Estaba a punto de cumplir treinta años. Madrid me había permitido saborear multitud de experiencias, pero deseaba algunas más. Me empezó a interesar el mundo swinger. Quería participar de un trio o mejor en una orgia.
Me preparé un perfil en una página de contactos con algunas fotos mías. Preparé un correo electrónico y un número de teléfono exclusivo para el perfil de la página de contactos.
Al principio no tuve mucho éxito. Escribí y me presenté a varias parejas, pero no avanzamos mucho, algún correo electrónico un par de WhatsApp y fin de la historia. Pensé que aquello era de coña o yo no sabía hacerlo.
Ya estaba a punto de cerrar mi cuenta cuando recibí un correo de Manuel. En él me preguntaba si estaría interesado en un trio. Entre en su perfil y comprobé. Eran una pareja madura, en los cincuenta. Las fotos me enseñaban a una mujer un poco rellenita, con grandes pechos, su coño peludo aparecía siempre húmedo. Naturalmente no se les veía la cara. El problema radicaba en que no Vivian en Madrid.
Les conteste diciendo que sí, que estaba dispuesto a que nos conociéramos. En el siguiente correo me indicaron que si podría ir a Albacete, provincia en donde residían. Parecía una broma, yo era de un pueblo de Albacete. Les escribí pidiéndoles más detalles de cómo querían hacerlo, no me apetecía encontrarme con nadie. El plan era vernos en una cafetería del centro de Albacete, tomar algo y si congeniábamos podríamos irnos a un hotel. Acepté.
Quedamos a las siete de la tarde de un viernes. Después de comer me preparé y conduje hasta Albacete. Mi mente divagaba, iba excitado, podría llegar a tener mi primer trio, además las mujeres maduras me ponían mucho.
Entré en la cafetería y pedí un café, eran las seis y media, el local estaba prácticamente vacío, era esa hora entre la tarde y la noche un poco intrascendente. A los veinte minutos entró una pareja. Cuando mire hacia ellos mis ojos se abrieron como platos. “Que mala suerte” pensé. Mis tíos. Ellos al verme se acercaron.
—Hombre Juan ¿qué haces aquí? —me pregunto mi tío Julián.
—He quedado con unos amigos del pueblo, vamos a salir de marcha por Albacete—mentí, balbuceando.
—Nosotros hemos quedados con unos amigos también para cenar, lejos del pueblo, ya sabes—dijo mi tía. La miré, estaba muy elegante, con un vestido realmente sexy, maquillada, como nunca antes la había visto. En el pueblo la hermana de mi madre se dedicaba a las labores de casa y ayudaba a su marido con las tareas de la granja de conejos que tenían.
—Vale, vale—dije intentando cortar la conversación—voy a salir fuera a ver si vienen mis amigos.
Ya fuera me puse en un lateral, fuera de la vista de mis tíos que se sentaron en una mesa. Pensé que si veía a la pareja podría abordarlos antes de que llegasen.
“Ya estoy aquí” escribí en un WhatsApp.
“Nosotros también. Estamos en la primera mesa de la derecha al entrar en la cafetería” contestaron.
Me quedé paralizado. Yo no había visto entrar a nadie mas que a mis tíos. Me asomé con cuidado por el escaparate de la cafetería. Podría ser que mientras hablaba con mis tíos ellos hubieran entrado y yo no me percatara. Al asomarme los vi, mis tíos en la primera mesa.
No sabía que hacer, mi cabeza me daba vueltas, a la vez que sentía una tremenda erección.
Entré y me dirigí directamente a ellos.
—Soy yo. Es a mi a quien estáis esperando—dije sin pensar.
Las caras de mis tíos fueron un poema. Como explicarnos. Mi tía estallo en una carcajada.
—Bueno parece que todo lo que esperábamos se fue al carajo, jajaja—todos reímos y nos relajamos.
—Yo estaría dispuesto a seguir—dije tímidamente, mi erección seguía en aumento.
Mis tíos callaron durante un rato, se miraron, se conocían tanto que sus ojos dialogaron.
—Vamos a intentarlo, pero harás todo lo que nosotros digamos—dijo mi tío.
