Mientras estaba frotando mi vagina en la almohada me pellizcaba mis pezones, seguía saltando y frotando la almohada en mi vagina que ya estaba muy húmeda.
Estaba tan excitada que tomé mi dildo y lo coloque en la entrada de mi vagina, me senté lentamente en el, entrando lentamente dentro de mí.
Al estar dentro de mí panocha, empecé a subir y a bajar rápidamente, me daba sentones muy rápidos y fuertes, quería que me partieran en 2, mientras estaba en el Vaivén, me daba nalgadas y gemía el nombre de Arturo, pero no me bastaba mi dildo para darme placer, así que me quité el dildo y bajé desnuda a la cocina, tomé un pepino grande y grueso y regresé a mi habitación.
Nunca había tenido sexo anal y nunca me había masturbado analmente, pero estaba tan excitada y con ganas de ser la putita de Arturo que no me importaba tener que romperme el culo.
Tomé el pepino y le puse un condón, agarré el lubricante y le puse mucho sobre él, lo puse debajo de mí y me empecé a sentar sobre él, al principio no quería entrar y me daba miedo que me doliera, así que le puse mucho más lubricante, volví a intentar y está vez si entró, me empecé a meter el pepino lentamente, era una sensación muy rica, muy excitante, sentía un poco de dolor, pero no tanto.
Aunque la sensación era rara, cómo si tuviera que ir al baño.
Me quedé sentada con el pepino en mi culito durante un tiempo para que mi colita se acostumbrará, una vez que ya había pasado la sensación, empecé a subir y bajar.
Se sentía delicioso, no podía contener las ganas de gemir, mis gemidos a pesar de intentarlos contener no podía, eran fuertes y acelerados.
Estaba muy excitada hasta el punto que no controlé la fuerza de los sentones y de tanta excitación no estaba sintiendo que el pepino estaba rozando mi culito.
Me desmonté del pepino y me acosté de lado con las piernas cerradas y me metí de nueva cuenta el pepino.
Pero está vez lo metía con mi mano como si fuera Arturo el que me estaba penetrando, llegó el punto que no aguanté y de tanta velocidad me terminé corriendo, estaba empapada y mientras mis jugos corrían por mi vagina y mojaba todas las sábanas se me escapó un gemido y un grito de placer bastante fuerte.
Me levanté de mi cama y cambié todas las sábanas, me metí a bañar y al salir me dolía mucho mi colita, no aguantaba el dolor, estaba rozada de tanta fricción, así que me puse una pomada y para que no rozará en la noche me acosté a dormir desnuda.
A pesar de haber terminado con el culo roto, me encantó haberme penetrado analmente, se sentía delicioso y lo quería volver a hacer.
Continuará......
Estaba tan excitada que tomé mi dildo y lo coloque en la entrada de mi vagina, me senté lentamente en el, entrando lentamente dentro de mí.
Al estar dentro de mí panocha, empecé a subir y a bajar rápidamente, me daba sentones muy rápidos y fuertes, quería que me partieran en 2, mientras estaba en el Vaivén, me daba nalgadas y gemía el nombre de Arturo, pero no me bastaba mi dildo para darme placer, así que me quité el dildo y bajé desnuda a la cocina, tomé un pepino grande y grueso y regresé a mi habitación.
Nunca había tenido sexo anal y nunca me había masturbado analmente, pero estaba tan excitada y con ganas de ser la putita de Arturo que no me importaba tener que romperme el culo.
Tomé el pepino y le puse un condón, agarré el lubricante y le puse mucho sobre él, lo puse debajo de mí y me empecé a sentar sobre él, al principio no quería entrar y me daba miedo que me doliera, así que le puse mucho más lubricante, volví a intentar y está vez si entró, me empecé a meter el pepino lentamente, era una sensación muy rica, muy excitante, sentía un poco de dolor, pero no tanto.
Aunque la sensación era rara, cómo si tuviera que ir al baño.
Me quedé sentada con el pepino en mi culito durante un tiempo para que mi colita se acostumbrará, una vez que ya había pasado la sensación, empecé a subir y bajar.
Se sentía delicioso, no podía contener las ganas de gemir, mis gemidos a pesar de intentarlos contener no podía, eran fuertes y acelerados.
Estaba muy excitada hasta el punto que no controlé la fuerza de los sentones y de tanta excitación no estaba sintiendo que el pepino estaba rozando mi culito.
Me desmonté del pepino y me acosté de lado con las piernas cerradas y me metí de nueva cuenta el pepino.
Pero está vez lo metía con mi mano como si fuera Arturo el que me estaba penetrando, llegó el punto que no aguanté y de tanta velocidad me terminé corriendo, estaba empapada y mientras mis jugos corrían por mi vagina y mojaba todas las sábanas se me escapó un gemido y un grito de placer bastante fuerte.
Me levanté de mi cama y cambié todas las sábanas, me metí a bañar y al salir me dolía mucho mi colita, no aguantaba el dolor, estaba rozada de tanta fricción, así que me puse una pomada y para que no rozará en la noche me acosté a dormir desnuda.
A pesar de haber terminado con el culo roto, me encantó haberme penetrado analmente, se sentía delicioso y lo quería volver a hacer.
Continuará......
3 comentarios - Cambio de casa parte 7