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Aquella señora que me hacía petes.

Aquella señora que me hacía petes.
Este es un recuerdo de cuando me llegó la edad como a todos los hombres en su adolescencia de intentar cuidar su cuerpo y de verse un poco más atractivo para las chicas. decidí comenzar a ir al gimnasio con un grupo de amigos y también salir a correr solo en aquellas tardes calurosas de verano. Por supuesto lo único que llevaba puesto eran unos shorts de fútbol bien cortos que dejaban ver mis piernas bien formadas, el torso desnudo, medias y zapatillas, con lo cual andaba medio en pelotas. Acostumbraba cuando terminaba de correr detenerme a elongar en una placita cerca de mi casa. Después de unos días comencé a notar que frente a aquella plaza vivía una mujer de unos 50 y pico largos de años que cada vez que yo me detenía a elongar, ella salía a barrer la vereda pero en realidad lo que hacía era mirar mi joven cuerpo sudado con un dejo de deseo y morbo. Un día para sacarme la duda me acerque a ella que había salido a mirarme como siempre y noté que a pesar de los años tenía un cuerpo bastante bien formado con unas tetas hermosas. Le dije si no me daba un vaso con agua y dijo que si, sin dudarlo. “Pasa adentro que te doy el agua” me dijo. Ya adentro de su casa me confesó que me miraba todos los días , se arrodilló ante mi, me bajo los shorts y comenzó a mamarme la verga. Me di cuenta que tenía dentadura postiza que se había sacado previamente y comencé a sentir ese placer incomparable que nunca había sentido. Mi verga se había parado más que nunca con el tronco bien largo y grueso que le llenaba la boca a aquella mujer que chupaba desesperadamente. Cuando eyaculaba, eran unos chorros bien suculentos de leche que le llenaban la boca. Desde ese día la señora me esperaba siempre afuera y cuando yo llegaba de correr me invitaba a la casa, yo ya iba preparado y salía a correr en shorts sin calzoncillos así era más fácil que me los bajara la mujer. Era impresionante todos los días esos petes que me dejaban con los ojos en blanco. Ya después de un tiempo comencé a pedirle de acabarle en las tetas o en la cara. Ese interminable maratón de mamadas duro como un año, hasta que un día no la vi más y se termino. Nunca volví a saber de ella. Lo único que se es que me quedaron los huevos secos y la cabeza de la pija colorada de tantas chupadas que me propinaba aquella mujer que nunca voy a olvidar de mi adolescencia.

1 comentarios - Aquella señora que me hacía petes.

Facu4242_
Ufff siempre tuve esa fantasía, lo rico que debe ser que te la chupen sin dientes