—Claro, claro—contesté casi en un susurro.
Salimos de la cafetería, ellos iban agarrados del brazo y yo a su lado. Mi tío se puso al mando de la operación.
Fuimos a las salas de cine del centro comercial. Mi tío saco unas entradas y nos metimos en la sala. Nos sentamos en la ultima fila. Yo pegado a la pared, mi tía a mi lado y en el otro extremo mi tío.
Cuando se apagaron las luces, mi tía empezó a acariciarme la pierna, subía y bajaba acercándose a mi polla. Se arrimó y me besó. Su lengua entró en mi boca y mi polla casi estalla al notar sus manos acariciándomela. Mis manos se acercaron a su cuerpo, la acaricié los pechos por encima de la blusa, bajé a su culo y lo masajeé. Dejé de pensar que era mi tía, solo una mujer que me estaba poniendo a cien. Ella suspiraba, jadeaba, sin mucho ruido. Puse mi manos sobre su rodilla y empecé a subir. Ella abrió las piernas para facilitar mi camino, según me acercaba a su coño notaba su calor, su humedad. Lo acaricié, notaba su hinchazón, aparte un poco la braga y masajeé su clítoris, ella se apretó más sobre mí. Metí un dedo en su coño y la pajeé, besándome para no gritar se corrió. Cuando saqué la mano de debajo de su falda estaba empapada de un flujo denso y oloroso a sexo. Ella se relajó en la butaca, mientras su mano acariciaba mi polla. Mi tío no hizo nada durante todo el rato, solo mira la película. Mi tía le dijo algo al oído.
—Nos vamos—dijo mi tía, susurrando en mi oído.
Salimos del cine y fuimos a tomar algo. Nos sentamos en un bar a tomar unas tapas y unas cervezas.
—¿Todo bien, seguimos? —pregunto mi tío
Mi tía sentada mi lado acariciaba mi polla por debajo de la mesa.
—Yo creo que estamos preparados—contesto ella, con un tono pícaro.
—Pues vamos al hotel —dijo mi tío— vosotros entráis directamente con la llave tuya—dijo dirigiéndose a mi tía—yo llegaré un poco más tarde y entro con la mía.
Mi tía y yo entramos al hotel, fuimos directamente al ascensor. En el ascensor mi excitación estalló. La besé apasionadamente, mi lengua recorrido sus labios, se enredó en su lengua, mi polla contra su entrepierna. Mi tía excitada me acariciaba, me apretaba el culo y abría las piernas para notar mi rabo rozando su coño.
Entramos en la habitación y caímos directamente sobre la cama. Entre los besos nos fuimos desnudando. Cuando descubrí sus tetas mi polla estallaba en mi slip, eran grandes, jugosas, las lamí, mordí sus pezones, mientras mi mano acariciaba su coño, ella gemía, movía sus caderas, estaba muy excitada. Me incorporé y le quité las bragas. Un coño peludo pero recortado apareció a mi vista. Hinchado, mojado. Abrí sus piernas, me arrodillé y abrí su coño. Acerqué mi lengua a su clítoris, lo lamí jugueteé con él. Bajé e introduje mi lengua en su vagina, llenándome de sus jugos, bajé un poco más y lamí su culo. Jugué un largo rato. El orgasmo fue intenso, agarró mi cabeza para que lamiera su clítoris, gritó, jadeó. Sus caderas se movían arriba y abajo. Mi cara se llenó de sus jugos, salados, viscosos. Se incorporó me tumbó sobre la cama, me quitó el slip y con una cara para mi nueva, llena de lujuria mi tía empezó a comerme la polla, despacio arriba y abajo, lamiendo mi capullo y luego introduciéndosela toda en la boca.
—Me gusta tu polla, es gruesa. Adoro las pollas gruesas—dijo mi tía, mientras me la chupaba.
Oímos la puerta, mi tía siguió mamándome el rabo. Mi tío entró y nos miró, se le notaba una erección debajo del pantalón, no dijo nada se apartó a una esquina y empezó a grabar con su móvil. Sentado en el sofá de la esquina se sacó la polla y empezó a masturbarse.
