You are now viewing Poringa in Spanish.
Switch to English

Sexo con la mujer de otro

Lo más fascinante, cuando estoy encima de ella, es que me mira. Fijamente, con los ojos bien abiertos, como filmando. En esa ocasión, ella que es tan pudorosa, no siente vergüenza, quiere ver. No emite sonido, no pide, no reprime. Recibe y mira. Y gime. Con la boca abierta, con todos sus pulmones. Cada estocada, un nuevo gemido. 
Y yo? Yo volando de placer, porque también es justo decirlo: mi pija calza como un guante en su cuerpo. Cada milímetro de mi piel es rozada por su concha caliente, húmeda, lúbrica. 
Y por eso me gusta hacerlo lentamente. Porque disfruto de cómo todo el contorno de mi pija va penetrando la carne suave, y a su vez, es envuelta en voluptuosidades. 
Sus gemidos se intensifican ante cada movimiento mío. Y decido salir por completo de su cuerpo.
La mirada se convierte. Ya no está filmando. Está reprochando. Se clava en mis ojos y hace un mohín con su boca, y yo la ignoro.
Apoyo mi miembro palpitante en su clítoris y froto. Y me aguanto, porque me muero por penetrarla, y moverme como un hijo de puta, y vaciarme adentro suyo. Pero me aguanto y logro mi cometido, cuando me dice con voz gruesa, gutural, cogeme hijo de puta, y todavía me hago rogar un poco más, y apenas pongo la punta morada en su abertura y es ella la que con un solo movimiento de su pelvis se la clava. 
Y me quedo quieto, y vuelve esa mirada de deseo, de placer, de querer guardar todo en la memoria, y me muevo un poco y vuelvo a salir de su interior, para conseguir el segundo objetivo. Claro que lo consigo, porque con la palma abierta, me da un chirlo. Simulo obedecerla y se la zampo toda, porque se que en ese movimiento está la clave de un nuevo gemido de placer. Hago círculos con mis caderas, rozando en su interior lugares que antes no. Y lo hago por tercera vez. Salgo de adentro suyo, y me la agarro con la mano. La siento lubricada, palpitante. Está hermosa y nos descubrimos los dos mirando mi pija. Y muy rápidamente logro el tercer objetivo que no es el último. Ya no es un chirlo, cierra su puño y me pega en mi costado. Es una piña, y no tiene nada de cariñosa. Dame pija hijo de puta y se aferra a mis nalgas y, si bien está debajo mío, se aferra y se mueve posesa. Me está cogiendo, y yo le sostengo el ritmo. Sus gritos deben escucharse en todo el piso, pero nosotros estamos en un lugar único, donde realmente nada nos importa. El cuarto objetivo está más cerca, y eso que no soy un estratega, pero me fascina que las etapas se cumplan así. El último gemido es intenso, y después de eso, el silencio. Empujo mi cuerpo contra ella, penetrándola hasta al fondo, y sus espasmos empiezan a brotar en su pelvis, en su vientre, en su boca. Estertores involuntarios, que acompaña con gemidos de alivio, de placer. Me abraza y al oido me dice lo que espero, muy dulcemente, sin el desespero de un rato atrás. Culeame, me dice, y le levanto las piernas y apoyo mi pija, que palpita, en su culo y ella se desliza debajo mío, dejándose partir por mi carne, y yo se que me tengo que quedar quieto, hasta que esté todo adentro suyo, y empiece a marcar el ritmo, y yo a sentir la presión de su esfínter, mientras me sigue mirando fijamente, y masturbándose con firmeza, buscando su segundo orgasmo, y que le regale mi leche en su cola. 







Sexo con la mujer de otro

1 comentarios - Sexo con la mujer de otro

coco508 +1
Como me gustaria cogerme la mujer de algun amigo...
VoyeaurXVII +1
pero qué atrevido!