Esta historia es tan creíble como su imaginación se lo permita, por lo que voy a tratar de ser lo más precisa posible en mi relato. Lo cierto es que por esos días estaba re enganchada con un pibe con el cuál habíamos sido novios en la adolescencia y gracias a las redes sociales nos volvimos a encontrar. Si bien había esperado ansiosa el reencuentro, no resultó como lo imaginé días antes, el estaba en pareja y aparentemente enganchado en esa relación, por lo que hubo un dejo de decepción en ese momento. Obviamente continuamos hablando diariamente más que nada por chat, dado que vivíamos a una distancia importante, en ocasiones eran sobre cuestiones diarias que nos ocurrían y en otras un tanto más personales, pudiendo darme cuenta que algo no andaba bien en su relación. Él si bien nunca esgrimió abiertamente lo que sentía por mí, sabía en lo más profundo que le importaba, dado que con la llegada de cada fin de semana se alteraba un poco cuando le contaba sobre mis planes y casi como un reloj, el lunes a la mañana cuando me conectaba me atormentaba con sus preguntas queriendo saber todos los detalles. Hasta ahí todo se desarrollaba con normalidad y la rutina de cada semana, la cuál fue fracturada con el mensaje de mi primo que vivía en el campo y hacía bastante que no lo veía, en el que me comentaba de su llegada para quedarse unos días a disfrutar de la ciudad, encomendándome la tarea de oficiar como su guía de turismo. Ni bien se conectó diego y me mandó un mensaje como habitualmente lo hacía, le conté lo de mi primo y fue como si su alma hubiese sido poseída por el demonio, los celos le brotaron a flor de piel, el conocía la historia que cuando éramos adolescentes con mi primo íbamos juntos a todos lados, toda vez que lo iba a visitar o a la inversa, llegando a tener algún tipo de roce afectivo, pero sin concretarse en algo sexual. Al darme cuenta de la actitud que tomó Diego, aproveché esa carta para y ver si podía sacarlo de su zona de confort y que se la jugara por mí, así que exagere algunas cosas como que íbamos a recordar viejos tiempos con mi primo y quien sabe que podría suceder. Llegó el viernes y tenía que ir a buscar a mi primo a la terminal de micros, como hacía mucho calor me puse un vestidito floreado, algo corto y con un escote prometedor pero sin exagerar, unos zapatitos de taco chino y el pelo recogido, bastante casual. Cuando llegué lo primero que hice es ver la cartelera electrónica para saber si había arribado el micro y encontrándome distraída en dicha tarea es que siento dos manos grandes y muy fuertes que me toman de la cintura y me levantan hacia arriba, sin dudas fue muy grande el susto porque encima lo tenía de espaldas, así que hasta allí no sabía de que se trataba. Luego me suelta y al darme cuenta para acomodarle las malas decisiones al personaje en cuestión, veo a un morocho en enorme, de pelo largo enrulado, de ojos castaños, que me sonríe y me dice, te asusté primita?. Al principio como que no reaccionaba, pero luego baje nuevamente a tierra y solo atine a decirle, sos un tonto, casi me matas del susto, sintiendo que el calor recorría todo mi cuerpo, no pudiendo evitar sonrojarme. El me rodeo con sus fuertes brazos y me llevo hacia su cuerpo, dándome un beso en la mejilla, muy cerca de mis labios, no se si fue su intención o el inconsciente me jugó una mala pasada, arrepintiéndome segundos antes de concretarse y quedando trunco dicho beso. Si bien físicamente estaba muy cambiado de como lo conocía seguía siendo el mismo tipo desinhibido, que decía las cosas antes de pensarla, hasta un tanto salvaje en la forma de expresarse, acrecentado ello con el paso de los años. Quedando demostrado que así era, cuando me vio, haciendo un escaneo a todo mi cuerpo y sin prurito alguno me refirió, que perra que estas primita, esta vez no te me escapas...continuará.
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