Hola poringueros y poringueras. Jamás me imaginé las repercusiones, puntos y comentarios. A todos gracias!!!! Se los dedica a cada uno de ustedes. A quienes se entusiasmaron con el relato, quienes se dedicaron amor propio en su intimidad mientras leían, a quienes me pidieron insistentemente que les entregue mi esposa... Va para ellos la segunda parte de la saga.
Me estaba dando una ducha caliente, cuando mi esposa me metió desnuda. Verla, aún pese al paso de los años, me pone enseguida con la pija bien dura y ella lo sabe. Tomó un jabón y se enjabonó su bello cuerpo. Estaba detrás suyo, de modo tal que empecé a besar su espalda mientras mi pija la apoyaba amenazante y mis manos tomaban su cintura.
Ella dio un leve suspiro primero, luego se dio vuelta, y con el mismo jabón empezó a recorrer mi cuerpo, poniendo especial atención en mi cola y mi excitada pija.
Estaba al palo, cuando Fabi me empieza a contar otra de sus aventuras.
"Estaba haciendo trámites para aquel estudio contable que trabajaba antes de recibirme en el Centro, hacía calor, y estaba transpirada de modo tal que mi ropa interior se traslucía sobre mi blusa. Para colmo, había llegado a la dependencia donde debía hacer el trámite y estaba cerrada por paro de sus trabajadores. Nada me podía salir peor!!!
Para levantar mi ánimo traté de buscar refugio en el ambiente climatizado de una coqueta galería que está en Córdoba y Florida. Recorrí sus vidrieras y me compré un par de cosas, un conjunto de ropa interior y una cadenita con un dije de la virgen. Casi terminando mi paseo, un arrebatador me empujó al piso e intentó sin éxito arrebatarme la cartera. Estaba hecha un desastre!!! Toda sucia, transpirada y tirada en el suelo, se me veía la tanga por debajo de la pollera mini que llevaba, el taco de mi zapato roto y el tobillo hinchado. Quedé en shock, pero un caballero maduro y galante, de casi sesenta años, me socorrió. Me auxilió llevándome al patio de comida, me pidió algo fresco y trató de calmar. Ya calmada, acompañada por ese caballero, noto que aquel caballero me trata de seducir. Yo, que soy muy puta, no me resistí. El galán en cuestión, primero, me compró unos zapatos, que si bien no eran stilettos como suelo usar, eran más cómodos sin dejar de verme sexy.
Tomamos un taxi y nos fuimos hasta a un hotel a pocas cuadras de allí.
Apenas ingresamos a la suite, me tomó por detrás y me susurraba palabras sucias.
Me desprendió la blusa de un tirón, y me empezó a manosear las tetas por sobre el brassier.
Yo, entregada, me paralicé para que mi furtivo amante me haga lo que quiera. Mi blusa y mi pollera yacían en el suelo y yo, aún dolorida del tobillo, traté de desenvolverme como una puta en celo. Él, por su parte, no perdió tiempo, y me esperaba desnudo con una pija enooooooorme bien parada. Se la empecé a chupar y a tragar con gula, le lamía sus bolas y mis dedos acariciaba su zona prostática.
Ya desnuda, me olvidé que me dolía el tobillo, que estaba transpirada y que seguramente debía oler más como un rugbier después de un partido que a una dama que soy. Una dama puta y viciosa.
Sus enormes dedos acariciaban suavemente mi conchita, a esa altura, toda jugosa. Me monté a esa pija hermosa con mucho frenesí. Gritaba completamente estimulada. El tipo, no conforme con lo que me movía, me empujaba con mucho ritmo. Yo había acabado varias veces hasta que mi amante me dejó su recuerdito calentito dentro de mi conchita. Cuando me bajé de su pija, su leche brotaba como si fuera estuviera en erupción, mientras yo, extasiada, trataba de reponerme de una sesión breve pero salvaje de sexo.
Me levanto para ir al baño y pegarme una ducha, que de paso, además de limpiarme el recuerdito que me dejó, me quite la transpiración y el feo olor que traía de la calle.
Él se metió también y nos duchamos juntos. Su pija lucía como para un segundo round y en la ducha se la agarré para pajearlo. Él me levantó, me apoyó contra la pared y me penetró así de parado. No podía entender el vigor de aquel veterano, apenas podía seguirle el tranco. Cuando vi que estaba por acabar, me desprendí de él y metí su pija en mi boca para tragar cada gota de su leche.
Me terminé de bañar, y exhaustos, nos quedamos acostados mirando una porno. Su pene ya no lucía el vigor del principio pero tampoco estaba muy flácido. La película me estaba calentando y me puse cachonda de nuevo. Mientras lo pajeaba, él agarró el teléfono y llamó a la conserjería para avisar que nos quedábamos otro turno más.
No me iba ir sin que aquel veterano me haga la cola, que hasta entonces ni a vos te la había entregado. Me quedé en posición doggie style con mi cola a su entera disposición. Ya repuesto, aquél extraño, aprovecho la oferta, más bien, un ofertón. Con paciencia, pero con la experiencia que los años le supo dar, mi cola fue suya. Al final del turno me reclamó mi tanga y mi brassier como trofeo, cosa que accedí. Al fín y al cabo se lo re merecía y yo tenía un conjuntito nuevo que me había comprado antes que suceda todo esto.
Me dejó cansada y dolorida, pero bien satisfecha. Fue gracioso salir del hotel con la camisa desgarrada y buscar un negocio para comprarme otra blusa. Las vendedoras me miraban con una sonrisa burlona."
Calientes como una pipa nos fuimos a cojer como conejos. Como me calientan sus historias!!!!