Mi polla estaba dura y resplandeciente por la mamada que recibía. Mi tía empezó a lamerme el pecho, después se subió encima de mí. Me besó y cogiendo mi polla empezó a metérsela en el coño. Mi polla noto el coño húmedo, palpitante, cuando entró entera ella suspiro y empezó a moverse, despacio arriba y abajo. Cerraba los ojos, mientras de movía. Yo acariciaba sus tetas, su culo. Mi tío se había desvestido, empalmado, desnudo grababa como entraba mi polla en el coño de su mujer. Mi tía volvió a correrse, se apretujó contra mi clavándose mi rabo hasta el fondo. Una corrida intensa, pegada contra mi pecho, note como su coño palpitaba, apretando mi polla. Se apartó despacio sacándose mi polla. Se quedó a mi lado abierta de piernas, jadeante, sin fuerzas. Su coño dilatado, húmedo y aun palpitante de la corrida.
Mis tíos se miraron, su complicidad era completa. Mi tía se puso a cuatro patas al borde de la cama. Mi tío empezó a acariciarle el culo, mi tía se metió mi polla en la boca.
—Métemela por el culo—dijo con autoridad, yo no iba a desobedecerla.
Me levante, excitado a dar por el culo a mi tía. Me puse detrás de ella. Mi tío había lubricado su culo. Estaba ligeramente abierto. Mientras me comía la polla el le metía un dedo por el culo. Mi tío me echó un poco de lubricante en la polla, me masajeó, su mano me excitó. Mi polla se puso dura como el acero. Acercó mi polla al culo de mi tía. Mi polla entró despacio, suave. El culo de mi tía parecía comerse mi polla, la notaba totalmente tersa en su culo. Empecé a follármela. Mi tío grababa con una mano y con la otra le acariciaba el clítoris a mi tía. Ella gritaba, bufaba, pedía más.
—¡Fóllame, fuerte, méteme hasta los huevos!
—¡No aguanto más! —grité
—¡Sí, si córrete, lléname! quiero notar como tu polla me llena de leche. —gritó mi tía.
La corrida fue monumental, notaba mi lenche llenado aquel culo. Mi polla bombeaba, palpitaba, hinchándose y abriendo el culo de mi tía al máximo. Ella apretaba su culo contra mi metiéndose mi polla en lo mas profundo de su ser.
Cuando la saqué un chorro de semen corrió por su culo. Dilatado, choreando leche. Me tiré sobre la cama, derrotado. Mi tía se acercó a mí y empezó a lamerme la polla, comiéndoselo todo, limpiándomela. Mientras mi tío, metía su polla en el culo de mi tía dilatado, empapado de mi leche. Su cara indicaba el placer que sentía metiendo la polla en aquel culo, dilatado húmedo. Duro unos segundos, corriéndose en su culo, gimió de placer. Ella seguía lamiendo mi rabo.
MI tío sacó su polla y se fue a sentar en el sofá de la esquina. Mi tía con sus lamidas puso mi rabo nuevamente tieso.
Me incorporé, mi tía se tumbó boca arriba, abrió las piernas y me ofreció su coño. Lo vi jugoso, hinchado. Me tumbé sobre ella y metí mi rabo en su coño que me acogió con amor, con lujuria, su coño parecía acariciar, mimar, manosear mi polla. Su coño me succionaba el rabo.
Me la follé despacio, besándola, saboreando su boca, su lengua. Mi polla recorría su coño, abriéndolo dilatándolo, mi tío grababa. Nos corrimos al tiempo, ella subiendo sus caderas, apretando mi culo contra su coño. Yo metiendo mi polla hasta lo mas profundo y dejando una corrida intensa, caliente, plena que lleno su coño. Mi tío, atento, grabo como mi polla salía de aquel coño, abierto y jugoso.
Me tumbe a su lado. El coño de mi tía chorreaba de leche y flujo vaginal, palpitaba y de el salía mi semen, mojando las sábanas.
Mi tío metió su cara entre sus piernas y empezó a comerle el coño. Lamia aquel coño con fruición al tiempo que se masturbaba. Mi tía tubo otro orgasmo más tranquilo, sosegado, intimo. Mi tío terminó de comerle el coño. Se acostó a su lado. Nos dormimos los tres.
