Actualmente estoy estudiando en un politécnico de la ciudad de México, tengo 20 años y estoy concluyendo el segundo semestre. Antes de entrar a la uní me di un año sabático donde estuve viajando de mochilero, llegué a Veracruz, conocí Puebla y los últimos 3 meses estuve en Monterrey.
Desde que entre uní me hice amigo de un grupo de chicos, Memo mi mejor amigo, Rubén un compañero que solo vemos de ves cuando porque cursa otra carrera y solo lleva 2 materias con nosotros, Andrés un viciado de la informática y los videojuegos, Juan y Jorge una pareja gay que empezó a juntarse con nosotros desde que empezó el segundo semestre. Todos empezamos cruzando arquitectura el primer semestre pero Rubén cambió de carrera acabando esos seis meses al igual que muchos otros, para el segundo semestre en la asignatura de inglés 1 éramos 35, 18 éramos hombres y 17 mujeres, el horario de las clases era fijo aunque podías pedir tu cambio en administración, en esa clase a ese horario solo 8 estudiábamos arquitectura, 6 éramos hombres y dos eran mujeres. No llevaba una gran amistad con el resto de mi salón, siempre eh sido de pocos amigos aunque de ves en cuando cursaba algunas palabras con unos de ellos y conocía un poco de sus vidas aunque estando en esa universidad la vida de todos era 90% estudió.
Fue hace una semana; faltando un mes para acabar el segundo semestre, cuando en un grupo de estudio para el examen parcial formado por 5 estudiantes que entable conversación por primera vez con Karina. Una chica de cabellera negro obscuro y ojos grandes del mismo color. En otras ocasiones había llamado mi atención y sabía con quienes simpatiza dentro del salón de clase y el tema llego a brotar entre mis amigos en ocasiones en comentarios como: “eh ¿ya viste a la morra que se sienta enfrente de ti en ingles? Esta buenota” y “Te acuerdas de Karina de inglés, yo si le lamia todo el culo”. Era Andrés el que soltaba más este tipo de comentarios y no era la única que salía de su boca, todas le parecían “buenotas” sin embargo admito que Karina si era del tipo que me gustaban a mi.
Era del tipo que decoran a sus cuadernos, cada apunte en su libreta era impecable y las hojas de sus cuadernos eran coloridas con márgenes elaborados a mano. Siempre llevaba un cartuchera de una gran gama de colores, una de gises blancos, otra de gises de color y una de plumones. Era una chica aplicada y emanaba bastante energía con una sonrisa de dientes impecables plasmada en su rostro, parecía que a diferencia del resto de nosotros los mortales ella no se viera afectada durmiendo pocas horas como si el exceso de tarea y trabajos escolares no consumiera en lo más mínimo su energía o su vida.
Habíamos quedado el miércoles a las 5 de la tarde en una cafetería para estudiar, en el equipo éramos Karina, Andrea, Cinthia, Andrés y yo. Hasta entonces solo había trabajado con Andrés y Cinthia pero entre ellas todas se conocían bien. Pedimos un café y fuimos a un parque cercano a estudiar, estuvimos 3 horas trabajando y charlando. Cuando Acabamos el sol se estaba escondiendo, yo llevaba mi coche y me ofrecí a llevarlos. Andrea y Cinthia vivían cerca del lugar así que fueron las primeras que dejé en su casa, Andrés vivía hasta el Estado de México, lo deje en Indios Verdes para que después tomara una combi, Karina vivía por Oceanía así que fue la última, charlamos de varios temas y con el viaje la platica se empezó a poner caliente; afuera llovía y había tráfico
Ella llevaba un pantalón de mezclilla, una blusa blanca abierta a la altura de los pechos y una chamarra de mezclilla, pasaron unos pocos minutos cuando sentí su mano entre mi entrepierna donde se empezaba a abultar mi pene; fue cuando dijo “no tengo que llegar aun a casa” cuando salí de aquel tráfico agobiante y me metí en una calle secundaria buscando un hotel de paso que encontré rápidamente.
