Era un día tranquilo trabajando en la oficina, me esforcé bastante el día de hoy y el hambre no se hizo esperar, y con él mis ganas de terminar todo y salir del trabajo lo antes posible. Mientras más rugía mi estómago, más me imaginaba que comería: takoyaki, o quizás omelette, curry y también ricos dulces. Se me hacía agua la boca, pero cuando salí del trabajo rumbo a comprar algunas delicias, noté que ya no tenía dinero, yo y mi estómago nos pusimos muy tristes, entonces me di la vuelta para regresar a casa y me encontré con un compañero del trabajo. Él empezó a decir que vio como mis ilusiones se rompían y como mi estómago rugía y se ofreció a pagar mi comida con la condición de que lo "ayudara con algo".
Ese algo no me importó para nada, iba a comer gratis. Entonces fuimos a restaurante, y comí de todo: Ramen, carne de cerdo, dulces y muchas otras cosas deliciosas. Estaba tan llena y feliz, que ahora sólo quería llegar a casa a descansar, le agradecí por todo y me dispuse a irme, pero mi compañero, el cual ni siquiera sé su nombre, me detiene diciendo que todavía falta regresar mi favor.
Me llevo de la mano a un oscuro callejón, y me pidió que me arrodillara frente a él, lo hice sin problemas, y entonces de su pantalón sacó una extraña paleta. Él me dijo que, si la "devoraba", la deuda quedaría saldada. Eso parecía muy fácil, comer es mi especialidad, y si lo hacía rápido, podría volver a casa. Entonces le di una fuerte mordida, para acabar con mi deuda de una vez. Un gran grito de dolor salió de él, y de inmediato, me tomó de la cabeza con mucha fuerza, me dijo que estas paletas no deben morderse, solo lamer y chupar. Que paleta más extraña, no se ve para nada deliciosa y es molesta de comer. Pero debo hacerlo, lo prometí después de todo.Comencé lamiendo su tronco, y luego empecé a subir hasta la "gran" punta, sabía raro, pero no era desagradable. Él cada vez hacia sonidos muy raros y de la nada, agarró mi cabeza nuevamente y me empujo contra él. De la paleta, comenzó a salir un viscoso líquido. No podía moverme, si lo dejaba en mi boca me podría ahogar, porque era demasiado, así que lo tragué todo. En ese momento, probé el más delicioso manjar que jamás había probado. Ahora entiendo el por qué quería que probara de la paleta, él sólo estaba pensando en darme algo aún más delicioso. Aunque por alguna razón él se disculpó y se quedó en piedra. Yo quería más de ese jugo espeso, así que empecé a chupar su vara otra vez.
El sonrió cuando empecé a hacerlo, y me dijo: "quieres más leche de pene, Elma". así que su nombre es leche de pene, había escuchado la leche viene de unos animales llamados vacas, pero quien diría que también proviene de los hombres. Como no podía sacar su pene de mi boca, solo pude asentí con la cabeza, quería mucha más leche. Pero me apartó de él, y me llevó a un lugar donde, según él, podría tomar muchísima más leche de pene, un lugar llamado hotel. Parecía un lugar donde sirven mucha comida deliciosa y elegante, cuando llegamos a nuestro salón, en vez de una mesa, había una cama enorme, y muchos hombres sin nada de ropa, y muchos penes, de diferentes formas y tamaños, listas para expulsar sus jugos y a la vez, cubiertas de dulces, crema y chocolate.
Entonces, impulsada por la gula, empecé a degustar esos penes cubiertos, sabían tan bien con el chocolate y la crema. Pero yo ansiaba el plato principal, esa leche deliciosa que salía de los hombres. No fue difícil que todos me la dieran, pero era tanta que terminé bañada en ella. Llegó un punto en el que mi cuerpo se comenzó a reaccionar extraño, mientras más comía, mi cuerpo comenzó a ponerse caliente, tal vez la leche de hombre es mala después de todo. Les dije que pararan, porque me sentía rara y quería irme a casa, pero ellos solo se limitaron a sonreír.
