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Le ponés una fichita y arranca -HMH, 4ta. parte-

La historia empieza en estos tres capítulos... y va encontrando su final. 


1.http://www.poringa.net/posts/relatos/4588761/Espectador-Privilegiado-HMH--apenas-el-comienzo.html



2.
http://www.poringa.net/posts/relatos/4594313/Sexo-de-a-Tres---Intenso-HMH---3ra-parte.html



3. 
http://www.poringa.net/posts/relatos/4594313/Sexo-de-a-Tres---Intenso-HMH---3ra-parte.html





Por un segundo, todo quedó en silencio, hasta que ella irrumpió en una carcajada, mirándonos a los ojos, lo que es una forma de decir. 
Apenas recuperó el aliento, después de haber tenido aquél orgasmo espectacular, y riéndose de nosotros, pero también de ella, dijo
-Para terminar lo que empecé con ustedes, me van a tener que esperar un rato, en un par de días supongo que puedo volver a empezar.
El chiste pudo ser gracioso, si no fuera por las erecciones que teníamos encima tanto él como yo. Al menos su marido ya había acabado una vez… yo todavía no, pero nadie tenía prisas en este juego. 
-No se por qué, no te creo… tenés todo el aspecto de mujer que siempre puede un poco más. 
-Tiene razón el amigo… es como las viejas máquinas de pinball.. hay que ponerle una fichita y arranca otro partido. 
Con la autorización implícita del señor de la casa, me paré al borde de la cama, y la agarré de las manos, y le clavé un beso de lengua como si fuera el novio. Sentí que ella se abandonaba en mis brazos, pero no la iba a dejar entrar en ese juego. La puse de espaldas, parada contra mí, y froté mi pija entre sus nalgas. El marido se acercó y se paró frente a ella. Le dio el mismo beso de lengua que había visto le había dado yo.
Ella lanzó un gemido, y su cuerpo volvió a tensarse. Puso su culo en pompa, buscando que mi pija encontrara refugio, mientras seguía besando a su marido.
Si bien ya estaba sintiendo el calor de su concha, y el deseo casi lograba apoderarse de mi voluntad, yo tenía otros planes.
Pasé mi mano por encima de ella, tocándole el hombro a mi socio, con la clara intensión de que se tumbe en la cama. Luego la fui llevando a ella, para que se monte en la pija de su marido, y la dejé caer suavemente ensartada en el cilindro erecto que se le ofrecía. 
Y ahora yo era el que tenía ante mis ojos, el ofrecimiento de su culo.
Me agarré la pija con la mano, y apunté a su agujero. Apoyé la cabeza y me quedé quieto.
Lanzó un gemido de profundo placer, y su marido entendió que era él el que debía ponerle movimiento a la cosa.
Embestía él desde abajo, recibía el movimiento ella, y yo me ensartaba un poco más en su culo.
Y en ese momento, cuando ya todo era una gran danza erótica, ella se transformó en la diosa lujuriosa que habíamos venido a buscar
-siiiii… dos pijas para mí… las tengo bien adeeentrooo siiii soy la más perra… quiero más, más, más.. llenenmé de leche los dossssss
Y ya no debimos movernos más, porque los movimientos los controlaba ella… recibiendo por todos lados las penetraciones. 
Y yo acariciaba su espalda, y gemía por las caricias que recibía mi pija con la piel apretada de su culo; y él apretaba sus pechos, mientras ella decía cosas que ya, no entendíamos.
Había perdido todo el control
-siiiiaggghhhmmmm, porfavsisiiissi, daledalesnoparesssisisi, acaboyaotravezsisi, queputahijadeputasiiiiiii, aaaaaaaahhhhhhggggggggg
Y otra vez el silencio, y su cuerpo laxo.
La miré y le dije
-Hice bien en no creerte.
Ella estaba feliz, y compungida a la vez… pero como terminó con la tarea será para la próxima…







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