Ya dentro del motel le abrí la blusa rápidamente, dentro había un par de tetas redondas, firmes, blanquitas con los pezones erectos y rosaditos. No le terminé de quitar la camisa, pero se quito la chamarra y la tiro al piso mientras yo le bajaba el pantalón de mezclilla antes de bajarle los pantalones y aquella tanguita negra que separaba ese par de nalgas redonditas y pequeñas, lisas y sin una sola estría en ellas, la tomé se la cintura y recargando sus manos sobre la cama le metí la verga que saque de mis pantalones sin quitármelos y la empecé a penetrar lentamente pues intentaba sacarla toda y volverla a meter hasta dentro en la siguiente metida. Mi pene mide 18 centímetros y tiene un buen grosor por lo que cada vez que la volvía a meter sentía lo apretado de su vagina cerradita que ya estaba mojadita desde que le baje la tanga, después de unos minutos cambiando la velocidad, nalgueándola y jalándola del cabello me vine en una arremetida rápida donde se la metí hasta dentro y el condón se lleno de semen pero aun mi verga estaba erecto y mi deseo como el de ella aun no estaba saciado.
Me recosté en la cama y ahora ella solita de metía la verga; se movía en círculos, de atrás hacia delante y daba brinquitos de arriba a debajo de forma que cada centímetro se su vagina por fuera y por dentro fue tocado por alguna parte de mi pene a veces como caricia y a veces de golpe. Por momentos pegaba gritos y gemía demostrando lo mucho que lo gozaba sin ningún pudor, en un par de ocasiones se . Me vine nuevamente dentro del condón lo amarre lleno de semen y saque otro nuevo, que ella me puso con ayuda de su boca
En la siguiente posición la recosté a ella boca arriba y le abrí las piernas para metérsela, en esta posición de vino teniendo su orgasmo más fuerte. Durante cada orgasmo la piel se le erizaba, los pezones se le ponían más duros y los muslos como las nalgas le temblaban dejándola con menos energía. Estuvimos otro rato así hasta que me sacó el condón recostados nos empezamos a lamer mutuamente, yo lamia, chupaba y mordía suavemente aquella vagina y su clítoris que estuve cogiendo y seguía húmeda, caliente y deliciosa. Mientras sentía su lengua lamiendo mis testículos, succionando uno con ambos labios mientras lo lamia dentro de su boca y hacia lo mismo con el otro para después intentar meterse todo mi pene dentro de la boca. Nuestros cuerpos estaban empapados de sudor, habíamos tenido sexo por más de 2 horas y ambos estábamos exhaustos cuando le avise que venía mi última corrida y no le importo y seguía lamiendo, solté una carga grande aun que me vine 2 veces antes solté bastante de mi esperma caliente dentro de su garganta que ella bebió mientras seguía lamiendo y pasando su lengua por mi pene. Le devolví el favor, ella estaba recostada y yo a la altura de su pelvis jugaba con su vagina; acariciando, lamiendo, tallando hasta que ella empezaba a retorcerse más de lo usual con espasmos por el orgasmo que ya venía, seguía con mi lengua dentro de ella y mi mano masajeándole el clítoris cuando se vino e igual que ella bebí de ella. Descansamos un rato acostados y abrazados sobre la cama, entre las cobijas y después nos dimos un baño juntos en la regadera.
Eran las 11:28 pm cuando salíamos del motel. Ya había dejado de llover y el tráfico estaba mucho más disipado. En el coche hablamos de temas un tanto más íntimos que antes de subir al hotel hasta que llegamos a su casa y yo me fui conduciendo a la mía.
Al día siguiente teníamos clases aunque no inglés por lo que no la vi pero aún así de la boca de Jorge salió el tema de ella con nuestro grupo de amigos y les confesé que en efecto la había dejado bien cogida, ellos no me creían y fue cuando Memo me interrumpió.
- ¿No es la hija de Margarita?
- ¿De quién?-. Pregunté yo
- Margarita, la maestra en calculo que casi te reprobó el semestre pasado solo porque llevaste el primer mes el cuaderno sin forrar y desde ahí te agarro odio.
- Oh es verdad- dijo Rubén mientras se cagaba de risa-. Ya te vengaste wey jajaja
Recordaba a la maestra Margarita, aunque no sabía que era su hija y ahora la idea de hacerlo por venganza me hizo feliz.
Continuará…
2 comentarios - Yerno por venganza