Mi compañero, se acercó a mí, y me dijo que la mejor solución para ese calor era quitarse la ropa. Y comenzó a quitarme mi traje de trabajo. Yo no quería que lo hiciera, le dije que se detuviera o sufriría las consecuencias, pero... justo en ese momento, comenzó a tocar con sus dedos mi zona más íntima, sentí tan rico que no podía pensar con claridad, solo lograba tartamudear. De pronto, me bajó la ropa interior, dejando mi vagina expuesta, y comenzó a meter sus dedos. Todos se empezaron a burlar de mí, ya que ese lugar se estaba poniendo mojada y resbalosa, sus dedos cada vez entraban y salían con más facilidad.
Entre varios de ellos, me tomaron y lanzaron a la cama, y abrieron mis muslos, dejando mi entrada inferior exhibida ante todos. Uno de ellos tomó su pene, y lo metió dentro de mí sin siquiera titubear. Fue doloroso en un principio, pero luego comenzó a sentirse muy bien, veía como una y otra vez, mi vagina tragaba el pene de aquel hombre. Mi mente estaba en blanco, los demás hombres comenzaron a usar todas las partes de mi cuerpo para frotar sus paletas cubiertas, las cuales, de uno en uno, me daban a probar. También salía de ellos, la dulce leche de pene que tanto me encanta. Después de un rato de estar metiendo su verga en mi interior, aquel hombre dejó salir su manjar. Y al verla salir lentamente de mí, y sintiendo pena de desperdiciar tal delicia, metí mis propios dedos para poder expulsarla y comerla, hasta los lamí hasta no dejar ningún resto. Quería más, aún más leche de pene, mi adicción a ella no hacía más que comenzar, pero los hombres estaban agotados y querían irse. Pero no podía permitirlo, pude notar que la leche venía de aquellos saquitos que colgaban junto a sus paletas, y yo quería dejar cada uno de esos saquitos vacíos hasta la última gota. Asustados por mis intenciones, trataron rápidamente de escapar, pero yo soy mucho más veloz, y aunque luego debería disculparme con los dueños del hotel por romper el seguro de la puerta, tenemos mucho tiempo hasta que alguien lo note y vengan a rescatarnos jeje.
Ese algo no me importó para nada, iba a comer gratis. Entonces fuimos a restaurante, y comí de todo: Ramen, carne de cerdo, dulces y muchas otras cosas deliciosas. Estaba tan llena y feliz, que ahora sólo quería llegar a casa a descansar, le agradecí por todo y me dispuse a irme, pero mi compañero, el cual ni siquiera sé su nombre, me detiene diciendo que todavía falta regresar mi favor.
Me llevo de la mano a un oscuro callejón, y me pidió que me arrodillara frente a él, lo hice sin problemas, y entonces de su pantalón sacó una extraña paleta. Él me dijo que, si la "devoraba", la deuda quedaría saldada. Eso parecía muy fácil, comer es mi especialidad, y si lo hacía rápido, podría volver a casa. Entonces le di una fuerte mordida, para acabar con mi deuda de una vez. Un gran grito de dolor salió de él, y de inmediato, me tomó de la cabeza con mucha fuerza, me dijo que estas paletas no deben morderse, solo lamer y chupar. Que paleta más extraña, no se ve para nada deliciosa y es molesta de comer. Pero debo hacerlo, lo prometí después de todo.Comencé lamiendo su tronco, y luego empecé a subir hasta la "gran" punta, sabía raro, pero no era desagradable. Él cada vez hacia sonidos muy raros y de la nada, agarró mi cabeza nuevamente y me empujo contra él. De la paleta, comenzó a salir un viscoso líquido. No podía moverme, si lo dejaba en mi boca me podría ahogar, porque era demasiado, así que lo tragué todo. En ese momento, probé el más delicioso manjar que jamás había probado. Ahora entiendo el por qué quería que probara de la paleta, él sólo estaba pensando en darme algo aún más delicioso. Aunque por alguna razón él se disculpó y se quedó en piedra. Yo quería más de ese jugo espeso, así que empecé a chupar su vara otra vez.