Me preparé un perfil en una página de contactos con algunas fotos mías. Preparé un correo electrónico y un número de teléfono exclusivo para el perfil de la página de contactos.
Al principio no tuve mucho éxito. Escribí y me presenté a varias parejas, pero no avanzamos mucho, algún correo electrónico un par de WhatsApp y fin de la historia. Pensé que aquello era de coña o yo no sabía hacerlo.
Ya estaba a punto de cerrar mi cuenta cuando recibí un correo de Manuel. En él me preguntaba si estaría interesado en un trio. Entre en su perfil y comprobé. Eran una pareja madura, en los cincuenta. Las fotos me enseñaban a una mujer un poco rellenita, con grandes pechos, su coño peludo aparecía siempre húmedo. Naturalmente no se les veía la cara. El problema radicaba en que no Vivian en Madrid.
Les conteste diciendo que sí, que estaba dispuesto a que nos conociéramos. En el siguiente correo me indicaron que si podría ir a Albacete, provincia en donde residían. Parecía una broma, yo era de un pueblo de Albacete. Les escribí pidiéndoles más detalles de cómo querían hacerlo, no me apetecía encontrarme con nadie. El plan era vernos en una cafetería del centro de Albacete, tomar algo y si congeniábamos podríamos irnos a un hotel. Acepté.
Quedamos a las siete de la tarde de un viernes. Después de comer me preparé y conduje hasta Albacete. Mi mente divagaba, iba excitado, podría llegar a tener mi primer trio, además las mujeres maduras me ponían mucho.
Entré en la cafetería y pedí un café, eran las seis y media, el local estaba prácticamente vacío, era esa hora entre la tarde y la noche un poco intrascendente. A los veinte minutos entró una pareja. Cuando mire hacia ellos mis ojos se abrieron como platos. “Que mala suerte” pensé. Mis tíos. Ellos al verme se acercaron.
—Hombre Juan ¿qué haces aquí? —me pregunto mi tío Julián.
—He quedado con unos amigos del pueblo, vamos a salir de marcha por Albacete—mentí, balbuceando.
—Nosotros hemos quedados con unos amigos también para cenar, lejos del pueblo, ya sabes—dijo mi tía. La miré, estaba muy elegante, con un vestido realmente sexy, maquillada, como nunca antes la había visto. En el pueblo la hermana de mi madre se dedicaba a las labores de casa y ayudaba a su marido con las tareas de la granja de conejos que tenían.
—Vale, vale—dije intentando cortar la conversación—voy a salir fuera a ver si vienen mis amigos.
Ya fuera me puse en un lateral, fuera de la vista de mis tíos que se sentaron en una mesa. Pensé que si veía a la pareja podría abordarlos antes de que llegasen.
“Ya estoy aquí” escribí en un WhatsApp.
“Nosotros también. Estamos en la primera mesa de la derecha al entrar en la cafetería” contestaron.
Me quedé paralizado. Yo no había visto entrar a nadie mas que a mis tíos. Me asomé con cuidado por el escaparate de la cafetería. Podría ser que mientras hablaba con mis tíos ellos hubieran entrado y yo no me percatara. Al asomarme los vi, mis tíos en la primera mesa.
No sabía que hacer, mi cabeza me daba vueltas, a la vez que sentía una tremenda erección.
Entré y me dirigí directamente a ellos.
—Soy yo. Es a mi a quien estáis esperando—dije sin pensar.
Las caras de mis tíos fueron un poema. Como explicarnos. Mi tía estallo en una carcajada.
—Bueno parece que todo lo que esperábamos se fue al carajo, jajaja—todos reímos y nos relajamos.
—Yo estaría dispuesto a seguir—dije tímidamente, mi erección seguía en aumento.
Mis tíos callaron durante un rato, se miraron, se conocían tanto que sus ojos dialogaron.
—Vamos a intentarlo, pero harás todo lo que nosotros digamos—dijo mi tío.
—Claro, claro—contesté casi en un susurro.
