y la cola, chuparla hasta que quede resbalosa de saliva. Pero me contuve y lo canalicé en la paja. Igual se lo dije, le dije que sus olores me ponían loco. “Olores? Son dos?” me preguntó. “Sí” le dije, “tu concha y tu cola, no sé cual más rico”. Me dio un empujoncito y me dijo “CHANCHO!”. Hicimos lo mismo que habíamos hecho la vez anterior, la bombacha entre los dos, los besos a través de la tela, el tenue pero poderoso olor a la conchita y la colita de mi prima, que poco tiempo atrás apenas podía soñar mientras le revisaba morbosamente los cajones. 


Estábamos frente a frente, los dos sintiendo los movimientos masturbatorios del otro. Yo tenía muchas ganas de tocarla pero no me animaba. Por suerte en un momento me tocó ella, me puso una mano en el pecho y la fue bajando casi hasta mi panza. Ahí me sentí autorizado e hice lo mismo yo, le manoseé las tetitas con la mano que me quedaba libre, recibiendo como respuesta unos gemiditos deliciosos, y después fui por el objetivo mayor que tanto me obsesionaba, su colita preciosa. Cuando agarré su nalga le dio por hablar cosas morbosas, me preguntó susurrando si yo le chuparía la concha y la cola a la tía Celeste, le dije que sí y respondió con un gemido excitado. “Y vos, le chuparías la cola y la concha a la tía Cele?” le pregunté. “Sí, todo, me la como toda a la tía, y que me chupe todo ella a mi” me contestó. 


Me excitó al máximo escuchar esa fantasía lésbica de mi primita, tan segura de lo que quería, de que quería chupar concha, y la concha de su propia tía, y mi mano se fue para el agujerito del culo, mi dedo índice bordeó el ano, y lo penetró ligeramente. Ella se estremeció, sentí como su ano apretaba la punta de mi dedo al hacerlo y me di cuenta de que estaba empezando a acabar. Sacó la bombacha de entre nuestras caras y la usó para envolverme la pija. Nuestras lenguas y labios se encontraron en profundidad, y nos dimos unos besos increíbles. Saqué mi mano de la colita y aproveché a pasársela por la concha, a tocar por primera vez ese lugar santo que anhelaba en mis fantasías más profundas. Sentí su concha húmeda frotarse contra mi mano, y le metí medio dedo anular, que entró re fácil, esa conchita era chiquita pero estaba tremendamente húmeda y rebalosa. Ahí fue mi limite, y empecé a acabar yo. 


Se ve que cuando me envolvió la pija en su bombacha no lo hizo muy bien, porque saltó leche para todos lados. Por fin nuestros cuerpos se calmaron y nos quedamos acostados frente afrente, transpirados, respirando cada uno en la cara del otro. “Mirá” me dijo riéndose. En la oscuridad alcancé a ver las manchas blancas y viscosas de mi semen en su pancita y en los pelitos finitos de su concha. 


Tuve ganas de que se quedara a dormir en mi cama, así sin bombacha, en conchita, abrazarla, hacerle cucharita. Pero no, se levantó y se fue a dormir a su cama. Su bombacha quedó debajo de mis sábanas. Mientras ella dormía la usé para hacerme otra paja. Después me puse los boxers y me fui a lavarla al baño. Ella dormía, en short sin bombacha, culito para arriba.

9 comentarios - Mi tía, mi tío, mi primita y yo (5)

djrodrigocarrizo +1
Excelente!!! Cada relato supera al anterior... Ésta historia es fabulosaaaa
ElRobinDark
Muy bueno, necesito más jajaja qe no pare... me encanta esta historia!!
Ivanfmm19
Excelente esperamos las otras parte donde el sobrino le da a la tia cele
ElRobinDark
Como va bro? Queremos más!! Sos un crack!
Hatake0711
Para cuando la siguiente parte
miramesto
Que delicia de saga, se está poniendo cada vez más caliente y morbosa!!!