El sonrió cuando empecé a hacerlo, y me dijo: "quieres más leche de pene, Elma". así que su nombre es leche de pene, había escuchado la leche viene de unos animales llamados vacas, pero quien diría que también proviene de los hombres. Como no podía sacar su pene de mi boca, solo pude asentí con la cabeza, quería mucha más leche. Pero me apartó de él, y me llevó a un lugar donde, según él, podría tomar muchísima más leche de pene, un lugar llamado hotel. Parecía un lugar donde sirven mucha comida deliciosa y elegante, cuando llegamos a nuestro salón, en vez de una mesa, había una cama enorme, y muchos hombres sin nada de ropa, y muchos penes, de diferentes formas y tamaños, listas para expulsar sus jugos y a la vez, cubiertas de dulces, crema y chocolate.
Entonces, impulsada por la gula, empecé a degustar esos penes cubiertos, sabían tan bien con el chocolate y la crema. Pero yo ansiaba el plato principal, esa leche deliciosa que salía de los hombres. No fue difícil que todos me la dieran, pero era tanta que terminé bañada en ella. Llegó un punto en el que mi cuerpo se comenzó a reaccionar extraño, mientras más comía, mi cuerpo comenzó a ponerse caliente, tal vez la leche de hombre es mala después de todo. Les dije que pararan, porque me sentía rara y quería irme a casa, pero ellos solo se limitaron a sonreír.
Mi compañero, se acercó a mí, y me dijo que la mejor solución para ese calor era quitarse la ropa. Y comenzó a quitarme mi traje de trabajo. Yo no quería que lo hiciera, le dije que se detuviera o sufriría las consecuencias, pero... justo en ese momento, comenzó a tocar con sus dedos mi zona más íntima, sentí tan rico que no podía pensar con claridad, solo lograba tartamudear. De pronto, me bajó la ropa interior, dejando mi vagina expuesta, y comenzó a meter sus dedos. Todos se empezaron a burlar de mí, ya que ese lugar se estaba poniendo mojada y resbalosa, sus dedos cada vez entraban y salían con más facilidad.
Entre varios de ellos, me tomaron y lanzaron a la cama, y abrieron mis muslos, dejando mi entrada inferior exhibida ante todos. Uno de ellos tomó su pene, y lo metió dentro de mí sin siquiera titubear. Fue doloroso en un principio, pero luego comenzó a sentirse muy bien, veía como una y otra vez, mi vagina tragaba el pene de aquel hombre. Mi mente estaba en blanco, los demás hombres comenzaron a usar todas las partes de mi cuerpo para frotar sus paletas cubiertas, las cuales, de uno en uno, me daban a probar. También salía de ellos, la dulce leche de pene que tanto me encanta. Después de un rato de estar metiendo su verga en mi interior, aquel hombre dejó salir su manjar. Y al verla salir lentamente de mí, y sintiendo pena de desperdiciar tal delicia, metí mis propios dedos para poder expulsarla y comerla, hasta los lamí hasta no dejar ningún resto. Quería más, aún más leche de pene, mi adicción a ella no hacía más que comenzar, pero los hombres estaban agotados y querían irse. Pero no podía permitirlo, pude notar que la leche venía de aquellos saquitos que colgaban junto a sus paletas, y yo quería dejar cada uno de esos saquitos vacíos hasta la última gota. Asustados por mis intenciones, trataron rápidamente de escapar, pero yo soy mucho más veloz, y aunque luego debería disculparme con los dueños del hotel por romper el seguro de la puerta, tenemos mucho tiempo hasta que alguien lo note y vengan a rescatarnos jeje.
1 comentarios - Historia Fanfic: Un nuevo manjar
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