Salimos de la cafetería, ellos iban agarrados del brazo y yo a su lado. Mi tío se puso al mando de la operación.
Fuimos a las salas de cine del centro comercial. Mi tío saco unas entradas y nos metimos en la sala. Nos sentamos en la ultima fila. Yo pegado a la pared, mi tía a mi lado y en el otro extremo mi tío.
Cuando se apagaron las luces, mi tía empezó a acariciarme la pierna, subía y bajaba acercándose a mi polla. Se arrimó y me besó. Su lengua entró en mi boca y mi polla casi estalla al notar sus manos acariciándomela. Mis manos se acercaron a su cuerpo, la acaricié los pechos por encima de la blusa, bajé a su culo y lo masajeé. Dejé de pensar que era mi tía, solo una mujer que me estaba poniendo a cien. Ella suspiraba, jadeaba, sin mucho ruido. Puse mi manos sobre su rodilla y empecé a subir. Ella abrió las piernas para facilitar mi camino, según me acercaba a su coño notaba su calor, su humedad. Lo acaricié, notaba su hinchazón, aparte un poco la braga y masajeé su clítoris, ella se apretó más sobre mí. Metí un dedo en su coño y la pajeé, besándome para no gritar se corrió. Cuando saqué la mano de debajo de su falda estaba empapada de un flujo denso y oloroso a sexo. Ella se relajó en la butaca, mientras su mano acariciaba mi polla. Mi tío no hizo nada durante todo el rato, solo mira la película. Mi tía le dijo algo al oído.
—Nos vamos—dijo mi tía, susurrando en mi oído.
Salimos del cine y fuimos a tomar algo. Nos sentamos en un bar a tomar unas tapas y unas cervezas.
—¿Todo bien, seguimos? —pregunto mi tío
Mi tía sentada mi lado acariciaba mi polla por debajo de la mesa.
—Yo creo que estamos preparados—contesto ella, con un tono pícaro.
—Pues vamos al hotel —dijo mi tío— vosotros entráis directamente con la llave tuya—dijo dirigiéndose a mi tía—yo llegaré un poco más tarde y entro con la mía.
Mi tía y yo entramos al hotel, fuimos directamente al ascensor. En el ascensor mi excitación estalló. La besé apasionadamente, mi lengua recorrido sus labios, se enredó en su lengua, mi polla contra su entrepierna. Mi tía excitada me acariciaba, me apretaba el culo y abría las piernas para notar mi rabo rozando su coño.
Entramos en la habitación y caímos directamente sobre la cama. Entre los besos nos fuimos desnudando. Cuando descubrí sus tetas mi polla estallaba en mi slip, eran grandes, jugosas, las lamí, mordí sus pezones, mientras mi mano acariciaba su coño, ella gemía, movía sus caderas, estaba muy excitada. Me incorporé y le quité las bragas. Un coño peludo pero recortado apareció a mi vista. Hinchado, mojado. Abrí sus piernas, me arrodillé y abrí su coño. Acerqué mi lengua a su clítoris, lo lamí jugueteé con él. Bajé e introduje mi lengua en su vagina, llenándome de sus jugos, bajé un poco más y lamí su culo. Jugué un largo rato. El orgasmo fue intenso, agarró mi cabeza para que lamiera su clítoris, gritó, jadeó. Sus caderas se movían arriba y abajo. Mi cara se llenó de sus jugos, salados, viscosos. Se incorporó me tumbó sobre la cama, me quitó el slip y con una cara para mi nueva, llena de lujuria mi tía empezó a comerme la polla, despacio arriba y abajo, lamiendo mi capullo y luego introduciéndosela toda en la boca.
—Me gusta tu polla, es gruesa. Adoro las pollas gruesas—dijo mi tía, mientras me la chupaba.
Oímos la puerta, mi tía siguió mamándome el rabo. Mi tío entró y nos miró, se le notaba una erección debajo del pantalón, no dijo nada se apartó a una esquina y empezó a grabar con su móvil. Sentado en el sofá de la esquina se sacó la polla y empezó a masturbarse.