Deberé encontrar la manera de pedirle estar presente cuando coja con otro extraño, y que la casa sea mi porno teatro.
Me estaba dando una ducha caliente, cuando mi esposa me metió desnuda. Verla, aún pese al paso de los años, me pone enseguida con la pija bien dura y ella lo sabe. Tomó un jabón y se enjabonó su bello cuerpo. Estaba detrás suyo, de modo tal que empecé a besar su espalda mientras mi pija la apoyaba amenazante y mis manos tomaban su cintura.
Ella dio un leve suspiro primero, luego se dio vuelta, y con el mismo jabón empezó a recorrer mi cuerpo, poniendo especial atención en mi cola y mi excitada pija.
Estaba al palo, cuando Fabi me empieza a contar otra de sus aventuras.
"Estaba haciendo trámites para aquel estudio contable que trabajaba antes de recibirme en el Centro, hacía calor, y estaba transpirada de modo tal que mi ropa interior se traslucía sobre mi blusa. Para colmo, había llegado a la dependencia donde debía hacer el trámite y estaba cerrada por paro de sus trabajadores. Nada me podía salir peor!!!
Para levantar mi ánimo traté de buscar refugio en el ambiente climatizado de una coqueta galería que está en Córdoba y Florida. Recorrí sus vidrieras y me compré un par de cosas, un conjunto de ropa interior y una cadenita con un dije de la virgen. Casi terminando mi paseo, un arrebatador me empujó al piso e intentó sin éxito arrebatarme la cartera. Estaba hecha un desastre!!! Toda sucia, transpirada y tirada en el suelo, se me veía la tanga por debajo de la pollera mini que llevaba, el taco de mi zapato roto y el tobillo hinchado. Quedé en shock, pero un caballero maduro y galante, de casi sesenta años, me socorrió. Me auxilió llevándome al patio de comida, me pidió algo fresco y trató de calmar. Ya calmada, acompañada por ese caballero, noto que aquel caballero me trata de seducir. Yo, que soy muy puta, no me resistí. El galán en cuestión, primero, me compró unos zapatos, que si bien no eran stilettos como suelo usar, eran más cómodos sin dejar de verme sexy.
Tomamos un taxi y nos fuimos hasta a un hotel a pocas cuadras de allí.
Apenas ingresamos a la suite, me tomó por detrás y me susurraba palabras sucias.
Me desprendió la blusa de un tirón, y me empezó a manosear las tetas por sobre el brassier.
Yo, entregada, me paralicé para que mi furtivo amante me haga lo que quiera. Mi blusa y mi pollera yacían en el suelo y yo, aún dolorida del tobillo, traté de desenvolverme como una puta en celo. Él, por su parte, no perdió tiempo, y me esperaba desnudo con una pija enooooooorme bien parada. Se la empecé a chupar y a tragar con gula, le lamía sus bolas y mis dedos acariciaba su zona prostática.
Ya desnuda, me olvidé que me dolía el tobillo, que estaba transpirada y que seguramente debía oler más como un rugbier después de un partido que a una dama que soy. Una dama puta y viciosa.
Sus enormes dedos acariciaban suavemente mi conchita, a esa altura, toda jugosa. Me monté a esa pija hermosa con mucho frenesí. Gritaba completamente estimulada. El tipo, no conforme con lo que me movía, me empujaba con mucho ritmo. Yo había acabado varias veces hasta que mi amante me dejó su recuerdito calentito dentro de mi conchita. Cuando me bajé de su pija, su leche brotaba como si fuera estuviera en erupción, mientras yo, extasiada, trataba de reponerme de una sesión breve pero salvaje de sexo.
Me levanto para ir al baño y pegarme una ducha, que de paso, además de limpiarme el recuerdito que me dejó, me quite la transpiración y el feo olor que traía de la calle.
Él se metió también y nos duchamos juntos. Su pija lucía como para un segundo round y en la ducha se la agarré para pajearlo. Él me levantó, me apoyó contra la pared y me penetró así de parado. No podía entender el vigor de aquel veterano, apenas podía seguirle el tranco. Cuando vi que estaba por acabar, me desprendí de él y metí su pija en mi boca para tragar cada gota de su leche.
Me terminé de bañar, y exhaustos, nos quedamos acostados mirando una porno. Su pene ya no lucía el vigor del principio pero tampoco estaba muy flácido. La película me estaba calentando y me puse cachonda de nuevo. Mientras lo pajeaba, él agarró el teléfono y llamó a la conserjería para avisar que nos quedábamos otro turno más.
No me iba ir sin que aquel veterano me haga la cola, que hasta entonces ni a vos te la había entregado. Me quedé en posición doggie style con mi cola a su entera disposición. Ya repuesto, aquél extraño, aprovecho la oferta, más bien, un ofertón. Con paciencia, pero con la experiencia que los años le supo dar, mi cola fue suya. Al final del turno me reclamó mi tanga y mi brassier como trofeo, cosa que accedí. Al fín y al cabo se lo re merecía y yo tenía un conjuntito nuevo que me había comprado antes que suceda todo esto.
Me dejó cansada y dolorida, pero bien satisfecha. Fue gracioso salir del hotel con la camisa desgarrada y buscar un negocio para comprarme otra blusa. Las vendedoras me miraban con una sonrisa burlona."
Calientes como una pipa nos fuimos a cojer como conejos. Como me calientan sus historias!!!!
Deberé encontrar la manera de pedirle estar presente cuando coja con otro extraño, y que la casa sea mi porno teatro.
1 comentarios - Mi hotwife 2da parte