Mi polla estaba dura y resplandeciente por la mamada que recibía. Mi tía empezó a lamerme el pecho, después se subió encima de mí. Me besó y cogiendo mi polla empezó a metérsela en el coño. Mi polla noto el coño húmedo, palpitante, cuando entró entera ella suspiro y empezó a moverse, despacio arriba y abajo. Cerraba los ojos, mientras de movía. Yo acariciaba sus tetas, su culo. Mi tío se había desvestido, empalmado, desnudo grababa como entraba mi polla en el coño de su mujer. Mi tía volvió a correrse, se apretujó contra mi clavándose mi rabo hasta el fondo. Una corrida intensa, pegada contra mi pecho, note como su coño palpitaba, apretando mi polla. Se apartó despacio sacándose mi polla. Se quedó a mi lado abierta de piernas, jadeante, sin fuerzas. Su coño dilatado, húmedo y aun palpitante de la corrida.
Mis tíos se miraron, su complicidad era completa. Mi tía se puso a cuatro patas al borde de la cama. Mi tío empezó a acariciarle el culo, mi tía se metió mi polla en la boca.
—Métemela por el culo—dijo con autoridad, yo no iba a desobedecerla.
Me levante, excitado a dar por el culo a mi tía. Me puse detrás de ella. Mi tío había lubricado su culo. Estaba ligeramente abierto. Mientras me comía la polla el le metía un dedo por el culo. Mi tío me echó un poco de lubricante en la polla, me masajeó, su mano me excitó. Mi polla se puso dura como el acero. Acercó mi polla al culo de mi tía. Mi polla entró despacio, suave. El culo de mi tía parecía comerse mi polla, la notaba totalmente tersa en su culo. Empecé a follármela. Mi tío grababa con una mano y con la otra le acariciaba el clítoris a mi tía. Ella gritaba, bufaba, pedía más.
—¡Fóllame, fuerte, méteme hasta los huevos!
—¡No aguanto más! —grité
—¡Sí, si córrete, lléname! quiero notar como tu polla me llena de leche. —gritó mi tía.
La corrida fue monumental, notaba mi lenche llenado aquel culo. Mi polla bombeaba, palpitaba, hinchándose y abriendo el culo de mi tía al máximo. Ella apretaba su culo contra mi metiéndose mi polla en lo mas profundo de su ser.
Cuando la saqué un chorro de semen corrió por su culo. Dilatado, choreando leche. Me tiré sobre la cama, derrotado. Mi tía se acercó a mí y empezó a lamerme la polla, comiéndoselo todo, limpiándomela. Mientras mi tío, metía su polla en el culo de mi tía dilatado, empapado de mi leche. Su cara indicaba el placer que sentía metiendo la polla en aquel culo, dilatado húmedo. Duro unos segundos, corriéndose en su culo, gimió de placer. Ella seguía lamiendo mi rabo.
MI tío sacó su polla y se fue a sentar en el sofá de la esquina. Mi tía con sus lamidas puso mi rabo nuevamente tieso.
Me incorporé, mi tía se tumbó boca arriba, abrió las piernas y me ofreció su coño. Lo vi jugoso, hinchado. Me tumbé sobre ella y metí mi rabo en su coño que me acogió con amor, con lujuria, su coño parecía acariciar, mimar, manosear mi polla. Su coño me succionaba el rabo.
Me la follé despacio, besándola, saboreando su boca, su lengua. Mi polla recorría su coño, abriéndolo dilatándolo, mi tío grababa. Nos corrimos al tiempo, ella subiendo sus caderas, apretando mi culo contra su coño. Yo metiendo mi polla hasta lo mas profundo y dejando una corrida intensa, caliente, plena que lleno su coño. Mi tío, atento, grabo como mi polla salía de aquel coño, abierto y jugoso.
Me tumbe a su lado. El coño de mi tía chorreaba de leche y flujo vaginal, palpitaba y de el salía mi semen, mojando las sábanas.
Mi tío metió su cara entre sus piernas y empezó a comerle el coño. Lamia aquel coño con fruición al tiempo que se masturbaba. Mi tía tubo otro orgasmo más tranquilo, sosegado, intimo. Mi tío terminó de comerle el coño. Se acostó a su lado. Nos dormimos los tres.
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